34. Gente enferma

Isaac no soltaba mi mano mientras corríamos por los pasillos. Ya perdí la cuenta de la cantidad de hombres que vamos enfrentamos.
Me aterrorizaba ver tanta sangre, pensé que así se debía sentir estar en una guerra. En realidad, estábamos en una guerra.
Ben y Trevor cubrían mi espalda mientras que Isaac tomaba la delantera, dejándome en el medio de los tres.
Mi mirada iba hacia todos lados, atenta a cualquier signo de peligro.

—Allí está Theo —dijo Isaac señalando unas puertas de cristal —. Y mi padre —sentí que tensó sus manos.

Un sabor amargo se deslizó por toda mi garganta y apreté mis ojos. Tenía un mal presentimiento.
Jadeé intentando despejar mi mente y concentrarme en la realidad que me rodeaba. Sin embargo sentía que todo se movía en cámara lenta.

—¡Ustedes vayan! —gritó Trevor agachando su cabeza —. ¡Yo los cubro! —trató de hablar por encima de todos los disparos.

Mi respiración se volvió irregular y me aferré al brazo de Isaac mientras que Ben abría lentamente la puerta de cristal.
Me aferré fuertemente al arma que tenía guardada en mi pantalón y le saqué el seguro al gatillo.
Sentí que mi mano no paraba de hormiguear, lo cual era molesto, ya que en cierto punto me costaba sentir la punta de mis dedos.
Se me fue el aire de mis pulmones en cuanto noté la presencia de Nelson en la habitación y pude sentir el cuerpo de Isaac tensarse.
Él se encontraba de espalda a nosotros sin embargo con Judith pude hacer contacto visual, al mismo tiempo que nos ocultábamos detrás de unas mesas de metal las cuales estaban llenas de medicamentos e instrumentos quirúrgicos.
Suspiré profundo sin hacer mucho ruido y me giré hacia los chicos.

—¿Y ahora qué? —susurré mientras escuchaba que Nelson no paraba de hablar con Theo y Judith. Eso hacía que se me erizaran los vellos de la nuca.

Ben negó lentamente sin saber que decir mientras que Isaac cerró sus ojos fuertemente.
Fruncí mi ceño y no tuve tiempo de tomar su mano antes de que se levantara y fingía que entraba al laboratorio.

—¡Padre! —dijo sonriendo mientras guardaba de forma torpe el arma en la parte trasera de su pantalón —. ¿Cómo está todo?

Apreté mis labios nerviosa dispuesta a ponerme de pie, pero Ben me apretó el brazo mientras negaba lentamente.
Lo miré con una ceja alzada y musité "tengo que ayudarlo" a lo que Ben frunció su frente y musitó "deja que él lo haga"
Inflé mis cachetes y apoyé mi cabeza sobre mis manos.

—Isaac —se sintió la voz de Nelson seguido de una risa —... todo bien, le estoy haciendo ver lo importante que es su sangre para éste laboratorio y así poder ayudar a la gente que padece de enfermedades.

Sentí los pasos de Isaac.
—Ya veo, ¿Necesitas ayuda?

—No, de hecho —se sintió una breve pausa —¿Qué haces aquí? Creí que...

Las puertas se abrieron de golpe provocando un estruendoso ruido. Abrí mis ojos cuando vi que Trevor entraba tomando su brazo chorreando sangre.

—No pude... —se quedó callado ya que se fue directo al suelo siendo vencido por el dolor.

No pensé ni dos veces en ir rápidamente a su lado y hacer presión en su herida. Noté que Ben me acompañó mientras levantaba su arma hacia la puerta, la cual estaba llena de hombre armados.
Desesperada oí los gritos de Theo al verme y en cuanto alcé la vista, pude captar el cuerpo inmóvil de Nelson apuntado por el arma de Isaac.
Tragué fuertemente al notar la tensión del ambiente. Literal que por unos segundos todo estuvo en pausa, sin que nadie hiciera o dijera nada.

—Okey —Nelson alzó sus manos —... vamos a calmarnos —abrió sus ojos mientras asentía lentamente, aunque Isaac presionó más fuerte el arma sobre su cabeza.

Ese movimiento hizo que los hombres de la puerta intentaran avanzar, pero Ben los detuvo cuando se puso de pie y los apuntó con el arma.
Cerré mis ojos intentando pensar en algo para poder salir de ésta situación. Los ojos de Judith se encontraron de nuevo con los míos y la vi moverse hacia una de las mesas tomando una jeringa y unos medicamentos.
Una distracción, eso es lo que necesitamos.

—Mi hijo es un traidor —largó una carcajada —. ¿Quién lo diría? Todo por culpa de un amorío con la prisionera —ésta vez fijó su vista en mí —... por eso siempre dije que el amor te hace más débil. Y tú hijo mío, no supiste manejarlo adecuadamente.

—¡Cállate! —dijo Isaac con furia en su mirada.

Nelson alzó aún más sus manos.
—Locos llevados por una marea de amor, ¿Pueden notarlo? —dijo hablando hacia los hombres que estaban siendo retenidos por Ben —. Y eso es lo que estás haciendo, una locura Isaac.

Judith hizo un poco de ruido con unos frascos lo cual causó que Nelson casi se diera vuelta, sin embargo llegué a hablar llamando su atención.

—No fue el amor lo que armo ésta locura —dije haciendo que toda la atención sea puesta en mí —. Usted bastardo, fue el que armó toda ésta locura. Acechando por años a mis hermanos, intentando persuadir gente, engañando, matando a inocentes —me giré hacia los hombres los cuales seguían sin bajar sus armas hacia nosotros —. ¿Qué no lo ven? ¿Qué les prometió? ¿Una cura? ¿Una solución a la vida? —negué lentamente y volví mi vista a Nelson —... esas no son más que puras mentiras, si ni siquiera fue capaz de salvar a su hija en cuanto se le dio la oportunidad —miré de reojo a Judith la cual asintió lista con una jeringa en su mano —. Él no es más que pura publicidad falsa. Él es una mentira viviente ¿Y sabes qué? Ni la sangre de mis hermanos es capaz de curar esa enfermedad que tienes —alcé una ceja y me volví a los hombres los cuales me miraban atentamente —. ¿Les dijo que para obtener la cura mis hermanos pueden morir?

—Es una inconsciente, no sabe lo que dice. Ella no conoce del tema como nosotros los científicos —dijo Nelson negando lentamente aunque lo pude notar nervioso.

—¿¡Por qué ordenaste matar a Tom y Jared?! ¿¡Eh?! —gritó furioso Isaac moviendo su cabeza hacia delante.

Apreté mis labios al ver la mirada dolida de Judith.
Suspiré profundo intentando calmarme mientras seguía apretando la herida de Trevor, el cual aún estaba lúcido viendo atentamente la pelea que se estaba armando.

—Ellos sabían de nosotros, habríamos corrido peligro —rió por lo alto —... por favor, lo hice para proteger nuestro trabajo —dijo en tono irónico —... ustedes claramente no lo entenderían.

—¡No! —dijo Judith ofendida y con su vista desbordada en lágrimas, Theo intentó tomarla del brazo pero ella se zafó sin ningún esfuerzo —. Ellos lucharon a nuestro lado, eran unas personas nobles e incapaces de hacer cualquier tipo de daño, traicionar —avanzó a paso lento hacia Nelson el cual seguía siendo apuntado por Isaac —. Ellos conocían los riesgos y el caso de ustedes Hamilton, al igual que yo, al igual que todos en los laboratorios Brush —se puso al frente de él —. ¿Por qué no nos mataste a nosotros también? ¿Por qué sólo a ellos? Tu sabías perfectamente que ellos eran —cerró sus ojos tragando fuertemente —... que Tom era científico de éstos casos y su hijo, Jared, un chico sin estudios y con una larga vida por delante —lo señaló —... tú sabías y sin embargo querías ver más sangre correr por tus manos. Muy común de ti.

—Eres un asco, si hubiera sabido antes en donde me estaba metiendo contigo —dijo frustrado Isaac y negó lentamente —... te hubiera detenido evitando todo ésto.

Nelson sonrió de costado.
—No hablas en serio —se giró hacia los hombres los cuales habían bajado sus armas.
—Ella miente, es una manipuladora...

—Tú eres el único manipulador aquí —dijo Judith —. Se acabó Nelson, nos iremos de aquí y nos dejarás en paz —pude notar que sostenía firmemente la jeringa que sacaba de su bolsillo —... no es necesario llegar a niveles extremos, yo ya no quiero eso. Podemos encontrar juntos la cura sin matar a nadie, uniendo tecnologías —trató de buscar su mirada —... cambiar.

Isaac dejó de apuntar la cabeza de su padre y sobó su nariz indignado, mientras se acercaba junto a mí y Trevor.
No despegué la mirada de Nelson y éste asintió lentamente poniendo sus manos en la cintura.

—Así no es como yo sé hacer las cosas —negó lentamente y en un rápido movimiento sacó un arma y tomó del cuello a Judith —. Así trabajo yo —alzó su vista a los demás hombres —. ¡El que esté dispuesto a llegar al éxito conmigo! ¡Un paso al frente!

—¡Suéltala! —gritó Theo desde su camilla desesperado por intentar ponerse de pie.

Abrí mis ojos y me giré asustada en cuanto vi a cuatro de diez hombres, moverse hasta el centro del laboratorio. Ben hizo una mueca y cambió su dirección apuntando hacia ellos.

—Hombres inteligentes que saben lo quieren —dijo en el oído de Judith.

Pude notar una lágrima derramarse por su mejilla.
—Y las mujeres inteligentes saben que hacer —dicho eso clavó la jeringa en su pierna —. Veamos como te va con una gran sobredosis de potasio.

Nelson la soltó bruscamente y la miró con sus ojos llenos de sorpresa e ira. Alzó su arma, pero en el momento en que salí corriendo hacia ellos, el ruido del disparo me indicó que ya era demasiado tarde.
No creo que salgamos todos hoy de aquí.

***

—Le daré mi sangre —dijo Theo entre tanto aturdimiento.

Judith yacía en mi falda la cual estaba cubierta de sangre.
El disparo fue directo a su abdomen en el costado izquierdo. Lo bueno era que pudimos detener la hemorragia y que la bala logró salir por el otro lado.
Eso no sacaba el caso de que por dentro tuviera algo destruido o en mal estado.
Acaricié su rostro para que se duerma e intenté hablarle.
Ben junto a Isaac estaban reteniendo a los hombres que decidieron ayudar a Nelson.
Trevor fue atendido rápidamente, ya que su herida fue algo superficial y Nelson se encontraba moribundo en una camilla, atado y asegurado.
Sentía que todo me daba vueltas y el sonido de la respiración forzada de Judith hacía que mi cabeza latiera del dolor, mientras que el miedo y vacío en mi pecho iban aumentando cada vez más.

—No —dijo Judith con lágrimas que salían sin parar —. No por mí, el pacto, no puedo permitirlo.

Theo negó rápidamente.
—Me importa una mierda ese ridículo pacto. Si eso es capaz de quitarme a la mujer que hizo de madre todos éstos años, quiere decir que no tiene factibilidad contigo. No dejaré que te mueras, perdí una madre años atrás no quiero perder otra.

Sus palabras hicieron que mi mentón comenzara a temblar y no pude evitar largar un llanto reprimido.
—Theo, tuviste una herida en tu pierna. Estás muy débil —sobé mi nariz —... necesitarás la ayuda de Ben en la transfusión.

—No —dijo Judith desesperada y agarró mi brazo —... no lo permitas por favor, los dos están muy débiles —largó un pequeño llanto.

Apreté mis labios al mismo tiempo que Ben se reunía con nosotros.
Tomó la mano de Judith y le sonrió de costado mientras acariciaba su cabello.

—No te dejaremos sola —dijo Theo —... con Ben te ayudaremos.

Ésta arrugó su frente.
—Theodore, Benjamin —sus lágrimas no paraban de salir como cascadas —... los amo con todo mi corazón y es por eso que no... puedo permitirles...

—No —la interrumpió Ben —... siempre nos protegías, ahora es nuestro turno. Te ayudaremos y prometemos que estaremos bien —rió por lo bajo —... volveremos a ser los de antes, con Gabriela a nuestro lado —tomó mi mano —. Los cuatro siendo felices al fin.

Judith asintió mientras cerraba sus ojos.
—Sería algo lindo.

—¡Un poco de ayuda por aquí! —dije viendo que perdía la conciencia por completo.

Unos hombres se acercaron con equipo médico y me pidieron que me retirara, no estaba tan segura de dejar a mis hermanos solos. Pero los brazos de Isaac me tomaron por la cintura y me sacaron a las rastras del lugar.
Las puertas se cerraron y lo último que vi fueron las caras de Theo y Ben mirándome con una sonrisa.
De un momento a otro el miedo se apoderó de mi cuerpo.
No sólo puedo perder a una persona, también podría perder a tres.

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