CAPÍTULO 6

CAPÍTULO 6

El uber

Niels



                        El arquitecto encargado de mi capacitación es un imbécil.

Por si fuera poco, aparte de imbécil es un gay reprimido que se comporta como un gorila conmigo porque cree que Riley y yo tenemos una relación. ¿Cuál es su problema? Fácil: le gusta Riley.

Mi amigo lo sabe, pero finge no notarlo para que el ambiente no sea más incómodo.

Todo comenzó hace dos días, cuando inició la capacitación teórica. Nuestro arquitecto encargado llegó dos horas tarde y por si fuera poco, llegó creyendo que los estudiantes estábamos programados para atender sus necesidades.

El hombre se fijó en Riley apenas posó su mirada en él. Ni siquiera disimuló; se encontraba mirando con mala cara a todos hasta que se percató de mi amigo y enseguida su expresión cambió. Se puso más sonriente y comenzó a mostrar interés en nosotros.

Se lo comenté a Riley apenas lo noté, pero él lo negó y no fue hasta que al finalizar la clase el arquitecto le pidió que se quedara. Riley no me quiso decir qué le dijo hasta que llegamos a la casa. El idiota le dio su tarjeta de presentación y le ofreció clases privadas.

Riley no es tonto, él sabe muy bien para qué. Ahora se siente incómodo y yo también porque debido a que soy su mejor amigo y vivo con él, —dato que parece conocer medio mundo —, el arquitecto me odia. Supongo que cree que Riley y yo somos pareja o algo así. El tipo no separa su vida personal de la laboral y ahora actúa como si fuera el dueño de mi amigo.

                  —Ya quiero que lleguen las vacaciones —el quejido de Riley me saca de mis pensamientos.

Me giro hacia él y suspiro. Dice eso cada vez que finalizamos una clase.

                —Ya quiero terminar con la capacitación —digo con seriedad —. No aguanto al imbécil que nos asignaron.

                —Tampoco yo —Riley mete sus manos en sus bolsillos —. Cuando me pidió que pasara al frente de la clase para observar de cerca la maqueta de referencia, sentí algo raro —su cuerpo se estremece al decir las últimas palabras.

               —Sí, todos notamos que estaba viéndote el trasero —hago una mueca de desagrado —. Espero que su esposa sepa con quién está durmiendo.

              —No quiero volver a pasar al frente de la clase —mi amigo suspira y apoya su cabeza en mi hombro —. Defiende mi honor la próxima vez, amorcito.

             —Quítate —lo empujo y suspiro cuando me abraza sin separarse ni un poco.

Caminamos así hasta la salida de la universidad y luego de un rato él me suelta al notar que me está agobiando.

Nos ganamos algunas miradas curiosas por parte de los otros estudiantes, pero nada más que eso. Esta última semana noté que es más común de lo que imaginé que haya parejas homosexuales en la universidad. Sí, es normal, en Londres era igual, pero pensé que dentro de la universidad los chicos serían más discretos o estarían más enfocados en sus clases. La realidad es que no: hace tres días expulsaron a dos chicos que estaban teniendo sexo en uno de los baños. Aparte de eso, una chica a la que Riley conoció confesó que el año pasado habían echado y expulsado a un estudiante y a un profesor por tener un romance dentro de las aulas. Sí, tuvieron sexo muchas veces y solo los descubrieron porque el estudiante se dio cuenta de que el profesor le estaba siendo infiel con una alumna y se lo contó todo al rector.

La verdad es que esta universidad es bastante entretenida. Hay muchos rumores interesantes y lo mejor de todo es que los mismos profesores se encargan de difundirlos.

                 — ¿Cuándo comenzarás a trabajar? —le pregunto a Riley al notar que está muy callado.

                 —Pasado mañana. Estoy nervioso. Vi el ensayo y me di cuenta de que todos son extremadamente buenos en su trabajo.

                 —Tú también eres extremadamente bueno.

                —Pero ellos son mejores.

                —Si no fueras tan bueno, no te habrían contratado.

               —Déjame sentirme mal —se ríe —. Después no quieres que te quiera.

               —No empieces.

Él sonríe aún más, pero no dice nada. En el fondo sabe que no me molesta, pero tampoco me agrada ser cursi.

La llegada a casa es más pesada de lo esperado por dos simples razones:

1. Tengo que cocinar.

2. Después de comer debo ir a trabajar.

También podría agregar otra razón:

3. No me gusta trabajar.

La verdad es que no creo que a alguien le guste trabajar, pero es necesario si quiero ahorrar dinero antes de irme.

Riley es stripper profesional, por ende encontró empleo en un club prestigioso en el que ganará más que un sueldo mínimo —sin contar las propinas—, pero yo no soy Riley.

Encontré trabajo en una constructora en la que gano bien, pero no es algo tan elevado como lo de Riley. Es trabajo pesado y aunque llevo un día, podría jurar que mis músculos me están exigiendo un mes de vacaciones. Aún así, no puedo darme el gusto de no hacer nada. Tengo que seguir reuniendo para poder invertir en mi futuro.

              —Ya me voy —anuncio al salir del baño —. Recuerda pedir a domicilio veinte minutos antes para que no tarde tanto cuando llegue del trabajo.

              —Vale, cuídate mucho —se despide desde su cama y se cubre los ojos con el antebrazo.

La punzada de envidia se hace más fuerte al verlo tan relajado. Yo también quiero dormir.

Me coloco los airpods y dejo que Better de Khalid suplante el ruido de la calle. Son las tres de la tarde, por lo que trabajaré hasta las once si es que no me piden que me quede a hacer guardia.

No hablé mucho con mis compañeros, pero lo que pude averiguar fue que estamos construyendo una mansión para una familia del extranjero que piensa venir en seis meses. Según lo que escuché, la constructora está buscando empleados por montón porque desean terminar el proyecto lo más pronto posible. Por suerte para mí, pagan considerablemente bien, pero es un trabajo muy duro y no me dan siquiera dos minutos de descanso.

El lugar queda alejado de mi casa, por lo que debo tomar dos colectivos para poder llegar a tiempo. El sitio se encuentra dentro de una zona montañosa bastante costosa. Y aparte de eso, bastante solitaria. Es tan grande el terreno, que debo caminar varios minutos para llegar a lo que apenas es el cimiento de la mansión. Es un proyecto muy ambicioso —por lo que se puede percibir —, y muy costoso. Los dueños no solo querían una mansión, sino que también pidieron dos piscinas, un invernadero y un búnker en el patio. Para mí que algo raro se traen, pero no opino nada porque no es mi problema.

Me encargo de llevar sacos de cemento durante dos horas seguidas, luego de eso, preparo la mezcla y la llevo en baldes a los lugares en donde mis compañeros la necesitan. Nadie habla, ni siquiera para agradecer. No nos miramos a la cara, pero sabemos que todos estamos cansados y sucios. Más de uno se quita la camisa —me incluyo—, debido al calor infernal que provoca el ejercicio físico. El sudor se desliza por mí pecho, abdomen y espalda y mí cabello salpica líquido por lo empapado que está. Por suerte dejé mi cadena en casa porque desde el día uno noté que no era buena idea dejarla guardada en mi bolso.

Cuando termino con mi jornada, apenas noto que el sol desapareció hace horas y que estaba trabajando con luz de bombillas. Siento las manos tiesas y maltratadas por la pala y todo me da vueltas.

Debí conseguir un trabajo más fácil como dijo Riley, pero por desgracia ninguna empresa quiso contratarme como diseñador gráfico y no estoy en condiciones de rechazar el dinero.

Ni siquiera me molesto en ponerme la camisa, solo la cuelgo sobre el otro hombro que no sostiene la manga de la mochila y camino como un zombi hasta donde está la parada. No sé si es mala suerte, pero por desgracia comienza a lloviznar y eso me obliga a maldecir y caminar más rápido. Las gotas de lluvia se deslizan sobre mi espalda, abdomen, pantalón y botas, logrando que la mugre comience a removerse de la superficie.

No hago nada para cubrirme, pues la lluvia no me molesta en lo más mínimo debido a que alivia el calor. Aún así, solo maldigo porque el colectivo que debo tomar parece tener un retraso y estoy demasiado alejado como para irme caminando a casa.

Pedir un Uber es mi única opción.

Riley me envía un mensaje preguntándome si todo está bien, pero no le respondo porque la situación me genera mal humor. Estoy cansado, estoy sucio, está lloviendo y debo gastar dinero en un auto para poder volver a casa.

Chevrolet Cruze 2012. Mario Dellacoste.

«¿Cómo es un Chevrolet 2012?»

Frunzo el ceño, pero espero pacientemente el vehículo que no tarda en llegar.

Observo el auto con atención. Es más lindo de lo que creí. De hecho, de no saber su modelo, diría que es una limusina, pero en la app decía que es un Chevrolet.

Lanzo miradas hacia mis costados. La parada que debo tomar está solitaria, rodeada de tierra y montañas. Supongo que hay más mansiones por esta zona, pero mucho más lejos. Nunca había estado en un sitio tan apartado, pero me alegra que el Uber me haya aceptado a pesar de eso.

Guardo el teléfono en mi bolsillo, sin verificar la placa y los detalles porque no hace falta. Estoy a casi una hora de la ciudad y hay un solo auto, es obvio que no hay por qué desconfiar.

Me apresuro a ponerme la camisa para no parecer tan desubicado ante el chófer y abro la puerta al mismo tiempo que una mano le quita el seguro por dentro. Que buen servicio.

                 —Lamento la suciedad, no pensé que fuera a llover ya que el día estaba bastante soleado y no traje ropa de cambio — digo sin levantar la mirada, comenzando a quitarme las botas para no ensuciar más el piso.

                —No se preocupe, entiendo —me responde el chófer, haciéndome fruncir el ceño.

Su voz se me hace conocida.

Termino de quitarme las botas y las dejo sobre mí regazo, levantando la mirada.

Entonces dejo de respirar.

«Este no es el Chevrolet 2012 de Mario Dellacoste»

Alex



«No sé si estoy haciendo lo correcto»

Ese es el pensamiento que me domina cuando llegamos a una zona montañosa.

Joe me indica que esa es la dirección que le envié y yo aclaro mi garganta antes de asomarme por la ventana que por suerte tiene los vidrios polarizados.

No veo a Niels. Ese pensamiento me hace fruncir el ceño. No veo a Niels por ningún lado, solo veo a hombres caminando de un lado a otro con palas y baldes en sus manos. Todos parecen cansados y están cubiertos de cemento. Es una construcción y según mi fuente de información, Niels se encuentra trabajando aquí.

Entrecierro mis ojos al ver que uno a uno los trabajadores comienzan a alistarse para irse, pero solo me remuevo en mi lugar cuando lo veo a él salir con cara de pocos amigos. Parece cansado y se le nota, todo su cuerpo está lleno de sudor.

Trago saliva cuando se coloca la camisa sobre el hombro y comienza a caminar así hasta donde supongo debe tomar el colectivo. Un pantalón azul marino y unas botas marrones son lo único que lo protegen de la llovizna que comienza a caer, pero a él no parece importarle porque solo alza la cara y sigue caminando como si le doliera hasta el alma.

«Debe estar exhausto»

Ese pensamiento me hace fruncir el ceño. No sé por qué está trabajando en este lugar, pero definitivamente no encaja aquí. Debería estar trabajando como diseñador gráfico o incluso como vendedor, pero no, está exponiéndose al peligro de alguna caída, fractura o cortada.

                   —Deberíamos seguirlo antes de que se vaya —Joe habla con seriedad, devolviéndome a la realidad.

Asiento y el auto gira en U, en dirección a Niels. Mi estómago se revuelve al verlo de frente cuando nos detenemos junto a él. Por alguna razón, su mirada no cambia a una alarmada como lo esperaba, tan solo observa el auto y mira su teléfono con confusión.

                   —Ahora tenemos que hacer que entre —Joe vuelve a hablar, como si se hubiera dado cuenta de mi estado de shock.

Observo a Niels fijamente cuando alza sus brazos y comienza a ponerse la camisa negra con rapidez. Su pecho y abdomen están ligeramente marcados por el ejercicio, pero en ellos también se ven otro tipo de marcas, como cicatrices. Ese último pensamiento me genera malestar.

El pasado de Niels es posiblemente uno de los más difíciles que puede tener un ser humano.

                   —Creo que se subirá por voluntad propia —digo extrañado cuando lo veo inclinarse hacia la puerta.

Le quito el seguro y me corro hacia la otra ventana cuando entra sin verme. No digo nada, solo observo con detenimiento como da las gracias a Joe y se quita las botas con rapidez, como si sintiera miedo de manchar la limusina.

Sigo con la mirada cada uno de sus movimientos y me aguanto una sonrisa cuando parece reconocer a mi chófer a través del retrovisor.

                   —Me alegra verlo de nuevo, joven Niels —Joe lo saluda, adoptando una sonrisa sincera.

La cara de Niels palidece en segundos, demostrando que estar aquí era lo que menos esperaba en el día.

                   —Gracias por entrar por voluntad propia, no sabía cómo reaccionarías si te tomaba por la fuerza —mi voz suena más aguda por alguna razón, pero finjo no darme cuenta para que no note que algo me pasa.

Niels aprieta sus puños y mira a todos lados, haciéndome saber que entró a mi auto por error. Eso solo hace más entretenida la escena. Por alguna razón, sus nervios y torpeza me provocan ternura.

                  —Sé que debes estar sorprendido, pero tenía que... —mi intento de discurso se ve interrumpido cuando se gira bruscamente, conectando nuestras miradas.

                  — ¿Qué haces aquí? —Su pregunta es brusca y nada amigable, lo que me hace replantearme el apodo que le tenía.

«¿Siempre fue así de odioso?» Puedo jurar que en mis recuerdos era más amigable.

                  —Vine por ti —digo como si fuera obvio, pero arrepintiéndome al instante al percibir su sorpresa —. Digo... vine porque quería verte —agrego, notando que con cada palabra se malinterpreta lo que intento decir —. Vine porque quería decirte algo —me corrijo, acabando con el silencio incómodo.

Él no dice nada, y por alguna razón, su presencia me pone nervioso. No sabía que el silencio de una persona podía ser tan intimidante, pero incluso Joe lanza algunas miradas fugaces a través del retrovisor, al mismo tiempo que acelera en dirección a la ciudad.

Observo a Niels por el rabillo del ojo cuando se remueve y me giro por completo hacia él cuando noto que no me está mirando a mí, sino a su alrededor. Parece incómodo y por la misma razón me encargo de detallar más de cerca lo que no debería. El auto huele a tierra, y el hecho de que él esté cubierto de cemento y barro, contrasta mucho con mi traje de vestir color gris. Es fascinante como todo en él se ve más masculino que en mis recuerdos, incluso su olor, que es una combinación de perfume, tierra y sudor. Por alguna razón, ni siquiera la suciedad me desagrada; al contrario, me genera curiosidad.

                    — ¿Decirme qué? —pregunta de repente —. ¿Cómo fue que llegaste hasta aquí?

«¿Qué no es obvio?»

                   —Sé todo de ti —digo con seguridad, arrepintiéndome al analizar mis palabras —. D-digo, averigué dónde trabajabas porque es obligación del C.V.S velar por tu seguridad.

Él no parece creerme.

                  —Lo que yo haga o deje de hacer fuera de la capacitación, no tiene por qué importar. ¿O es que averiguas qué hace cada estudiante cuando sale de clase?

Sus ojos se conectan con los míos, haciéndome dudar de lo que estoy haciendo.

                —No, solo me interesas tú —digo con rapidez, avergonzandome de inmediato —. D-digo, solo tengo que hablar de algo importante contigo, no con los demás.

Él no dice nada, solo entrecierra sus ojos y me escudriña, buscando algo que indique que estoy mintiendo. No sé por qué parece estar a la defensiva, pero eso solo me impulsa a ganarme su confianza lo más rápido posible. Necesito muchas cosas de él y aparte de eso, también deseo informarle lo que pasó con su madre. Niels tiene derecho a saber dónde descansa su cuerpo, es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo que pasó.

                   —Estoy cansado —dice con seriedad —. Subí al auto por error porque lo confundí con el Uber que había solicitado. No sé qué estás tramando, Alex, pero sé que no eres de los que perdona fácilmente. Si quieres reclamar o vengarte, hazlo después. Hoy no, solo quiero dormir.

«¿Pero qué clase de persona fui en el pasado para que todos piensen que lo primero que haría al verlos sería una maldad?»

Su falta de confianza me indigna, pero más allá de eso, me molesta. Ya estoy cansado de que siempre esperen lo peor de mí.

                       —No quiero reclamar ni vengarme de nadie, te busqué porque te necesito —digo con molestia —. Mejor dicho, necesito hablar contigo. Eres la única persona que me puede ayudar.

                       — ¿Ayudar en qué? No te creo nada —su mirada retadora me irrita más, él no parece intimidarse por eso.

                      —No te lo puedo decir así de fácil, es una larga historia...

                      —Quiero irme —dice casi al mismo tiempo.

                     —Te dije que...

                     —No me interesa. Si no me dices ahora mismo por qué me buscaste, no te escucharé. Estoy cansado, muero de hambre y no estoy de humor para aguantar tu misterio. O me dices ya, o me voy.

El auto queda en silencio cuando termina de hablar.

Ni siquiera Joe se atreve a decir nada, tan solo me comparte una mirada y sube la ventanilla entre los asientos traseros y delanteros. Cobarde.

Niels no comenta nada sobre eso, solo comienza a ponerse las botas, indicando que no es una amenaza falsa.

«Nunca pensé que fuera tan intimidante»

                      —Perdí la memoria y necesito que me ayudes a recuperarla —digo en voz baja, logrando que se detenga en su intento de amarrar los cordones de la segunda bota.

                       — ¿Qué?

                      —Todo pasó cuando te fuiste, la misma noche yo... —los recuerdos vienen a mí al instante, logrando que la punzada en mi cabeza aparezca de inmediato —. Intenté buscarte, conduje hasta tu casa en la camioneta de Maya y luego fui con Gael hasta el aeropuerto, pero tuvimos un accidente y perdí la memoria.

No pensé que resumiría de esta manera lo que pasó, pero eso parece convencerlo de quedarse.

No dice nada, pero sí se recuesta mejor del asiento y se gira por completo hacia mí, mirándome con atención.

                     — ¿Qué clase de accidente?

Y luego de eso, le cuento los detalles.

Puedo contar con una mano la cantidad de veces que parpadea, pero tampoco dice nada.

Le cuento todo lo que ocurrió desde que huyó del baile de graduación, hasta lo que pasó en el accidente. Le hablo de su madre, de su sepultura, de mi pierna, de mi coma, de mi perdida de memoria. Él en ningún momento parece afectado por la historia, el único momento en donde lo veo flaquear, es cuando le confieso la muerte de Gael; ahí, aunque no llora, puedo percibir como contiene las ganas de hacerlo.

Al fin y al cabo, supongo que fueron buenos amigos.

Joe se detiene tiempo después en lo que parece ser un semáforo. La verdad es que no puedo asegurarlo porque la lluvia se volvió más fuerte y no me deja contemplar las calles. Es de noche, no pasan de las doce y no parece haber mucha gente. El auto comienza a moverse cuando Niels vuelve a hablar:

                   — ¿Cómo es que recuerdas, pero no recuerdas?

                   —Recuerdo cosas, pero parecen fragmentos de una película. Son como recuerdos añadidos a mí cerebro que yo no viví. No sé cómo explicarme, pero... —suspiro y cubro mí cara —. No recuerdo quién soy. No recuerdo cómo fui. Siento que me olvidé de mí.

Niels no responde, eso me obliga a alejar mis manos de mi cara y verlo a él. Su mirada se desliza por toda mi cara y se detiene tres segundos en mis labios, antes de volver su vista a mis ojos.

                     — ¿Por qué crees que yo te puedo ayudar con eso? —pregunta confundido.

                    —Porque... —me quedo sin palabras, intentando recordar lo que dijo Thomas —. No lo sé, yo...

Niels apoya su mejilla en el respaldo del asiento y me mira fijamente. No digo nada, solo imito su acción y también me apoyo del respaldo, devolviéndole la mirada.

                    —No es algo que puedo responder ahora —digo con sinceridad —. Solo sé que lo he intentado todo y nada ha funcionado. Thomas me planteó la idea y siento que tiene razón. Creo que eres el único que me puede ayudar.

                   — ¿Thomas? —Una sonrisa pequeña se refleja en su cara —. Ya veo. Sí parece algo que él diría.

                  — ¿Eso significa que me ayudarás? —pregunto esperanzado, logrando que su expresión cambie en segundos.

                  —No —su mirada se oscurece —. Lamento todo lo que pasó, Alex, pero...

Comienzo a buscar en el bolsillo de mi saco el obsequio que traje para él y al encontrarlo, se lo doy enseguida, sin darle tiempo a terminar de hablar.

                  —Este fue el broche que dejaste caer aquella noche en el baile, pensé que te gustaría tenerlo —digo con rapidez, pasándole también la nota que escribí en la mañana —. Ahí está la dirección del lugar en donde se encuentra tu madre. Quería darte esto hace mucho, pero nunca pude localizarte.

Niels detalla el broche y lo guarda dentro de su bolso, leyendo y guardando la nota en uno de sus bolsillos. La manera en la que agacha la cara y esquiva mi mirada me indican que tiene ganas de llorar, por eso acerco mi mano hacia él intentando tocarlo, pero se aleja.

                    —Como te decía, gracias por esto, pero no quiero volver a verte —su mirada es fría cuando se conecta con la mía —. Lamento lo que pasó, no sabes cuánto, pero me prometí a mí mismo que si volvía a verte, haría todo lo posible para alejarme de ti. No es bueno para ninguno que estemos cerca.

El auto se detiene y Joe baja la ventanilla, evitando que yo comente algo al respecto.

                    —Llegamos a la dirección programada. Joven Niels, ¿puede indicarme si esta es la dirección exacta de su departamento?

Niels parpadea repetidas veces y corta nuestro contacto visual para verificar en dónde estamos.

                   —Sí, es la correcta —su mano viaja con rapidez hasta la manija —. Gracias por traerme. Adiós.

Ni siquiera se despide de mí, ni siquiera voltea a verme, solo sale del auto y cierra con fuerza la puerta, dejándome con un montón de dudas.

                   —Al parecer él no quiere recordar el pasado —las palabras de Joe me sacan de mis pensamientos.

No digo nada, solo respiro hondo y aprieto mis dientes, intentando recordar la última vez que me sentí así de molesto.

«¿Por qué no se despidió de mí?»

Niels  


«Debo irme de aquí»

Esas palabras inundan mi mente, volviéndome loco. La lluvia no me permite ver en qué dirección camino, pero gracias a que conozco el camino de memoria, es fácil saber cuánto falta para llegar.

No sé por qué tiemblo si no tengo frío, pero me abrazo a mi mismo y aprieto el paso queriendo llegar lo más pronto posible.

Desde hace una hora estoy aguantando las ganas de llorar y no sé si pueda soportarlo más. Necesito llegar y darme un baño.

Acelero aún más mi paso y pierdo el equilibrio cuando una mano se enrolla en mi brazo y me jala con fuerza, haciéndome girar sobre mis pies.

                  — ¿Qué...?

                  — ¡NIELS! Llevo esperando una hora, ¡Me tenías preocupado! —Riley me mira con molestia, al tiempo que me cubre con un paraguas —. ¿Estás bien? Pareces...

Las lágrimas brotan casi de inmediato. Riley no dice nada, solo me mira con sorpresa y se queda inmóvil cuando lo abrazo.

                  —Riley —el nudo en mí garganta me impide pronunciar bien su nombre —. Se murió Gael...

Hola chicos, bienvenidos al primer capítulo del 2024.  Estamos oficialmente en el año en el que se narra esta historia, (aunque según acá, estamos en abril). 20/01/2024 es hoy. 

¿Qué opinan del segundo encuentro de nuestros aliens? 

¿Qué opinan sobre Niels? 

Espero que les haya gustado <3

Acá les dejo mi instagram para que vayan a interactuar con las dinámicas, (generalmente comparto spoilers).

Por ciertooo, les quería recomendar la historia de una amiga. Ella es nueva, por lo que no tiene muchos lectores, pero les aseguro que vale la pena leerla, (estoy obsesionada con su novela).

Se trata de Lazos de Sangre de Mel_Shadow, solo lleva 12 capítulos y les aseguro que cada capítulo es más emocionante que el otro. Acá en los comentarios les dejo en link ➝

@Dark_Shadow240 este es el usuario de mi amiga <3 

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