Capítulo 4A

   Al día siguiente después de una misión fallida de la que no paraban de hablar en la academia de la agencia, empecé las clases. Estaban llenas de murmullos sobre una chica que había dejado escapar a un peligroso asesino y ladrón de joyas. Decían que fue atacada pero no creían esa historia, sino más bien que fue engañada. Así que también había gente así... que criticaba y era cotilla, supongo que los hay en todas partes. Me senté al lado de una chica que tenía pinta de haber cumplido condena. No sabía qué clase de castigo le habían impuesto, pero me daba miedo averiguarlo, sólo con ver los moratones de su rostro y lo pálida que estaba me hacía una idea.

- ¿No te importa sentarte conmigo?- se extrañó ella.

- No. Pareces maja.- me encogí de hombros.

- ¿Qué?- echó a reír.- Es la primera vez que oigo eso.

- Si no te molesta contestarme... ¿qué te ha pasado? ¿Te han castigado? ¿O te has metido en una pelea?

- Las dos cosas. No tengo ganas de hablar de ello. Pero te aviso, si alguna vez piensas resistirte, atente a las consecuencias, yo lo hice porque tenía una buena razón, pero es mejor evitarlo.

- ¿Qué hiciste?

- No voy a darte detalles, pero tiene que ver con las órdenes del Gran Jefe.

- Así que el Superior... no es alguien con quien se pueda negociar, por así decirlo.- concluí.

La clase empezó. Parecía normal. Un maestro enseñando una asignatura a sus alumnos. Lo que estaba fuera de lo común era que cuando el maestro pillaba a alguno hablando, le lanzaba un puñal que se clavaba en su mesa. Admito que el maestro tenía muy buena puntería. Y la enseñanza era que de haber sido un criminal, oírle hablar le descubriría y sería su pérdida. Había que ser discreto. Personalmente, prefería aprender observando a aprender por mi propia experiencia, por lo que intentaba no llamar la atención.

Al terminar las clases, me quedé un rato terminando unos ejercicios con Jade, mi compañera. La gente que pasaba por nuestro lado nos miraba con desprecio. A ella por ser ella y a mí por elegirla de compañera. Parecía ser que no había empezado demasiado bien. Más tarde me enteré de la verdadera razón por la cual la miraban así. Ella era la sobrina de la agente Himin y eso la convertía en el centro de las críticas, sobre todo porque no era precisamente una estudiante modelo. Consideraban que no era digna de ser su sobrina. Me preguntaba si realmente había hecho mal sentándome con ella. Pero por otra parte, ella me necesitaba, no tenía a nadie de su parte y parecía sentirse sola. Decidí que quería defenderla aunque por ello yo misma me fuera a meter en problemas.

Esa misma tarde, un joven agente con pinta de cartero pasó por mi habitación y me entregó un sobre azul. No lo entendí. Dentro sólo estaba escrita la fecha y la hora.

- ¿Qué significa esta carta?

- El azul significa que te presentes en el despacho del Gran Jefe el día y a la hora indicados en la tarjeta del sobre.

- Gracias.- contesté pensando en sus palabras.

- Supongo que tendré que explicarte el significado de otras cartas cuando las recibas- sonrió.- No me importará.

Se marchó y miré de nuevo la tarjeta. Era para el día siguiente, por lo que no me preocupé y la guardé en un cajón sin tan siquiera memorizar la hora. Pensé que regresaría pronto a mi habitación y lo miraría de nuevo.

Al día siguiente, en clase me sacaron a la pizarra para hacer un problema de matemáticas. Antes de hacer el problema, pasé la mirada por toda la clase. Me miraban como si fuera idiota y no podría hacer algo tan simple como un problema de gráficas. Simple sería para ellos, se creerían muy listos. Y lo eran, a decir verdad, pero desconsideraban a los demás y no simpatizaban con los nuevos. Como ya dije antes, era como otro mundo aparte, frío, cruel. Ellos tenían esa expresión por todas las cosas por las cuales habían pasado, seguramente no eran así antes de entrar. Al sentirme atravesada por sus frías miradas, me di la vuelta y me puse con el problema. En cuanto lo acabé sonó el timbre y ya no se supo si lo tenía bien o no, pero mejor así. Borré rápidamente la pizarra por si acaso y volví a mi asiento.

En un intercambio de clase, una chica se acercó con otros compañeros y me dijo:

- No te creas que por juntarte con la sobrina de la agente Jennifer vas a tener preferencia ni que te van a tratar mejor, no vas a ser tú más especial.

- Tampoco espero serlo. Me lo ganaré con mi esfuerzo. ¿Algún problema con eso?- repliqué seria.

El maestro entró y dio comienzo a la clase, por lo que tuvieron que irse a sus asientos. Sin embargo, a la salida de clases, la chica vino de nuevo.

- No me gusta cómo me has hablado- dijo ella.

- Desde luego no peor que tú a mí- me defendí.

- A mí todos me respetan y va siendo hora de que tú también aprendas eso.

- Respeto si me respetan. ¿Por qué habría de tratarte a tí mejor?

- Soy la mejor alumna de aquí. Me lo merezco- se dio aires.

- ¿Y qué? Si mandan a otros antes que a ti a las misiones será que no eres tan buena como dices.- me burlé en un tono sarcástico.

Inmediatamente después de decir eso, recibí una bofetada en la cara. No iba a rebajarme ante ella y desde luego no toleraría que me tocara. Le agarré su largo cabello dorado y la hice caer de rodillas. Se sintió realmente humillada y al ver que otros alumnos nos miraban, se le encendieron las mejillas de rabia y vergüenza. Preparó el puño para contraatacar, pero se lo paré. Me cogió una pierna y caí al suelo, mientras, aprovechó y me metió un puñetazo en el abdomen. Quedé en el suelo sujetándome la tripa, apenas podía respirar.

- Si te pones así por algo como esto, tu primera misión será también la última- se rió.

Aquello me sacó de quicio. Tenía una risa insoportable, arrogante, de las que te hacen querer pegarle. Me puse en pie y me abalancé sobre ella, tirándola al suelo. Entonces vinieron unos agentes y me pillaron encima de ella. La chica se hizo la víctima y a mí me agarraron de los brazos, separándome de ella. Me hubiera gustado pegarle un puñetazo pero ya no me dio tiempo. Una pena. La agente Himin vino hacia mí y me golpeó la cara.

- ¡Estás loca, ocasionando problemas desde el primer día! Que no vuelva a suceder. Si es algo serio, la retas a un duelo, pero no se puede hacer esto en los pasillos de la academia. ¿Pero cuántas veces tenemos que repetíroslo?- preguntó dirigiéndose también a la otra chica y a los demás.- Hemos venido a por ti, pequeña problemática, debías haber acudido a "su" despacho hace ya un rato. Está furioso. Entre la misión fallida de ayer y lo de hoy... como siga así temo por vosotros.

En el camino le conté a la agente cómo había llegado a la pelea. Ella me dijo que intentaría aplacarle, pero era poco probable que me librara de un castigo. Además, los agentes de antes ya le habían avisado de la pelea. Él debía enterarse de todo. Era realmente temible y me daba mucho miedo presentarme ante él, sobre todo cuando llegaba tarde y me había metido en problemas.


Escrito por FlightOfFantasy



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