10. ¿La secuestraron?
GABRIELA
Abrí mis ojos de golpe y me separé bruscamente.
Limpié mi boca desesperada.
—Ésto... —comencé a decir enojada pero luego me callé al verlo con sus ojos cerrados —. ¿Isaac? —dije al mismo tiempo que llevaba mi mano a su frente.
Estaba hirviendo.
Hice una mueca y tomé el vaso de agua para luego echárselo enojada.
¿Que por qué estaba enojada? ¡No lo sabía! ¡Pero me molestó mucho la situación!... lo más vergonzoso fue que no se quien se arrimó primero en el beso.
—¿Qué pasó? —dijo agitado y abrió sus ojos de golpe. Trató de levantarse pero largó un quejido tomando su brazo.
Me crucé de brazos y miré hacia otro lado.
—Vete y trae a alguien que limpie el desastre.
Isaac me miró con una ceja alzada.
—Podrías haberte ido —dijo mirando de reojo la puerta abierta.
Me encogí de hombros.
—Te curé, como lo hubieras hecho tú por mí. De nada —dije en tono irónico.
Isaac se levantó y me miró serio.
—La decisión fue tuya, no mía —rió por lo bajo —. ¿Ya te acostumbraste al lugar?
Apreté mis dientes con furia.
—¿Sabes? ¡Te tendría que haber dejado desangrándote en el suelo! —alcé mis manos —... ¡Vete a la mierda!
Isaac rodó sus ojos.
—¿A dónde vas?
—Me voy —dije caminando a paso veloz.
—¡Que te vaya bien! —dijo en tono divertido.
Apreté mis manos y doblé por el pasillo, caminé un poco más pero me detuve al frente de una puerta metálica.
Al costado de ella había un reconocedor de huellas digital y un tablero con números.
—No —golpeé la puerta —. ¡Ayuda! ¡ayuda!
Me puse de espaldas y me arrastré hasta el suelo, me hundí entre mis piernas y largué un sollozo.
ISAAC
Tomé mi brazo y me apoyé al lado de la puerta. Pasé mis dedos por mis labios. Seguramente fue mi imaginación.
La fiebre me hizo delirar.
¿Gabriela? ¿Esa niña besándome? Qué ridiculez.
Comencé a escuchar sus gritos y golpes. Hice una mueca y sonreí de costado. Nadie se escapaba fácilmente de aquí.
Tomé mi celular y marqué el número de Trevor.
—Isaac —dijo rápidamente.
—Necesito que vengas —miré de reojo al cuerpo —. Vino Adam y las cosas se pusieron pesadas. Trae algunos antibióticos. El hijo de puta me disparó y ahora la fiebre me hace imaginar cosas sin sentido —apoyé mi frente en la palma de mi mano.
—En seguida voy, ¿Estás muy grave? ¿La chica está viva?
Tragué fuertemente.
—Ella está bien, me ayudó un poco con la herida pero aún así no fue suficiente.
—Espera, ¿Te ayudó? Isaac te dije que...
Rodé mis ojos cansado y molesto.
—No quiero mandarte a la mierda, ya de por sí estoy enojado y adolorido. Hazme el favor de callar y venir hasta aquí.
Dicho eso corté y puse enojado mi celular en el escritorio.
—¿¡Niña?! —fui hasta ella —. Necesito que vayas a tu habitación —le sonreí y alcé mis cejas —... no me hagas cargarte —le mostré mi brazo en alto —... además va a venir Trevor, creo que la última vez casi pasan a más.
Gabriela se levantó y me fulminó con la mirada.
—¡Te odio!... ¡Estúpido!
Asentí tranquilo.
—Si, ya sé —agarré su brazo y la llevé hasta la habitación.
—¡No me toques! —se zafó de mi agarre al mismo tiempo que entraba al cuarto.
La señalé algo fastidiado.
—Te calmas niña, o le diré a Trevor que te haga lo que quiera. Y ésta vez no vendré por ti —dicho eso cerré la puerta de un golpe, viendo por último su cara húmeda y sus ojos rojizos.
Me senté en la silla con los nervios a flote. Busqué en uno de los cajones mis cigarrillos. Cerré mis ojos y suspiré profundo, hacía tiempo que lo dejé pero hoy los necesitaba, uno aunque sea.
Lo prendí y lo llevé a mi boca. Sentí el humo llegar hasta mi garganta y luego lo largué por mi nariz y boca.
Cerré mis ojos y limpié mi mano llena de sangre sobre mi camisa.
—¿Isaac? —dijo Trevor entrado con unas bolsas —. Dios, estás sangrando mucho.
Negué lentamente.
—Dame los antibióticos.
—Vayamos al hospital.
Abrí mis ojos.
—¿Estás loco? ¿Sabes las preguntas que me harán cuando vean que es una herida de bala?
Trevor arrugó su frente.
—Sí, tienes razón. Déjame ver que puedo hacer —levantó mi camisa.
Cerré mis ojos por el dolor al mismo tiempo que tomaba el medicamento y un poco del licor que me trajo.
—Oh mierda —dije aguantando un grito.
—Hay que hacer puntos —sacó una aguja.
Lo miré con una ceja alzada.
—¿Qué? ¿Ya venias preparado?
Trevor rió.
—Siempre.
BENJAMIN
Dejé de comerme las uñas y miré a Theo asustado.
—Estamos fritos.
—No, no seas exagerado. Judith dijo que nos iba a explicar las cosas —dijo Theo mientras se recostaba relajado en la silla.
Abrí mis ojos.
—Pero, ¿No viste la mirada en sus ojos? decían claramente 'los voy a matar'.
Theo sacudió sus manos.
—¿¡Puedes dejar de ser tan dramático alguna vez en tu vida?!
Lo miré ofendido y tomé mi pecho con una mano.
—Por lo menos soy realista ¡Y no vivo en una nube de pedo como tú!
Theo me fulminó con la mirada.
—Idiota.
—Imbécil —miré hacia otro lado.
—Estúpido —dijo serio.
—¿Siempre te gusta quedar con la última palabra? —dije furioso —. ¡Aborto de elefante!
Theo abrió su boca.
—¡Morsa en celo!
—¡Chicos! —Judith entró al lugar de brazos cruzados.
Su grito me hizo sobresaltar, por lo que nos sentamos derechos.
Theo tosió.
—Si viene a hablar sobre lo de antes, todo fue idea de Ben —dijo sonriendo —. Yo le dije que no, pero no quiso escuchar.
Abrí mi boca indignado y lo señalé.
—¡Miente! ¡Todo fue su idea!
Judith alzó una mano.
—No hace falta que se echen la culpa, está claro que fue cosa de los dos. Sino no estarían aquí.
Abrí mi boca para quejarme, pero luego la cerré. Tiene un buen punto.
Theo se levantó enfadado.
—¿¡Por qué nos ocultan información!?
Lo miré de reojo.
—Theo —le susurré para que se sentara, seguro que tienen una buena explicación.
—¡No me digas que me calme Ben! ¡Nos ocultaron una hermana! —dijo mirándome fijamente.
Hice una mueca y miré de reojo a Judith.
—¿Por qué lo hicieron?
—Lo siento, necesitábamos mantenerlos protegidos. Si se enteraban de su existencia, sus vidas podrían correr peligro.
—¡La típica! Su vida correría peligro —susurró indignado Theo.
Me levanté con la mirada perdida en mis pensamientos.
—Me pareció totalmente desubicado de su parte habernos ocultado esa clase de información —me crucé de brazos —. No quiero alzar la voz, pero —cerré mis ojos —... ¿¡Sabes lo feo que es pasar 17 años pensando que somos nuestra única familia y que de repente enterarnos que tenemos una hermana?! ¿¡En qué pensaban?! ¡Y no digan que era por nuestra protección y una mierda!
Theo se puso al lado mío de brazos cruzados y nos quedamos viendo seriamente a Judith.
Ésta sacó sus anteojos y se cruzó de brazos.
—Claramente no podré hacer que me entiendan —se encogió de hombros —. Pero les seré sincera.
—Por primera vez —dijo Theo escupiendo fuego.
—Su hermana hace como dos semanas está fuera del sistema y no logramos encontrarla —apretó sus dientes —. Tememos que su tía antes de morir le contó la verdad sobre ustedes, y ahora está...
—¿La secuestraron? —abrí mis ojos preocupado.
—¿Nuestra tía? —dijo Theo asintiendo lentamente —. ¿Hay alguien más que nos ocultaron?
La doctora Judith negó.
—Ya no hay nada que no sepan.
La miré de reojo.
—¿Y que haremos?
—Ustedes nada, nosotros estamos investigando una posible zona de su paradero.
Apreté mis manos.
—Ustedes ni nadie hará que nos saquen de éste caso, ¡Es nuestra hermana maldita sea!
Theo tomó mi hombro.
—Ayudaremos, les guste o no. Todo una vida aquí encerrados, nos enseñaron a pelear a defendernos en casos de peligro, un caso como éste. No les vamos a rogar algo que nos corresponde.
—Eso me temía —dijo colocándose sus anteojos —. Si sus padres estuvieran aquí, me matarían, pero no les puedo obligar a olvidarse de ésto. Así que, están dentro.
Asentí en respuesta.
—¿Qué información tienen hasta ahora?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top