26; ENGAÑOS | PARTE 1

𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐉𝐄𝐎𝐍 

ENGAÑOS

El pelinegro había comenzado a desvestir a Jimin entre besos mientras se dirigían a la habitación de él, hasta que lo hizo recostarse en la cama. El rubio lo acercó más, quitándole el suéter para luego meter sus manos dentro de su camisa, acariciando su abdomen y sintiendo cómo se estremecía por su cálido tacto. Sin soportarlo más, comenzó a desprenderla entre besos, sintiendo cómo Jungsuk acariciaba la parte baja de su espalda.
Una vez que logró abrir la camisa, observó su torso desnudo, su pálida piel, sus abdominales que apenas lograban marcarse. Jungsuk se terminó de sacar la camisa, permitiendo que este se sorprendiese al ver el tatuaje de los tres cuervos en su brazo izquierdo. Rápidamente tomó su brazo, pasando las yemas de sus dedos sobre este, llamando la atención de Jungsuk.

—No sabía que tienes uno.

—Lo comparto con mis hermanos —comentó con su respiración pesada. Jimin bajó sus caricias hasta llegar a su antebrazo donde pudo notar las cicatrices, lo que hizo que este rápidamente apartara su brazo, sintiendo su rostro arder de vergüenza.

—Jungsuk...

—No digas nada, por favor —pidió por lo bajo.

—Hey, mírame —ordenó con suavidad, tomándolo de la barbilla para hacer que lo mirara—. Cada vez que sientas ganas de algo así... Solo háblame.

—Jimin...

—Estoy contigo, bonito —murmuró volviendo a juntar sus labios—. Déjame entrar —pidió entre besos.

Jungsuk supo rápidamente a lo que se refería, por lo que hizo un sonido con la garganta haciéndole saber que lo haría, que aceptaría que entrara a su vida, tanto como a su corazón. En ese momento, Jungsuk lo tomó de la nuca profundizando el beso, sintiendo el contacto de su lengua mientras este pasaba las manos por su abdomen bajando hasta el cinturón de sus pantalones. Una vez que logró desprenderlo, Jungsuk se lo quitó tirándolo en alguna parte de la habitación, para luego volver a juntar sus labios. El beso era intenso, demostrando cuánto se necesitaban mientras las caricias se volvían cada vez más obscenas.

Jimin jugaba con el elástico de sus bóxers, hasta que decidió bajarlo y la erección de Jungsuk golpeó su abdomen. No lo dudó ni un segundo, tomando su miembro con una mano para empezar a bombearlo, escuchándolo gruñir hasta que mordió su labio inferior.

—Ven —ordenó el rubio, tomándolo de la mano para levantarlo de la cama.

—¿Q-qué haces? —preguntó confundido, pero al verlo colocarse de rodillas frente a él, abrió los ojos a la par por la sorpresa—. N-no es necesario...

—Déjame probarte, Jungsuk —pidió tomando su miembro con una de las manos—. Quiero complacerte.

—J-Jimin...—quiso hablar, pero terminó gimiendo al sentir la humedad de la lengua del rubio.

Pasaba la lengua por su glande, provocando que cerrara los ojos a la vez que inclinaba la cabeza hacia atrás. Jungsuk sentía que estaba torturándolo porque quería lo metiese de una vez en su boca, por lo que bajó la cabeza para mirarlo, observando cómo este sonrió triunfante.

—Quiero que me mires —confesó sorprendiéndolo.

Este no supo qué decir, simplemente, observó cómo lo metía en su boca delineando con su lengua el glande, haciendo círculos hasta que decidió introducirlo más. Hacía un sube y baja lento, ya que no entraba por completo, por lo que con una mano sostenía la base masturbándolo.
Podía escuchar a Jungsuk gruñir, por lo que con su otra mano masajeaba sus testículos, estirándolos un poco. En ese momento, sintió cómo este llevaba una de sus manos a su cabello, comenzando a guiar sus movimientos.

—Diablos... Estás volviéndome loco —confesó jadeante—, ¿lo sabes, Jimin?

No era capaz de contestar, hasta por momentos sentía ahogarse y le daban arcadas por la manera en la que Jungsuk estaba follando su boca con los movimientos de su cadera, siendo cegado por la lujuria.

El pelinegro mordía su labio inferior tratando de callarse, sintiéndose temblar por las sensaciones que lo recorrían, pero estaba fascinado al ver a Jimin con sus ojos cristalinos y la abundante saliva en la comisuras de sus labios que caía por su barbilla. Lo sacó por un momento de su boca, siguiendo con los movimientos de su mano, mientras tosía al casi haberse ahogado por haber sentido su duro miembro venoso rozando su paladar hasta la insistencia, su glande yendo y viniendo tocando su faringe sin parar.

Sus esponjosos y húmedos labios se pegaron a su glande nuevamente, introduciéndolo cada vez más, siguiendo con los movimientos de su mano. Lamía, chupaba, movía constantemente su cabeza en un vaivén desenfrenado como si quisiera hacerlo perder la cabeza.
Jungsuk gimió con fuerza al sentir cómo sus sentidos se dispersaban, estaba seguro de que si seguía así, acabaría corriéndose, por lo que bajó la mano a su barbilla húmeda por la saliva, para así hacer que se levantara y juntar sus labios en un húmedo beso.

Jungsuk llevó las manos a sus bóxers, bajándolo, liberando así su erección, la cual empezó a acariciar como había hecho anteriormente Jimin. Pero al contrario de él, lo llevó a la cama sin romper beso, hasta que el rubio se inclinó a la mesita de noche para abrir el cajón. Al ver cómo sacaba el lubricante como una caja de condones, sintió cómo los nervios se apoderaban de él porque jamás había hecho algo así, pero tampoco quería dar marcha atrás.

—Si no quieres...—habló al notar cómo se tensó.

—No. Claro que quiero —aclaró rápidamente, acariciando su mejilla—. Muero por estar dentro de ti y escucharte —confesó juntando sus labios—. Lo necesito.

Jimin sonrió entregándole el condón y el lubricante, por lo que este abrió un paquete para colocárselo, sintiendo cómo el rubio lo saboreaba con la mirada, lo cual lo hizo reír por un momento. Eso le había ayudado a que los nervios disminuyeran, lo que él notó y sonrió.

Una vez listo con sus dedos con lubricante, Jimin se colocó en medio de la cama, apoyando sus rodillas y manos sobre el colchón. Jungsuk no podía evitar admirar aquella vista de su gran trasero mientras humedecía sus labios, sorprendiendo por completo a Jimin cuando introdujo su lengua recorriendo sus paredes sin cuidado alguno.
Escuchó un gran jadeo por parte del rubio, tomándolo de las caderas para separar sus nalgas.

Uno de sus dedos se introdujo en su interior de una manera más sencilla de la que esperaba. No estaba tan apretado, por lo que no pasó mucho tiempo cuando decidió introducir un segundo dedo, escuchándolo gemir.

—¿Se siente bien? —preguntó algo inseguro, por más que lo escuchaba disfrutar de la sensación.

—S-sí.

Seguía con sus movimientos circulares, sintiendo cómo aumentaba la relajación en la zona, por lo que decidió introducir un tercer dedo. Jimin ahogó un gemido, por lo que Jungsuk volvió a retomar los movimientos, mordiendo su labio inferior al desear ya poder estar dentro de él, pero seguía con los dedos ya que no quería lastimarlo.

—¿J-Jungsuk...? —habló jadeante luego un tiempo.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado.

—Te necesito —confesó sorprendiéndolo—. Hazlo. Estoy listo.

Este no dudó en obedecer, tomando nuevamente el lubricante ya que temía más que nada lastimarlo, por lo que le colocó nuevamente lubricante sobre la zona a Jimin. Este volteó para así poder verlo, y el pelinegro se inclinó hacia adelante juntando sus labios.
Con su mano libre tomó su miembro guiándolo a la entrada del joven y así comenzar a introducirse. Sentía cómo entraba con algo de dificultad, cómo su miembro era apretado, por lo que un gruñido escapó de sus labios mientras que Jimin gemía enterrando sus dedos en los brazos de Jungsuk.

—¿E-estás bien? ¿Te lastimé? —preguntó rápidamente preocupado.

—Estoy bien —respondió intentando recuperar el aliento y sonrió de manera tranquilizadora—. Se siente bien.

Jungsuk se sintió aliviado de escucharlo, juntando sus labios en un pequeño beso, hasta que comenzó a moverse de manera lenta, sintiendo cómo le fascinaba la sensación del límite de adentro hacia afuera cada vez que se movía. Jimin comenzó a gemir al sentir cómo se acostumbraba cada vez más a él y a su tamaño.

—Más... Más duro —pidió con los ojos cerrados y mordió su labio inferior. Aquella imagen hizo que Jungsuk jadeara aumentando las embestidas, hasta llegar a la intensidad que Jimin estaba ansiando.

—Me fascinas, Jimin —confesó en un murmuro, observando cómo sus labios estaban entreabiertos y jadeaba.

Para su sorpresa, las musculosas piernas de él lo abrazaron, apegándolo aun más, por lo que mordió su labio inferior bajando la mano contraria a la que soportaba el peso de su cuerpo, al miembro de Jimin. Este gimió, pero Jungsuk lo calló juntando sus labios, disfrutando de la sensación mientras aumentaba aún más sus embestidas.

Al romper el beso volvió a observar al rubio, sintiéndose fascinado por él, por su sensación de calidez, por cómo parecía disfrutar de lo que le causaba.
Y es que Jimin sentía cómo el largo y grueso miembro de Jungsuk, golpeaba hasta el fondo, provocando que sus gemidos se volvieran más altos. En ese preciso momento no le importaba que sus vecinos pudieran escucharlo, porque la textura de él dentro suyo tocando sus paredes mientras acariciaba su miembro, estaba llevándolo al límite.

Jungsuk estaba haciéndole sentir que su sexo era de las mejores cosas que le había pasado. Nunca se le hubiese pasado por la cabeza que se sentiría tan lleno de placer, y mucho menos que la persona que estuviese provocando eso, fuese uno de los trillizos Jeon.

El trillizo que todos veían cómo un retraído con problemas de identidad.

Jungsuk sentía que luego de haberle visto darle una mamada, observando cómo se comía su miembro duro y venoso, y por cómo ahora lo observaba juntando sus cejas, sin poder mantener su boca cerrada por los gritos de placer, estaba a punto de correrse. Sentía cómo las ansias lo invadían, al igual que aquel tirón en su entrepierna se lo estaba diciendo y el ver la cara de aquel rubio.

Estaba seguro de que no podía soportarlo más, pero sintió cómo su mano y abdomen se manchaban mientras Jimin soltaba un grito ahogado, inclinando su cabeza hacia atrás a la vez que enterraba sus dedos en los brazos de él. Ver cómo se retorcía y temblaba mientras seguía embistiéndole, provocó que sonriese.

Tan solo bastaron de un par de embestidas para que Jungsuk llenara aquel condón, gimiendo por lo alto, cerrando los ojos con fuerza.

—Mierda...—murmuró Jimin sin apartar la mirada de la expresión de Jungsuk al haber alcanzado el orgasmo—. El que está volviéndome loco eres tú, Jungsuk.

El pelinegro no estaba como para pensar en lo que acababa de decirle, solo apoyó la cabeza en su hombro por un momento, intentando recuperar el aliento.
Al cabo de unos segundos, levantó su cabeza tomando una bocanada de aire, para luego soltar una risotada que desconcertó al rubio.

—¿Qué? ¿De qué te ríes? —inquirió arrugando su frente.

—De cuánto tiempo tardé en darme cuenta qué era lo que realmente quería —contestó dejando un beso sobre sus labios.

El rubio sintió su corazón agitarse al escucharlo, pero decidió no concentrarse en eso ni tampoco ilusionarse demasiado porque todavía temía volver a terminar con el corazón roto. Jungsuk se salió de su interior quitándose el condón, para así dirigirse hacia el baño, sintiendo la intensa mirada de Jimin.

—También tienes un gran trasero, Jungsuk —comentó mientras este entraba al baño riendo, pero sabía perfectamente que provocó su sonrojo.

Al cabo de unos segundos, Jungsuk volvió a la cama sintiendo cómo Jimin se acurrucaba a su lado, por lo que no dudó en abrazarlo. A pesar de no verlo, sabía con facilidad que se encontraba sonriendo, por lo que pasó el brazo por su abdomen para abrazarlo.

—¿Te quedarás otro rato? —preguntó algo tímido y con temor, Jimin.

—Si quieres puedo pasar la noche contigo —respondió por lo bajo, sorprendiéndolo.

—¿Hablas en serio?

—Demasiado. Ahora mismo no quiero separarme de ti —confesó dejando un beso en su cabeza.

—Yo tampoco quiero que lo hagas —murmuró aferrándose a él—. No tienes idea de cuánto deseé este momento.

—Pues, tenemos que disfrutarlo —lo tomó de la barbilla para conectar sus miradas—. Ahora eres mío, Jimin.

—Y tú mío.

Jungsuk sonrió para luego juntar sus labios en un beso suave y lento que debilitó por completo al rubio. El trillizo rompió el beso volviendo a abrazarlo, sintiendo cómo el más bajo apoyaba la cabeza en su pecho. Dejó otro beso en su cabeza, estrechándolo entre sus brazos mientras sentía su estómago revolverse al pensar en todo lo que sucedió aquel día.

La confusión, el miedo y la impotencia lo envolvían, pero aún así, cerró los ojos con fuerza intentando no pensar en absolutamente más nada. Solo quería abrazar a Jimin, sentir la calidez de su cuerpo desnudo e intentar dormir para que desapareciera todo lo que llegaba a perturbarlo.












(...)














El pelilargo salió del baño dirigiéndose hacia la habitación de Hyesoo, para así entrar. Al verla aún recostada en su cama, con sus manos colocadas entre sus muslos y su mirada perdida, no pudo evitar volver a preguntarse qué era lo que sucedía. Pues, si bien sabía que lo de su padre estaba afectándole de gran manera, pero sentía que había algo más.

El día anterior jamás llegó a su casa como habían acordado, ya que iba a contarle lo que habló con su padre y, además, quedaron en que dormiría allí. Por más que intentaba convencerse de que era por la situación de su padre, su cabeza no dejaba de gritarle que algo más estaba sucediéndole.
Había intentado hablar, intentaba llegar a ella de alguna manera porque le preocupaba, pero lo sentía tan imposible. En esos momentos no podía evitar preguntarse si estaba haciendo bien en tener lo que sea que intentaban, porque si bien, ninguno decía ser el novio del otro, pero sabía perfectamente que estaban básicamente empezando una relación. Eso llegaba a asustarlo por momentos, ya que faltaba poco tiempo para que se cumpliera un año de lo sucedido con Haesun.

Dos semanas para diciembre.

Y había creído que jamás volvería a estar con otra mujer, que nunca ninguna otra le provocaría lo que ella, pero ahora se encontraba con Hyesoo, que por más que lo había intentado, no lograba sacarla de su cabeza.
No sabía qué había hecho en él para que terminara decidiendo dejar aquellos miedos de lado, pero ahora quería intentar amarla. No de la manera que había amado a Haesun, sino que esta vez quería hacerlo bien.

Quería tener con Hwang Hyesoo, la relación que nunca pudo con Jang Haesun.

Pero su miedo estaba ahí.

No quería volver a equivocarse.

No quería volver a hacer algo así, pero tampoco era capaz de alejarse de Hyesoo para cuidarla de él mismo. Solo le quedaba rogar jamás en su vida volver a cometer un error tan grande, así que necesitaba que pudieran quererse bien, aunque confiaba en que la terapia con Namjoon estuviese ayudándole de alguna manera.

Necesitaba tener el control de sí mismo.

Volvió su mirada a la castaña y decidió recostarse a su lado, observándola con una media sonrisa, llamando su atención. 

—Hey, ¿en qué piensas? —preguntó con suavidad, apartando un mechón de cabello de su rostro para llevarlo detrás de su oreja.

—En mi padre.

—Lamento no haber podido convencer a mi padre ayer. Está negado a escuchar por Jungkook —explicó frustrado sin notar cómo ella se tensó al escuchar su nombre—. Si tan solo volviera a hacer oídos sordos con él, pero ahora que ha cambiado...

—¿Cambiado? —frunció el ceño.

—Sí, ahora es un nuevo Jeon Jungkook —soltó una risa cínica—. Ya no sale de fiestas, ya no mete a mujeres para follárselas, estudia y se lleva bien con nuestro padre, ¿puedes creerlo?

—No.

—¡Exacto! No sé cómo rayos descubrir qué es lo que quiere —murmuró con la mirada perdida—. Dudo que sea la atención de nuestro padre. Siento que hay algo más.

—Jungkook odiaba que tuvieras toda su atención —comentó por lo bajo.

—Lo sé. Siempre odió que Jungsuk o yo pudiéramos tenerla —chasqueó la lengua—. Quizás se había acostumbrado a tenerla él desde pequeño.

—¿Estás seguro de que cambió por el divorcio?

—No lo sé —suspiró—. Solo quiero que sepas que voy a intentar hablar con él, pero cuando ese idiota no esté presente. Buscaré la manera de que me escuche y escuche también a tu padre —aseguró acariciando su mejilla—. Voy a ayudarlos como prometí, ¿está bien?

Hyesoo notaba en su mirada cómo este tenía la ilusión de poder lograrlo, cómo intentaba que confiara en sus palabras para que se relajara un poco, lo que provocó que sintiese su corazón encogerse. No era capaz de seguir observándolo cuando recordaba las palabras de Jungkook, cómo la había acorralado la noche anterior.
Rápidamente se aferró a él, sintiendo cómo su pecho vibraba al soltar una risotada por la sorpresa y ternura que le provocaba, aunque no sabía la razón de porqué ella hizo eso.

—Confía en mí —pidió con suavidad, dejando un beso en su cabeza.

La envolvió en sus brazos, estrechándola con algo de fuerza por un momento, lo que hizo que ella cerrara los ojos disfrutando de la sensación de calidez que la invadía.
Jamás podría haberse imaginado que aquel prepotente que había conocido, el cual no era capaz ni de sonreírle de verdad alguna vez, ahora estuviese abrazándole, dándole calidez a su corazón y calmando su cabeza por un momento.

Ahora pensaba en que eso debía acabar, porque tendría que aceptar la condición de Jungkook, si es que quería que su padre pudiese recuperar su vida.

Los minutos fueron pasando mientras ella seguía disfrutando las sensaciones que le provocaba con tan solo un abrazo, algo que siempre había deseado poder sentir de Jungkook, pero él nunca la había dejado entrar a su vida.
Jeon Jonghyun podía ser la persona que ella siempre había deseado que fuese Jeon Jungkook, pero por su culpa, eso no podría comprobarlo.

Ella levantó la cabeza para poder observarlo, notando cómo él sonreía a la vez que llevaba su mano a su barbilla.

—¿Qué estás haciéndome, Hwang Hyesoo? —preguntó por lo bajo, observando con detenimiento cada centímetro de su rostro.

—¿A qué te refieres? —lo miró confundida.

—Eres como un rayo de luz que logró alcanzar mi oscuridad —musito tímido, provocando que ella no pudiese evitar reír.

—¿Existe un lado romántico en ti, Jonghyun?

—Ya, no te burles. Estoy hablando en serio aunque no lo creas —desvió la mirada sintiendo su rostro arder, por lo que ella le robó un beso.

—Me gusta.

Jonghyun sonrió negando con la cabeza, ya que sabía que aún se le dificultaba tomárselo en serio, por lo que decidió no seguir abriendo su corazón en ese momento. Además, sabía que no estaba bien como para escuchar aquellas confesiones y lo que quería junto a ella, así que se sentó sacando su celular del bolsillo de la chaqueta para observar la hora.

Sabía que su padre debía estar en la junta de la que le había hablado, así que tendría que esperar hasta tarde para intentar hablar nuevamente. Al recordar la noche anterior, lo llevaba a pensar en la pelinegra.
En aquella joven que él seguía creyendo que era novia de Jungsuk. Eso lo llevaba a querer recordar el pasado. Un pasado que intentaba ocultar y olvidar por completo.

—Hey, ¿qué sucede? —preguntó acercándose a él, llevando la mano a su brazo para llamar así su atención.

—Nada.

—Vamos, dime.

—No sé si debería hablar esto contigo ahora que nosotros...—rascó su nuca con nerviosismo, sin notar cómo Hyesoo se tensaba—, ya sabes.

—No pasa nada. Dime —exigió, ya que su curiosidad era demasiada, además de que el hecho de que considerara que estaban juntos hacía que sintiera su estómago revolverse al recordar a Jungkook.

—Conocí a alguien...

—¿Qué?

Si bien sabía perfectamente que lo que pudiesen tener ya no era posible, pero saber que aunque este consideraba que estaban juntos, pudo conocer a alguien más, le causaba cierta molestia.

—No. No de la manera que estás pensando —aclaró rápidamente tomando su mano—. Déjame explicarme bien —pidió mientras ella seguía mirándolo indignada—. Escucha, conocí a la novia de Jungsuk.

—¿Aeri? —preguntó confundida.

—¿La conoces?

—Claro que sí, pero Aeri y Jungsuk ya no son novios.

—¿Cómo que no? Anoche la conocí cuando estaba esperándote —explicó desconcertado—. Ella fue a su habitación a esperarlo.

—Pero él anoche...

—¿Anoche Jungsuk, qué? —preguntó confundido al notar cómo ella se calló como si casi hubiese soltado algo que no debería.

—Nada.

—¿Qué estás ocultándome, Hyesoo? —interrogó alzando una ceja.

—Nada, en verdad.

—No me mientas. Odio que lo hagan y sé que estás haciéndolo —acusó con el semblante serio—. Habla.

—Solo... Solo que Jungsuk pasó la noche en casa de mi amigo.

—¿Qué amigo?

—Tu compañero. Jimin.

—Eso es imposible. Aeri estuvo en casa y en su habitación esperándolo.

—Quizás me confundí —nerviosa se encogió de hombros, rascando su nuca.

—No. Tú has dicho que ellos no están juntos y que Jungsuk jamás llegó, ¿qué rayos estás intentando ocultar? —preguntó alterándose—. Si ellos han terminado, entonces, ¿qué hacía Aeri en mi casa? —frunció el ceño—. ¿Qué carajos está pasando que yo no sé?

—Jonghyun, relájate...—pidió intentando tomar su brazo, pero este apartó su mano levantándose.

—¿Qué sabes tú que yo no sé? Y no te atrevas a mentirme —advirtió mirándola amenazante—. Quiero la verdad.

—N-no puedo. En verdad, no puedo...

—¡Dime, Hyesoo! —exigió volviendo a sentarse frente a ella—. Necesito saber qué rayos sucede.

—¡Es que no se trata de mí!

—¡Pero se trata de mi hermano! —recalcó tomándola de los hombros—. ¡¿Qué diablos oculta?!

—¡Jimin y Jungsuk están juntos! —confesó dándose por vencida—. ¡¿Contento?!

Jonghyun la observaba atónito mientras ella cubría su rostro sintiendo ganas de romper en llanto por haberle fallado a su mejor amigo. Pues, Jimin se lo había contado por la mañana y le pidió que no se lo contase a absolutamente nadie porque Jungsuk se lo había pedido, ya que le había dejado en claro que nadie de su familia lo aceptaría.

Ahora el darse cuenta de que solo había tardado horas en confesárselo a Jonghyun, causaba que se detestara de gran manera.

—¿J-Juntos? ¿Juntos cómo qué? ¿A-amigos? ¿O...?

—Como nosotros, Jonghyun. Juntos como... Novios —respondió detestándose aun más, pero es que sintió que era imposible dar marcha atrás cuando ya se lo dio a entender.

—No —soltó una risa histérica, levantándose a la vez que se masajeaba la frente—. No. Jungsuk no podría estar con un chico.

—No hagas esto. Es normal...

—¡No! ¡No lo es porque él siempre lo negó! —exclamó alterado, volteando a verla—. Yo... Yo tengo mis sospechas —cerró los ojos cubriéndose el rostro, como si estuviera perdiéndose en sus recuerdos —. ¡Si ahora a él le gustaran los hombres, no tendría nada de sentido lo que yo pensaba! ¡No tendría sentido mi rencor!

—Quizás lo reprimió, o quizás, ahora descubrió que le gustan también los hombres —opinó levantándose para tomarlo de los hombros, sintiendo lo tenso que estaba—. No es nada malo...

—¡No lo entiendes, carajo!

—No me digas que tú tampoco lo aceptarías...

—¡Carajo! ¡Me importa una mierda quién le guste, Hyesoo! —aclaró frustrado—. Lo que no entiendo es... No puedo. No tiene sentido.

Jonghyun tomó asiento en la cama nuevamente, llevando las manos a su cabeza, sintiéndose frustrado sin lograr entender nada. Hyesoo al verlo de esa manera, a pesar de no lograr comprenderle, se sentó detrás de él intentando envolverlo con sus brazos.

—Simplemente, no digas que te lo conté —pidió por lo bajo—. Es un secreto que se supone que debía guardar.

Jonghyun colocó la mano sobre la suya que estaba en su brazo, dándole un pequeño apretón, para luego acariciar el dorso con el pulgar. Eso le hizo saber que guardaría aquel secreto, por lo que pudo relajarse un poco aunque no paraba de pensar en qué estaba pasando por la cabeza de él.

—¿Quieres hablar? —preguntó apoyando su mejilla en la espalda de él.

—Solo abrázame un momento, por favor —pidió por lo bajo, por lo que ella lo abrazaba con más fuerza, haciéndole medio sonreír por un momento—. Gracias, Hyesoo.














(...)













Una sonrisa de satisfacción se dibujó en el rostro de Jungkook al llegar al motel Roadhouse, mientras se dirigía a la habitación. No podía evitar recordar aquel mensaje, el hecho de pensar que había triunfado ya provocaba que se sintiese excitado.
Al abrir la puerta y entrar, la vio sentada en la cama, por lo que mordió su labio inferior, cerrando la puerta tras su espalda y notando cómo ella se tensaba.

—¿Ansiosa? —preguntó quitándose la chaqueta para dejarla en el sofá.

Hyesoo observó la camiseta blanca lisa que llevaba, como también el jean con cinturón que dejaba notar sus gruesos y musculosos muslos. Este llevaba su cabello corto echado hacia atrás, lo que para ella le daba un aspecto más intimidante.

—¿Hoy no piensas hablar? —alzó una ceja, pero la fémina no respondió—. No te preocupes. No será necesario. Solo gritarás como siempre lo has hecho.

Al recordarlo sintió cómo su estómago se revolvía, aun más cuando este comenzó a caminar hacia ella, llevando la mano a su barbilla para conectar sus miradas.

—Ponte cómo me gusta, ¿sí?

Hyesoo se sentía temblar, pero recordaba que lo mejor que podía hacer era obedecer, así que se colocó apoyando las rodillas y las manos sobre el colchón, pero él volvió a hablar.

—Oh, olvidé decir que sin ropa.

Hyesoo cerró los ojos con fuerza, tragando con dificultad al sentir cómo su dignidad se esfumaba al tener que empezar a quitarse la ropa. No podía creerse para nada lo que estaba haciendo para que Jungkook no arruinara la vida de su padre.

La ropa caía a los lados de su cama mientras sentía cómo las lágrimas brotaban y un sonido involuntario escapó de su garganta al quitarse el sostén para tirarlo a un lado.
Jungkook no tuvo la necesidad de hablar cuando se colocó de rodillas, apoyando las manos sobre el colchón. Escuchaba los pasos lentos de él, su respiración pesada y sentía su intensa mirada en su cuerpo desnudo.

—No tienes que llorar. Sabes que lo deseas tanto como yo —murmuró pasando las yemas de sus dedos por una de sus nalgas—. Además, si no querías saber nada más de mí, entonces, ¿por qué la venganza?

—P-por favor...

—Me gusta más cuando no hablas.

Sin esperárselo, Hyesoo soltó un chillido al sentir un azote en su trasero y cómo el ardor la invadía en esa zona. Jungkook no pudo evitar soltar una ligera risa al escucharla hacer aquel sonido por el dolor.

—Dime, ¿no te gusta? —preguntó Jungkook antes de darle otro azote que sonó más intenso que el anterior, por lo que Hyesoo soltó un grito ahogado y tuvo que morder su labio inferior con fuerza, apoyando parte de su rostro en la almohada—. Yo creo que es un buen castigo. Estoy disfrutándolo.

Jungkook le dio otro azote que provocó que se aferrara a la manta, y sintiese un sabor metálico por haber mordido su labio inferior con demasiada fuerza. Sabía que en ese momento sus nalgas debían estar enrojecidas, pero él estaba disfrutándolo, tanto así, que sintió otro azote que le hizo soltar un leve quejido esta vez, ya que estaba acostumbrándose.

—¿No me dirás que te gusta? —acarició la zona afectada, pero volvió a darle un azote que la hizo gemir y cerrar los ojos con fuerza—. Habla.

Hyesoo podía decir lo que estaba sintiendo, pero a propósito decidió seguir callándose, lo que hizo que Jungkook gruñera. Rápidamente le dio un azote en cada nalga, lo que hizo que el cuerpo de ella se moviese inconscientemente con cada contacto.
Podría negarse y correr a decirle a Jonghyun, porque, quizás, sí él sabía la verdad podría ayudarla, pero al contrario, estaba dejándose llevar.
Estaba quejándose, pero dentro suyo el calor comenzaba a aparecer, porque al tratarse de Jungkook, era algo inevitable.

—¿Te parece suficiente, Hyesoo? —preguntó acariciando las zonas afectadas, sintiendo su piel arder.

Hyesoo tenía su rostro enterrado en las
almohada, sintiendo ardor como a la vez un gran calor. Estaba hecha un lío de emociones confusas y sensaciones. Podía escuchar cómo Jungkook parecía estar quitándose la ropa, pero aún no se sentía capaz de levantarse, hasta que lo escuchó hablar al cabo de unos segundos.

—Ven —ordenó alzando una ceja.

Hyesoo se levantó temblorosa sintiendo su trasero arder, confundida al ver a Jungkook en la orilla de la cama, llevando solamente un bóxers negros.

—¿Q-qué...?

—Quiero consentirte para que veas que no soy tan malo como crees —sonrió.

La tomó de los muslos acercándola a la orilla de la cama, mientras se colocaba de rodillas y ella levantaba la cabeza, mirándolo desconcertada.
Jungkook comenzó a repartir besos en sus muslos, la castaña sintiendo estremecerse por lo húmedos y cómo su tibia respiración chocaba contra su piel.

Cuando menos se lo esperó, Jungkook llegó a dónde tanto había comenzado a necesitar cuando estaba azotándola. Por más que quería seguir fingiendo que no estaba deseándolo, por inercia comenzó a mover sus caderas de arriba abajo con anticipación. Eso provocó que Jungkook sonriese satisfecho, manteniendo los ojos fijos en los almendrados de la fémina, que no podía mantener la boca cerrada y juntaba sus cejas.

Pasó la lengua por sus pliegues, dando un lengüetazo que provocó que Hyesoo se sintiese temblar y lloriqueando se aferrara a las sábanas.

—Y pensar que entraste llorando porque no querías —habló sobre su feminidad—. Ahora lloras de placer.

—Jungkook...—jadeó cerrando los ojos con fuerza.

—Jonghyun jamás podrá provocarte lo que yo —aseguró con voz profunda—. Y lo sabes, amor.

Con los dedos separó sus pliegues centrando la lengua en su clítoris para moverla de arriba abajo, como también, en otros momentos, en círculos.
Jungkook lo hacía con tanta maestría que Hyesoo recordaba porqué siempre terminaba cediendo ante él, porque jamás podía negarse a que follaran.
La tenía tomando las sábanas con fuerza, mientras gemía por lo alto de placer, por lo que él tenía que tomar sus muslos con fuerza para que no los juntara. Jungkook sentía cómo sus líquidos empezaban a empapar su barbilla, por lo que dos de sus dedos se deslizaron con gran facilidad por su entrada.

Mantenía los movimientos de la lengua en su clítoris, escuchando la respiración pesada de la fémina, como también sus gemidos, sintiendo cómo ella llevaba la mano a su cabeza para acercarlo más a su feminidad.
Jungkook sonrió por un momento, decidiendo introducir un tercer dedo, sintiendo cómo ella empuñaba su cabello.

—¡S-sí! ¡Justo ahí, Jungkook!

Tiraba de su cabello con fuerza, lo cual al contrario de molestarlo, llegaba a excitarlo más al punto de sentir cómo su erección empezaba a doler.
Hyesoo se sentía cada vez más cerca del orgasmo, por lo que aumentó el movimiento de sus caderas, pero cuando creía que llegaría a tocar el cielo, Jungkook se separó de ella provocando que lloriqueara.

Quiso reprocharle por eso, pero él se bajó los bóxers liberando su erección, notando cómo las venas se marcaban en su longitud y su punta estaba brillosa por el líquido pre-seminal, lo que hizo que ella tragase con dificultad. No podía mentir, deseaba volver a tenerlo dentro de ella, deseaba que volviese a follarla con rudeza.
Jungkook se dirigió a la mesa de noche que estaba a un lado de la cama, para así tomar el condón. Observó cómo por la desesperación rompió el paquete con los dientes, tomando el miembro con una de sus manos, permitiéndole ver cómo repartía el pre-semen de la punta hasta la base.

Hyesoo jadeó observándolo sintiendo cómo se humedecía aún más mientras él empezaba a colocarse el condón, para luego acercarse a ella. Jungkook tomó su miembro, pasándolo sobre su feminidad para provocarla.

—¿Qué quieres, Hyesoo? —preguntó observándola con lujuria.

Mmm... Quiero sentirte —jadeó observando cómo seguía pasándolo por su húmeda feminidad—. Quiero que me llenes, Jungkook.

—Te voy a follar tan bien que ya no serás capaz de intentar volver a reemplazarme con mi hermano —aseguró colocándose sobre ella que extendió sus piernas, esperándolo ansiosa.

Jungkook volvió a dirigir su miembro a su entrada, deslizándose con gran facilidad, pero Hyesoo gimió por lo alto al sentir cómo su interior se abría a su alrededor. Este llevó las manos a sus muslos, apretando el agarre cada vez que sentía cómo se abría a su alrededor, hasta que entró por completo, por lo que soltó una respiración profunda.

Comenzó a moverse dentro y fuera, sin poder apartar la vista de su miembro, el cual quitó por un momento restregándolo sobre su clítoris, escuchándola lloriquear. Pero de repente, volvió a introducirse con dureza en una sola estocada, arrebatándole el oxígeno por un instante.

Por un momento, simplemente, se encargó de llegar profundo a la vez que con una de sus manos comenzaba a masajear sus pequeños, pero firmes senos. Ella se aferraba a su espalda, enterrando sus uñas, escuchándolo murmurar maldiciones.

Hyesoo llevó la mano al rostro de él, observando cómo cerraba los ojos juntando las cejas mientras gemía y, sin poder soportarlo más, juntó sus labios.
Jungkook no dudó en corresponderle, ejerciendo presión con sus labios a la vez que le pedía acceso, por lo que ella abrió la boca permitiéndole que metiese su lengua, escuchándole gruñir como si lo hubiese deseado por mucho tiempo.

La embestía con dureza, por lo que podía escucharse el choque de sus testículos contra su trasero, lo que hizo que ella rompiera el beso echando su cabeza hacia atrás, gimiendo por lo alto su nombre.
Hyesoo no pudo seguir conteniéndose por el placer que le provocaba, por lo que terminó alcanzando el orgasmo a la vez que gritaba su nombre y su cuerpo se llenaba de espasmos. Mientras que él aumentaba el ritmo sabiendo que estaba cada vez más cerca, hasta que sintió cómo el interior de ella apretaba su miembro. Sin más, se corrió en el condón llenándolo a la vez que soltaba una maldición por lo alto.

Jungkook se salió de su interior y la sorprendió al juntar sus labios mientras mantenía su peso con uno de sus brazos. Un cosquilleo se hizo presente en su estómago al sentir por primera vez que estaba besándola de manera lenta, como si estuviese dedicándose a disfrutar cada una de las sensaciones. Llevó la mano a su nuca, empuñando su cabello mientras él deslizaba su lengua sobre la suya, acariciando su cintura desnuda.

Jungkook rompió el beso, mordiendo levemente su labio inferior lo que la hizo jadear. Rozaba sus húmedos labios, mientras sus alientos se mezclaban y Hyesoo no podía evitar pensar en qué estaba haciendo. No podía creerse para nada el comportamiento del pelinegro, menos cuando ambos abrieron los ojos, ella llevando la mano a su mejilla, perdiéndose en sus orbes oscuros.
Estaba completamente hechizada por él, intentando descifrar su manera de mirarla y Jungkook sentía cómo sus latidos se aceleraban ante los pensamientos que lo invadían.

—¿Qué estás haciéndome? —preguntó por lo bajo, Jungkook.

La fémina sentía cómo su corazón se agitaba al pensar en lo que podía significar aquella pregunta. Quizás, había posibilidades de que sí fuese correspondida, lo que hacía que ya no sintiese ganas de arrancarse aquellos sentimientos.
Una sonrisa se dibujó en sus labios y cerró nuevamente los ojos, rozando sus narices, sintiendo cómo sus respiraciones se mezclaban, pero él tomó su muñeca. El miedo se volvió parte de Jungkook, por lo que se levantó, quitándose rápidamente el condón para comenzar a buscar su ropa mientras ella intentaba aún procesar lo sucedido.

—¡¿Qué haces?!

—¿No es obvio?

—¡¿Qué rayos sucede contigo?! —preguntó molesta, cubriéndose el cuerpo con la sábana—. ¡Actúas de una forma y al segundo de otra! ¡Me confundes!

—¡Déjalo! ¡De todos modos no importa, porque estás con mi hermano! —escupió molesto, colocándose los pantalones.

—¡Pero tienes que abrirte en algún momento!

—¡¿Qué carajos quieres?! —examinó enfurecido, acercándose rápidamente para tomarla del brazo, provocando que ella jadeara por la sorpresa—. ¡¿Burlarte de mí cuando me abra contigo?! ¡¿Burlarte de mí al saber lo jodido que estoy?!

—¡Claro que no! ¡Solo quiero entender porqué eres así!

—¡Siento que hay un maldito infierno en mi cabeza! ¡Solo quiero olvidar todo, Hyesoo! —confesó soltándola.

—¿Y por eso me haces pasar por esto? —cuestionó dolida con sus ojos cristalinos.—. ¿Disfrutas de joderme la vida?

—No sabes cuánto me gustaría no sentir nada, o al menos disfrutar de lo que dices —soltó una risa histérica, sintiendo cómo su visión se volvía nublada.

—Cumplí con la condición —recalcó inrentando que su voz saliera fuerte. Él cerró por un momento los ojos, intentando mantener la calma al saber que esas palabras no eran las que quería escuchar.

—Sabrás que elegí por lo que pase con tu padre en estos días —mencionó con un nudo en la garganta, dirigiéndose hacia la puerta con la chaqueta en uno de sus brazos—. Adiós, Hyesoo.

En ese momento, la fémina sintió cómo su vista se nublaba por las lágrimas por el caos de emociones. No era capaz de creerse que acababa de follar con él que le había hecho sentirse en el mismísimo cielo, y ahora pensar que solo había sido utilizada otra vez porque no iba a cumplir con el trato.

¿Cómo pudo haber caído así una vez más en otro engaño de Jeon Jungkook?

¡Hola!

¿Qué creen que pase ahora entre Jungsuk y Jimin? ¿Va a volver a alejarse por miedo o va a aceptar finalmente sus sentimientos? ¿Será que Hyesoo va a confesarle a Jonghyun lo que pasó con Jungkook?

La verdad estaba algo nerviosa por este capítulo, ya que fue mi primera vez escribiendo un smut homosexual JAJSJS de todas maneras, espero que les haya gustado

Por cierto, ahora sí comienza la recta final. FALTAN DIEZ CAPÍTULOS PARA EL FINAL Y YA SOY LÁGRIMAS, GENTE

Espero que les haya gustado el capitulo, si es así, no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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