14. Ganar ésta guerra

GABRIELA

Lo miré temblorosa y no podía dejar de apretar mis manos en la blusa.
Estaba nerviosa y no entendía el porqué.
Isaac me miró aterrorizado y sin entender nada comenzó a mirar en su alrededor.

—¿Qué mierda es ésto? ¿Dónde estoy? —dijo agitando sus manos atadas.

Hice una mueca al mismo tiempo que Theo y Ben aparecían en mi campo de visión.

—Tú no haces las preguntas aquí —dijo Theo rodeando la silla.

—Si no quieres salir lastimado, pues tendrás que cooperar —dijo Ben sentándose en la silla del frente.

Tragué fuertemente ¿Lastimarlo?

Isaac largó una carcajada.
—Por favor... cuando mi padre se entere de todo ésto, ustedes no sabrán que lo golpeó.

—¡Ya cállate! Como se nota que no sabes nada Hamilton, no nos encontraron en 17 años mira si te van a encontrarán a ti —dijo Ben riendo, al igual que Theo.

Me crucé de brazos y puse un mechón de cabello detrás de mi oreja.
Traté lo más que pude de no hacer contacto visual con él, pero al final terminé cediendo.

—Debes estar disfrutando ésto, ¿No niña? —dijo Isaac poniendo su cuello tenso y abriendo sus ojos —. Eres una mal agradecida.

Apreté mi boca y mis puños, un sabor amargo inundó mi garganta y no pude evitar sentirme furiosa.
—¡¿Mal agradecida?! ¿¡De qué me tendría que sentir agradecida Isaac?! ¿¡De tu trato hacia mí?! ¿¡De las horribles cosas por la que me hiciste pasar?! Por favor, no me hagas reír —dije rodando mis ojos.

Isaac aclaró su garganta y me miró serio.
—Yo te salvé, te salvé desde el primer día que llegaste a mí ¿Recuerdas?

Fruncí mi frente.
—Tú nunca me salvaste, ¿Sabes por qué? —dije con mi vista borrosa por lágrimas —. Tú me curabas para que luego me hicieran más daño. Una salvación hubiera sido que me dejaras morir.

Isaac abrió su boca pero luego la cerró, y miró hacia otro lado tensando su mandíbula.

Theo se acercó a él y lo obligó a mirarlo.
—Vas a pagar por todo maldito desgraciado y aquí no existe la frase "Te curo para que no te mueras" aquí decimos "Trata de sobrevivir lo más que puedas"

Dicho eso empujó su hombro a un costado y salimos de la habitación.
El tipo del maletín cerró la puerta a sus espaldas y se despidió de los chicos con un fuerte apretón de manos, al mismo tiempo que asentía su cabeza en modo de saludo hacia mí.
Le hice una mueca e imité la acción.
No despegué la vista de él hasta que se fue, aún no podía dejar de pensar en el collar que le puso a Isaac, lo cual, no me dejaba tranquila para nada.

—Gabi, él ya no podrá lastimarte más —dijo Ben sobando mi brazo.

Lo miré afligida.
—Pero nosotros a él sí —tapé mi cara —. No somos como ellos y juro que lo que más quiero es vengarme, pero...

—Aguarda —dijo Theo alzando sus cejas —. ¿Te gusta?

Abrí mis ojos sorprendida y extrañada por su pregunta.
—¡Claro que no! ¡Lo odio! es sólo que... no creo que torturarlo sirva de algo —aclaré mi garganta —. Es decir, él vivió rodeado en ese ambiente.

Ben rió.
—¿Y quien dijo que lo torturaremos? Lo que le haremos será mucho peor. El collar fue sólo un detalle, se llama intimidar.

Apreté mis labios.
—Sí, está bien yo... voy a querer ayudar.

Ben miró de reojo a Theo y éste se encontraba con su ceño fruncido.
—No sé si sea buena idea, recién sales de una situación traumática y creo que lo mejor sería que descanses —dijo Theo con una sonrisa —. ¿No crees?

—Pero yo...

—Theo tiene razón Gabi —Ben miró un punto fijo —. Por primera vez tiene razón, creo que lo mejor es que lo veas lo menos posible.

Suspiré profundo y me los quedé viendo atentamente, su porte y actitud, demuestran la preocupación que tienen hacia mí, lo cual lo valoraba más que nada. 
No me gustaría llevarles la contra en éste momento, aunque siguiera en desacuerdo con toda la situación.

—Está bien tienen razón, yo estoy pasando por un momento difícil y creo que lo mejor será que me aleje —dije alzando mis manos y yéndome un poco hacia atrás.

—Si pasa algo te mantendremos informada, pero no quiero... no queremos preocuparte más. Déjanos ésto a nosotros, averiguaremos el fondo de todo ésto —dijo Theo rascando su nuca, mientras que Ben asiente a su lado.

—Claro, claro —dije bajando la vista y limpiando mi nariz —. Yo... sí —dije yéndome a mi nueva habitación.

THEODORE

Hice una mueca mientras se iba.
—Ella no nos escuchó, la conozco no hace menos de dos horas y siento lo que transmitió su mirada, ella nunca va a descansar Ben.

—Sentí lo mismo que tú hermanito, pero es nuestro deber hacer que no se entrometa, salió demasiado herida culpa de nosotros, ahora es nuestro turno protegerla.

—Sí —dije tensando mi cuerpo —. ¿Te parece si...

—Vayamos y hablemos con el tal Isaac —dijo Ben sonriendo.

Me encogí de hombros y lo detuve antes de entrar a la habitación.
—Lo que dijiste sobre la tortura...

—Ese maldito la mantuvo encerrada por días, le hizo pasar hambre, frío, la golpearon, la manosearon y casi la violan —Ben tiró su cabeza hacia atrás —. ¿Tú crees que no le haremos nada?

Sonreí de costado.
—Hagámoslo entonces.

Y dicho eso nos dirigimos hacia la puerta.
Antes de entrar tomé el control del collar para el perrito.

—Oh ustedes de nuevo, ¿Qué quieren? —dijo Isaac entornando sus ojos —. Tengo tiempo de sobra.

Le sonreí de costado.
—Seré discreto e iremos al grano. ¿Dónde se encuentra tu padre?

Isaac largó una carcajada.
—Oye amigo, no seas idiota ¿Me crees capaz de delatar a mi propio padre?

Ben lo acorraló del cabello y tiró su cabeza hacia atrás.
—Nada de juegos, tú sólo habla y prometemos no hacerte daño.

—¿Con qué? ¿El collar? No me hagan reír —dijo Isaac apretando su mandíbula.

Ben lo soltó bruscamente y pateó su rodilla haciendo que el mismo se retorciera del dolor.

—Estúpido —dije al mismo tiempo que presionaba el botón.

Hamilton se retorció y comenzó a quejarse.

—Mmm, ¿Hueles eso Ben?

—¿Barbacoa? —dijo riendo.

—¿Gabriela está viendo? —dijo elevando su vista al vidrio.

Escuchar su nombre salir de su boca hizo que se me erizara el vello de mi nuca.
—Olvídate de ella, no la verás más. Ella te odia y seguramente debe estar disfrutando viéndote así.

Isaac negó desesperado.
—Ella no tiene maldad en su interior, como se nota que no la conocen.

Ben le dio una bofetada bastante fuerte, al punto que le partió el labio.
—¿Lo dice su secuestrador? Das vergüenza como hombre.

Isaac alzó su mirada y no dijo ni una sola palabra.

—Lo siento, nos desviamos del tema —dije riendo —. ¿Dónde está tu padre?

Éste ni se inmutó.

—Oh, ¿Vas a jugar a la víctima silenciosa? —dijo Ben rodando sus ojos.

Tomé mi celular y marqué el numero de Judith.
—Trae el suero.

Dicho eso corté y disfruté ver la cara de confusión que tenía.

—Isaac yo no entiendo a la gente como tú, que disfruta hacer éste tipo de cosas —dijo Ben negando —... a mí no me gusta, me hace sentir mal, ¿Pero que otra opción tenemos? O son ustedes o somos nosotros, que supongo es el mismo pensamiento que tienes tú en mente ¿O no?

Isaac lo miró fijamente sin mover ni un dedo.
Suspiré profundo y traté de calmarme.
La puerta se abrió dejando ver el rostro de Judith.
Ésta está seria y con la jeringa en su mano.

—Les dije que éste suero puede causar...

—No importa, tú sabes igual que nosotros que mientras más tiempo perdemos, hay menos posibilidades de ganar ésta guerra —dije tomando la jeringa de sus manos —. Vigila a Gabriela, puede que venga.

—¿No se lo han dicho? Quizás ella sabe...

—¡No! —dijo Ben alterado —. Ella está en shock todavía, no queremos presionarla.

Judith asintió y se fue a paso rápido cerrando la puerta a sus espaldas.

—Tu padre fue el que te puso en ésta posición Isaac, no dejes que por su culpa salgas perjudicado, aún tienes tiempo de cambiar de opinión —dije acercándome lentamente —. ¿Dónde está?

—Púdranse —dijo bajando su cabeza.

Lo miré de reojo a Ben y ambos asentimos.
Tragué fuertemente y le clavé la inyección justo en su muslo. Dejé fluir el contenido y luego la saqué sin mucho tacto.

—¿Pero que... —dijo cerrando sus ojos —. ¿Qué me dieron? Yo...

Cerró sus ojos y su respiración se volvió pesada e irregular.

—¡Qué me dieron! —dijo tensando todo su cuerpo —. ¡Haz que pare! —dijo para después comenzar a gritar desesperado.

Con Ben nos cruzamos de brazos y comenzamos a hacerles las preguntas.

—Responde maldita sea y te quitaremos el dolor —dije apretando mis puños.

Isaac de un momento a otro comenzó a derramar lágrimas sin llantos y sus gritos no cesaban, es más, cada vez eran más fuertes y agobiantes. Su camisa estaba empapada de sudor y sus brazos estaban rojos por la tensión de las sogas.

—No tiene sentido seguir con el suero Theo, el dolor lo tiene cegado —dijo Ben con una mueca —. Tampoco queremos que pase hacia el otro lado, por más que se lo merezca, no somos asesinos como ellos.

—Si, pero —fruncí mi frente al ver que la puerta se abrió de punta a punta —... Gabriela —dije abriendo mis ojos.

—¿Qué hacen? —dijo mientras corría hacia Isaac —. ¿¡Qué hicieron?! ¡Hagan que pare!

—Lo siento, no pude retenerla —dijo Judith desde un costado.

Tensé mis dientes.
—Necesitamos que hable Gabriela, es la única forma...

—No, no es la única forma, no conmigo. Pero detengan ésto dejen que yo me encargue —dijo seriamente —. Yo sé que tratan de ayudarme y cuidarme, pero no de ésta forma, basta.

Asentí y me dirigí hasta Isaac para inyectarle el calmante.
Éste dejó de moverse y tiro su cabeza hacia atrás totalmente inconsciente. Ben lo miró de reojo y toco el costado de su cuello.

—Su pulso está débil, puede tener un paro respiratorio en cualquier...

Isaac suspiró profundo.
—Gabriela —susurró con los ojos cerrados —. Niña...

Ésta tomo su mano y retiró los cabellos de su frente.
—Habla, Isaac, dime algo que nos sirva por favor.

—Lizzie, Lizzie... —dijo antes de perder por completo el conocimiento.

Ben alzó sus cejas.
—¿Quién es Lizzie?

Gabriela se separó de Isaac y nos miró seriamente.
—Su hermana.

—Y tiene cáncer, lo leí en los base de datos así supimos que él te tenía —dije cruzándome de brazos.

Gabriela asintió.
—Y no sólo eso, yo creo que el padre usa a Lizzie como un cable para llegar a ustedes a través de Isaac. Pienso, que si los encuentra los utilizará para mejorar su empresa y no para salvar a su hija —dijo con una mueca.

—¿Y por qué crees eso?

—Intuición. Es por eso que haremos ésto...

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