13. Secuestro
Alejandra
Sentí una gran punzada atravesar mi cráneo, como si mi cabeza quisiera partirse en dos. Con pesadez y lentitud comencé abrir mis ojos, primero uno y después el otro, quise volver a cerrarlos porque mi cabeza daba muchas vueltas; así como si estuviera en las canastillas. Estaba mariada, con un fuerte dolor de cabeza y con una cruda tremenda, necesitaba agua, mucha agua. Era como un remolino en mi contra, uno que gira, gira y gira; en una de tantas vueltas que daba me percaté de que....—no es mi habitación— me dije, mire desconcertada, desorientada y asustada cada parte del lugar, era lindo pero no era mío. ¿Que hacia aquí? ¿Sería un hotel? ¿Estaba tan borracha que me desmaye? ¿Quién me trajo? ¿Habrá sido Aldo, algún conocido o alguien desconocido? Sin duda pensar en una respuesta no hacía más que empeorar mi estado.
Con mucho trabajo me puse de pie e intente caminar, sin embargo un pequeño peso en mi tobillo detuvo mis pasos.
—¡¿Pero que?!— mire sorprendida, era una ¡cadena! ¿Porque rayos estaba encadenada? Sentia como si el aire se me fuera— tranquila Ale, a ver, piensa. Haz memoria— cerré con fuerza mis ojos intentando que la cruda ni el llanto se interpusiera con esto. Y de pronto como un flash todo regreso a mi cabeza.
Aldo diciéndome que me iba a dejar y yo negandome porque no quería que su hermana estuviera sola, yo saliendo borracha de la fiesta de fin de curso, la oscuridad y soledad de la calle mientras sentía que alguien me observaba, para al final encontrarme con un rostro que nunca antes vi.
Sentí mis lágrimas acumularse, mi cuerpo tensarse, quise hacerme pequeña. ¿Porque estaba aquí? ¿Quien me trajo? ¿Regresaría algún día a mi casa? Eran tantas las preguntas que rodaban en mi cabeza que hasta después de algún tiempo me di cuenta que a lado de la cama había una charola con comida. Todo se veía delicioso, Hot cakes con mermelada de fresa, jugó de naranja, algunos sándwiches de jamón y otros de salchicha, fruta picada y un pedazo de Pay de limón; sin duda mi estómago me pedía a gritos que probara por lo menos un bocado, pero no. No sabía si eso de igual manera tuviera algo para hacerme dormir, así que con todo el dolor del mundo negué. Mire una vez más a mi alrededor para empezar a buscar algo con que pudiera liberarme.
Pasaron unas cuantas horas y ya no podía más, las lágrimas salían como un completo mar, en toda esta maldita habitación no había nada que pudiera ayudarme a quitarme esta maldita cadena que ya comenzaba a molestarme.
Ya me había desesperado sólo había encontrado un par de cajas anticonceptivas con lo que parecía la pastilla del día siguiente, cosa que sólo me hizo tensar, desesperarme más y gritar por ayuda hasta casi quedar afónica. Había caminado todo lo que esta me permitía, mi cabeza daba más vueltas de lo normal y quería vomitar, tenía hambre pero no sabía ni quien había dejado eso ahí. ¿Y si me mataba? Bueno no es que en estos momentos de mi vida este de la mejor manera, pero quizás si veo a mi captor lo convenza de que mi familia no tiene dinero y me deje ir..... o quizás.... sea un tratante de blancas. NO, basta Ale, sé positiva; me gustaría serlo pero ciertamente dado a estas condiciones no estoy segura sí sea lo mejor.
—Todo va a estar bien— trató de convencerme, agarró lo único que en estos momentos puede darme consuelo. La almohada, la abrazo lo más fuerte que puedo y lloro, quiero irme a casa. No supe cuanto tiempo paso y tampoco me interesaba saberlo, cerré mis ojos con fuerza intentando despertar quizás de este mal sueño pero eso no paso, lo único que sucedió es que quede sumida en un profundo y oscuro sueño.
Sentí como alguien sacudia de manera suave mi hombro.
—Cinco minutos más, mami—
Escuché una risa resonar en la habitación— amor, despierta— esa voz. Por un momento había olvidado mi situación, abrí lentamente los ojos y me encontré con aquellos azules profundos, bueno o eso creía yo, a veces parecían de ese color otras atinaba más a un tono gris, yo prefería el término azul opaco.— Buenos días, mi vida— sonrió. Un momento ¿Qué?
¿Mi vida? ¿Mi amor? ¿Porque rayos me llamaba así? Frunci el ceño. Realmente me interesaba saber porque me decía de esa manera sí ya había regresado con su esposa; aunque ahora mismo lo que más me interesaba era saber en donde estaba y que quería de mi como para tenerme de esta manera.
—¿Dónde estoy?— cuestione confundida y en tono serio.
El sólo me miró y siguió con su estúpida sonrisa— ¿Tienes hambre? Veo que no haz comido nada ¿apenas despertaste? Soy las 2 de la tarde, así que sí........
—¡¿Dónde estoy?!— exclame al ver que me ignoraba.
Volvió a ignorarme— me llevo esto, ahorita te traigo de comer. Te van a encantar las salchichas alemanas— dijo animado para salir.
Estúpido, estúpido, estúpido ¿Qué sucede con él? Fue cuestión de minutos para que de nuevo volviera a entrar con la bandeja de comida completamente diferente a la interior y más caliente.
—Espero te guste, bueno no soy mal cocinero sino todo lo contrario— sonrió con orgullo. Si será imbécil.— son salchichas.....
—¿Porque estoy aquí?— interrumpi, me miro un poco impaciente asi como molesto.
—.....Salchichas de mi natal Alemania y esto es......
Si él me ignora, pues yo más— ¿Porque me ha traído aquí?— lo vuelvo a interrumpir pero esta vez de manera más seria
—Es obvio Ale, porque eres mía, me perteneces y tu deber es estar conmigo— respondió con toda la normalidad del mundo. ¿Cómo que le pertenezco?
Con sólo escucharlo me quedo con la boca abierta. ¿Que le pasaba? ¿Porqué decía todas esas estupideces? Sabía que le faltaba un tornillo, pero no creí que fuera el más importante.
—Estas loco— salió de mis labios.
Una sonrisa se visualizo por el contorno de sus labios—por ti, sí.
Dios, dame paciencia, no mejor dame fuerza para poder darle una golpiza y salir de aquí.
—¿Dónde estoy?— cuestione una vez más.
—En casa— esta no era mi casa— ahora come que se va a volver a enfriar— como si me importará.
—Esta no es mi casa— resonge con seriedad. Pude ver su semblante cambiar radicalmente a uno enojado, debo admitir que me asusta pero no me importa ¿Qué más podría hacer? Me ha secuestrado, porque esta claro que eso es, un maldito secuestro.
Se acerca un poco, logrando que me haga para atrás como acto de reflejo— no quiero discutir— inicia con voz severa—por favor, come. No quiero que te enfermes por no hacerlo.
—Pues no tengo hambre, además no entiendo porque se preocupa si me ha secuestrado.
—No me dejaste más opción, tú eres absolutamente mía, además te echaba mucho de menos— no, es que esto sí es el colmo. ¿Cómo se le ocurría decir semejante estupidez?
—Callese, usted es un hipócrita y un mentiroso.— dije con enojo
Su ceño se fruncio más de ser posible, comenzó a apretar la quijada así como los puños— yo sólo quiero que me ames, por eso he tenido que tomar estas medidas.— ¿en que momento cambio aquel tono severo por uno de tristeza?
—Pues yo jamás lo amaré— decrete— usted ni yo deberíamos estar aquí. Usted le dijo a Anel que lo intentaria con su esposa, se alejaría de todos nosotros. Se supone que me dejaría en paz, por eso se fue. Es un estúpido mentiroso.............
—CÁLLATE— aquello fue de imprevisto que me hizo dar un pequeño salto del susto— aquí la única estúpida fuiste tú. Porque yo en ningún momento dije que te dejaría, deje a Anel más no a ti, dejarte ir nunca ha estado en mis planes ¿y sabes porque? Porque eres mía y lo que me pertenece siempre lo mantengo a mi lado. ¡Te guste o no! ¡Scheiße! Ich dachte es wäre klar (¡Carajo! Pensé que estaba claro)— no supe que fue lo que dijo, pero ahora sabía que era alemán y que no estaba nada contento. Yo sólo quiero que me deje en paz.
Se acercó a mi y me tomo con fuerza del brazo— me lástima— me queje y es que sentía como si me lo fuera a romper.
—Come porque créeme que no quiero enseñarte lo malo que puedo ser, sino me obedeces— amenazó. Confirmado. Este tipo es más bipolar que nadie.
—No tengo hambre— mentí
—Alejandra— amenazó
—Ya le dije que no.— ¿de verdad serviría de algo hacerse la valiente?
Me sólo, elevó su puño y yo sólo cerré mis ojos con mucha fuerza esperando el impacto. Se escucho como su puño daba un fuerte golpe, yo lloré. Abrí los ojos y vi que habia golpeado la pared, que patética soy.
—Con una mierda que comas o te vas a enfermar.
—Deje de fingir preocupación. No voy a comer eso— de un momento a otro sentí como algo se revolvía en mi panza y subía desde ella a mi garganta, para al final salir de una manera tan asquerosa como su sabor.
Vomite, maldita cruda, maldito alcohol, saben horribles. El señor Dunkel tomó de mi cabello, alejandolo de mi rostro e inició dando unas palamaditas en mi espalda.
—Tranquila. Yo estoy aquí—.Me giré a verlo, quería gritarle ¿quien diablos le dijo que yo lo quería a mi lado? Sin embargo, no pude decir nada, porque de nuevo ese líquido salía de mi interior.
Fue cuestión de segundos para que él se separará de mí y escuchará la puerta abrirse y cerrarse.Una, dos fueron varias las veces que mi boca emitía sonidos de que expulsaba algo.
—No vuelvo a tomar.— me dije a mi misma. Aunque claramente sabía que eso era mentira. Porque el alcohol para mi, aunque suene feo, era el mismo elixir de los dioses.
Suspire y mire el guaquerio que había echo a un lado de la cama.
—Es asqueroso— de verdad que lo era, así que destendi la cama y tomé la sábana para así poder intentar limpiar un poco ese vomiterio.
Una vez listó arregle nuevamente la cama con la única cobija y me recoste— ¿A dónde habrá ido ese tipo?
No era que me importará, Pero necesitaba que me dejará salir, lo que menos quería era estar con el. Suspiró. Se supone que ya me había librado de él y ahora resulta que no. Es tan injusto.
Mi estómago ruge de hambre, estoy tentada a dar bocado a la comida que el señor Dunkel trajo pero no me fío ni un poco de él.
Suspiró y abrazo con fuerza mi panza, tranquila Ale, todo estará bien tú confía. Me digo, a pesar de que intento convencerme de que lo estará hay algo en mi interior que me impide estar segura de ello. Grito una vez más, deseando que esta vez alguien me escuche, en cambio obtengo el mismo resultado que hace rato Cierro mis ojos aguantando todas esas ganas de llorar, debo ser fuerte. E intentando pensar en que es lo que ese loco hará y con la absurda esperanza de que me dejará marchar con la condición de que no lo delante, me quedo profundamente.
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Como si algo cayera alrededor abro los ojos, un poco desorientada me paró de la cama y comienzo a caminar, pero aquel jalón en el tobillo es lo que me hace detener, es ahí cuando una vez más caigo en mi realidad donde yo estoy encadenada y lejos de lo que hasta para mí ayer era algo normal.
Con mis manos froto mis ojos y es que comienzan a escucharse muchos ruidos extraños, el sonido de una puerta abrirse es lo más formal que escucho, seguramente ha llegado; corro de regreso a la cama, sus pasos se escuchan de lleno en todo el lugar, que escandaloso y yo que siempre lo vi como alguien sumamente escurridizo.
La puerta se abre de golpe al mismo tiempo que mi mirada cambia a una de angustia y sorpresa. Es el profesor Dunkel pero a la vez no parece él; sus ojos están tan rojos y de igual manera reflejan una gran irá, su oscuro cabello esta más que despeinado así cómo su ropa desliñada. Aquel olor es casi idéntico que a como yo olía en la fiesta, estaba completamente ebrio.
—¿Te divertiste tanto burlandote de mi?— cuestiono con enojo y con aquel acento que caracteriza a los borrachos.
—¿Qué?— estaba confundida, no entendía a lo que se refería. A pasos grandes y sin verlo venir ya lo tenía frente a mi. No supe porqué o si por lo menos había razón alguna tampoco lo previne, sólo que, sentí un fuerte ardor en mi mejilla derecha, mi cara había sido volteada mientras el eco del "zas" aun se escuchaba.
—ERES UNA ZORRA ALEJANDRA, Du bist eine Hure, Verdammte Schlampe, schamlos (Eres una puta, maldita perra, desvergonzada)— gritaba en alemán mientras me sacudia sin tacto alguno. Me lastimaba, asustaba y me hacía sentir más desorientada de lo que ya estaba.
Lloré y más cuando sentí otra bofetada atravesar mi rostro, haciéndome caer en la cama. No tenía ni la más mínima idea de lo que pasaba, dirigí mi mano hacia mi mejilla intentando sobarla, aunque esto sólo logró que el ardor ser hiciera más potente, mi cuerpo temblaba; no parecía él, sus bellos ojos azules tenían una inyección carmesí. Intente alejarme lo más que la cadena me lo permitiese.
—¡AYUDA! ¡POR FAVOR!— grite desamparada, sus mirada me mataba o por lo menos eso trataba. Nunca sentí tanto miedo como ahora mismo.— SOCORRO, ALGUIEN POR FAVOR
El peso de saber que él seguía viedome fijamente hacían que cayera en un gran grado de desesperación.
—Así como lo hiciste con ese idiota lo harás conmigo— negué, yo no había echo nada con nadie no entendía de donde sacaba eso y mucho menos quería que ese tipo me tocará.— Si— afirmó.— si tan perra fuiste para acostarte con ese mocoso, lo serás para acostarte conmigo. ¿Entendido?
En ese momento el jaló de la cadena, atrayendome hacia el.
—No, por favor.— las lágrimas volvían una vez más, yo no quería.
—CALLATE— grito y se puso encima de mí, solte un sollozo porque era mucho más grande y musculoso que yo, no pesaba exactamente igual que una pluma.
—No quier.....— intente decir pero sus labios rápidamente se posaron sobre los míos, los cerré con fuerza para no darle paso. Pero eso sólo ocasionó que los mordiera con fuerza y un hilo de sangre saliera por mi boca.
—TE HE DICHO UN MILLÓN DE VECES QUE CUANDO YO TE BESE TU ME DAS ACCESO A ESA LINDA BOCA— estaba enfadado, su olor realmente era peor que el mío, pareciera como sí se hubiese tomado toda una cantina completa— te niegas a acostarte conmigo, pero a ese escuincle baboso bien que le abrias las piernas.— estaba completamente asustada y confundida nada de lo que decía era congruente. Por lo tanto estaba en shock por eso y por lo que sucedía en ese instante sólo podía llorar y me arrepentí de no haber dicho nada para hacerle entender que eso era una mentira porque al parecer lo tomó con una afirmación. Metió sus manos dentro de mi blusa y tomó mis pechos con brusquedad.
—Suelteme, por favor. Usted me prometió que nunca me haría nada— intente, recordándole lo que me dijo hace algunos meses.
No me escucho, su mirada miro atento cada botón y de un sólo jalón deshizo cada uno de ello, para así comenzar a absorber cada parte de mi cuerpo. Su lengua me babeaba y yo me sentía morir del asco. Cada marca que hacia ardían y quemaban tal como un fósforo que dejas consumir pero no lo sueltas.
—Se lo suplicó. Suelteme— volví a pedir, pero parecía no quererme escuchar; sus manos pellizcaban mis senos como su boca en esos momento estaba en mi cuello. No escuchaba, yo no dejaba de llorar y suplicar que parará; así como él no paraba de ignorarme.
Entonces lo único que se me ocurrió fue; mordi con fuerza su hombro. Grito y se alejó un poco de mi, porque aun no se quitaba.
—Verdammt (Maldita)— exclamó
Con puño cerrado volvió a estrellar contra mi cara, aquel no sólo me habia dolido más que los anteriores, sino que también me había dejado aturdida ¿era posible eso o yo era demasiado débil?
—Por favor, no me lastimes. No me haga esto, se lo suplicó— lloraba débilmente cuando sentí sus dientes morder el contorno de mis pezones. Cerré los ojos con fuerza, mi rostro parecería un mar de lágrimas.
Negué una vez más cuando sentí que bajaba de un solo jalón mis pantalones como mis bragas.— no... No...— Me moví lo más que pude, cosa que Cadi era nula así como intentar mover una pesa de una tonelada.— AAAAA— grite cuando entró en mi de una sola embestida— BASTA ME DUELE, POR FAVOR ME DUELE MUCHO— sin importar que asqueroso o doloroso fuera lo anterior, nada se comparaba con lo que en estos momentos sentía, en cualquier momento ese hombre me partiría en dos.— SAL, SAL. TE LO IMPLORO, TE LO RUEGO ¡SAL!— entraba y salia de manera brusca— BASTA, BASTA — enterre con fuerza mis uñas en sus hombros ocasionando una pequeña pequeña herida entre sus tatuajes, como si eso pudiera evitar esto. Lo escuche gemir una y otra vez, mientras yo sólo contaba los segundos como años para que esto terminara. Me dolía mucho, mi garganta se sentía rasposa de tanto gritar, mi cuerpo estaba más débil. Sus embestidas seguían tan rápidas como las anteriores.
Un hilo de algo recorría mis piernas, era sangre. Yo no era virgen, la había perdido hace algunos años con Aldo, sin embargo, esto era más doloroso que cuando la perdí, y la mejor prueba era que a pesar de no ser virgen estaba sangrando (No era mi menstruación, de eso estaba segura).
Me sentí como una estúpida porque al final dejo que haga con mi cuerpo lo que quiera. Su respiración se acelera mucho más; intento mirar hacia otro lado intentando convencerme de que esta no es mi realidad.
Un gruñido ronco sale de su boca y las estocadas empiezan a cesar, se detiene ahí por unos momentos, yo me niego a verlo, cierro con fuerza mis ojos. Siento que sale de mi interior, yo no me muevo, no me importa si estoy desnuda en frente de él. Simplemente no quiero verlo ni que me diga nada. Oigo como sube la bragueta de su pantalón y al final la puerta cerrarse.
Aunque quisiera moverme, no puedo; me duele todo, en especial esa parte. Lenta y cuidadosamente intento sentarme, dirigo mi mirada a mis piernas y efectivamente ese hilo rojo, es sangre. Lloro y con todo la fuerza de voluntad que tengo subo cuidadosamente mi ropa interior y mi pantalón, no será que regrese otra vez.
—Duele— me quejo.
Al final anrazo mis piernas, y lloro. Me humilló de la peor manera en que se le puede hacer a una mujer. Me tiró a llorar mientras ocultó mis rostro en mis piernas.
—Dios, ¿qué mal hice para merecer esto?— pregunté, la cama de igual manera tiene una gran mancha de sangre. De verdad que no entiendo esto.
Cuando conocí al profesor Dunkel supe que era una persona fría y con carácter fuerte, después sólo vi a un maloras, después de descubrir que era el novio de mi prima por un corto tiempo creí que era alguien amigable y por último yo quería que fuera un capricho. Sí de algo estoy segura es que nunca creí que el profesor Cayden Dunkel fuera capaz de cometer esta locura de secuestrarme o de abusar de mi.
Miro el techo por un largo tiempo, es lo único que puedo ver porque la ventana más cercana esta hasta arriba. No se porque, pero no puedo dormir ni creo poder hacerlo. Temo que él regrese y me haga más daño. Una pequeña luz se asoma por esa ventana, al parecer ya amaneció, conforme pasa un tiempo prolongado la luz se hace más intensa. Mis ojos ya no pueden más, en el momento en que comienzan a cerrarse la puerta se abre y una figura de 1.90 entra, impulsivamente intento ir del otro lado pero la maldita cadena me detiene.
Mi cuerpo tiembla de una manera anormal, mi respiración de agita cada vez más ¿soy yo o la habitación se encoge? Quiero salir de aquí pero mi cuerpo esta paralizado. Quiero esconderme, pero ya no puedo ir más allá de donde estoy, me hago pequeña en mi lugar y siento como una vez más las lágrimas vuelven a caer, niego repetitivas veces. No quiero que me vuelva a tocar, me niego a revivir lo de ayer. A pesar de que mi cuerpo me duela los mil demonios abrazó con fuerza mis piernas y escondo mi rostro en mis rodillas, mis uñas traspasa mi pantalón sin embargo, eso es lo que menos me importa; tan sólo no quiero que este cerca de mi. Tengo miedo, tengo pavor y más cuando, a pesar de no escuchar sus pasos venir hacia mí, sí los siento.
—No, por favor. Otraz vez no— Me suelto a llorar más. Le da la vuelta a la cama y llega del otro lado de donde estoy yo.
De pronto lo escucho caer, toma mi mano y la sujeta con una fuerza que no lastima. Cierro mis ojos para no verlo, pero la maldita curiosidad de saber que es lo que pasa a mi alrededor lo arruina.
—Lo siento amor, de verdad lo siento. No supe que fue lo que me paso, los celos se apoderaron de mí y— acaso, ¿estaba llorando?— yo creí que tú me habías engañado con ese idiota y al verte vomitar pensé que estabas embarazada. Estaba tan enojado que fui a un bar y ahí......— se detuvo un momento, en esos instantes no sabía que sentir exactamente, el dolor y el pavor no se iban, en cambio, algo se iba transformando poco a poco en furia y rabia.
Ver sus malditas lágrimas provocaban eso, u es que no entendía. ¿Por qué mierda lloraba? Sí, él estaba bien, nadie lo había violado, nadie lo había lastimado tal como él lo hizo conmigo.
—Tomé mucho— ¿enserio? ¿Me lo jura?— y de pronto me encontraba consumiendo algo más que nunca antes llegue a consumir. Por favor perdóname, sé que no tengo ni como abalarme para que confíes en mí después de lo idiota y gilipollas que fui ayer contigo.
Maldito infeliz, eso es lo que es.
—Pero de verdad quiero que esto funcione. Por favor. Te necesito, amor. Tú eres esa pieza que le faltaba a mi vida y no quiero perderte— sus ojos estaban tan rojos como ayer, ¿será que el efecto del alcohol y la droga sigue teniendo efecto? O podría ser que en verdad esta llorando de arrepentimiento, no eso es imposible, él es el peor hombre de la faz de la Tierra.
Me tense cuando su cuerpo se posicionó tan cerca del mío y sus brazos rodeaban mi espalda.
—Sé que te dije que nunca te lastimaria y te falle, pero quiero que sepas que estoy en verdad arrepentido y que nunca más lo volveré a hacer, porque tú lo eres todo para mi.— con cada palabra "dulce" que me daba tan sólo lograba hacer mi furia crecer más.
—Suelteme— apenas y pude articular— Sueltame— repetí— QUE ME SUELTE— grite y con fuerza que ni siquiera sabía que tenía lo aleje de a mí, aunque bien fue suerte de que él no ejerciera ni la más mínima fuerza. Me miro lastimado y sin poder controlarlo mi mano se estrelló en contra de su mejilla, la palma me dolía, seguramente más de lo que a él le llegó a doler — lo odio— dije destrozada y con la voz llena de rencor; su mirada se oscurecio, apretó los puños y en ese momento supe que me iría mal.
—No— inició con voz sería—no, no, no— comenzaba a alterarse y repentinamente la lámpara que estaba en el Buró, fue estrellada hacia el otro lado del cuarto, Di un brinco por la impresión. Y de nueva cuenta volvió a abrazarme.— perdón, perdón, de verdad perdóname— lloró una vez más. Nunca me imagine que este hombre pudiera llorar, ni siquiera que tuviera sentimientos— tú no puedes odiarme porque yo te pertenezco de la misma manera en que tu me perteneces.— susurró, de pronto ese sentimiento de impotencia se establecía en todo mi interior.
Tenía ganas de alejarlo y volverlo a golpear, gritarle que dejará de decir pura basura, ni él mismo se entendía un carajo. Eran tantas cosas; mi interior exigía que lo hiciera, que le hiciera saber todo lo que verdaderamente pensaba de él, aunque la realidad era otra porque la otra parte de mí, me indicaba que sí lo hacía podía irme peor que ayer y que quizás esta vez no sólo yo la pagaría, porque aun recordaba todas aquellas amenazas en mi casa. Así que como una estúpida sólo me quedé callada, escuchando toda su demás mierda.
—Te prometo que no volveré a lastimarte, sólo confía en mí— Alejó un poco su rostro y tomó de mi barbilla para alzarla y hacerme mirarlo— te prometo que tú me amaras de la misma manera en que yo te amo a ti.....
De verdad que ya no podía escucharlo más, por lo que lo interrumpó— ¿Puedo darme una ducha?— pregunto, siento como ahora él es el que se aleja.
—Por supuesto amor— seca sus lágrimas, me mira y yo volteó a otro lado.
—¿No quieres desayunar antes? — pregunta. Y yo niego, necesito ir al baño para poder orinar y para quitarme todo rastro de él.
—Bien cariño. Deja voy por la llave para quitarte la cadena— asiento y el sale. Rápidamente me acerco al Buró que esta a lado de la cama y parece tener lo que es ropa de mujer, ahí eh escondido las pastillas que me eh encontrado, ni loca pienso quedar embarazada, fui una estúpida al haber llorado u lamentarme ayer en lugar de tomarla. Agarró el vaso de agua que esta en la cajonera de madera, meto la pastilla a mi boca para beber un trajo de ese jugo que ya se ha echado a perder debido por el calor y no refrigeración. De nuevo escondo el paquete de pastillas, poco después entra el Profesor Dunkel.
Se acerca a mi tobillo e inserta la llave en la cerradura de la cadena para quitarmela, abre sus ojos y nuevamente unas pequeñas lágrimas se asoman— yo lo siento mi amor— y resulta ser más chillón de lo que jamás imaginé, porque si algo era cierto es que jamás imaginé que ese hombre frío, manipulador y prepotente fuera capaz de llorar.
Comienza a sobar y dar un pequeño masaje a aquella parte amoratada.
—Por favor, quiero bañarme ya. — digo desesperada.
—Claro ¿puedes caminar?— hago un movimiento afirmativo con la cabeza. Sin embargo, aún así me toma del brazo, no se sí agradecerle o golpearlo, por que si que me duele todo y me cuesta trabajo pisar Sin que mi parte íntima o mis piernas me duelan. Con cuidado me lleva a la puerta que esta a tan sólo un par de metros de la cama ¿es encerio?— aquí es el baño amor, me sorprende que no lo hayas notado.— ríe un poco.
Imbécil y yo también. Lo ignoró y entró para finalmente cerrar de un portazo, sin duda todo el cuerpo me duele. El lugar es bonito, el retrete y el lavabo son blancos, su piso es mármol con piedrecillas rosadas. Necesito hacer pis, muy tonta me he aguantado. Me siento en la taza y cuando comienzo con mi necesidad cierro los ojos con fuerza y entierro mis uñas en la palma de mi mano, arde horrores. No gritó porque temo que sí lo hago él venga y me encuentre en esta posición vergonzosa, me limpió con cuidado y miro mi pataleta, esta completamente manchada de sangre, ahogó un sollozo. Me pongo de pie para comenzar a quitarme la ropa, me acerco al lavabo para poder mirarme en el espejo.
Mi rostro regresa a la humedad, mis ojos parecen ser un río. Mi rostro esta........ en mi mejilla cerca de mi luna hay un gran moretón, más verde que morado; mientras mi mejilla izquierda tiene un moretón más pequeño pero esta completamente roja y mi labio esta roto. Bajo un poco más la mirada llevo mis manos a mi boca para mi grito no se oyera, no solo tenía unas grandes y muy obvias marcas rojas desde mi cuello hasta mis piernas, sino que también estaba llena de moretones; abrí la llave de la regadera y sin importarme la temperatura del agua me metí, únicamente quería quitar cualquier rastro que mi cuerpo podía tener de él, no importaba su tenía que arrancarme la piel.
—Amor ¿estas bien? Princesa ha pasado más de media hora— Ah, ¡acaso también va a controlar mi tiempo en el baño.— voy abrir.
Informó y de inmediato me apresuro a decir— ¡NO! Aun no terminó, por favor. — escucho que suspira.
—Ya he arreglado el desorden. Dejo tu ropa en la habitación, estúpidamente prepare todo menos la ropa— rió con cierto nerviosismo— espero no te importe usar pijama de día. Te calentare algo de comer. Grita cuando estés lista.
—Ok.
Lo escuche salir del cuarto y solte todo el aire que guardaba. Ahora resulta que debo usar su ropa, wow.
Como no estoy nada segura de que cumpla con lo que dijo me apuro para salir y cambiarme lo más rápido que puedo. Cuando salgo me doy cuenta que, efectivamente es una pijama tal y como él lo dijo, para ni alivio no es de él, sino es de mujer. ¿Será de su esposa? Sí lo es, es un maldito cínico.
Sé que dijo que le llamará cuando terminará pero lo que menos me apetece es verlo. Tengo que salir de aquí ya ha abusado de mí y estoy más que segura que a pesar de toda la terapia que reciba del mundo, jamás será suficiente porque nunca podré olvidarlo, eso es lo que una violación implica por esa razón los países conquistantes solían abusar de las mujeres de los derrotados porque era la victoria sobre ellos, la dominación que se ejercía para que no olvidarán quien estaba al mando. Era una humillación, humillación que Cayden Dunkel me hizo a mi. Y no pienso quedarme para que vuelva a hacerlo, no lo haré.
—No tengo tiempo, debo salir de aquí porque ese tipo esta loco— me susurre mientras daba vueltas en la habitación, sin hacer ruido subí a una silla para poder asomarme un poco a la ventana sólo miraba el cielo u algunos edificios de altura eso significaba que estábamos en uno, entonces porque nadie me ayudó. Por claras razones no puedo salir por la ventana, ahora no puedo enfrentarme a él porque esta más claro que no podría ganarle es más grande, musculoso y hábil que yo. Pero sí estuviera un momento inconciente........... corrí de vuelta al baño e intente quitar el espejo, comencé a fastidiarme y desesperarne porque no pude safarlo de la pared, al contrario una de mis uñas se rompió y se siente raro. Solté un suspiro cuando me Di cuenta que uno de los cuadros de mármol del piso estaba sacado, lo agarre. Quizás si le de muy fuerte tenga un poco de tiempo.
—Profesor Dunkel, ya terminé— dije nerviosa. Me coloque detrás de la puerta, mi cuerpo estaba tenso y a la vez temblaba, esperaba que esto funcionará.
El picaporte comenzó a girar y mis piernas a flaquear.
—¿Te parece si comemos en la sala viendo una película?— abrió y supongo que al no verme se tenso— ¿Ale? ¿Mi amor?— entró un poco más y lo estrelle en contra se su cabeza, aquella parte del piso quedó echa pedazos y el cayó de inmediato.
—Yo no quería hacer esto, pero no me dejó más opción— susurre mientras corría, eran varias puertas en un mismo pasillo pero ninguna de esas me serviría así que salí del corredor y me encontré con una pequeña sala bastante linda y cómoda, bingo una puerta. La abro y ¡Si! Salí. Son departamentos, corro hacia uno y tocó rápido la puerta.
—Por favor abran, necesito su ayuda, sólo que me dejen usar el teléfono— nadie sale, lo intento con los otros dos departamentos pero como el anterior siguen sin responder. Que gente más imbécil. Ya no pierdo más el tiempo y corro al elevador, lo llamó, mi piel se congela y mi respiración para al escuchar:
—Alejandra! HIER KOMMEN— ya había despertado, no tenía ni idea lo que decía pero sabía que era él y que no estaba nada contento. Con más desespero apreté el botón del elevador; no estoy segura si era sugestión o que, pero podía jurar que escuchaba cada paso que daba hacia la puerta y como la abría para seguir su camino al pasillo de las habitaciones.
Sentí mi corazón a mil, no de una manera bonita, sino todo lo contrario. Tumm....
Mire esperanzada al elevafor mientrad se abría, no lo pensé y entre, aprete varias veces el botón y cuando la puerta del departamento iba abriéndose la del elevador se cierra. Por lo que veo estábamos en el último piso y por lo que vi no había otro elevedor más que ése. No dejo que se detenga en ningún otros piso.
Llegó a la planta baja y busco rápidamente con la mirada al portero o alguien que pueda ayudarme, no hay nadie y no voy a detenerme a buscarlos porque capaz que como los inútiles de los departamentos de a lado no quieren ayudarme, corro hacia la puerta del edificio y salgo; por lo que veo es una unidad habitacional pero no veo nads de gente y eso que es bastante grande, lo sé porque llevo corriendo desde hace rato pero de verdad que no eh Visto a nadie más. Esto me está asustando parece como esas películas de miedo de los pueblos fantasmas, sólo falta que se me aparezca un payaso o una mujer de blanco, hay no, ni Dios lo quiera.
Estoy cansada, mi pecho me duele así como mi garganta y mis pobres pies, paró cerca de la zona de juegos, miró hacia todos los lados. ¿No se supone que en una zona habitacional hay muchas personas? Entonces escucho una melodía bastante fuerte, pero no es adentro de ahí sino......... Estoy a punto de salir, quiero saltar de alegría al saber eso. Sin perder más tiempo me dispongo a correr hacia donde la música suena, antes de tan siquiera moverme siento como alguien toma con fuerza de mi cabello.
—¿QUE MIERDA TE PASA? —
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