36; LA CABAÑA

𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐉𝐄𝐎𝐍

LA CABAÑA

—¡Sigue así, Jungsuk! 

—No deberías estar aquí gimiendo mi nombre —gruñó en su oreja—. No deberías estar disfrutando de cómo te follo. Deberías estar durmiendo con mi hermano, Haesun.

—¡Cállate! ¡Fóllame más, Jungsuk! 

Haesun era escandalosa por más que se mordiera los labios en un intento de callarse. Era tan desatada y salvaje que hacía que Jungsuk disfrutara de complacerla, por lo que le dio un azote que ella tuvo que morder su hombro para callar su chillido mientras que gruñía por el dolor mezclado con el placer, pero volvió a repetirlo. Ambos eran un manojo de ansiedad por alcanzar el orgasmo, de desesperada pasión que llevaban conteniendo al pasar por días difíciles donde la rubia no podía acercarse a él como tanto deseaba.

—J-Jungsuk, no puedo más —avisó mientras su cuerpo se llenaba de bruscos espasmos, apretando el miembro del menor de los trillizos.

Jungsuk intentaba contenerse al no poder más, sintiendo cómo ella dejaba besos en su mandíbula y sus movimientos se volvían más lentos y torpes al estar montándolo, por los que llevó ambas manos a sus nalgas para ayudarla mejor con los movimientos. No eran capaces de guardarse sus gemidos, porque, como siempre, sus encuentros eran demasiados pasionales, aun cuando peligraban ser encontrados siendo uno, pero quizás eso lo volvía más excitante como para que pudieran contenerse un poco. 

Dio otro azote en el que ella ahogó un chillido, aferrándose a sus hombros, sintiendo cómo este enterraba los dedos en sus nalgas para volver a empujarse y golpear su interior con fuerza.

—Córrete, Haesun —ordenó antes de devorar sus labios, sintiendo cómo el cuerpo de la rubia era invadido por deliciosos espasmos.

Ella lloriqueó sobre sus labios, pero la obligó a volver a besarlo, ya que no quería seguir corriendo más riesgos por lo ruidosa que era. Sentía sus uñas enterradas con fuerza sobre sus hombros, motivándolo a seguir mientras su lengua acariciaba la suya, besándolo con algo de torpeza, por lo que continuó embistiéndola con rapidez ahora buscando solamente saciarse él, hasta que se enterró profundo en ella. Apretó sus delgado cuerpo a la vez que hacía un sonido involuntario con la garganta al seguir besándola, corriéndose en el condón.

Poco a poco las uñas rojas que estaban enterradas en los hombros de Jungsuk fueron soltando su agarre, Haesun colapsando sobre él, sin importar que estuviera mojando sus muslos por el intenso orgasmo mientras que sus nalgas estaban rojas por los azotes y el agarre de él. Ambos habían empujado un poco más sus límites en aquel encuentro en la madrugada donde Haesun se escapó de la cama de Jonghyun, ya sin poder soportar otro minuto más teniendo que mantener la distancia de Jungsuk, dejándose llevar por la pasión y los sentimientos tan intensos que tenían el uno por el otro.

La sujetó entre sus brazos, ayudándola de manera delicada a quitarla de sobre él y recostarla a su lado mientras ella intentaba recuperar el aliento para así levantarse quitándose el condón y dirigirse al baño.

—No te tardes —exigió la fémina, aún intentando recuperar el aliento.

Él claramente obedeció a eso luego de deshacerse del condón, para así lavarse, observando su rostro sudado como algo enrojecido. Cuando volvió a su habitación, la vio todavía en su cama, su cuerpo con desnudo, enseñando sus curvas y una pequeña sonrisa en su rostro.

—Ven.

Apresuró su paso para volver a recostarse a su lado, y Haesun se apegó rápidamente a él, observando detalladamente cada centímetro de su rostro, admirando sus facciones que eran más suaves que las de sus hermanos. Parecía embelesada por él mientras acariciaba su cabello ondulado, echándolo hacia atrás, y Jungsuk parecía capaz de ronronear al recibir aquellas muestras de cariño que tanto adoraba y sentía que le había hecho falta esos días.

—¿Qué sucede? —preguntó por lo bajo, Jungsuk, llevando la mano a su cintura desnuda para acariciarla.

—Te he extrañado demasiado —confesó angustiada—. Estos días han sido una tortura sin poder hablarte como siempre, sin poder acercarme, sin poder besarte...

—Pero aquí estás, finalmente conmigo.

—Solo por un rato.

Jungsuk hizo una mueca sabiendo que tenía toda la razón, que ya era hora de que ella volviera con su hermano, por lo que se medio levantó para inclinarse hacia ella y juntar sus labios en un suave beso. La mano de la rubia fue a su mejilla mientras correspondía a su beso, sintiendo cómo se estremecía ante las sensaciones que tan solo él parecía ser capaz de provocarle con algo tan simple como un beso lento, de los que antes ella no conocía porque vivía de la intensidad.

—Dime que vas a ir a la fiesta la próxima semana.

—No lo sé. Sabes que no es lo que me gusta estar lleno de personas que me miren mal porque me ven como un bicho raro...

—Jungsuk, tú no eres ningún bicho raro —recalcó rápidamente tomándolo de la barbilla.

—Eso solamente lo dices por lo que sientes por mí...

—Yo no me hubiera fijado en ti si fueras un bicho raro. Deja de creerte todas las mierdas que hablan —ordenó molesta—. Tú eres el mejor hombre que he conocido.

Jungsuk no pudo evitar sonreír al escucharla, por lo que volvió a juntar sus labios, pero esta vez en un pequeño beso.

—Ve a la fiesta, por favor —pidió mientras él parecía no muy convencido—. No me dejes sola con Jonghyun.

—Pero harán una fiesta. No estarás sola con él, además, sabes que no voy a poder acercarme a ti.

—Eso lo hace aún peor porque él no soporta que nadie se acerque a mí. Si uno de ellos lo hace...

—Pues, la herida que tenía Jonghyun hace unas semanas, demuestra que sabes defenderte, Haesun —murmuró tenso—. Yo no podré hacer mucho aunque vaya. Lo sabes.

—Pero con saber que estarás ahí me basta para sentirme un poco tranquila —aseguró mirándolo rogante—. Por favor, mi amor.

—Está bien. Iré —asintió, por lo que ella sonrió mientras se abalanzaba a él que no pudo evitar soltar una ligera risa.

—Buscaré la forma de que tengamos un momento a solas en esa fiesta.

Jungsuk al escucharla abrió los ojos, sin poder evitar tensarse porque esas palabras no sonaban bien.

—¿Qué harás? —indagó separándose.

—Tú tranquilo —musitó antes de juntar sus labios—. Ya debo irme con Jonghyun.

Este asintió mientras ella se levantaba con algo se dificultad para comenzar a buscar sus bragas y camisón. Jungsuk volvió su mirada hacia ella, observándola de pies a cabeza mientras se vestía, lo que hizo que Haesun le sonriera con picardía.
Se levantó de la cama y cuando estuvo lo suficientemente cerca, la tomó de la cintura a lo que la fémina pasó los brazos alrededor de sus hombros, haciendo puntillas de pie para así juntar sus labios en un intenso beso de despedida, antes de salir de la habitación cautelosamente y con algo de miedo al no querer ser vista o escuchada.

En eso, Jungsuk decidió dirigirse al baño para así darse una ducha, perdiéndose en sus pensamientos. Sabía que era normal que se torturara a sí mismo por lo que estaba haciendo, por traicionar de esa manera a su hermano sabiendo lo enamorado que se encontraba de Haesun, pero también sabía perfectamente que era demasiado difícil el ser buena persona, y la prueba de eso eran la mayoría de personas que conocía que solo sabían menospreciarlo, burlarse, llegando hasta la agresión física. Le habían jodido la cabeza en incontables ocasiones, pero suponía que era de esperarse y que no era el único pecado que cometían, pues, bien dicen: las personas somos seres egoístas, con impulsos y deseos. Y eso bien lo sabía cada vez que Haesun y él tenían aquellos encuentros, porque se volvía demasiado egoísta, sus pensamientos le nublaban la mente, el sentimiento abarcaba su corazón desde que había probado el sabor de lo ajeno, de lo atrevido y prohibido.

Una vez que acabó y se vistió, colocándose una camiseta gris lisa y holgada, pantalones de algodón negro, se volvió a poner las gafas para así salir de su habitación. Su sueño se había esfumado desde que escuchó la puerta de su habitación ser abierta, que volteó algo sobresaltado encontrándose con Haesun, que al cerrar, corrió hacia él colocándose a horcajadas y juntando sus labios con un hambre voraz que había expresado cuánto lo extrañó.

Jungsuk bajó a la cocina, encendiendo la luz para prepararse un té, deseando que su cabeza pudiera parar aunque sea por un momento.
No entendía qué había hecho con él, era como si estuviera necesitado de su amor y atención, aun cuando siempre creyó que aquella rubia tenía el alma vacía, pero ahora tan solo deseaba que su obsesión por él jamás se fuera. Y es que quizás también estaba obsesionado, porque Haesun era la prueba viviente de que no era para nada lo que todos creían. Siempre había tenido miedo porque con el tiempo fue confirmando que era lo que hablaban y su familia podía temer.

¿Débil? Cuando no sabía cómo defenderse de las burlas, mucho menos de los golpes.
¿Un bicho raro? Cuando escuchaba a grupos de personas de su edad, de amigos o a sus hermanos hablar, dándose cuenta que su forma de pensar no era como la de ellos que podía ser considerado lo "normal". 
¿Un marica? Cuando los diecisiete llegaron y una vez en el vestidor su visión se dirigió a donde estaba Jiho comenzando a desvestirse para meterse a la ducha, despertando algo desconocido en él. Y desde entonces, no podía dejar de pensarlo, de mirarlo cada vez que tenía la oportunidad, sintiendo su corazón agitarse cada vez que él lo miraba, pero encogiéndose cada vez que el castaño parecía pasar de él y no comportarse como lo hacía con los demás.

Después del rechazo, de los golpes por parte de sus amigos, de las constantes burlas, había intentado más que nada reprimir lo que sentía, ya que sabía que sus amigos que había hecho en el último tiempo podrían rechazarlo, que su familia tampoco lo aceptaría. Pues, su madre al igual que Jungkook siempre hacían comentarios despectivos sobre la homosexualidad, mientras que Jonghyun solía reírse si no era que ignoraba eso, sin ninguno saber que causaban que Jungsuk se volviera más inseguro y se odiara más a sí mismo.

Así que, ahora, el hecho de pensar que eso pudo haber sido una confusión porque, finalmente, una mujer había despertado su deseo y que no pudiera salir de su cabeza, no podía acabar con lo que tenían por más mal que estuviera y los riesgos que corrieran.

Un estruendo había logrado que se sobresaltara saliendo de sus pensamientos, por lo que se levantó rápidamente, saliendo de la cocina de manera cautelosa. Sentía su corazón golpear con fuerza contra su pecho por el temor, pero al encender la luz, el alivio lo invadió al ver a su hermano del medio tirado frente a la puerta mientras reía como si el suelo le hubiera contado un buen chiste.

—Jungkook, ¿qué haces ahí?

—¿Me ayudas?

—Ven aquí —ordenó estirando su mano para así intentar ayudarlo a levantarse, pero al notar que no hacía nada de fuerza, acabó pasando el brazo alrededor de sus hombros, levantándolo con algo de dificultad mientras gruñía y Jungkook jadeaba.

—¿Podrás conmigo, hermanito? —preguntó riendo mientras giraba la cabeza a verlo, por lo que Jungsuk al hacer lo mismo, arrugó la nariz cuando el olor a alcohol invadió sus fosas nasales.

—Te llevaré a tu habitación. Ayúdame un poco, ¿sí?

Jungsuk se dirigió a la escaleras para comenzar a subirlas con algo de dificultad, ya que Jungkook echaba demasiado su peso en él, pero le indicó que subiera tomando la baranda, lo que hizo que fuera un poco más fácil. Al terminar de subirlas, caminaron por el pasillo, el de gafas ordenándole que dejara de reírse porque podrían escucharlo, pero Jungkook parecía pasar de eso.

Cuando estuvo frente a su habitación, el menor abrió la puerta para pasar, cerrándola tras sus espaldas y caminar hacia la cama de Jungkook donde este se dejó caer soltando un quejido.

—Déjame quitarte la chaqueta así duermes más cómodo.

Se inclinó hacia adelante para tomarlo de los hombros ejerciendo fuerza, ya que Jungkook no podía sentarse por sí solo, pero aún así notaba que se esforzaba a ayudarlo para que pudiera quitarle la chaqueta. Una vez que lo hizo, lo ayudó a recostarse mejor para que pudiera apoyar la cabeza en la almohada y así quitarle también las zapatillas.

—Gracias, hermanito —lo escuchó decir mientras él dejaba la chaqueta en el sofá, para luego voltear, pudiendo observar por la luz de la luna que entraba desde la ventana, a Jungkook que se colocaba boca abajo y abrazaba una almohada.

—Ya, no le diré a papá lo de esta noche.

—Siempre eres demasiado bueno.

—Jungkook, ¿puedo preguntarte algo? —se acercó a la cama, escuchando cómo un "Mhm" salía de su garganta—. ¿Sucedió algo? Es decir, hacía semanas no volvías hasta este punto de ebrio.

—No —respondió de manera casi inaudible.

—Está bien —suspiró frustrado al pensar que no era con él con quien lo hablaría, por lo que decidió comenzar a dirigirse hacia la puerta.

—¿Jungsuk...?

Este rápidamente volteó a verlo otra vez, pero Jungkook parecía debatirse sobre si continuar hablando, lo que despertó más su curiosidad e hizo que volviera a acercarse.

—Hey, ¿qué sucede? —preguntó sentándose en la cama al lado de él—. Dime.

—Siento envidia por cómo eres —confesó mirándolo mientras él se desconcertaba.

—¿Qué?

—Siento envidia al ver que tu vida es más sencilla, por cómo eres...

—Soy la burla de todos, Jungkook.

—¿Sabes cuál es tu único error? —frunció el ceño—. El que no te haces notar, pero si lo hicieras... Si pudieras confiar un poco en ti, mostrarte tal cual eres... Estoy seguro de que todos te amarían como Jonghyun y yo lo hacemos —soltó una ligera risa amarga—. Pero eres tan miedoso.

Jungsuk bajó la mirada mientras las palabras de su hermano resonaban en su cabeza, preguntándose si estaba siendo realmente sincero, porque para él no tenía sentido que alguien como Jungkook pudiera tenerle envidia cuando podía tener todo lo que quisiera, además de que era demasiado seguro de sí mismo o al menos así se mostraba frente a todos.

—¿Por qué me dices todo esto? ¿Qué sucede? —Jungkook bajó la mirada, quedándose en silencio—. Sé que no soy Jonghyun...

—¿Crees que algún día algo bueno se quede conmigo? —preguntó de manera casi inaudible, como si estuviera perdido en sus pensamientos.

—Jungkook...

—A veces deseo tanto volver a nuestra niñez, a cuando íbamos a la cabaña con nuestros padres...—confesó nostálgico.

—Siempre nos gustaba jugar a las escondidas allí —comentó riendo.

—Teníamos miles de lugares dónde escondernos.

—Y yo siempre le pedía a Jonghyun que no te dijera dónde estaba.

—Pero ya lo sabía porque siempre te escondías en el mismo, Jungsuk —recalcó riendo.

—Entonces, ¿por qué te tardabas tanto en encontrarme? —lo miró desconcertado, arrugando levemente la frente.

—Porque quería darte la oportunidad de que cambiaras de lugar, pero siempre... Siempre escogías esconderte en el ático —sonrió mirándolo—. Y cuando te encontraba, salías corriendo mientras gritabas.

—Es que siempre terminabas ganándome, como también a Jonghyun.

—Siempre fui bueno cuando se trataba de encontrarlos, hermanito —explicó sonriendo triunfante mientras que Jungsuk sonreía negando repetidamente con la cabeza.

—Nunca entendí cómo lo hacías.

—Era un secreto, pero ahora puedo decírtelo.

—Dime.

—Jonghyun siempre cambiaba de lugares, pero era demasiado simple, descuidado y hasta ruidoso. Cuando se escondía afuera, olvidaba sus huellas y siempre podía ver su ropa detrás de los árboles, mientras que cuando se escondía detrás de los arbustos no podía quedarse quieto y siempre lo veía asomar la cabeza. Y al entrar para esconderse, olvidaba limpiarse los pies, así que muchas veces había un camino de tierra hasta donde se escondía. Era simple porque sabía que jamás subía, al contrario, siempre se quedaba en el piso de abajo y sólo tenía que quedarme en silencio porque podía escucharlo respirar o aguantarse la risa —explicó riendo—. ¿Y contigo? Tú siempre escogías el ático, sin importar que siempre te encontrara. Sólo tenía que buscar en qué parte, si debajo de la mesa, detrás de algún mueble, dentro de alguna de las tantas cajas. Estabas lo más encogido que podías, tapándote la boca y cerrando los ojos, como si tu vida dependiera de si yo te encontrara, pero siempre lo hacía porque nunca supiste aprender de ese error, Jungsuk.

—Vaya, ahora que lo dices tiene sentido —murmuró pensativo—. Pero ahora hemos cambiado demasiado, así que ya no volvería a cometer ese error. Es más, hasta creo que ya puedo pensar como ustedes. Yo sería ahora quién los encuentre y gane.

—¿Eso crees? —Jungsuk asintió repetidamente—. Quizás algún día podremos averiguarlo.

  —¿Irás a la fiesta?

—No lo sé...

—Si vas, antes de que lleguen los demás podríamos jugar a las escondidas, y así saber quién ganaría ahora.

—Recuerda que no iríamos solos, sino que iría también Haesun —recalcó amargo—. Además, Jonghyun se ha vuelto demasiado amargado. Parece que nuestra presencia ahora solamente le molesta.

—¿Acaso estás celoso?

—Antes éramos su prioridad, Jungsuk.

—Lo sé, pero él no es nuestro padre...

—¿No te has dado cuenta de cómo ha cambiado todo con los años? —frunció el ceño—. Jonghyun nos hizo a un lado por Haesun, y yo estoy condenado a sentirme roto por el resto de mi vida —murmuró de manera casi inaudible, mientras Jungsuk lo miraba confundido.

—¿A qué te refieres?

—Por es mismo debes cambiar, Jungsuk. Vuélvete seguro de ti mismo y enfrenta la mierda que te jode para que no termines convirtiéndote en alguien miserable, roto y con un gran vacío como yo.

—No digas eso. Háblame...

—Ahora solo quiero dormir.

Jungsuk suspiró frustrado porque necesitaba saber porqué se sentía de esa manera, pero al verlo cerrar los ojos y girar la cabeza para el otro lado, decidió levantarse al darse cuenta que no lograría más esa noche.

—Si quieres... Puedes dormir a mi lado como cuando éramos niños —habló por lo bajo, sorprendiéndolo—. Hoy no quiero estar solo, así que al menos hasta que me duerma, quédate a mi lado.

Jungsuk volvió a mirarlo, pensando si realmente había escuchado bien, pero al saber que no volvería a repetirlo, decidió, de manera insegura, recostarse a su lado a la vez que dejaba un espacio entre los dos y las gafas en la mesita de noche.
El silencio reinaba mientras el menor de los trillizos no dejaba de pensar en las palabras de Jungkook, sin saber que este cerraba los ojos con fuerza y sus lágrimas brotaban, llorando silenciosamente porque esa era otra de las noches donde hasta su cuerpo volvía a doler.














(...)














Cuando llegaron a la cabaña, Jonghyun comenzó a repartir las tareas, ya que necesitaban limpiar por el tiempo que llevaban sin ir, por lo que hasta a Haesun le dio algunas. Ella había ido en el coche con él, llevando la mercadería en la cajuela, además de sus bolsos porque estarían dos días allí, mientras que Jungkook y Jungsuk fueron juntos en el coche del primer mencionado, lo que se le hizo desconcertante al mayor de ellos, pero tampoco le dio la suficiente importancia que no quisieran ir con ellos.

El pelicorto se había encargado de limpiar la sala y comedor, aunque más que hacer eso, terminaba distrayéndose con su celular, respondiendo mensajes de su grupo de amigos. Pues, tampoco era muy amante de la limpieza y estaba acostumbrado a que alguien la hiciera por él, por lo que Jungsuk cuando salió de la cocina —de la cual se había ocupado de limpiar, ordenando también la mercadería que compraron—, y lo vio con su celular apoyado en la pared de madera, soltó un suspiro que llamó su atención.
Jungkook alzó una ceja mirándolo interrogante, como si no le importara que al contrario de los demás no estuviera ayudando como debía, por lo que el de gafas se ofreció a ayudarlo, lo que no dudó en aceptar satisfecho.

Una vez que acabaron, miraron a su alrededor encontrándose más que satisfechos con su trabajo, al menos en el piso de abajo que se encontraba limpio. Jungkook por momento se detuvo a mirar algunas fotografías en los muebles y colgadas en la pared, aquellas donde solamente salían alguno de ellos o los tres, como también otras con su padre, sintiendo cómo una presión se instalaba en el pecho al recordar cuáles eran las que estaban en el pasado.

—No hace demasiado frío —Jungsuk comentó mirando por uno de los ventanales que daba hacia el bosque, llamando la atención de su hermano—. Eso es bueno, ¿no?

—Sí.

Al escuchar el sonido de unos pasos, ambos voltearon a ver cómo Jonghyun bajaba la escalera caracol de madera con barandas negras.

—¿Terminaron aquí abajo? —preguntó terminando de bajar las escaleras, mirando a su alrededor.

—Sí, ¿y ustedes arriba? —Jungsuk se acercó al pelilargo que asintió.

—El ático es lo único que quedó sin limpiar, pero no es importante —se encogió de hombros, restándole importancia—. Haesun acaba de pasar a bañarse y dijo que quiere descansar, pero yo tengo hambre. ¿Quién va a cocinar?

—Yo tengo una mejor idea —aseguró llamando la atención de ambos—. ¿Por qué no jugamos a las escondidas?

—¿Qué? —soltó una risa nasal, mirando también a Jungkook para saber si se encontraba como él ante la "estupidez" que había soltado el menor de ellos—. ¿Tienes de nuevo diez años de repente o qué? ¿Qué idea estúpida es esa?

—Yo no creo que sea estúpida...—musitó desviando la mirada.

—Yo tampoco —intervino colocándose a su lado, Jungkook, sorprendiendo al pelilargo—. Podría ser divertido, así como antes.

—Ya no tenemos diez años por si lo olvidan.

—Oh, vamos, deja de ser tan amargado, ¿quieres, Jonghyun? —reprochó frustrado—. El que tengas una novia, no te hace más maduro que nosotros. Los tres tenemos veinte, no cuarenta, y Jungsuk y yo creemos que sería divertido jugar aquí a las escondidas como antes.

—Sí, anímate —pidió con una pequeña sonrisa.

Jonghyun al ver el brillo de ilusión en su mirada y cómo Jungkook sonreía como si realmente quisiera jugar, acabó aceptando dándose por vencido, aunque podía notarse que no le gustaba la idea, pero Jungsuk prefería ignorar eso porque estaba contento con el hecho de poder volver a jugar con sus hermanos como cuando eran niños.

—¿Quién se encarga? Yo no quiero hacerlo —se apresuró a decir, lo que hizo que Jungkook suspirara.

—¿Puedes fingir aunque sea que disfrutas de pasar el rato con nosotros?

—¿Qué rayos pasa contigo? —cuestionó arrugando el rostro.

—Bien, yo lo haré —intervino colocándose entre medio de los dos—. Vamos a jugar sin pelear, ¿sí?

—Ya, empieza a contar —ordenó Jungkook—. Recuerda que hasta cincuenta.

—Está bien —asintió volteando para acercarse a la pared mientras se quitaba las gafas para llevar la otra mano libre a sus ojos para cubrirlos—. ¡Uno, dos, tres...!

Jungkook observó con el semblante serio a Jonghyun que parecía algo confundido por su comportamiento, pero decidió ignorarlo al pasar por su lado, comenzando a acercarse cautelosamente a las escaleras. Al estar en el segundo piso, caminaba por el pasillo observando las paredes de madera, las puertas negras a sus costados, pensando en que no se le hacía buena idea esconderse en una habitación, por lo que continuó.

Al llegar al final de pasillo, comenzó a subir la escalera caracol de madera que daba al ático. Tragó con dificultad recordándose que estaba en la cabaña, que era un lugar seguro, deseando que se esfumara aquella inquietud en su pecho, pero al sentir un cosquilleo en su oreja jadeó asustado volteando rápidamente, dándose cuenta que se trataba de una telaraña. Rápidamente comenzó a limpiarse hasta que terminó tropezando, lo que provocó que casi cayera.

Al ver frente a él una caja, frunció el ceño sintiendo la curiosidad invadirlo, por que se colocó en cuclillas para abrir la caja, encontrándose con fotografías. Al instante se dio cuenta de cuáles se trataba, por lo que comenzó a mirarlas hasta que una hizo que decidiera tomarla mientras se reincorporaba.

A pesar de que la luz estaba apagada allí, la claridad que entraba por el ventanal hacía que pudiera ver aquella fotografía que provocó que su corazón se encogiera. Salía él a sus diez años siendo abrazado por detrás por su madre que apoyaba el mentón en su hombro mientras ambos sonreían contentos.

Los recuerdos comenzaban a invadirlo, lo que hacía que un nudo comenzara a formarse en su garganta. Se supone que la relación de una madre con su hijo es especial, que cuando hace algo mal, ella sufre, que si él es feliz, entonces, ella también lo es, pero ¿qué se hace cuando la primera en romper tu corazón es tu madre? ¿Acaso una madre no debería hacer algo como eso? No deberia dejarte solo a tu suerte. Al pensar en eso sentía cómo su respiración se volvía pesada al recordar esa noche en que le prometió llevarlo lejos, en donde lo llenó de esperanza, para luego marcharse sola mientras él rogaba desesperado y entre lágrimas que no lo dejara. Esa noche toda la esperanza de recobrar su felicidad se esfumó por completo, y mientras pasaban los días, más lo confirmaba. Pues, había madrugadas en donde se despertaba agitado y llorando porque todo su cuerpo volvía a doler.

Por más que ahora estuviera lleno de rencor y dolor por haberlo dejado solo a su suerte, con un padre ausente que no tenía idea de nada, había días como ese en donde la extrañaba a más no poder.
Extrañaba cuando ella lo despertaba a las cosquillas y besos, cuando salían solos a escondidas y ella cumplía todos sus caprichos, pidiéndole que no le dijera nada a sus hermanos aunque también le llevaba regalos. A Jungkook siempre le gustó estar a su lado, sentir cómo su colonia a gardenias se colaba por sus fosas nasales, porque era tan cálida su compañía que sentía que era su hogar, convirtiéndose en el niño más feliz.

«Dime, mamá, ¿qué hago con todo el dolor que tengo? ¿Dónde pongo el dolor que tú me has provocado? ¿Dónde, mamá?»

Mientras tanto, Jungsuk se encargó de contar hasta cincuenta, rogando por dentro poder demostrarle a sus hermanos que ya no era el mismo tonto de antes que siempre perdía, sino que ahora podía encontrarlos con facilidad y ganarles.

—¡Listos o no, allí voy! —exclamó volteando para volver a colocarse las gafas.

«Jonghyun era simple, descuidado y hasta ruidoso»

«Era simple porque sabía que jamás subía, al contrario, siempre se quedaba en el primer piso y solo tenía que quedarme en silencio porque podía escucharlo»

Jungsuk miraba a su alrededor mientras intentaba agudizar el oído, pudiendo escuchar un sonido de bolsas que llamó por completo su atención. Eso hizo que decidiera dirigirse cautelosamente hacia la cocina, deseando no ser escuchado y que estuviera en lo cierto de lo que pensaba, aunque antes de entrar, por momentos giró a ver hacia las escaleras por el temor de que Jungkook pudiera bajar y ganarle.

Al entrar observó atento a su alrededor, hasta que se dio cuenta que una de las puertas del armario de la cocina no estaba del todo cerrada. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, por lo que comenzó a acercarse de manera silenciosa, y al estar lo suficientemente cerca, se dio cuenta de que Jungkook tenía toda la razón.

Podía hasta escuchar a Jonghyun respirar si hacía el silencio suficiente, por lo que rápidamente abrió bruscamente la puerta, provocando que algunas bolsas cayeran, mientras que del lado contrario estaba Jonghyun de costado en un intento de poder caber.

—¡Te encontré! —exclamó antes de voltear para comenzar a correr.

Jonghyun quiso rápidamente salir de ahí para poder también correr y ganarle, pero acabó pisando otras de las bolsas que cayeron, lo que hizo que resbalase, tropezando contra sus propios pies.

—¡Carajo! Juego de porquería —masculló mientras intentaba estabilizarse.

Este volvió a continuar su camino, apresurando su paso, pero de mala manera al saber que ya no tenía oportunidad alguna de ganarle al menor de ellos, lo cual era la primera vez que pasaba, porque el que siempre se asustaba hasta a la hora de encontrarlos era Jungsuk.

Y una vez que llegó, lo vio sonreír triunfante, tocando la pared donde había estado contando anteriormente, por lo que suspiró frustrado.

—Te gané —recalcó algo entrecortado por estar agitado al haber corrido.

Jonghyun rodó los ojos mientras se acercaba al sofá, echándose en este, girando la cabeza para verlo subir cautelosamente las escaleras.

Jungsuk caminó por el pasillo, intentando agudizar su oído lo más posible, abriendo la puerta de la habitación de Jungkook, buscando en los lugares que podría esconderse, pero no estaba allí.

«¡Listo o no, allí voy, Jungsuk!»

«¡Te encontré!»

El tan solo recordar su manera de hablarle de forma cantarín, sus pasos, su sonrisa, provocaba que todavía sintiera escalofríos, como si su vida dependiera de no ser encontrado por su hermano. Pero lo bueno ahora era que ahora él no saldría corriendo desesperado, ya que habían intercambiado papeles, así que esperaba que ahora Jungkook sintiera su desesperación y luego insatisfacción al ser el perdedor.

Quería poder sentirse triunfador por primera vez, así como se sentía por haberle ganado a Jonghyun, pero sabía que su principal rival era, en realidad, Jungkook. Claro que solamente en este juego.

Buscó también en su habitación, pero no estaba, y en ese momento no tenía cabeza para más nada que no fuera encontrar a su hermano, por lo que comenzó a dirigirse a la escalera del ático. Subió de manera cautelosa las escaleras, pensando en cómo debería estar ahí arriba, pero al ver a Jungkook de espaldas frente a él, sonrió.

—¡Te encontré! —exclamó emocionado, pero un estruendo provocó que se sobresaltara.

Pues, aquel grito había provocado que el pelicorto saliera de su trance y se asustara al punto de que la fotografía cayera al suelo de madera y se quebrara.

—¡Mira lo que hiciste, maldito imbécil!
—apuntó enfurecido.

—¿Q-qué? P-pero yo...

—¿Qué rayos sucede?  —intervino Jonghyun, ya cansado de esperar, encontrándose con la mirada nerviosa de Jungsuk mientras que Jungkook no apartaba la mirada cristalina del menor, y sus facciones estaban endurecidas por la rabia.

—N-no lo sé. Yo solo lo encontré, pero se enojó.

—¡No estoy jugando, idiota! —aclaró comenzando a caminar hacia las escaleras, chocando sus hombros.

—Pero tú dijiste...

—¡No somos unos niños para seguir jugando a estas mierdas! ¡Madura ya, Jungsuk! —escupió enfurecido antes de comenzar a bajar las escaleras.

Jonghyun observó desconcertado a Jungsuk que bajó la mirada angustiado sin saber qué decir.

—Solo lo asusté sin querer —murmuró encogiéndose de hombros.

El pelilargo suspiró hasta que su mirada se dirigió al suelo, encontrándose con trozos de vidrio y un cuadro, por lo que al sentir curiosidad, se inclinó hacia adelante para tomarlo. Al ver aquella fotografía, sus ojos se abrieron a la par por la sorpresa, pero luego suspiró.

—No eres tú el problema, Jungsuk —murmuró decidiendo dejarla boca abajo en el mueble de al lado, ya que sabía que si se lo enseñaba a Jungsuk, también le afectaría—. Ven, bajemos.

Jungsuk al sentir cómo este palmeaba su hombro, asintió deseando poder confiar un poco en sus palabras, pero es que no entendía para nada aquel comportamiento de Jungkook.

El pelicorto había bajado rápidamente las escaleras, con la intención de poder marcharse a su habitación, pero cuando se encontraba en el pasillo, se detuvo abruptamente cuando la puerta de la habitación del mayor se abrió. De allí salía una fémina con su cabello rubio húmedo y una bata blanca de baño, por lo que él tragó con dificultad enfrentando su mirada oscura, sintiendo cómo su corazón se agitaba.

Su pecho seguía subiendo y bajando por su respiración pesada, porque se llenaba de más dolor al notar la indiferencia con la que lo miraba.

—Ya, está todo bien. Cálmate —escuchó aquella voz masculina a sus espaldas.

En ese momento, una gran tensión apareció, pero Jungkook ni siquiera era capaz de sentirla al estar tan perdido en aquella rubia que rápidamente había desviado la mirada a un lado de su cabeza, lo que hizo que aquellos orbes oscuros se iluminaran.

«¿Por qué yo no puedo tener ese poder en ti, Haesun?»

Se preguntaba eso una y otra vez, sin poder evitar sentir rencor hacia su hermano mayor, por más que fueran muy pocas veces en las que notaba que él provocaba eso en ella.

—Baja, Jungsuk —ordenó el mayor, pero esta vez su voz salió firme.

Este asintió, obedeciendo rápidamente bajo la mirada de Jungkook, que volvió a desviarla observando cómo Jonghyun tomaba del brazo a Haesun para llevarla otra vez a la habitación, escuchando cómo ella soltaba un quejido. Pero antes de que él entrara, giró a verlo.

—¿Tú qué haces ahí? —examinó alzando una ceja—. Baja con Jungsuk.

Jungkook, simplemente, desvió la mirada, ignorándolo, escuchando cómo este cerraba la puerta.

—¡¿Cuántas veces debo decirte que no salgas vestida de esa forma frente a mis hermanos?! —lo escuchó alzar la voz.















(...)















Cuando el anochecer llegó, las personas que habían sido invitadas por Jonghyun y Jungkook comenzaron a llegar con más bebidas, como sustancias, aunque claro que eso el mayor y el menor de los trillizos no lo sabían, pues fue a pedido de Jungkook que ahora había dejado a cargo de la música a uno de los jóvenes de su grupo.
Luego de haberse dado una ducha en la tarde, solo salió de su habitación por la fiesta, ya que no estaba para nada de humor, pero necesitaba sacar esos recuerdos de su cabeza, por lo que no pasó mucho tiempo cuando empezó a beber como si no existiera un mañana.

Sentía que esa noche no tenía cabeza para concentrarse en alguna de las féminas que estaba allí, y eso lo estaba frustrando de gran manera, porque sabía que algunas podía considerarlas justamente su tipo. Eso hizo que tomara rápidamente a Hoseok del brazo para llevarlo al despacho que su padre tenía en la cabaña, por lo que Hoseok comenzó a bromear por encerrarlo con él, pero al encontrarse con su mirada oscura y sus facciones endurecidas, supo rápidamente que no estaba de humor.

Jungkook estiró su mano, por lo que Hoseok suspirando sacó de uno de los bolsillos delanteros de sus pantalones, una pequeña bolsa con un polvo blanco, lo que hizo que sonriera aliviado. Sacó una tarjeta de crédito para comenzar a dividir dos líneas mientras Hoseok se encargaba de enrollar uno de los billetes para pasárselo.
Rápidamente se colocó en cuclillas frente a la pequeña mesa, inclinándose hacia adelante para llevar el billete a uno de los orificios de su nariz, tapándose el contrario y así comenzar a esnifar una de las líneas de cocaína.

Un jadeo escapó de sus labios mientras inclinaba su cabeza hacia atrás, sintiendo un cosquilleo en su nariz y un amargo sabor, pero también aquel golpe de bienestar demasiado intenso que comenzaba a gustarle. Hoseok quiso acercarse para continuar él, por lo que Jungkook se levantó pasando la mano por su nariz al creer que podría tener restos del polvo.

Y así, una vez que acabaron y el pelinegro guardó la tarjeta y el billete, salieron del despacho, esta vez él con un mejor humor como si se hubiera ganado la lotería. Caminaba entre las personas, prestando atención a cada una de ellas, dirigiéndose a la cocina, pero en eso observó a Taehyung que se acercaba con tres botellas de cerveza.

—¡Hey, ya estaba por buscarlos!

Jungkook solo sonrió quitándole una que sabía que era para él, pero al voltear y ver hacia la puerta donde salía un pelinegro, volvió a dirigir su mirada a Taehyung.

—Ya vuelvo —informó quitándole otra botella.

—¡Jungkook! ¡¿A dónde vas?!

Este ignoró por completo los llamados de su amigo que se quedó junto a Hoseok, mientras él salía de la cabaña sintiendo cómo la temperatura cambiaba de forma abrupta, pero eso no le molestaba en absoluto porque la suya parecía haber aumentado.

Frente se encontraba varios coches de los que estaban presentes en la fiesta, pero a un costado estaba Jeon Jungsuk de espaldas, observando hacia el bosque, hasta que sintió su presencia y giró confundido.

—Aquí tienes —dijo enseñándole la botella contraria a la que estaba bebiendo.

—Sabes que no me gusta beber...

—Vamos, bebe un poco conmigo —sonrió animándole—. Además, estamos en una fiesta, así que, ¿qué más puedes beber que no sea alcohol?

Jungsuk pareció dudar sobre qué hacer, pero acabó aceptando la botella bajo la atenta mirada de Jungkook que ensanchó la sonrisa. El de gafas llevó la botella a sus delgados labios para darle un sorbo, sintiendo el sabor amargo y cómo refrescaba su garganta, por lo que hizo una mueca de disgusto que logró hacer reír a su hermano.

—¿Qué haces aquí afuera? —preguntó el menor.

—Quería salir un poco.

—¿Seguro? —asintió y se colocó a su lado, por lo que Jungsuk volvió su mirada hacia el oscuro bosque—. Pero deberías estar con tu grupo de amigos.

—¿No puedo salir a compartir una cerveza con mi hermano?

—No lo sé, supongo que sí —se encogió de hombros—. Pero deberías estar adentro, divirtiéndote.

Ambos se quedaron en completo silencio mientras sentían cómo una tensión comenzaba a aparecer, Jungkook sabiendo que Jungsuk parecía no creerle demasiado, pero tenía sentido por la situación de la tarde cuando se suponía que estaban jugando a las escondidas y no supo controlar sus emociones. Eso era algo que pasaba muchas veces, y la más difícil siempre resultaba ser la ira, logrando la mayoría de veces perder el control, para luego acabar arrepintiéndose cuando sus hermanos estaban presentes en ese momento.

—No debí comportarme como lo hice en la tarde. Lo siento —se atrevió a decir con su mirada hacia el frente, tensándose cuando Jungsuk la dirigió a él.

—Está bien. Supongo que yo tampoco actué tan bien y me dejé llevar por la emoción...

—No —conectó sus miradas y llevó la mano libre a su hombro para darle un pequeño apretón—. Últimamente estoy dejándome consumir por mis malos pensamientos...

—¿Malos pensamientos? —indagó arrugando ligeramente la frente.

—Cuando tengo emociones fuertes mi mente suele ir a lugares muy oscuros a veces, y eso... Me asusta —confesó mientras Jungsuk tenía sus labios entreabiertos y lo miraba entre sorprendido y preocupado—. Pero eso no importa ahora. ¡Estoy más que bien!

—P-pero...

—¡Vamos a divertirnos esta noche, Jungsuk!

El de gafas parecía querer negarse, pero la puerta se abrió dejando ver a Taehyung que salía con su botella de cerveza, por lo que en cuanto vio a los hermanos, sonrió.

—¡Vamos adentro! —ordenó Jungkook comenzando a caminar, dándole un gran sorbo a su cerveza.

Taehyung iba a obedecer rápidamente, pero cuando estaba por volver a entrar, giró a ver a Jungsuk que seguía en el mismo lugar con su mirada perdida.

—¿No vienes, Jungsuk?

Este solamente negó con la cabeza, volviendo su mirada hacia el frente, aunque la realidad era que las palabras de su hermano estaban rondando por su cabeza. No podía dejar de pensar en eso, preguntándose si acaso los lugares oscuros a los que iba la mente de Jungkook, coincidían con los lugares a los que iba la suya.

¿Acaso Jungkook podía estar tan mal como él? ¿Jonghyun era el único "normal" entre ellos?

—¿Estás bien?

Al escuchar cerca esa voz grave, no pudo evitar sobresaltarse, por lo que Taehyung, que ahora estaba a su lado, soltó una risotada.

—Lo siento. No quería asustarte.

—E-está bien. No es tu culpa —habló tímido, sintiendo su rostro enrojecer—. Solo... Estaba pensando y no me di cuenta de que seguías aquí.

—¿Y en qué pensabas? —indagó curioso antes de darle un gran sorbo a su cerveza.

—¿Jungkook está bien? —se atrevió a preguntar, conectando sus miradas, notando cómo este arrugaba levemente la frente por la confusión.

—Sí, como siempre. ¿Por qué la pregunta?

—E-es solo que me dijo algo, pero... Olvídalo.

—Sigue siendo el mismo idiota de siempre —se encogió de hombros—. Ya sabes que tiene sus días donde eso aumenta y otros donde disminuye que es cuando más me agrada.

—Sí, lo sé.

Ambos se quedaron en silencio, lo que a Jungsuk lo puso algo nervioso, ya que se sentía demasiado aburrido, pero es que no tenía idea de qué hablar y menos con uno de los amigos de Jungkook.

—¿Por qué no entras?

—No tengo a ningún amigo allí —respondió intentando sonreír como si eso no le afectara, aunque le salió más una mueca torcida.

—Pues, entra y quédate con nosotros —lo animó dándole un pequeño golpe con su codo en el brazo de él.

—No soy así de "divertido"... —dijo remarcando la última palabra—, así que no creo que le agrade la idea a los demás.

—Eso no importa. A Jungkook y a mí sí nos va a agradar —aseguró—. Vamos a divertirnos un poco, anímate.

Jungsuk presionó los labios y negó repetidamente con la cabeza.

—Prefiero quedarme un rato aquí y luego irme a descansar.

—Ya, está bien. Entonces, te haré compañía un rato si no te molesta.

Este giró a verlo sorprendido mientras que Taehyung miraba hacia el frente a la vez que le daba un sorbo a su cerveza.

—¿En verdad? —Taehyung asintió—. ¿P-por qué te quedarías un rato aquí conmigo, en vez de entrar a divertirte?

—¿Sabes? Jonghyun siempre fue el que más me agradó, pero desde que empezó a salir con Haesun, ha cambiado demasiado. Siempre está amargado, enfadado, y se ha olvidado de nosotros —explicó algo frustrado, mientras Jungsuk se tensaba—. Jungkook muy pocas veces suele ser agradable, y a veces es cansador que solo piense en beber o follar —rodó los ojos—. Así que... Creo que ahora estar contigo es más agradable que estar con ellos.

—Vaya, es la primera vez que me dicen eso —murmuró sorprendido—. Aunque... Soy una última opción.

—Quizás solo lo eres porque siempre te encierras en ti mismo y no te permites hacer amigos, Jungsuk.

—Quizás porque las personas no son muy agradables conmigo, Taehyung.

—Pues, yo lo estoy siendo esta noche.

Jungsuk giró su cabeza a verlo, sin saber qué decir, pero Taehyung levantó un poco la cerveza inclinándola hacia él, por lo que comprendió rápidamente lo que quería. Al chocar levemente su botella con la suya en forma de brindis, el castaño le dio un gran sorbo a su cerveza, por lo que él hizo lo mismo aunque su sabor llegara a disgustarle.

Una mueca de disgusto apareció rápidamente en su rostro, provocando que Taehyung soltara una carcajada que le hizo sonreír. Estaba demasiado sorprendido de que uno de los amigos de sus hermanos prefiriera compartir tiempo con él, pero quizás no debía estarlo tanto de que ese se tratara de Taehyung, ya que siempre se había mostrado agradable con él.

El castaño lo miró con su típica sonrisa cuadrada, por lo que también sonrió, aunque de manera más tímida, escuchándolo volver a hablar. Resultaba estar siendo más agradable de lo que creía y no un idiota como los demás amigos de sus hermanos, por lo que estaba disfrutando de poder hablar un él y conocerlo un poco más.














(...)












Adentro de la cabaña, Jungkook se encontraba con su grupo de amigos, sintiendo cómo la temperatura aumentaba y también una ansiedad que se le llegaba a hacer desconocida. Pero estaba demasiado frustrado en ese momento, por lo que volvió a acercarse a Hoseok, haciéndole saber lo que quería otra vez.
Ambos se dirigieron nuevamente la oficina, Jungkook deseando que este pudiera apresurarse, pero cuando este le entregó la pequeña bolsa, le aclaró que era la último que le quedaba.

Jungkook se lo quitó de manera brusca para volver a colocarse de cuclillas frente a la mesa, depositando ahí el polvo blanco, deseando poder acabar con la ansiedad. Una vez que dividió las líneas con su tarjeta y tomó el billete enrollado, comenzó a esnifar rápidamente, volviendo a sentir cómo aquella ansiedad era reemplazada nuevamente por el golpe de bienestar, por lo que cayó hacia atrás sintiendo los latidos acelerados de su corazón.

Ignoraba por completo cómo Hoseok se había colocado frente a él para esnifar su línea, porque estaba disfrutando de las sensaciones que lo invadieron, hasta que se sentó con una sonrisa y con la intención de volver a la fiesta, pero la puerta fue bruscamente abierta. Hoseok que acababa de terminar de esnifar su línea, miró asustado hacia el frente donde se encontraba con su mirada amenazante y sus facciones endurecidas el mayor de los trillizos.

—¿Qué demonios están haciendo?

—Mejor los dejo solos —habló nervioso, Hoseok, que se levantó rápidamente.

Cuando quiso pasar por su lado para salir, Jonghyun lo tomó de la camiseta, pero Jungkook ni siquiera era capaz de escuchar lo que estaba diciéndole, solo observaba cómo Hoseok asentía asustado antes de marcharse.

—¡Mira como huye como una maldita gallina! —exclamó soltando una gran risotada y echando su cabeza hacia atrás.

Jungkook no era para nada consciente de la situación, solamente reía mientras intentaba recuperar las fuerzas necesarias para levantarse y volver a la "diversión" para así poder descargar toda la euforia que estaba acumulando, pero Jonghyun volvió su concentración a él, sintiendo su sangre hervir.

—¡¿Hace cuánto tiempo vienes drogándote, maldito imbécil?! —alzó la voz mientras se acercaba peligrosamente, y al estar lo suficiente, empuñó su camiseta, logrando que este soltara un quejido mientras era levantado por su fuerza—. ¡¿Acaso eres consciente de la manera en la que estás arruinándote?!

El rostro de Jonghyun estaba enrojecido y sus facciones endurecidas mientras su aliento a alcohol chocaba contra el rostro el rostro de Jungkook que tenía sus ojos enrojecidos y sus pupilas dilatadas, sonriendo de manera burlona, como si todo lo que saliera de la boca de su hermano fuera un chiste para él. 

El mayor quería volver a buscar a Hoseok y golpearlo para descargar toda la rabia que estaba sintiendo al tener a su hermano de esa manera, pero sabía perfectamente que no era obligado a hacerlo, que si lo hacía era porque él lo quería, y hasta pudo ser quién incitara a los demás, lo cual solo lo volvía peor para Jonghyun.

—Ya, déjame en paz —dijo llevando las manos a su pecho para empujarlo, logrando que lo soltara, lo que hizo que perdiera el equilibrio por un momento.

—¡Eres más estúpido de lo que creí, Jungkook! 

—¡¿Y a ti qué carajos te importa lo que haga con mi vida?! 

—¡¿Sabes lo que pasaría si nuestro padre supiera que no solo eres un inconsciente por beber como lo haces, sino que además te drogas?! 

—Oh, ¡solo te importa lo que el estúpido de nuestro padre piense! —soltó una risotada—. Había olvidado que tú siempre quieres darle una buena imagen, así que ahora irás corriendo a decirle para seguir siendo su favorito, ¿verdad?

—¡¿Qué rayos pasa contigo?! ¡¿Qué está tan mal contigo para que recurras a esta mierda?! ¡Dime!

—¡Sabrías porqué lo hago si volvieras a darme atención! 

—¿Qué? —arrugó el rostro ante el desconcierto—. ¿Acaso estás celoso?

—Celoso —murmuró riendo cínico.

—Jungkook...

—¡Siempre fuimos nosotros dos, Jonghyun! ¡Yo siempre estuve para ti, yo siempre te entendí! ¡Era yo, carajo! ¡No nuestro padre, no Jungsuk, no Haesun! ¡Yo! —gritó enfurecido—. Tú eras mi mejor amigo, además de mi hermano. Eras la persona en la que más confiaba, pero llego ella y... Me apartaste tan fácil —masculló con sus ojos cristalinos—. ¡Me hiciste a un lado como si ya no fuera importante para ti, y ella...!

—¿Ella qué? —indagó acercándose.

—¡¿Acaso no te das cuenta que hace meses no tenemos una maldita conversación real solo por ella?! ¡Ella no te ama, carajo! 

Jungkook ni siquiera pensaba en las palabras que abandonaban sus labios, porque en ese momento estaba dejándose llevar por su rabia, por sus celos. Y es que siempre había adorado ser el favorito de todos de pequeño, pero al perder eso, tan solo en su familia le quedaba serlo de Jonghyun, que era lo que consideraba más especial por más que tuviera otras personas que lo eligieran. Pero es que en su hermano mayor veía aquel afecto paternal que había comenzado a hacerle falta, y a la misma vez, aquel mejor amigo al que podía hablarle de lo que sea y con el que tenían demasiadas cosas  en común —además de su apariencia—, como también una increíble conexión. Así que, el hecho de que lo apartara de una manera abrupta, que ya no le importara lo que le sucediera, ni estuviera en sus crisis, ya no le tuviera paciencia alguna y pareciera siempre malhumorado con él, había provocado que sintiera su corazón quebrarse.

Mientras que Jonghyun no parecía ser consciente de su gran cambio, no solo en su forma de ser, sino también con sus hermanos al comenzar una relación con Jang Haesun, por lo que al escuchar sus últimas palabras se sintió explotar, ya que el pelicorto había tocado aquella gran inseguridad de él, lo que hizo que volviera a tomarlo de la camiseta.

—¡No vuelvas a decir una mierda así! ¡Tú no sabes nada! ¡¿Me escuchas?! —gritó sacudiéndolo—. ¡No tienes una maldita idea de nuestra relación! 

—¡Sabes que es la verdad! 

—¡Cierra la boca! ¡Solo estás jodidamente celoso porque ya no recibes atención! ¡Nuestro padre ahora me prefiere a mí, así como ahora yo la prefiero a ella, y eso no puedes soportarlo! ¡No sabes cómo soportar que las personas no te prefieran! —escupió mientras la respiración de Jungkook se volvía pesada y apretaba tanto la mandíbula que parecía ser capaz de rompérsela—. ¡Tú no puedes ser siempre el favorito todos, y tienes que aceptarlo de una maldita vez! 

Jungkook se apartó bruscamente, logrando que Jonghyun perdiera el equilibrio por un momento.

—Te odio —expresó entrecortado por su respiración pesada—. ¡Te odio, te odio, te odio...!

—Pues, yo también te odio a ti —dijo riendo cínico, como si no le afectara para nada.

—¡Cuando descubras toda la mierda que hace a tus espaldas, no te atrevas a venir llorando! —escupió enfurecido mientras se dirigía hacia la puerta, y Jonghyun volteaba a verlo.

—¿De qué carajos hablas?

—¡No vuelvas a hablarme! ¡Ya no te necesito! ¡Ya no eres importante para mí! 

Jungkook salió dando un portazo mientras que Jonghyun no dejaba de pensar en las palabras que había soltado sobre Haesun.

¿Acaso Jungkook sabía algo que él no? 

El solo hecho de pensarlo, como de imaginar que ella podría estar realmente engañándolo lo estaba volviendo loco, por lo que salió de la despacho dando también un portazo para dirigirse a la cocina a buscar más alcohol. Necesitaba beber para desaparecer aquellos pensamientos, aquellas inseguridades y la ira que se expandía por su pecho, antes de llegar a cometer alguna locura.















(...)












Un quejido escapó de los labios de Haesun, la cual cerraba los ojos con fuerza por la rabia y a la misma vez miedo, empuñando la chaqueta oscura de Jonghyun. Se encontraban a un lado de la puerta de la oficina, algo alejados de donde estaban los demás, y este apenas podía visualizar el rostro de la fémina, no solamente por la poca claridad sino también porque su visión parecía nublarse por momentos. Y es que Jonghyun se había encargado de beber como si no hubiera un mañana para desaparecer aquella rabia, para no seguir sus impulsos, pero eso parecía no haber servido en absoluto porque ahora estaba siendo controlado por esa rabia y sus impulsos.

Anteriormente la había visto divirtiéndose con sus amigas, pero cuando se fue a la cocina a beber y regresó a los minutos, la había visto bailar de manera seductora y no solamente con sus amigas, sino que se con ellas se sumaron dos jóvenes. Podía ver cómo aquella rubia se acercaba a uno de ellos, su manera de sonreírle y apegar sus cuerpos. Parecía disfrutarlo, pero cuando su mirada se dirigía a la de él, Jonghyun era completamente consciente del odio que había en sus orbes oscuros.
No lo entendía, pero sólo provocaba que la odiara con intensidad por ser de esa manera con él, cuando lo único que hacía era amarla a pesar de que no dejaba de romper su corazón.

Había llegado un momento en que ya no pudo seguir controlándose, por lo que se acercó peligrosamente, empujando a quienes se metían en su camino, a pesar de que estaba demasiado ebrio. La había tomado con fuerza del brazo, escuchándola chillar y cómo los demás parecían hablar de la situación sin atreverse a detenerlo.
Sacó a Haesun de ese lugar, apresurando su paso para salir de la sala donde era la fiesta, dirigiéndose al despacho, pero ella acabó empujándolo. Eso sólo lo hizo explotar, por lo que la tomó del cuello estampándola contra la pared sin importarle en absoluto el daño que estaba haciéndole. Y es que, hacía tiempo que a ninguno le importaba eso, porque sólo sabían seguir sus impulsos cuando se trataban de ellos, llegando a la violencia, gritos, llanto, besos, gemidos, y orgasmos.

—N-no me toques, imbécil —exigió entrecortado por la falta de oxígeno, Haesun.

—¿Por qué carajos sigues haciéndome esto? —preguntó entre dientes, acercando más sus rostros, lo que provocó que su aliento a licor chocara contra el rostro de ella, lo cual detestaba—. ¿Crees que es divertido darme celos? ¿Es divertido para ti ponerme de esta manera?

La sangre de Jonghyun hervía por los intensos celos, por la rabia, por el rencor. No entendía cómo ella siempre volvía a ponerlos en una situación así, sabiendo cuánto lo lastimaba, cuánto odiaba tener que explotar en su contra, pero es que por más que intentaba reprimirlo, su mente quizás iba a lugares muy oscuros. Cada vez que la veía o imaginaba con alguien cuando se desaparecía, deseaba matar a aquel hombre que podría tenerla en sus brazos para alejarlo.

¿Era una persona cruel por volverse tan egoísta cuando se trataba de Haesun? ¿Era una mala persona por tener esos deseos ante los hombres que se le acercaban, al considerar a Jang Haesun solamente suya?

—¡Suéltame! ¡Me haces daño! —lloriqueó llevando las manos a su pecho, haciendo fuerza para intentar empujarlo.

—¿No es acaso eso lo que te excita, Haesun? —cuestionó en su oreja, dejando caer un poco su peso en ella—. ¿No quieres que te tome así, como cada vez que peleamos?

—¡Déjame! ¡Me das asco! —gritó sacando la fuerza necesaria para apartarlo de ella.

Jonghyun perdió por un momento el equilibrio al tropezar con sus propios pies, pero al caer de rodillas logró sostenerse con una mano de la pared de su lado, por lo que Haesun se acercó a él que la observaba con su respiración pesada.

—¡No vuelvas a tocarme esta noche, maldito imbécil! —escupió dándole una bofetada con tal fuerza que logró que Jonghyun cayera al suelo, llegando a colocar las manos—. ¡Me das asco, Jonghyun!

—N-no digas eso —habló intentando levantarse, pero volvía a caer al no tener fuerza suficiente y sentir que su mundo daba vueltas.

—¡Solo me das asco! ¡¿Me escuchas?!

—¡No, no, no! ¡Cállate, carajo! ¡Cállate!

—¡¿Jonghyun?!

Haesun al escuchar esa voz masculina, sintió cómo un escalofrío recorría su espina dorsal, por lo que levantó la mirada encontrándose con Jungsuk que estaba acompañado de Taehyung.

—¡¿Qué haces en el suelo, Jonghyun?! —preguntó preocupado, Taehyung.

—Carajo, ayúdame a levantarlo, ¿sí? —Jungsuk se dirigió a Taehyung, el cual asintió rápidamente.

Ambos dejaron las botellas en el mueble que estaba a un lado, para así acercarse a Jonghyun, tomándolo de los brazos en un intento de ayudarlo, pero al darse cuenta que este no tenía fuerzas, tuvieron que pasar los brazos por sus hombros, dejando que echara su peso en ambos.

—Vamos a llevarlo a su habitación —ordenó el trillizo menor.

Taehyung rápidamente obedeció, ambos comenzando a caminar con algo de dificultad ya que Jonghyun pesaba demasiado comparado a ellos, gracias a que le gustaba entrenar, pero entre los dos era más fácil. Al llegar a las escaleras, las subieron con bastante dificultad, intentando tomarlo con más fuerza para que no pudiera caerse mientras que Haesun los seguía.

—Ya estamos cerca, vamos —animó al terminar de subir las escaleras, Taehyung.

—D-dile que no me deje...—balbuceó Jonghyun con la cabeza gacha.

—¿De qué carajos habla?

—Haesun, ¿podrías abrirnos la puerta?

—Claro.

La fémina apresuró el paso para acercarse a la puerta y abrirla a pedido de Jungsuk, dejando así que ellos pasaran junto a Jonghyun, dirigiéndose hacia la cama, donde ambos tuvieron que aplicar más fuerza para así dejarlo ahí, escuchando cómo este al caer boca abajo soltaba un quejido.

—¡Listo! —exclamó aliviado, Taehyung.

—¡Haesun, p-por favor! —continuó balbuceando, Jonghyun—. N-No me dejes. T-te amo demasiado...

—¿Qué carajos le sucede? —frunció el ceño al escucharlo lloriquear como un niño, por lo que observó a Haesun—. ¿Sucedió algo entre ustedes? ¿Por qué está así?

—Solo discutimos un poco, pero es que está demasiado ebrio e imagina cosas que no son —explicó rápidamente, dirigiendo su mirada a Jungsuk que parecía tenso al ver a su hermano de esa forma—. ¡Pero mañana ya podremos hablar con tranquilidad! Muchísimas gracias por traerlo.

—Ya, es mejor que lo dejemos descansar. Vamos, Taehyung.

Mmm... Está bien —murmuró no muy convencido, mirando una última vez a Jonghyun que continuaba balbuceando.

Ambos salieron de la habitación, por lo que la rubia observó a Jungsuk, deseando que él también lo hiciera, pero podía notar que parecía algo afectado por la situación, lo que hizo que al cerrar la puerta volteara a ver molesta a Jonghyun. Era como si en ese momento, aquel hombre que una vez logró enloquecerla, solo fuera una molestia para ella.

—¡Ya deja de llorar!

—¡¿Y-Ya no me amas?!

—No, Jonghyun. Ya no te amo —confesó a pesar de saber que estaba demasiado ebrio como para que lo recordara en unas horas, pero aún así él comenzó a llorar con más fuerza—. Solo me molestas y te odio.

—¡N-no me digas eso! ¡Ámame, Haesun!

—¡Ya cállate! ¡No te soporto! —gritó frustrada dirigiéndose a la puerta.

—¡No! ¡No te vayas, Haesun!

La rubia pudo escuchar un estruendo que le permitió saber que este se había caído de la cama, pero solo se encargó de apagar la luz, escuchando cómo sollozaba con más fuerza antes de que ella cerrara la puerta tras sus espaldas al salir.
















(...)
















Cuando Jungsuk había salido de la habitación, demasiado tenso al haber visto y escuchado a su hermano de esa forma, comenzó a perderse en sus pensamientos sintiendo cómo su pecho se oprimía. Y es que, en ese momento, la culpa estaba extendiéndose por todo su cuerpo, porque él sabía cuánto Jonghyun amaba a esa mujer que él sabía que Haesun no le era tan fiel como le juraba en cada pelea que tenían, pero aún así, Jungsuk se atrevía a ser ese amante que a la rubia enloquecía al preferir no pensar demasiado en lo que hacía, siguiendo sus más oscuros deseos.

—¿Jungsuk...?

Al escuchar esa voz, giró su cabeza encontrándose con Taehyung.

—¿Estás bien? —Jungsuk asintió rápidamente—. ¿Vamos abajo?

—Oh, yo... Prefiero descansar —respondió algo nervioso mientras se masajeaba la nuca.

—¿Seguro? Aún faltan horas...

—Sí, ya sabes que no soy muy amigo de las fiestas, así que... Este fue mi límite —soltó una ligera risa, y Taehyung presionó sus labios mientras asentía—. Tú deberías bajar con tus amigos.

—Oh, sí. De paso iré a controlar que ahora Jungkook no esté haciendo una locura.

—Por cierto... Gracias por quedarte hablando conmigo —mencionó tímido.

—Cuando quieras. Ya te dije que me agradas —palmeó su brazo mientras le regalaba una sonrisa, por lo que Jungsuk medio sonrió y desvió la mirada al sentir los nervios invadirlo—. Que descanses, Jungsuk.

Este sintió cómo le dio un toque en la barbilla, por lo que abrió los ojos a la par observando cómo se marchaba. Llevó los dedos a su barbilla, recordando su tacto, lo que hizo que sintiese cómo si sus órganos comenzaran a jugar entre ellos.

«No, de nuevo no»

Se repetía una y otra vez, recordando años atrás lo que Jiho había hecho que comenzara a hacer sentir. Su respiración se había vuelto pesada ante los nervios, porque no quería que volviera a repetirse, mucho menos con Taehyung que sabía que era amigo de sus hermanos, cuánto le gustaba las mujeres, y cómo se reía ante los comentarios despectivos de Jungkook sobre la homosexualidad.

Jungsuk al entrar a su habitación, cerró la puerta para quitarse la chaqueta dejándola en la cama y dirigirse al baño. Enjuagó su rostro con agua fría, diciéndose que no podía volver a sentir algo así por otro hombre, porque sabía perfectamente que esta vez no correría con la suerte de que su familia jamás se enterara.

De pronto, el sonido de la puerta hizo que volteara rápidamente, encontrándose con Haesun, lo cual le hizo volver a tensar. Jungsuk quiso retomar el camino a su habitación, pero en eso sintió cómo ella se aferraba a él por detrás, por lo que al asustarse la apartó rápidamente y volteó a verla.

—¡¿Qué rayos haces?! ¡Pueden llegar a vernos, Haesun! —preguntó histérico.

—Relájate. Jonghyun no puede levantarse de lo ebrio que está, y todos los demás estan abajo —aseguró pasando los brazos por alrededor de sus hombros—. Te he extrañado hoy.

—Basta —exigió apartando sus brazos—. Pueden descubrirnos.

—¡Ya deja de ser tan amargado!

—¡Mi hermano está llorando porque te ama! ¡¿Cómo carajos quieres que esté?!
—cuestionó apoyando las manos en el lavabo mientras bajaba la cabeza.

Jungsuk estaba demasiado histérico, no sólo por lo de Jonghyun que hacía que la culpa lo golpeara, sino también por el hecho de que volviera a sentir deseo por otro hombre, cuando creía que lo de Jiho había sido un error porque Haesun le estaba demostrando que le gustaba las mujeres.

Podía sentir cómo ella acariciaba su espalda, por lo que cerró con fuerza los ojos repitiéndose que debía calmarse.

—Lo siento. Tienes razón —murmuró angustiada—. Pero tú y yo no podemos desaparecer lo que sentimos...

—La culpa está enfermándome, Haesun —confesó débil.

—Pues, yo tengo algo que podría ayudarnos a ambos —habló llamando su atención.

La curiosidad lo invadió, por lo que volteó a ver cómo ella llevaba la mano al bolsillo de su chaqueta, enseñándole una pequeña bolsa que tenía una pastilla.

—¿Qué es eso?

—Éxtasis —sonrió.

—¿Qué carajos haces con algo así? —cuestionó tomándola de la muñeca.

—¡Ay, ya cálmate! —exclamó zafándose de su agarre—. Yo me tomé una hace unos minutos, y mírame, estoy bien —sonrió extendiendo los brazos—. Solo va a hacerte olvidar de eso que te hace sentir mal.

—N-no lo sé...

—Confía en mí. Te va a hacer bien —aseguró acariciando su pecho sobre la tela de su camiseta blanca—. Te lo prometo, mi amor.

Jungsuk la miró no muy convencido, pero acabó suspirando como si se diera por vencido.

—¡¿Si quieres?! —preguntó emocionada y él asintió.

—Solo porque necesito olvidarme de esta mierda.

Haesun abrió la pequeña bolsa para así sacar la pastilla amarilla que Jungsuk tomó, observando que tenía el dibujo de una cara sonriente, por lo que comenzó a debatirse si estaba haciendo bien en aceptar tomar algo así.

—Hazlo. Te va a hacer sentir mejor.

Inhaló y exhaló cansado de tanto pensar, para así llevar la pastilla a su boca mientras Haesun lo miraba con una gran sonrisa en su rostro cuando la tragó.

—¿Sabes también cómo le llaman? —preguntó apegándose a él.

—¿Cómo?

La droga del amor.

—¿Por qué? —frunció el ceño.

—Porque hace que el follar... Se vuelva aún mejor —respondió comenzando a depositar besos húmedos en su mentón—. ¿No quieres probar?

Jungsuk estaba demasiado nervioso por haber consumido algo así por primera vez, y su cabeza todavía no paraba, por lo que no podía soportar tener a la rubia de esa manera, así que la tomó de la cintura para apartarla, observando su expresión de decepción.

—Todavía no puedo. Lo siento —murmuró volviendo a voltear, apoyando las manos en el lavabo.

—Está bien. En unos minutos te hará efecto —aseguró acariciando su espalda.

Jungsuk siempre había disfrutado de que ella se mostrase tan paciente con él, pero ahora solo lograba estresarlo porque quería más que nada que lo obligara a ceder, a follarla como siempre lo hacía para poder sacar de su cabeza todo lo que lo estaba perturbando.













(...)












Jungkook sentía sus latidos acelerados al punto que le estaba causando un dolor de pecho, estaba sudado y débil, pero aún así intentaba caminar por el pasillo al buscar la habitación de Jungsuk. Lo había buscado abajo, pero al no verlo supo que debía haber subido para descansar porque no le gustaba para nada las fiestas.
Caminaba apoyando una de sus manos en la pared para intentar mantenerse, hasta que vio la puerta de la habitación de Jungsuk, por lo que rápidamente entró.

Esperaba verlo ahí recostado, pero la habitación estaba oscura y sólo por la claridad de la luz de la luna que entraba por la ventana, pudo divisar con algo de dificultad la cama vacía. Tuvo el impulso de llamarlo, pero en eso vio la puerta del baño abrirse y, por la luz de esta, vio a Haesun salir sorprendida de verlo, lo que hizo que cerrara rápidamente la puerta detrás de sus espaldas.

—¿Haesun? —su voz salió algo débil e intentaba pensar con claridad, pero no podía, lo que le desesperaba—. ¿Q-qué haces aquí?

—¿Estás bien, Jungkook?

—N-necesito... Jungsuk —balbuceó—. ¿Dónde está él?

—Pero dime qué te sucede. Me preocupas —dijo fingiendo seriedad, aunque se acercaba con una sonrisa a Jungkook que la buscaba con la mirada—. ¿Estás bien?

—¿Por qué te preocuparía si tú no me toleras? —cuestionó al tenerla en frente, pensando si acaso su corazón estaba como loco por ella o por tanta cocaína—. ¿P-por qué tienes que ser así conmigo?

—Sabes que está mal que desees a la novia de tu hermano —respondió pasando las manos por su pecho, mordiendo ligeramente su labio inferior al sentir sus latidos acelerados—. Debo respetarlo, y tú igual.

Jungkook llevó las manos a las de ella, acariciándola, sintiendo su cálida piel, todo lo contrario a la suya, mientras ella parecía estremecerse ante su tacto. Disfrutaba de la suavidad, por lo que llevó las manos a sus brazos, bajando hasta su pequeña cintura mientras se apegaba más. No sabía si era tan solo una alucinación por toda la droga que tenía en su sistema, pero no pensaba desaprovechar una oportunidad como esa.

Deseaba tocarla, acariciarla, sentirla suya, por lo que apretó el agarre al apegarla a él, escuchándola jadear.

—¿Qué haces, Jungkook? —preguntó fingiendo querer apartarlo, pero la verdad es que no estaba haciendo fuerza alguna como debería, porque, por primera vez, Haesun quería dejarlo hacer lo que quisiera con ella. Aunque, eso solo era un efecto del Éxtasis y lo sensible que se volvía ante el tacto.

—Estoy cansado de que me ignores, de tener que reprimir todo lo que me haces sentir —masculló acercando sus rostros, tomándola de la barbilla, observando cómo sus ojos oscuros brillaban, quizás por la luz de la luna, pero él se decía que era la lujuria que ambos estaban sintiendo—. Esta noche vas a ser mía, Haesun.

Un chillido escapó de los labios de la fémina cuando la tiró a la cama, colocándose sobre ella para besarla a la fuerza, chocando sus dientes. Él esperaba que ella hiciera algo al respecto para alejarlo, pero la fémina que estaba empuñando su chaqueta, llevó las manos a su nuca para profundizar el beso, sintiendo cómo su lengua le recorría con desespero toda la cavidad bucal.

Jungkook gruñó posicionándose mejor sobre ella, buscando presionarse al sentir cómo su miembro comenzaba a reaccionar. ¿Y cómo no? Si llevaba meses deseándola, teniendo que usar su mano o alguna mujer para imaginarse que era Jang Haesun, y poder calmar un poco su intenso deseo. Pero nada servía.

Aquel deseo por la rubia solo parecía aumentar, llegando al punto de sentirse enfermo.

Los besos de Jungkook bajaron por su cuello, escuchándola jadear.

—¿Quieres follarme? —preguntó inclinando su cabeza hacia atrás para darle más acceso.

—Sí.

—Solo aceptaré con una condición —dijo sintiendo cómo pasaba la lengua por su cuello, por lo que jadeó mientras sostenía su nuca para no dejarlo moverse, y ella veía hacia la puerta del baño donde seguía Jungsuk, el cual debía estar escuchándola.

—¿Y cuál es esa condición? —indagó agitado, continuando con sus besos.

—Que aceptes no ser el único que me folle ahora mismo.

¡HOLAA! DESPUÉS DE COMO 2 MESES VOLVÍ ACÁ JUJUU

¿Alguien ya quiere leer cómo se pudo dar ese trío? ¿Qué les pareció la relación que tenían antes los trillizos? ¿Les gustó como era antes la de Jungkook y Jungsuk? ¿Qué les pareció la relación de Haesun con ellos? ¿Les gustaría en el siguiente leer un poco más de este pasado?

Sé que este capítulo posiblemente no fue nada interesante con lo que se esperaban, hasta yo tenía pensado que fuera mitad pasado y mitad presente, siendo ya el anteúltimo, pero cuando quise ver ya había pasado las 11k palabras, y la verdad tampoco quiero darles uno de 20k palabras sólo para que sea el anteúltimo y lean algo más interesante jajajs

Ahora... MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LAS 126K LEÍDAS, LES JURO QUE ME RE EMOCIONÉ CUANDO VI LOS 100K Y NO ME LO PODÍA CREER. Esta historia está en el top 1 de favoritas que escribí, así que siento un mimo al alma ver todo el apoyo que está recibiendo.
Prometo intentar no volver a tardar tanto en actualizar, y dar lo mejor de mí para que el anteúltimo capítulo, el final y el epílogo les pueda gustar. De nuevo gracias ♡

Espero que les haya gustado este nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar.

¡Nos leemos pronto en el anteúltimo capítulo!

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