Capítulo 17: Tocando fondo

La cara de mi hermano amoratada con una bala en la frente me hizo gritar e incorporarme.

—Tranquila —me susurró al oído. Su voz me devolvió a la realidad calmándome, aunque seguía con el corazón acelerado. En la oscuridad de la habitación podía sentir su cuerpo junto al mío mientras me sujetaba con suavidad por los hombros—. Todo está bien, estás a salvo.

Me volví a tumbar haciéndome un ovillo mientras escondía mi rostro entré mis rodillas para ocultar un sollozo. La tristeza me oprimía el pecho. Noté cómo Jake se volvía a acostar. No me llegaba a tocar pero sentía su cuerpo detrás de mí. También oía la respiración acompasada de Tony enfrente. "Por lo menos no estoy sola" pensé a la par que los sucesos de la noche volvían a mi cabeza.

Después de conseguir escapar del edificio de la banda de Tim todo lo recordaba borroso, igual que un sueño. 

Cruzamos la frontera a pie después de que Jake aparcarse a unas manzanas. Me guiaba cogida de la mano como si fuera un muñeco roto. En sus brazos llevaba a Tony que seguía gimoteando mientras trataba de calmarle con palabras suaves que no llegaba a entender. Nadie nos impidió cruzar la frontera. Había echado un vistazo desganado alrededor y me pareció que varios guardias dormían mientras otro se hizo el despistado. Ni control de identificación, ni drones de vigilancia. Al otro lado nos esperaba un amigo de Jake que nos llevó a su casa.

Una vez en su casa nos dio unas toallas y nos indicó dónde podíamos dormir. Tony se había dormido durante el camino, nada más llegar Jake lo tumbó en la cama y lo arropó. Después se sentó a mi lado y me envolvió con sus brazos. Estuve un buen rato llorando contra su pecho hasta que el agotamiento me pudo y me dormí.

Ahora cada vez que cerraba los ojos veía a mi hermano con una bala en la frente. Me volví apretujar más contra mis piernas.

—¿Mejor? —me preguntó Jake en un susurro. Me sorprendió escucharlo, pensaba que estaba durmiendo.

—Sí —respondí. Me quedé unos segundos callada antes de continuar—. No puedo dormir. Me da miedo cerrar los ojos. —Percibí cómo Jake se giraba hacía mí. Cuando apoyó una mano en mi brazo me sobresalté. Lo notó y apartó la mano murmurando una disculpa. ¿Por qué me había puesto así? Hacía unas horas me había estado abrazando para calmarme.

—Si quieres podemos charlar un rato —dijo pasado un rato.

—¿Sobre qué? —pregunté sorprendida mientras me giraba para estar frente a él.

—¿Quieres que hablemos sobre... tu hermano? —Nos quedamos en silencio. Apenas veía más del contorno de su rostro por la oscuridad, pero sentía el calor que transmitía su cuerpo y su olor. Eso me serenaba.

—Era como un grano en el culo. —Conseguí decir mientras una lágrima rodaba por mi mejilla—. Siempre estaba metido en problemas y tenía que buscar la forma de sacarle de ellos. —Me callé unos segundos—. Cuando se metió en la banda me dejó de lado, ya no me hablaba, ni me dejaba acercarme a él. Me dejó sola —dije con tono acusador.

—Tal vez quisiera protegerte —comentó de forma suave.

—Lo sé. —Cerré los ojos dejando que las lágrimas cayesen.

—Te quería y te mantuvo al margen. Era un buen hermano. —Me dio la sensación que había dolor en esas palabras.

"Ha sido mi culpa" pensé para mis adentros. No fui capaz de decirlo en alto, pero en mi cabeza no paraba de repetirme que mi hermano había muerto por mi culpa. Me tembló el cuerpo por el llanto. Jake estiró el brazo y me abrazó pegándome contra él. Esta vez no me sobresalte dejando que me consolara.

—¿Tienes hermanos? —le pregunté cuando me calmé.

—Sí, una hermana. Os llevaríais bien.

Empezamos a contarnos anécdotas que habíamos pasado con nuestros hermanos. Me costó imaginarme a Jake de niño fastidiando a su hermana pequeña. Consiguió sacarme un par de sonrisas. Le expliqué lo unida que estaba a Hugh hasta que se murió nuestro padre, cómo todo se fue complicando cuando mi madre se enfermó y cómo dejamos de tener contacto cuando se enteró de que robaba.

Al final me dormí con una sensación agradable. Me vino bien hablar de Hugh.

--------

Llevábamos dos días encerrados en la casa de Carlos, el amigo de Jake. Por norma general, con Tony y conmigo, era correcto, intercambiando sólo las palabras necesarias. Conocía a que sector pertenecíamos. Era una muestra de respeto hacia Jake que nos tratase como iguales, probablemente si no fuéramos con él ni nos miraría. Era lo más común siendo él del Sector 3.

Durante esos días vagué por la casa como un fantasma. Estaba apática y no conseguía quitarme la tristeza de encima. Una parte era por la muerte de Hugh, pero otra parte también era debido a que me sentía perdida. Toda mi vida la había dedicado ayudar a mi familia, ese había sido mi objetivo. Y no sólo no lo había conseguido, sino que lo poco que quedaba de ella lo había destruido.

Lo único que me sacaba de mi ensimismamiento era mi preocupación por Tony. A su mutismo se le unieron pesadillas por la noche que sólo se le pasaban cuando le abrazaba y le hablaba, así que tampoco dormía una noche del tirón.

Pasada la primera noche, Jake se mudo a dormir a otra habitación. Éste se pasaba la mayor parte del tiempo hablando por teléfono o reunido con Carlos en el despacho. Zona que Tony y yo teníamos prohibida. Sólo podíamos andar por el salón, la cocina y nuestra habitación.

—Come —me ordenó Jake poniéndome un plato de carne delante de la cara. Dejé de jugar de forma distraída con el centro de mesa. Eran unas feas flores de plástico. De fondo se oía los dibujos que veía Tony. Miré con desgana el plato. Olía bien, pero no tenía hambre. Sin levantar la cabeza que estaba apoyada en la otra mano lo aparté.

—No tengo hambre.

—Te lo vas a comer —contestó acercándome de nuevo el plato—. No has desayunado esta mañana, ayer no cenaste y sólo distes tres bocados al sandwich del medio día. No me pienso levantar de aquí hasta que te hayas comido todo el plato. —Se sentó enfrente de mí con los brazos cruzados. Sus ojos brillaba de decisión.

Resignada cogí el tenedor y pinché un trozo de carne. Me odié porque me viera en aquel estado. Después de nuestra charla de esa noche no habíamos vuelto hablar del tema. En el momento me había sentado muy bien, pero después me empezó a dar miedo que me viera como una persona débil. Y ahora, siempre que podía, le evitaba.

—¿Lena? —Levanté la vista mientras me metía otro trozo en la boca. Me encontré con sus ojos verdes que me miraban con una expresión rara. ¿Qué era eso? ¿Pena?—. Sé que estás triste por lo de tu hermano... —Sí, era pena. Me estaba mirando con lástima. Aparté la mirada avergonzada mientras él seguía hablando—. Pero él no querría que estuvieras así. Tienes que pasar página. —Sentí cómo me escocían los ojos amenazando con llenarse de lágrimas. Estaba siendo horriblemente humillante—. Tienes que seguir adelante. No hagas que su muerte no haya valido para nada.

Eso había sido el colmo. Me levanté de forma brusca apretando los puños a los lados.

—Tú no entiendes nada —le contesté con rabia. No me atrevía a mirarle a la cara, así que las lágrimas empezaron a caer encima del plato.

—Claro que lo entiendo. ¿Crees qué eres la única que ha perdido a alguien querido? —La indignación en su voz hizo que algo dentro de mí estallara.

—¡Tú no lo entiendes! —grité más enfadada. Tuve el valor de enfrentarme a su mirada de sorpresa—. ¡Ha muerto por mi culpa!

—Eso no es cierto...

—¡Me lo avisó! Me lo dijo una y otra vez. Me insistió para que lo dejara, pero no le hice caso. Seguí cogiendo trabajos aunque él me lo estaba advirtiendo... —Se me quebró la voz antes de terminar la frase. Volví a apartar la mirada—. Tendría que haber muerto yo, pero fui una cobarde.

Me marché a mi habitación sin echar la vista atrás, no quería ver las cara de compasión de Jake. Ya me sentía bastante humillada con la conversación.

Cerré la puerta con llave y me senté junto a ella intentando calmarme. Cuando escuché los golpes en la puerta un gemido de disgusto salió de mi boca.

—Lárgate, Jake. No quiero hablar.

—Pues no hables. Sólo escucha. —Suspiró y noté cómo se apoyaba en la puerta—. Te entiendo mejor de lo que imaginas. Dejarte llevar por la tristeza y estar culpándote todo el tiempo no sirve de nada. Vas a conseguir hundirte. Y salir de ahí es muy difícil. —Volvió a suspirar—. Te lo digo porque lo he vivido en primera persona. —Nos quedamos en silencio un rato hasta que me pudo la curiosidad.

—¿Y cómo saliste de ello? Me refiero, ¿cómo conseguiste pasar el dolor?

—Creó que soy el peor ejemplo de superación —dijo mientras le salía una risa cansada—. Básicamente toqué fondo, después de eso sólo queda ir hacia arriba. Me gustaría decirte que el dolor se pasa, pero lo cierto es que... sólo se aprende a llevarlo. —Se quedó en silencio un rato antes de decir—: Por favor, no te derrumbes. Si no lo haces por ti, por lo menos hazlo por tu madre, por Tony y... —Aguanté la respiración a la espera de lo que iba a decir—, por Sussie.

Solté el aire de los pulmones despacio. "Sussie" pensé. Con todo lo que había pasado me había olvidado de ella.

—Te dejo pensarlo —dijo mientras oía cómo se levantaba para marcharse.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top