Capítulo 16
Jelou! Estoy de vuelta… Pues… estamos avanzando en la historia, aún faltan algunas cosillas pero por lo menos ya llegamos a la zukulencia, así que eso ya es algo, jajaja.
No tengo mucho que decir, así que espero lo disfruten las pocas que aún siguen la historia, las demás murieron de desesperación y se han ido, jajaja lo siento >.<!
Mi ortografía sigue siendo horrible, lo lamento.
Igual espero disfruten el capítulo.
Pd. Desconozco el nombre de la creadora la imagen, no me pertenece, pero la uso con mucho respeto y cariño.
Pd2. Los personajes de Yurio on Ice no me pertenecen, de ser así habría más yaoi, y Otabek y Yurio serían canon :P
+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+
20 millones de euros, eso es lo que le había costado poder ver la cara de humillación de Otabek en aquel momento, ese también había sido el precio para poder tener el cuerpo del rubio por primera vez, ese que le miró con total resignación, consciente de que no podría negarse más a él.
Ni siquiera podía dejar de sonreír al recordar la cara de todos los presentes, quienes parecían impresionados por aquella cantidad de dinero tan insignificante.
Si bien la empresa era un negocio familiar, Jean era alguien que había nacido para algo más que solo existir, por lo que al recibir esta bajo su control, no solo se había dedicado a administrarla, si no que la hizo crecer el doble, logrando incluso crear otro tipo de negocios, con los cuales se pagaba aquellos gustos.
Dejo todo listo para que nadie le arruinara el fin de semana, y entonces fue al hotel al que pidió llevaran al rubio para disfrutar del momento. Por supuesto que Yakov no se lo negó, ese viejo que muy seguramente había vendido su alma hacía muchos años para tener dinero y que solo pensaba en este, había cedido a sus caprichos dado lo que había pagado por el ruso, permitiendo que lo sacaran del club pues por nada del mundo iba a tener relaciones en aquel asqueroso lugar donde no sabía cuántos hombres habían ya tomado las miles de virginidades con las que el viejo había lucrado.
Para cuando llegó, el menor se encontraba pegado al ventanal de la habitación en el piso 40, y desde el cual podía apreciar con total claridad la ciudad a sus pies.
La mirada que le dirigió al escucharle acercarse era la que esperaba ver de él, fascinado como estaba de la hermosa vista.
- ¿Te gusta? – preguntó mirando también hacía las luces.
- Me da igual – Respondió el ruso sin embargo en sus ojos se notaba aún el asombro de estar en aquel lugar.
Y no era para menos, la habitación que había rentado Leroy era la suite presidencial, aquella que parecía por si sola un penthouse, con muebles de la mejor calidad, así como todos los productos que pudieran pedir al alcance en cualquier momento.
- Seguro, porque en el club muy seguido ves ese tipo de cosas – el ligero sarcasmo en sus palabras hizo que el rubio gruñera y se separa de la ventana.
- Pues no, pero son solo edificios y luces tontas – se defendió, aunque dado que su curiosidad era mucha, continuó mirando y tocando las cosas, tan suaves y hermosas… en realidad nunca había visto algo así, puesto que no podían ver la televisión en el club.
- Pediré de cenar, a menos que quieras que hagamos algo antes – comentó Jean
- ¿De cenar? ¿Qué no vamos a tener sexo? – preguntó el rubio frunciendo el entrecejo
- Sí, también, pero no seas desesperado, tendremos toda la noche juntos – prometió y se acercó a besar sus labios
- Idiota – se quitó del beso pronto, y dado que Leroy fue hacía el teléfono para pedir la cena, pudo volver a ver la impresionante vista.
Se sentía en cierta forma feliz de verle así, curioso aun cuando permanecía a la defensiva, así que le dejó hacer sin presionarle como siempre, después de todo estaría con él rubio el fin de semana como había acordado con Yakov, así que podía malcriarle un poco.
Se puso cómodo, retirando la corbata y descalzándose mientras esperaban la comida la cual ante el importante cliente que atendían, no tardó mucho.
Pasaron 3 carritos llenos de comida de todo tipo, desde cocina gourmet, hasta lo más sencillo como hamburguesas y malteadas.
- ¿Y todo esto? – preguntó Yurio cuando estuvieron de nuevo a solas.
- Es para que puedas probar – respondió mientras se servía una copa de vino
- Es demasiada comida – comentó, en cierta forma confundido.
- No tienes que comerte todo en este momento, además ya te dije, es para que pruebes – respondió y le acercó a los labios un bocadillo de caviar de esos que tanto le gustaban.
Impresionado como seguía, no dudo en tomar el bocado de sus manos, sin embargo hizo una mueca ante el sabor
- Sabe raro –
- Creo que esta puede gustarte – sugirió entonces Jean la malteada de chocolate
Yurio le dio un trago, y sorprendiéndose de su sabor.
- Sabe muy bien – respondió mientras seguía tomando
- Toma lo que gustes – dijo mientras se acomodaba en la mesa de 2 personas dentro de la habitación para poder comer el plato de carne que le habían llevado.
Jean le dejó hacer, consciente de que entre más relajado estuviera el rubio más agradable sería la experiencia, además de que no lo quería de mal humor el resto del tiempo que compartirían juntos dándole mucha libertad para evitar aquello.
- Esto sabe muy bien – comentó el rubio al terminar una rebana de pizza, ultimo alimento que había probado de la amplia variedad.
- Parece algo de tu estilo – no pudo evitar comentar Leroy mientras cortaba con cuidado el filete new york que le habían preparado, el cual estaba por terminar.
- Ya estoy lleno – agregó el rubio, ajeno a la sutil ofensa.
- Tomemos una ducha entonces
- ¿Tomemos?
- Sí, los 2 juntos – respondió mientras le daba un último trago a su copa, y se ponía de pie
- ¿Y cuándo tendremos sexo?
Rió ante su pregunta
- ¿Tantas ganas tienes de tenerme dentro?
- Eres un idiota, te lo estoy preguntando porque a eso vine
- No seas desesperado, disfruta lo que te estoy dando
- No te lo pedí – cruzó los brazos
- Después sé que me lo vas a pedir – aseguró el canadiense, guiñándole un ojo antes de dirigirse hacia el baño donde abrió la llave del jacuzzi.
Solo por curiosidad, Yurio le siguió y al ver el lugar se sorprendió nuevamente
- ¿Es una alberca?
- Se llama Jacuzzi, es distinto de una alberca
- Es igual a una alberca pequeña – señaló el rubio cruzándose de brazos
Jean no dijo más, espero un poco a que estuviera más lleno, entonces si prendió el sistema de hidromasaje.
- ¿Qué le pasa al agua? –
- Es para dar una sensación más agradable – respondió y entonces comenzó a quitarse la ropa como si nada.
Una parte del rubio se sintió extrañada de todo eso, de tener a Leroy así, quitándose la ropa, porque le daba algo de pena verle aun cuando él había exhibido su cuerpo mil veces, pero otra tenía curiosidad de ver el cuerpo detrás del traje.
Por más que lo intentó, no pudo apartar la vista del cuerpo desnudo del canadiense recordando a su vez el cuerpo de Otabek que solo unos días atrás había descubierto.
- Anda, quítate la ropa y entra conmigo – dijo Leroy, complacido de la forma en que el menor le miraba y que aumentaba su ego.
- Solo porque es parte del trato – justificó el ruso, aunque realmente no era verdad aquello. Apresuró el despojarse de ropa ante la mirada fija de Jean sobre su cuerpo. - Se siente extraño
- Se supone que ayuda a relajarse
- Que cosas tan extrañas haces…
- Igual te gusta
- Solo un poco – se permitió admitir el rubio mientras jugaba con las burbujas que buscaba atrapar en sus manos
Jean le dejó hacer un poco, mirando su rostro siempre molestó mucho más relajado.
- Tu cuerpo es perfecto – dijo el mayor jalándolo entonces hacía él.
Yurio gruñó al verse interrumpido en su diversión.
- ¿Ya vas a empezar con tus cosas?
- ¿No me preguntaste que cuando comenzaría el sexo? – preguntó de vuelta y dado que le tenía abrazado de espaldas a él, comenzó a besar su cuello.
- ¿Entonces ya nos vamos a salir?
- Por supuesto que no
- Pero el sexo se hace en la cama – comentó el rubio confundido
Ante sus palabras, Jean rió divertido con su inocencia.
- El sexo se puede hacer en cualquier parte, “pequeño” – le aclaró, sin dejar de besar su cuello.
Yurio iba reclamarle el haber dicho pequeño, cuando sintió la mano de Jean tocar por primera vez su miembro desnudo, por lo que simplemente jadeó.
“¡Disfrútalo, disfrútalo!” Se repetía una y otra vez las palabras que Yuuri le había dicho antes de irse del club, y luego de darle un montón de sugerencias para que el momento no fuera tan negativo.
“Imagina que es Otabek”, recordó otra de las frases, sin embargo eso era imposible, la forma en que le tocaba Jean era completamente distinta a como lo hacía el moreno, más posesiva, era más invasiva.
- Oye, espera… - comenzó a decir
- Siempre he querido tenerte así, solo a ti – le dijo al oído el canadiense, y algo en sus palabras le hizo sentir una punzada en el corazón.
- ¿Solo a mi? – preguntó girándose un poco de entre sus brazos para verle
- ¿Qué te extraña? ¿No es a ti a quien visito?
- Pagas por cualquiera
- Eso es verdad, pero solo cuando no estás disponible
- Siempre estamos peleando – rebatió de nuevo
- Si, eso es lo que me gusta de ti
- ¿Qué? ¿Cómo te va gustar que estemos peleando? – gruñó cruzándose de brazos
Leroy rio, Yurio siempre le hacía reír con sus ocurrencias
- Me gusta que eres real, que me dices las cosas que piensas y que no te dejas hacer por mí solo porque pago – explicó el mayor.
- Estás loco – gruñó de nuevo, dándole nuevamente la espalda pero sin alejarse de su cuerpo, sin querer admitir aquella alegre sensación al escucharle de decir que él le gustaba así como era.
- Sí, lo estoy, por ti – afirmó volviendo a besar su cuello, y tomando nuevamente su miembro en su mano para volver a estimularle.
Y esta vez Yurio se dejó hacer sin problema, porque era cierto que no era como Otabek, pero tuvo que admitir que Jean en cierta forma también le atraía, la forma tan segura con la que hablaba, la confianza con que la que se movía frente a él aun a pesar de sus rechazos, la sonrisa que no desaparecía, y el hecho sin importar lo que él hiciera, Leroy volvía por él a diferencia de Otabek, quien justamente parecía buscar a cada acción suya una razón para alejarse.
No quiso pensar más en Otabek, no quiso suplir al hombre frente a si con un recuerdo, se entregó a él que sin dudarlo reclamó cada parte de su ser con un hambre de sí que le hacía estremecer, que le hacía perder la razón y sumergirse en aquella placida sensación de sentirse adorado por Leroy, quien durante el fin de semana en aquella habitación de hotel, le dio satisfacción a cada uno de sus caprichos incluidos los carnales.
+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+
Me encanta ver el mundo arder, se los he dicho? Es una sensación extraña… pero bueno, en parte no esperaba que pasara esto, simplemente sucedió, el detalle es que ahora no tengo ni idea de que va pasar después, jajajaja, Yurio arruinándome las cosas como siempre…
Gracias por sus comentarios, espero con todo mi corazón la cosa no se retrase mucho, en realidad ya quisiera terminar con la historia, pero aún hay cosas que quiero poner y no se ha podido.
Les agradezco el tiempo que le dedican a la historia para leerla.
¡Saludos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top