Capítulo 20A


Salí del despacho antes de que Juliet pudiera detenerme. Le grité que volviera a salir y la vi dirigiéndose hacia la salida. Seguí buscando a Erick por todas partes pero no aparecía por ningún lado. ¿Dónde podía estar? Empezaba a desesperarme. De pronto se me ocurrió buscar en el sótano donde estaban las celdas. Me asomé a una de ellas sin pensar y una mano me empujó hacia dentro. Caí de boca al suelo y antes de ver quién había sido, la puerta se cerró y la persona se fue. Me levanté y fui a sacudir las barras, agarrándome a ellas y tratando de llamar a cualquiera que pudiese oírme.

- ¡Dejadme salir!

- Eso no me conviene, ¿sabes? No quiero que te entrometas en mis planes- se oyó una voz que cada vez se alejaba más-. No te preocupes, todo es de piedra y el fuego no te alcanzará, quizá.

Y ya no se oyó nada. Desesperación era poco decir. ¿Qué estaba pasando?¿Quién era y qué quería hacer? Nunca lo supe. Pasé unos minutos en la celda tratando de forcejear la cerradura que me parecieron eternos. Entonces caí al suelo de rodillas, apoyando las piernas en el suelo y aún agarrada a los barrotes.

- Erick...

Me salió su nombre en voz alta sin darme cuenta. No sabía si era porque me preocupaba por él o porque en los momentos de desesperación se llama a la persona que instintivamente da la impresión de que me podía salvar, pero sólo podía pensar en él en ese momento. Cerré los ojos, tratando de contener las lágrimas.

- ¿Me has llamado?

Abrí los ojos de golpe, atónita. Miré hacia arriba y ahí estaba él, con la ropa quemada y rota, con moratones y con manchas negras en la piel del humo y la ceniza. No me había visto a mí misma, por lo cual no sabía qué apariencia mostraba, pero en ese momento nada más importaba. Él estaba ahí. Sano y salvo, más o menos. Abrió la puerta y cuando salí me eché a su cuello, abrazándole. Lo hice sin pensar, automáticamente. De haberlo pensado unos instantes me habría muerto de vergüenza, que fue lo que pasó cuando me aparté.

- ¿Qué te ha pasado?- pregunté preocupada.

- Mejor dicho, ¿qué haces tú aquí? ¿ Por qué has hecho algo tan estúpido como entrar a un edificio en llamas?

- Pensé que tú estabas dentro... Creí que te estabas autocastigando o algo...

- No les iba a dar el gusto, pero sí que pretendía fingir mi muerte y luego irme a otro país a comenzar mi vida de nuevo. Me has estropeado los planes- dijo con una sonrisa irónica.

- Me alegro, porque se ve que te ibas sin mí- bajé la mirada-. ¿Cómo es que estás aquí?

- Vi que entrabas a la agencia y me molesté que no cumplieras mis órdenes cuando te mandé que te fueras. Vine a castigarte personalmente- bromeó.

- Gracias por volver a por mí.

- Sólo estaba devolviendo el favor.

Sonreímos como dos idiotas enamorados. Salimos por otro sitio de la agencia. Nadie debía enterarse de nada. Cuando estuvimos a salvo de miradas indeseadas nos volvimos a mirar como dos idiotas enamorados (sinceramente no hay otra forma de describirnos en ese momento) y supe que no volveríamos a separarnos nunca más. Huimos del país y le envié una carta a mis padres para que supieran que estaba bien y que no se preocuparan. Mi decisión estaba tomada para irme con Erick adondequiera que fuera.

- ¿Por qué has decidido venir conmigo?

- ¿Recuerdas lo que te dije de: "Quiero ser agente. Nunca más te voy a traicionar. Seguiré tus órdenes y te haré café como sólo yo sé para endulzar esa amargura que llevas dentro. Te demostraré que no todo el mundo hace las cosas por intereses personales"?

- Sí, sí, ya recuerdo, cuando me dijiste que era una mala hierba...

- Sigue vigente.

- ¿Lo de la mala hierba?- enarcó una ceja.

- Lo de que te seré fiel y te haré café para endulzar esa amargura que...

Sus labios impidieron que siguiera hablando. Esas fueron las últimas palabras antes de que me cogiera en brazos y me llevara dentro de la nueva casa que habíamos comprado para vivir al regresar de la luna de miel. La propuesta de matrimonio siguió a estas palabras:

- ¡Vaya años me has dado!- me dijo un día- ¡Hay que ver cómo me lo has hecho pasar!- se lamentó con una sonrisa.

- Pero si no llevamos ni un año desde que nos conocimos- me puse de morros-. Y no te digo a ti con tus órdenes en la agencia y los castig...

- Me refiero a los años que pasé sin ti.

¿Cómo decirle que no a eso? Sonreí preguntándome si alguna vez me pediría en matrimonio. No sabía lo que me esperaba, pero era feliz mientras que pudiera estar con él. Cuando no era un superior, era una persona bastante soportable. Conocí cómo era realmente incluso en la agencia, con sospechas más que otra cosa, pero después del incendio, me demostró todos los días que no me había equivocado con él. Se aseguró de compensarme por su rudeza y frialdad el tiempo que me tuvo de aprendiz. Y aún hoy sigue haciéndolo. Han pasado varios años y hemos decidido volver para visitar a mis padres y a mi hermano. ¿Cómo lo llevarán mi hermano y Marshall? ¿ Y Jimmy con Jennifer? ¿Y Juliet con Allan? Dentro de poco lo sabremos. Han prometido esperarme en el aeropuerto. Aún no les dije nada sobre Erick. Se van a llevar una sorpresa.

 Escrito por FlightOfFantasy

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