39. Pesadillas

No por favor —sollocé al ver que venía hacia mí a paso veloz. Alcé mis manos con miedo a que me volviera a pegar.

Niña tonta —dijo Isaac mirándome con desprecio —. Te quedarás aquí encerrada, muerta de frío y hambre, ese será tu castigo —las últimas palabras retumbaron por toda la habitación y todo empeoró cuando se fue hacia la puerta de metal.

No —dije poniéndome de pie —... no cierres la puerta, Isaac te lo ruego ¿Qué es lo que pasa? —tomé mi cabeza aturdida.

¡Te lo advertí! ¡Me das asco! Eres inútil, débil —siguió hablando mientras se acercaba hacia mí.

Tirada de rodillas, negué una y otra vez.
—Basta... ¡Basta! —alcé mi mano hacia él para que no avanzara más.

Veamos quien será tu próxima tortura —largó una carcajada mientras me tomaba del cuello —. Desearás estar muerta.

No —dije tratando de juntar aire en mis pulmones —. ¡No!

Abrí mis ojos en un suspiro desesperado, sentí mis mejillas húmedas y me limpié rápidamente.
Sentía mi corazón acelerado y un sudor frío que recorría todo mi cuerpo. Llevé mis manos al cuello, para comprobar que estaba bien.
El brazo de Isaac me rodeaba la cintura y gruñó por lo bajo mientras me atraía a su cuerpo.

—Buen día —dijo sonriendo, pero se puso serio al ver mi expresión —. ¿Qué tienes?

Negué rápidamente.
—Nada, fue sólo una pesadilla —dije intentando recuperar el aliento.

—¿De qué? Ayer te despertaste igual —dijo acomodando mi cabello detrás de mi oreja y dándome una cálida sonrisa mañanera.

Cerré mis ojos y sonreí.
—Recuerdos de cuando era pequeña, no es nada de otro mundo —antes de que pudiera decir otra cosa más, besé sus labios y me levanté rápidamente —. Hay que prepararnos para ir a la casa de Trevor, hoy conoceremos a Mailen.

Isaac sonrió y volvió a taparse con su almohada.
—Tú vístete, yo me quedaré un rato más en la cama.

Asentí lentamente y tomé unas cuantas prendas.
Fui a paso rápido hasta el baño y en cuanto cerré la puerta, me derrumbé lentamente en el suelo.
Di grandes bocanadas de aire intentando tranquilizarme y pude sentir que entraba en un ataque de pánico. Traté de morder mi brazo para que no me escuchara llorar y con todo el esfuerzo intenté suspirar profundo una y otra vez.
"Ya pasó Gabi, ya pasó estás a salvo, Isaac no es así" me repetía a cada segundo, por un momento el miedo nubló mi mente y creí que nunca saldría del trance.
Me puse de pie y lavé mi rostro con agua helada, intenté despejar mis pensamientos y aquellas horribles imágenes.
Después de tanto, comencé a tener éstas pesadillas que a decir verdad, me dejaban muy mal. Ayer soñé lo mismo que hoy, y ahora tenía terror volverme a dormir.
Luego de cambiarme, me maquillé levemente, para que no se notara que estuve llorando.
Al fin y al cabo, me terminé convenciendo de que ya pasó y que con el tiempo se me olvidará (eso esperaba).
Tampoco podría decírselo a Isaac, que él imagine que me despertaba de esa forma por pesadillas suyas, podrían ponerlo muy mal y culpable. No podría hacerle eso, simplemente no podría. Pero eso no quería decir que no se lo diría a nadie, y sabía perfectamente a quien acudir.

—¡Buen día! —dijo Lizzie entre risas y carcajadas mientras se tiraba encima de su hermano, el cual no se sacaba la almohada de la cabeza —. ¡Levántate Isaac! ¡Hoy conoceremos a la amiga de Trevor!

Sonreí de costado al ver esa tierna imagen.
—No creo que sea su amiga —dije alzando una ceja.

—Él nunca dijo que era su novia —dijo Isaac sin moverse de donde estaba —. Quizás sea una amiga con derecho.

—¿Y qué es eso? —Lizzie frunció su ceño y se volteó hacia mí.

—Sí —dije cruzada de brazos —. ¿Qué es eso Isaac?

—Una amiga con derecho o amigo, es alguien con el cual uno puede...

—¡Isaac! —grité molesta mientras me llevaba a Lizzie ya que la misma aún estaba en pijama.

—Ella preguntó —dijo alzando sus cejas.

Rodé mis ojos y sin responderle vestí a Lizzie con uno de sus vestidos favoritos.
Cuando ambas estábamos lista, nos miramos con una mueca.

—Apuesto a que mi hermano debe seguir debajo de su almohada —dijo Lizzie y arrugó su nariz.

—Coincido contigo —le guiñé un ojo —. Ven, vamos a sacarlo de la cama.

Reímos por lo bajo mientras caminábamos lentamente hacia el cuarto y efectivamente el señor seguía en la cama sin haber cambiado de posición.
Con Lizzie sonreímos y sin hacer ruido, nos abalanzamos encima de él, para luego arrojarlo al suelo.
Primero se sintió un grito y luego un golpe en seco. Con la pequeña nos tapamos la boca para no reír, pero nos fue imposible, ya que cuando Isaac se asomó tenía la mejilla toda roja y una cara muy confundida.

—Me empujaron —dijo sin poder creerlo —... me asustaron —llevó su mano a su cachete e hizo un leve puchero —... y me golpeé.

Largué una carcajada y traté de acercarme hacia él, pero éste corrió su mentón ofendido.
—Ay no te ofendas mi amor —lo abracé por la espalda y Lizzie hizo el mismo gesto —. Sólo estábamos jugando, no seas tan gruñón.

—Me podrían haber llamado, no empujado de la cama —dijo de brazos cruzados —. No pude poner las manos cuando me caí, ¿sabes lo que eso dolió?

Me tragué una pequeña risa y con Lizzie nos separamos de él.
—Ahora te cambias y nos vamos ¿Si?

Isaac asintió rápidamente.
—Sí, ya veo que me empujan de nuevo —dijo mientras buscaba unos pantalones y una camisa —. Malas.

Con Lizzie nos dimos una mirada cómplice y ambas nos sentamos en la cama para esperarlo.
Según él, siempre se cambiaba después de nosotras ya que nos tardábamos mucho y utilizaba ese tiempo para seguir durmiendo.
No creo que exagerara al decir eso, ya que habían veces en la que me costaba convencer a Lizzie de que ropa ponerse, ya que la pequeña al parecer tenía un gusto para todo. Y ni hablemos de mí.
Luego de unos minutos, ya todos estábamos en el auto listos para ir a donde estaban Trevor y los demás.
Me pareció muy lindo ver los nervios de Isaac por conocer a la chica que conquistó el corazón de su hermano. O por lo menos eso creemos todos.
Habían veces en la que me gustaría tener un amigo así de cercano, esperaba que con Mailen podamos establecer alguna especie de amistad.
Luego de aparcar el auto al frente del edificio, me di un último vistazo en el espejo retrovisor, por si se me había corrido el rimel o algo.

—Estás hermosa, ya deja de mirarte en el espejo. No te hace falta —dijo Isaac  mientras cerraba la puerta y ayudaba a Lizzie para bajar.

Sonreí de costado y no importaba la cantidad de veces que dijera lo mismo, me seguía sonrojando.
Los tres seguimos caminando hasta toparnos con la puerta y pudimos sentir al otro lado muchas risas, al parecer Theo y Ben ya habían llegado.
No alcanzamos a tocar una segunda vez, que Trevor nos abrió con una inmensa sonrisa.

—Llegaron, al fin. Los estábamos esperando para comer —dijo mientras tomaba a Lizzie entre sus brazos.

Con Isaac asentimos y nos dirigimos al comedor, que era de donde provenía todo el ruido.

—¡Gabi! —dijeron Theo y Ben al mismo tiempo que se tiraban encima mío.

—Hola chicos —reí mientras golpeaba levemente sus espaldas —. Los extrañé.

—Y nosotros a ti —dijo Ben tomando mi mejilla mientras tiraba de ella.

Me quejé por lo bajo y no tuve tiempo a retarlo, ya que de lejos noté a Mailen sentada en una de las sillas con sus puños apretados y una sonrisa forzada.
Al instante di mi mejor postura y me acerqué de a poco hacia ella.

—Gabi, un placer —dije mientras se ponía de pie y nos dábamos un beso en la mejilla.

—Mailen, aunque supongo que ya escucharon de mí —dijo riendo por lo bajo y notando como sus mejillas se sonrojaban.

La verdad que nunca pensé que una chica tan bonita se interesara por Trevor. No era que Trevor fuera feo, sino que a él siempre les vino las chicas rubias y Mailen era pelirroja con unos leves ojos verdosos.
No lo iba a negar, ya que hacían una pareja hermosa, era sólo que me la imaginaba diferente.

—Hola —sonrió de costado Isaac tendiéndole la mano —. Soy Isaac y podría decirse que el hermano de Trevor. Un placer conocerte.

Mailen asintió lentamente y de un momento a otro, se formó un silencio muy incómodo.

—¿Te gustan las princesas? —dijo Lizzie rompiendo la tensión —. A mí me gusta Elsa de Frozen, ¿Y a ti?

Mailen le sonrió con ternura.
—A mí me gusta Mérida.

—¿Y esa cuál es? —dijo Theo sin despegar la vista de las chicas.

—De Valiente —dijimos Lizzie, Mailen y yo al mismo tiempo como si fuera lo más obvio.

Ben largó una carcajada y abrazó por el cuello a su hermano.
—Claro, la de cabello naranja y que tiraba flechas para matar a un oso —alzó sus cejas y sonrió —. La princesa asesina de animales, ahora que lo pienso, no puedo creer que Greenpeace no denunciara a Disney.

Isaac aplaudió mientras se reía.
—Bueno, hay veces que me asusta las cosas idiotas que dices —se giró hacia Trevor —. ¿Y qué hay para comer?

—Pizza —Trevor sonrió y señaló la mesa —. Por favor, tomen asiento.

Theo empujó a Ben y éste lo empujó de nuevo, ya que quieren llegar primeros a la mesa.
Rodé mis ojos y los tomé de la oreja.

—¡Dejen de pelearse! ¡ya tienen dieciocho años! —abrí mis ojos alterada —. Lizzie tiene siete y se comporta mejor que ustedes —señalé a la pequeña, la cual ya se había sentado en una de las sillas con una inmensa sonrisa.

—Pero Theo me empujó primero —dijo Ben mientas se quejaba por mi agarre.

—Pero Theo me empujó primero —imitó a su hermano con una voz sumamente chillona.

—Basta, ahora se sientan uno en cada punta —dije soltando sus orejas y esperé de brazos cruzados a que me hicieran caso.

Trevor tosió por lo bajo y me volteé con una sonrisa.
Mailen nos miraba atentamente y sin decir una palabra se sentó rápidamente.
Isaac rió por lo bajo y me tomó por la cintura, mientras me susurraba "me encanta cuando te pones como mamá osa", sonreí sin mostrar mis dientes y le di un leve codazo para que se sentara él también.
Trevor suspiró ¿Nervioso? Y se sentó al lado de Mailen.
A ver, yo lo entendía, pero la situación no estaba siendo para nada rara. Es más, ésto fue un momento normal, incluso para nosotros.
Además sería tonto actuar como gente delicada y sin problemas, cosa que claramente, no éramos.

—Y Mai —sonreí llamando su atención —Dime, ¿En qué trabajas?

Ésta limpió su boca con la servilleta.
—Soy diseñadora de moda —dijo con una leve sonrisa.

Abrí mis ojos en sorpresa.
—Oh, que lindo. Después me gustaría ver tus diseños.

Mailen asintió agradecida.
—Claro, gracias.

Asentí mientras ayudaba a Lizzie cortando su pizza, un poco más pequeña, ya que Isaac estaba muy entretenido hablando sin parar con Trevor.
De un momento a otro, me sentí en una mesa familiar, ya que los instantes silenciosos desaparecieron y se comenzaron a escuchar risas y demás temas de conversación.
Me pareció maravillosa Mailen, de a poco fue soltando su vergüenza y comenzó a hablar, ahora estaba riendo por las tonterías que decían Isaac y Trevor. Se notaba que le vio, tenía algo especial, y me alegraba de que Trevor haya sido capaz de notarlo. Pude ver la luz en sus ojos cada vez que la miraba, la misma luz que sentía con Isaac.
Gracias a Dios, Theo y Ben olvidaron su pelea, ya que habían veces en las que era imposible hacer que pararan.
Me gustaba verlos bien, se notaba mucho el cambio en su humor cuando comenzaron a vivir fuera de los laboratorios. Al principio creí que les iba a costar, pero terminó siendo todo lo contrario, lo cual me hacía muy feliz. Además Theo ya podía caminar y no necesitaba de la silla de rueda, aunque le costó mucho sanar esa infección.
Sus organismos se estaban acostumbrando de a poco a una vida normal y sobre todo a las enfermedades. Los pobres tendrán que vivir entre pastillas y medicamentos hasta que se regulen, pero por lo menos ellos estaban felices de desligarse de la flor y no correr más peligros.
Judith estaba orgullosa del avance que habían hecho y no era la única.
Hablando de Judith, necesitaba verla y hablar de algunas cosas, necesitaba de su ayuda... una solución a mis pesadillas.

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