24. Desnudo
La mayor parte del día, tuve que aguantar las malas miradas del señor Hamilton, que al parecer "no le pasaba nada". El problema era que como no pudo dormir bien a la noche, se levantó con el pie izquierdo... si, claro.
Incluso Lizzie sabía que no era por eso y sentí algo de diversión al saber que estaba celoso.
Por lo menos podré hacerle pasar un mal momento. Obviamente que no sobrepasaré mis límites, no era esa clase de chica y tampoco pretendía serlo con Jared.
Parecía un buen chico, no merecía que jueguen con sus sentimientos, además él no me gustaba... con lo que pensé recién, no quería decir que me gustaba Isaac.
Será sólo una tarde y al parecer tendré que estar sola, ya que Isaac no dejaba que Lizzie viniera, sí, muy maduro de su parte.
—¿Han visto a Isaac? —dijo Theo cruzado de brazos —. No lo veo desde ésta mañana.
Justo lo que necesitaba oír.
—Ya aparecerá —miré mis uñas de forma indiferente —. Seguramente debe estar teniendo uno de esos debates mentales con él mismo. El pobre no sabe entenderse.
Ben tosió algo confundido.
—¿Y por qué piensas eso?
Lo miré de reojo y me encogí de hombros.
—No lo sé, sólo digo que puede ser una posibilidad —hice una mueca al ver que todos me miraban con una ceja en alto.
—Necesito hablar con él —dijo Theo mirando a Trevor —. Tú, ven conmigo.
—Okey —dijo Trevor sin entender nada, el cual no era el único.
Miré a Ben y alcé una mano hacia ellos.
—¿Y eso?
—No lo sé, últimamente Theo no me cuenta nada. Y eso me preocupa —se acercó levemente a mi oído —... y sea lo que sea, Judith también está involucrada. La otra vez los vi junto a Isaac y al parecer Trevor también estaba con ellos.
Me crucé de brazos.
—Que raro, si tú te enteras de algo me cuentas. Veré si puedo saber que es lo que ocurre —dejamos de hablar ya que Tom junto a Jared, entraron al salón con unos aperitivos.
Lizzie se arrimó hacia ellos y emocionada tomó un vaso lleno de jugo para luego volver junto a Judith, quien comenzó a cepillar y peinar su cabello.
Sonreí de costado.
—Me gusta mucho éste lugar.
—Sí, por primera vez me siento cómodo y completo —Ben empujó levemente mi hombro y lo miré sonriendo de oreja a oreja.
El sonido de la puerta abrirse me llamó la atención y pude ver como Jared alzaba sus cejas y movía su cabeza a un costado.
Apreté mi boca y antes de que Ben diga algo, me fui rápidamente hacia afuera del salón siguiendo a Jared por detrás.
—Te advierto que los caballos de carrera son muy feroces —dijo riendo al ver mi cara de pánico cuando comenzó a ensillar a Rayo —. Pero tranquila, verás que cuando entres en confianza con él, todo irá genial.
—Sí, claro. No debe ser tan difícil —apreté mis manos al ver cómo tranquilizaba al animal colocando su mano en el lomo, no podía evitar ver el músculo de su brazo tensarse en cada caricia —. ¿Y si no siente mi confianza?
Jared rió por lo bajo.
—Pues, estaré al lado tuyo todo el tiempo. Tranquila Gabi, no te pasará nada —me tendió su mano y me ayudó a subir —. Sostén fuerte la rienda y no la sueltes —dijo mientras acomodaba mis pies en la montura.
—¿Y ahora qué? —mis manos estaban aferradas a la rienda y me quedé estática esperando a que Jared dijera algo.
Éste se encogió de hombros.
—Pues ahora tú le darás las órdenes —golpeó la parte de atrás del caballo.
—Oh Dios —dije siendo impulsada hacia delante —. Alto, ¡Alto! —cerré mis ojos y tiré de la rienda —. No se detiene —el caballo comenzó a dar vueltas por todos lados y todo empeoró cuando empezó a trotar —. No quiero que corras, ¡Jared!
Éste rió fuertemente.
—Tranquila, vas muy bien. Intenta relajarte —se apoyó en el tronco de un árbol mientras me observaba atento a lo que hacía.
—Okey —dije aflojando mis hombros y suspirando profundamente. De un momento a otro hice que Rayo girara a la izquierda, y me sorprendió al ver el suave movimiento que hizo —. Eso estuvo bien —alcé mis cejas y con una mano libre intenté acariciar su cuello, pero luego tomé las riendas ya que tuve miedo de caer. Sonreí de oreja a oreja al lograr que no trotara y que caminara. Reí por lo bajo al oír el relinchar del caballo y traté de detenerlo justo al frente de Jared —. Me encantó.
—Te dije que lo ibas a disfrutar —asintió lentamente y me ayudó a bajar.
—Gracias, es increíble sentir sus fuertes pisadas, su brusca respiración, definitivamente es mi animal favorito —dije tocando el lomo de Rayo —. Es tan hermoso.
—Sí —suspiró profundamente —... desde que comencé en la competición de carreras equinas, Rayo se volvió mi mejor amigo —Jared alzó sus cejas —... es único el vínculo que uno puede llegar a tener. La mejor parte es cuando ambos compartimos la adrenalina del hipódromo —cerró sus ojos —. Son los minutos más emocionantes de mi vida.
Mordí mi labio inferior.
—Wow, realmente es tu pasión —alcé mis manos —... yo todavía no tuve la oportunidad de ver cual es mi pasión —dije sacudiendo mi cabeza —. Eres afortunado.
—Cuando llegue te darás cuenta si es lo indicado o no. Yo nunca pensé ser un jinete —se encogió de hombros mientras le sacaba la montura a Rayo —. Una vez lo acompañé a mi padre para hacer un trabajo y recuerdo que había un caballo —sonrió de costado —... el dueño me ofreció montarlo y en cuanto sentí el aire pegar mi cara y la sensación en mi estómago —cerró sus ojos —... supe que quería hacer algo relacionado con eso. Como dije, es algo que llega o que pruebas. El elegir antes, es una suposición de si te gustará o no. Hay muchas personas que no disfrutan de lo que hacen por haber hecho una mala elección —hizo una mueca —... tienes que tener una idea clara y la sensación en el estómago —me señaló —... eso último es muy importante.
Asentí lentamente escuchando cada una de sus palabras.
—Muy linda la descripción de tu pensamiento —lo miré de reojo —. Gracias por ésta tarde —acomodé mi cabello —... te veo luego —me despedí para luego ir directo hasta mi cabaña.
—Fue lindo pasar la tarde contigo —lo escuché decir a mis espaldas y sonreí sin darme la vuelta.
Suspiré profundo y tomé la perilla de la perilla, apreté mis labios y al cerrar la puerta me tiré de lleno al sofá.
Chillé por lo bajo, realmente disfruté pasar el tiempo con Jared, su sonrisa, voz y actitud me parecían super atrayentes... pero sin embargo, sentía que le faltaba algo, pero no sabría decir qué cosa.
Me encogí de hombros algo cansada y decidí que quizás lo mejor sea que tomara un baño. Me puse de pie y tomé una toalla entre mis manos.
Sonreí de costado al recordar la risa de Jared mientras abría la puerta del baño.
—¡Mierda! —dije al ver un Isaac totalmente desnudo. Mi primer instinto fue tirarle la toalla a la cara —. ¿¡Qué carajo... ¡¿Qué haces aquí?! —cubrí mis ojos nerviosa.
Sentí su risa tranquila y podría jurar que estaba levantando una ceja.
—En mi cabaña no había agua caliente y como toda persona quise bañarme.
Me quejé dejando en claro mi molestia.
—Podrías haber avisado —dejé de taparme los ojos pero bufé volviendo a cerrarlos —. ¿¡Te puedes cubrir?!
—¿Y tú te puedes ir? No sé porque sigues aquí dentro —dijo riendo por lo bajo.
—Quiero darme una ducha, en mí baño —apreté mis puños —. ¿Qué no tienes un poco de pudor?
—No, ya puedes abrir tus ojos niña. Por cierto, gracias por la toalla —arrugó su nariz mientras la ajustaba en su cintura.
—Eres un tonto, ahora vete —fijé mi vista en su abdomen marcado pero sacudí mi cabeza.
—Si me miras de nuevo así, te aseguro que sentiré pudor —dijo con media sonrisa.
Apreté mis dientes de rabia.
—Isaac, vete.
Éste se cruzó de brazos.
—Tú me viste desnudo, ahora es mi turno.
Alcé mis cejas incrédula.
—¿Es broma? —me crucé de brazos intentando decir algo que le moleste —. Si quieres quédate y podrás disfrutar de los hematomas que tengo por todo el cuerpo.
Isaac me miró de reojo.
—Quizás te los pueda curar.
Abrí mi boca nerviosa y pude sentir mis piernas temblar.
—¡Eres un bruto! —tomé un jabón y se lo arrojé — ¡Te crees que todo es una broma!
—¡Gabriela! ¡Detente! —dijo agachando su cabeza.
—¡Idiota! ¡Estúpido! —tomé un bote de shampoo y se lo arrojé, luego me fui hasta su lado y comencé a golpearlo —. ¡Te odio!
—No me odias —susurró por lo bajo —. Yo sé que no.
Lo miré sorprendida y le golpeé en el pecho de nuevo.
—¡Quiero que te vayas!
—¡No! —me tomó de los brazos inmovilizándome.
—No me toques —dije con mis ojos bien abiertos —. Suéltame.
—No hasta que me digas que no me odias —susurró cerca de mi oído.
Mi piel se erizó por su contacto y sino fuera que sus manos me sostenían, estaría tirada en el suelo debido a que mis piernas comenzaron a vencerse sin razón alguna.
—No puedo decir eso —dije con mis ojos cerrados —. Isaac, basta...
—Dame un beso, por favor —susurró sobre mi cuello y aumentó su agarre en mí.
Me removí de forma incómoda.
—No.
—Entonces lo haré yo —dijo sin darme tiempo a correr mi cara.
Sus labios se movieron desesperados en los míos buscando alguna pizca de aceptación. Mordió levemente mi labio inferior haciendo que abra mi boca por el dolor, lo cual fue lo que quería, ya que rápidamente volvió a besarme metiendo su lengua de un lado a otro. Cerré mis ojos intentando resistirme pero no pude evitar corresponderle.
Agarré su cabello y traté de profundizar el beso bruscamente transmitiendo todo mi enojo hacia él... desquitándome a través de sus labios, como si fueran nuestro único medio de comunicación.
Sentí lágrimas caer por mis mejillas y mi mentón comenzó a temblar, pero nunca nos detuvimos, algo en mí no me dejaba rechazarlo.
Mi corazón latía cada vez más rápido y sobre su torso desnudo, puede sentir que el suyo también latía como un tambor desaforado.
Desde ese momento supe que por más que lo evitara, siempre terminaré en sus brazos, secuestrada por su persona como si fuera la primera vez.
Y Dios que dolía saber que ésta era mi verdad, también dolía saber que nunca seré capaz de aceptarlo.
—Isaac —susurré sobre su boca apenas rozando sus labios —. Me tengo que bañar, ¿Te puedes ir?
Éste asintió lentamente chocando su frente contra la mía.
—Está bien, me iré.
Suspiré profundo en cuanto sentí el sonido de la puerta cerrarse. Me giré y me quedé viendo en el espejo.
Desacomodé mi cabello, saqué mi camisa y luego mi pantalón. Las lágrimas seguían cayendo como dos cataratas, pero no me importó, ya que no era capaz de controlarlas.
Saqué mi brasier y mis bragas, abrí el agua y me sumergí debajo de ella.
Cerré mis ojos y suspiré profundo.
—No te odio —susurré levemente, me senté en el suelo y largué un pequeño llanto desconsolado. El agua caliente mojaba cada parte de mi cuerpo al punto en que se mezclaba con mis lágrimas, me sentía tan perdida. Ya ni sabía lo que quería, pero si sabía que lo que sentía hacia él era algo fuerte... y me asustaba no poder controlarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top