Capítulo 8B


Después de pensar detenidamente las cosas volví a su despacho, al escuchar cuchicheos decidí poner la oreja, y lo que escuché me puso muy furiosa.

- Odio hacer esto, Allan-. Dijo en Gran Jefe arrepentido.

- Un poco más, te lo pido, necesito que sepa que todos estamos de su parte, que tiene el control, y cuando esto lo sepa, dejarla tirada en la calle-. Dijo Allan.

No podía dar crédito a lo que estaba escuchando, Allan me estaba engañando con que era especial y toda esas cosas cuando él ni siquiera sentía por mí, me sentía furiosa y avergonzada por lo tonta que fui, pensaba que él era diferente de los demás y es sólo que está jugando conmigo como si fuera una muñeca de trapo.

- Eres listo, hermanito-. Dijo el Gran Jefe.

- Y ella una estúpida-. Rió Allan.

Me fui corriendo tras los largos pasillos mientras mis lágrimas corrían por mi rostro, a medida que avanzaba, todos se me quedaban viendo y diciendo cosas casi en susurros y reírse a carcajadas, en esos momentos me sentía fallecer, pero me mantuve en pie como pude.

Al llegar a mi habitación cerré la puerta con cerrojo, me dejé caer con todo mi peso al suelo, me llevé mis piernas hacia mí quedando junto a mi pecho, y comencé a llorar, tanto, que parecía que había un océano en mis ojos.

Pasaron horas y yo seguía en la misma posición, mis lágrimas no cesaban y sentía algo que me oprimía el pecho tanto que no me permitía respirar debidamente. De repente escuché pasos y alguien golpeando mi puerta con fuerza pero eso no me impidió de dejar de estar en mi misma posición.

- Juliet, ¿estás bien? No te encontraba y quería hablar contigo-. Dijo desde el otro lado de la puerta Allan.

No obtuvo respuesta de mi parte, la verdad, no me sentía con fuerza de hablar, ahora no, y menos con él, no quería ver a nadie, ni a Jennifer.

- Juliet, por favor, contéstame, sé que estas ahí, abre-. Rogó Allan.

Sentí pasos acercarse y por alguna maldita razón creía que se había ido de mi puerta, que se había cansado de esperar y que se fue rendido, me levanté y entorné un poco la puerta para ver si se había ido, pero mi sorpresa fue que él estaba parado, enfrente de mi puerta y mirando a su derecha, pensativo. Yo intenté cerrar la puerta lo más rápido que pude, pero él era más ágil y puso el pie entre la puerta para que no pudiera cerrarla.

- Juliet, ¡qué demonios te pasa! Me vas a pillar el pie-. Dijo Allan confuso.

- ¡Vete!- Ordené, pero él no se movió de su postura.

Miró a su derecha y gritó-. Erick, ayúdame-. Sentí los pasos de el Gran Jefe acercarse corriendo y de ayudar a Allan para intentar abrir la puerta, ellos son dos personas, más fuertes que yo, soy una persona sola, con el doble menos de fuerza que ellos, al intentar abrir la puerta del todo me empujaron al suelo, cuando lo hicieron, me levanté muy deprisa y puse las manos en forma de puño, como si fuera a pelear.

- ¿Qué haces?- Preguntó Allan, el cual me miraba raro.

- Defenderme.

- ¿De quién?- Volvió a preguntar.

- De vosotros, no sois de fiar, ni tú, ni Erick-. Contesté malhumorada.

- ¿Por qué lo dices?- Preguntó el Gran Jefe.

- Os oí hablar mientras vosotros creíais que me había ido del despacho del Gran Jefe, es decir, de Erick, y oí que me estabais utilizando para dejarme en la calle, sin nada.

- Eso no es...-. Interrumpí a Allan.

- ¡Sé lo que oí!- Grité con todas mis fuerzas-. Fui una estúpida por enamorarme tan rápido de un ladrón y asesino que se cree Robbin Hood, eres un ser despreciable junto con Erick-. Continué.

- Y está bien, Juliet-. Dijo el Gran Jefe mientras se acercaba a mí-. No vas a hacer daño a nadie y lo sabes.

- Eso es lo que creéis porque parezco una niña indefensa, pero, ¿sabéis qué? Eso no es cierto, tengo muchas agallas, tantas, que puedo enfrentarme contra ti, no me das miedo-. Dije mientras retrocedía hasta chocar con mi mesita de noche.

El Gran Jefe se rió a carcajadas mientras seguía caminando hacia mí, esa risa me dio más rabia de lo normal que cuando vi que estaba a escasos centímetros de mí, disimuladamente saqué del cajón una pistola tan deprisa como pude, acabé apuntando con ella a la cabeza del Gran Jefe. Él frenó de inmediato y con una sonrisa maliciosa retrocedió unos cuantos pasos.

- Mírala, una pequeña niña que escondía una pistola y todo porque su padre era policía-. Dijo con esa tonta sonrisa maliciosa.

- No menciones a mi padre o te juro que dispararé-. Grité mientras empuñaba con más fuerza la pistola.

- ¿Por qué?- Preguntó el Gran Jefe.

- Porque murió tratando de protegerme, ¡tú lo mataste! Tienes tus manos manchadas de su sangre-. Grité al recordar aquella noche en la que me cogieron para traerme a esta agencia-. Nunca olvidaré de qué forma tan penosa lo mataste-. Añadí.

Miré a Allan, estaba desconcertado por esa nueva información que sus oídos recibían. El Gran Jefe se quedó inmóvil, viendo como yo estaba tan decidida, él pensaba lo que iba a hacer, lo sabía desde el primer momento que me vio empuñar aquella pistola.

- Esta noche, pagarás por lo que hiciste-. Cuando terminé de decir esa frase le disparé en el brazo.

Al dispararle me fui corriendo, Allan me intentó coger pero me dejó escapar cuando vio a Erick gritar de dolor, pero cuando miré detrás de mí, lo vi, vi a Allan correr detrás de mí, y esta vez, iba a escapar, iba a despertar de esta pesadilla, veía la luz en aquel túnel, que, pareció agrandarse cada vez más cuando Allan me cogió por los pies, que hizo que cayera al suelo, pero, para mi desgracia, la pistola cayó un par de metros lejos de mí, lo que, para cogerla, tuve que golpear con mi zapato en la cabeza de Allan hasta que me soltó y pude arrastrarme hasta donde estaba la pistola, cogerla y volverla a empuñar, cuando la cogí, me levanté y vi al Gran Jefe correr y quedarse detrás de Allan.

- No tienes escapatoria, Juliet, ríndete-. Gritó Allan.

No dije nada, sólo podía empuñar mi arma, tras eso empecé a correr y ellos estaban detrás, persiguiéndome.

De repente recordé todo lo que pasó en aquella noche, en la noche en la que el Gran Jefe mató a mi padre.

- Papá, ¿qué pasa?- Pregunté mientras salía mi casa.

- ¡Juliet! Pasa dentro de la casa-. Gritó mi padre, me quedé paralizada cuando vi al Gran Jefe apuntándolo con una pistola.

- Ethan, sólo quiero que tu hija venga conmigo a la agencia, que trabaje bajo mis servicios-. Dijo tranquilamente el Gran Jefe.

- No te la entregaré nunca, cuando ese día pase tendré que estar muerto-. Gritó mi padre.

- Muy bien-. Añadió el Gran Jefe precipitándole un disparo en la cabeza de mi padre.

- ¡No!- Grité mientras lloraba y me acercaba a mi padre una vez que estaba en el suelo.

Unos hombres me cogieron dejando a mi madre y hermanos detrás de mí, no paraba de llorar y era la última vez que los vi.

Cuando volví en mí me desperté en una cama de una de las celdas y comprendí que me atraparon.

Escrito por Swiftie5sos13

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