25. Niña, tú me gustas
—Bueno días —dijeron los mellizos cuando entré al comedor para almorzar.
—Hola —susurré en un hilo de voz. Siendo sincera no estaba de humor y me dolía tratar mal al resto.
—¿Pasa algo? —Theo se arrimó al lado mío mientras tomaba asiento —. Se te nota algo... rara.
Ben golpeó a su hermano en el hombro.
—Tonto, cuando una chica está mal no se le pregunta eso, es peor —lo miró enojado y me sonrió amablemente —. No hace falta que hables Gabi, cuando te sientas mejor te escucharemos.
Me sorprendí por su respuesta y acaricié sus hombros.
—Gracias a ambos, luego prometo que hablaré con ustedes.
Mentí, ni en sueños les diré lo que hice con Isaac. Son mis hermanos y encima ambos todavía cargaban cierto resentimiento por todo lo que pasé. Ninguna de esas dos cosas eran buena combinación para contarles de mis asuntos, específicamente de chicos.
No sabría como reaccionarían y tenía miedo que piensen algo malo de mí o que le hagan la vida imposible a Isaac.
Preferí no arriesgarme y esperé a que se olvidaran de ésta charla o de lo que les dije.
Mi tarde en general se basó en ignorar por completo a Isaac. Sería raro ir y hablarle como si nada hubiera pasado, pero eso no quería decir que no quiera hablarlo. Prefería serle distante, quizás se olvide de mí y comience a ocuparse de sus asuntos.
Al parecer él notó mi lejanía, por lo que frunció su ceño y pude ver que se alejaba enojado y un poco ofendido.
No lo culpé, ya que lo que le estaba haciendo era horrible y yo me sentiría igual. Me gustaría saber que hacer y me parecía ridículo ir y admitir que me gustaba Isaac. Quedaría como una loca, que de un momento le dice "te odio" y al otro le dice "me gustas".
No sólo ignoré a Isaac, también lo hacía con Jared, no tenía ganas de hablar con él ni con nadie, decidí estar sola y pensar las cosas por mi cuenta.
—Al parecer estás evitando a todo el mundo —me sobresalté al oír la voz de Trevor en la puerta de mi cabaña.
Rodé mis ojos.
—Vete —dije girando la perilla y entré para poder calentarme un poco —. Y al que más deseo evitar es a ti.
—Oye —colocó su mano en la puerta y se me quedó viendo —. Sólo quiero preguntarte algo, últimamente Isaac no me cuenta nada y anoche me tuvo un poco preocupado.
Alcé una ceja intentando detectar alguna pizca de mentira en su rostro. Pero lo único que veía era preocupación y desesperación.
Bajé mi cabeza resignada y me aparté a un costado para que pasara y así hablar dentro de la cabaña.
—¿Qué ocurrió? —me crucé de brazos sin perderle de vista.
Apretó sus labios y me miró de reojo.
—Antes de decir alguna palabra, me gustaría disculparme por mis actitudes pasadas hacia ti. Era un chico muy manipulado por Nelson y cualquier cosa que me decía u ordenaba, lo hacía sin pensar. Lo siento —bajó su mirada algo avergonzado. Quise decir algo, pero me interrumpió —. ¿Le dijiste algo ayer?
Abrí mis ojos y negué lentamente.
—Es un asunto entre él y ...
—Anoche lo vi con los ojos rojizos y algo vidriosos —rascó su nuca algo incómodo —. Sino hubiera sido tan grave, no hubiera venido. Pero él no quiere hablarme. Es por eso que te pregunto.
Me quedé estática en mi lugar sin mover ni un sólo musculo.
—Yo... es complicado Trevor. Entiendo que te preocupes por él, pero es algo que quizás con el tiempo pase —dije con un remolino en mi interior. No podía creerlo, no me imaginaba un lado tan sensible de Isaac.
Éste se encogió de hombros.
—Sólo preguntaba, hoy lo estuviste ignorando y creo que realmente necesita hablarte. O desahogarse —habló mirando un punto fijo en la habitación —... desde que te tuvimos cautiva, él se comportaba diferente ante ti. Suena loco, pero es la verdad. Y creo que tú también lo hacías frente a él. No me quiero meter, nada más no me gusta ver tan destrozado a Isaac y por lo visto tú estás igual —alzó una ceja y se me quedó viendo —... si algún día necesitas hablar con alguien de Isaac, puedes hacerlo conmigo. Es lo menos que puedo ofrecer, lo conozco y sé como son sus actitudes frente a una chica que lo vuelve loco —se quedó callado por unos segundos —... en realidad eso lo descubrí contigo, ya que él nunca fue de fijarse en alguien. Es un chico muy reservado en sus sentimientos por eso me resultó raro verlo tan destrozado —se encogió de hombros mientras iba hacia la puerta.
Hice una mueca algo insegura por lo que estaba por hacer.
—Aguarda —lo detuve y fui hasta el sofá para sentarme —. Nos besamos, ya van dos veces —apreté mis dientes esperando su respuesta o reacción.
Trevor alzó sus cejas y se sentó en una silla al frente mío. Me sentía mal al contarle las cosas específicamente a él, pero tenía un buen punto, nadie conocía mejor a Isaac como lo hacía él. Y creo que mis hermanos no lo entenderían, me los imagino diciéndome que lo que hago estaba mal y que debería alejarme de él para siempre. Cosa que no quería hacer, lo que necesitaba en éstos momentos era un poco de apoyo y entendimiento, lo cual lo estaba esperando por parte de Trevor.
—Oh, me imaginaba algo de eso —se cruzó de brazos —. Los dos besos ¿Fueron aquí?
Sentí mis mejillas un poco calientes y bajé la mirada al suelo.
—Uno sí, que fue anoche. El otro fue cuando me tenían —cerré mis ojos —... cautiva.
Trevor asintió lentamente.
—Entiendo, ahora todo tiene un poco más de sentido. ¿Te gusta Isaac? —me estudió con la mirada atento a cualquier movimiento o expresión de mi rostro y cuerpo.
Apreté mis dientes.
—Sí.
No pude evitar sentirme un poco más liberada al decir eso y me sorprendió el sentirme bien con ello.
Me aterraba admitirlo, y ahora que lo dije en voz alta, no fue algo tan malo.
Trevor sopló y tiró su espalda hacia atrás.
—Tienes que hablar con él Gabriela. Te aseguro que es algo que ambos necesitan hacer. Es inútil evitarlo, tarde o temprano tendrán que dar el brazo a torcer —hizo una mueca —. Isaac te necesita, y tú a él.
A la última persona que imaginaba tener de consejera era Trevor. Y lo peor de todo era que tenía razón en todo lo que me dijo. Pero me daba miedo intentar hablarle, ¿Y si me rechazaba?
—¿Cuándo crees que sea el momento? —dije con dolor de estómago.
Trevor sonrió de costado.
—Yo diría que lo antes posible —se levantó de su asiento y se fue hasta la puerta —Me iré para que lo pienses tranquila.
—Gracias —dije antes que se fuera. Éste me sonrió y desapareció cerrando la puerta a sus espaldas.
Me quedé mirando la pared embobada sin creer de lo que estaba a punto de hacer. Aunque podría esperar que se acerque nuevamente hacia mí y allí le hablo.
No, debo dejar de ser tan cobarde, no moriré por intentarlo. Había cosas peores.
Suspiré en mi intento de calmarme y tomé mi campera, ya que afuera comenzó a hacer un poco de frío.
Salí de la cabaña y comencé mirar a mi alrededor intentando localizar a Isaac. ¿Dónde puede estar? Al principio pensé en su cabaña, pero no creo, ya que lo vi demasiado enojado como para verlo encerrado en algún lugar.
Comencé a caminar por los alrededores del inmenso campo, me sorprendió ver tantos árboles y arbustos. Pude divisar un pequeño bosque que se encontraba detrás de las cabañas. Las flores decoraban cada rincón y mientras más avanzaba, más me iba enamorando de éste lugar, parecía mágico.
Los olores de las flores y la frescura del césped, me volvían loca era algo tan hermoso. Además me encantaba la leve humedad en el suelo, la cual hacía que mis zapatillas se mojen.
—¿Disfrutando del paisaje? —sonrió Jared desde un costado —. Encontraste mi lugar secreto —caminó hacia mí y me sonrió de costado —. Me estuviste evitando todo el día ¿Hice algo malo?
Tragué fuertemente intentando zafar de la situación.
—No, lo que pasó es que estuve con dolor de estómago y cabeza. No tenía muchas ganas de intercambiar palabras con alguien. Lo siento si te hice sentir mal.
Éste rió por lo bajo.
—No me molesta, sólo quería saber si estabas bien ya que tu cara no transmitía bastante bienestar. Pero ahora con lo que acabas de decir, lo entiendo.
Le devolví la sonrisa y puse mis manos en la cintura.
—¿Por casualidad viste a Isaac? Lo estoy buscando.
Pude notar sus puños tensarse y su cara cambiar totalmente. Me sorprendió su expresión cuando vi que abrió sus ojos y sonrió repentinamente.
Me lo quedé viendo raro y no tuve tiempo de reaccionar cuando me tomó de la cintura y me plantó un beso de manera torpe.
Cerré mis ojos con total asco y con una mano intenté alejarlo. Mi boca estaba totalmente cerrada y sentí mucha repulsión hacia él.
Finalmente logré separarlo de mí y lo miré molesta. Sin entender que estaba mirando, me giré y casi mi mundo se desmoronó cuando lo vi a Isaac irse a toda velocidad.
—¡Idiota! —le pegué una cachetada —. ¡¿Quién te crees?!
—Oh vamos Gabi, tú me gustas y está claro que tú también —alzó sus cejas sobando su mejilla y sonriendo —. Sino no es así ¿Por qué aceptaste mi invitación?
Abrí mi boca indignada.
—Aléjate de mí, eres un asqueroso. Y si una chica acepta una invitación, es por ser amable, no para que te crees ilusiones.
Éste me miró dudoso e intentó detenerme. Pero me zafé de su agarre bruscamente, mientras corría hacia donde se había ido Isaac.
Mis ojos se fijaron en una figura sentada sobre una roca con sus piernas flexionadas.
Temblando me arrimé hacia él y me lo quedé viendo. Su mirada estaba fija hacia delante y no había ninguna expresión en su rostro. Pude notar sus manos tensas al igual que su cuello y mandíbula.
—Isaac... —traté de hablar pero éste alzó su mano.
—Vete, no quiero gritarte. Necesito un tiempo a solas hasta que me calme —su voz sonaba dolida y ronca.
Alcé mis cejas.
—Jared me forzó, yo no quería besarle —rasqué mi frente nerviosa —. Yo sé que tú me crees.
Éste se encogió de hombros.
—Me ignoraste durante todo el día y cuando intento ir para hablarte de nuevo, ahí estás. Besuqueandote con él —giró su rostro y me miró echando chispas de sus ojos —. Yo sé que no te merezco, que me odias —cerró sus ojos y tomó su cabeza —. Pero me vuelves loco niña. Así no puedo.
—No te odio —miré el suelo —. Y por favor, Jared me forzó —apreté mis labios y alcé mis manos intentando decirle lo que realmente sentía, pero no me salía.
Isaac alzó una ceja.
—Por más que te crea, no tienes que andar dándome explicaciones.
—No, sí debo —me incliné a su lado y de forma torpe tomé sus manos —. Además yo sé que si te importa lo que te diga, porque tu me importas a mí —alzó su vista algo confuso.
—Niña, tú me gustas —soltó sin más y se me quedó viendo que expresión hacía.
—Niño, tú también me gustas —dije haciendo que sonriera y provocando una leve risa de su parte.
Sus manos me atrajeron a él y me aferré de su cuello en un largo abrazo. Apoyó su cabeza en mi hombro luego de haberme dado un beso en la frente, y yo recosté mi rostro en su pecho suspirando y largando por fin aquella presión de mi pecho, la cual creí que jamás se iría.
Apreté mi agarre en él y cerré mis ojos intentando que éste momento no se acabara más.
Su aroma me embriagó por completo y los latidos de su corazón resonaban en mi oído, al igual que el mío.
Creo que por primera vez en mucho tiempo sentí un poco de felicidad en mi interior.
Isaac Hamilton, esperaba haber hecho lo correcto contigo, porque lo que yo sentía sabía que era real.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top