29; EL PASADO

𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐉𝐄𝐎𝐍 

EL PASADO

ADVERTENCIA: CAPÍTULO MÁS EXTENSO DE LO NORMAL Y CON CONTENIDO DELICADO COMO LO ES EL ABUSO SEXUAL.

SI ERES SENSIBLE SOBRE ESE TEMA, TE RECOMIENDO NO LEER A PARTIR DEL TERCER (...) HASTA EL CUARTO

SIN MÁS, PUEDEN COMENZAR A LEER

Jungsuk había pasado la noche en el departamento de Jimin, el cual a pesar de su rencor, dejó que se quedase a dormir y le prestó su cama. Este había decidido dormir en el sofá de la sala, ya que lo menos que quería era tener que estar cerca de él porque no podía evitar recordar lo que le había contado Jungkook, logrando un gran rechazo hacia Jungsuk. Eso era algo fácil de notar para él, lo que causaba que se sintiese aún más herido luego de todo lo que había pasado en los últimos días.
Pero mientras los minutos pasaban y daba vueltas en el sofá, intentando encontrar una posición cómoda para dormir, no podía evitar mirar hacia la puerta de su habitación, logrando ver la silueta de Jungsuk recostado, y eso provocaba que naciera el impulso de acercarse, de dormir abrazado a él porque sabía lo mal que debía encontrarse. Y cuando ya no pudo soportarlo más, se dirigió a su habitación, decidiendo recostarse en el espacio libre, repitiéndose que eso estaba bien porque no lo abrazaría como había hecho en las dos noches que durmieron juntos.

Jungsuk, al despertar a la mañana siguiente, se sorprendió al sentir cómo un brazo se aferraba a su cintura, lo que hizo que llevara la mano a la pequeña de Jimin, sin poder evitar sentir cómo su corazón se agitaba por la ilusión. Rápidamente volteó, observando cómo el rubio seguía con sus ojos cerrados, pero por su manera de respirar, por lo tenso que parecía por su cercanía y su intensa mirada, supo que solo estaba fingiendo seguir durmiendo.

Humedeció sus labios al ver los esponjosos y rosados de Jimin, que lucían más apetecibles y deseaba más que nada poder juntar en ese momento. Lo veía aun más atractivo con su cabello rubio algo desordenado, por lo que tomó la valentía necesaria para empezar a acariciarle el brazo que estaba todavía en su cintura. Subió lentamente sus caricias por su hombro, bajando por su torso, sintiendo cómo se estremecía al llegar a sus abdominales.
Jungsuk mordió su labio inferior al llegar al elástico de sus bóxers, tomando su matutina erección, observando cómo este abría sus ojos que parecían haberse oscurecido, mientras tomaba su muñeca para detenerlo.

—No sé qué intentas...

—Solo déjate llevar —murmuró colocándose encima de él, notando cómo se tensaba—. Voy a complacerte un poco.

Jimin quiso negarse, pero sintió los labios de Jungsuk en su cuello, lamiendo y succionando mientras bajaba por su torso, llevando una de las manos a sus bóxers para sacar su miembro. Jungsuk lo observó por un momento, apoyando la otra mano sobre su muslo para luego inclinarse hacia adelante, lamiendo la punta de su miembro.
El rubio jadeó al sentir cómo la recorría con la lengua, descendiendo por la longitud, sintiendo cómo se endurecía aun más. Jungsuk estaba fascinado al sentir cómo se endurecía y se ponía más tenso cuando chupaba sus testículos, llenando su boca.

Recorrió su miembro con la lengua, acunando sus testículos con la mano. Lo introdujo lentamente para succionarlo, escuchando cómo Jimin soltaba un gruñido, ya que por más que no lo quisiera, no podía evitar reaccionar ante las sensaciones que lo invadían por la semejante mamada por parte de aquel pelinegro que lograba encenderlo con tan solo una mirada.

Jungsuk sentía cómo su miembro palpitaba por poder estar dentro de él cuando empuñó su cabello, exigiéndole más velocidad. El pelinegro no dudó en obedecerle, su cabeza iba y venía, sintiendo cómo la punta de su miembro chocaba contra su garganta. En un momento tuvo que sacarlo de su boca para tomar una bocanada de aire, mientras tanto lo bombeaba con su mano, para luego volver a recorrerlo con sus labios y lengua.
Los gemidos de Jimin aumentaron, llegando a ser guturales, por lo que Jungsuk sabía que estaba realmente disfrutándolo, así que continuó con los movimientos de su cabeza, acariciando a su vez su abdomen con las manos.

El rubio se tensó haciéndole saber que estaba a punto de acabar, por lo que Jungsuk aumentó los movimientos, escuchando cómo instantes después, soltaba un grito ahogado tirando con fuerza de su cabello, haciéndole gruñir mientras su boca se llenaba de su esencia. Había llegado a escaparse de sus labios, pero aun así tragó para luego recorrer con la lengua el miembro del rubio, limpiando los restos. Al sacarlo de su boca, pasó la mano por su barbilla humedecida por el semen y su saliva, mirando deseoso al rubio que intentaba recuperar el aliento mientras su rostro estaba sonrosado.

—¿Te gustó? —preguntó con voz profunda, acercándose de manera peligrosa a él. Al conectar sus miradas, Jungsuk mordió su labio inferior, queriendo poder besarlo—. Te necesito, Jimin.

Este bajó la mirada a sus bóxers, pudiendo notar con gran facilidad lo duro que se encontraba, por lo que tragó con dificultad volviendo a enfrentar su mirada. Jungsuk apoyó su peso en uno de sus brazos, para así llevar su otra mano a la mejilla de él, soltando un jadeo sorpresa al sentir cómo Jimin la apartaba con brusquedad, para empujarlo, haciéndole caer a un costado y él poder levantarse.

—¿Qué rayos...?

—Que me la hayas chupado, no significa que estemos bien —recalcó molesto subiéndose la ropa interior.

—Lo sé, pero te necesito...—confesó mirándolo rogante, por lo que el rubio soltó una risa amarga.

—Si tanto necesitas liberarte, mastúrbate, pero yo no te ayudaré —apuntó con la intención de seguir caminando hacia el baño.

—¡Si quieres puedes follarme tú! —alzó la voz, provocando que él girara a verlo sorprendido.

—¿Qué?

—Sólo... Te necesito —musitó desviando la mirada, mientras su pecho subía y bajaba por su respiración pesada.

—Solo piensas en follar —soltó amargo y una ligera risa.

—No es la única manera en la que te necesito, Jimin —aclaró rápidamente, por lo que él suspiró sintiendo su corazón encogerse.

—Aún no te perdono, Jungsuk, y dudo poder hacerlo alguna vez.

Sin más, Jimin retomó su camino hacia el baño mientras que Jungsuk se dejaba caer por completo en la cama, observándolo dolido y sintiendo cómo un nudo se formaba en su garganta.
















(...)

















Luego de almorzar, Jimin lo había logrado convencer de ir a su casa para intentar hablar con su padre. El pelinegro sabía perfectamente que necesitaba hablar, buscar la manera de que él comprendiese que no era decisión suya sobre quién enamorarse. Pues, si fuese así, jamás se hubiese fijado en Jimin, sabiendo los problemas que le traería, y aun menos hubiese sido capaz de traicionar a su hermano. Pero, lamentablemente, él no decidía sobre qué sentir.

Jimin se bajó del coche junto a él ya que estaba decidido a acompañarlo y enfrentar a Jaewook, porque no podía evitar sentir su sangre hervir al saber que había sido capaz de echar a su hijo, sin importarle en absoluto. Jungsuk, mientras caminaba hacia la entrada junto a él, giró a verlo con algo de temor, deseando poder tomar su mano para que eso pudiese darle más fuerzas. Pero sabía que el rubio seguía demasiado molesto con él, y que aunque le haya dado un lugar para quedarse, como también se haya dejado llevar por la excitación, había grandes posibilidades de que su amor ya haya desaparecido.

Al levantar la mirada y dirigirla hacia la puerta que estaba abierta, vio a Jonghyun, llamando así su atención. Este abrió los ojos a la par por la sorpresa y sonrió, provocando que Jungsuk arrugara la frente por la confusión de que pareciera feliz luego de lo sucedido la noche anterior.

—¡Ven a ver quién está aquí, Jungsuk! —alzó la voz emocionado.

Al escucharlo, no dudó en obedecer por su gran curiosidad que había despertado, por lo que miró por un momento a Jimin, que también parecía confundido, pero decidió apresurar su paso hacia la entrada de su casa.
Una vez que entró, colocándose a un lado de Jonghyun, abrió los ojos a la par al ver el hombre que tenía el cabello castaño oscuro que caía por su frente, ondulado y algo largo.

—¡Tío Seokjin! —exclamó emocionado, corriendo hacia él para aferrarse.

El hombre soltó una carcajada por la sorpresa, pero al instante, correspondió a su abrazo, aún sorprendido por cómo los trillizos parecían haber crecido tanto. Podía diferenciarlos mejor, pero sentía que era más fácil con Jungkook por su cabello corto, mientras que Jungsuk y Jonghyun lo llevaban más largo, aunque el del último mencionado estaba rizado y sus facciones pudo notar que eran más duras.

—¡No puedo creerlo! —dijo separándose—. ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo has regresado?

—Regresé hace una semana —contestó con una sonrisa—. Vaya cambio que han dado, ¿eh?

—¿Nos has reconocido? —preguntó asombrado.

—No —respondió el pelilargo por él, a la vez que se acerca—. Al único que ha reconocido es a Jungkook, mientras que a mí al verme creyó que era tú.

—¡¿En verdad?!

—Oh, ¿quién es él? —preguntó curioso, dirigiendo su mirada al rubio que estaba detrás de Jungsuk, lo que hizo que Jonghyun se tensara al verlo.

—Oh... él es Park Jimin, es...—desvió la mirada pensando, sintiendo cómo los nervios aparecían al no saber qué decir—. J-Jimin, él es nuestro tío, Kim Seokjin. Bueno, en realidad, no es nuestro tío, pero le decimos así porque es como un hermano para nuestro padre —explicó soltando una ligera risa—. Antes solía cuidarnos y nos divertíamos mucho con él.

—Es un placer —habló Seokjin, estirando su mano, la cual Jimin observó por un momento antes de tomarla.

—Lo mismo digo.

—¿Y nuestro padre? —preguntó Jungsuk, buscándolo con la mirada.

—Oh, me dijo que estaría aquí en unos minutos, por eso vine, pero creo que se alargó la junta que tenía —explicó haciendo una mueca.

—Está bien. Tú en verdad nunca envejeces, tío —mencionó sorprendido.

—¿Verdad? No parece que ya tienes sesenta —bromeó Jonghyun, llevándose un golpe en el brazo de su parte.

—Apenas tengo cuarenta y seis recién cumplidos —aclaró mirándolo de mala manera, pero luego los tres rieron.

—Oh, ¿y Jungkook? —Jungsuk frunció el ceño, sin notar cómo Seokjin se tensó—. Dijiste que a él lo reconoció, pero no está aquí.

—Está en su habitación —respondió Jonghyun.

—¿Por qué? Eso es extraño. Siempre se volvía loco cuando venías, ¿lo recuerdas? —preguntó riendo—. Hasta era tu favorito. De eso jamás voy a olvidarme, porque nos peleábamos por ese puesto.

—Ya, olvida eso —pidió riendo.

—De todas maneras, las últimas veces que tú venías, él no quería salir de su habitación —comentó algo extrañado—. Nunca entendí qué sucedió.

—Cuando entraron a la pre-adolescencia, se pusieron complicados y dejaron de quererme —fingió una mueca de tristeza, haciéndoles reír.

—Principalmente, para Jungkook fue extraño que hasta empezó a orinarse en la cama —comentó riendo, Jungsuk.

—Oh, por eso no quería que durmiéramos con él como antes, ¿lo recuerdas?

Jimin los escuchaba con atención, sintiendo cómo su corazón se encogía al escucharlos bromear y reír respecto a eso, por lo que fijó su mirada en Seokjin, el cual sonreía escuchándolos. En el momento en que lo conoció, no le había dado confianza, pero el escuchar que Jungkook se alejó de él de un momento a otro, como lo que empezó a sucederle, entendió el porqué.
No podía apartar su mirada de él, que seguía atento a la conversación de los hermanos, hasta que sintió su mirada.

Cuando observó aquellos ojos almendrados y cómo su sonrisa iba borrándose, alzando una ceja, el rubio empuñó las manos intentando contenerse.

—Ya vuelvo —informo Jimin, queriendo adentrarse más a la casa, pero Jungsuk decidió seguirlo tomándolo del brazo.

—¿A dónde vas? —preguntó extrañado, mientras que Jimin volvió su mirada a Seokjin y Jonghyun.

—Iré a buscar a Jungkook.

—¿Por qué harías eso? —examinó arrugando el rostro.

—Solo... Necesito hablar de algo con él.

—Dime qué es —ordenó ejerciendo algo de presión en el agarre, pero este se soltó bruscamente.

—No tengo porqué darte explicaciones. Bajaré en cinco minutos para que hablemos con tu padre —dijo firme antes de voltear, mientras que Jungsuk lo observaba empuñando las manos.

Jimin siguió su camino sintiendo una gran inquietud instalándose en su pecho, porque no podía creerse que estos no parecieran notar la clase de persona que era aquel hombre que llamaban "tío".
Ahora solo podía pensar en Jungkook, en cómo podría estar sintiéndose, por lo que comenzó a subir las escaleras rápidamente. Al doblar, caminó por el pasillo apresurando su paso hasta que vio la primera puerta blanca. En ese momento se tensó, pero tomó una bocanada de aire para acercarse y darle unos toques a la puerta. No había respuesta alguna, pero se apegó a la puerta para hablarle.

—¿Jungkook? Soy yo. Jimin —habló apegando su cabeza en la puerta—. Sé lo que está sucediendo, ¿puedes abrirme? —preguntó nervioso, pero no recibió respuesta alguna—. Sé que...

Este no llegó a terminar de hablar cuando la puerta se entreabrió, por lo que abrió los ojos a la par por la sorpresa, pero aun así, la abrió un poco más para pasar. Una vez dentro, cerró la puerta, sintiendo su corazón encogerse al ver cómo su habitación era un caos y Jungkook se encontraba a un lado de su cama. Estaba en el suelo, sollozando por lo bajo, colocándose en posición fetal, permitiendo que pudiese ver sus manos lastimadas.

—Jungkook...

—No dejes que vuelva a acercarse a mí—pidió con la voz algo aguda por el llanto—. Por favor, Jimin, no lo dejes.

El rubio sentía cómo su corazón daba un vuelco al escucharlo de esa manera, al verlo tembloroso y lleno de miedo, por lo que se acercó algo inseguro a él, colocándose en cuclillas.

—Estarás bien, lo prometo —murmuró colocando algo inseguro la mano en su brazo, y este cerró los ojos con fuerza mientras sollozaba—. No permitiré que vuelva a acercarse a ti.

—No quiero estar solo otra vez —negó repetidamente con su cabeza—. No quiero que vuelva a elegirme.

—Yo estaré aquí —aseguró rápidamente, sentándose a su lado.

Jungkook levantó un poco la cabeza, permitiendo que viese sus ojos inyectados de sangre y su rostro empapado de lágrimas, al igual que algo enrojecido. En sus orbes podía ver el miedo, como también la desesperación, mientras su labio inferior temblaba.

—E-estoy aterrorizado, Jimin.

—Dime, ¿qué puedo hacer por ti? —preguntó sintiendo cómo Jungkook colocó la mano sobre la suya que estaba en su brazo. Ejerció algo de presión mientras sollozaba por lo bajo, cerrando los ojos por un momento—. Quiero ayudarte de alguna manera...

—Llama a Aeri, por favor, llámala —pidió entre sollozos, bajando nuevamente su cabeza—. Por favor...

—¿Por qué quieres que llame a Aeri? —cuestionó desconcertado, arrugando levemente la frente.

—Ella es la única que puede entenderme, por favor...

—Pero...

—¡P-por favor, Jimin! —intentó alzar la voz, pero volvió a sollozar—. La necesito...

Al escuchar decir eso último en un murmuro casi inaudible, abrió los ojos a la par por la sorpresa, sin saber qué decir al respecto. No entendía porqué la necesitaría, desde cuándo Jungkook se llevaba con ella.
No sabía absolutamente nada y eso era porque Jungsuk jamás se lo había dicho.

Este buscó con la mirada el celular de Jungkook, el cual estaba en el suelo a un lado del armario, por lo que tuvo que inclinarse para tomarlo. Al verlo con la pantalla rota, decidió ignorarlo para así encenderlo, sorprendiéndose al ver que tenía llamadas y mensajes de ella, pero decidió ignorar eso.

—Por favor, llámala —pidió con un hilo de voz.

Jimin, tragando con dificultad, se levantó apretando llamar, sintiendo cómo una inquietud se instalaba en su pecho. Seguía intentando procesar la información que acababa de recibir, pero era demasiado para él, así cómo seguía siéndolo lo de Jungsuk.

¡Jungkook! ¡Hasta que me llamas! —escuchó lo alterada que parecía la fémina—. ¡¿Qué sucedió?! ¡¿Te encuentras bien?! ¡Estoy preocupada! ¡Dime algo!

No soy Jungkook, soy Jimin, ¿me recuerdas? —aclaró alzando una ceja, intentando ignorar su molestia.

¿J-Jimin? ¿Q-qué haces con el celular de Jungkook? —preguntó nerviosa.

—Jungkook te necesita.

¿Qué? ¿Le sucedió algo?

¿Puedes venir?

Y-yo... Claro. Saldré ahora mismo.

Sin más, este colgó, deseando poder ser capaz de ignorar la molestia, ya que no entendía cómo había pasado de estar con Jungsuk a estar con Jungkook, y lograr que él sintiese que la necesitaba. Aun así, volteó para volver a acercarse al pelicorto, colocándose en cuclillas.

—Ella vendrá, ¿está bien? —colocó algo inseguro la mano en su cabeza, acariciando su cabello—. Vas a estar bien.

—N-no me dejes solo —pidió tomando su mano, sorprendiéndolo.

Los minutos fueron pasando de manera lenta y torturante para Jungkook que no podía dejar de llorar porque el miedo estaba más presente que nunca. Mientras tanto, Jimin al leer el mensaje de Aeri, informándole que estaba afuera, bajó rápidamente, buscando dónde podrían estar los demás.
Al acercarse a paso cauteloso a la cocina, escuchar sus voces y risas, se apresuró a salir. Sabía que Jungkook no quería que la vieran, así como él tampoco quería que Jungsuk la viera porque aunque ya no quería saber de él, no soportaría notar cómo aún tenía sentimientos por aquella fémina. El solo hecho de pensarlo, provocaba que sintiese su sangre hervir.

Este la tomó del brazo para entrar rápidamente, ordenándole que subiera las escaleras mientras que él se acercaba a la puerta de la cocina, asegurándose de que nadie saliese.
Aeri al ver cómo este le indicaba que se apresurara, obedeció subiendo las escaleras rápidamente.














(...)












Jungkook no podía dejar de sollozar, no tenía las fuerzas necesarias para poder levantarse del suelo. Necesitaba que alguien estuviese a su lado porque le aterrorizaba estar solo, volver a los recuerdos de cuándo tenía trece años.
Sentía que estaba cayendo nuevamente a un hoyo donde el frío y la oscuridad se volvían parte de él. Donde estuvo antes y seguía provocándole miedo.

Unos toques en la puerta llamaron su atención, por lo que levantó la cabeza, pero al no escuchar nada más que otros golpes, le hizo pensar que podría tratarse del causante de que estuviera así. Clavó sus uñas en el suelo, sintiendo cómo su corazón subía hasta su garganta y el miedo lo paralizaba.

—¿Jungkook? ¿Puedes abrirme antes de que alguien me vea?

Al escuchar esa suave voz femenina, sintió cómo su corazón se agitaba y las fuerzas volvieron a él para que pudiese levantarse a abrir rápidamente.
Una vez que la fémina entró, este cerró rápidamente colocándole seguro, para luego sorprenderla aferrándose a ella.
Aeri jadeó por la sorpresa, pero al sentir cómo escondía el rostro en el hueco de su cuello, sintiendo cómo lo empapaba con sus lágrimas, lo envolvió con fuerza con sus brazos.

—Estoy aquí para ti. No te dejaré solo nunca —aseguró cerca de su oído, subiendo una de las manos a su cabello, para así acariciarlo mientras este se derrumbaba en sus brazos.

A Aeri le costaba el poder sostener parte de su peso, era demasiado grande y pesado para ella, por lo que sentía sus piernas temblar y debilitarse. Jungkook podía sentirlo, pero estaba demasiado mal como para poder hacer algo, hasta que ella comenzó a caminar aún abrazándolo hasta llegar a su cama.
La fémina tuvo que romper aquel abrazo, tragando con algo de dificultad al ver el caos que era su habitación, ya que hasta había trozos de vidrios en el suelo.

Una vez que sentó en su cama, estiró sus brazos, por lo que Jungkook se recostó a su lado. Ella no dudó en envolverlo en sus brazos mientras este se volvía pequeño, derrumbándose nuevamente.
A Aeri le dolía demasiado verlo de esa manera, escucharlo, sentir cómo se aferraba a ella como si buscase algo de paz porque los recuerdos estaban torturándolo.

—No estás solo, Jungkook —murmuró acariciando su cabello.

—Tengo miedo. Tengo tanto miedo —confesó entre sollozos—. No quiero que me haga daño otra vez, Aeri.

La pelinegra sintió cómo un nudo se formaba en su garganta al escucharlo, por lo que lo abrazó con más fuerza para que pudiese sentirla allí con él, aunque no sabía cómo ayudarlo.

—¿Y si hablas con tu familia? Si lo haces, él no volverá...

—No —levantó rápidamente la cabeza para verla a la vez que negaba repetidamente con desesperación—. N-no puedo hablar. No puedo...

—Pero, Jungkook...—acunó su rostro, limpiando sus lágrimas—, debes hacerlo para que él jamás pueda volver a acercarse...

—¡No! No puedo hablar, no puedo decir lo que me hacía...—sollozó desconsoladamente.

—Jungkook...

—¡Él me rompió! —dijo con un hilo de voz—. Y mi madre... Ella me dejó.

—¿Qué? —preguntó abriendo los ojos a la par sin saber cómo reaccionar.

—Ella vio...Lo notó —musitó perdido en los recuerdos—. Dijo que no volviera a decirlo. Creí que me llevaría cómo me prometió, pero me dejó... ¡Se fue sin mí, sin importarle que pudiera hacérmelo más veces! —sollozó desconsoladamente.

—Oh, Dios...—dijo en un murmuro casi inaudible sintiendo sus lágrimas brotar.

Jungkook se aferró más a ella, sintiéndose nuevamente de trece años, aquella noche en que le rogaba a su madre que no lo dejase porque creyó que era la única persona que tenía en ese momento.

—No me ayudó, solo me mintió.

Aeri se inclinó hacia adelante, abrazándolo, apoyando su mejilla en la cabeza de él, sin poder evitar romper en llanto al escucharlo. Y es que, Aeri podía sentir su dolor, su desesperación al recordar esos momentos.

—Jamás debiste pasar por eso solo—sollozó acariciando su cabello, sintiendo cómo Jungkook se aferraba a su cintura.

—Tú no me dejes, por favor —pidió con temor—. Te necesito más que nunca. Solo tú puedes entenderme, Aeri.

—No lo haré —aseguró y sorbió su nariz, limpiando sus lágrimas—. Me quedaré contigo toda la noche. Me quedaré contigo todo lo que necesites.

Jungkook sollozó desconsoladamente, dejando salir todo el dolor que sentía instalado en su pecho, sabiendo que esta vez, a pesar de estar aterrado, tenía de verdad a alguien. Pero no podía evitar perderse en los recuerdos de aquella noche, donde todo pareció empeorar para él al presenciar aquella situación.















(...)













Años atrás, la mujer Jeon Minseo caminaba hacia la entrada de la casa, acomodando su vestido. Intentaba actuar con total normalidad aunque estaba segura de que su esposo no se encontraba en la casa, pero es que no quería que sus hijos pudiesen sospechar que algo no iba bien en el matrimonio. Si bien, sabía que ya lo notaban porque las discusiones con su esposo algunas veces eran escuchadas por ellos, aunque ella era la que intentaba que no lo hicieran en frente de sus hijos, Jaewook no era alguien que supiese controlarse. Al contrario, parecía ser cada vez más impulsivo, dejándose llevar por su ira, lo cual estaba sorprendiéndola al conocer una nueva faceta de él.

Estaba perdida en sus pensamientos, intentando actuar con normalidad y no amargarse aún más al volver a esa casa, hasta que vio salir a un hombre, lo que le hizo levantar la mirada. Al ver a aquel hombre castaño, de ojos almendrados, sintió estremecerse, más por cómo pasaba los dedos por su cabello corto, echándolo hacia atrás.

En ese momento, la mujer sintió su corazón dar un vuelco, cómo la ira la invadía y un nudo se formaba en su garganta mientras se acercaba rápidamente llamando así su atención.

—¡¿Qué rayos haces aquí?!

—Solo vine a buscar a Jaewook, pero como me dijo que estaba en una junta, me quedé junto a Jungkook que sigue sin sentirse bien —explicó algo desconcertado por su manera de actuar.

—¡¿Te atreviste a volver a tocarlo?! —alzó la voz, tomándolo de la chaqueta, sintiendo su visión nublarse por las lágrimas.

—¿De qué rayos hablas?

—¿Crees que no lo sé? —preguntó con la voz rota cuando este se soltó—. Él me lo confesó...

—¡Es un maldito niño! ¡Inventa cosas!

—¡Vi su ropa, Seokjin! ¡¿Cómo pudiste?! —gritó enfurecida, impactando su mano contra su mejilla, provocando que este girase el rostro.

—Yo no hice nada...—masculló llevando la mano a su mejilla enrojecida.

—Juro por Dios que vas a pagarlo caro...

—¿Qué? ¿Qué harás? ¿Vas a decirle a Jaewook? —examinó cínico.

—¡Él debería conocer quién eres en verdad, maldito bastardo!

—Y también quién eres en realidad tú, ¿no crees? —se acercó con una sonrisa divertida—. ¿Acaso crees que no sé de Giseok? Te escuché cuando vino a buscar a Jaewook, y claro que él no estaba, entonces, tuviste que llevártelo al despacho —soltó una risa amarga—. Dime, ¿de qué hablaron? ¿Por qué podía escucharlo reprocharte sobre los hijos que tienes con Jaewook? ¿Cuánto tiempo llevan siendo amantes? ¿No piensas en cuánto tus hijos pueden sufrir al descubrir que, en realidad, podrían llevar el apellido Han?

—¡Cierra la maldita boca! ¡No es así!

—¿No crees que él debería saber que su abogado no es más que el amante de su esposa, y además, posible padre de quienes llama hijos?

—¡Cállate! ¡Jaewook es su padre, no Giseok! —aseguró empujándolo—. ¡No te atrevas a hacerlo dudar! ¡No te atrevas...!

—Tú no te atrevas a abrir la boca, porque yo no voy a dudar en decirle lo que haces a escondidas de él desde hace muchos años —advirtió alzando una ceja.

—No vuelvas a acercarte a Jungkook, si no quieres acabar pudriéndote en prisión, Seokjin —masculló mientras sus lágrimas brotaban—. Es más, lárgate muy lejos, porque por mis hijos... Soy capaz de lo que sea.

Seokjin enfrentó su mirada amenazante, lo que hizo que Minseo empuñara las manos, intentando poder seguir reteniéndosela para no demostrarle miedo, aunque ya no sabía la clase de persona que era aquel hombre que tenía en frente. Al escucharlo soltar una risa amarga, sintió estremecerse, pero al verlo pasar por su lado para marcharse, soltó todo el aire que retuvo sin darse cuenta.
Ahora solamente podía esperar que Seokjin obedeciera y se largase, porque sino no sabía qué podría hacer para salvar a su hijo, ya que arriesgarse a que Jaewook descubriera su secreto, no era para nada una opción. Pues, ahora comenzaba a temerle a su esposo, y no sabía de qué podría ser capaz si llegaba a descubrir sus engaños junto a la persona en la que tanto confiaba.

Minseo, al ver su silueta desaparecer, se dirigió rápidamente hacia las escaleras para ir a la habitación de su hijo, ya que durante la mañana recibió un mensaje de voz por parte de su marido. Ella al no haber contestado, supo tarde que Jungkook no fue al colegio cómo sus hermanos, porque le hizo un "berrinche" a su padre.
Pudo escuchar a Jaewook demasiado molesto en aquel mensaje de voz, porque nuevamente su hijo tuvo un "accidente" mientras dormía. El hombre lo supo gracias a que sus otros dos hijos se burlaron de Jungkook, lo que hizo enfurecer a Jaewook, obligándolo a bañarse mientras que la servidumbre subía a cambiar las sábanas.

Lo había llevado casi a rastras al baño, mientras Jungsuk y Jonghyun parecían arrepentirse por sus burlas al escuchar a su otro hermano romper en llanto, pero toda la situación pareció empeorar cuando Jaewook entró al baño junto a él. Jungkook había gritado, pataleado, sollozado, pidiendo que se fuera, lo que desconcertó por completo a su padre. Pero cansado de su "berrinche", salió de allí, para así gritarles a sus otros dos hijos que bajaran a desayunar para llevarlos al instituto, porque Jungkook no iría de esa manera.

La mujer entró al dormitorio de Jungkook, buscándolo con la mirada, pero al no verlo sintió cómo el miedo la invadía, por lo que empezó a gritar su nombre mientras caminaba por el pasillo para buscarlo. Al escuchar el sonido de la ducha, como también unos pequeños sollozos, se acercó rápidamente a la puerta del baño.
Dijo su nombre una y otra vez, pidiéndole que le abriese, pero tan solo podía escuchar su llanto. Ella siguió hablándole detrás de la puerta, hasta que los minutos fueron pasando y cuando la puerta al fin se abrió, pudo ver a su hijo con su cabello corto aún húmedo, su rostro enrojecido y empapado por las lágrimas, sus ojos inyectados de sangre e hinchados de tanto llorar. La culpa y la desesperación la estaban envolviendo intensamente, por lo que rompió en llanto cubriéndose el rostro, sintiendo momentos después los delgados brazos de su hijo alrededor de su cintura. Él apoyó la cabeza en su pecho, sollozando por bajo mientras se aferraba a ella con más fuerza.

El tiempo fue pasando lentamente para ambos, Jungkook se encontraba recostado en su cama y cubierto por las mantas, mientras su madre estaba sentada a su lado, acariciando su cabello. Ambos lloraban de manera silenciosa, ella más al sentir cómo se aferraba a su mano y no podía dejar de llorar, aunque ya había anochecido, pudiendo escuchar las voces de sus otros dos hijos en el pasillo.
Estos habían buscado entrar a la habitación para hablar con su hermano como siempre, pero Minseo hizo que se marcharan al decirles que Jungkook no se encontraba bien.

Ellos parecieron preocuparse más, pero decidieron obedecer a su madre sobre bajar a cenar y luego recostarse, quizás esperando que su padre llegase temprano porque sabían que ella no los acompañaría por quedarse con Jungkook. Él tan solo quería que su madre siguiera a su lado, lo que ella había notado y por eso decidió echar a sus otros dos hijos, así ellos no escuchaban a su hermano llorar porque no quería preocuparlos más, ya que podrían decirle a Jaewook.
El hombre parecía cada vez tolerar menos que sus hijos hicieran un berrinche, que lloraran, algo que Jungkook estaba haciendo constantemente, despertando un enojo de su padre que nunca antes había visto, lo que llegaba a asustarlo, pero no era capaz de calmarse. Minseo quería evitar que su hijo al estar en ese estado, tuviese que vivir otra situación así con Jaewook.

Jungkook sollozaba por lo bajo y algo agudo, aferrándose nuevamente a la mano de su madre, la cual volvió a acariciar su cabello. Tan solo quería quedarse allí, intentando calmarlo, que pudiese dormir sabiendo que ella estaba a su lado para protegerlo.
No podía imaginarse en la forma en la que él estaba sufriendo, pero quería poder ser capaz de tomar todo su dolor, de que su hijo pudiese ser capaz de seguir con su vida normal, porque lo que sí sabía es que Jungkook ya había sido marcado y no podría deshacerse jamás de eso. Razón por la que temía que Jaewook dejase de quererlo, ya que tenía suficiente con notar cómo tenía cierto rechazo con Jungsuk al ser el más sensible y débil de los tres.

No quería que rechazara a Jungkook, cuando este era su adoración.

—Estoy aquí, mi niño —su voz salió temblorosa a causa del llanto silencioso—. Mamá está aquí para ti.

—¿P-por qué me hace esto? —preguntó entre sollozos—. Ya no quiero que me haga daño...

—Oh, Dios...—Minseo se cubrió la boca con la mano con la que acariciaba su cabello, ahogando así un sollozo al escucharlo, porque estaba matándola por dentro y llenándola de culpa—. Él ya no va a volver a hacerte daño, yo estaré para protegerte...

—Por favor, ayúdame —se aferró más a su mano, provocando que ella se inclinara hacia adelante—. Ya no quiero que me haga daño. ¡Estoy sufriendo, mamá!

—Estoy para ti. No volverá a pasar...

—Ya no quiero ser yo, ya no puedo —soltó tembloroso, respirando con dificultad a causa del llanto desconsolado—. M-me quiero ir...

—Te llevaré muy lejos de aquí...

—¿E-en serio, mamá? —preguntó girando su cabeza para verla, por lo que ella asintió pasando su pulgar por una de sus mejillas para limpiar sus lágrimas—. ¿Con mis hermanos? —al verla negar con la cabeza, sorbió su nariz mirándola preocupado—. ¡P-pero si no los llevas con nosotros, él...!

—No te preocupes por eso. No pasará porque él ya no va a volver aquí...

—¿P-por qué ellos no van a venir con nosotros?

—Tu padre jamás me lo permitiría, además, tengo que protegerte a ti, Jungkookie —explicó acariciando su cabello—. Vamos a irnos lejos solo tú y yo.

—¿Lo prometes, mamá? 

—Sí. Él ya no va volver a hacerte daño —aseguró con una media sonrisa tranquilizadora, notando su brillo de ilusión—. Ahora descansa, mi niño.

Jungkook, volvió a acomodarse, cerrando los ojos con fuerza, intentando obedecer para poder dormir porque también estaba cansado de llorar, cansado de sentir cómo todo su cuerpo dolía. Sentía que aquel hombre que había llamado alguna vez "tío" lo había hecho pedazos con su fuerza, lo había hecho pedazos al punto de sentir que jamás podría volver a armarse, detestando sentir su cuerpo roto.
Detestaba sentir aún sus manos por su cuerpo, seguir escuchando su voz, sus amenazas. Estaba aterrorizado, al punto de perder las ganas de vivir, de rogar no volver a despertar porque su vida feliz se había convertido en una pesadilla.
No quería que su sufrimiento fuese eterno, no quería desear bañarse todo el tiempo por seguir sintiendo sus manos, por seguir sintiéndose sucio. Y aun peor, no quería seguir viendo su cuerpo, se sentía asqueado al verlo, quería poder ser capaz de deshacerse de el.

Los minutos fueron pasando, Minseo al notar que Jungkook se durmió al fin, se quedó un poco más, acariciando su cabello y segura de que haría lo que fuese para llevárselo lejos. No permitiría que nadie más fuese capaz de dañar a su hijo porque ahora solo debía encargarse de que él pudiese ser capaz de superar todo el daño que le causaron, aunque sabía que eso no sería fácil. Pero deseaba más que nada volver a recuperar a aquel Jungkook risueño, bromista, que no era capaz de quedarse quieto y con un gran futuro por delante.

Ella tan solo quería pensar la manera de llevarse a Jungkook, sin levantar tantas sospechas antes. No sabía qué podría pasar luego, cómo podría reaccionar él, pero rogaba que con una carta fuese suficiente para que no los buscara y los dejase en paz.
Tenía que planear cómo podría hacer las cosas, aunque sentía que todo iba para peor en su matrimonio. Eso pudo confirmarlo más cuando se dio cuenta que el entrar a esa habitación fue un gran error, ya que Jaewook, al salir del baño, llevando su ropa de trabajo todavía, su camisa que enseñaba un poco su pecho, sus mangas dobladas hasta sus antebrazos, su cabello echado hacia atrás, su forma de mirarla, le hizo notar que no sería para nada una buena noche.

No pasó mucho cuando la discusión comenzó a aumentar la intensidad, al punto que ambos alzaban sus voces y Jaewook estaba comenzando a dejarse llevar por la rabia. Él llevaba tiempo sospechando que su mujer le estaba siendo infiel, que ya no eran una familia feliz, que ya no estaba siendo fácil aparentarlo, lo cual hacía su sangre hervir.
Prefería que su mujer siguiese fingiendo, que siguiese negándose al punto de hacerle dar el beneficio a la duda, pero ella parecía completamente agotada esa noche, al punto de aceptarlo.

Minseo estaba cansada de su matrimonio, de que su esposo se estuviese convirtiendo en alguien aun más amargado, dejándola la mayoría de tiempo sola con los trillizos. Su matrimonio no había sido por amor, sino por conveniencia, aunque claro, Jaewook acabó perdidamente enamorado de ella, la cual al poco tiempo no pudo evitar fijarse en Giseok.
No iba a negar que Jeon Jaewook era un hombre increíblemente atractivo, que la complacía en lo que quisiera, pero sus sentimientos más intensos estaban en aquel abogado. Por un tiempo fueron amantes, hasta que ella se embarazó y el miedo los invadió, al punto de que acabaron con lo que tenían, aunque él necesitaba saber si eran sus hijos.

Le insistió por demasiado tiempo, amenazando con ser capaz de enfrentar a Jaewook, lo que llenaba de miedo a Minseo, pero ella no era capaz de comprobar de quién podría ser el padre de los trillizos por temor a que fuesen de Giseok. Pero a medida que iban creciendo, por sus rasgos no fue difícil de comprobar que eran Jeon.
La decepción de Giseok fue demasiada, mientras que Minseo se juró jamás volver a cometer otro error y empezar a ser feliz con su vida, pues lo tenía todo, dinero, un hombre que la amaba profundamente y tres hermosos y cariñosos hijos.

Por más que cada vez que veía a Giseok, recordaba todo lo que alguna vez sintió, cumplió su palabra de serle fiel a su esposo porque no quería volver a sentir ese miedo. Pero con el tiempo, comenzó a agotarse del trabajo de su esposo, de él y hasta en parte de la intensidad de sus hijos. Sentía que estaba asfixiándose, lo que la llevó a nuevamente serle infiel a su esposo, encontrando una forma de relajarse de aquella vida que llevaba con su familia.
Estuvo meses ocultándolo, hasta que esa noche ya no lo soportó más y se atrevió a gritárselo en el rostro, dejando todo miedo de lado. Pero jamás esperó que eso provocase que su esposo fuese capaz de explotar por la rabia, tomándola del cuello, estampándola contra la pared.
Minseo sentía cómo comenzaba a dificultarle respirar, por lo que enterró las uñas en sus brazos provocando que este gruñera de dolor, aprovechando para empujarlo.

—¡Estás enfermo, Jaewook! —gritó intentando recuperar el aliento, mirándolo con temor para salir de la habitación.

—¡Vuelve aquí, maldita zorra!

—¡Cállate! ¡Van a escucharnos...!

—Oh, ¿ahora te importan tus hijos? —preguntó cínico—. Pues, ¡que escuchen que no has pasado tiempo con ellos porque solo te importa que te llenen como la zorra que eres!

Minseo, enfurecida volteó para acercarse rápidamente con la intención de abofetearlo, pero Jaewook la sorprendió al detener su mano y ser él quien acabara golpeándola. Lo hizo de una manera tan fuerte, que la mujer perdió por completo el equilibrio chocando contra uno de los muebles, provocando que un florero cayera al suelo.

—¡¿Creíste que podrías verme la cara?! —preguntó tomándola del cabello, haciéndola chillar del dolor—. ¡¿Cómo pudiste traicionarme así?!

—¡Por favor, déjame! —sollozó sintiendo un tibio líquido caer por su labio inferior, intentando quitar su mano.

—¡Te lo he dado todo! ¡Todo lo que me pedías y más! ¡¿Y así me pagas?! —la estampó contra la pared provocando que soltara un grito ahogado  y cayera al suelo—. ¡Juro que vas a pagarlo! ¡Debería matarte aquí mismo!

—¡No te acerques! —advirtió sorprendiéndolo por un momento al apuntarlo con un trozo de vidrio, pero él soltó una risa amarga.

—¿Crees que te tengo miedo? —Minseo sollozó, pero llevó el trozo de vidrio a su propio cuello, provocando que las facciones de su marido se endurecieran—. ¡Suelta eso, Minseo!

—¡Atrévete a acercarte y juro que lo haré!

—¡Que sueltes eso, carajo!

—¿M-mamá...?

Aquella voz temblorosa hizo que ambos miraran a su hijo, Jungkook, el cual miraba aterrorizado a su madre, lo que provocó que ella sollozara por lo bajo y Jaewook empuñara las manos, sintiendo su sangre hervir, pero aun así, intentase relajarse.

—Ve a tu dormitorio, Jungkook —ordenó acercándose.

—¿Q-qué haces, mamá?

—Tu madre solo está actuando como una loca, pero ya se le pasará. Ve a tu dormitorio —repitió, pero volvió su mirada a su esposa que seguía en la misma posición y sollozando—. ¡Suelta eso! ¡¿Acaso quieres traumar a nuestro hijo?!

—Déjame ir...—pidió por lo bajo aun mirando a Jungkook, el cual parecía temblar.

Jaewook no podía soportarlo más, por lo que sintiendo su sangre hervir, siguió su impulso tomándola del cuero cabelludo, haciéndola chillar y que Jungkook soltara un grito ahogado por el susto. Este sentía sus latidos acelerados, como su visión se volvía nublada y miraba aterrorizado cómo su madre cerraba los ojos con fuerza, sus lágrimas rodaban por sus mejillas, dejando caer el trozo de vidrio, mientras su padre estaba enfurecido.

—¡Papá, suéltala! —pidió asustado.

—¡¿Sabes lo que es tu madre?! ¡Es una maldita zorra que le gusta ofrecerse a otros hombres! —escupió enfurecido, volviendo a tirarla al suelo, Jungkook rompiendo en llanto al verla—. ¡Las mujeres como ella hay que tratarlas como basura!

—¡Mamá, quiero irme!

—T-tranquilo, nos iremos pronto...—le habló con suavidad, inclinándose hacia adelante, pero Jaewook la tomó de los brazos haciéndola chillar de dolor al levantarla.

—¡¿A dónde diablos piensas llevarte a mi hijo, maldita zorra?! —cuestionó con sus ojos cristalinos—. ¡¿A dónde?! ¡¿Con tu amante?!

—¡Suéltame!

—¡¿Por qué seguiste conmigo si no me toleras?! ¡¿Por qué tuviste que darme tres hijos?! —preguntó dolido—. ¡Debiste deshacerte de ellos cuando tuviste la oportunidad! ¡Mi vida ahora es miserable por tu culpa!

Jaewook estaba tan lleno de dolor, de rabia, de resentimiento, que no era capaz de escuchar ni de ver a su hijo, el cual cubría sus oídos con las manos mientras cerraba los ojos con fuerza y caía al suelo de rodillas, gritando que se detuvieran. Jamás había esperado presenciar una situación así entre sus padres, por lo que estaba aterrorizado, rogando que nada le sucediera a su madre.

—¡¿Por qué no te mueres, Minseo?! ¡Te quiero muerta, perra estúpida!

—¡Ya basta! ¡Ya basta! ¡Ya basta! —repitió entre sollozos, Jungkook, aún con sus ojos cerrados.

—¡¿Qué haces, papá?!

Al escuchar esa voz, Jaewook giró la cabeza encontrándose con Jonghyun, que los miraba preocupado, mientras que Jungsuk, el cual llevaba sus gafas puestas y parecía asustado, abrazaba a Jungkook que seguía de rodillas, sollozando.

—¡¿Vas a decirles lo mismo?! ¡¿Te atreverás?! —inquirió la mujer.

—Suéltala ahora, papá.

—Bien —asintió soltándola bruscamente, provocando que volviera a caer.

—¡Mamá! ¡¿Estás bien?! —preguntó preocupado, Jungsuk, al ver la sangre en su labio inferior—. ¡¿Por qué le haces daño, papá?!

—Porque todo este tiempo su madre estuvo entregándose a otros hombres, ¡rompiendo mi corazón! —confesó sintiendo sus ojos cristalizarse—. Ella no quería pasar tiempo con ustedes porque prefería pasar tiempo con su amante. ¡La zorra de su madre nunca nos quiso! —gritó sin importarle cómo aquellas palabras herían a sus hijos—. ¡Solo hemos sido un jodido estorbo para ella!

—¡No es cierto! —alzó la voz, Jungkook.

—¿Vas a negarlo frente a ellos? Me lo dijiste en la cara, Minseo.

—No hagas esto frente a ellos...

—¡Díselos!

—¡Sí, carajo, te engañaba! —exclamó levantándose.

—¡¿Lo ven?!

—¿Por qué, mamá? —preguntó decepcionado, Jonghyun.

—Ya basta. No seguiré aquí con un maldito violento como tú, Jaewook —masculló mientras este la observaba con sus lágrimas brotando—. Me marcho...

—¡Mamá, no! —Jungkook tuvo la intención de acercarse, pero Jonghyun lo tomó del hombro impidiéndolo, provocando que se desesperara.

—Vámonos, Jungkook.

La mujer giró la cabeza para ver a Jungkook, que levantó la cabeza aún llorando con la intención de levantarse, pero Jonghyun abrazaba a ambos y apretó su hombro, haciéndole saber que no se lo permitiría.

—Dije vamos...

—¡A Jungkook no te lo llevarás con tu amante! —gritó tomándola del brazo—. Él se queda aquí.

—Él quiere irse conmigo, ¿no es así, Jungkookie? —giró la cabeza a verlo, notando la desesperación en su mirada.

—¡Mis hijos se quedan aquí conmigo! ¡No te permitiré que te los lleves e intentes sacarme más dinero! —escupió sacudiéndola—. No vas a utilizarlos, perra infeliz.

—Jungkook...

—Él se queda aquí. Se queda con nosotros —intervino sorprendiéndola, Jonghyun.

La mujer giró a verlos, notando cómo Jungkook sollozaba negando con la cabeza, mientras Jungsuk, el cual también estaba de rodillas abrazando a su hermano, apoyaba la cabeza en el abdomen de Jonghyun, llorando. El mayor observaba con dolor y resentimiento a su madre, dejando notar su mirada cristalina.

—¿Lo ves? Ellos quieren quedarse con quién si ve por ellos y no busca utilizarlos.

—Jungkook...

—¡Largo!

—No me iré...—ella no fue capaz de seguir hablando porque Jaewook la tomó con fuerza del brazo, haciéndola chillar de dolor y que sus dos hijos lloraran con más fuerza.

—Lárgate ahora, porque si te quedas un segundo más te juro que te arrepentirás—advirtió alzando una ceja.

La mujer observó a sus hijos, intentando de contener sus sollozos al notar el dolor en sus miradas, como dos de ellos sollozaban desconsoladamente. Tomando una bocanada de aire temblorosa, decidió caminar hacia la habitación, pero Jaewook no se lo permitió.

—Te vas sin nada. Me encargaré de mandarte tus porquerías mañana.

—Lo siento —musitó mirando a sus hijos, principalmente a Jungkook, antes de girar para comenzar a bajar las escaleras.

—¡No, por favor! ¡No te vayas, mamá! —suplicó desesperado, Jungkook, haciéndola romper en llanto—. ¡Suéltame! ¡Llévame contigo! ¡Lo prometiste! ¡No me dejes aquí! ¡Mamá, por favor! ¡No me dejes con él! ¡Mamá...!

Jonghyun le había ordenado a Jungsuk que lo tomase con fuerza a Jungkook, el cual tirado en el suelo, luchaba por levantarse para correr hacia su madre. Al darse cuenta de que era en vano porque sus dos hermanos tenían más fuerza, comenzó a sollozar desconsoladamente mientras su rostro se contraía de dolor. Un vacío iba extendiéndose por su pecho al perder a la persona que sabía por lo que pasaba, llevándose con ella su poca esperanza de que su pesadilla acabara y pudiese volver a comenzar. Mientras tanto, Jungsuk sollozaba aferrándose a Jungkook para que dejase de luchar, y Jonghyun se arrodillaba abrazando a ambos, intentando contener el llanto. El mayor tan solo quería ser fuerte por ellos dos, aunque su corazón estuviese rompiéndose al ver a su madre marcharse, sin importarle en absoluto lo que podría ser de ellos.

—Ya, dejen de llorar. Ella no lo vale —ordenó Jaewook, aunque sus ojos se encontraban cristalinos y un nudo se había formado en su garganta al verla marcharse—. Estaremos bien.

Jungkook lloraba con más fuerza, clavando sus uñas en el suelo, deseando poder acabar con esa pesadilla, mientras Jungsuk escondía su rostro en el pecho de Jonghyun, el cual se juraba ser él quien cuidara bien de sus hermanos.













(...)














Jimin, al ya no ver a Aeri, quiso volver a dirigirse hacia las escaleras para ir también a la habitación de Jungkook. Seguía demasiado preocupado por él, por lo que quería estar allí para que sintiese su apoyo, pero cuando tuvo la intención de hacerlo, escuchó algo que llamó su atención.

—¿Sabes? Te has puesto muy atractivo, Jungsuk —lo escuchó decir a Seokjin, por lo que medio abrió la puerta, sorprendiéndose por cómo este le acomodaba un mechón de cabello a Jungsuk, el cual desviaba la mirada por la timidez—. No digas nada, pero creo que eres el que más atractivo se ha vuelto de los tres.

—Ya, basta, no digas eso —pidió avergonzado, medio sonriendo.

—Solo digo la verdad —sonrió inclinándose hacia él—. ¿Qué te sucedió en el labio?

—Oh, no es nada...

—Vamos, puede que no nos veamos hace ocho años, pero sigo conociéndote, Jungsuk —apuntó haciéndole sonreír—. Tú nunca fuiste bueno para las mentiras.

—Fue papá —suspiró.

—¿Qué? ¿Por qué te golpearía a ti? —preguntó desconcertado.

—De hecho, no fue solo eso, porque hasta me echó de la casa —confesó haciendo una mueca.

—¡¿Por qué lo haría?! —al notar que Jungsuk parecía tensarse y no tener la intención de responder, aumentó su curiosidad—. ¿Dónde estás quedándote?

—En donde no soy bien recibido, pero buscaré otro lugar.

—Ven a vivir conmigo —mencionó sorprendiéndolo.

—¿Qué? Pero...

—Vivo solo y la casa es muy grande, así que no hay problema alguno.

—¡¿Hablas en serio, tío?! —preguntó ilusionado, Jungsuk.

—¡Claro que sí! —contestó riendo al notar su emoción—. ¿Qué dices? ¿Aceptas vivir conmigo? No va a faltarte nada, eso lo prometo.

—Claro...

—Claro que no —intervino entrando rápidamente, llamando la atención de ambos—. Nos vamos, Jungsuk.

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó confundido cuando este lo tomó de la muñeca, logrando que se levantara.

—¿Sucede algo? —inquirió levantándose, Seokjin.

Cuando sus miradas se conectaron, Jimin empuñó su mano libre mientras con la otra ejercía algo de presión al agarre de Jungsuk. Estaba apretando tanto su mandíbula que el pelinegro creía que se la rompería si seguía así, lo cual despertaba su curiosidad y más al notar cómo miraba amenazante al castaño, el cual tenía una media sonrisa en su rostro.

—Jungsuk seguirá viviendo conmigo.

—Pero él dijo...

—No importa lo que haya dicho. Él se quedará conmigo —recalcó alzando una ceja.

—¿En verdad? Pero tú...

—Vámonos de aquí —ordenó volteando para comenzar a caminar.

Jungsuk estaba atónito y quiso despedirse de su tío, pero Jimin parecía llevarlo casi a rastras, aunque primero tuvieron que subir a que Jungsuk buscase sus pertenencias. El pelinegro por primera vez había conocido la fuerza del rubio, que quería sacarlo de esa casa, lo que hizo que se sorprendiera. Jamás había actuado de esa manera, por lo que no comprendía qué le había sucedido de repente, ya que anteriormente le repitió una y otra vez que solo lo aceptaría por esa noche.

















(...)


















Cuando Jonghyun se encontraba en la cocina, hablando con Jungsuk y Seokjin, recibió un mensaje de Hyesoo informándole que saldría en unos minutos de su trabajo. Este decidió despedirse para así marcharse, ya que quería poder hablar de una vez por todas con ella.

Una vez que llegó, se bajó de su coche para comenzar a caminar hacia la cafetería, buscándola con la mirada. Al verla detrás de la barra, ya sin el uniforme de trabajo y conversando animadamente con unos de los jóvenes que estaban allí de clientes, pudo observar cómo ella reía de algo que uno decía. Jonghyun empuñó las manos al sentir su sangre hervir, y sin dudar, se comenzó a acercar intentando mantener la calma.

—¿Nos vamos? —preguntó llamando la atención de ambos.

El joven parecía ser unos pocos centímetros más bajo que él, cabello castaño oscuro que echaba hacia atrás, delgado, piel pálida, ojos almendrados, nariz recta y fina, labios esponjosos y rosados. Era atractivo, eso era algo que no podía negar, pero lo que le molestaba, era su cercanía, el hecho de que la hiciese reír mientras que al verlo a él volvió a su semblante serio.
Pues, ella al ver a Jonghyun acercándose, vistiendo de negro como la mayoría de veces, llevando su cabello atado en una media coleta y su flequillo cayendo por su frente, en realidad, no pudo evitar tensarse. Siquiera sabía porqué había aceptado hablar, porque no quería tener que decirle la verdad, tener que romper su corazón, como también lastimarse a sí misma al no querer alejarse de él. Pero era lo correcto, porque ya no sabía cómo seguir callándose cuando la culpa estaba matándola por dentro.

—Sí, vamos.

—Nos vemos pronto, Hyesoo —dijo el castaño con una media sonrisa.

—Adiós —sonrió pasando por el lado de Jonghyun para caminar hacia la puerta.

Este volvió a empuñar las manos, observando cómo el joven volvía a la mesa junto a quienes parecían ser sus dos amigos. Pasó la lengua por el interior de su mejilla y comenzó a seguir a la fémina, para así salir de la cafetería.
Estaba costándole demasiado poder mantener el control, aún diciéndose que no debía molestarse por verla con alguien más, pero es que eso explicaría el porqué parecía no querer estar con él. Eso aclaraba todas sus dudas, pero a la misma vez, desencadenaba sus celos.

Unos celos que lo llevaron a explotar anteriormente.

Se decía una y otra vez que debía mantener la calma, que no tenía derecho alguno a actuar de esa manera, que no debía cometer más errores.
Una vez que se subió, al igual que ella, encendió el motor para comenzar a conducir, sintiendo cómo la tensión aparecía.

—¿Sucede algo, Jonghyun? —preguntó observando hacia el frente.

—No.

—¿Seguro?

—¿Cómo te fue en el trabajo? —decidió cambiar el tema de conversación, para así intentar relajarse.

—Bien.

—Parece que has conocido a alguien —mencionó amargo. Hyesoo giró la cabeza para verlo, notando cómo este pasaba la lengua por el interior de su mejilla mientras apretaba el volante por un momento, provocando que sus nudillos se pusieran blancos.

—¿Qué?

—Oh, vamos, ¿no estabas hablando con ese... Idiota cuando llegué?

—¿Ni siquiera lo conoces y ya lo insultas? —cuestionó sorprendida.

—Pues, no me hace falta conocerlo porque se le nota en el rostro —escupió molesto.

—¡¿Qué rayos pasa contigo?! ¡¿Viniste a hablar acerca de nosotros o a insultar a alguien que siquiera conoces?! —alzó la voz indignada.

—¡¿Sabes qué rayos pasa?! —preguntó aparcando a un lado, provocando que ella se inclinara hacia adelante por un momento y lo mirase aún más indignada—. ¡¿Por qué no tuviste el valor de decirme que solo era uno más?!

—¡¿De qué carajos hablas, Jonghyun?!

—¡¿Solo era un juego para ti?! ¡¿Qué querías?! ¡¿Vengarte de Jungkook?! —escupió tomándola bruscamente del brazo, siguiendo sus impulsos al sentir su sangre hervir—. Como ya lo has conseguido, ya no me necesitas, ¿no es así?

—Cállate y suéltame —ordenó forcejeando, pero este la apegó más a él.

—¿Solo querías venganza, Hyesoo? —examinó alzando una ceja—. Y yo como un ingenuo, ayudándote con tu padre. ¡Qué imbécil!

—¡¿D-de qué demonios hablas?! —preguntó alterada, sintiendo sus latidos acelerados al pensar que la había descubierto y observar el peligro en sus orbes oscuros, lo que hizo que no supiera de lo que era capaz.

—No seas cínica...

—¡No sé de qué rayos hablas!

—Entonces, ¿qué he sido para ti todo este tiempo? —examinó entre dientes—. Porque no has hecho más que demostrar que me has utilizado.

Hyesoo veía sus orbes intensos, la manera en la que destilaban rabia y rencor, sentía cómo ejercía fuerza, provocando que su brazo ardiera. Su corazón parecía que iba a salirse de su pecho en cualquier momento, porque no sabía de qué podía ser capaz Jonghyun, y eso la aterrorizaba de gran manera en ese momento.

La fémina se armó de valor y, sin más, con su mano libre lo tomó de la barbilla, para así juntar sus labios en un intenso beso, el cual fue correspondido al segundo. Jonghyun jadeó sobre sus labios, llevando la mano a su nuca para así profundizarlo, introduciendo su lengua para explorar su cavidad bucal.
De un momento a otro, este la tomó de la cintura, logrando que se colocara a horcajadas sobre él. Hyesoo llevó las manos a su nuca, tirando de su cabello largo mientras se presionaba, provocando gruñera.

—Estás volviéndome loco, Hyesoo —murmuró entre besos.

Ella sonrió por un momento y volvió a juntar sus labios, sintiendo cómo este pasaba las manos por sus piernas desnudas a causa de la falda, lo cual no dudó en aprovechar. Pasó las manos por su trasero, volviendo a presionarla sobre él, por lo que ella hizo un sonido involuntario con la garganta.
Cuando Jonghyun volvió a repetir la acción, Hyesoo comenzó a hacer movimientos circulares, sintiendo cómo la temperatura iba aumentando.

Junghyun sacó una de sus manos de su trasero, pasándola por sus muslos hasta llegar a su entrepierna, subiendo lentamente. Hizo a un lado sus bragas, deslizando su índice por su vagina, abriéndola lentamente, sintiendo lo húmeda que ya se encontraba.
Este metió uno de sus dedos, empezando a moverlo de manera lenta en círculos mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios, rompiendo el beso.

Un segundo dedo se deslizó con gran facilidad y Hyesoo jadeó sobre sus labios, cerrando los ojos mientras se aferraba a su chaqueta, esperando que se moviese, pero este parecía haberse detenido con los movimientos.

—Oh, ¿ahora estás deseándome? ¿No quieres que sea ese idiota?

—Jonghyun...—jadeó sobre sus labios nuevamente—, ni siquiera lo conozco.

—Y no quieres hacerlo, ¿verdad? —preguntó empezando a hacer movimientos circulares de manera lenta—. Responde, Hyesoo.

—Claro que no, solo te deseo a ti.

Jonghyun mordió su labio inferior por un momento, para luego capturar sus labios en un beso intenso, sacando sus dedos, lo cual provocó que soltara un quejido.

—Necesito follarte —confesó con la respiración pesada, presionándola sobre él—. Déjame hacerlo.

—¿Sin protección? —gimió sobre sus labios al hacer movimientos circulares sobre su erección.

—Estás provocándome —gruñó antes de capturar sus labios por un momento.

—Me gusta hacerlo —confesó con una sonrisa.

—Déjame follarte un poco —pidió presionándose con más fuerza, provocando que ella gimiera.

Hyesoo acabó accediendo, por lo que este se apresuró en desabrochar sus pantalones para bajarlo hasta sus muslos junto a sus bóxers, observando que nadie pasara por la calle donde estaban. Pues, no era una calle habitada, ya que estaban cerca de un callejón.
Ella no pudo evitar humedecer sus labios al ver cómo este tomaba su miembro erecto y la punta brillosa por el líquido pre-seminal, para luego con la mano libre tomarla de la cadera.

Ella comprendió rápidamente, apegándose más a él mientras se corría mejor las bragas, jadeando al sentir cómo pasaba la punta por su clítoris.
Después, entró de una dura estocada, llenándola, provocando que soltara un grito ahogado mientras se aferraba a sus hombros. La escuchaba gemir y lloriquear al sumergir su miembro dentro y fuera de ella. Llevó las manos a su trasero levantándola, para luego dejarla caer nuevamente, permitiendo así que pudiese sumergirse más y más profundo con cada embestida.

Hyesoo intentaba seguir sus movimientos mientras se aferraba a sus hombros, echando la cabeza hacia atrás a la vez que cerraba los ojos, pero este llevó una de sus manos a su rostro, pasando los dedos por sus labios.

—Chúpalos —ordenó con voz profunda.

Ella rápidamente obedeció abriendo la boca, por lo que este no pudo evitar gemir al sentir su calidez bucal en los dedos. Eso lo motivó a aumentar las embestidas, llegando a hacerlo duro y a un ritmo acelerado, que provocó que los gemidos de ella también aumentaran considerablemente.
Jonghyun volvió a introducir los dedos en su boca, sintiendo cómo pasaba la lengua entre ellos, succionándolos y saboreándolos, por lo que gruñó echando la cabeza hacia atrás, empujando más fuerte su miembro dentro de ella.

Ambos estaban cegados por el placer y ella lo sentía demasiado dentro, pero aun así, se movía intensamente sobre él.
Sentía lo mojada que estaba, al igual que lo cerca, por lo que aceleró sus movimientos sintiendo cómo su clítoris palpitaba y su vagina ardía por dentro.
Sus piernas estaban temblorosas, su respiración pesada, estaba sudando y aunque estaba agotada, siguió moviéndose.

Un grito escapó de sus labios, mientras tiraba con fuerza del cabello de Jonghyun, retorciéndose sobre él que gruñó, enterrando los dedos en su trasero, intentando contenerse al sentir cómo sus paredes le apretaban el miembro.
Hyesoo echó la cabeza hacia atrás, mientras intentaba recuperar el aliento, y Jonghyun se salía de su interior. Por más que quería saciarse, no lo haría.

—¿Entonces? —inquirió tomándola del rostro para acercarla.

—¿Qué? —preguntó confundida, sintiéndose exhausta.

—Dime que no me has utilizado. Dime que me perteneces, que quieres estar conmigo —ordenó observándola fijamente.

Ella no pudo evitar tensarse al pensar que no debería, porque no podía evitar recordar a Jungkook, y ese error que la había hecho gritar su nombre una y otra vez al sentir cómo era el mejor sexo que tuvo alguna vez. Pero notaba cómo Jonghyun parecía estar intentando descifrarla, pues hasta había endurecido sus facciones.

La castaña tragó con dificultad por el temor, pero juntó sus labios.

—Quiero ser tuya, quiero estar contigo, Jonghyun —dijo sobre sus labios sintiendo cómo este se relajaba y llevó las manos a su cintura para volver a besarla de manera profunda.

















(...)












—¡¿Qué diablos fue todo eso, Jimin?! —preguntó alterado, Jungsuk.

Jungsuk había conducido hasta el departamento de Jimin, notando su rabia, por lo que decidió no insistirle en ese momento. Necesitaba urgentemente una respuesta, porque no comprendía cómo de repente parecía querer que viviese junto a él y tener algún problema con Seokjin. Pero mientras estaban en el elevador y al dirigirse hacia el departamento, Jungsuk comenzó a exigir una respuesta, ganándose solo su silencio, lo que hizo que se molestara.

—¡Estoy hablándote, carajo! —gritó provocando que este que estaba por entrar a la habitación, voltease a verlo.

—¡Ya lo sé, Jungsuk! ¡No es como si fuera sordo!

—¡¿Por qué entonces no contestas?!

—¡Porque no quiero hablar, maldito idiota! —respondió obvio, solamente logrando que Jungsuk se molestara por su manera de hablarle.

—Pues, me importa una mierda que no quieras porque necesito respuestas —replicó acercándose más a él—. ¿Qué diablos fue esa manera de actuar en mi casa?

—¿Tu casa? —soltó una risa cínica—. Te recuerdo que te echaron y que ahora vivirás conmigo, porque no te permitiré estar cerca de ese... Tío como le llamas.

—¡¿Por qué no?! ¡Tú en realidad no me quieres aquí! —recalcó molesto—. ¡Ni yo quiero tener que soportar que me traten de esta manera!

—Pues, ¡tendrás que hacerlo! ¡Acostúmbrate, Jungsuk!

—Vete al carajo, Jimin —escupió molesto, dirigiéndose hacia la puerta aún con el bolso en su mano, pero este lo tomó bruscamente del brazo.

—¡¿A dónde piensas que vas?!

—¡Me iré a donde sí me aceptan y me tratan bien! —respondió zafándose de su agarre—. Mi tío me quiere, así que no me quedaré aquí donde no soy bien recibido. Ni siquiera aceptas escucharme, solo me tratas como una mierda cuando no soy él único que mintió, así que estaré muchísimo mejor viviendo con Seokjin.

Jimin lo miraba negando con la cabeza, desesperado, porque el solo hecho de imaginarlo viviendo junto a él y a solas, lo llenaba de miedo. No aceptaría de ninguna manera que se fuera con Seokjin. No aceptaría que le hiciera lo mismo que a Jungkook.

Mientras que este no comprendía para nada su preocupación, pero que a la misma vez siguiese atacándolo, así que prefería marcharse de una vez. De todas maneras, había extrañado demasiado a su tío los años que estuvo lejos, y el volver a verlo, notar que la conexión no se fue, le daba ganas de poder vivir con él. Sabía que este, al contrario de su padre, era de mente abierta, así que si llegaba a decirle lo que había pasado, Seokjin lo seguiría aceptando. Hasta el pensar en vivir con él y solos llegaba a emocionarlo. Estaba seguro de que sería muy bien recibido, que tendría a un amigo, además de alguien que era como un tío.

—¡No te dejaré y es mi última palabra!

—¡Me importa un carajo! ¡Tú no eres mi padre, ni mi novio, ni siquiera mi amigo, Jimin! —refutó entre dientes—. Ya no somos nada. Para ti solo soy una basura que puedes tratar como quieras, pero ya se acabó. No lo permitiré. Me iré.

Jimin lo observaba dolido por sus palabras sintiendo sus ojos arder por las lágrimas, porque jamás se había atrevido a decir algo así de él. Nunca se lo había esperado de Jungsuk, ya que recordaba como siempre decía que admiraba su manera de ser, como siempre buscaba hacer sentir bien, pero ahora pensaba que lo veía como una basura a la que le gustaba maltratar.
A pesar de todo el dolor que sentía, estaba demasiado lejos de verlo así, pero es que no podía evitar molestarse al pensar que quería ir a la boca del lobo. Estaba desesperado y no pensaba con claridad al hablar, solo quería evitar que pudieran hacerle daño.

—No te vayas...

—¡Vete al carajo, Jimin! Nada de lo que digas lo impedirá —volteó para comenzar a caminar hacia la puerta.

Jimin lo miraba desesperado, sintiendo cómo sus latidos se aceleraban y el miedo al igual que la desesperación lo invadían.

—¡Tu tío es un maldito abusador, Jungsuk! —escupió sin poder evitarlo más, lo que hizo que se detuviera al instante y volteara a verlo.

—¿Qué carajos acabas de decir de él? —preguntó indignado, arrugando el rostro mientras este tragaba con dificultad.

—Sí te vas, también va a hacerte daño a ti —aseguró acercándose a paso lento—. No dejaré que lo haga, Jungsuk.

—¡¿Cómo puedes decir algo así de él?! —alzó la voz molesto—. ¡Ni siquiera lo conoces!

—Jungsuk...

—Has cruzado un maldito límite, Jimin —apuntó entre dientes—. ¡¿Qué está mal contigo?! ¡Solo déjame ir!

—¡Seokjin abusó de Jungkook! —confesó alterado, provocando que sintiera como si le cayera un balde de agua fría—. ¡¿Cómo podría mentir con algo así?!

—¿Qué? —preguntó en un murmuro casi inaudible, dejando caer su bolso en el suelo.

Jungsuk sentía cómo se debilitaba por completo, como si se le dificultara respirar, porque en los ojos de Jimin podía notar que estaba siendo sincero. Al sentir que se desvanecería en cualquier momento, se dirigió a paso lento hacia el sofá, tomando asiento bajo la atenta mirada del rubio.

Este mordía su labio inferior, sintiéndose fatal por estar confesando algo que debería ser la decisión de Jungkook, pero si con eso podría proteger a Jungsuk, lo haría sin dudar.

—¿Q-qué acabas de decir, Jimin?

—Escucha...

—Seokjin... Seokjin no sería capaz —murmuró negando con la cabeza repetidamente, mientras Jimin tomaba asiento en la pequeña mesa de al frente.

—Lo hizo, Jungsuk. Yo... Hace un tiempo sé sobre que Jungkook vivió algo así.

—¿Qué? ¿Cómo rayos lo sabes hace tiempo y yo no? —cuestionó con los ojos cristalinos—. ¡¿Por qué nunca me dijiste lo que le hizo ese maldito desgraciado?!

—Escúchame, no sabía de quién se trataba hasta hoy que te escuché hablar con Jonghyun —explicó rápidamente—. N-no quise preguntarle porque él jamás se atrevió a hablarme de eso, pero hoy... Hoy pude descubrirlo.

—¡¿Cómo puede ser él?! ¡Pudo ser alguien más! ¡Quizás...!

—¡No, Jungsuk! —lo interrumpió rápidamente—. Piénsalo, carajo. Ustedes mismos dijeron que Jungkook de un momento a otro ya no quería estar presente cuando estaba él, también hablaron de lo que le empezó a suceder.

—No...

—Si fui a hablar con él, es porque necesitaba confirmarlo.

—¿Y-y que...?

Jungsuk levantó la mirada conectándola con la de él, y cuando Jimin asintió, este no pudo soportarlo más. El pelinegro rompió en llanto cubriéndose el rostro, sintiendo cómo la rabia, el dolor y el rencor se volvían parte de él.
Y es que en ese momento, todo empezaba a cobrar sentido, por lo que se detestaba por jamás haberse dado cuenta, por haberse burlado de ciertas actitudes de su hermano de pequeños, por haber permitido tantas cosas.

—¡Carajo! —gritó golpeando sus piernas, pero Jimin se inclinó apoyando la mano en su hombro—. ¡Solo tenía trece años, Jimin! ¡Trece años!

—Lo sé...

—¡¿Cómo diablos pudo hacerle algo así?! —gritó enfurecido, levantándose—. ¡Jungkook lo amaba! ¡Todos lo hacíamos! ¡Se aprovechó de él! ¡Le arrebató su inocencia!

Jungsuk lloraba lleno de rabia, deseando poder volver el tiempo atrás para intentar impedirlo y, a la misma vez, queriendo descargar todo lo que sentía en aquel hombre que una vez adoró y admiró tanto. Jimin, al verlo caer de rodillas, se acercó rápidamente colocándose en cuclillas para abrazarlo por la espalda, escuchándolo sollozar desconsoladamente mientras se cubría el rostro que se contrajo de dolor.

Jimin sentía sus lágrimas brotar también, ya que le dolía demasiado por lo que estaban pasando, así que no quería imaginarse cómo podía sentirse él al enterarse luego de tantos años. Lo sentía temblar por su llanto, por lo que se aferró con más fuerza mientras Jungsuk apoyaba una de las manos en el suelo para mantenerse y la otra la llevaba al brazo de Jimin.

—Le jodió la vida —sollozó—. Le jodió la vida y Jungkook jamás habló. Jamás dijo nada —Jungsuk cubrió su rostro con la mano nuevamente, sintiendo cómo su estómago se revolvía de solo imaginarlo—. Nunca nos dimos cuenta. ¡¿Cómo?! ¡¿Cómo es posible?!

—Tenemos que ayudarlo...

—Maldito desgraciado —masculló apartando la mano de Jimin, para así levantarse.

—¡¿Qué haces?! ¡¿A dónde vas?! —preguntó asustado, volteando a ver cómo se dirigía a la puerta.

—¡Juro que va a arrepentirse de todo el daño que le hizo! ¡Lo juro! —advirtió antes de salir dando un portazo.

—¡Jungsuk! ¡Vuelve aquí, Jungsuk! —alzó la voz desesperado.

Este corrió hacia la puerta para salir al pasillo, observando cómo las puertas del elevador se cerraban. Jimin llevó las manos a su cabeza, tirando de su cabello, sintiéndose desesperado y con miedo.

Rápidamente buscó su celular para intentar llamarlo, pero una y otra vez le dio el buzón de voz. Ahora comenzaba a arrepentirse de haberle confesado la verdad porque no sabía de qué podría ser capaz Jungsuk.















(...)













Las horas habían comenzado a pasar, en las cuales Jimin siguió intentando llamar a Jungsuk, hasta que el buzón le daba al segundo de marcar su número, haciéndole saber que lo había apagado. Jimin lo esperó impaciente sentado en el sofá, creando miles de escenarios imaginarios en su cabeza, hasta que sus párpados empezaron a pesar.

Había caído en un profundo sueño por el agotamiento, pero despertó al rato al escuchar su celular sonar y vibrar en la pequeña mesa de al lado del sofá. Se refregó los ojos mientras soltaba un quejido al sentarse, hasta que se inclinó para tomar el celular.
Se le había dificultado por un momento ver la pantalla del celular por el brillo, pero cuando dejó de ser molesto, pudo ver con claridad el nombre "Jungsuk", lo que hizo que atendiera al instante.

—¡¿Jungsuk?! ¡¿Cómo estás?!

—J-Jimin...—al escuchar su voz algo aguda y temblorosa, sintió su estómago revolverse.

—¡¿Qué carajos sucede?! ¡Dime que estás bien! —exigió levantándose.

—C-Creo que he perdido la cabeza...

—¿Qué? ¡¿De qué hablas?! —preguntó alterado mientras sus latidos se aceleraban.

J-Jimin...creo que...creo que maté a Seokjin.

¡Hola!

¿Creen que Jungsuk realmente haya matado a Jin? ¿Se esperaban que hiciera algo así? ¿Hyesoo hizo bien en aceptar a Jonghyun? ¿Qué creen que pase con los trillizos?

Lamento que haya sido tan extenso, pensaba en cómo dividirlo, pero en en el grupo con algunas lectoras de esta historia, votaron la opción de que fuese extenso JAJSJS espero que igualmente hayan disfrutado de la lectura, si fue así, no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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