12. Aléjate de ella, mal nacido

ISAAC

Suspiré profundo al mismo tiempo que tomaba unos sorbos de vodka. Sobé mi nariz molesto y me obligué a pensar que lo del beso con Gabriela era mi imaginación.
Trevor se fue hace una hora y dijo que volvería mañana. Pero siempre decía lo mismo, no iba a venir si no lo llamaba. Como de costumbre.
Ya quería ponerle fin a todo ésto. ¿A quién engañaba? Me ponía nervioso tener a alguien encerrado. Y lo que más me asustaba es que el alcohol me estaba haciendo pensar en todas éstas cosas.
Quería volver a casa, quería que todo sea como antes. Como si nunca hubiera conocido a Gabriela Gisel Brush. Por favor, era lo único que pedía.
Tomé una gran bocanada de aire al mismo tiempo que aspiraba el humo del cigarrillo.

—¿Y como está? —dije mirando un punto fijo.

Estable, los médicos dicen que hacen todo lo posible, pero...

—No lo digas, no hace falta que lo escuche papá —dije apretando mis ojos.

Mira, más de vale que la hagas hablar, suficientes días te he dado y no has logrado nada, Trevor tiene razón...

Fruncí mi ceño enojado.
—¿¡En qué?! ¡Dime en que tiene razón ese pedazo de idiota! ¿¡En que me encariñé con ella?! Sabes que si quiero, puedo entrar y hacerle de todo. Que sufra —me encogí de hombros —... pero es tu trabajo ¿No? Mandar a gente incompetente que no sabe hacer ni una mierda, mientras que a mí me pusiste como el estúpido enfermero —rodé mis ojos y tiré mi cigarrillo, para luego agarrar otro.

Bueno, ve y hazlo. Tortúrala, que escupa las estúpidas palabras. Ya que te crees tan seguro de ti mismo ¡Ve y hazlo! ¡Es una orden Isaac! dijo gritando con su voz ronca y firme.

Mordí mi labio inferior e incliné la cabeza.
—Sí, mi jefe —dije entono irónico.

Dicho eso corté la llamada y arrojé mi celular a un costado enojado. Le di una ultima bocanada a mi cigarrillo y lo tiré lejos de mí.
Soné mi cuello y abrí la puerta de golpe.

—¡Niña! ¡Ven aquí!

—No —dijo desde un costado.

La miré de reojo harto.
Harto por la situación.
Harto de su actitud.
Harto de ser siempre el malo de la película.
Harto de todo su drama.

—Tú pediste jugar así —la tomé del cuello y la guié hasta la luz para poder contemplarla mejor —. Dime donde están tus hermanos, Brush.

—No.

—Lizzie está muriendo y me pone loco saber que la cura está frente a mí —cerré mis ojos atormentado —. ¡Pero aún no me sirve si no hablas Gabriela!

—No, estás borracho Isaac —repitió nuevamente sin perder el contacto visual conmigo.

—Está bien, tú te lo búscate. Que conste —dije mirándola con furia al mismo tiempo que tomaba su cintura y la tumbaba al suelo.

—Isaac, que... ¡Suéltame ahora! —dijo forcejeando —. Me haces daño —dijo en un sollozo.

—Y tu me haces daño desde el momento que pisaste éste lugar —la miré desesperado —. Tengo órdenes niña y si no cooperas perderé mis estribos, ¿Me quieres ver así?

Ésta negó lentamente.

—Muy bien —dije sonriendo de costado —. Nadie quiere ver a Isaac fuera de control y sabes lo que tienes qué hacer.

Por favor, di algo. No me obligues a hacerlo.

—¿Crees que sería tan ingenua de traicionar a mis hermanos? Estás enfermo si piensas eso.

Apreté mis labios.
—Si estoy enfermo, ¿Sabes por qué? Lizzie me hace así. Y como tu proteges a tus hermanos, yo, protejo a la mía. ¡Dime donde están!

Se sobresaltó por mi grito y luego negó rápidamente.

—No quiero que muera —dije bajando mi voz —. Ella tiene seis años ¿Sabes? Y quiero que tenga una larga vida por delante —dije sonriendo de costado con mi vista borrosa.

Mierda, ¿Qué estaba haciendo?

—Isaac —dijo Gabriela en un sollozo —. Lo siento mucho, pero no puedo ayudarte. No puedo entregar a mis hermanos.

La miré serio, la entendía. Realmente la entendía, pero el egoísmo me ganó y puse mi mano en su cuello.
—Me obligas a hacerlo.

—No de nuevo —dijo cerrando sus ojos.

Sus palabras me desconcentraron.
—¿Qué cosa?

—Besarnos —alzó una ceja mientras sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—No fue mi imaginación —susurré por lo bajo —. ¿Fue real?

Gabriela me miró desconcertada y asintió.
—Sí.

—No lo recuerdo —dije arrimando mi boca a su mejilla.

—Pues yo si... y estoy segura que a ninguno de los dos nos gustó.

Mentía.

—¿Ah si? ¿Por qué no lo intentamos de nuevo?

—Isaac —susurró en un hilo de voz —. Estás muy borracho.

Cerré mis ojos y suspiré su aroma... ¿¡Qué mierda?! Debo dar miedo.
—No estoy borracho maldita sea —me retracté —. Bueno, puede que un poco sí.

—Aléjate de ella, mal nacido —dijo alguien a nuestras espaladas, y seguido de eso, un arma apuntó mi nuca haciendo que me levantara con mis manos en alto.

—¿Quien... —cerré mi boca al ver personas armadas con máscaras —. Oh...

—Si, oh —dijo uno de ellos, mientras me golpeaba con el mango del arma.

Después de eso todo se volvió borroso y oscuro.

BENJAMIN

Rodé mis ojos y apreté el brazo de mi hermano.
—Si Judith se entera que entramos en el campo de acción, nos matará.

Theo, como siempre, alzó su mano despreocupado.
—Mientras sigas teniendo la máscara nadie se dará cuenta. Además le dije que íbamos a monitorear el rescate desde nuestra habitación. Y no queríamos ninguna distracción.

—Ella puede entrar cuando quiera, y si...

—¿Por qué no te quedaste en el laboratorio? tu vocesita de "¡Oh! hicimos algo malo" me está comenzando a poner nervioso.

Lo miré fijamente.
—No me quedé, porque ni loco iba a dejarte sólo ¿Sabes la catástrofe que harías?

Theo rodó sus ojos.
—Si claro. Por cierto, gracias por evitar que haga catástrofes.

Me encogí de hombros y sonreí de costado, aunque con la máscara no se debió haber notado.
—De nada, para eso siempre estuve.

—Ahí vas de nuevo —dijo sacudiendo su cabeza —. Deja de creerte el centro de atención de todo, ¡No lo eres! —gritó por lo bajo para no llamar la atención de nadie.

—Demasiado tarde —le guiñé un ojo y golpeé su hombro.

—Hora de armarse en los equipos acordados —gritó un hombre, al mismo tiempo que los autos se detenían.

—Si Judith toca la puerta de nuestra habitación y no respondemos...

—Tranquilo, todo está bajo control —dijo Theo alzando sus cejas.

Lo miré sin entender nada.
—¿A qué te refieres?

JUDITH

—¿Chicos? ¿Están bien? ¿No quieren que veamos el monitoreo juntos? —dije golpeando levemente la habitación de Theo.

(Una grabadora desde la habitación)

*Es nuestra hermana Ben, yo te dije que deberíamos haber ido, pero no quisiste escuchar*

*Tranquilo, ya verás que la traerán sana y salva*

Hice una sonrisa de costado al escuchar sus palabras.
Suspiré profundo y me alejé dejándolos solos ya que necesitaban claramente su espacio.
Me adentré al cuarto de grabaciones y comencé a mirar atentamente el rescate.
Por favor, que salga todo bien.

BENJAMIN

"Todo está bajo control" esas palabras no combinan con Theo, pero traté de guardarme las preguntas ya que entramos en territorio enemigo.

—Acaba de decir que nos toca en aquel equipo ¿O en ese? —dije con una mueca.

—Ah no tengo idea, si tú no estabas escuchuando yo menos —dijo Theo alzando sus manos.

Abrí mis ojos.
—¿¡Y qué estabas haciendo?!

—Estaba pensado lo bien que me quedaría el sombrero que usaba la señora que pasó caminando por allá —dijo Theo concentrado —. Parecía mas de hombre que de muje...

Dejó de hablar al ver mi evidente cara de enojo.
—¿Me estás jodiendo? Yo sé que por ahí no te da la cabeza, ¿Pero para tanto?

—Bueno, para. Tengo sentimientos también —dijo molesto —. Además te estaba haciendo una broma. Nuestro equipo es aquel.

Bufé por lo bajo.
—Vamos entonces.

En total somos seis y comenzamos a ingresar por una de las ventanas. Mientras que los demás equipos se encargaban de rodear el edificio y eliminar cámaras de seguridad o algún guardia del lugar.
Al parecer todo se veía muy calmado. Demasiado para mi gusto.
Unos ruidos nos sobresaltaron y armamos posiciones.
Con Theo nos adelantamos levemente y pudimos encontrar una gran puerta de metal.
Escritorio, vodka y un celular tirado a un costado.
Un sollozo retumbó por mis oídos y con Theo nos miramos inquietos.

—A mi orden —dijo el líder.

Asentimos levemente al mismo tiempo que bajaba su mano, con Theo abrimos la puerta de par en par sigilosamente.
Es ella, pensé al verla tirada en el suelo.

—Aléjate de ella, mal nacido —dijo Theo apuntando el arma en su nuca, haciendo que se levantara lentamente con sus manos en alto.

Corrí hasta Gabriela y toqué su brazo.

Ésta me miró asustada.
—No me hagan daño, por favor.

Theo terminó por noquear a aquel tipo con el mango del arma y juntos ayudamos a nuestra hermana.
Wow, suena raro decirlo.

—No te haremos daño, venimos a ayudar.

Ésta nos miró con sus ojos vidriosos y llena de lastimaduras.
Trató de levantarse pero se venció y cayó rendida en nuestros brazos.

—Bien, hora de volver —dijo el líder —. Y llévenlo a él también. Veamos que es lo que sabe.

Con Theo cargamos a Gabriela y lo miré de reojo.

—Lo hicimos, ella está a salvo Theo —dije sin poder creerlo.

—Si... ha sido muy fácil —dijo achicando sus ojos.

Estaba a punto de decir algo, pero una figura no bloqueó el paso.

—Suéltenlo y haré como si nunca los hubiera visto —dijo un chico apretando sus puños.

—Vete a la mierda —dije apretando mis dientes —. Ahora quítate del camino, y haremos de cuenta que no saldrás herido.

El chico largó una carcajada, lo cual hizo que me volviera loco.

—Le ordeno que...

Theo alzó una mano.
—Lo siento, jefe. Pero les estoy dando una oportunidad. Váyanse.

—No —arrugué mi frente —. No te voy a dejar. Llévenla y espérenos afuera.

El chico largó una carcajada.
—Si es que logran salir, pero acepto tu propuesta.

—Muéstranos tu mejor golpe idiota.

—Con mucho gusto, y mi nombre es Trevor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top