CAPÍTULO 3
Capítulo dedicado a @Daianamq <3
"Yo creo que Alex no va a recodar en el momento y Niels va a sentir demasiadas cosas, entre ellas dudas de las acciones de Alex, imagino qué Niels no sabe todo lo que Alex pasó cuando él se fue huyendo".
CAPÍTULO 3
La noticia
Niels
La llegada a Los Ángeles me deja mejor de lo que imaginé. A pesar de sentirme bastante débil por haber vomitado durante el camino, logro mantenerme sereno cuando nos toca bajar del avión.
Riley toma mi mano cuando nota que me cuesta caminar y yo aprieto esta con fuerza, siguiendo al grupo de estudiantes de Londres que en realidad está conformado por doce personas, incluyéndome. Cinco chicos y siete chicas. Cuatro somos arquitectos, otros cuatro ingenieros y los demás, diseñadores de interior.
Fuimos seleccionados para ser capacitados por expertos en el área. La idea es crear nuevos espacios para los futuros proyectos de la A.F.G.G, la organización que invirtió en esta campaña. Ellos se benefician porque tendrán muchas mentes trabajando en distintas cosas, pero solo les pagarán a unos pocos; pero nosotros nos beneficiamos porque aprenderemos de expertos y tendremos un muy buen recibimiento en el mundo laboral.
Fue una idea brillante, a pesar de que no se nos pagará nada por nuestro trabajo.
— ¿Cómo te sientes? —Riley habla, poniendo su mano en mi frente —. Al menos ya no tienes fiebre. Tenemos que conseguir una habitación lo antes posible para que puedas descansar.
No digo nada, solo sigo caminando, viendo con atención a todos lados. La última vez que estuve en este aeropuerto, fue cuando huí hace tres años. Jamás pensé que volvería y mucho menos debido a los Crild. A pesar de que es muy poco probable que ellos estén al tanto de mi regreso, yo soy consciente de que la empresa Crild fue la fundadora del C.V.S. Nunca esperé volver a estar relacionado con ellos, pero supongo que el mundo es demasiado pequeño.
— ¡Buenas tardes, Londres! ¡Por aquí! —un hombre que aparenta mi edad le hace señas al grupo —. ¡Bienvenidos a Los Ángeles! El autobús los está esperando para llevarlos a su residencia.
Los chicos festejan porque ya desean llegar a sus habitaciones para descansar y Riley y yo nos lanzamos una mirada de complicidad antes de caminar hasta el secretario.
— ¿Crees que nos dejen hacerlo? Puedes quedarte en la residencia si quieres, Niels. No quiero que te metas en problemas por mí —Riley me frena, tomando con más fuerza mi mano.
Suspiro y me giro hacia él. Somos los últimos del grupo y por suerte nadie nos está mirando, eso me da la libertad de golpearlo en la cabeza para que reaccione.
—Ni pienses que te dejaré solo —lo miro con molestia —. Si quieres hacer esto, yo te apoyaré. Además, no creo que nos metamos en problemas por vivir en un lugar diferente, al fin y al cabo, si no les afecta, no tiene por qué importarles.
— ¿Y si se dan cuenta? ¿Y si nos buscan y se dan cuenta de lo estoy haciendo? —me mira con temor.
Ruedo los ojos y niego. Riley tiene la mala costumbre de creer que todo el mundo lo observa y opina de él. Constantemente tengo que recordarle que todos tienen sus problemas y que él no es el tema principal en la vida ajena.
—El mundo no gira alrededor de nosotros, Riley, estoy seguro de que no notarán nuestra ausencia —suspiro y pongo una mano en su hombro —. En ningún momento especifican que no podemos trabajar. Lo que harás no es ilegal, solo deseas reunir dinero antes de volver a Londres.
Él inhala y exhala, asintiendo. La realidad de Riley es que ha trabajado como stripper desde la adolescencia. Es un bailarín muy bueno, la verdad. Fui a varios de sus shows en Londres y era de los mejores en su club.
La primera idea que tuvo cuando lo aceptaron en el C.V.S fue encontrar trabajo en un club apenas llegara. Sus planes fallaron al enterarse de que la organización cubría nuestro alojamiento y a su vez, nuestro horario. Cada residencia tiene un horario de entrada y salida y si Riley trabajaba de noche, la organización notaría rápido que algo estaba pasando, por eso decidimos alquilar un lugar con el dinero reunido para que él no tuviera horario y nadie notara lo que hacía.
Pienso conseguir trabajo también, ya que deseo reunir dinero antes de volver a Londres. Fue una meta que nos propusimos y no creo que sea ilegal.
Además, no creo que lo noten. Hace mucho que me acostumbré a no ser importante en la vida de nadie.
—Buenas tardes, queremos hablar un momento con usted —Riley se acerca al secretario, recibiendo una mirada fastidiada del hombre.
Supongo que está estresado y no desea recibir quejas tan pronto.
— ¿No me lo pueden decir más tarde? Ya vamos un poco atrasados con el itinerario —el hombre suspira y nos hace una señal para que sigamos caminando.
—No, se trata de la residencia —Riley se planta al piso, soltando mi mano —. Queremos rechazar el alojamiento. Nosotros mismos buscaremos una habitación y la pagaremos.
El secretario nos mira con horror.
Observo alrededor de nosotros, sintiéndome incómodo por el montón de personas que hay en el lugar. A pesar de que el aeropuerto es extremadamente grande, hay demasiadas personas caminando en todas las direcciones y es agobiante. No me gustan los lugares con muchas personas, siento que me drenan la energía.
—No pueden hacer eso, es nuestra responsabilidad velar por su seguridad —el secretario frunce el ceño y saca una tablet de su bolso —. Díganme su nombre y apellido.
Riley y yo le damos la información que necesita y él se aleja, comenzando a hablar por teléfono con quien supongo es su superior.
— ¿Crees que nos dejen? —Riley me mira con preocupación.
—No pueden obligarnos. En ninguna parte del contrato especifican que estamos obligados a aceptar la residencia. Es solo uno de los beneficios que nos otorga la capacitación.
— ¿Y si llaman al dueño de la empresa? ¡¿Y si se molestan y nos echan?! —chilla y me toma de los hombros, zarandeándome.
— ¡Cálmate! No nos harán nada —pongo mis manos en sus hombros y lo miro con seriedad —. David es un hombre muy ocupado como para estar perdiendo el tiempo con secretarios. Él no tiene tiempo para hablar directamente con cada departamento, por eso hay subalternos que se encargan de manejar estas cosas.
—Cierto, olvidaba eso —Riley me mira con detenimiento —. Me da alegría tenerte como amigo —sonríe y me abraza.
— ¿De qué hablas? —pregunto confundido.
Algunas personas a nuestro alrededor nos sonríen porque según lo que susurran, hacemos una linda pareja. Yo solo ruedo los ojos.
—Había olvidado que tenías poder —pone una mano en mi mejilla —. Tal vez si hablas con un Crild, nos dejen en paz.
—No voy a hablar con David, Riley —hago una mueca —. ¿Qué te pasa? ¿Qué clase de persona crees que soy? ¿Qué clase de personas crees que son los Crild? Además, hace mucho que no tengo contacto con ninguno.
Él decide ignorar lo último.
—Se trata de tu familia política —sonríe.
Mi pecho se aprieta debido a sus palabras. A veces olvido que le conté todo mi pasado a este idiota.
—Mi ex-familia política, y no creo que se pueda decir eso. Solo tuve una relación con uno de los hermanos.
—Te llegaste a comprometer, no puedes... —se calla al encontrarse con mi mirada —. Lo siento, mejor me callo.
—Gracias.
El secretario termina de hablar por teléfono y se acerca a nosotros. Por su cara, deduzco que está fastidiado por nuestro pedido, pero no me importa.
—Pueden buscar alojamiento, pero deberán firmar un documento que los responsabilice y nos exima de situaciones desafortunadas.
Riley y yo asentimos y nos despedimos del grupo, asegurándole que nos comunicaremos una vez que encontremos alojamiento.
Él nos insiste en que le digamos la dirección del lugar que alquilaremos, pero Riley y yo le aseguramos que aún no tenemos nada y que le hablaremos apenas consigamos algo estable. Supongo que no nos cree, ya que solo nos mira con fastidio y continúa su camino con los demás chicos.
¿Acaso toda esta gente está amargada? No es nuestra culpa que sus superiores los traten mal.
Riley y yo emprendemos camino una vez que contactamos el uber y enseguida comenzamos a buscar departamentos en alquiler que sean accesibles a nuestro presupuesto y estén cerca de la universidad.
Para nuestra desgracia, ninguno nos convence y terminamos posponiendo la búsqueda para el día siguiente, prefiriendo descansar en un hotel.
— ¿También te escribió el secretario? —me pregunta Riley cuando salgo de la ducha.
Me encojo de hombros y termino de secar mi cabello con la toalla, buscando mi teléfono con la mirada.
Me siento en la cama y leo el mensaje del hombre. Parece desesperado por saber nuestra ubicación y me parece extraño que sea insistente incluso después del horario laboral. Deben estar presionándolo mucho si está tan intenso respecto a nuestra dirección.
—Sí, espero que le paguen horas extras —suspiro y dejo el teléfono en la mesilla, acomodándome en la cama.
Riley me mira con el ceño fruncido y se acerca, poniendo su mano en mi frente. Ya sé lo que va a decir y es cierto. Me duché por lo mismo.
—Tienes fiebre —dice con seriedad —. ¿Por qué no vamos a un hospital? No es normal esto. Estás enfermo desde que anunciaron nuestro destino del C.V.S.
Supongo que no, no es normal. Riley también lo sabe y no es algo que pueda negar: mi malestar no es físico, es mental. Estoy tan afectado que mi cuerpo ya no soporta el estrés y lo está somatizando. Solían darme ataques de pánico, pero ahora se está presentando como dolor de estómago, fiebre, vómito e incluso mareos.
—Estaré bien, solo necesito más tiempo para procesar todo —digo y cierro los ojos, los cuales arden debido a la fiebre.
Tiempo. Toda mi vida escuché que el tiempo lo curaba todo, pero para mí es mentira. Nada cambió, solo aprendí a vivir con mis cargas. El tiempo no curó mis heridas, al menos no las internas; el tiempo solo me ayudó a aceptar que nada volvería a ser igual.
—Si necesitas hablar, aquí estaré —dice en voz baja, poniendo una mano en mi hombro.
Asiento y me giro, fingiendo que tengo sueño.
La verdad es que no tengo sueño. No sé si logre conciliar el sueño en este lugar, ya que cada vez que cierro los ojos, recuerdo todo lo que pasó la última vez que estuve acá.
Me veo bailando con Alex
Veo a mi madre cubierta de sangre
Me veo corriendo lejos de mi casa
Parece una pesadilla, pero ese es el problema: no lo es. Esa fue mi vida hace tres años y ahora siento que volví a caer en ella.
Solo espero que no pase nada, que nadie se de cuenta. Solo quiero estudiar e irme lo más rápido posible de aquí. No deseo meterme en problemas, no deseo molestar a nadie; solo quiero acabar con la capacitación e irme de Los Ángeles.
Por suerte logramos encontrar un departamento económico, cercano a la universidad y cómodo. El único problema es que es monoambiente, pero Riley y yo lo aceptamos, sabiendo que no hay nada que no hayamos visto del otro.
Usamos el dinero ahorrado para comprar un closet, dos colchones y cortinas. El lugar ya posee cocina y nevera, por lo que solo gastamos en la despensa y pasamos el resto de la tarde limpiando.
Es bonito. A pesar de ser un monoambiente, es un lugar espacioso que trae una gran ventana en la pared del medio. Sus paredes son blancas y el piso es de madera, dándole un aspecto amplio. La cocina y la sala están divididas por un mesón de madera y gracias a que las camas están pegadas a la pared —cada una a una pared—, el espacio que dejan en el medio nos da un respiro a ambos para poder movilizarnos por el lugar. El baño es lo único cuestionable, ya que al parecer las personas que vivían antes eran poco higiénicas y nunca lo limpiaban. Riley se encarga de dejarlo reluciente y lo decora con varias plantas que compra en un local frente al edificio.
Yo me encargo de limpiar la cocina, los gabinetes y la nevera por dentro. Una vez terminado, guardo la comida y pongo mis manos en mi cintura, satisfecho con el trabajo.
Terminamos tarde, pero el resultado es fantástico.
— ¡Rayos! —La queja de Riley me saca de mis pensamientos —. ¡La conferencia es hoy! —mira su teléfono con horror.
— ¿Y qué tiene? Ya lo sabíamos —frunzo el ceño.
—Tenemos menos de un día para alquilar los trajes, ¿cuánto tiempo tendremos para dormir? Aún nos falta ducharnos —hace una queja y patalea.
Ocupo el tiempo que él usa para bañarse en leer y una vez que termina, entro a la ducha yo, cepillándome los dientes antes de salir y sintiéndome mareado. No fue buena idea comprar hamburguesas para cenar teniendo en cuenta que estoy enfermo.
— ¿Te sientes bien? —pregunta Riley cuando me siento en mi cama.
Nuestras miradas se encuentran y sé por su cara que ya sabe la respuesta. Ninguno dice nada después, solo apago las luces y me acuesto, deseando que toda esta pesadilla acabe lo antes posible.
— ¿Niels? —vuelve a hablar Riley, verificando que esté despierto.
— ¿Qué?
Durante algunos minutos no dice nada, eso me hace sospechar. Riley suele ser bastante directo y casi nunca se queda sin palabras.
— ¿Qué? —pregunto de nuevo, haciendo notar mi irritación.
—Es sobre el presidente de la empresa —algo en su voz me indica que pasa algo malo.
Un escalofrío recorre mi espina dorsal al imaginar lo peor.
— ¿Qué pasa con él? —finjo calma, a pesar de estar imaginando los peores escenarios posibles.
¿Le pasó algo a David? ¿Tuvo un accidente? ¿Murió? No sé nada de su vida.
No uso redes sociales y apenas me informo respecto a los directivos de la organización. Riley es el que se encarga de investigar ese tipo de información y resume las noticias para que yo no esté perdido.
Solo uso el teléfono para estar en contacto con las conversaciones universitarias y para comunicarme con Riley. Si le pasó algo al hermano mayor de Alex, no estoy enterado.
—Él... —duda, haciéndome enloquecer —. David se tomó un año sabático y dejó a cargo a su hermano menor.
Trago saliva y suelto un largo suspiro. Por un momento se me detuvo el corazón.
Bueno, me parece lógico. Daniel es una persona bastante capacitada para ese cargo y estoy seguro de que hará un gran trabajo. Lo poco que compartí con él me hizo saber que era una persona amable e inteligente, por lo que sé que será un gran jefe.
Estúpido Riley, por un momento me hizo querer correr a la casa de mami Lena.
—Eso está bien, estoy seguro de que si conoces a Daniel, lo amarás —trago saliva y cubro mis ojos con la almohada —. Ambos son igual de extrovertidos.
Riley no responde, solo se acerca a mí y me abraza, acomodándose arriba de mi cuerpo.
—Daniel no es el nuevo presidente, Niels —su mejilla se apoya en mi pecho en el momento en el que dice las palabras que me hacen querer morir —: es Alex.
El mundo no gira alrededor de ti. Es muy poco probable que las personas te vean o hablen de ti cuando pasas por un sitio. Es aún menos probable que las personas te tomen fotos disimuladas y no paren de murmurar como si fueras una celebridad.
Es muy, muy poco probable, pero es lo que vivo al pisar la sala de conferencia del C.V.S.
Absolutamente todas las miradas caen sobre mí y como si no fuera poco, algunas personas comienzan a tomarme fotos, como si no pudieran creer lo que están viendo.
Riley me toma de la mano con más fuerza cuando nota que me cuesta dar un paso, así que cuando comienzo a caminar, lo hago tenso y muy incómodo por la situación.
Justo como lo temía: todos me reconocieron. No por haber hecho algo genial a lo largo de mi vida, sino por haber sido la persona con la que Alex Crild le comunicó al mundo que era gay.
Todos me reconocen por eso. Esa fue la razón por la que evité las redes sociales durante todos estos años.
Me siento extremadamente avergonzado no por eso, sino por la atención. No me gusta que me miren y saber que soy el centro de atención, me hace querer vomitar.
La mano de Riley apretando la mía es lo único que me impide salir corriendo, pero eso no evita que me esconda en una esquina, muy alejada del público y muy lejos de la luz. Las personas poco a poco dejan de buscarme con la mirada y vuelven a lo suyo, parloteando acerca de la decoración y del recinto.
El lugar parece un salón de fiestas, pero el triple de grande. El suelo es de cerámica negra y el techo es de tela blanca y candelabros, haciendo lucir a las personas de traje más elegantes todavía. Yo también llevo traje, ya que Riley me insistió en que todos vestirían de esta manera porque querían impresionar a la alta sociedad.
Muchos de los estudiantes son de Reino Unido, por lo que nuestras compañeras de universidad deben estar por algún sitio de acá. Por supuesto que ellas saben que fui el novio de Alex, —todos en mi universidad lo saben—, pero al estudiar de noche, me encontré con muchas personas que tenían problemas e intereses más grandes que meterse en mi vida. Por esa razón no recibí tanto acoso y temía que al llegar acá eso sucediera. Para mi mala suerte pasó lo que temía porque es obvio, todos acá conocen a los Crild y todos acá seguían a Alex cuando la noticia salió a la luz.
Los Crild no son empresarios normales. No son personas con una vida irrelevante. Ellos aparte de empresarios, son figuras públicas que llaman la atención por la belleza característica que poseen. El mayor de todos fue el fundador de la empresa, pero siempre levantó el deseo y la admiración de muchas mujeres por su atractivo y madurez. Daniel siempre destacó por ser el típico chico popular que hacía reír a los entrevistadores en las ruedas de empresa, la televisión o las revistas; él destacó siempre por ser tan atractivo como carismático. Taylor, quien es el tercer hermano, es un modelo reconocido mundialmente y a su vez formó una academia de modelaje llamada Areté Crild que catapultó a la fama a sus hermanos al convertirlos en modelos exclusivos de su agencia. Venus es la única hermana y, según muchos conocidos, es la mujer más hermosa. Tuve el placer de conocerla en persona y pude comprobar que aparte de hermosa, también es una mujer bastante inteligente, interesante e intimidante. Y los gemelos... Hay muchas cosas que puedo decir de ellos. Thomas se convirtió en un actor reconocido que llamó la atención de numerosos directores que se quedaron asombrados con su talento y multifacetismo. También era mi mejor amigo y tuve el honor de ver su primera actuación en la obra de teatro del instituto, en la que obtuvo el papel principal por todo su esfuerzo. Y Alex... aún no comprendo qué hace acá. Él quería ser futbolista.
—Acá estabas —la voz de Riley me saca de mis pensamientos.
Lo observo sin entender cuando me entrega una copa con un líquido azul y él sonríe, guiñándome un ojo.
—Lo necesitas, se nota —me sonríe y toma un sorbo —. Es vodka de menta, está rico.
Suspiro y le doy un trago. Él sabe que es mi bebida alcohólica favorita, así que agradezco el gesto porque en verdad lo necesitaba.
Me tomo todo el contenido de la copa en el segundo trago y Riley me mira con impresión cuando le quito la suya y también me la tomo de un trago.
—Te vas a volver mierda si tomas así —dice con seriedad —. Recuerda que estás enfermo, no te puedes exceder.
— ¿Puedes traerme una botella? —pregunto, ignorando sus palabras —. Nunca te pido nada y lo sabes.
—Niels...
—Lo necesito —digo con seriedad, mirándolo a los ojos —. Por favor, Riley.
Él gruñe y mira al techo, comenzando a caminar hacia la mesa de los aperitivos.
Por suerte desde mi lugar nadie nos ve y puedo beber una botella sin que lo noten.
Riley es la única persona capaz de encontrarme y es porque tenemos nuestra ubicación en tiempo real. Los primeros años de Londres nos perdíamos todo el tiempo y la única manera de mantenernos seguros fue pasarle la ubicación al otro por si alguno se perdía. Luego la aplicación quedó así por costumbre y ahora la usamos cuando queremos encontrar al otro de forma rápida.
Alzo la mirada cuando un grupo de hombres comienzan a abrir paso entre las personas y retrocedo de golpe al notar que son guardias de seguridad y seguramente deben estar escoltando a alguien importante.
¿Es Alex?
Mi corazón comienza a retumbar con fuerza y toco mi pecho intentando mantenerlo en su sitio.
¿Por qué me pongo así?
Solo se trata de mi ex, no me tiene que afectar tanto.
¿Entonces por qué de repente todo me tiembla?
Trago saliva y me apoyo de la pared, intentando calmar mi respiración. ¿Qué me pasa? ¿Por qué no puedo comportarme como una persona normal?
— ¡Dios mío, es Thomas! —El grito de una chica me devuelve a la realidad.
Es Thomas. ¿Qué hace Thomas acá?
— ¿Niels? —la voz de Riley me hace despegar mi mirada del piso —. ¿Qué tienes? Pareces asustado —frunce el ceño y me entrega la botella de vodka.
No le digo nada, solo le quito la tapa a la botella y comienzo a tragar el contenido como si fuera agua. Es justo lo que necesito si voy a ver a Alex: alcohol. De otra manera no podré soportar tenerlo a metros de mí.
—Niels, te vas a volver mierda si tomas así —Riley me quita la botella y me mira con seriedad —. O te calmas o me la llevo, pero no voy a dejar que te ridiculices frente a esta gente.
Aprieto mis labios y mis puños. Sé que tiene razón, pero en este momento no me importa "ridiculizarme", solo quiero que se disipen los nervios.
No quiero seguir sintiendo ansiedad, solo quiero olvidarme de que estoy en el mismo lugar en el que prometí no estar.
—Ten —me entrega la botella y niega —. Si quieres irte, llámame. No me voy a quedar en un rincón como si fuese un marginado. No hiciste nada malo, así que no tienes por qué avergonzarte de haber ganado un puesto en el C.V.S.
—No es por...
—No me interesa —me corta —. Si estás aquí fue porque te esforzaste, no por ser el ex de Alex. Si vas a pasar todo un año escondiéndote de la gente solo porque temes ser juzgado, devuélvete.
No digo nada cuando se da la vuelta y se adentra al montón de personas, tan solo observo la botella y le vuelvo a dar un gran trago, preguntándome por qué mientras más inestable estoy, más delicioso sabe el alcohol.
You & Me de Disclosure comienza a sonar por los amplificadores, haciendo que el alcohol se deslice con más facilidad por mi garganta.
«Riley tiene razón». Tomo un trago de alcohol. «No vale la pena haber venido si solo voy a esconderme».
Meto una mano en mi bolsillo en busca de un encendedor, pero maldigo cuando noto que si fumo, seguramente sí se darán cuenta y me echarán.
Comienzo a rodear en salón de fiesta en busca de una salida y maldigo cuando noto que esta está abarrotada de personas que esperan atentan a los invitados.
Me escabullo entre el montón de personas y consigo llegar a unas escaleras que se encuentran ocultas detrás del DJ.
¿Cuándo empezará la conferencia? Las personas parecen estar en una fiesta. Ninguna está sentada en las mesas correspondientes y parecen estar disfrutando a lo grande la música.
¿Era parte del plan o estará pasando algo? Ni siquiera parece haber rastro de Alex. Si es él quien hablará —cosa que dudo mucho —, debe estar atrasadisimo.
Subo las escaleras antes de que el DJ o alguien me vea y aprovecho que estoy vestido de negro para caminar entre las sombras como si fuese parte de ellas. Eso me hace recordar al instituto y a la manera en la que siempre lograba pasar desapercibido gracias a mi capacidad para ocultarme.
Las escaleras me llevan a un largo pasillo sin iluminación, lo que hace un gran contraste con el salón de fiesta iluminado y llamativo.
Camino por el pasillo lo más rápido posible, sin soltar la botella y preguntándome por qué de repente todo se comienza a sentir más ligero.
Llego a una puerta de madera que parece estar cerrada con seguro. Intento abrirla a la fuerza, pero mi plan falla cuando una mano se apoya en mi hombro y me empuja contra ella, haciéndome palidecer.
— ¡¿Qué haces aquí?! —el guardia de seguridad habla, haciéndome tartamudear.
— Y-yo... buscaba el baño —intento sonar convincente, pero su mirada se posa en mi botella, haciédome retroceder.
—Sal ya mismo de aquí. Si te vuelvo a ver merodeando el lugar, te acusaré con tu responsable.
Mierda.
Asiento y corro hasta las escaleras, bajando lo más rápido posible y perdiéndome entre las personas para que el guardia no me vea.
Casi me cago encima.
Aprieto la botella con fuerza y me abro paso entre los invitados que esperan con emoción a los recién llegados. No miro a nadie, solo me escabullo entre la gente y siento un inmenso alivio cuando logro salir del lugar.
Rodeo el edificio que luce más costoso por fuera que por dentro y busco una zona tranquila para fumar sin que me molesten. Por suerte en uno de los costados hay un árbol perfecto para ocultarme de la gente y sentarme. La única luz que lo ilumina es la de los faroles, ya que esta noche no hay luna ni estrellas.
—Paz —suspiro y enciendo un cigarrillo, viendo el humo desvanecerse en el aire.
Tomo un trago de vodka y le doy una calada aún más larga al cigarrillo, preguntándome cuánto tardará en acabar la dichosa conferencia.
Observo el pasto verde en el que estoy sentado y deslizo mi mano sobre él. «Ya estoy tomado». Lo noto cuando comienzo a reirme por la situación con el guardia.
— ¿Tienes otro cigarrillo? —Una voz a mis espaldas me sorprende, pero aún así me quedo sentado y de espaldas, pasándole un cigarrillo al desconocido —. ¿Me prestas tu encendedor?
—Estás jodiendo mucho —digo sin verlo, pasándole también mi encendedor.
—Lo siento —el desconocido ríe y se sienta detrás de mí.
Tomo otro trago de vodka y me apoyo mejor en el árbol, preguntándome por qué la vida nunca me deja tener un poco de paz.
— ¿Eres uno de los estudiantes del C.V.S? —El desconocido vuelve a hablar.
— ¿Dejarás de hablarme si te digo que sí? —pregunto irritado.
— ¿Cuál es tu problema? —pregunta, haciéndome saber que mi actitud le molesta.
—Tú —digo sin titubear —. Estaba muy feliz acá solo y llegaste a joderme.
—El árbol no es tuyo —contesta rápidamente —. Y créeme que si alguien tiene derecho a estar sentado aquí, soy yo, no tú.
— ¡Bien! —digo con fastidio, levantándome en un movimiento. Mi cuerpo se tambalea debido al alcohol y mis dedos pierden el cigarrillo por la falta de concentración —. ¡Quédate con tu árbol! Ya no lo quiero.
Intento caminar, pero el desconocido me toma del brazo y me jala, impidiéndome continuar.
— ¡No! Quédate tú, yo tampoco lo quiero —dice con molestia.
Me desprendo de su agarre como puedo y me giro hacia él, apunto de decirle todos los insultos que pasan por mi mente en fracción de segundos.
Pero no lo insulto y mucho menos hablo: solo lo miro con atención.
«Es el alcohol». Pienso. «Estoy muy tomado»
—Niels —su voz se escucha más grave cuando dice mi nombre.
Detallo cada centímetro de su cara. Desde sus cejas rectas y oscuras hasta sus labios rosas. Sigue teniendo el mismo rostro de antes, solo que ahora con un aspecto más maduro, más adulto. Lo mismo con todo su cuerpo, ya no es el de un adolescente, ahora lo siento más alto y más corpulento, como si hubiera ganado masa muscular.
—Eres tú, ¿no? —habla de nuevo, logrando que mis ojos se llenen de lágrimas.
«Maldita sea»
Sin poder evitarlo devuelvo mi atención a sus ojos. Dos círculos azules que parecen ver a través de mí.
Todos los recuerdos con él vuelven a mi mente de forma instantánea y dolorosa. Desde la primera vez que nuestras miradas se cruzaron en el salón hasta la última vez que estuvimos a centímetros del otro en el baile de graduación.
Sin poder evitarlo llevo mi mano libre a su cara y deslizo mis dedos por su mejilla derecha.
«Dios mío»
— ¿Por qué no hablas? —pregunta con nerviosismo cuando deslizo mi dedo pulgar por su mentón.
«¿Cómo fue que se puso más lindo?»
Estoy soñando.
— ¿Niels? —su voz me devuelve a la realidad y entonces noto que estoy demasiado borracho como para comportarme de forma racional.
—Creo que voy a vomitar —susurro, sintiendo todo darme vueltas.
— ¿Por qué lloras? —pregunta cuando intento separarme.
Es ahí cuando noto que sus manos están sujetando mi cara.
— ¿No te das cuenta? —pregunto en medio de las lágrimas, logrando que él me observe sin entender.
— ¿De qué?
Sus ojos se vuelven más oscuros cuando deslizo mis dedos por su mejilla.
—Tú también estás llorando.
Se supone que publicaría este capítulo cuando llegáramos a 1k de votos, pero tenía muchas ganas de publicarlo y creo que es un poco injusto teniendo en cuenta que llevamos muy pocos capítulos.
Meta nueva: 200 comentarios. Me harán llorar si no lo logramos.
¿Por qué creen que Alex y Niels lloran?
Síganme en instagram si desean tener más información sobre las historias <3
Con mucho amor y un beso en la boca.
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