Capítulo 15
Mis párpados cada vez se sentían más pesados, los brazos de Morfeo, el dios de los sueños, estaban abrazándome y poco a poco estaba cediendo. De repente un grito me sacó del trance, era él o sólo lo imaginé. Me senté de mi lugar, esperando a que me despertara un poco ya que casi me dormí, y lo escuché nuevamente su voz, entonces me levanté para correr hacia la orilla. Un poco de tierra y hojas cayeron de mí mientras saltaba sobre las rocas y ramas caídas que estaban en mi camino. Rezaba para no pisar alguna espina o piedrita.
Al llegar a su encuentro vi a Arán a unos metros de la orilla, apenas pude distinguirlo y pude verlo gracias a que sacudía su brazo con energía. Mientras más se acercaba noté que él jalaba parte de un juego de niños, parecían restos, estaban rotos pero algo más me dejó paralizada. Era un pequeño cuerpo tembloroso, el cual se aferraba a una de las piezas flotantes.
—¡Lili! —Arán me hizo reaccionar al gritar mi nombre, entonces me acerqué rápidamente, mis pasos se hicieron pesados al entrar al agua y la misma llegó hasta mi cintura. Miré a Arán, quién comenzó a hacer muchas señas, intentaba explicarme lo que pasó, sin embargo no entendí nada. En ese momento giré a su alrededor, él parecía estar bien, sólo tenía una mordida en su mano—. ¿Li?
Me había perdido en mis pensamientos, pero Arán señaló los restos del juego infantil.
—Es un niño —dije al acercarme y toqué su hombro. El pequeño estaba asustado y casi me mordió aunque aparté mi mano a tiempo gracias a mis reflejos. El niño me miró, sus ojos mostraban terror pero al verme extendió sus brazos mientras rompía en llanto. Lo tomé y sentí como temblaba, debía tener apenas tres o cuatro años de edad.
Arán miró todo eso con curiosidad, sus ojos brillaban, aunque se mantenía su distancia pues el niño temblaba de miedo al tenerlo cerca.
—Está bien, Arán es bueno —le dije mientras salía de agua con cuidado, si tropezaba podría caerme y lastimarlo.
El niño miró por sobre mi hombro, buscando a la criatura ya que todavía estaba alerta a sus movimientos y apretó sus puños al verlo salir del agua. Comenzó a sollozar nuevamente, entonces me detuve y extendí mi mano hacia Arán.
—No va a lastimarte —le aseguré mientras el pececito tomó mi mano. El pequeño intentó agarrar mi brazo y alejarlo de Arán pero quedó confundido cuando el tritón simplemente le dio una sonrisa y apoyó su mejilla en mi palma—. ¿Lo vez? No te hará daño —murmuré y conseguí que poco a poco se tranquilizara.
Yo también estaba más calmada, pero intentaba entender cómo y por qué un niño había terminado en el océano. Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, noté algo que me dejó muy pálida.
—¡Agua, necesita agua! —Los labios del niño estaban resecos y su piel presentaba quemaduras por el sol. Estaba deshidratado y no me había dado cuenta—. A-Aguanta un poco —le dije mientras corría hacia el refugio, había recogido agua dentro de una botella que también venía en la mochila. Vi una pequeña sonrisa en su rostro tranquilo, la cual me incentivó a correr más rápido al mismo tiempo que tenía cuidado de no tropezar.
Logré distinguir la fogata, estaba muy cerca. Al llegar me arrodillé junto a la mochila, sostenía al niño con un brazo mientras con la mano libre buscaba la botella, al encontrarla me senté en el suelo y apoyé al pequeño en mi regazo con cuidado.
—Ya lle-gamos, t-toma —hablé con dificultad pues me faltaba aire, luego acerqué la botella sus manos—. Despierta... por favor —supliqué al verlo con los ojos cerrados. Lo sacudí suavemente pero no respondía.
—Lian. —Vi a Arán salir de entre los arbustos, repetía mi nombre apenas por lo que giré para mirarlo. Él se había cortado con las espinas de algunos arbustos pero logró llegar hasta mí—. ¿Li? —él tocó mi hombro y ya no podía controlar mi llanto. Sucedió lo que tanto temía.
—M-Murió... Esta-ba m-muy grave —respondí apenas. Mis lágrimas comenzaron a deslizarse sin control por mi rostro mientras abrazaba al niño. Arán bajó la mirada y acercó su mano pero no se atrevió a tocarlo. En su lugar acarició mi cabeza al mismo tiempo que dejaba caer sus lágrimas en silencio. Supo rápidamente que estaba sucediendo y tenía empatía por lo que yo estaba sintiendo.
Sabía que debía hacer algo pero no podía mover mi cuerpo, una parte de mí se negaba a soltar al pequeño. Deseaba que despierte pero sólo había una expresión de paz en su rostro junto a sus últimas lágrimas. Arán trataba de limpiar mi rostro mientras yo soltaba quejidos incontrolables. Estaba temblando, mi cuerpo sufría de espasmos y me costaba respirar debido al gran nudo que se formó en mi garganta.
—Lili —murmuró Arán, lo miré cuando lo sentí tocar mis brazos, intentaba que soltara al niño.
—¿Q-Qué harás? —pregunté con la voz quebrada, entonces señaló el mar. Inmediatamente negué—. No... No vamos a devolverlo.
Le supliqué a Arán con la mirada para luego recostar al pequeño en el suelo y tomar una rama con la cual comencé a cavar. Debido a los unos bruscos movimientos la rompí así que continué con mis manos, apartando toda la tierra que se encontraba en mi camino. Ese niño había pasado por mucho para llegar aquí, esto era lo único que podía hacer ahora.
Arán se unió a mí para hacer el agujero más profundo y, cuando la fogata ya era sólo cenizas, yo colocaba al pequeño sobre una manta de hojas para que la tierra lo abrazara. Con el nudo aún presente en la garganta comencé a taparlo hasta cubrir la tumba completamente. Me costaba respirar y mis puños golpearon la tierra un par de veces, una mezcla de emociones fuertes se golpearon, rabia, ira, frustración y tristeza. Tal vez... si hubiera actuado más rápido lo hubiera salvado.
Mientras continuaba llorando, vi a Arán plantando unas flores silvestres en la tierra removida y luego me miró, su rostro también estaba húmedo por sus lágrimas. La única luz disponible era la de la luna y noté su tristeza. Me dejé caer porque mis fuerzas me abandonaron, él se acercó para abrazarme. Me aferré a él y lloraba en su hombro. Me llevó un tiempo drenar toda mi tristeza, pero Arán estaba allí, no sabía que sería de mí si estaba completamente sola.
Un momento después levanté la mirada al cielo, creí ver algo extraño que llamó mi atención, por lo que me puse de pie y, a pasos lentos, seguí caminando hasta que me acerqué a la playa. En la costa habían llegado más restos arrastrados por las olas como tablas rotas y basura. Pero en el firmamento me sorprendí al ver que una segunda luna se asomaba detrás de la primera.
—¿Lilian? —Arán se acercó, deslizándose por la arena y yo tomé su mano.
—Si... Dijiste mi nombre —susurré mientras me sentaba a su lado. El océano estaba tranquilo y el sonido de las olas nos envolvían.
Él me rodeó con sus brazos, para luego lamer las lágrimas que bajaban por mis mejillas. El nudo en mi garganta seguía ahí pero ya no era tan doloroso.
—Tú l-lo sabías, lo supiste todo e-este tiempo... —le dije pensativa, a lo que Arán ladeó la cabeza. Limpié mis lágrimas con las manos, mis ojos ardían un poco pero mis emociones me dieron una tregua.
Fui capaz de sonreír, al menos por un instante mientras acunaba el rostro de Arán con mis manos. Él se sorprendió por aquello pero en lugar de alejarse se quedó muy quieto. Lo acerqué a mí y uní nuestros labios, los suyos sabían salados y un poco fríos pero me separé un segundo después. Él estaba tan sorprendido que tardó en reaccionar. Me sonrió y me atrajo hacia su pecho en un reconfortante abrazo. Permanecimos en silencio mientras mirábamos el cielo estrellado y tenía la certeza que Arán jamás me dejaría sola.
Finalmente yo había entendido que me encontraba en la cima de una montaña.
~~~~~~~~~~
Todo el mundo se vio sorprendido con la repentina aparición de una segunda luna en el cielo. Los primeros días todo parecía estar bien, las autoridades no había dado a conocer dicha información para que la población no entrara en pánico. Pero la presencia del nuevo satélite iba a influenciar en la tierra, así como en el océano.
Las aguas comenzaron a subir de nivel, arrasando primero con las zonas costeras. En pocas horas llegó a las ciudades, los ríos desbordaron y nada podía detener su avance. Algunos afortunados se refugiaron en sus botes y las tripulaciones de los grandes barcos, que regresaban a casa, quedaron horrorizados al ver que navegaban sobre la ciudad. Los sobrevivientes estaban sedientos y cansados por haber luchado contra la corriente. Flotaban a la deriva junto a los restos que pudieron aferrarse para mantenerse en la superficie.
Cuando pensaron que era el fin, aparecieron las criaturas marinas mitad humano, mitad pez. Muchos creyeron que eran los responsables de la catástrofe pero rápidamente se dieron cuenta de la dedicación de esos seres hacia ellos. Les trajeron comida y trataron sus heridas. Por lo que la voz se corrió para que no los lastimaran, ya que al estar al cuidado de una sirena significaba sobrevivir en este nuevo mundo dominado por el océano.
Fin
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top