CAPÍTULO 9
¿Y si llegamos a los 100 comentarios para celebrar el regreso de esta historia?
¡LO EXTRAÑÉ!
CAPÍTULO 9
El prometido
Niels
El despertador me indica que las pocas horas que dormí no me ayudaron a descansar nada.
Suelto un gran suspiro contra la almohada y extiendo mi mano hasta encontrar mi teléfono. Una vez que lo localizo, apago la alarma y me giro hasta quedar boca arriba. Quiero morirme.
Escucho a Riley bostezar y teclear algo en su teléfono, pero no me digno a mirarlo hasta que él comienza a hablarme sobre la próxima capacitación práctica que tendremos. Es en una semana y nos toca el arquitecto acosador que está enamorado de mi amigo.
—Hablo en serio, Niels. Si ese tipo intenta propasarse, hablaré con algún supervisor —dice con frustración, dejando el teléfono en el suelo.
—Si te hace algo, yo me encargaré de él —digo, con la mirada fija en el techo.
Desde que supe que la capacitación sería en Los Ángeles, mis ganas de participar bajaron un 60%. La razón por la que sigo intentándolo es por Riley y el hecho de que quiero tener un futuro próspero y para ello necesito completar el programa. A lo que voy es que si bien necesito dinero en el futuro y no quiero dejar a Riley solo, tampoco dejaré que un viejo baboso lo acose y se aproveche de su poder. No me importa lo que pase después de eso, pero si debo partirle la cara a ese idiota, lo haré sin dudarlo.
Riley es el único amigo que tengo y no dejaré que nadie le haga daño.
— ¿Defenderás mi honor? —mi amigo sonríe y se gira sobre su cuerpo para caer al suelo y rodar hasta mi colchón.
Necesitamos comprar somieres cuanto antes si no queremos seguir destrozando nuestras espaldas.
Me giro hacia un lado cuando llega hasta mí y entrecierro mis ojos cuando duda unos segundos antes de hablar. Siempre que hace eso, es porque tiene algo importante que decir.
—Oye, ¿escuchaste los gritos de anoche? —pregunta, evitando ese tema que sé que parece importante.
—No, anoche no supe nada del mundo después de que me acosté —digo con sinceridad.
Llegué tan cansado del trabajo, que ni siquiera cené, solo me duché y me arrojé al colchón como un saco de papas.
—Bueno, anoche un loco despertó a todo el vecindario gritando tonterías —mi amigo suspira y niega —. Supongo que fue un borracho, ya que cuando me asomé por la ventana, vi como otro hombre se lo llevaba cargado hasta un auto. Parecía gente de dinero.
Frunzo el ceño, pero no digo nada. Seguramente alguna vecina tiene un pretendiente intenso.
—Bueno, eh... ¿De casualidad has leído alguna noticia de farándula? —mi amigo vuelve a hablar, pero esta vez su tono de voz me indica que se encuentra nervioso.
—No, sabes que casi no uso el teléfono. ¿Por qué?
—También hay muchas vallas publicitarias, pantallas en la ciudad, revistas... ¿No has prestado atención a nada de eso? —insiste, al notar que parezco ajeno a su nerviosismo.
—Riley, sabes que últimamente vivo en automático. Solo voy a clases, trabajo y vuelvo a casa. ¿Crees que tengo tiempo para prestar atención a lo que hacen otras personas? —alzo una ceja y lo miro con atención.
A pesar de que sé a lo que quiere llegar, me causa curiosidad la manera en la que le está dando vueltas al asunto.
—Bueno, resulta que hace poco el presidente de la empresa, Alex, hizo un comunicado oficial y presentó la próxima línea después de mucho tiempo —su mirada se encuentra con la mía —. Y bueno... en la rueda de prensa, también le hicieron varias preguntas personales y entre ellas surgió la noticia de que... bueno.
—Habla ya, Riley.
—El presidente está comprometido con su relacionista público —dice lentamente, sin despegar su mirada de la mía —. No dieron mucha información al respecto, de hecho, fue hace un mes... pero te había visto tan cansado, que no quería molestarte con la situación.
Durante un largo rato, no le digo nada. Supongo que vivió mucho estrés durante estas semanas gracias a eso.
Pongo una mano en su cara y lo empujo con suavidad.
—Ya lo sabía, tonto —quito mi mano y suelto un suspiro —. Le vi el anillo de compromiso cuando nos encontramos aquella noche. No soy tonto, siempre supe que ellos terminarían juntos.
Me giro y observo el techo, recordando todo lo que pasó entre ellos cuando Alex y yo estábamos juntos. A pesar de que él nunca me fue infiel, siempre estuve claro de que Aiden y él tenían mucha química, por eso me moría de los celos cada vez que el tipo lo buscaba o se le insinuaba. Supongo que al final su química pudo más. Además, ese chico era la seguridad personificada y todo lo que quería Alex en nuestra relación, era algo que él podía brindarle. Al final obtuvo lo que tanto quiso y eso está bien. Él está con una persona que no está rota. Él está con una persona que nunca lo lastimaría.
— ¿Y cómo te sientes con eso? —pregunta Riley al notar que el silencio es incómodo.
Observo el techo blanco una vez más antes de levantarme y estirarme. Ya debemos alistarnos para ir a clases y si seguimos hablando, llegaremos tarde.
—Todo está bien, Riley. Es mi ex, ya no tiene por qué afectarme. No me importa. —Sonrío y busco la ropa que me voy a poner antes de entrar al baño.
Cierro la puerta del baño y dejo la ropa en la encimera antes de caminar hasta el lavabo y ver mi cara en el espejo.
Mi reflejo me devuelve la mirada y no me sorprende descubrir que me veo demacrado. Estoy tan cansado que la ojeras me hacen parecer un panda y la barba incipiente me hace parecer más descuidado de lo normal. Aparte, mi cabello está más largo, al punto en el que ya puedo sujetarlo en una pequeña cola. Mis labios se ven resecos por la mala hidratación que estoy teniendo y mis ojos...
No tengo ni puta idea del por qué los tengo irritados.
El nudo en mi garganta me impide respirar.
¿Por qué estoy llorando?
Ya sabía lo que estaba sucediendo. Siempre supe que todo terminaría así.
Sé que esto es lo mejor para él.
Así es como todo debía suceder.
Pero no puedo dejar de llorar.
¿Qué me pasa?
Entro a la ducha y lloro durante un buen rato, aprovechando que gracias al agua, Riley no puede escucharme desde afuera.
No quiero que piense que me afecta el tema porque no es así.
Yo ya sabía que estaba comprometido, pero creo que el hecho de que lo dijeran en voz alta, me sorprendió más.
Salgo de la ducha una vez que termino de asearme y me seco rápidamente para poder vestirme y salir rápido. Me lanzo una última mirada al espejo y me maldigo al notar que tengo los ojos rojos. Si Riley me ve así, seguramente pensará que la noticia me afectó y no quiero que crea eso.
— ¡Riley! Busca hielo, me entró champú en los ojos —mi voz suena tan angustiada como pretendo, eso parece alarmarlo y preocuparlo.
Durante todo el camino a la universidad, me cubro los ojos con hielos envueltos en pañuelos. Por suerte Riley no comenta nada, y tampoco me dice nada cuando me cubro los ojos con lentes de sol.
Puedo parecer muy dramático, pero tengo la maldición de sonrojarme de manera extraordinaria por cualquier cosa. Alex siempre me decía que mi color no estaba registrado, que era el "color Niels", por eso siempre hacía lo posible para que me sonrojara.
Mis ojos también son así de sensibles, solo que estos se hinchan y pueden tardar mucho tiempo en volver a su color normal. Es mi maldición, por eso nunca puedo disimular cuando algo me afecta.
Las clases son rápidas y entretenidas, por suerte. Todos mis compañeros parecen opinar lo mismo, porque los escucho hacer planes una vez que salimos. Para mi desgracia, yo no puedo hacer planes, ya que debo trabajar y si falto, me descuentan de mi sueldo.
—Ya no quiero verte en ese trabajo, Niels —me insiste Riley de camino a la salida —. Hablo en serio, jamás me gustó que trabajaras de albañil en Londres, ¿en serio seguirás haciendo lo mismo aquí?
Lo escucho hablar, pero eso no evita que contemple mi alrededor. La universidad está en medio de un parque muy hermoso con muchos árboles verdes y frondosos. Lo que más me gustó cuando llegué a ella, fue el espacio que abarcaba y lo bien cuidada que se encontraba. Indudablemente los directivos del C.V.S sabían lo que hacían al meternos acá. Hay muchas facultades, pero aún así, se siente como tener un parque solo para nosotros, (la facultad de arquitectura).
—Deja el drama, estoy bien —es todo lo que digo, poniéndome una gorra para evitar ser detallado por las personas —. Es el único trabajo que siempre está disponible, no me puedo poner exigente si no tengo experiencia en otras cosas.
Riley no parece contento con mi respuesta.
— ¡Sí tienes experiencia! Eres un artista, tú dibujas y pintas y también...
— ¿Niels? —Una voz masculina interrumpe nuestra conversación.
Riley observa detrás de mí y abre mucho los ojos, yo solo me giro y me quedo petrificado al encontrarme con él.
—Niels —él parece notar que lo reconozco —. Me recuerdas, ¿no? Soy Aiden, nos conocimos hace algunos años.
Lo observo con dificultad, sin saber qué decir.
Claro que lo recuerdo. Es el prometido de mi ex.
«También es el chico que intentó meterse en mi relación más de una vez»
—Bueno, yo... iré a calentar el auto —Riley parece percibir la tensión, porque no duda en huir de la escena.
Aiden lo observa marchase, pero no dice nada al respecto. Una vez que despega su mirada de él, la centra en mí, poniéndome incómodo.
—Bueno, sigues siendo tan callado como siempre —sonríe de lado —. ¿Qué tal has estado? Oí que tuviste muy buenas notas para el ingreso, ¿te ha gustado el programa?
Lo veo esconder sus manos en los bolsillos de su pantalón, como si estuviera hablando con un viejo amigo.
Yo no respondo, porque ni siquiera sé cómo reaccionar.
Por un lado, me siento confundido por su presencia. Por el otro, molesto por su descaro. Y en el fondo, avergonzado de mí mismo y de mi apariencia.
Aiden siempre fue un chico atractivo, eso fue lo primero que me hizo espantarme de que siempre estuviera detrás de mi novio. Todo en él gritaba elegancia y sofisticación, justo como ahora. Incluso sin llevar traje, (como ahora), con un pantalón beige en corte recto, una camisa blanca casual y unos zapatos blancos, se ve como un súper modelo.
Y luego estoy yo, que llevo un pantalón desteñido, unas botas marrones que he pegado como tres veces, una camisa manchada, gafas de sol y una gorra para disimular que tengo un mes que no me peino. Parezco un vagabundo.
Con razón Alex se enamoró de él.
—Vale, supongo que no quieres hablar conmigo —él ríe, incómodo —. Sé que puede parecer inesperada mi visita, pero quería verte porque quería hablar sobre Alex.
Sus palabras logran captar mi atención.
¿Qué querría hablar el prometido de Alex conmigo, su ex?
— ¿Te parece si vamos por un café? No quiero que nadie escuche nuestra conversación.
Sus palabras me hacen caer en cuenta de que es cierto: estamos frente a una facultad llena de personas que conocen a los Crild.
—De acuerdo —hablo por fin, logrando que sonría.
¿Por qué sonríe tanto? Me da escalofríos.
Le envío un mensaje a Riley avisándole que vaya a casa sin mí. Siento mi teléfono vibrar una vez que lo guardo, lo que me indica que Riley necesita respuestas, pero lo ignoro y comienzo a caminar junto a Aiden, quien parece querer llegar al lugar caminando y no en auto, como supuse.
Por suerte, alrededor de la universidad hay distintas sucursales y un centro comercial al que los estudiantes suelen ir a festejar o a descansar. Riley parece no querer pertenecer a la multitud, sino que camina a un pequeño café que parece ser el único que no está abarrotado de personas. Eso lo agradezco.
La campana de la puerta de entrada tintinea cuando la abrimos, y lo hace de nuevo cuando se cierra. Escucho el suelo viejo de madera rechinar cuando caminamos hasta una de las esquinas. Ambos parecemos coincidir en querer llamar lo menos posible la atención.
—Buenas tardes, les dejo las cartas. Estaré atenta cuando quieran pedir —la que nos atiende es una chica, que parece estar atendiendo únicamente a Aiden.
No despega su mirada de él.
«Ojalá se lo lleve»
—Muchas gracias —Aiden le sonríe, pareciendo encantado con la atención.
¿Qué carajos hago acá? Solo estoy perdiendo mi tiempo.
Una vez que la camarera se va, observo a Aiden esperando que comience a hablar, pero él no lo hace, solo centra su atención en la carta. Al parecer, sí piensa pedir un café.
¡¿Este chico no trabaja o qué?!
—Uh, creo que pediré un Latte Macchiato, es de mis favoritos —sonríe y deja la carta —. ¿Tú qué pedirás?
—Agua.
Los ojos de Aiden parecen traspasarme.
— ¿Agua? No, debes pedir algo más. ¿No quieres un café simple? Sé que tal vez no estás acostumbrado a venir a estos lugares, te puedo recomendar...
—Dije que agua —lo interrumpo, sin ganas de seguir escuchando su voz.
Él parece entender mi molestia, porque asiente y suspira.
La camarera viene justo cuando él le hace una señal y se va junto a las cartas, no sin antes sonreírle de forma coqueta a Aiden.
—Bien, Niels, sé que te debes estar preguntando por qué estamos aquí —comienza a hablar una vez que estamos solos —. La razón es muy simple: quiero hablar sobre mi prometido.
«¿Era necesario que lo mencionara?»
—Alex ha vivido cosas muy traumáticas desde que te fuiste. No sé si lo sabes, pero cuando huiste, hubo un accidente en el que uno de tus amigos...
—Ya sé todo eso. Alex me lo contó —mis palabras no parecen agradarle mucho.
— ¿En serio? Bueno, me alivia. No quería ser yo quien te lo dijera.
No digo nada, solo me quedo en silencio cuando la camarera llega con nuestro pedido.
—A lo que quiero llegar, es que toda la familia se esforzó por ayudarlo a mejorar. Fueron años de terapia lo que nos costó verlo salir a una fiesta, o socializar como una persona normal.
—Él era así antes de ese accidente —lo interrumpo.
—No, él antes iba a fiestas —Aiden me observa con seguridad.
—Él iba a fiestas porque iba conmigo, no porque quisiera —mis palabras lo toman por sorpresa.
Él no dice nada, solo toma un gran sorbo de su bebida y suspira, antes de volver a hablar.
—Alex cambió mucho, es el punto —retoma la conversación —. Nos costó mucho, pero logramos estabilizarlo y ahora él dirige la empresa Crild con mucha confianza. O bueno, así era hasta que apareciste.
No puedo evitar ahogarme al escuchar lo último.
—Sé que tal vez no es tu culpa —prosigue al ver mi sorpresa —, sé que fue una casualidad que hayas entrado al programa, pero desde que apareciste, Alex ha estado más desconcentrado de sus deberes. Él no está actuando como siempre, se encuentra más estresado que nunca, incluso molesto. Desde que llegaste, su migraña empeoró. Esta madrugada llegó desmayado por el dolor, ¿eso te parece normal?
«No, no me parece normal»
»Alex ha estado actuando diferente, se ve cansado y no quiere comer. Desde que llegaste su salud mental empeoró, creo que el hecho de verte, hizo que reviviera traumas que tenía ocultos. Por eso estoy aquí, hablando por él y por toda la familia, yo... Sé que puede sonar muy duro lo que voy a decir, pero quiero que te vayas.
«¿Qué?»
—Desde que volviste, todo ha sido un caos. Alex está mal, y por ende la empresa, la familia, su vida. Sé que no es tu culpa ni tu responsabilidad, pero el que estés aquí solo trae consecuencias a su vida. Consecuencias negativas.
— ¿Quieres que me vaya?
—Sé que puede sonar muy cruel o como una excusa para mantenerte lejos, pero no lo es. No soy así, Niels, no apuñalo por la espalda —su ojos transmiten sinceridad —. Amo a mi futuro esposo, quiero lo mejor para él, y desde que tú volviste, no lo he visto sonreír ni una sola vez. Me preocupa, no quiero que vuelva a deprimirse. Me importa demasiado, no quiero verlo mal.
—Pero...
—Sé que no deseas dejar solo a tu amigo, por eso puedo arreglar todo para que estudien en Londres con las mejores comodidades. Puedo pagarles un departamento, comprarles un auto, lo que deseen.
— ¿Cómo sabes que estoy con alguien? —mi pregunta parece incomodarlo.
—Vi tu nombre en la lista de estudiantes extranjeros. Te vi desde que ingresaste y no pude evitar buscar tus datos. Eres el ex de mi prometido, solo quería asegurarme.
—Me investigaste.
—Algo así.
No digo nada, solo tomo otro sorbo de agua, intentando encontrar las palabras.
—Suena muy raro todo esto, pero tienes que ponerte en mis zapatos. Eres el ex más importante en la vida de mi novio. Eres el ex que le revivió traumas que ya creía superados. Eres el ex al que olvidó por completo. Él está confundido y tu presencia no lo está ayudando en nada.
Durante varios minutos, ninguno habla, solo nos concentramos en nuestras bebidas, decidiendo qué hacer para que esto termine rápido.
—Soy su único ex —es lo primero que digo, llamando su atención —. Soy su primera vez en todo, soy la persona que siempre recordará haga lo que haga. No puedo dejar de vivir solo porque a tu novio le afecte que respire.
—No entiendes...
—No, sí entiendo. Alex es mi ex, es una persona que jamás olvidaré, es una pieza fundamental en mi vida. Él ya no forma parte de mi presente, pero marcó un antes y un después. No puedo dejar de vivir solo porque él esté en el mismo país que yo, ¿qué carajos te pasa? Me estás pidiendo que cambie de continente solo porque él está teniendo una reacción que tendría cualquiera al ver a su ex prometido por primera vez en cuatro años.
—Eso no es... —Aiden parece de todo menos contento con lo último.
—No, sí es. Sabes muy bien que ni en eso eres el primero, porque él y yo nos comprometimos mucho antes.
»Acepto que tu propuesta es buena. Si no fuera porque Riley muere por estar en este programa y porque no soy lo suficientemente egoísta para dejarlo solo, aceptaría. Pero no pretendo cambiar mi vida solo porque a Alex Crild no le sienta bien enfrentar su pasado.
»Tal vez lo único que le hace falta es que lo dejen de tratar como un niño porque no lo es. No puedes venir y decirme a mí qué es lo mejor para él. Mucho menos me puedes decir que lo mejor para él es que me aleje, cuando ya vino a pedirme que pasemos más tiempo juntos.
La mirada de Aiden demuestra dolor.
»¿Eso no te lo dijo? Se nota la confianza. Lo siento mucho, Aiden, pero ese chico tonto y manipulable que conociste hace cuatro años, también murió aquella noche en la que cambió la vida de su ex.
»Por favor no vuelvas a buscarme y mucho menos para pedirme una tontería como esta —a medida que hablo, me levanto, dejando el vaso de agua vacío —. Y no le digas a Alex sobre este encuentro. No quiero que piense que aún estoy interesado en él.
SUCCESS,S
Se solicita diseñador gráfico con experiencia mínima de tres años.
Modalidad de trabajo: híbrido, tiempo parcial.
Enviar portafolio al correo adjunto, le escribiremos a la brevedad si su perfil se adapta a lo que buscamos.
— ¿Y eso qué? —le pregunto a Riley, quitando el teléfono de mi cara.
— ¡Tu nuevo trabajo! —me mira como si fuera obvio —. ¡Mírate, Niels! Si sigues así, terminarás muriendo de estrés y cansancio. Este trabajo es perfecto, se adapta a tu perfil y tienes la posibilidad de descansar más.
Observo su teléfono de nuevo, cayendo en cuenta de que es cierto. Tiene un horario mucho mejor que mi trabajo actual y cualquier cosa es mejor que cargar con sacos de cemento. Si trabajo un mes más como albañil, terminaré sin columna.
—Piden tres años de experiencia, Riley. No poseo esa cantidad —suspiro, negándome a ilusionarme con algo así.
En Londres hice algunos diseños para otras personas, pero jamás logré ingresar a una agencia porque todos solicitaban trabajos a tiempo completo o pagaban mal y yo necesitaba dinero y tiempo para estudiar. Trabajar en constructoras me permitía vivir económicamente estable, aunque muchas veces me desvanecía en la calle por todo el cansancio acumulado. Riley tiene miedo de que eso vuelva a suceder, ya que desde que ingresamos al C.V.S, nos costeaban los gastos personales para que nos enfocáramos únicamente en estudiar. Fue así durante un año, y ahora que necesitaba trabajar, lo único que sabía hacer era cargar peso.
—Tienes más de tres años de experiencia, Niels —Riley me mira como si estuviera loco —. Y tienes mucho más para ofrecer que cualquiera. Eres diseñador, ilustrador, pintor, dibujante...
—Me tienes mucha fé.
—Te tengo confianza —asiente —. Sé de lo que eres capaz, Niels. Sé que cualquier agencia se mataría por tenerte.
—Claro, ¿de cuánto dinero estamos hablando? Quieren que trabaje pocas horas, lo que quiere decir que pagan mal.
—No pierdes nada con preguntar —insiste, irritado por mi desconfianza.
—Riley, ya es suficiente —lo corto, demasiado ansioso como para seguir escuchándolo —. No fui a trabajar, es mi primera tarde libre en mucho tiempo y quiero descansar.
Me giro, cubriéndome con la sábana.
Él no dice nada, solo suspira y se encierra en el baño.
¿Fui demasiado duro con él? Puede que sí. Él solo busca lo mejor para mí y acá estoy, actuando como un idiota.
Sin poder evitarlo, ingreso al enlace que me envió por mensaje y leo de nuevo la solicitud de vacante.
Es un puesto de diseñador gráfico junior. Es en una agencia de publicidad que posee un perfil bajo, pero profesional. No hay muchos detalles de sus clientes, pero ha ganado diferentes premios con una muy corta trayectoria. Solo tiene cinco años, y si comparamos sus logros en ese tiempo con una agencia con más tiempo en el rubro, se podría decir que ha arrasado con su competencia.
¿Por qué una agencia de esa categoría contrataría a alguien sin experiencia? Seguramente están en busca de alguien que ya posea cierta experiencia en otros trabajos de agencia. Yo no poseo eso: desde que me fui de acá, jamás pude dedicarme a lo que quería.
Es cierto que los artistas mueren de hambre, por eso tuve que buscar otros trabajos que me dieran el sustento para vivir.
Pensar en algo así sería demasiado ambicioso y más para alguien que quiere desaparecer del mundo.
Debería dejar de soñar y centrarme en lo importante: terminar el programa y volver a Londres.
Riley.
Asunto: Diseñador Gráfico
Muy buenas tardes, equipo de Success,s
Mi nombre es Niels Baasch y estoy muy interesado en la vacante de Diseñador Gráfico que han publicado. Aunque no cuento con experiencia previa en agencias, tengo una sólida formación teórica y práctica en diseño gráfico. Debo agregar que soy también un ilustrador, lo que considero puede ser un gran recurso para el equipo.
En este correo agregaré mi portafolio, donde encontrarán algunos de mis mejores trabajos. Estaré muy atento a sus consultas adicionales.
Agradezco la oportunidad.
Saludos cordiales,
Niels Baasch.
Sonrío y envío el correo.
Ese trabajo será de Niels.
BUENAS, DE NUEVO
Los extrañé muchísimo, ¿cómo han estado?
¿Qué les pareció el capítulo?
Porfi respondan, con eso sabré si no se olvidaron de mí:(
Con mucho amor y un beso en la boca.
Pista.
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