Capítulo 19A
· ¿Por qué has hecho eso?- me atreví a preguntar al Superior mientras le observaba pisotear los folios para que se apagara el fuego.
· No sé a qué te refieres- se hizo el despistado, al parecer sin ganas de contestarme.
· Está claro que no sacas beneficio del testamento de Juliet, entonces, ¿por qué...? Va a pensar que ocultas algo.
· Ésa es precisamente la razón por la cual lo hice. Todo este tiempo lo único que hice fue provocarla. En realidad, la muerte de su padre no tiene nada que ver conmigo. Yo jamás maté a nadie. De hecho, su padre y yo tuvimos una buena relación. Esta carta lo demuestra- me tendió un sobre con sello de lacre.
Lo miré y al leer el contenido me di cuenta de que era necesario que Juliet viera inmediatamente lo que ponía ahí.
· Juliet tiene que ver esto...
· Pues ve a enseñárselo. A mí no me sirve para nada- dijo fríamente.
· Gracias- le sonreí-. Por todo.
· Quizá debí dejar que te secuestraran- murmuró con una sonrisa sarcástica.
· No lo hubieras hecho- dije acercándome a él y mirándole a los ojos.
· ¿A qué te apuestas?
· Admite que en el fondo me quieres- bromeé sacándole la lengua, diciéndolo más que nada por ver su reacción.
Me miró sorprendido por mi osadía. Acercó sus manos a mi cara y pensé que me iba a hacer algo por atreverme a decir eso, pero todo lo que pude hacer fue cerrar los ojos instintivamente como si el peligro fuera a desaparecer si no lo veía venir. Pero en vez de eso, abarcó mi rostro con sus manos delicadamente y bruscamente me besó los labios sin darme tiempo a reaccionar.
Abrí los ojos, atónita y él se apartó.
· Quién sabe- contestó a mi anterior intento de broma.
Se sintió incómodo por la forma en que le miraba y me tapó los ojos con una mano argumentando que no le mirara así. Le cogí la mano para apartarla y vi un rostro ruborizado y mirando en otra dirección, quizá tratando de pensar en otra cosa para que se le pasara el efecto. Me sonrojé dándome cuenta de lo que acababa de pasar. ¡El Superior, la persona más temible e importante de la historia de la agencia secreta me había besado! ¿Cómo debía tomármelo...?
Volvió a mirarme y se soltó la mano que yo sostenía, usándola esa vez para revolverme el pelo en un rápido movimiento del brazo.
· ¿No te ibas? Si no te das prisa no les alcanzarás- me dijo con una mirada que me parecía ligeramente melancólica aunque trataba de mantener la compostura. Trató de sonreír, elevando una comisura de los labios, quedando una media sonrisa. Me estaba mirando intensamente-. No vuelvas.
Dicho aquello me empujó hacia la puerta y me apremió para que saliera a entregarle la carta a Juliet. Su comportamiento era un tanto extraño. Fuera de la agencia, se encontraban los "tres mosqueteros" rebeldes. Me dirigí hacia Juliet y le entregué la carta.
· Es de tu padre. Esto demuestra que Erick y él...
· Esta no es su letra- dijo ella leyéndola-. ¿De dónde la has sacado?
· Me la dio el Superior y me mandó para que te la diera...
· Pues te ha mentido. Típico de él- argumentó Allan.
· No lo entiendo... Y me dijo que no volviera...
· Quería protegerte- soltó Jimmy.
· ¿De qué?- me extrañé.
Todos miraron hacia la agencia con ojos fríos y cuando me di la vuelta observé que todos habían salido fuera y que el edificio estaba envuelto en llamas. Justo en ese momento cubría la entrada. Miré horrorizada la escena dándome cuenta de que en realidad Erick se estaba despidiendo y me mandó fuera para que yo no corriera su suerte. ¿Por qué él no intentó escapar? ¿Estaba intentando pagar por lo que hizo?
· ¡No, no, no, no, nooooo!- grité abalanzándome hacia la entrada de la agencia.
· ¡No vayas! ¡Déjale, se lo merece!- me advirtió Allan.
Hice caso omiso a esas palabras y atravesé la cortina de fuego que cubría la entrada para abrirme paso hacia el interior, donde había un calor sofocante. Seguí corriendo hacia el despacho del Supervisor. No tenía plan de escapada, sólo sabía que tenía que llegar hasta él. Le prometí que no le dejaría solo y pensaba cumplir con mi palabra. ¿Lealtad? ¿Sentimientos? ¿Locura, quizá? Fuera lo que fuera que me impulsaba a hacer eso me daba igual. Sólo podía pensar en que debía llegar al despacho, pero mayor fue mi sorpresa cuando al abrir la puerta, vi que no había nadie.
Escrito por FlightOfFantasy
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