Capítulo 5
Soy una mentirosa de lo peor! No me odien! Jajaja, no he acomodado nada de los viejos capítulos, aunque en realidad no es mucho, pero me parece algo importante...
Bien, si soy honesta, no sé como vaya terminar esto, jajajaja, quiero decir, si se lo que quiero escribir, pero me pasó como a Otabek, y me tomó de sorpresa lo del a virginidad de Yurio... yo pensé que iba poder durar más, pero o lo hace Celestino (que como pudieron darse cuenta, me cae mal y me parece asqueroso, jajaja), o lo hace Leroy!, pero se supone que el nene debe de ser de Otabek... ya valió esta madre... jajajaja, no sé que pase, además sumando a eso, los finales que me vienen a la mente, no son así como muy lindos, así que... pues a ver que... tal vez por eso no tengo lectores, ni comentarios... jajaja Lo siento, no lo hago adrede... :(
Espero disfruten el capítulo
Pd. Desconozco el nombre de la creadora la imagen, no me pertenece, pero la uso con mucho respeto y cariño.
Pd2. Los personajes de Yurio on Ice no me pertenecen, de ser así, habría más yaoi, y Otabek y Yurio serían canon :P
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- ¡Otabek! ¡Otabek! - le llamó Mila por tercera vez en lo que iba del día y eso que apenas llevaba un par de horas en su ciudad natal donde le había recibido.
- Sí, lo siento - dijo, y entonces volvió su atención a su novia con algo de dificultad al tener que separar su vista de aquel espectacular con una hermosa rubia en el.
- ¿Qué te sucede? Has estado muy distraído... - comentó la chica de cabello color borgoña, mientras se aferraba a su brazo.
El Kazajo suspiró pesadamente, no puede decirle que desde que se enteró del futuro que le espera a Yurio no ha dejado de pensar en eso, maldiciendo incluso haberte tenido la "grandiosa" idea de haber pedido su semana de vacaciones en ese periodo de tiempo, como si el hecho de poder ir al Secrets le diera la seguridad de que el más joven estará seguro.
- Es el trabajo, ¿verdad? - pregunta ella de manera amorosa y él se siente culpable, por lo que solo asiente con la cabeza - No pienses más en eso, estás en otra ciudad, y lejos de ese jefe tuyo que no te da un minuto de descanso - se queja ella, pues ha tenido que contarle que Jean le entretiene hasta altas horas de la noche, aunque no le dice la verdadera causa.
De nuevo el Secrets, y de nuevo el joven rostro del rubio vuelve a su mente, con esa mirada asustada, con esa impotencia que no le dejaba mover su cuerpo en defensa de Leroy, quien esa noche no solo le tuvo sobre sus piernas varios minutos mientras le acariciaba, sino que le hizo bailar para ambos sobre la mesa, sin que el ruso tuviera oportunidad de elegir... tal vez por eso el menor había tomado toda la noche del vaso de su jefe, para olvidarse de esa realidad, para no tener que tomar consciencia de lo que tenía que hacer para ellos, lo quisiera o no....
- ... qué dices? ¿Lo compramos? - preguntó ella emocionada, sin saber que esa era la cuarta vez que se había distraído.
- Si, por supuesto -dijo él con fingida seguridad, mientras ella daba nuevas instrucciones al conductor del taxi para ir a otra parte. Parecía que esa iba ser una semana complicada...
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Aun cuando las cosas no fueron tan difíciles como lo hubiera pensado en un inicio, la realidad es que le costaba estar en ese presente y con esas personas, habían pasado ya 7 meses de que se había ido de ahí, y era grato ver todas esas caras y personas familiares, sin embargo cada mínimo detalle le recordaba al rubio, por lo que agradeció que los padres de Mila fueran tan correctos y no les hubieran permitido en su momento vivir juntos, pues de esa forma había podido evitar que su novia viera como es que amanecía luego de esos sueños que no le dejaban tranquilo, donde recordaba al rubio bailar tan cerca de él de manera sensual, incluso tocándole un poco, sueños donde le tenía en sus brazos, sueños que parecían perseguirle para decirle algo que él no lograba comprender.
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- ¿Y esta foto? - preguntó Mila, mostrando la pantalla del celular a su novio donde ya no estaba la foto que se habían tomado juntos para que ella le "acompañara" siempre.
- Hmm... nada, ya sabes que me gustan las motos - justificó sin saber nada más que decir.
- Espero que no estés manejando allá una moto, Altin - y ahí estaba su apellido, como cuando estaba molesta y no quería decirlo. Leroy tenía razón, era asfixiante tener una pareja como esa...
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- ¿Qué? ¿Qué sucede? - pregunto en otra ocasión su novia, luego de que sintiera como Otabek la separaba de él.
- Mila, ya es tarde, debes de volver a casa - le señaló luego de sentir como la chica buscaba más de su cuerpo y él simplemente no lograba excitarse; tal vez por el frío.
- Estás bromeando, ¿cierto? - preguntó ella con diversión, después de todo no habían tenido oportunidad de estar en el departamento de él, luego de las tantas visitas que realizaban a su familiares, y aquella era una excelente oportunidad para tener relaciones.
- No, Mila, es tarde y tus papás pueden preocuparse - justificó él, terminando de separarla para sentarse en la cama.
- Me iré en taxi a casa cuando terminemos y les diré que fuimos a una fiesta con amigos - dijo ella buscando acercarse de nuevo.
- Estoy cansado, lo siento - dijo desviando la mirada a la cama y entonces la chica se sintió insegura, pero quiso creer en él, por lo que tras morder su labio inferior un poco asintió con la cabeza, entonces le dio un fugaz beso en los labios, antes de bajarse de la cama.
- Te amo, Ota - se despidió sin esperar una respuesta, repentinamente el rechazo de su novio le había hecho sentir muy vulnerable.
- ... - El kazajo no respondió nada, no solo porque ella se había ido, sino también porque no sabía que responder.
Entonces Otabek no puede negarlo, algo pasa con su novia, algo que le impide quererla como antes, algo que hace que ya no le parezcan dulces sus palabras y que inclusos sus gestos le sean empalagosos, más no sabe aún qué.
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Aún estaría un par de días más en su ciudad, pero dado que ya no vivía ahí no tenía muchas cosas que hacer regularmente pues sus conocidos seguían realizando sus obligaciones diarias pese a su visita, igual que Mila que aquel día estaba entregando unos documentos para renovar contrato antes de llegar a su departamento.
- ¿Cómo te fue? - preguntó él de manera amable, después de dejarle entrar y luego de recibir aquel beso por parte de su novia, aquel que él apenas y respondió.
- Bien, solo es papeleo, mi puesto está seguro pero renuevan la información de manera constante - respondió ella mientras iba hacía la sala, donde se veía estaba pasando la tarde su novio.
- Ya veo... - respondió él, y entonces miró de manera distraída los papeles de la chica, viendo que tenía un certificado de nacimiento, de la misma forma tomó este para revisarlo, sintiendo como se le quedaba atorada la bebida en la garganta, cuando vio la ascendencia de la chica. - ¿Eres rusa?
- ¿Qué? - preguntó ella pues al estarse poniendo cómoda no le había escuchado claramente
- Tu madre es rusa - señaló Otabek, dejando el certificado de nacimiento, y acercándose a ella.
- Pues soy mitad rusa, solo mi madre es de ahí, mi padre es del país - respondió ella, aunque no parecía muy a gusto con el tema.
- ¿Por qué no me lo habías dicho? - preguntó él sentándose a su lado
Se encogió de hombros la chica de cabello borgoña
- No me pareció un tema importante - fue lo único que respondió ella, aunque la realidad es que le avergonzaba la realidad del país de su madre, incluso de su madre misma, pues podría decirse que su padre la había comprado para ser su esposa...
- No lo sabía, es interesante - dijo él tratando de ocultar su repentino interés.
- Realmente el color de mi cabello es por la familia de mi padre, por eso no lo habrías podido saber, pero mamá dice que mis ojos son completamente herencia suya - dijo ella entonces, pues se sentía orgullosa de ellos.
Ante el comentario, el kazajo miró directamente a los ojos a su novia, sintiendo un pequeño vacío formarse en su estómago al ver con detalle aquellos ojos claros, que si bien tenían destellos azules, tenían una muy hermosa coloración verde...
Sin pensarlo se acercó en silencio a ella, retirando el mechón de cabello que caía cerca de sus ojos, entonces se sumergió por segundos en aquella mirada verde.
Repentinamente le besó en los labios, con firmeza, sintiendo su cuerpo estremecerse cuando sintió la respuesta de aquellos ojos verdes, cerrando los ojos, entregándose a aquel beso, que ante la necesidad de ambos, se volvió pronto profundo.
Otabek no pensaba, estaba sumergido en la agradable sensación de esos labios suaves, y por lo mismo bajó acariciando el delgado y pálido cuello, recibiendo un delicioso gemido por parte del otro...
Sintió como Yurio ponía sus manos sobre su pecho, como acariciaba este por sobre la delgada camisa que usaba a causa del calor, por lo que enardecido llevó sus labios al cuello del ruso para besar ese delicado y blanco arco, mientras escuchaba aquellos satisfechos suspiros.
- Otabek... - escuchó en un susurró su nombre en labios del rubio, entonces sin dejar de probar su piel se deshizo de la liga que detenía sus cabellos, disfrutando de meter sus dedos entre las suaves hebras, así como del estremecimiento que el joven cuerpo estaba teniendo.
Necesitándolo, tomó el cuerpo de Yurio y lo posó a horcajadas sobre sus piernas, aunque una muy ligera parte de su celebro le decía que algo no era correcto, la cintura no era tan delgada, ni el peso del cuerpo era tan ligero, pero ese pensamiento murió cuando el rubio buscó quitarle la camisa para acariciarle, y entonces sus hermosos ojos verdes le miraron con deseo, le besó nuevamente, lleno de esa necesidad que tenía de él, sintiendo su miembro ya despierto, disfrutar del peso de menor sobre si, imaginando y deseando lo que vendría después con demasiada ansia...
Terminó el apasionado beso solo para llevar nuevamente sus labios al blanco cuello, bajando estos por sobre la piel con la intención de disfrutar el pálido y firme pecho, topándose entonces con aquel par de senos. Al momento, sintió como si le hubieran echado un balde de agua fría, y de manera brusca se separó de aquel cuerpo, solo para ver sobre si a su novia Mila, quien excitada como se encontraba tenía los ojos cerrados tras aquellos mechones de cabello color borgoña, mientras su agitada respiración hacía que sus femeninos senos rozaran su propio pecho.
- ¿Qué..? ¿Qué sucede...? - preguntó ella confundida ante la falta de caricias, abriendo los ojos con dificultad.
Era un cerdo... era un hombre depravado de lo peor, pero no podía negarlo más, deseaba a ese joven, deseaba estar con él como no había deseado a nadie más en su vida...
- Mila, debemos terminar - dijo entonces a la joven sobre si, mirándole a los ojos con seriedad.
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*Gritos internos* Esta madre ya se prendió! Jajaja, Bueno, parece que esto ya se está encaminando un poco más, aunque insisto en que no sé que va pasar con la virginidad de Yurio...
Por cierto, quiero aclarar (por si no lo supe explicar) que cuando empezaron las caricias de Otabek y Mila, no es que me haya equivocado de género, es que él realmente pensaba que era Yurio, y por ello era que estaba aceptando aquello.
Y bueno, siempre me quedo con la sensación de que me hace falta más, o que no se me explicar, aun cuando lo intento, los capítulos siempre son algo cortos, espero que cuando las cosas estén más intensas, no me pase igual, si no... pues así de feo escribo, ni modo... jajajaja
Gracias a los que pese a todo leen, y más gracias a los que me dejen mensajes, jajaja, no me siento como naufrago en una isla abandonada...
Saludos!
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