Capítulo 35: Confianza

Llevaba todo el día con la misma presión en el pecho. No conseguía quitarme la sensación de angustia de que las cosas no iban bien. Cerré los ojos intentando relajarme. Sólo había sido una discusión, vale que era la primera desde que nos estábamos viendo, pero teniendo en cuenta nuestro historial, no debería de estar preocupada. El caso era que no lograba eliminar la sensación de malestar que se había asentado dentro de mí tras la discusión de esa mañana.

Todo comenzó por una llamada tonta. Aquella noche volví a pasarla con Josh y fue igual de mágica que la primera. Cuando estaba en sus brazos me sentía deseada y él no se cansaba de demostrarlo. Por la mañana, mientras él se duchaba y yo remoloneaba en la cama, su teléfono empezó a sonar. Ni siquiera pensé en ello, simplemente me puse una camiseta suya y me acerqué al escritorio para llevarle el móvil que vibraba boca abajo de forma insistente. No me dio tiempo ni a alzar el brazo para cogerlo cuando la voz de Josh retumbó en la habitación.

—No lo cojas —ordenó de una forma tan contundente que no pude evitar la sorpresa que reflejó mi rostro. Josh estaba junto a la puerta del baño cubierto sólo con la toalla. En otra ocasión me habría quedado admirando su cuerpo, pero en aquel momento se le veía amenazador. Había desaparecido el chico dulce con el que había pasado la noche. Se acercó sin cambiar esa pose que conseguía sacarme de mis casillas y cogió el aparato. Su actitud creo un sentimiento de intranquilidad que me puso en alerta. Repasé su cuerpo en tensión mientras se vestía hasta que mis ojos se desviaron al móvil que seguía vibrando en su mano.

—¿No vas a coger la llamada?

—No —contestó de forma seca.

—¿Qué pasa? —pregunté de forma desconfiada sin poder entender el cambio de actitud tan repentino.

—Nada —dijo dándome la espalda y terminando de vestirse. Debería de haberlo dejado pasar, pero dentro de mí tenía la sensación de que algo iba mal.

—Josh, mírame y dime que no pasa nada.

—¡Joder, Lena! No pasa nada, ¿vale? —Y ahí fue cuando sentí que me caía en un pozo. Por supuesto que no me valía la respuesta de Josh. No sólo no se había girado para decírmelo, sino que además su tono irritado me daba a entender que era por mí. Ignoré el nudo que se me formó en la garganta y le dije:

—Necesito que me expliques qué está pasando.

—Tú siempre necesitas que te explique algo —dijo con una risa burlona.

—Sí. Y tú nunca me aclaras nada. —Me había puesto delante de él intentando ver su cara y frenarle para que no se marchara.

—¿Qué quieres saber? —preguntó con tono aburrido, pero sin que desapareciera la rigidez en su cuerpo.

Mis ojos se posaron de nuevo en el móvil que seguía vibrando en su mano.

—¿Por qué no coges la llamada?

—Es un asunto privado —dijo con tono seco—. El hecho de que nos acostemos no hace que tenga que contarte todo lo que hago.

Di un paso atrás alejándome de él al sentir una punzada de dolor dentro de mí. Un dolor que no supe reconocer, pero que no me gustó. Al ver mi reacción por los ojos de Josh asomó la culpa.

—Lena —murmuró haciendo el amago de coger mi mano. La aparté enfadada.

—No me toques —dije dolida—. Nada ha cambiado entre nosotros simplemente porque hayamos compartido la cama. Lo he entendido. —Hice una pausa para calmarme antes de continuar—. Por eso el viernes voy a ir con vosotros a buscar a Sussie —dije de forma tajante mientras me comenzaba a vestir de forma precipitada. Antes de salir me paré unos segundos y sin mirarle dije—: No pidas confianza cuando tú no la das.

Abrí la puerta dando gracias a que Josh hubiese accedido a mi petición de modificar la centralita de la casa para que me permitiera salir de su cuarto. Al principio no se había mostrado muy de acuerdo, hasta que le hice entrar en razón de que no podía quedarme por las noches en su cuarto sin poder salir de él.

El dolor que había sentido durante la discusión había ido remitiendo a lo largo del día hasta que se había quedado en una sensación de malestar. Nunca había pretendido que Josh tuviese que contarme todo porque estuviéramos liados. Jugueteé un rato más con la pulsera de mi muñeca sin dejar de pensar en ello. En realidad lo que me había molestado había sido su actitud. No me gustaba cuando se convertía en el militar frío, él no era así, lo hacía cuando se intentaba proteger. Me enfadaba que lo hiciera conmigo. Si quería confianza debía de dármela. Además sus palabras me habían dolido, me había sentido como si sólo fuese una diversión para él. Gruñí de forma irritada mientras me sujetaba la cabeza intentando borrar el último pensamiento. Tenía que dejar de pensar en ello. Josh no había dicho nada que no fuese cierto. Hablaría con él después de la reunión y arreglaríamos las cosas.

Una vez tomada la decisión me incorporé para prepararme. En el entrenamiento de la mañana Jake me había confirmado que Josh me había añadido al grupo de rescate y que nos juntaríamos esa misma tarde. Así que en media hora tenía que estar abajo para asistir a la que sería mi primera reunión.

Cuando llegué a la sala de reuniones me encontré a Jake enzarzado en una discusión con Eliot y otro muchacho muy joven en un lado de la sala. Les observé unos segundos, el chico con el que hablaban me sonaba, le había visto en algún sitio. No llegué a entender bien de qué discutían porque apenas alzaban la voz, aunque por la cara de Jake no estaba nada contento. Mis ojos vagaron por el resto de la sala hasta que se posaron en otro chico que estaba sentado al fondo. Ajeno a la conversación de los otros estaba concentrado en la pantalla del móvil que tenía en las manos. Tendría la edad de Josh y era muy corpulento, no dudaba que si se ponía de pie me sacaba con facilidad más de una cabeza de altura. Cuando sus ojos se elevaron de la pantalla del móvil para posarse en los míos, un escalofrío me recorrió la espalda. Incómoda aparté la vista de esos ojos sin vida para ver que sitios quedaban libres. "Como no..." pensé con el ceño fruncido al ver que el único sitio libre estaba junto al chico del móvil. Sin pensarlo me acerqué a la silla y me senté. Una vez acomodada mis ojos volvieron al muchacho delgado que hablaba con Jake y Eliot, ¿dónde lo había visto? ¿Quizás en la fiesta de Gregory? Rebusqué en mi cabeza.

—Te he visto en la tele. —La voz grave me sacó de mi ensimismamiento. Giré la cabeza y me topé con esos ojos grises fríos. Un nuevo escalofrío me recorrió el cuerpo.

—Lo dudo —murmuré de forma tímida apartando la vista.

—Sí. Tienes el pelo corto, pero eres la chica que ha aparecido estas semanas en el telediario junto a Josh.

—Que va —dije mientras maldecía para mis adentros—, me estás confundiendo con otra persona.

—Eres del cuarto sector, ¿verdad?

"Mierda" pensé. Lo último que me apetecía era verme evaluada antes de comenzar la reunión. Bastante alterada estaba ya con la discusión que había tenido por la mañana y con el hecho de que era la primera reunión a la que asistía. Y cuando decía que era a la primera reunión a la que asistía no sólo me refería a la primera para rescatar a Sussie, sino a la primera que asistía en mi vida. Y eso me ponía algo nerviosa.

Estaba a punto de negar su afirmación cuando Josh entró en la sala seguido de Tania. Josh se colocó en la cabecera de la mesa mientras Tania se sentaba en uno de los sitios de delante donde estaban sus cosas. Busqué con la mirada a Josh intentando descifrar en que punto nos encontrábamos. Pero no me miró, en lugar de eso posó sus ojos un buen rato en mi compañero antes de empezar la reunión. ¿Eso quería decir que seguía enfadado? Me removí incómoda en mi sitio, pero lo ignoré para centrarme en lo que se estaba exponiendo.

Con ayuda de los planos que había en las pantallas, Josh, nos explicó el número de guardias que vigilaban a Sussie y cómo estaban repartidos por el hospital. Después pasó a la seguridad del hospital. Por último habló sobre el reparto de responsabilidades de cada uno y nuestras funciones en la misión.

Cuando terminó su exposición me sentía totalmente indignada, Josh me había metido en la misión, pero sólo para que le dejara tranquilo. Mi misión era ayudar a Jake en la furgoneta desde la que Eliot trabajaría, es decir, quedarme observando cómo ellos entraban en el hospital sin hacer nada.

—No lo puedo hacer —dijo de repente el chico que había estado hablando con Jake. Lo dijo con una voz tan temblorosa que apenas fue audible frente al tono grave de Josh.

—No fastidies, Paul. Ya lo hemos hablado —dijo Jake enfadado—. Sólo tienes que abrir una ventana. Tan sólo es eso. —La rabia de Jake se podía palpar en el ambiente. Entendía la frustración de Jake. Al chico sólo le habían encomendado esa tarea porque su madre estaba ingresada en el mismo hospital que Sussie. Lo que hacía que tuviese el pase para acceder al interior del hospital y moverse por él sin problemas. Me quedé observando a Paul que parecía muy asustado. ¿Por qué me sonaba tanto?

—Jake, basta —dijo Josh—. Si Paul no quiere hacerlo no se le va obligar. Buscaremos otra solución.

La sala se quedó en silencio mientras intentábamos buscar una solución al nuevo problema. El plan me había parecido malo desde el principio. Bueno, más que malo, me parecía un tanto brusco para mi gusto. La idea era que Paul abriese la ventana de la habitación de su madre, que se encontraba en la primera planta, para que pudiesen entrar Josh y Alex por ella. A partir de ahí subirían a la tercera planta donde se encontraba Sussie. Eficiente, sí, pero poco sutil, también.

Levanté la mano de forma tímida intentando llamar la atención de Josh. Cuando me vio frunció ligeramente ceño antes de hacer un gesto con la cabeza dándome permiso para hablar.

—¿Qué tal si ocupo yo el puesto de Paul? —propuse.

—No —soltó de forma seca antes de dirigirse al chico que estaba a mi lado—. Alex, ¿serías capaz de subir tú sólo hasta el primer piso?

—Sí.

—Pero... —continué indignada porque no me había dado tiempo a explicarme.

—He dicho que no, Lena —me advirtió. Apreté los labios con rabia. Lo adecuado era callarme y afirmar con la cabeza, como mucho añadir un *señor* de esos que tanto le molestaban. Pero estaba equivocado.

—Es un plan malo —dije de forma tajante. Todas las miradas se centraron en mí, incluida la de Josh que me estaba haciendo pedazos—. Lo único que vais a conseguir es llamar demasiado la atención y que al final os descubran. —Como parecía que había conseguido llamar su atención me incorporé para acercarme a las pantallas y continuar—. Si entráis por la habitación de la madre de Paul, tenéis que deshaceros de los guardas que hay en prácticamente toda la primera planta más los de las escaleras. Además de que Eliot tiene que conseguir controlar todas estas cámaras —dije señalando todo el área de la primera planta—, y éstas —continué señalando las escaleras y la tercera planta—. Son muchas cámaras. En mi opinión, demasiadas. —Cuando me volví todos me miraban con interés, incluido Josh. Sentí un ligero cosquilleo de nervios. En mi cabeza todo estaba claro, pero otra cosa era exponerlo—. No dudo que el plan salga, pero creo que es arriesgado —finalicé.

—¿Qué propones? —preguntó Josh. No se le veía enfadado más bien curioso.

—Que alguien entre en esta habitación y os dé acceso al hospital desde ahí —dije señalando la habitación que estaba numerada como la 105.

—¿Qué importancia puede tener que entren por esa habitación en lugar de la otra? Ambas están en la primera planta y Sussie está retenida en la tercera planta —planteó Tania con un deje de desdén casi imperceptible. Sin darme cuenta en lugar de contestarla mis ojos se posaron en Josh que me observaba con media sonrisa en los labios mientras afirmaba con la cabeza. Lo había entendido.

—Porque está al lado de la escalera de incendios —dijo sin dejar de mirarme. Afirmé con una sonrisa consciente de que él también estaba recordando nuestra huida del edificio de la banda de Tim.

—Si Josh y Alex suben por la escalera de incendios sólo tendrán que deshacerse de los tres guardas que la vigilan más los del pasillo de la habitación de Sussie. Y Elliot tiene que controlar un número mucho menor de cámaras —finalicé contenta. Esta vez sí que miré a los compañeros. Los muchachos parecían bastante satisfechos con la solución. No se podía decir lo mismo de Tania que por primera vez mostraba su verdadera naturaleza frente a otros mirándome como si fuera un despojo. Una pena que nadie la estuviese prestando atención más que yo.

—¿Y quién se encargará de llegar a la habitación 105? —preguntó Jake. Todas las miradas volvieron a centrarse en Paul que se encogió en su sitio como si fuese un perrillo asustado.

—Yo lo puedo hacer —dije con seguridad. Sentí la mirada de Josh al lado mío fija.

—Ya he dicho que no —repitió volviendo el gesto de enfado.

—¿Por qué no? —pregunté indignada.

—Porque no estás preparada y no tienes el pase. Haremos lo siguiente —continuó dando por zanjado nuestra pequeña discusión—. Yo sustituiré a Paul. Eliot, has comentado que no puedes hacer una copia exacta del pase por falta de tiempo, pero ¿podrías hacer algo parecido?

Eliot medito unos segundos antes de decir:

—Sí, pero no serviría de nada porque las puertas no se abrirían. Además pueden saltar las alarmas.

—Josh —dije para llamar su atención—, puedo hacerlo. Puedo conseguir el pase y sé pasar desapercibida. Sólo necesito un poco de ayuda. No es la primera vez que entro en un edificio del Gobierno.

—Has salido durante un mes en todas las cadenas de televisión, no vas a pasar desapercibida. Además de que se nota que no perteneces a este sector. —¿Por qué era tan cabezota? Podía hacerlo y no iba a ceder.

—Nadie me va a reconocer, no me parezco en nada a la chica de la foto que sale en las noticias —dije intentando parecer tranquila aunque por dentro rogaba para que Alex no dijese nada de la conversación que habíamos tenido al iniciar lo reunión—. Hace un par de semanas que ya no salimos en primera plana y sé comportarme como una persona del segundo sector. Sólo tengo que hablar así —dije imitando el tono suave que usaban donde se marcaban un poco más las eses— y moverme como si me hubiese metido un pa... —Me callé cuando los ojos de Josh se achinaron de forma amenazante. Miré al resto de mis compañeros en los que pude ver diversas reacciones, aunque la que predominaba era la de sorpresa. Jake era el único que contenía la risa intentando mirar para otro lado y Alex... bueno, Alex no sabía que expresaba su cara. El chico parecía como si le hubiesen absorbido cualquier tipo de emoción, su cara siempre era la misma—. Y moverme de forma elegante —corregí sonriéndoles.

—Josh, creo que Lena tiene razón. —La atención de todos los presentes dejó de estar puesta en mí para pasar a Tania. No fui capaz de disimular mi sorpresa al oírla, de todas las personas que estábamos allí era la última que imaginaba que me fuera apoyar—. Tú imagen es mucho más famosa que la suya. Además, yo me puedo encargar de prepararla para que se vuelva una... —Me observó de arriba a abajo haciéndome sentir incómoda—, dama.

La sala se quedó en silencio. Miré a Josh suplicante que no parecía nada contento con el rumbo que había tomado la reunión, hasta que al final dijo:

—Está bien, Lena ocupará el lugar de Paul. —Contuve las ganas que me dieron de darle un abrazo y, en lugar de eso, solo sonreí satisfecha.

El resto de la reunión estuvimos planeando cada paso. Expliqué cómo tenía pensado conseguir el pase, de lo que me tendría que encargar los días siguientes con Eliot. También durante esos días me prepararía con Tania. Sugerí de forma disimulada que quizá Maggie podía ayudarme, pero Josh se negó diciendo que era Tania la que se había ofrecido y sería ella la encargada. Tenía la impresión de que Josh sabía que Tania y yo no nos llevábamos muy bien y esta era su venganza por haberle obligado a aceptar mi propuesta.

Una vez terminada la reunión mientras cerraba la sesión de la tablet que había incorporada en la mesa frente a mí recordé algo y mis ojos se fueron a Paul. "¡¡Claro!!" pensé de repente comprendiendo por qué me sonaba tanto. Le había visto en las fichas de los miembros de La Organización. Contenta por haber resuelto el dilema miré a mi compañero que estaba recogiendo su tablet y guardándola en su mochila. Fruncí el ceño pensativa y observé su rostro. Se dio cuenta y dejó su actividad para fijar sus ojos en mí. Volví sentir el mismo escalofrío que había sentido cuando le miré al comienzo de la reunión. No, a Alex no le había visto nunca, no hubiese olvidado esa mirada sin ningún tipo de emoción.

—Hasta el viernes —dijo incorporándose para marcharse.

—Hasta el viernes —murmuré sin poder quitarme de la cabeza la nueva duda que me había surgido.

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—Estira la espalda. Más. Más. —Chasqueó la lengua irritada. Se acercó a mí y colocó sus manos en mis hombros clavándome los dedos para obligarme a sacar el pecho. En cuanto noté su tacto me puse rígida y la miré con cautela.

Para mí Tania era la reencarnación del demonio personificada. Tras la pose perfecta, la sonrisa brillante y la cara de princesa, Tania era un monstruo. Todavía tenía un ligero morado junto al ojo, y el corte de la ceja, aunque estaba curando bien, no estaba curado del todo. Lo bueno es que me permitía recordar con quién estaba.

—Ahora camina —ordenó. La hice caso sin apartar la vista de ella—. La mirada al frente y la cabeza alta.

"Ni en broma" pensé sin hacerla caso y sin apartar mis ojos de cada movimiento que hacía. Suspiró irritada al darse cuenta que no iba aceptar su orden. La vi abrir la boca para quejarse cuando su gesto cambio para dibujarse una sonrisa encantadora. Ese cambio sólo podía ser debido a una cosa: Josh. Una sensación de alivio me recorrió el cuerpo cuando entendí que acababa de entrar en la sala. Si Josh estaba presente, Tania no se comportaría como la bruja que era en realidad y podría practicar de verdad. No dudaba que Tania se supiese comportar como una persona del Sector 2, había nacido en él y lo llevaba en la sangre, simplemente me daba la sensación que a mí me estaba enseñando mal adrede.

—Josh —dijo Tania llamando su atención. Le observé acercarse a nosotras y sentí cómo se encogía mi estómago. Estaba muy guapo a pesar de que la ligera arruga que se forma entre sus cejas era una señal clara de que estaba de mal humor. Lo intentaba disimular bajo el aire profesional que traía, pero ya le conocía y cuando se dibujaba esa arruga significaba que había algo que, o bien le irritaba o le preocupaba, y ambas cosas se convertían en la misma cosa cuando se trataba de Josh: mal humor—. Estoy teniendo problemas con Lena —continuó Tania.

—¿Por qué? —preguntó éste sin prestarme atención. Mi estómago se contrajo un poco más. Habían pasado dos día desde la reunión y no habíamos conseguido resolver la discusión de la llamada. Era cierto que Josh estaba muy ocupado y que yo me pasaba la mayor parte del día o con Tania perdiendo el tiempo o resolviendo con Eliot los detalles para entrar en el hospital. Pero no dudaba que si hubiese querido que habláramos, hubiese encontrado la forma de hacerlo, y aquello me hacía pensar que seguía molesto por nuestra disputa.

—No me obedece —respondió Tania. En cuanto lo dijo sentí los ojos recriminatorios de Josh sobre mí.

—La obedecería si me hiciese andar como una persona del segundo sector en lugar de como un robot —me defendí sin dejarme intimidar por su mirada. Llevaba dos días aguantando las tonterías de Tania y aunque trataba de hacer oídos sordos a sus desprecios estaban haciendo mella en mí. Por no olvidar que estaba todo el rato en tensión por si le entraba un arrebato y decidía volverme atacar. Así que necesitaba que Josh me apoyase en esto.

—No es cierto —dijo Tania irritada—. Pongo todo mi esfuerzo en enseñarla, pero es muy complicado hacerlo con una persona con problemas de atención.

Miré atónita a Tania, ¡yo no tenía ningún problema de atención! Estaba apunto de defenderme cuando volví a sentir la mirada de Josh fija en mí con una advertencia en ella.

—Lena, presta atención a Tania y haz lo que te diga —dijo serio. Me mordí la lengua conteniendo la replica que quería salir. La actitud de Josh conmigo esos días había sido la de un jefe, fría y distante, pero jamas injusta. No dudaba que Josh había sido tan consciente del insulto de Tania como yo. Pero algo en su forma de actuar me decía que lo dejara pasar.

—Sí, señor —contesté de forma sumisa.

—Bien —dijo sin perturbarse, aunque sabía lo mucho que le molestaba que usase esa formula exagerada de cortesía con él—. Aclarado este punto. Quiero que esta tarde os presentéis a las tres en la sala de reuniones. Hay cambios en el rescate de Sussie —dijo en un tono tenso—. No lleguéis tarde —concluyó dándose la vuelta para marcharse.

Cuando por la tarde me reuní con el resto del equipo, me sorprendió descubrir que no estábamos todos los participantes. Tanto Paul como Alex estaban ausentes. Paul supuse que se debía a que ya no formaba parte del equipo de rescate. Cuando le pregunté a Jake por la ausencia de Alex me comentó que se le mandarían los cambios para mantenerle informado. En parte me alegraba que no estuviese, su mirada me ponía nerviosa y la última vez me dio la impresión que me prestaba demasiada atención.

La reunión fue breve y precisa. Tan breve que cuando Josh dio por finalizada la sesión aún no había podido digerir la información nueva. Al parecer se me había incluido en todo el proceso de rescate. Ya no sólo sustituiría a Paul, sino que también me encargaría de confirmar y guiar a Josh y a Alex hasta la habitación de Sussie. Mientras Josh lo comentaba no mostró ningún síntoma de emoción, lo que me hacía temer que no estaba nada contento con el tema.

Cuando Jake, sorprendido ante el cambio tan repentino de planes, preguntó a qué se debía, Josh tan sólo dijo:

—Son ordenes de arriba. —Y con esa frase se dio por cerrada la reunión. Nadie comentó nada más ni puso ninguna pega. Era una orden y con eso valía.

Todavía intentando asimilar la nueva información me incorporé para marcharme de la sala de reuniones y aclarar con Eliot los nuevos cambios. Pero Josh solicitó que me quedará para hablar con él unos minutos. Me alegré al escucharlo, yo también quería hablar con él. No sólo para tratar los acontecimientos que se habían dado en la reunión, también deseaba arreglar nuestra última disputa. Le echaba muchísimo de menos y estaba harta de la sensación de distancia que se había formado entre nosotros. En cuanto salió la última persona de la sala le miré sin contener la sonrisa que se dibujó en mis labios. Se borró en el acto cuando vi su rostro.

—¿Por qué no te podías mantener al margen? —preguntó enfadado. Dejé a un lado la sensación de decepción al comprender que no iba a ser un encuentro de reconciliación.

—Porque Sussie es importante para mí y se lo debo. —Hasta cierto punto entendía el enfado de Josh, pero sólo hasta cierto punto. Comprendía su preocupación, pero debía de entender que yo no era una niña del segundo sector a la que tenía que guardar en una caja de cristal para su disfrute. Sólo de pensar que me veía de aquella manera hacía que la sangre me hirviera.

—Estás en el punto de mira del Jefe. Compórtate y cumple todas las ordenes —ordenó seco—. Más vale que no la cagues.

—No la voy a cagar —dije desafiante.

—Eso espero porque si por lo que sea la fastidias, te quedas sola. Mi prioridad es mi hermana. —Apreté los dientes enfadada, ¿a qué venía eso?

—La mía también. —Me levanté para dar por terminado el tema—. ¿Eso es todo?

—Sí.

En cuanto salí de la sala me excusé con Eliot unos segundos para ir al baño. Una vez allí respiré intentando calmar la agitación que sentía dentro de mi cuerpo. Las cosas con Josh no estaban mejorando, más bien parecía que entre nosotros se hubiese formado un foso. Y añadir a ello que estuviera siendo evaluada con especial atención por el Jefe no ayudaba.

A lo largo de ese mes y medio de entrenamiento mi concepto de La Organización había cambiado. Era cierto que aún me costaba acostumbrarme a cumplir las ordenes sin analizar el porqué, pero entendía el concepto de familia que había en ella, y me fascinaba. Deseaba ser parte del aquello, y estar en el punto de mira del Jefe no era algo bueno. Eliminé todos los miedos que me invadieron y me propuse con determinación que demostraría tanto a Josh como al Jefe que estaba tan cualificada como cualquiera de los que estaba allí para formar parte de La Organización. Iba a realizar un trabajo impecable.

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