Promesa
- Si mi padre se entera de esto, me matara y posiblemente no vuelva a escribir sobre esto - dijo Leo asustado, cerciorándose de que sus hermanos no hayan escuchado nada.
- No te preocupes Leo, soy de mente abierta y entiendo que tu padre puede llegar a tomarse esto de mala manera - dijo Murakami-san, Leo se alivio - Solo dime algo muchacho, ¿eres gay?
- N-No, de ninguna manera - dijo Leo nervioso, sus hermanos estaban muy concentrados hablando de "quien sabe que cosa" - Solo me gusta la temática, es todo. Dios, mi padre me mata si se entera.
- Tranquilo, tu secreto esta a salvo conmigo - dijo Murakami-san guiñando su ojo.
- Gracias - dijo Leo aliviado.
Leo se retiro del establecimiento junto con sus hermanos mientras sentía que alguien lo observaba, esa sensación volvió a el después de tantos años.
- No dejare que se acerque otra vez, no permitiré que haga lo mismo de nuevo - pensó Leo con temor y asco a la vez.
El pasado de Leo esta plagado de recuerdos morbosos, sucios y perturbadores. También están los felices pero eso no es importante, no ahora. Desde muy corta edad, Leo conocía que era la muerte y el sufrimiento; a diferencia de sus hermanos, el había visto la muerte a los ojos. Con el tiempo, aprendió a vivir rodeado de la oscuridad y de los seres que la habitan. Lo que sus hermanos ven de el no es mas que un fragmento de lo que fue alguna vez, era real y a la vez no.
- Debo ser precavido, un solo error y mis esfuerzos por mantener a esta familia unida se irán por un caño - pensó Leo al ver a sus hermanos conversar animadamente.
Los chicos siempre necesitaron a su hermano mayor, por mas que lo negaran, sabían que solo se engañaban a si mismos. Lo que ellos no sabían era lo que el hacia a sus espaldas; si lo descubrían, ¿quien sabe? Tal vez le tendrían miedo o no lo reconocerían como hermano. Leo hizo, hace y hará cosas que su familia posiblemente no aprobaría pero a el poco le importaba lo que ellos pensaran; de todos modos, nadie le pedía nunca su opinión. Leo era aislado, incomprendido, poco valorado pero eso ya no le importaba, solo se preocupaba por su familia y en cumplir su promesa.
- Nada me detendrá de cumplir mi promesa, ni siquiera usted... sensei - pensó Leo sonriendo por dentro.
Continuara...
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