Capítulo 11
Esta vez me tardé menos en actualizar! Wii!! Además de que es mi capítulo más largo hasta el momento, así que espero que les guste, pero sobre todo espero que lo entiendan, jajaja (eso espero por mi bien) Les juro que lo hago con todo mi amor y buena voluntad.
Este capítulo cumple por completo el objetivo (el Otayurio, y la zukulencia, jajaja), por lo que espero tener algunos comentarios. Disfrútenlo mucho mucho.
Pd. Desconozco el nombre de la creadora la imagen, no me pertenece, pero la uso con mucho respeto y cariño.
Pd2. Los personajes de Yurio on Ice no me pertenecen, de ser así habría más yaoi, y Otabek y Yurio serían canon :P
+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+
Jean-Jacques Leroy disfrutaba de ser considerado un idiota, eso ayudaba a que los demás no le prestaran atención y pudiera hacer lo que se le daba la gana sin preocuparse de que le estuvieran vigilando, también si se equivocaba en algo no le llamaban la atención porque “ya sabían” que él lo haría mal desde un inicio, y si lo hacía bien le gratificaban y le agradecían marcadamente por haberlo logrado “pese” a ser tan “distraído”, aunque la realidad era que Jean-Jacques Leroy no era más que lobo disfrazado.
Algo que lamentaba terriblemente es que no tenía clones de él, alguien que le ayudara a “estar” en esos lugares importantes cuando era necesario mientras él se distraía o hacía lo que realmente deseaba, por eso en los últimos meses había sido algo complicado para él poder ir al Secret, pues organizar una boda por medio de vídeo llamadas, y hacerse cargo de una empresa con varias sucursales en distintas partes del mundo era complicado, y esa había la razón por lo que pese a que había algo ligeramente extraño entre Yurio y Otabek, no había hecho mucho, pues apenas tenía tiempo para poder visitar el club y disfrutar de este. Sin embargo luego de una fastuosa y por demás exagerada boda, y de una igualmente costosa y merecida luna miel con su ahora esposa Isabella, es que podría arreglar ese asunto pendiente.
Terminó de arreglar también todo lo relacionado a su empresa para no tener interrupciones en su investigación, entonces posteriormente lo primero que hizo fue hablar con Yavok acerca de su amigo Otabek, de quien recibió toda la información que le requería, después de todo era uno de sus clientes más fieles al club, además de que había sido quien había pagado el ingreso del Kazajo desde que había ido la primera vez, así como sus demás servicios cuando él estuvo ausente.
Yurio y solo Yurio, fue lo que le dijo el viejo, iba y veía a Yurio en un privado, y si no estaba disponible, simplemente se iba. Estaba ahí mínimo una vez a la semana y máximo 3 días, el tiempo que pasaba ahí era variable, pero de igual forma solo estaba ahí para pasar el rato con el rubio.
El mayor no había escuchado nada acerca de que el ruso tuviera algún comentario respecto al kazajo, aunque de igual forma no era muy sociable con los chicos del club. No había cambiado su rutina en el club, ni siquiera en las ocasiones en que salía de este, pues siempre iba al asilo a ver a su abuelo, o salía un par de horas con Víctor en quien confiaba plenamente, y quien era en esos momentos su mano derecha.
Sin embargo para Jean había algo más, porque a diferencia de las veces que iban antes donde el castaño parecía nervioso con la presencia del rubio, ahora parecía evitar su mirada e incluso el mero hecho de mirarle, de la misma forma en que el ruso actuaba de la misma forma, como si su amigo fuera invisible. De alguna forma sabía que podía confiar en Otabek, y lo había comprobado al dejarle la empresa todo ese tiempo, pero no le gustaba que hubiera misterios para él, lo detestaba, y si bien el rubio no era realmente suyo, era su juguete favorito, así que no tenía la intención de perderlo, por lo que consideró prudente saber que era lo que realmente pasaba.
Ese día pidió a Yavok un espacio más cómodo, esos con sillones circulares, más parecidos a camas y donde podías compartir sin problema alguno varias caricias subidas de tono con el chico que se hubiera pagado, por lo que sin decirle previamente nada se llevó consigo al Kazajo para compartir algunas copas de alcohol.
Si bien al principio el castaño cuestionó la elección del nuevo espacio para recibir la visita de los chicos, tampoco le dio mucha importancia ante la monotonía del asunto, donde en un inicio y ante el hecho de saber que Yurio no estaba disponible llevaron con ellos a Leo y a Minami, quienes también tenían cierta apariencia delicada como solían gustarle para que les atendieran y les ayudaran a perder el tiempo. Lo que el Kazajo no sabía es que Leroy había dado previamente instrucciones para que emborracharan a su amigo, y de esa forma dejarle más vulnerable a sus cuestionamientos.
Tampoco se quiso ver obvio, él mismo bebió de manera considerable, sin embargo su resistencia al alcohol era mucha en comparación con la de Otabek, quien luego de varios minutos lucía más relajado.
- Es una lástima que Yurio no estuviera disponible – comentó después de manera casual
- Lo es, ese joven es hermoso – respondió Otabek al momento cerrando los ojos para poder recordarle con más detalle, recargándose en el respaldo del sillón
- ¿En verdad lo piensas? Últimamente ni siquiera le has dirigido una mirada cuando está con nosotros – comentó de la misma forma “distraída”
El castaño rio ante el comentario
- No quiero asustarlo, si supiera todo lo que pienso de él en silencio… - dijo el kazajo al otro
- No pasa nada, debe de estar acostumbrado a ello, no tienes por qué desaprovechar para verle cuando viene – respondió el canadiense a sus palabras
- No quiero solo verlo, eso es una tortura – confesó sin pensarlo
Ahora fue el turno de Jean de reír
- Vaya que eres ambicioso, Otabek – le dijo con una gran sonrisa, ese hombre le caía cada vez mejor
- Por eso no quiero verlo – concluyó entonces Altin
- Bueno, Yurio aún no ha entrado al mercado, pero puedes tener a cualquiera más del club, ahí está Minami, también es rubio – sugirió el canadiense con toda intención, entonces ordenó con un gesto de la mano al chico para que se acercara al otro a darle atenciones
- No, no quiero a otro, solo quiero a Yurio – dijo con algo de seriedad el kazajo, deteniendo el avance del joven oriental
- “Solo quiero a Yurio” – repitió divertido Leroy – como si fueras un adolescente de 15 años
Altin no respondió, dio un largo trago a su bebida para no responder pues era propiamente así como se sentía respecto al ruso.
Jean alzó una ceja ante el silencio, “debe de estar bromeando” pensó para sí, pero entonces despidió a los otros pensando en continuar con su parte del plan.
- Pediré una bebida – anunció el canadiense, llamando al servicio quien tenía la instrucción de mandarle al rubio cuando pidiera Vodka, bebida con la que se había embriagado el ruso un par de ocasiones.
Apenas pasaron unos minutos cuando llevaron el vodka y al mismo tiempo, llegó Yurio al lugar vestido con un pequeño uniforme de policía.
- ¡Vaya! ¿Pero quién tenemos aquí? – preguntó Jean para llamar la atención de Otabek, quien apenas vio al menor, desvió la mirada
Yurio por su parte, también miró al kazajo, pero apenas fueron un par de segundos antes de ver Jean
- Vaya, que “agradable sorpresa” – dijo el ruso sentándose entre ambos, pero más cerca de él, mirándole como siempre
- Completamente – dijo como si nada, entonces ofreció el vodka - Brindemos por ello
- No quiero tomar – dijo el chico con un gesto de la mano para evitar que acercara la copa
- ¡Oh, Vamos! Es para que estés en sintonía con nosotros – ofreció de nuevo el canadiense – Otabek de hecho está muy borracho ya
- No lo estoy – se defendió el kazajo, sin mirarles aún
- ¿Entonces porque no bebes? ¿Crees que podré terminarme todo esto solo? – preguntó señalando el par de botellas que habían llevado
Otabek tomo una de las copas servidas de golpe sin mirar al rubio, avergonzado en cierta forma, mientras Yurio miraba al castaño curioso de verle en ese estado en el que no le conocía.
Jean tomó al ruso por la cintura y lo sentó en sus piernas
- ¿Vas a comenzar? – preguntó el rubio con ligera molestia, al mismo tiempo que buscaba zafarse de su agarre
- Otabek está muy tenso, ¿te das cuenta? – preguntó a su oído el canadiense, y como esperaba, aunque no sin cierta sorpresa, ese comentario hizo que el ruso se quedara quieto y mirara al kazajo – Por eso ha bebido, bebe con nosotros para que pueda relajarse
El rubio no dijo nada, más aceptó esta vez la copa que Jean le dio en los labios dando un largo trago
Gracias a la música, Otabek no pudo escuchar lo que Leroy murmuraba, sin embargo al entreabrir los ojos y ver a Yurio sobre las piernas de su jefe, prefirió cerrar los ojos, así podía fingir que no se daba cuenta
- ¿Por qué está tenso? – no pudo evitar preguntar el rubio al mayor al oído también, pues en el tiempo que llevaba de conocer al castaño jamás se había portado de esa manera, y en cierta forma le preocupaba
- No puedo decirte, son cosas de adultos – dijo el canadiense, feliz de tener al otro tan dócil
- Dímelo, Idiota – exigió el ruso, golpeando su costilla con su codo pues aún seguía sobre sus piernas
Aún a pesar del golpe Jean sonrió con suficiencia, satisfecho de que las cosas siguieran marchando como lo esperaba.
- Te lo diré, pero debes de guardar el secreto – le dijo al oído, disfrutando de la suavidad de la piel del otro, y acercando una nueva copa a los labios del ruso, quien asintió con la cabeza mientras bebía del vodka
- Él quiere tocarte, quiere tenerte sentado en sus piernas como te tengo en estos momentos, pero le da pena que lo sepas – confesó sin problema alguno Leroy, sin embargo maldijo las tenues luces porque no pudo ver por completo la reacción del ruso a sus palabras, solo que parpadeaba.
- ¿Y qué no se supone que paga por eso? – dijo el rubio luego de un par de minutos en silencio de mirar al castaño, bebiendo nuevamente, esta vez sin que Jean le motivara a ello
- Es lo que yo le he dicho, pero es bastante tímido – respondió Leroy, y aprovechando que estaba distraído el menor, comenzó a acariciar sus pálidos muslos, metiendo ligeramente la mano entre ellos
Entreabrió los ojos ante el silencio, y al ver que su jefe acariciaba al rubio mientras este se dejaba, se sintió ligeramente molestó, entonces tomó una nueva copa de licor, deseando con todo su ser perder la consciencia pronto.
Yurió mordió su labio inferior al ver que el kazajo bebía, solo pensando que quería ir con él ahora que sabía que el mayor también deseaba tocarlo como él había soñado ya una infinidad de veces ese último mes de su vida, cuando había pensado que estaba mal de desear algo así con su amigo, hasta el día de hoy cuando Leroy le dijo aquellos pensamientos del otro. Ni siquiera se dio cuenta que al estar viendo y pensando en Otabek, las caricias del hombre de ojos azules no eran incómodas, por el contrario estaba comenzando a excitar su joven cuerpo.
- ¿Qué piensas? – preguntó Jean a su oído al ver que no dejaba de mirarle, lamiendo después un poco de su cuello y metiendo en esta ocasión discretamente su mano dentro de la camisa para acariciar el vientre plano
- Yo… debería de ayudarle – respondió el ruso, sintiendo un escalofrío ante las caricias, ante esas sensaciones que había comenzado a sentir y que no eran para nada desagradables
- ¿Quieres ir con Otabek? ¿Ayudarle? – preguntó al canadiense nuevamente en su oído sin dejar de acariciarle y sin tomar a mal sus palabras, por el contrario, viendo una deliciosa oportunidad en ello
- Para eso paga – argumentó de nuevo el ruso para el mayor y para sí mismo, para acallar en cierta forma su mente que gritaba en señal de alarma ante la idea.
- Entonces ve – permitió Leroy, presionando entre sus manos los jóvenes glúteos antes de soltarle, y recibiendo a su vez otro nuevo golpeo por parte del menor.
Ya de pie y con el permiso de Jean, realmente Yurio se sintió nervioso, muy nervioso, y al intentar dar un paso hacía el kazajo un vacío se instaló sobre su estómago, por lo que para darse valor se sirvió una nueva copa de vodka, la cual tomó de golpe. Los 3 pasos que le quedaban por recorrer le parecieron eternos, y con cuidado, como si no quisiera molestarlo, el rubio se sentó sobre sus piernas a ahorcajadas de frente a él.
Al sentir el peso sobre su cuerpo, entonces sí que Otabek abrió los ojos, mirando entonces el rubio frente a si
- Yurio… - dijo en un murmullo, sentándose en el sillón ya que previamente se encontraba completamente acostado en el.
- Quiero ayudarte a que no estés tenso – se justificó de nuevo el menor, la música, el alcohol, las luces tenues y las previas caricias no ayudaban a que su mente se encontrara tranquila, mucho menos con aquel hombre frente a si, con quien se había soñado tanto tiempo de esa forma
El kazajo rió ante sus palabras, ante la forma en que ahora ambos se encontraban, agradeciendo que el alcohol hubiera hecho su efecto y se encontrara en aquel agradable sueño.
- ¿Vas a ayudarme? – preguntó sobre sus labios, y luego de pasar uno de sus brazos por su cintura
- Es mi trabajo… - se justificó de nuevo el menor, antes de besarlo con firmeza
Otabek le devolvió el beso con seguridad, con esa hambre que tenía del rubio y que solo se permitía vivir en sus más locos sueños, como hoy en que el alcohol le hacía sentir que el ruso estaba realmente sobre si.
Jean miraba la escena con deleite, sin saber que esta no era la primera vez que se besaban ambos, pero sin pensar en ello, solo agradeciendo a los dioses que las cosas fueran por ese rumbo. Dejó que se besaran un poco, que cerraran los ojos y se sumergieran en ellos mismos, entonces se acercó con una copa colmada de licor.
- Dale de beber al hombre, Yurio, tiene mucha sed – le dijo el canadiense al menor cuando se habían separado del beso para recuperar el aire, sonriendo al ver como la copa era tomada de sus manos y era acercada a los labios del kazajo.
Para ese momento, Jean se encontraba detrás del castaño, mirando fascinado los verdes ojos del ruso llenos de deseo, hambrientos como él ante la idea de hacer perder el control a Otabek, mientras este se sentía en un sueño, uno por demás placentero.
El castaño comenzó a beber lo que el ruso le daba, y con toda intención Leroy inclinó la copa sobre sus labios para que el contenido escapara por las comisuras de sus labios, chorreando por el mentón hasta mojar su camisa
- ¡Vaya, que tragedia! – dijo Jean con “sorpresa” – debemos quitarte la camisa para que no te enfermes
Sin embargo sus palabras apenas y fueron escuchadas por los otros, pues para ese momento Yurio lamía a consciencia el mentón de su amigo, quien se encontraba con los ojos cerrados, y aprovechado la situación fue él quien desabrochó la camisa del castaño, acariciando en el proceso su firme pecho, el cual ahora recorría el rubio con sus labios, mientras Otabek simplemente se dejaba hacer, sumergido en aquel placer.
Tuvo que admitirse en aquel momento que ya varias veces había pensado en su amigo de esa forma, que ya antes había mirado por más tiempo del normal aquel torso marcado que ahora tocaba, así como imagino lo sensible que podía ser el cuello del kazajo que ahora besaba y lamía con deseo.
El cerebro de Otabek no registraba a consciencia que había más manos que las de Yurio que acariciaban sus muslos, acariciando también su torso, y que la boca del menor estaba ocupada en su abdomen como se lo indicaba su mirada, como para ser aquella que mordía ahora también la piel de sus hombros
Cuando Yurio terminó de atender la piel a su alcance, se alzó para besar nuevamente a Otabek, quien esta vez introdujo su lengua en la pequeña cavidad, haciéndole gemir ante la caliente lengua invadiéndole. Distraído como estaba el kazajo en dominar la boca del menor, no tomo consciencia de la mano de Jean que comenzaba a acariciar su miembro por sobre el pantalón, mientras su otra mano acariciaba el firme pecho con deseo.
Estimulado como estaba por la mano de su jefe, el castaño tuvo una imperiosa necesidad de sentir más el cuerpo del menor, entonces rompiendo bruscamente el beso le separó de él suficiente para poder quitarle la camisa, revolviendo así su cabello y siendo entonces sus labios los que probaron por fin la pálida piel de su cuello.
Para ese momento, los gemidos de Yurio eran perfectamente audibles, por lo que atraído por ellos, Jean se separó del cuerpo de su amigo y aprovechó que el ruso estaba en ese momento de rodillas en el sillón mientras su torso era atendido por el kazajo, para profanar sus labios en un por demás ansiado beso. El rubio tampoco comprendía muy bien que pasaba en esos momentos, solo sabía que se sentía bien, muy bien realmente, y disfrutaba como nunca de las manos de acariciando su espalda, así como de su lengua lamiendo su caliente cuerpo.
Sin embargo el deseo de Jean por el ruso era demasiado ante el tiempo que había sido contenido, por lo que ahora que el menor le respondía, un hambre intensa le invadió, la cual le instó a querer dominar al rubio con sus labios.
Tal vez fueron esos pequeños quejidos por parte del rubio los que alertaron a Otabek, o tal vez fue el sentir con mayor claridad el cuerpo de Jean tras él buscando acercarse más Yurio, pero en ese momento el kazajo tuvo verdadera consciencia de donde estaba y de que eso no era un sueño, por lo que ver como Leroy profanaba la boca del rubio con su lengua fue algo le despertó por completo, provocando que golpeara con su codo a su jefe en el abdomen para alejarle del menor.
La fuerza del golpe, así como lo sorpresivo de este, dejaron a Jean sin aire haciendo que su cuerpo cayera hacía un lado en el amplió sillón.
- ¡Otabek! – exclamó Yurio sorprendido, quien también había caído a un lado del kazajo ante todo el movimiento.
Completamente despierto y consciente de su persona, el castaño se puso en pie para enfrentar a su jefe, quien luego de recuperar el aliento ante el golpe, buscó furioso la mirada del kazajo.
+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+/+
Jajajajaja nooooooooooooo, yo quería ver el mundo arderrrrrrrrrrrrrrrrr y este es el resultado! Jajajaja, moría de la vergüenza mientras los escribía, pero por fin salió! Los dioses saben que necesitaba escribir un trio de ellos, en verdad lo anhelaba desde lo más profundo de mi ser, aunque debo de admitir que en mi idea principal Yurio iba ser el centro de todo, jajaja.
Que va pasar en el siguiente capítulo? Omg!!! No dejo de gritar en mi interior! Jajaja, me emocioné tanto mientras escribía, jajaja, tenía una sonrisa tonta en los labios en todo momento.
Espero con todo mi corazón, la inspiración mejore, lo que si les puedo decir es que con cada comentario que recibo, si me siento más presionada, jajaja, porque ya sé que en verdad hay alguien que espera la siguiente parte y no que son solo las voces en mi cabeza xD
Gracias a los que pese a todo leen, y más gracias a los que me dejen mensajes aún cuando no actualizo con regularidad, les juro que no es mi intención retrasarlo, simplemente me parece complejo como plasmar lo que tengo en la cabeza.
Cualquier mensaje en verdad es bien recibido!
¡Saludos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top