Capítulo 13A
Sin mucha convicción, me dirigí hacia mi clase. Esa mañana volvía a mi horario de la academia. Me senté al lado del asiento vacío de Jade. No quería mirar hacia atrás, sabía que todos me estaban mirando mal. Se sentía tensión en la clase. Al finalizar la última lección, la agente Himin vino y dijo que la acompañara.
Cuando me levanté, sentí las miradas de odio y oí algunos murmullos como: "¿Lo ves? Al final las p... son las favoritas", "Esa malnacida acabará por aprender su lección", "Yo creo que la llama para castigarla." a lo que la respuesta era "No la ha castigado hasta ahora, ¿la va a castigar cuando ha vuelto por propia voluntad? A saber para qué habrá vuelto..." o "El Gran Jefe no es tan impenetrable y frío como parecía, a que no?".
Me hirieron mucho esos comentarios, no me gustaba que hablaran así de Erick... Ellos no tenían ni idea de nada, ¿qué hacían hablando sin saber? Era increíble, simplemente increíble lo crédulos que eran. No era porque la rubia les contara mentiras, sino porque ellos querían creer esas mentiras debido al previo resentimiento que ya tenían hacia mí.
Seguí a la agente hasta el despacho. La puerta se abrió de golpe y vi unos agentes llevándose a Jimmy. No parecía que le fueran a dejar en libertad ni mucho menos... Entonces recordé lo fiero que era el Superior y volví a sentir cierto temor hacia él. Era más astuto de lo que pensaba. Había dejado a Jimmy un tiempo para averiguar de cerca sus intenciones y si había más gente detrás de todo eso... ¿Por qué era justamente eso lo que me atraía de él? Frío y calculador, astuto y cruel, sin rastro de piedad en su rostro... y aun así, yo había descubierto algo más detrás de toda esa fachada que se imponía a sí mismo y que acabó por convertirse en parte de su personalidad. Había descubierto que quería ser endulzado como el chocolate al café, pero aún no sabía cómo.
La agente se quedó a mi lado, temiendo que después de lo sucedido él la tomara conmigo. Sin embargo, el Superior la mandó a esperar fuera. Cuando salió, se apoyó en el escritorio y se cruzó de brazos, mirándome como si esperara que dijera algo.
· Esa disculpa es lo único que te puede salvar ahora mismo- me advirtió.
Pensé que lo había dejado pasar y que podría quedarme, pero me había equivocado. Él no había perdido de vista su verdadero objetivo y sabía que si no me disculpaba era capaz de echarme de nuevo.
· ¿Puedo escribirlo mejor?- probé.
· Te doy diez segundos para disculparte en voz alta o será peor.
· Pero...- tragué saliva. Iba directamente al grano.
· Te quedan siete segundos y bajando.
Me di cuenta de que realmente iba en serio. No estaba de humor para juegos. Es que como pillara a ese Jimmy...
· Cuatro segundos.
· Está bien, no hace falta que cuentes, lo haré...
Eso dije, pero me quedé callada, tratando de averiguar la forma de hacer que esa pequeña palabra pasara de mi cabeza a mi boca. Entonces fue cuando se acercó a mí provocando que instintivamente mis pasos se dirigieran hacia atrás, asustada, hasta dar con el respaldo del sofá. Puso las manos a mis lados, apoyándolas en el respaldo y aprisionándome.
· Como me hagas esperar para nada, te pasarás la noche con los brazos colgando del techo y de pie, verás qué bien se duerme.
Inmediatamente a mi imaginación acudió una escena en la que me ataba las manos a unas cuerdas del techo y se olvidaba de volver a desatarme. Me irrité con mi imaginación. No debía ser tan pesimista... Esperaba que no notara que estaba nerviosa.
· P... per...d...- respiré hondo. Aquello era más difícil de lo que parecía.
· Qué orgullo llevas encima, Bella, no te va a beneficiar...
Me estremecí al oírle decir mi nombre. Me eché hacia atrás, tratando de conseguir un poco de distancia entre mi rostro y el suyo, realmente me estaba intimidando. Cerré los ojos fuerte y lo solté todo de golpe:
· L.. lo siento. Perd...óname... Por favor... No volverá a suceder.
En ese momento perdí el equilibrio y caí de espaldas en el sofá, mis rodillas quedaron enganchadas al respaldo, por lo que me quedé en una posición extraña. El Superior no pudo aguantar la carcajada. Le miré extrañada y divertida al mismo tiempo, algo sonrojada por lo que había pasado. Él siguió riéndose de una forma que nunca antes había visto. Me gustó su risa, era incluso contagiosa. Se llevó la mano cerrada a la boca, tratando de contenerse. Carraspeó y se puso serio, aunque se le notaba el buen humor en la cara. Agarré el respaldo del sofá con las manos y me impulsé hacia arriba, y di un salto hacia adelante. Me giré para mirarle y hacer una pregunta:
· ¿Estoy admitida de vuelta?
· Esta noche no llegues tarde con el café- me recordó, respondiendo de esta manera a mi pregunta.
Le dediqué una dulce sonrisa que me salió desde dentro, feliz de salirme con la mía. Había conseguido mi propósito de quedarme a su lado. Se avecinaba tormenta y no quería que estuviera solo en eso.
Jennifer me miró interrogante cuando salí, pero no quise decirle nada. Sabía que ella había oído la risa de Erick, imposible no oírla, y estaba desconcertada. Le pregunté si quería algo más, pero dijo que solamente iba a traerme, pues a pesar de la carta no estaba segura de que me acordaría de ir a tiempo y que se había quedado porque le preocupaba lo que me fuera a pasar. Me fui directamente a la habitación de la rubia. Necesitaba explicaciones. Me abrió la puerta con una sonrisa falsa en el rostro, casi de desprecio. Yo la miré igual pero sin sonreír siquiera.
· ¿Qué hay entre mi hermano y tú?
Escrito por FlightOfFantasy
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