O8; JUGAR SUCIO
𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐉𝐄𝐎𝐍
❝JUGAR SUCIO❞
—Vamos, ya te he dicho que tu cabeza tiene que ir hacia el lado derecho, así romperás la línea de ataque, y el hombro te tiene que proteger la mandíbula, Hyeongjun —explicó Jonghyun, alzando un poco la voz.
Ambos se encontraban en el gimnasio, el mayor estaba sentado en la banca de madera con una botella de agua en sus manos donde seguía teniendo las vendas blancas, y su cabello atado algo húmedo por el sudor, al igual que su rostro. Llevaba una camiseta negra que permitía enseñar los tatuajes que cubrían por completo sus brazos, lo cual había dejado asombrado al adolescente.
Hyeongjun llevaba unas vendas en sus manos, su respiración era pesada y estaba sudado al punto que su cabello castaño se pegaba en su frente.
Sentía que necesitaba tomarse un descanso, pero temía pedírselo a Jonghyun que parecía estar tratando de mantener la calma al estar llamándole la atención todo el tiempo.
—¡El puño en diagonal hacia abajo, Hyeongjun! —le llamó la atención levantándose mientras suspiraba. Sin más, decidió acercarse a él que no pudo evitar tensarse por los nervios cuando tomó su muñeca—. Mira, bajas el pulgar para pegar con estos dos nudillos. Eso va a evitar que te lesiones, ¿me comprendes?
—Sí, lo siento —su voz salió en casi un murmuro y tomó una bocanada de aire.
—Ya te has cansado, ¿cierto?
—¿Puedo tomarme cinco minutos?
—Ya, hemos acabado por hoy —asintió palmeando su espalda.
Hyeongjun no pudo evitar sonreír aliviado y se quitó rápidamente las vendas. Se acercó a la botella de agua que había dejado en la banca de madera, y comenzó a beber rápidamente sintiendo cómo lo refrescaba.
—Hey, tranquilo.
Hyeongjun sentía que podría acabarse la botella de agua, pero aún así obedeció a Jonghyun. Al tomar asiento, observó cómo había un hombre golpeando la bolsa de boxeo, y otro joven escuchaba atentamente los gritos del entrenador mientras seguía sus indicaciones.
Este era un hombre calvo, de cuerpo fornido, con barba. Se veía realmente intimidante, y Hyeongjun estaba agradecido de que Jonghyun haya decidido entrenarlo él. Pues, si bien el pelinegro se le hacía realmente intimidante, este lo había defendido anteriormente, lo cual hizo que sintiese algo de confianza con él mientras que el entrenador le aterrorizaba con sus gritos.
—Prometo no equivocarme tanto mañana —habló al sentir cómo Jonghyun se sentaba a su lado.
—Está bien. Eres principiante, Hyeongjun, así que es normal que tengas demasiadas equivocaciones —aclaró tranquilamente, lo que hizo que el joven se sintiese más cómodo—. Yo también las tuve. Youngjae se molestaba demasiado por eso, pero mírame ahora.
—Yo... Realmente quiero aprender a defenderme, así ya no me molestarán nunca más.
Jonghyun al verlo bajar la cabeza y pasar la mano por su cabello algo húmedo, echando hacia atrás su flequillo que estaba dividido, presionó los labios sintiendo rabia hacia aquellos compañeros que eran capaces de golpearlo. No entendía porqué lo hacían cuando este se mostraba demasiado respetuoso, agradable, y hasta se le hacía tierno.
—Son unos imbéciles, Hyeongjun.
—Ya no quiero volver a preocupar a mi hermana, porque estoy seguro de que la próxima vez llamará a mi papá, y no... Olvídalo —suspiró.
Jonghyun quería seguir preguntando, pero al notar que no quería seguir hablando sobre eso porque le afectaba, decidió ignorar la curiosidad que sentía.
—Tu hermana es mayor que tú, ¿cierto?
—Solo por dos años.
—¿Y cómo es tener una hermana?
—¿Te gustaría tener una? —preguntó con una sonrisa.
—Tengo a mis dos hermanos, pero siempre me pregunté cómo sería tener también una hermana —admitió conectando su mirada con la del adolescente que parecía algo sorprendido.
—Bueno, quizás es porque es la mayor, pero es demasiado sobreprotectora y se preocupa demasiado. Créeme que cuando digo "demasiado" no estoy exagerando —explicó soltando una risilla—. Aun así, es como una mejor amiga. Siempre hablamos sobre nuestras cosas, me comprende, me aconseja, y es todo lo que tengo, además de mi papá.
—Espera, ¿son solo ustedes tres? —arrugó ligeramente la frente.
—En realidad, nosotros dos porque mi papá trabaja en Daegu.
—¿Por qué trabaja allí?
—¿Y cómo es tener dos hermanos? —decidió ignorar su pregunta, por lo que Jonghyun suspiró.
—Solo diré que tienes suerte de tener solo a tu hermana.
—Pero tener a dos hermanos parecidos a ti debe ser genial.
—Solo se parecen físicamente, luego somos completamente distintos —aclaró lo que hizo que el adolescente sintiese más curiosidad.
—Los tres siempre se me han hecho demasiado intimidantes, pero el que más se parece a ti por el cabello un poco largo...
—Jungsuk.
—Bueno, por las fotografías siempre he sentido que no sería capaz de cruzar palabra con él —admitió riendo, lo que hizo que Jonghyun tuviese que reprimir su carcajada por sus palabras—. Él realmente me da miedo. En cambio, por lo que he visto en redes sociales sobre Jungkook, se ve divertido, como el hermano que siempre deseé.
Jonghyun tuvo que presionar los labios para no soltar una carcajada, aunque realmente deseó poder hacerlo porque el solo hecho de imaginar que sus hermanos eran como creía el adolescente, hacía que quisiera reírse en su cara.
—Estás muy mal, Hyeongjun.
—¿Qué?
—Es lo más estúpido que he escuchado.
—¿Lo más estúpido no deberían ser los rumores...?
—Vete —ordenó levantándose, lo que hizo que Hyeongjun se desconcertara por completo.
—S-si es por lo que dije, lo siento...
—Ya es tarde, vete —lo interrumpió tomando su botella de agua, para luego comenzar a dirigirse hacia la bolsa de boxeo.
El castaño se quedó observando por un momento cómo la golpeaba con fuerza como si intentara desquitarse con esta, por lo que empezó a sentirse seguro de que era por lo que había dicho. Estaba realmente arrepentido, pero no había podido evitar recordar las palabras de uno de sus compañeros, como se lo decía a otro luego de que uno de los profesores hablara sobre la empresa Jeon Association al ser una de las más exitosas del país.
Jonghyun al verlo tomar su mochila y botella de agua para salir del gimnasio, dejó de golpear la bolsa, tomándola entre sus manos. Apoyó la frente por un momento en esta, recuperando el aliento sin poder evitar pensar en las palabras de adolescente.
Quería poder estar sorprendido de que los rumores llegaran hasta los institutos, pero no lo estaba para nada, y sentía rabia al pensar que Hyeongjun estaba enterado de eso.
(...)
Jungsuk nadaba recordando las palabras de su entrenador para así no volver a equivocarse, aunque ya se sentía agotado luego de tantos ejercicios. Una vez que llegó a la pared, apoyó las manos en el borde para luego quitarse las gafas, sintiendo cómo su amigo también se impulsaba para quitarse las gafas y el gorro, por lo que giró su cabeza a ver a Jimin, el cual pasaba los dedos por las hebras de su cabello rubio.
—Me has ganado, ¿cómo es posible eso? —preguntó mirándolo sorprendido, mientras este se quitaba el gorro sacudiendo su cabello ondulado.
—¿Quizás porque soy demasiado bueno en natación? —bromeó logrando sacarle una risilla al rubio—. Ya, no creas que no me di cuenta de que me has dejado ganar. Eres demasiado rápido, y yo aún soy un principiante.
—Un principiante que lo hace demasiado bien —recalcó impulsándose para salir de la piscina.
Jungsuk observó por un momento su cuerpo húmedo, sus pectorales, cómo se marcaban los abdominales y sus piernas musculosas, ya que al contrario de él llevaba un bañador negro.
Jimin sacudió su cabello rubio, para luego pasar los dedos echándolo hacia atrás, y al notar la mirada de él que la desvió rápidamente, no pudo evitar sonreír, por lo que el pelinegro decidió hablar.
—Lo haré mejor.
—¿Aún mejor? —frunció el ceño—. Quizás te ayudaría más llevar un bañador como yo, en vez de ese traje de neoprene.
—Estoy más cómodo así.
—¿Seguro? —inquirió no muy convencido por sus palabras.
—Claro.
—Mhm... Como digas. Ven, te ayudaré a salir.
Jimin le estiró la mano, la cual Jungsuk no dudó en tomar para así impulsarse a salir de la piscina, pero cuando sus piernas tocaron el borde, levantó la mirada notando como Jimin fijaba su mirada en su muñeca, ya que la manga del traje se había levantado.
Rápidamente se soltó apoyándola en el borde para no caer de rostro, mientras observaba a Jimin que parecía atónito.
—¿Ya se van? —intervino una voz masculina, llamando la atención de ambos, y Jungsuk giró su cabeza para ver al entrenador.
—Y-yo me quedaré otro rato —contestó nervioso, sintiendo aún la mirada de Jimin.
—Yo debo volver a casa para estudiar para un examen.
—Oh, está bien, Park. Nos vemos el miércoles, no te olvides.
—Perfecto —le regaló una sonrisa, pero luego volteó nuevamente a ver a Jungsuk, notando cómo este observaba el suelo al no ser capaz de mirarlo—. Te veo mañana, amigo.
Jungsuk al sentir la pequeña mano de este en su hombro, levantó la mirada encontrándose con sus orbes mieles que se volvían pequeños por su sonrisa, lo que hizo que de cierta manera sintiese que la tranquilidad volvía a invadirlo.
—Nos vemos mañana, Jimin.
—Te escribiré en cuanto llegue a casa. No te exijas demasiado —apuntó, para luego empezar a caminar saludando nuevamente al entrenador que palmeó su hombro.
—Vuelve a la piscina, Jeon —ordenó el entrenador, por lo que asintió colocándose nuevamente el gorro y las gafas.
Rápidamente volvió a entrar a la piscina para acatar las órdenes del entrenador, arrepintiéndose de cierta manera de haber querido seguir cuando tuvo la oportunidad de irse antes con Jimin. Pero no se sentía capaz de afrontar que le hiciera preguntas acerca de las cicatrices que había logrado ver en su muñeca, aunque no entendía porqué al despedirse pareció actuar como si no hubiese visto nada.
Aun así, agradecía que haya hecho eso porque temía que al ver aquello no quisiera ser más su amigo cuando era la única persona con la cual podía hablar, y de cierta manera, había logrado que dejara de sentirse tan solo.
Temía que al día siguiente le preguntara sobre esas cicatrices, rogaba más que nada que ignorara eso y todo siguiera normal entre ellos.
Cuando los minutos empezaron a pasar y el entrenador le dijo que había acabado, se dio cuenta que el otro joven ya estaba dirigiéndose hacia el baño, por lo que hizo lo mismo a paso lento.
Se sentía completamente agotado y quería volver a casa pronto, pero no quería bañarse mientras lo estaba haciendo el otro joven, por lo que decidió esperar a un lado de la puerta, jugando con sus manos, torturándose con sus pensamientos acerca de lo que había visto su amigo.
A los pocos minutos lo vio salir junto a su bolso, por lo que suspiró aliviado entrando para caminar hacia su bolso. Dejó su ropa en la banca de madera y tomó su toalla, para dirigirse a una de las duchas
Una vez que estuvo completamente desnudo y sintió el agua caer en su cabeza, aquellos malos pensamientos empezaron a desparecer por completo. Estaba realmente disfrutando aquella ducha, por lo que creía que había sido buena idea esperar a que él último joven se fuese.
Cuando acabó, enrolló la toalla en su cadera para volver a caminar hacia la banca, y empezar a vestirse rápidamente.
Jungsuk estaba colocándose la camiseta cuando escuchó unos pasos, por lo que volteó rápidamente asustado, y al ver a la joven pelinegra con el balde y el trapeador, abrió los ojos a la par.
Al notar cómo ella también parecía sorprendida, observándolo de pies a cabeza, acomodó rápidamente su camiseta para tomar la chaqueta y colocársela.
—L-lo siento, creí que ya no había nadie —habló nerviosa, volteando rápidamente.
Jungsuk tomó su bolso, observándola, diciéndose que debía actuar con normalidad. Actuar como lo haría cualquiera de sus hermanos.
Necesitaba valentía, pero sentía cómo sus latidos se aceleraban al punto de que parecía querer escapar de su pecho.
—L-lo lamento —su voz salió temblorosa y débil, lo que le hizo cerrar los ojos con fuerza por la frustración.
La fémina, al escucharlo, volvió a voltear sorprendida, encontrándose con su cabello ondulado húmedo, sus tímidos orbes oscuros, como podía verse con más claridad la cicatriz en su pómulo, y la forma en la que jugaba con sus manos en un intento de calmar sus nervios.
Este no podía dejar de observarla, cómo llevaba su cabello atado en una coleta, lo que le permitía ver más su rostro pálido, sus cejas perfiladas, sus orbes oscuros y apagados, sus grandes ojeras, su nariz redonda y pequeña, sus labios rosados esponjosos y algo resecos.
Verla de cerca lo ponía realmente nervioso, pero no quería dejar de hacerlo.
Necesitaba disfrutar aquel momento.
Aeri al volver a levantar la cabeza para conectar sus miradas, se preguntaba porqué se sentía tan pequeña frente a él, pero este parecía más nervioso como si ella fuese la que intimidara.
—¿Qué lamentas? —preguntó confundida.
—L-lo que sucedió hace unos días. Debí haberte ayudado...
—Oh, pues, mi trabajo es limpiar, así que no tenías porqué hacerlo. Tranquilo —lo interrumpió pasando por su lado, por lo que este volteó a verla rápidamente, siguiéndola con la mirada.
—Soy Jeon Jungsuk —dijo rápidamente llamando su atención nuevamente.
Al ver su mirada de confusión, se sintió realmente estúpido, por lo que se golpeó mentalmente. No comprendía cómo lo hacían sus hermanos, por lo que recordaba las palabras de Jungkook, lo cual hacía que se detestara más y que la rabia hacia él mismo aumentara.
Sin más, sintiéndose un estúpido, decidió retomar el camino.
—Choi Aeri —la escuchó decir, por lo que volteó a verla ilusionado—. Así me llamo.
Jungsuk no podía creerse que ella le dijera su nombre, aunque ya lo sabía gracias a Jimin, por lo que no pudo evitar sonreír contento y más al notar como ella se sonrojaba, bajando la cabeza por la timidez para que este no lo notara.
(...)
Hyesoo sentía la mirada de algunas personas, lo cual era normal al estar ahí por Jungkook, pero aun así intentaba ignorarlas y no llenarse de inseguridades. Pues, había otras jóvenes que estaban con sus acompañantes, pero podía sentir algunas malas miradas de sus partes.
Este al salir de la Universidad le había dicho de divertirse, por lo que ella dudó un poco, pero aún así terminó aceptando al ver la picardía en su mirada y sonrisa.
Al ver que nuevamente tenía que subirse a la motocicleta, tuvo que reprimir una sonrisa al darse cuenta que significaba otra vez aferrarse a su cuerpo.
La fémina se preguntaba cómo es que Jungkook podía ser tan sociable y tener amigos con aquella manera de ser tan desagradable que tenía.
Cuando llegaron la mayoría se acercaba a saludarlo, estrechando sus manos y dándole palmadas en la espalda al darle un corto abrazo mientras le sonreían como si realmente les agradara verlo allí. Eso la llevaba a pensar que quizás solo fingían porque les convenía mostrarse amigables con él, pues a ella le degradaba completamente su forma de ser, ya que lo había tenido varios días molestándola. Y aunque ahora habían hecho una tregua, este seguía siendo desagradable, pero no podía evitar sentirse también atraída y recordar lo que había sucedido en el coche, más que nada los momentos que estaban solos. Siempre que era así la tensión parecía ser cada vez más intensa y deseaba que algo sucediera, pero él jugaba con eso provocándola.
Pero lo que más incomodó a la castaña fue el hecho de ver a Hoseok allí, y que no dejara de mirarla. No podía evitar recordar la noche de la fiesta, el beso que le robó, en lo que le había prometido, lo que provocó que se tensara porque no sabía si el pelinegro sabía sobre eso.
Temía que el castaño se le acercara con la intención de que ella cumpliera su palabra, pues su forma de mirarla no le gustaba para nada y no quería que le hablara.
Varios jóvenes tomaron sus motocicletas colocándose detrás de la línea de partida, donde había una joven de cabello pelirrojo, minifalda y top, con una bandera en cada mano.
Hyesoo se quedó a un costado con los demás quienes estaban emocionados por ver aquella carrera, mientras la castaña tenía su vista puesta en Jungkook. Este estaba parado sobre la moto, con su semblante endurecido, atento a la joven, mientras aceleraba provocando que la rueda trasera de la motocicleta hiciese humo.
Cuando la pelirroja movió las banderas, todos salieron velozmente, por lo que Hyesoo se sobresaltó sin apartar la mirada de Jungkook, como su silueta desaparecía en la curva.
La castaña escuchaba atentamente como apostaban dinero por quién salía ganador, lo cual le sorprendía, pero lo que no fue tanta sorpresa fue que la mayoría nombrara a Jungkook, mientras otros a Jaehyun. Sentía que el pelinegro iba a salir ganador, pues no la hubiese llevado allí si no fuese porque era realmente bueno en las carreras.
Hyesoo esperaba impacientemente volver a verlos, sintiéndose aún nerviosa por algunas miradas, por lo que se abrazaba a sí misma. Pensaba si no estaban juzgándola por su manera de vestir, ya que al contrario de ellas no parecía tan "femenina", siquiera se había maquillado.
Estaba pasándola realmente mal.
El alivio volvió a ella cuando escuchó el sonido de las motocicletas, y la pelirroja volvió rápidamente a la meta con ambas banderas en las manos.
Podía observar como Jungkook se acercaba velozmente, pero giraba su cabeza a ver la motocicleta que estaba detrás acercándose más a punto de adelantarlo, por lo que observó la otra motocicleta ladeando la cabeza rápidamente, fijando su vista nuevamente en la meta.
Todo sucedió tan rápido que Hyesoo no fue capaz de reaccionar, hasta que escuchó un grito femenino detrás de ella. La motocicleta donde iba Hoseok, se atravesó en el camino de la otra, provocando que el joven se desestabilizara y cayera hacia un lado, mientras que Jungkook al escuchar el estruendo, aceleraba siendo así el primero en pasar la meta y Hoseok el segundo.
—¡Jaehyun! —gritó la joven, corriendo junto a otros hacia donde se encontraba el joven tirado a un lado de la moto.
Hyesoo miraba aquello aterrorizada, mientras Jungkook se bajaba de la motocicleta y sus amigos se acercaban para felicitarlo.
No podía creerse para nada que el pelinegro haya querido provocar eso, simplemente, para ganar, y que Hoseok sin dudar haya obedecido.
—¿Tú no vas a felicitarme?
Al escuchar su forma arrogante de hablarle, giró encontrándose con él que pasaba los dedos por las hebras de su cabello para echarlo hacia atrás mientras sonreía triunfante.
Hyesoo por más que quisiera seguir pensando en lo sucedido, al tenerlo en frente de esa manera, no podía evitar olvidarse completamente de todo, sintiendo que la tensión volvía a aparecer.
—Felicitaciones, Jungkook.
—¿Simplemente dirás eso? —humedeció sus labios acercándose más, por lo que ella intentó dar un paso hacia atrás, pero él se lo impidió llevando las manos a su cintura.
—¿Cómo debería felicitarte? —preguntó sin poder apartar la mirada de sus orbes oscuros que contenían un brillo de picardía.
—Se me ocurren demasiadas maneras en la que ambos disfrutaríamos...—expresó con una sonrisa.
Jungkook comenzaba a acortar más la distancia entre sus rostros, provocando que a ella se le dificultara respirar al sentir su tibia respiración sobre sus labios, pero un grito hizo que ella se sobresaltara y el pelinegro volteara frustrado.
—¡Maldito infeliz! ¡¿Cómo se atreven a hacer algo así?! —gritó enfurecida la joven.
El pelinegro al ver cómo Jaehyun pasaba su brazo por los hombros de ella y no podía apoyar uno de los pies, mientras su amigo tenía la motocicleta a su lado, tuvo que reprimir la risa.
Hoseok rápidamente se colocó a un lado de Jungkook, mirándolos desafiante.
—¡¿Qué carajos pasa contigo, Jeon?! ¿En verdad te crees ganador? —preguntó Jaehyun, caminando con dificultad hacia ellos, por lo que la rubia a su lado lo tomó del brazo preocupada.
—Me gusta jugar sucio, ¿y qué? —Jungkook se acercó alzando las cejas y sonrió burlonamente—. De todas maneras, yo gané.
—¡Maldito imbécil! —Jaehyun quiso golpearlo, pero rápidamente lo tomaron del brazo para impedirlo—. ¡¿Te crees la gran cosa solo por ser el hijo de Jaewook?!
—Ya, cállate de una vez. Deja de llorar por no saber perder —habló aburrido, Jungkook.
—¡No eres nada, Jungkook!
—Ya, cálmate —pidió el joven que lo tomó del brazo.
Jungkook al ver que intentaban calmarlo y la rubia junto al amigo lo miraban molestos, rodó los ojos y sonrió restándole importancia, mientras Hoseok tenía el semblante serio, atento a lo que sucedía.
—¡Vamos a celebrar en la casa de mi buen amigo, Hoseok! —exclamó Jungkook, pasando su brazo por los hombros de este que sonrió más relajado—. Hasta tú estás invitado si dejas de llorar, Jaehyun.
—¡Púdrete! —gritó sacándole el dedo del medio, mientras se acercaba con dificultad a su motocicleta una vez que lo soltaron.
Jungkook soltó una carcajada burlona, mientras los demás se dirigían a sus motocicletas para dirigirse hacia la casa de Hoseok, por lo que el de piercings volvió a acercarse a la castaña que parecía algo tensa por la situación.
—¿Vamos, Cenicienta?
—Yo... No sé —murmuró desviando la mirada.
—Vamos, no seas aburrida. Tenemos que festejar que gané, ¿no crees?
Hyesoo al conectar la mirada con la suya notando aquel brillo de picardía en sus orbes, no pudo evitar asentir, por lo que este sonrió satisfecho y se acercó a su motocicleta.
La castaña soltó un suspiro, pensando que no quería realmente ir a festejar, pero quería seguir junto a él. Se montó en la motocicleta y pasó sus brazos alrededor de la cintura de este, apoyando la cabeza en su espalda, sin saber que eso provocó la sonrisa del pelinegro.
(...)
La noche cayó, Jonghyun, Jungkook y Jungsuk se encontraban cenando junto a su padre, Jaewook, el cual hablaba sobre su trabajo como de costumbre, por lo que ellos lo escuchaban o al menos eso intentaban. Jungsuk siempre era el que más lo escuchaba con atención, mientras que Jungkook se distraía con facilidad, ya que todo lo que se tratara sobre trabajo le aburría, y Jonghyun, la mayoría de veces, luego de unos pocos minutos se perdía en sus pensamientos. Pero esta vez Jungsuk era el que no estaba escuchándolo por perderse en sus recuerdos de aquella tarde. No podía evitar recordar a Aeri, su forma tímida de mirarlo antes de irse, sus mejillas sonrosadas y cómo no era capaz de retener la mirada.
El pensarla provocó que una sonrisa se dibujara en su rostro mientras jugaba con su comida.
—¿Y esa sonrisa, Jungsuk? —inquirió su padre—. ¿En qué tanto piensas?
Aquello provocó que sus hijos voltearan a ver a Jungsuk, el cual al sentir las miradas, giró rápidamente la cabeza a verlos borrando la sonrisa.
—E-en nada.
—Vamos, cuéntanos. Ni siquiera recordaba que sonrieras —comentó divertido, Jungkook.
—¿Es por una persona? —indagó antes de darle un sorbo a su copa de vino, Jaewook.
—Quizás —respondió tímido sintiendo sus mejillas arder, por lo que bajó la mirada sin poder evitar sonreír.
—¿Estás seguro de que es una chica? No queremos sorpresas luego, Jungsuk —dijo burlón, provocando la risa de Jonghyun y un poco la de su padre.
—Ya, dejen las tonterías ustedes dos —reprochó volviendo a su semblante serio—. Es una chica, ¿verdad?
Jungsuk giró cabeza a ver a Jungkook que tenía una sonrisa burlona, luego a Jonghyun que estaba reprimiendo la risa, fijando su mirada en la comida, y a su padre que alzaba una ceja, por lo que sintió como su corazón daba un vuelco. Aún no podía creerse que siguieran cuestionando sus preferencias, eso provocaba que se irritara de gran manera, porque ni con Jungkook o Jonghyun lo habían hecho, por lo que comenzó a caminar hacia las escaleras.
—Hey, ¡¿por qué te vas?! —alzó la voz su padre, pero este decidió ignorarlo.
—¡Solo queremos asegurarnos! —exclamó riendo, Jungkook.
—Ya, basta —ordenó Jonghyun, sintiendo algo de culpa.
Su padre carraspeó la garganta y volvió a concentrarse en la comida mientras Jonghyun comenzaba a jugar con la suya sin poder evitar pensar en lo sucedido segundos atrás. Y Jungkook sonreía al recordar el festejo con cervezas en la casa de Hoseok, cómo se encerró en el baño junto a Hyesoo donde terminaron follando.
—Bien, tengo algo que decirte, papá.
—¿Ahora qué carajos has hecho, Jungkook? ¿En qué diablos quedamos? —preguntó frustrado, conectando su mirada con la de él.
—No he hecho nada. Tranquilo.
—¿Tú no has hecho nada? Que poco creíble —mencionó sarcástico su hermano, ganándose una mala mirada de Jungkook.
—Ya, habla de una vez.
—Bien, a lo que iba es que estoy saliendo con una chica —respondió con una sonrisa.
Jonghyun, sin poder evitarlo, soltó una risotada mientras el hombre reprimía la suya y negaba con la cabeza como si no le creyeran nada.
—¿Qué es lo gracioso? —preguntó desconcertado.
—¿Esa chica realmente existe, JK? —cuestionó Jonghyun—. ¿O no es más que un producto de tu imaginación?
—¡Hablo en serio!
—Mira, hijo, te creería más que has sacado una buena calificación en un examen, que el hecho de que tengas novia —admitió riendo, para luego darle un sorbo a su copa de vino.
—Estoy hablando en serio, carajo. Tengo novia.
—Oh, ¡no me digas! —comentó sarcástico su hermano—. ¿Cuando se la metiste descubriste que es el amor de tu vida?
Jungkook se levantó enfurecido con su pecho subiendo y bajando por su respiración pesada, mientras Jonghyun seguía con su sonrisa burlona y su padre dejaba de reír.
—Púdranse, principalmente tú, Jonghyun —escupió enfurecido, dirigiéndose hacia las escaleras.
Jungkook en parte comprendía que no le creyeran, ya que no era capaz de estar solamente con una chica. Ni siquiera él se creía el hecho de que estuviese empezando algo con una, pero estaba diciéndoles la verdad.
El hecho de que bromearan por no creerle, provocaba que sintiese su sangre hervir, por lo empuñaba las manos tratando de contener sus impulsos de volver allí y que todo se pusiera peor.
—Jungsuk y Jungkook son realmente sensibles, ¿no crees? —preguntó su padre.
—Demasiado.
—¿Alguno dirá la verdad?
—No lo sé, supongo que es más creíble lo de Jungkook —respondió encogiéndose de hombros.
—Quizás. Terminemos de cenar —palmeó su hombro, para volver a concentrarse en lo que quedaba en su plato.
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