Capítulo 6A
Capítulo 6A
De nuevo en el despacho del Superior. Aquella vez había llegado pronto. Tanto, que ni se encontraba ahí en esos momentos, seguramente estaría castigando a aquélla chica, ¿cuál era su nombre? ¿Ju...Julia? No, era más como la de Romeo y Julieta... ¡Ah, Juliet! Me sentía bastante culpable, nos merecíamos el castigo nosotros, no ella, pero en vez de eso, le echamos la culpa cuando nos gritó. Estábamos enfadados por cómo nos trataba y nos pusimos a la defensiva. Dije cosas que no debía, como que ella debería ser castigada. Por otro lado, dejar ir a Allan... fue... Me había quedado prendada de su aspecto físico, lo reconozco. Pero no fue por eso que le dejé escapar.
Esperé un rato al Superior, pero seguía sin venir. Decidí ir a buscarle y ahorrarle el viaje, de todas formas ya se encontraba en el lugar en el que yo acabaría, después de todo. Bajé a los pasillos subterráneos, donde estaban los calabozos. Oí unos chasquidos de látigo y me di cuenta de lo que eso significaba: llegaba tarde para impedir el castigo. Avancé hacia el lugar de los ruidos, pero una mano se posó sobre mi hombro, impidiéndome seguir.
· Yo me ocupo ahora, tú entras en escena más tarde. Sé que me dejaste escapar, voy a devolverte el favor. No te va a castigar si sigues mi plan- oí la voz del ladrón asesino.
· No te hagas una idea equivocada. Estaba claro que con esa coordinación de grupo jamás te habríamos pillado. La próxima vez te prometo que no te dejaré escapar- le advertí.
Allan sonrió y me contó su plan. Tuve miedo pero había que arriesgar para ganar. Podía funcionar y librarme. Oí la conversación entre el Superior y él, luego la lucha. Poco después, vi a escondidas cómo Allan se llevaba a Juliet, que tenía la espalda sangrando. Me alegré de que el plan saliera bien. Esperé que Allan no le contara que colaboré con él, ya que entonces se enfadaría aún más conmigo. Y si en vez de enfadarse se alegraba, también prefería que no sucediera, había que mantener la postura de relación fría que habíamos creado.
No quería simpatizar con nadie de por ahí y menos con ella. Tenía pinta de rebelde y revolucionaria, pero aún necesitaba aprender a ser una buena líder para que le hicieran caso. Cuando ordenaba, parecía enfadada, no segura de sí misma. A sus órdenes les faltaba ese esencial, tono de autoridad.
Conté los segundos hasta que pasó un minuto y entonces eché a correr hacia el Superior, que intentaba levantarse apoyándose en la pared y maldiciendo por lo bajo.
· He oído ruidos extraños, ¿qué ha pasado? ¿Estás bien?- dije con tono de preocupada. Fui a ayudarle e hice que se apoyara en mí.- ¿Te llevo a tu despacho?
El Superior asintió. En su rostro se notaba claramente que estaba avergonzado de que se le viera en ese estado, siempre aparentaba ser duro y estar hecho de hierro. Sinceramente, había valido la pena ver su cara roja de vergüenza que trataba de ocultar desviando la mirada. Era algo que no volvería a ver pronto, una cara diferente a la que solía tener. Giré la cabeza para que no viera mi sonrisa de satisfacción. Era capaz de castigarme si creía que me estaba burlando de él. Llegamos a su despacho y le dejé en el sofá frente a la chimenea, que en ese momento no estaba siendo usada. Me senté en la alfombra, a sus pies, cabizbaja y esperando sentencia.
· Sé que me merezco ser castigada por estorbar en la misión, el delincuente volvió a escapar. Recojo toda la responsabilidad sobre mí.
· No. Juliet ya ha pagado por todos vosotros y por ella. Si estáis en deuda con alguien, es con ella. No pude completar el castigo, pero ella no tuvo nada que ver, así que es como si la deuda estuviera saldada.
· Si no quieres nada más, ¿puedo irme? Eso es, si no tienes alguna herida que pueda curar o algo que pueda hacer para ayudarte.
· ¿Ayudarme? No necesito ayuda- dijo en tono de orgullo.-Pero si te apetece traerme un café, no te lo voy a rechazar.
Sonreí y fui a la cocina a buscar café. El cocinero no quería dejarme estar ahí, pero luego al conocer la causa me entregó la bandeja con el café que había preparado para luego. El problema era que aún estaba caliente y al Superior le gustaba frío. Aun así, se lo llevé. Antes de entregarle la taza me puse a soplar en ella esperando que no se diera cuenta. Pero giró la cabeza y me miró extrañado, tras lo cual echó a reír con ganas. Debía de ser por la cara de desconcierto que puse cuando me vio. Me quedé quieta, sin saber cómo reaccionar.
· Tráelo así, hoy me apetece caliente.
Me quedé mirando la taza. No estaba muy caliente después de tanto soplarle. Entonces me puse a echarle aliento cálido por si hacía el efecto inverso con el café templado. El Superior me miró con cara de "¿lo traes o qué?" y al final se lo di tal y como estaba, esperando que no se enfadara. Tomó un sorbo y se dio cuenta de que le estaba mirando. Me miró de reojo.
· Ya puedes irte.
· ¿Cómo está el café?
· Está amargo, como siempre.
Entonces, sin pedir permiso le eché unos cubitos de azúcar en el café, sin preguntar siquiera si le gustaba amargo y no dulce.
· Ya no lo está. Te hará sentir mejor, seguro.
· ¿Acabas de echarle azúcar?- se quedó atónito.
· Así te endulzas un poco, no necesitas amargarte más de lo que...- me tapé la boca, dándome cuenta de lo que estaba soltando.- Creo que me tengo que ir- concluí andando rápidamente hacia la puerta.
· Espera- me detuvo. Bebió del café endulzado y añadió.- Tráeme el café mañana también. Y como no esté bueno te lo haré tragar entero.
Salí del despacho y antes de cerrar la puerta me pareció oír que murmuraba un "gracias", pero quizá fueron imaginaciones mías. Con que me haría tragar el café si no estaba bueno me dio a entender que debía prepararlo a mi gusto, ya que si tenía que bebérmelo yo, preferiría que me gustara, claramente. Me tomé la libertad de echarle chocolate. No me dijo si estaba bueno o no, sólo que lo preparara de nuevo dentro de dos días, ya que al día siguiente tenía que hacer "un pequeño trabajo" para el que no valía la pena llamar a los agentes para hacerlo y me encargaría yo. Me enviaría los detalles por carta. Pero tenía un mal presentimiento. No sabía nada sobre el paradero de Juliet ni de qué debió de pasar con Allan luego. Esperaba que mi pequeño trabajo no tuviera que ver con eso.
Escrito por FlightOfFantasy
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