Capitulo 25

Me lanzó a la cama y se colocó sobre mí desesperadamente.

Sebastián: No sabés cuanto deseaba hacerte mía de nuevo- dijo con la respiración agitada

Mordí mi labio inferior y volví a besarlo.

Le quité la camisa y toqué su torso marcado. Besé su hombro y mordí su cuello levemente. Él me arranco la blusa y besó mis cenos por encima del sostén mientras tocaba mis muslos y metía ambas manos bajó la falda.

Pasó su mano por mi feminidad haciéndome estremecer, su lengua pidió entrar a mi boca y sin pensarlo la deje, realmente era placentera su manera de besar, él es tan posesivo.

Me encanta que me deseé tanto como yo lo hago.

Me coloqué sobre él sin dejar de besarlo, me separé de él y pasé mi lengua por su torso hasta llegar al elástico de su bóxer, lo bajé liberando su enorme erección, sonreí mientras mordía mi labio.

Comencé a lamer lentamente la punta de su miembro haciendo desesperar a Sebastián el cual me tenía tomada del cabello. Metí todo a mi boca y comencé a jugar con el.

Oír gemir de vez en cuando a Sebastián me excitaba demasiado.

Sebastián: Tu boquita me encanta- dijo ronco y seductor

Sonreí y volví a lamerlo. Comencé a hacer movimentos más rápidos hasta que se corrió.

Estaba más que excitada, quería que me tomará y me hiciera lo que sea.

Me senté en su miembro y ambos gemimos. Desabroche mi sostén dándole a Sebastián una buena vista de mis pechos, para luego empezar a moverme sobre su erección. Él se sentó y comenzó a lamer mis pechos haciendome gemir levemente.

Regresó a mis labios, pero esta vez los mordió con brusquedad, me quejé de dolor y él sonrió.

Me tomó de las caderas y me tiró a su par. Lamió mi abdomen y fué bajando hasta llegar a mi entrada. Mi corazón se aceleró y mordí mi mejilla interna por inercia. Sentí su deliciosa lengua pasar rápidamente por mi feminidad, cerré los ojos, Sebastián besó mi muslo interno para luego hacer lo mísmo con mi femididad, metió tres de sus dedos en mí y pegué un pequeño grito, comenzó a meterlos y a sacarlos haciendo que cada vez sintiera fuertes olas y vibraciones de placer.

Sebastián comenzó a lamer rápidamente mi clítoris mientras sus dedos hacían un exelente trabajo, los gemidos se escapaban de mis labios.

Sentí que íba a llegar, tomé el cabello de Sebastián y abrí aún más mis piernas para sentirlo mejor, al llegar al orgasmo me arqueé y solté su cabello aferrándome a la sábado que se encontraba de bajo de ambos.

Él beso mi vientre y luego mis labios.

Abrió nuevamente mis piernas y se posiciono entre ellas, su miembro roso mi feminidad y mi respiración volvió a agitarse.

Sebastián: Me encanta lo estrecha que eres- susurró en mi oído

De pronto sentí como entraba en mí, ambos gemimos, empezó con movimientos rápidos y presisos.

Sentía que me íba a quebrar cada vez que se hundía en mí.

____: ¡Ah! Sebastián- enterre mis uñas en su espalda

Él gruño y me calló con un beso brusco.

Ambos llegamos a un orgasmo explosivo, o al menos para mí lo fué.

Sebastián se dejó caer a mí lado.

____: Te extrañe- dije sin pensarlo

Pude ver como un brillo cubría sus ojos oscuros.

Sebastián: También te extrañe- susurró

Mi corazón comenzó a latir locamente y no pude evitar sonrojarme. ¿me extraño? ¿enserio lo hizó?.

____: Sebastián hace mucho quiero decirte que yo...- las palabras se atascaron en mi garganta- yo te...- me sentía estúpida

Sebastián: ¿tú qué?- dijo con el ceño fruncido

____: Yo estoy enamorada

Él me vió sorprendido. Tensó la mandíbula.

Sebastián: No me importa

De pronto se levantó y caminó directo al baño, fruncí el ceño extrañada y después de unos minutos se escucho como el agua de la ducha caía sobre el suelo.

Sebastián: ¡____! VEN ACÁ- gritó tranquilamente desde la ducha

Agarré la sábana y la envolví en mi cuerpo.

Caminé hasta el baño y entré. Afortunadamente una cortina tapaba a Sebastián.

____: ¿Qué pasa?- pregunté

Sebastián: Entra conmigo

Mis mejillas tomaron un leve color rosa.

Dejé caer al suelo la sábana y entré junto con él.

Sebastián sonrió (erá raro verlo sonreír) y me tomó de la mano, para apegarme más a él, me rodeó de la cintura y besó mi frente.

Sebastián: No te voy a negar amar a alguién- dijo en un susurró- Ya no quiero que me tengas miedo y que desconfíes de mí

Sus ojos reflejaban dolor.

____: No te he dicho de quién...- me interrumpió

Sebastián: Ya no quiero acerté sufrir, ni que te metas en problemas por mí culpa cada vez que hago algo estúpido- habló serio

____: Pero yo te...- me interrumpió nuevamente

Sebastián: La persona a la cual amas es muy afortunada, eres una gran persona

Fruncí el ceño.

Sebastián: En cuanto todo esto acabé prometo dejarte libré y jamás volverás a saber nada de mí.

____: ¡Sebastián, escúchame!- dije exaltada

Él me miró fijamente.

____: Estoy profundamente enamorado de ti- solté por fín

Sebastián me vió sorprendido.

Sebastián: No puedes- negó

____: Te amo- confesé

Sebastián: ¿me amas?- preguntó

Asentí varías veces

Sebastián: Que lástima que alguién te haga sufrir- dijo saliendo de la ducha y dejándome con la palabra en la boca.

No pude evitar sentirme mal por él, mal por mí, mal por ambos. El simple hecho de pensar que quizá jamás podremos estar juntos me agobia.

Comencé a llorar en silencio.

Mi vida íba de mal en peor cada día.

Solo quería salir corriendo de allí y desaparecer de este mundo, que la tierra me tragará, que un rayo me hiciera añicos, yo que sé, simplemente quería esfumarme.

Sabía que confesarle mis sentimientos a Sebastián erá una pérdida de tiempo, sabía que reaccionaría mal.

Es triste saber que la única persona que te hace llorar es la misma que puede calmarte.

_

De pronto escuché disparos, cerré la llave del agua y salí rápidamente, Sebastián no estaba en el cuarto.

Busqué mi ropa de dormir y me la puse con gran velocidad, escuché otro disparo y mi garganta se hizó un nudo, provenían de afuera, bajé con rápidez y salí de la casa sin pensarlo.

Pude ver a todos los chicos con armas parados en la enorme puerta con rejas apuntado por ellas hacía afuera.

____: ¿Qué ocurre?- pregunté sobresaltando a todos

Sebastián: ____, entra a la casa- ordenó

Observé a los causantes de su enojo, erá una pandilla de diez chicos los cuales también estaban armados y apuntado del otro lado de la enorme puerta.

Xxx: Así que esa es tu chica Villalobos- me vió de pies a cabeza- esta hermosa

Sebastián: Lárgate de aquí- dijo viéndolo con odio

Mario R: Saben que no son bienvenidos aquí

Xxx: ¿no me digas Ruíz?- dijo burlón- Tú...- me apunto- serás mía

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