CAPÍTULO 10

Capítulo dedicado a @merie55moon <3 

"Aiden me cae mal, no importa cuando lean esto, pero me encantó el capitulo, gracias por volver ♡"

CAPÍTULO 10

La nostalgia


Alex


                Desde que tengo memoria, mi familia siempre ha festejado las buenas noticias con una comida.

No importa si es de día o de noche, siempre debemos juntarnos a comer y disfrutar de lo que sea que estemos festejando.

En este caso y después de mucho tiempo, me están festejando algo a mí: mi compromiso.

A pesar de que internamente ya se sabía que Aiden y yo estábamos comprometidos, quisieron festejar que la noticia es pública y que ya no debemos ocultarnos.

Nathan, el padre de Aiden y el novio de mi mamá, fue el que organizó todo. Fue una celebración sorpresa porque ni Aiden ni yo tuvimos tiempo de organizar algo. La realidad es que al llegar a la casa de mi madre, lo que menos esperaba era encontrarme con toda mi familia, (al menos la mayoría).

Incluso Maya, esa chica que alguna vez fue mi mejor amiga.

                —Hola de nuevo —me saluda, con la seriedad que la caracteriza.

En realidad no siempre es seria, porque la he visto bromear con todos, menos conmigo.

Desde que ocurrió la crisis, jamás volvió a ser la misma. Recuerdo que fue una de las personas que más estuvo conmigo cuando desperté del coma, pero luego de la crisis, se distanció por completo de mí. Supongo que fue por culpa, al igual que Thomas, (quien estuvo durante meses actuando como un condenado a muerte); pero la realidad es que jamás he sentido rencor o algo malo por lo que pasó. Al contrario, me siento agradecido de lo que hicieron, porque luego de eso pude recuperar parte de mi memoria.

                —Hola, tiempo sin verte —sonrío, intentando que no se vaya y me ignore, como siempre —. ¿Cómo has estado? ¿Qué tal Nueva York?

Ella mira en todas las direcciones y lleva la copa de vino a sus labios.

              —Bien, como siempre —asiente —. ¿Qué tal están yendo las cosas con la empresa? Me dijeron que están trabajando en una nueva colección.

Asiento y esquivo a dos bebés cuando pasan corriendo por nuestro lado. Tener la casa llena de niños es algo habitual en mi familia y más en encuentros familiares. Solo faltan Alisa y Adrien, pero se encuentran de gira junto a Lauren y David.

              —Gianna y Minive, ¿qué les dije? —Miley les habla con autoridad, caminando detrás de ellas —. Sin correr dentro de casa, pueden lastimarse o lastimar a alguien.

             —Lo siento, tía —Minive se disculpa, refugiándose detrás de una de mis piernas —. Estamos jugando a las escondidas.

Miley suspira y sonríe, tendiendo su mano.

              —Síganme, tengo el escondite perfecto.

Las niñas sonríen y la siguen sin dudar.

Vuelvo mi atención a Maya, quien parece haber estado contemplando la escena con la misma atención.

La verdad es que llevaba rato acá cuando noté que Maya también estaba en casa. Supongo que estaba durmiendo en una de las habitaciones, lo que no es raro ya que cuando David y Lauren no están, ella suele quedarse en casa de mi mami para no estar sola.

                —Sí, estamos trabajando en una colección futurista. Es sorprendente, porque lo primero que imaginan todos, son prendas de aluminio o negras, pero es más que eso. Nos centramos en el tiempo, en la innovación de materiales y mezclamos la astrología con la tecnología. Los diseñadores están haciendo magia...

Callo, al notar que estoy diciendo mucho. Una de las cosas que aprendí como jefe es que mientras menos hablo, es mejor para todos. Además, no puedo revelar muchos detalles y aunque sé que Maya no dirá nada, debo acostumbrarme a no dejarme llevar por la emoción.

                 —Te entusiasma esta vida, ¿no? —Maya me sonríe por primera vez —. Jamás pensé que la dirección creativa fuera de tu interés.

Sus palabras me sorprenden, pero no lo niego. La verdad es que una de las cosas por las cuales amo mi trabajo es porque tengo la libertad de explotar mi imaginación junto a personas que no me verán como un loco, (los diseñadores y el director creativo).

                 —Es lindo. Es algo que te diferencia de David y tus hermanos. Tienes potencial para dirigir todas las áreas —continúa, haciéndome sonreír.

                —Es más interesante de lo que crees —aclaro mi garganta —. Tienes que venir un día a ver cómo funcionan las cosas. Estoy seguro de que a Mili le encantaría verte.

                —Nos vimos ayer —Maya se encoge de hombros —. Pero quién sabe, tal vez me pase uno de estos días.

Asiento.

               — ¿De qué hablan? —Thomas aparece a mi lado, terminando de masticar una zanahoria.

                —Estaba invitando a Maya a pasarse por la empresa —respondo, notando que puede ser un buen momento para planificar una salida —. Oigan, ¿qué les parece si...?

La presencia de alguien me interrumpe.

Ese alguien es Sabrina, la sanguijuela que no se le despega a mi hermano.

              — ¡Maya! ¿Cómo has estado? —saluda, transmitiendo felicidad genuina.

Pero como siempre, Maya la observa con seriedad. Nunca le ha agradado ni ella, ni Aiden. Creo que el único de la familia Harvey que le cae bien es Nathan, el novio de mi mamá, (quien es el padre de ellos).

                —Bien —responde, tomando un sorbo de vino —. ¿Qué tal va tu vida? No he visto que trabajes en ningún proyecto.

Sabrina suspira y asiente, entendido que jamás será del agrado de ella.

                —Por el momento no estoy interesada. Estuve mucho tiempo involucrada con la academia, quiero enfocarme en otras cosas —dice, observando a mi hermano con una sonrisa —. Cuando me sienta preparada, volveré al ballet.

Maya asiente y mira a Thomas fijamente.

               — ¿Tú cómo te sientes con eso? ¿No te disgusta que te relacionen con alguien todo el tiempo?

Thomas se encoge de hombros y mira a Sabrina con una sonrisa.

               —Siempre me relacionan con todas las mujeres con las que hablo. Prefiero que lo hagan con alguien de confianza.

Maya abre la boca, pero se calla cuando escuchamos el llamado a comer.

Todos caminamos hasta la mesa y busco con la mirada a Aiden para sentarme a su lado. Y claro, verlo metido en el teléfono arruina por completo mi estado de ánimo.

Camino hasta él con paso lento y arrastro la silla para sentarme. Él despega su mirada del teléfono y me mira con culpa. Sé que sabe que me molesta y aún así lo sigue haciendo.

              —Necesito responder, si cierro este trato, estaremos trabajando con una de las mejores marcas de Asia —me habla, enseñándome el correo que está leyendo —. Mi asistente me envió todos los detalles. Mañana tendré una reunión con ellos y necesito prepararme para darles una buena presentación.

Suspiro y asiento, acomodándome en la silla.

Él termina de leer y responde algo. Durante ese tiempo, la familia termina de acomodarse en la mesa y como no tengo nada mejor que hacer, comienzo a detallarlos a todos.

Daniel sienta a Carisa en sus piernas y ríe de algo que ella le dice. Dania habla con Dael y niega cuando él le dice algo que desde acá no se escucha.

Venus, quien se encuentra al lado de mí, parece estar hablando de algo muy gracioso con Wells, porque no deja de reír y golpearlo a la vez.

Taylor y Miley, sentados al lado de ellos, vigilan que las bestias estén sentadas en la mesa de los niños, (que está justo al lado de la mesa de los adultos). Miley se levanta cuando una de sus hijas la llama y Taylor observa al bebé sentado entre sus piernas cuando este intenta tomar el plato que está en la mesa. Everth es mi sobrino más pequeño, tiene dos años y es hijo de mi hermano Taylor. Es su copia, literalmente. Es el primer niño pelinegro de la familia Russell, (según Miley), y también tiene los ojos azules de su padre. Aún no habla, pero es demasiado tremendo y por eso Taylor prefiere que esté sentado cerca de él para que no haga desastre.

En la mesa de los niños se encuentran sentados el resto de mis sobrinos:

Kendall y Noah, de siete años, y Selene (Minive), de cuatro, son los hijos de mi hermana Venus. Dael, casi de siete, y Carisa, de tres, son los hijos de mi hermano Daniel. Las gemelas Gianna y Grace, que con cinco años parecen de siete, y Everth, de dos, son los hijos de mi hermano Taylor. Por último, faltan Alisa y Adrien, de seis años, hijos de mi hermano David.

Everth se pone a llorar al notar que es el único niño sentado en la mesa de adultos. Él quiere hacer desastre con los demás bebés.

Una vez que logran calmarlo, el resto de la familia se acomoda y comienzan a hablar sobre el compromiso.

Aiden deja el teléfono y sonríe cuando nos preguntan si ya hemos comenzado a hacer los preparativos.

                —Aún no sabemos dónde la haremos, pero es casi seguro que será en Santorini —Aiden sonríe y me mira con emoción.

                — ¿Grecia? Qué interesante —Daniel asiente y comienza a servir las copas de champán —. Brindemos por eso.

Todos chocamos las copas y tomamos un sorbo.

                —Creo que nunca les pregunté cómo fue la pedida de mano —Maya habla, logrando que todas las miradas se posen en ella —. ¿Qué? Es cierto. Nunca lo han contado.

Observo a Aiden sin saber qué decir y noto por su postura que está incómodo por la pregunta. Él sabe que no es del agrado de Maya y que cualquier cosa que diga, puede ser malinterpretada por ella.

                —Fue hace cinco meses, en un restaurante —comienzo a hablar, ganándome la mirada de todos —. Estábamos celebrando el nombramiento de mi sucesión y bueno. Ya tenemos dos años juntos, ¿cuánto más se puede esperar?

                 — ¿Quién lo propuso? —Maya se apoya en la mesa, mirándonos con detenimiento.

Aiden se remueve en su asiento.

                 — ¿Eso importa? Creo que no es necesario... —Sabrina habla, pero se calla al notar la mirada intensa de Maya.

Desde acá no la puedo ver porque está sentada de mi lado de la mesa y Venus y Sthepen interrumpen la vista, pero Maya está en el otro extremo (al lado de Daniel), y puedo saber qué provoca con esa expresión.

                —A mí me importa, ¿acaso es malo saberlo?

                —No, solo digo que...

                —Yo se lo propuse —Aiden habla, intentando eliminar la tensión —. Me pareció correcto, ya que fue Alex quien me propuso ser su novio.

Maya regresa su atención a nosotros y me mira a mí con curiosidad.

               — ¿Ah, sí? Interesante.

Luego de eso, no hay más preguntas durante unos minutos. Todos comemos y hablamos sobre la próxima colección. Una que otra vez siento la mano de Aiden acariciar mi pierna, pero más allá de eso, no hay ninguna interacción entre nosotros. Desde hace cuatro días está actuando raro, como si me estuviera escondiendo algo.

               — ¿Estás bien? —Venus se acerca y me habla, yo frunzo el ceño y la miro con confusión.

               —Sí, ¿por qué?

Ella mira a Aiden y se acerca aún más, susurrando en mi oído.

                —Es que desde acá se nota que están peleados.

Niego enseguida.

               —No estamos peleados, estamos bien —digo con seguridad.

Ella entrecierra sus ojos.

               —Luego hablamos.

Intento decirle algo, pero Nathan hace sonar su copa con ayuda de una cuchara y todos lo miramos con atención. Él se encuentra en la cabecera de la mesa, en el extremo en el que está Aiden y mi madre se encuentra en la cabecera del extremo en donde está Thomas sentado al lado de Sabrina.

                  —Bueno, de mi parte y de parte de la familia entera, queríamos felicitarlos por este compromiso —comienza a hablar, enfocando su mirada en su hijo y en mí —. Todos sabemos las dificultades que han tenido que enfrentar para llegar hasta acá, y por eso estamos tan felices de verlos unidos. Ustedes lo merecen. Estamos muy orgullosos.

Sonrío cuando Aiden seca sus lágrimas y se levanta para abrazarlo. Mi familia aplaude y una vez terminado el festejo, Aiden se sienta y entrelaza nuestros dedos.

                  Cuando la cena termina, todos deciden irse a sus casas antes de que se haga más tarde. Mi hermana se despide de mí luego de invitarme a salir y yo no dudo en aceptar para que deje de pellizcar mi mejilla.

Aiden me pregunta si deseo irme, pero yo le pido quedarme un poco más. Él asiente, aprovechando el momento para ponerse al día con su padre.

Thomas se despide de mí y me abraza, separándose cuando Sabrina le pregunta si la puede llevar a su departamento.

Ignoro la escena y subo las escaleras de mi antiguo hogar, sintiendo la misma nostalgia de siempre invadirme.

Cuando decidí mudarme, nunca creí que extrañaría cada rincón de esta casa. Pasé tantos años de mi vida en ella que di por hecho que no era importante hasta que dejé de verla constantemente. Cada vez que vuelvo a ella, siento que extraño hasta su olor. Siento que el aire es diferente. Siento que los recuerdos y mi vida son diferentes.

Supongo que es por el hecho de que jamás volveré a ser el chico que vivió acá durante veinte años.

Pensar en eso me hace recordar que estoy a punto de cumplir veintiuno. Ya hace casi un año Aiden y yo vivimos juntos.

Al llegar a mi habitación, no dudo en aspirar mi viejo perfume que todavía lo embarga. No enciendo la luz, tan solo veo el antiguo sofá, el antiguo televisor y la antigua cama que durante mucho tiempo usé.

Camino hasta la cama y no dudo en sentarme, detallando todo el espacio de paredes azules y piso de madera.

Veo las paredes vacías y luego miro al techo.

Quisiera volver a ser un niño.

Me acuesto en la cama y cierro los ojos, recordando todo lo que viví durante mi infancia. A medida que los recuerdos vienen a mí, también me embarga un profundo sentimiento de tristeza por no poder regresar el tiempo y decirle a ese Alex que aprecie todo lo que tiene.

Ya nada volverá a ser como antes y por alguna razón, ese pensamiento me domina y me deprime.

Jamás volveré a sentir todo lo que se supone que sentí en el pasado.

Unas manos cubren mis mejillas y cierro los ojos, sintiendo varios besos acariciar toda mi cara. Mi corazón se acelera. No me muevo, simplemente disfruto las caricias y ese extraño olor tan familiar. Jabón y perfume masculino. Las caricias se sienten tan reales, que cuando abro los ojos no puedo evitar sentir confusión al notar que estoy solo. Fue un recuerdo y fue con ese chico que no quiere saber nada de mí: Niels.

Supongo que eso pasó acá, en mi habitación. Jamás había tenido un recuerdo tan vivo, pero la memoria muscular nunca falla. Mi cuerpo reaccionó exactamente como reaccionaría ante una situación así.

Entonces él no siempre fue amargado. Él sabía demostrar cariño.

Frunzo el ceño y llevo una mano a mi pecho.

Siento que se me va a salir el corazón, pero no me encuentro nervioso. Estoy confundido.

¿Ese chico era así de tierno?

La puerta se abre y eso me hace alejar mi mano de mi pecho, intentando aparentar tranquilidad.

               —Cariño, ¿estás bien? —escucho la voz de mi mamá, por lo que no dudo en sentarme.

La veo caminar hasta donde estoy y la observo con duda cuando se sienta a mi lado.

               —Alex, ¿pasa algo? —mi mami vuelve a hablar, colocando una mano en mi mejilla.

Ese gesto hace que la abrace con fuerza.

Ella no dice nada, solo acaricia mi espalda y deja un beso en mi cabeza. Tardamos un largo rato en separarnos, pero lo hacemos porque la necesidad de hablar me embarga.

                —Estoy cansado —le confieso, mirándola a los ojos —. Sé que estoy joven, que tengo toda una vida por delante y que todavía me falta luchar mucho, pero estoy cansado. Todos los días me despierto queriendo estar en otra realidad y estoy molesto conmigo mismo.

                 »Veo como todos se esfuerzan sin quejarse y yo me quejo todo el tiempo. Odio eso. Odio tener dolores de cabeza cada vez que intento buscar respuestas. Odio sentir que jamás volveré a ser yo mismo.

Mi mamá no dice nada, solo me mira con preocupación y acaricia mi mejilla con ternura.

                  —Cariño, que otros no expresen lo que sienten, no quiere decir que no estén cansados —me sonríe, señalándose —. Yo estoy cansada todo el tiempo. A veces no quiero levantarme de la cama, pero lo hago porque sé que de eso se trata la vida. Nadie tiene ganas de vivir todo el tiempo, pero buscamos la fuerza para continuar porque el día no se detendrá solo porque no queramos enfrentarlo.

La vuelvo a abrazar, solo que esta vez apoyo mi oreja en su pecho, dejando que acaricie mi cabello.

               —Extraño vivir contigo —le confieso —. Extraño ser un niño y que hagas todo por mí.

Mi mamá solo ríe o al menos eso percibo, ya que su pecho vibra.

               —Yo también extraño que seas un niño —deja varios besos en mi cabeza —. Extraño a todos mis niños, en realidad. Lo único que compensa el sentimiento es ver a mis nietos.

Sonrío y me separo, detallando su rostro.

                —Tú gastaste más niños. Tienes a tus hijos, a tus nietos y a tus hijos de otras madres —pienso en mis cuñados y ella ríe.

Ese es un apodo que les puso a las esposas de mis hermanos y al esposo de mi hermana. son sus "hijos" de otras madres. Ella los aprecia a todos, incluyendo a Aiden y a Sabrina, quienes son los hijos de Nathan, su pareja actual.

               —Claro, ellos también —ríe, y por un segundo se me ocurre que es buena idea preguntarle sobre él.

Pero me arrepiento al instante, pensando que si Aiden se entera, me mataría.

Mi mamá parece notar que algo anda raro, porque se separa y me mira fijamente. La poca luz que queda del atardecer aún permite que veamos con claridad el rostro del otro.

               — ¿Pasa algo más?

Aunque por un segundo estoy tentado a negar, no puedo evitar sincerarme. Extraño recibir consejos de la persona más detallista que conozco.

                —Estoy intentando recuperar la memoria —confieso —. Sabes lo que pasa cuando lo intento. La migraña ha empeorado y yo... no sé qué hacer.

               — ¿Fuiste al neurólogo? —pregunta, con obvia preocupación.

               —Sí, Aiden me hace visitarlo todos los meses —suspiro.

               — ¿Fuiste al psicólogo? ¿Estás tomando algo?

               —Sí y no. No necesito tratamiento. Los especialistas me dijeron que el dolor es mental, provocado por un mecanismo de defensa. En pocas palabras, mi cerebro hace que me muera de dolor para que yo no reviva los traumas —ruedo los ojos.

Mi mamá me mira fijamente y agacha la mirada.

Algo en su expresión, me hace saber que siente culpa.

Por eso no me gusta desahogarme con nadie.

               —Oye, no es tu culpa, ¿vale? Hiciste lo mejor para mí —le digo con seriedad, tomando su mano.

               —Tal vez si te hubiésemos dicho todo desde un principio...

               —Mamá, recuerda lo que pasó en el departamento de Maya. ¿Cómo habrías reaccionado si hubieras sido tú la que me lo contara? Estuve internado tres días porque me expusieron a esos recuerdos de golpe. Hicieron lo mejor para mí.

               —Tal vez... no lo sé.

Su expresión de culpabilidad me angustia. Lo que menos deseo es que mi mamá se responsabilice por algo que no es para nada su culpa. Ni mi accidente, ni mi pérdida de memoria, ni mis dolores son culpa de ella.

Ella es la mejor mamá del mundo.

               —Oye, así hayas hablado antes, nada habría cambiado —me encojo de hombros —. Los dolores habrían surgido, y todo estuviera exactamente igual. Ni siquiera la presencia de ese chico evita que me desmaye por el dolor. Es más, creo que aumenta. Hace cuatro días tuve una recaída y todo fue porque discutí con él.

Mi mamá me observa sin decir nada y eso me impulsa a seguir.

              —Nada de lo que hiciste te hace culpable de lo que tengo. Es más, agradezco haber vivido esos meses en completa ignorancia. Te prometo que amaría no saber nada de ese egoísta —frunzo el ceño y evito recordar su cara.

Mi mami no dice nada, solo toma mi mano y conecta nuestras miradas.

              —Cariño —su voz sale muy baja, logrando que me preocupe.

               — ¿Qué pasa? —la miro con preocupación.

«¿Qué dije? ¿La cagué?»

               — ¿Niels regresó?

¡PRIMER CAPÍTULO DEL MARATÓN! 

¿Cuál fue su parte favorita de este cap?

¿Qué opinan sobre Maya? 

¿Qué opinan sobre los bebés Crild nuevos? 

Carisa y Everth ya están con nosotros. 

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