Capítulo 9
Lo prometido es deuda, así que aquí les tengo el capítulo prometido, espero pronto retomar el ritmo y publicar con más frecuencia.
Sigue sin gustarme del todo lo que escribo, espero que a ustedes si, les agradezco seguir la historia y sobe todo dejar sus comentarios, lo cual me motiva mucho (aunque no lo parezca ante lo mucho que tardo, jajajaja), ya vamos más cerca de nuestro objetivo (el Otayurio, y la zukulencia, jajaja)
Espero disfruten el capítulo
Pd. Desconozco el nombre de la creadora la imagen, no me pertenece, pero la uso con mucho respeto y cariño.
Pd2. Los personajes de Yurio on Ice no me pertenecen, de ser así habría más yaoi, y Otabek y Yurio serían canon :P
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"Victor, Yavok va venderme, se lo ha dicho a Jean, se lo ha dicho a todos, va vender mi cuerpo cuando cumpla los 17 años"
Había lloriqueado esa noche meses atrás Yurio luego de cerrar la puerta de su cuarto tras de él, aquella noche que ebrio había exigido alguien le llevara con el peligris, llorando como cuando era pequeño, buscando sus brazos para recibir consuelo, incapaz de aceptar esa idea. Y claro que Víctor se lo había dado sin dudarlo, pues era lo que él había estado esperando del rubio desde que se había comenzado a portar distante con él, que volviera a su lado, que le dejara mimarle como tanto le gustaba, por lo que aprovechando que el rubio estaba muy tomado como para darse cuenta de la presencia del oriental en la habitación, lo había corrido de su cuarto a señas y en silencio, pues desde hacía ya un par de meses compartía su cuarto con él, quien fuera llamado Yuuri por Yavok como una forma de que Yurio no se sintiera especial. Sin embargo ese joven era especial, muy especial, era un niño que había forjado su carácter acido como una defensa para ese gran corazón que aún tenía y el cual Víctor amaba, pero no lo amaba con ese amor erótico con el que llegó a compartir encuentros al lado de Chris algunas noches que Yurio se quedaba dormido temprano, lo amaba con ese amor puro, Ágape, ese amor que te hace desear el bienestar de una persona, su felicidad.
Por lo que esa noche, como cuando era solo un niño de 5 años, le sostuvo entre sus brazos hasta que sus lágrimas cesaron, y después cuando se encontraba dormido ante el cansancio, le quito pequeño uniforme de colegial, y le puso una pijama cómoda de Yurio que aún conservaba, le cepillo el hermoso cabello rubio, y entonces se acostó con él para poder descansar plenamente como hacía mucho que no lo hacía.
No le sorprendió despertar y encontrarse solo, aunque lo que más lamentó fue haber perdido la antigua prenda de aquel joven que consideraba algo así como su hijo.
Fue ese pensamiento el que le hizo justificar lo que acaba de hacer al estar dentro de la oficina de Yavok, sobre todo al saber de palabras del más viejo, que efectivamente tenía la intención de poner a la venta ese año la virginidad de Yurio, un "evento" que el viejo llevaba a niveles de gran escala, promocionando al chico en cuestión como si fuera el nuevo coche del año.
No lo pensó ni un poco, en cuanto supo los planes de Yavok quien le ordenó poner a practicar con Yurio nuevas coreografías para ese momento, sabiendo que lo único que le interesaba era el dinero, le vendió la idea de que le daría más dinero si vendía la virginidad de Yuuri, quien en últimos meses estaba teniendo mucha fama, más que la que tenía Yurio por su belleza, pues el oriental no solo era atractivo dentro de lo que podía ser alguien de su raza, si no que buscaba ser agradable con los clientes, como en su momento lo había sido él cuando estaba en el negocio.
Buscar convencerlo no había sido fácil, Yavok quería de alguna forma deshacerse ya de esa actitud de Yurio que todos sabían cambiaría al tener sus primeros clientes ante las formas distintas que le tratarían, y ante lo que tendría que hacer contra su voluntad, por lo que discutiendo con el mayor las grandes ventajas económicas que podría tener de esa forma, terminó de hacerlo ceder al recordarle que en un año más Yurio seguiría siendo llamativamente joven, mientras Yuuri quien ahora tenía 24, comenzaría a perder encanto y por lo tanto interés para los demás clientes.
Ante ello, le ordenó entonces que hiciera practicar al oriental lo necesario para el momento, haciéndole también prometer que no diría nada a ninguno de los 2 para que no causaran problemas, y aun cuando le hubiera gustado decirle a su pequeño rubio que se tranquilizara, que aún no tendría que pasar eso, le fue suficiente saber que le había regalado un año más de inocencia, independientemente de entender que jamás podría confesarle lo que había hecho por él.
Entreno a Yuuri varias semanas, y cuando el evento iba comenzar supo que Yavok había hablado con el moreno al verle llegar ese día con una suave media sonrisa como las que siempre regalaba, aunque sus ojos lucían asustados. No le dio importancia, porque ni en las prácticas ni en la habitación, el oriental había comentado algo, de hecho había sido él quien había comenzado siempre las conversaciones, pues le causaba curiosidad como es que alguien de su edad, había llegado ahí.
Primero que nada tuvo que enseñarle a hablar bien el inglés, era el idioma que más se usaba en el club ya que muchos de los clientes eran empresarios importantes y lo manejaban con facilidad, lo cual le había ayudado también al joven hombre a tomar clientes, pues a diferencia de varios en el club que solo se dedicaban a estar ahí, él parecía tener mucho interés en juntar muchos clientes.
Aún a pesar de ese rasgo que no le gustaba del todo, él era amable, le permitía seguir durmiendo en su habitación para no sentir el vacío, y porque el otro parecía querer ahorrar hasta el más mínimo centavo y no tenía intención de gastar en rentar una habitación en el club al aprovechado de Yavok quien al saber de su necesidad no le había dado la opción de darle aunque fuera un pequeño espacio, pensando en exprimirlo lo más posible.
Cuando llegó la semana de la venta, tuvo que admitir que no se esperaba esa nivel de respuesta por parte de los clientes para el oriental, incluso el siempre embobado cliente de Yurio, Jean-Jacques Leroy había pedido una privado con él para ver su calidad, lo cual le hizo sentir satisfecho al pensar que le había ahorrado a su pequeño una noche de tortura con aquel joven prepotente.
Se admiraba sin que pudiera evitarlo de Yuuri, quien de la noche a la mañana había sacado toda su sensualidad, su eros, como se lo había explicado en su momento para que pudiera hacer mejor sus presentaciones, seduciendo en el escenario y en los privados, a todos y a cada uno de los que esa noche habían gritado desorbitantes cantidades de dinero por tener el privilegio de quitarle la virginidad, y que incluso doblaban sus cantidades ante cada nuevo gesto que Yuuri hacía para incitarles a pagar más por él. Al final pesé a los esfuerzos de varios, Celestino ganó la privilegiada noche con el oriental, yendo entonces al final de la subasta, y de aquella semana de locura, a la oficina del más viejo para arreglar los detalles del encuentro, donde él se encontraba para ayudar con los trámites.
Feliz de saber que todo había salido como lo había planeado, Víctor Nikiforov, volvió a su habitación, sin esperar encontrarse a Yuuri echo un ovillo en un rincón de la habitación, temblando.
- Yuuri... ¿estás bien? – Preguntó de forma suave el joven mientras se acercaba, en cierta forma alerta por si el otro intentaba algo – ¿Yuuri...? – preguntó de nuevo al no ver respuesta por parte del oriental, no obstante cuando le tocó el hombro entonces si se sobre saltó el más joven, diciendo un par de frases en un rápido japonés que por supuesto no entendió
- Yuuri, hablaste en japonés, no te he entendido nada – le dijo lo más amable que pudo el de cabellos platinados al oriental luego de tomar su rostro con ambas manos para tranquilizarlo y hacer que le mirara
- No quiero hacerlo – soltó luego de buscar las palabras en inglés para poder decir lo que sentía – No quiero acostarme con ese hombre – casi escupió en medio de su nerviosismo
- ¿Qué quieres decir con eso? ¿No habías estado de acuerdo con Yavok? – preguntó el ruso, fingiendo en cierta forma desconocer sobre el tema
- No, él me amenazo, me obligó – le confesó luego de negar enérgicamente con la cabeza varias veces – Me dijo que si no vendía mi virginidad, él me correría del lugar, pero yo necesito el dinero, Víctor, necesito el dinero – afirmó con vehemencia, tomándole por la camisa
- Sí, está bien, te creo – dijo él, un tanto preocupado del estado en el que veía al otro – Pero no tienes nada de qué preocuparte, Celestino no te hará daño, todos nuestros clientes firman un contrato donde se hacen responsables de la salud y seguridad del chico por el que están pagando – le quiso decir, aunque por la cara que hacía el oriental, le parecía que realmente no era eso lo que le importaba
– ¿Eres virgen de verdad? – No quiso evitar preguntar, y sonrojándose, el otro asintió con la cabeza – ¿Ni siquiera has tenido relaciones con una mujer? – preguntó de nuevo
- No... yo no lo he hecho.... – murmuró apenado, bajando la mirada, aunque seguía luciendo ciertamente ansioso con todo eso.
Saber aquello le hizo sentir realmente culpable, porque sin saberlo, al salvar la virginidad de Yurio, había condenado al japonés a entregarse, aún cuando tal vez pudo haberle evitado aquello. Sintiéndose responsable de ello, pero sin poder dar marcha atrás, Víctor tomó nuevamente el rostro de Yuuri con ambas manos, esta vez para besarlo de manera suave.
- No tengas miedo, te enseñaré como se hace – le dijo con amabilidad al japonés ante la mirada interrogante
- Víctor, ¡toma mi cuerpo!, ¡ten sexo conmigo! – le pidió entonces Yuuri con desesperación, esperando que aquello le quitara toda esa ansiedad que sentía.
El de cabello platinado negó con la cabeza, y ante la mirada desvalida del japonés se acercó a su oído para hablar de manera íntima.
- Voy a hacerte el amor, de esa forma sin contar las veces que tengas sexo con otros hombres, sentirás que nada de eso importa realmente, porque ya habrás guardado ese precioso momento solo para ti. – le prometió de manera cálida y sin mediar una palabra más, se dedico toda la noche en cuerpo y alma a cumplir su promesa hacía el japonés.
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Como mencioné previamente, me parece importante poner el contexto de nuestro rubio, sobre todo porque ese par más adelante tendrán mucho que ver con nuestra pareja protagonista, así que aquí les dejo un poco de ellos, también les puse un poquito de cosita triste para que se vayan acostumbrando, Jajaja, no quiero nada muy intenso porque no me gusta que la gente sufra, lo prometo, pero dado el contexto de la historia, creo que estamos de acuerdo que no es algo que se pueda evitar, ¿ok?
Gracias a los que pese a todo leen, y más gracias a los que me dejen mensajes aún cuando no actualizo con regularidad, les juro que no es mi intención retrasarlo, simplemente me parece complejo plasmar lo que tengo en la cabeza.
¡Saludos!
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