Capítulo 16B


Los días iban transcurriendo como si nada, combinábamos los días en la agencia y las noches nos la pasábamos en la agencia que me dejó mi padre, era agotador, no teníamos ni tiempo para dormir.

- Juliet, ¿qué pretendes hacer con la agencia de Erick?- Preguntó Jason.

- Hacer lo que mi padre quería hacer antes de morir-. Contesté llenando unos papeleos.

Nos quedamos sumergidos en un profundo silencio pero que para nada era incómoda, hubo un instante que nos quedamos mirando y luego hacíamos nuestras tareas.

- Traeré a Jennifer-. Dije de la nada.

- ¿Quién es?- Preguntó Jason.

- Una buena amiga, está en la agencia de Erick-. Contesté.

- ¿Estás loca? Podría traicionarte y contárselo todo a Erick, Juliet, no podemos sufrir ese riesgo-. Dijo alterado.

- Tranquilo, sé que ella no me traicionará, odia a Erick con todas sus ganas-. Dije sin quitar la vista de los papeles.

- Espero que no te equivoques, nos jugamos mucho-. Añadió.

- Tú no me tienes que decir lo que tengo o no que hacer-. Dije levantándome de la silla y con mis manos sobre la mesa.

- Sólo te advierto de lo que posiblemente pasará en un futuro si lo vas diciendo por ahí todos nuestros planes-. Se encaró.

- Soy yo la que tomo las decisiones, tú ya no lo haces-. Me puse frente a él, sólo nos separaba a muy poca distancia.

Nos quedamos mirando bastante tiempo y sin darme cuenta sus labios estaban en lo míos, cuando me di cuenta lo empujé hacia atrás para que se separara.

- Lo siento, te juro que no va a volver a pasar semejante cosa-. Se fue.

Me quedé sola mirando hacia la puerta, no podía creer que Jason me haya besado, no siento nada por él y él puede que por mí sí. Suspiré y recordé cuando Allan me besó por primera vez y sonreí como una tonta enamorada, sí, estaba enamorada de mi asesino-ladrón favorito.

Unos minutos después nos fuimos a la agencia y estaba dispuesta a decirle a Jennifer lo de la agencia de mi padre para que se uniera a nosotros, no estaba muy segura pero no quiero dejarla aquí tirada viendo lo mal que la tratan, no solo a ella, sino de todos los que están aquí.

Abrí la puerta de la habitación y no vi a nadie, me extrañé y me puse a buscar por toda la agencia preguntando a toda la gente que veía a mi paso que si la habían visto pero sus respuestas eran negativas, cuando visité cada rincón de la agencia no la vi, lo último que miré fue lo calabozos, a medida que iba avanzando sobre aquellos fríos pasillos escuchaba risas, cuando estuve tan cerca para poder divisar aquellas risas vi que Jennifer estaba en compañía de alguien, me asomé y era Jimmy, hacían tan buena pareja.

- Hola, ¿interrumpo?- Pregunté un poco nerviosa.

- Oh, hola Juliet, no, sólo estamos charlando-. Contestó Jimmy.

- Sí, estábamos hablando de que estaba más recuperado, se nota que lo han cuidado muy bien-. Intervino Jennifer.

- Bueno, Jimmy, no es por echarte ni nada de eso pero deberías de irte antes de que el Gran Jefe baje y te encuentre aquí-. Le dije a Jimmy.

- Vale, adiós-. Se despidió y se fue.

Cuando Jimmy se fue nosotras subimos a los pasillos de la agencia para que la gente no nos echaran de menos y empezaran a preguntar por nosotras.

- Jennifer, te quería decir una cosa, bueno, una propuesta-. Dije bajito para que la gente no pudiera escuchar lo que estábamos hablando.

- ¿De qué se trata?- Preguntó Jennifer.

- Mejor en la habitación para que nadie lo escuche, es un secreto que sólo muy pocos tienen el derecho de saber-. Añadí con discreción.

Una vez que ya estábamos en la habitación nos sentamos y comencé mi breve relato. Una vez que se lo conté su cara era todo un poema, no creía que mi padre tuviera una agencia secreta dispuesta a derrotar a Erick, quería una respuesta, pero no ahora, pues tiene que pensarlo bien, pues una vez dado el paso hacia delante ya no había marcha atrás.

- No tienes que darme una respuesta inmediata, tómate tu tiempo para poder pensar las cosas con más claridad, no te voy a obligar a nada si tú no quieres-. Añadí.

- Está bien-. Respondió.

Pasaron unos cuantos días desde que hablé por última vez con Jennifer, no me decía una respuesta y no me empezaba a impacientar con su demora, ¿cómo una persona puede estar tanto tiempo pensando algo tan importante como era eso? Me irritaba no poder saber la respuesta a mi proposición.

Un día cuando pasé por la habitación de Jennifer me hizo pasar.

- Ya he pensando una respuesta-. Dijo.

- ¿Y bien?- Pregunté impaciente-

- Acepto.

Escrito por Swiftie5sos13

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