25; RETRATOS
𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐉𝐄𝐎𝐍
❝RETRATOS❞
Hyesoo estaba realmente mal al pensar en cómo debía encontrarse su padre, y que ahora no sabía qué hacer porque temía que no pudiesen tomarlo en ningún otro lugar, ya que podían haberse enterado también las demás personas. Cuando su padre se disculpó y colgó la llamada, ella se levantó rápidamente porque necesitaba verlo, pero Jonghyun se levantó confundido, preguntándole lo que había sucedido.
Ella no era capaz de hablar por lo alterada que estaba, pero lo intentaba, y aunque Jonghyun no comprendió demasiado, pasó rápidamente al baño pidiéndole que lo esperara porque él la llevaría a su departamento así llegaría rápido. Una vez que estaba más despierto, la castaña salió de su habitación siendo seguida por él.
En el coche, este intentaba averiguar más lo que sucedió, pero la fémina seguía igual de alterada y no quería que terminara molestándose con él. Cuando llegaron al departamento, se bajaron rápidamente, y Hyesoo entró encontrándose con su padre que estaba sentado tomando su cabeza.
Se veía fatal, con sus ojos enrojecidos, aún intentando controlar el llanto y la preocupación con la que se encontraba, por lo que ella se acercó abrazándolo, lo que hizo que sus lágrimas volviesen a brotar.
—En verdad lo siento —dijo con la voz algo aguda y observó a Jonghyun.
—No tiene que disculparse conmigo.
—Sé que es con tu padre también...
—No. No sé lo que sucedió —aclaró por lo que este suspiró y Hyesoo se separó de él.
—No sé qué haré ahora —musitó desesperado.
—Escuche...—Jonghyun corrió una de las sillas para tomar asiento, ganándose la atención de ambos—, quiero ayudarlo, pero para eso, necesito que me cuente lo que sucede.
—¿En verdad quieres ayudarme? —preguntó asombrado. El pelinegro al sentir la mirada de la fémina, también la miró, notando que ella parecía estar preguntándole lo mismo.
—Claro que sí, sino no estaría aquí —aseguró por lo que Hyesoo tomó asiento a su lado mirándolo ilusionada—. Pero necesito saber qué es lo que pasó.
Jaesang observó a su hija, por lo que la castaña supo rápidamente que estaba preguntándole si debía hacerlo, así que ella tomó su mano, asintiendo con la cabeza.
—Cuéntale. Podemos confiar en él, papá —murmuró con suavidad, por lo que este asintió suspirando como si estuviese preparándose para hablar.
A pesar de que habló por lo bajo, Jonghyun pudo escucharla perfectamente. Saber que ella pensaba que podían confiar plenamente en él, provocaba que se sintiese bien. Pues, una parte de Jonghyun.creía que jamás podrían confiar el uno en el otro, por varias situaciones, tanto como que él la conoció siendo novia de su hermano y por medio de mentiras, así como ella sabía todos los rumores acerca de él. Pero que a pesar de todo eso, Hyesoo quería que su padre confiase en él, provocaba que sintiese su corazón pesado.
En ese momento, quería poder tomar su mano, pero ella tomaba la de su padre y lo miraba animándole a que hablase.
—Fue hace bastante tiempo, específicamente, antes de que mis hijos llegasen a Seúl —comentó sorbiendo su nariz—. Vivíamos en Gwangju, y la empresa donde trabajaba, quebró. Estuve meses intentando conseguir algún trabajo, hasta que solamente conseguí en un lavadero de automóviles. No ganaba demasiado, pero era algo —sonrió angustiado—. De todas maneras, intentaba conseguir algo mejor porque quien estaba encargándose de todos los gastos era la madre de ellos. Pero la situación no era nada fácil, Jonghyun —suspiró frustrado—. Un día, esa mujer se fue sin siquiera decir una palabra. Nos abandonó.
Al escucharlo, no pudo evitar sorprenderse y observó a Hyesoo, la cual miraba a su padre con sus ojos cristalinos. Quizás estaba recordando ese momento, Jonghyun no lo sabía, pero empezaba a comprender porqué jamás habló acerca de ella, ni una palabra. Podía notar que el solo hecho de que fuese nombrada, le dolía por más que intentase ocultarlo.
—Quizás fue porque una y otra vez me repitió que debía hablar con mi hermano, que él podría ayudarme dándome trabajo en su empresa, pero nosotros habíamos dejado de hablar hacía años por una fuerte discusión. Fingíamos que el otro estaba muerto, para que puedas darte una idea de lo mal que estaban las cosas entre nosotros —continuó mientras Jonghyun parecía algo atónito.
Intentaba asimilar que unos hermanos fuesen capaces de algo así por una discusión, pues el solo hecho de no poder dirigirle la palabra a Jungkook, le dolía de gran manera. Y siempre rogaba que lo que le dijo acerca de estar muerto para él, no fuese más que algo que soltó por rabia.
Todos los días esperaba, aunque sea, un mínimo acercamiento, algo que le hiciese tener la esperanza de que volverían a hablarse, que le hiciese saber que volverían a ser los hermanos de antes. No quería pensar que el día de mañana cuando ya no vivieran juntos, harían como que realmente murieron para el otro.
No quería que el día de mañana ya no supiese absolutamente nada de Jeon Jungkook. No cuando él siempre fue su favorito.
—De todas maneras, cuando ella se fue, no me quedó más opción que rogarle que me ayudara porque no tenía cómo mantener la casa, cómo darles todo los necesario a mis hijos —dijo con los ojos cristalinos—. Él no quiso aceptar darme trabajo, pero me dio algo de dinero. Eso me ayudó por unas semanas, pero necesitaba más. Necesitaba un buen trabajo, algo que me ayudara, Jonghyun —sorbió su nariz, ahogando un sollozo—. Volví a rogarle, pero fue en vano porque él seguía demasiado enojado conmigo. Entonces, de tanta desesperación, yo... Me atreví a abrir su caja fuerte y... Le robé, Jonghyun. Le robé dinero a mi hermano, a su Empresa —confesó con un hilo de voz—. Había visto su clave y sentí que no me había dejado más opción...
—Ya, no sigas —intervino Hyesoo, apretando su mano mientras este sollozaba.
—Ese dinero lo usé para sacarnos de Gwangju. Desde entonces, siempre tuve miedo que la policía tocara la puerta de dónde vivía, pero mi hermano parecía no haber hecho algo al respecto hasta hoy. No lo sé —sollozó.
—Ya has dicho suficiente...
Jonghyun no sabía qué decir al respecto, y el sentir la intensa mirada de la fémina, provocaba que se tensara porque no quería que creyeran que cambió de opinión. Simplemente, sentía que era demasiado para procesar y que no tenía las palabras correctas.
—¿Jonghyun...? —escuchó la voz de la fémina.
—Yo... Intentaré averiguar cómo fue que mi padre supo sobre ésto —habló levantándose, sorprendiendo a ambos
—. Quiero ayudarlo. No he cambiado de opinión, ¿está bien?
—¿Es en serio? —el hombre lo miró ilusionado, limpiando sus lágrimas.
—Claro que sí.
—¿Por qué no vas a darte una ducha, papá? Descansa un poco —dijo con suavidad—. Intentáremos resolverlo cómo sea.
—En verdad, muchísimas gracias, Jonghyun —murmuró tomando su mano—. Si me ayudas en ésto, no sabré como recompensártelo.
—No diga eso. Espero poder ayudarlo.
El hombre le regaló una media sonrisa aunque terminó sollozando, mientras su hija acariciaba su espalda, mirándolo afligida. Le dolía demasiado la situación por la que estaba pasando, y deseaba más que nada que todo pudiese resolverse.
Jaesang se marchó para darse un baño y poder despejar un poco su cabeza, como le había recomendado su hija. Mientras tanto, Jonghyun sacó el celular de su chaqueta para poder llamar a su padre, y salió del departamento siendo seguido por la castaña. Este esperaba impacientemente que le contestara, pero al escuchar el buzón de voz, decidió volver a intentarlo. Sentía la intensa mirada de la joven que también esperaba impaciente, rogando que sí pudiese ayudarlos, pero él bajó el celular, soltando un suspiro mientras cerraba los ojos por la frustración.
—¿Qué sucede? —preguntó rápidamente, desesperada por alguna respuesta.
—No atiende.
—¿Q-qué haremos, Jonghyun?
—Yo... Tendré que ir a casa. Lo esperaré para que me diga qué fue lo que sucedió, cómo supo sobre lo que hizo tu padre e intentaré ayudarlos. Buscaré la manera...
—¿Y si él no cede? Entonces, ¿qué pasará con mi padre?
Jonghyun podía notar la desesperación en su mirada cristalina, y al no saber qué responder, la envolvió en sus brazos. Ella no le correspondía al abrazo, ya que su cabeza era un caos en ese momento al no saber cómo podría resolverse aquella situación.
Estaba desesperada y quería llorar, mientras que Jonghyun la estrechaba con más fuerza entre sus brazos, lo cual provocó que ella algo insegura pasara los brazos por la parte baja de su espalda.
—Todo va a estar bien. Haré lo necesario para poder ayudarlos —aseguró con suavidad, para luego dejar un beso en la coronilla de su cabeza—. Lo prometo, ¿sí?
Hyesoo, en ese momento, estaba algo sorprendida por sus palabras, tanto como por aquel abrazo. No sabía cómo actuar al respecto, al principio era algo incómodo, pero el hecho de darse cuenta de que él realmente quería ayudarlos, y que quizás podría ser por ella provocaba que se debilitara.
La fémina se aferró más él, cerrando los ojos con fuerza mientras asentía con la cabeza, decidiendo confiar en que podría ayudarlos.
—Gracias, Jonghyun —dijo en un murmuro casi inaudible.
—Ahora cuentas conmigo, Hyesoo.
(...)
Aeri caminaba hacia su departamento al haber salido de su trabajo como reponedora en un mercado, sintiéndose agradecida de que haya sido un día bastante tranquilo. Mientras subía las escaleras para poder entrar al edificio, contestaba un mensaje de su hermano, el cual le robó una sonrisa. Pues, le contaba acerca de su día y le había enviado una fotografía junto a su novia y la cachorra llamada Rose. Todo estaba más que bien para Aeri, que pensaba en que debía conocer a aquella adolescente que hacía tan feliz a su hermano, pero de repente, sintió cómo la tomaban del brazo haciéndole girar.
En cuanto levantó la mirada, encontrándose con unas gafas, orbes oscuros y aquel cabello azabache y ondulado que rozaba sus mejillas, sintió cómo se estremecía.
—¿Q-qué haces aquí, Jungsuk? —preguntó con temor.
—¿Qué hago aquí? —arrugó levemente la frente—. Sigues sin querer escucharme.
—Por favor, no...
—¿Cuándo me dejarás explicarme, Aeri? —la desesperación podía notarse con facilidad en él, lo que provocaba que Aeri sintiese ganas de correr—. ¡Ya no puedo seguir así!
—P-por favor, vete.
—¡No lo haré hasta que me escuches!
—N-no lo entiendes. Si Jungkook te ve aquí...
—¡¿Jungkook?! —repitió indignado—. ¡¿Por qué te has acercado a él?! ¡¿Cómo puedes hacerme algo así?!
—Basta, por favor —pidió con sus ojos cristalinos.
—¡¿Por qué debo hacer lo que quieres, cuando tú no puedes hacerlo por mí?! —preguntó exasperado—. ¡Solo estoy pidiéndote que me escuches.
—N-no puedo.
El saber que ahora Aeri parecía haberse acercado a Jungkook, al cual conocía tan perfectamente y sabía cómo era con las mujeres, cómo podía manipularlas con gran facilidad para conseguir lo que quería, porque él no conocía la palabra "amistad", lo volvía loco.
No era capaz de pensar que Aeri podría llegar a ser capaz de caer ante Jungkook, ni que él podría llegar a tener esa intención con ella, pero ¿a quién iba a engañar? Sabía que su hermano era la persona en la que menos podía confiar, por más que fuesen cómplices y de que deberían mantenerse unidos.
Pensaba en que si Jungkook era tan idiota como para no llevarse bien con él y atreverse a golpearlo, también lo sería como para querer follarse a la joven de la que él estaba enamorado. En esos momentos, deseaba más que nada ser capaz de soltar aquel oscuro secreto, pero si lo hacía, entonces, él también perdería demasiado.
El caos no podía desatarse por más que lo odiase de gran manera. Tenía que buscar otra manera.
—¡¿Ahora estás con Jungkook?! ¡¿Cómo puedes estar con alguien cómo él?! —inquirió acercándose molesto, pero ella por temor dio otro paso hacia atrás—. No lo conoces. Él va a joderte la vida, Aeri.
—Vete, Jungsuk. Te lo ruego —pidió con voz débil.
—¡Es un hijo de puta que le da placer arruinar la vida de las personas y te arruinará a ti! —advirtió entre dientes—¡No puedo permitirlo! ¡Aléjate de él!
—Vete. No te escucharé —tuvo la intención de voltear para entrar al edificio, pero este la tomó del brazo ejerciendo fuerza, provocando que ella chillara.
—¡¿Luego de todo lo que he hecho por ti, te atreves a hacerme esto?! —escupió molesto—. ¡¿Cómo puedes ser así conmigo?! ¡Solo te he pedido algo tan simple como escucharme!
—¡Suéltame!
—¡¿Por qué tienes que ser así?! ¡Eres tan perra como ella! —gritó sacudiéndola, provocando que chillara asustada, pero Jungsuk sintió cómo una mano envolvía su muñeca haciendo que la soltara rápidamente.
—Joven, le voy a pedir de favor que se marche del edificio —dijo una voz masculina. El de gafas al levantar la mirada se encontró con el hombre de seguridad que aún lo tomaba de la muñeca, por lo que tragó con dificultad, sintiendo como iba soltándolo—. ¿Se encuentra bien, señorita?
Jungsuk dirigió su mirada a Aeri, la cual sollozaba silenciosamente sin ser capaz de mirarlo. Eso provocó que empezara a reaccionar a lo que había hecho, a cómo se atrevió a actuar con ella, pero sucedió que perdió por completo la paciencia.
Otra vez había actuado sin pensar, se había cegado sin reaccionar al daño que podría ocasionarle, y eso... Lo asustaba.
—Aeri...
—Váyase, por favor —intervino el hombre, colocándose frente a él.
—N-no lo entiende...
—No me obligue a sacarlo de aquí.
Jungsuk intentó nuevamente ver a Aeri, pero ella terminó de subir los escalones para poder entrar rápidamente al edificio mientras sollozaba. En ese momento, quiso romper en llanto al darse cuenta de que lo único que había logrado era empeorar más la situación y de que, probablemente, ella ya no querría verlo nunca más.
Sin más, al saber que sí seguía allí, el hombre de seguridad tendría que hacer algo al respecto, decidió marcharse rápidamente dirigiéndose a su coche.
Sentía que estaba perdiendo la cabeza, y necesitaba de alguien que le diese la paz que tanto necesitaba en ese momento.
(...)
—¡Ese maldito obsesionado! ¡Juro que quiero...! ¡Quiero...! —al no ser capaz de decirlo, pasó las manos por su rostro sintiéndose frustrado.
—Ya, Jungkook, el de seguridad me ayudó —recalcó abrazándose a sí misma.
Jungkook se encontraba en la entrada del edificio, ella estaba en frente, pero no era capaz de mirarlo. La fémina en cuanto Jungsuk se fue, llamó al pelicorto sin poder dejar de llorar, lo cual le había preocupado de gran manera. Y es que se había asustado tanto con la manera de actuar de Jungsuk, que en ese momento no sabía de lo que era capaz de hacerle si no lo escuchaba.
Había sido como revivir su relación con Taejoon, algo que jamás hubiese imaginado viniendo de Jungsuk, pero capaz debió esperárselo. Parecía ser que siempre acababa eligiendo mal a la persona con la que quería estar, y ahora que tenía a Jungkook frente a ella, no podía evitar recordar las palabras de Jungsuk.
—Aeri...—habló con suavidad con la intención de acercarse a ella, pero al ver cómo dio un paso hacia atrás, frunció el ceño—. ¿Qué sucede?
—Nada.
—¿Qué rayos te ha dicho ese imbécil? —preguntó intentando mantener la calma.
—No importa.
—¡Sí importa, porque lo que sea que te haya dicho, está haciendo que no me quieras cerca de ti! —refutó preocupado y tomó una bocanada de aire para hablar más calmado—. Dime qué te ha dicho, por favor, Aeri.
—Él volvió a decirme que eres peligroso, que no puedo confiar en ti, que no te conozco para nada y que vas a joder mi vida —confesó con temor sin ser capaz de mirarlo.
—¡Pero eso lo dice todo el jodido mundo, y tú aun así decidiste conocerme!
—Pero lo dicen personas que no te conocen. Ahora ha vuelto a decirlo Jungsuk. Tu hermano, Jungkook —explicó con los ojos cristalinos.
—Aeri, escúchame —ordenó con suavidad, tomándola de la barbilla con delicadeza haciendo que ella lo mirase—. Tú me conoces más que cualquier idiota que solo dice mierdas de mí, sabes lo que jamás me atreví a decirle a nadie —recalcó con voz baja mientras la miraba con algo de desesperación—. No puedes creer en él.
—Jungsuk jamás me ha mentido.
Al escuchar aquellas palabras, este apartó su mano y soltó una risotada cínica que provocó que ella lo mirase confundida, pero es que este no podía creerse aquellas palabras. No cuando lo conocía perfectamente.
Y Jeon Jungsuk era alguien mentiroso.
—¿Qué sucede?
—Por Dios, dime que no has dicho eso.
—¿Por qué?
—Oh, ¿él se atrevió a confesarte por qué antes lo golpeaban? —alzó una ceja—. O peor aun, Aeri, ¿te ha enseñado los retratos que tiene guardados?
—¿P-por qué me preguntas esto, Jungkook? —cuestionó nerviosa.
—¿Quieres conocer de verdad a Jeon Jungsuk? ¿Quieres conocer a quién busca ensuciarme? ¿Quieres conocer a quién siempre se muestra como un estúpido niño bueno? —preguntó molesto—. Créeme que Jeon Jungsuk es mucho peor que yo. Es más, ven conmigo —ordenó tomándola del brazo para empezar a caminar hacia su coche—. Te enseñaré quién es esa maldita basura.
Aeri no sabía para nada si quería saber todo lo que estaba preguntándole Jungkook, porque si bien, ya no tenía una buena imagen de Jungsuk, tampoco quería acabar por arruinarla por completo. Prefería, a pesar de estar alejada, seguir viéndolo como alguien que la ayudó en su peor momento, intentando ignorar los dos últimos sucesos con él. Pero ahora se encontraba temiendo por lo que podría llegar a descubrir de Jungsuk.
¿Era tan malo? ¿Qué podría llegar a sentir? No tenía ni la más mínima idea, pero sentía que hasta se le dificultaba respirar.
Iba en el coche de Jungkook que conducía a gran velocidad, al contrario de como sabía hacer siempre, pero es que ahora estaba que explotaba de la ira por cómo Jungsuk se atrevió a llenarle la cabeza en su contra a Aeri. Eso no iba a permitirlo para nada, porque si no desconfiaba a pesar de saber qué era un patán, no permitiría que su hermano intentara hablar basura de él para alejarla.
Necesitaba llegar rápido a su casa, sin importarle que Jungsuk estuviese allí, porque no dudaría en golpearlo para apartarlo y así mostrarle los retratos. Quería más que nada sacarle aquella máscara que llevaba de niño bueno, sin importarle lo que pudiese suceder.
En ese momento, Jeon Jungkook no pensaba para nada en lo que podría provocar.
(...)
Jungsuk conducía sintiéndose temblar de impotencia, completamente alterado y con su visión que se volvía nublada por momentos. Aún no lograba comprender cómo en tan poco tiempo parecía haber arruinado todo, tanto la relación que estaba empezando con Aeri, como también la gran amistad que tenía con Jimin.
Pues, luego de que se embriagara y haya querido poder avanzar con él, al escuchar su confesión, dándose cuenta de que jamás había cruzado la sola idea de que Jimin pudiese tener sentimientos por él, quedó atónito. No había sido capaz de reaccionar para nada, hasta se sentía culpable al pensar que podría haber llegado a ilusionarlo sin saberlo, pero es que tampoco lograba entender si era solo un deseo sexual lo que sentía por él.
El quedarse atónito, observándolo con su respiración pesada y sus ojos cristalinos, fue suficiente motivo para que el rubio decidiera marcharse, sintiéndose dolido, con rabia y avergonzado. Desde entonces, ya siquiera eran capaces de mirarse las pocas veces que se cruzaban en la Universidad. Jimin por sentirse humillado al haber confesado sus sentimientos de aquella manera, aún sabiendo que no era correspondido, mientras que Jungsuk no era capaz de acercarse porque no quería lastimarlo, pese a sentir que lo necesitaba.
Al estar ahora frente a la puerta de su departamento, en aquel largo pasillo, sentía que se le estaba dificultando respirar, pero también que no podía pasar otro segundo sin él. Podría ser a causa de lo que había sucedido con Aeri hacía apenas unos minutos, pero esa idea siquiera cruzaba por su cabeza.
Al tocar la puerta, esperó impaciente, aunque solo fueron unos segundos los que se tardó en abrir la puerta y ver a Jimin asomar su cabeza.
―¿Jungsuk? —lo observó con sus ojos abiertos a la par por la sorpresa—. ¿Q-qué haces aquí?
—¿Puedo pasar? —dio un paso hacia el frente, notando como el rubio se tensa.
—¿Qué haces aquí?
—Déjame pasar, Jimin —ordenó colocando la mano en su puerta para abrirla, por más que este intentaba impedirlo.
—No.
Jungsuk jamás era de usar su fuerza, pero ahora parecía no ser él, por lo que terminó haciéndolo logrando así abrir la puerta. Al entrar, abrió los ojos a la par por un momento al ver que en el sofá se encontraba sentado Eunwoo, el cual se levantó mirándolo interrogante.
Tenía una copa de vino en una de sus manos, llevando una camisa negra con sus primeros dos botones abiertos, permitiendo que enseñase un poco su pecho. Giró la cabeza observando a Jimin, notando su cabello rubio desordenado, sus labios que parecían algo enrojecidos como hinchados, llevando un camiseta blanca lisa y pantalones negro de algodón.
Parecía que al contrario de Eunwoo, no se había arreglado, por lo que se le hizo algo extraño. Y la verdad era que, Jimin llevaba días desanimado, siquiera deseaba presentarse a la Universidad, pero sabía que debía preocuparse por sus estudios.
Eunwoo aquella noche le había enviado mensajes -como días atrás-, pero al saber que no se encontraba nada bien, decidió ir de sorpresa. Cuando Jimin abrió la puerta, encontrándose con él estando arreglado y demasiado atractivo ante sus ojos, con una botella de vino y comida, no pudo evitar sorprenderse.
Se sintió avergonzado de no estar para nada atractivo como él, pero ante los ojos del pelinegro siempre lo estaba y aún más de esa manera. Le gustaba verlo así, provocaba que quisiera llenarlo de besos.
Al principio, Jimin estaba demasiado avergonzado, no era capaz de verlo al rostro, pero con los minutos fue entrando más en confianza. Conversaban animadamente y reían mientras bebían vino, hasta que sin esperárselo, Eunwoo estampó sus labios en un beso intenso que no le dio tiempo de asimilar. No pudo evitar corresponderle, sintiendo cómo iba colocándose sobre él, por lo que empezó a jugar con su cabello.
No iba a mentir, Eunwoo sabía seducirlo demasiado bien y se estaba permitiendo caer ante él, pero escuchó unos golpes en la puerta, lo que hizo que rompiera aquel beso. Estaba frustrado en ese momento porque estaba más que bien con Eunwoo, hasta había empezado a desearlo, por lo que quería ver quién se atrevió a interrumpir mientras pasaban miles de insultos por su cabeza.
En ese instante en que abrió la puerta, jamás se cruzó por su cabeza la idea de que podría tratarse de Jungsuk. No sabía cómo reaccionar, pero el notar cómo este había llegado tan prepotente, provocaba que se sintiese pequeño ante él, ya que solo una vez lo había visto actuar de esa manera. Pero ahora sentía que Jungsuk era capaz de lo que sea por conseguir lo que quería, y no sabía si debía sentir miedo.
—Oh, ¿interrumpí una cita? —preguntó cínico, observando a ambos.
Jimin mordió el interior de su mejilla, intentando mantener la calma porque el joven de gafas que tenía en frente, no se parecía para nada a su tierno Jungsuk. Este llevaba su cabello ondulado dividido, sus típicas gafas y las marcas en su rostro habían desaparecido por completo. Vestía un suéter negro, camisa blanca, pantalones negro y zapatillas blancas. Tenía sus manos empuñadas con fuerza, hasta podía notar cómo temblaba de impotencia.
No podía comprender qué estaba sucediendo con él, hasta sentía que por primera vez podría compararlo con Jungkook. Y es que, sin notarlo, estaba actuando como él, lo cual le disgustaba de gran manera al rubio.
—¿Está todo bien, Jimin? —intervino Eunwoo, dejando la copa de vino en la mesa para así acercarse.
Jimin miraba atónito a Jungsuk, pero al sentir la presencia de Eunwoo a su lado, giró a verlo. El más alto podía notar la angustia y desesperación en su mirada, por lo que observó con sus facciones endurecidas a Jungsuk.
—Claro que está todo bien, ¿no es así, Jimin? —inquirió Jungsuk.
—¿Y tú qué haces aquí?
—Vine a hablar con Jimin.
—Podrías hacerlo en otro momento, porque como has notado, interrumpiste una cita —sonrió amargo.
—Pues, ¿qué crees? —alzó ambas cejas—. Lo mío es más importante, así que vas a tener marcharte.
—J-Jungsuk, ¿qué rayos pasa contigo? —preguntó por lo bajo el rubio, acercándose a él.
—Ya te dije lo que quiero —respondió también por lo bajo, buscando su mirada, pero no parecía ser capaz de conectarlas.
—Vete.
—No me iré. No importa lo que intentes porque vas a escucharme, Jimin —masculló, por lo que este tragó con dificultad y volteó con su respiración pesada a ver a Eunwoo.
—¿Hay algún problema? Puedo sacarlo de aquí...
—Lo siento, Eunwoo. Es mejor que te vayas —dijo con la voz algo débil, Jimin.
—¿Qué? —arrugó levemente la frente.
—Tengo que hablar algo importante con él.
—¿Seguro que quieres que me vaya?
—¿No lo has escuchado? —Jungsuk quiso acercarse, pero Jimin colocó la mano en su pecho, observándolo molesto.
—Lo siento —repitió caminando hacia la puerta junto a Eunwoo, el cual observaba amenazante a Jungsuk—. No sabía que vendría.
—Está bien. No te preocupes —asintió una vez que estaba en el pasillo y volteó a verlo—. Pero... ¿Está todo bien, Jimin?
—Es solo que sucedió algo, pero intentaré resolverlo, ¿sí?
—Por favor, si no te sientes bien, si sucede algo, no lo sé, llámame —pidió tomando su mano, mirándolo con algo de preocupación.
—Lo haré —le regaló una sonrisa tranquilizadora.
—Me gustas, Park Jimin —confesó con una media sonrisa, llevando la mano a su mejilla.
—Eunwoo...
—Tranquilo. Hablaremos de eso luego. Cuídate, ¿sí?
—Tú igual.
Eunwoo lo sorprendió besando su mejilla de manera suave, lo cual provocó que bajara la mirada, sintiéndolas arder. El más alto sonrió al verlo de esa manera, sintiendo su corazón brincar por aquel rubio.
Al verlo girar para comenzar a caminar, Jimin soltó todo el aire que había contenido sin darse cuenta, para luego volver a entrar cerrando la puerta, sintiendo una gran tensión.
Jungsuk se encontraba a unos pocos metros, observándolo con sus facciones endurecidas y sus manos empuñadas al darse cuenta de lo que Eunwoo provocaba en él.
—Te gusta ese imbécil, ¿no es así? —preguntó intentando mantener la calma.
—¿Y eso a ti qué te importa? —lo enfrentó acercándose a paso lento.
—¡Me importa porque hace unos días atrás te atreviste a decirme de que estás enamorado de mí! —explicó exaltado—. Y resulta que, ahora que vengo a hablar contigo, te encuentras en una cita con alguien que te gusta. ¿Qué demonios sientes por mí, entonces? —cuestionó frustrado llevando las manos a su cabeza—. ¡No estás enamorado de mí, Jimin!
—Tú no sabes una mierda de lo que siento, Jungsuk —masculló sintiendo sus ojos arder por las lágrimas que comenzaban a acumularse—. Estoy enamorado de ti, pero no me quedaré esperando de que algún día seas capaz de corresponderme. Tú nunca lo harás. Y Eunwoo es alguien atractivo, agradable, me hace reír y se preocupa por mí.
—¡Pero él no es yo, carajo! —aclaró acercándose, por lo que Jimin tenía que levantar la cabeza para mirarlo mientras tragaba con dificultad.
—Por esa misma razón quiero conocerlo, Jungsuk —admitió sorprendiéndolo—. Porque sé que él no piensa que soy alguien al que pueden utilizar para experimentar, ni va a ilusionarme para luego restregarme en la cara lo heterosexual es —escupió mientras las lágrimas brotaban—. A él realmente le gusto, Jungsuk.
El solo hecho de imaginarse a Jimin con Eunwoo, estaba enloqueciéndolo, hacía sentir su sangre hervir y quería gritar para liberar toda aquella ira. Pero al contrario, tomó a Jimin de la barbilla, conectando sus miradas.
—No quiero que estés con alguien más, Jimin.
—Pues, tendrás que aceptarlo porque no me quedaré a esperar por nada.
—Ya no tendrás que esperar más —musitó bajando la mirada a sus esponjosos labios, logrando que lo mirase confundido—. Déjame estar contigo.
—¿Qué...?
Jungsuk estampó sus labios contra los de este, provocando que jadeara por la sorpresa. Jimin quería ser fuerte y apartarlo, pero no era capaz al provocarle miles de sensaciones con tan solo mirarlo.
Jimin pasó las brazos alrededor de sus hombros, llevando las manos a su cabello algo largo, mientras que Jungsuk recorría toda su boca con la lengua, caminando con algo de dificultad guiándolo hacia el sofá.
Lo hizo recostarse sobre este, observando cómo sus labios estaban hinchados y enrojecidos, cómo lo miraba deseoso, lo que hizo que se colocara sobre él para volver a besarlo. Jimin le correspondió al segundo, llevando la mano a su nuca para profundizar el beso, sintiendo cómo este lo dominaba.
—Jimin...—jadeó sobre sus labios.
—Bésame —ordenó tirando de su suéter para volver a juntar sus labios.
—¿No quieres sentirme? —preguntó antes de juntar sus labios nuevamente, pero este rompió el beso mirándolo desconcertado.
—¿Qué?
—Quiero follarte. Déjame hacerlo, por favor —pidió rozando sus labios—. Ya no puedo más.
(...)
Jungkook y Aeri subían las escaleras de la entrada de su casa, para luego entrar. Él estaba algo tenso al pensar de que podrían estar sus hermanos o su padre, pero al no ver a absolutamente nadie, aquella inquietud desapareció. Aeri tomaba su mano con fuerza por los nervios, mientras que él iba a dirigirse a las escaleras, pero el timbre provocó que se detuviera.
—¿Jungkook...?
—Tú sube rápido. Veré de quién se trata.
Ella asintió no muy convencida y el pelicorto volteó para comenzar a caminar, sin importarle en absoluto ver si lo obedecía. Caminó hacia la entrada, desapareciendo por completo de su vista, y abrió la puerta.
En cuanto vio de quién se trataba, no pudo evitar sonreír burlonamente.
—Miren a quién tenemos aquí. A la hija de un ladrón —mencionó burlón, provocando que ella abriera los ojos a la par.
Hyesoo no había podido evitar sorprenderse por un momento al darse cuenta de que él sabía sobre su padre, pero rápidamente logró atar los cabos, dándose cuenta de que Jungkook tenía que ver con lo que sucedió.
En ese preciso instante, sintió su sangre hervir, por lo que sin pensarlo siguió su impulso, dándole una gran bofetada que provocó que el rostro de él girara.
—¡Maldito infeliz! —gritó volviendo a abofetearlo, provocando que su cabeza girara hacia el lado contrario—. ¡Juro que quiero matarte a golpes!
Comenzó a golpearlo en el pecho una y otra vez, soltando maldiciones, logrando que por la fuerza diese pasos hacia atrás, pero Jungkook al sentir el ardor en su rostro como punzadas en su pecho por los golpes que recibía, sintió cómo la ira se volvía parte de él. Rápidamente llevó la mano a su cuello, haciéndola impactar contra la pared que se encontraba detrás de ella.
—No vuelvas a tocarme en tu perra y miserable vida, ¿me entiendes? —advirtió entre dientes, acercando sus rostros al punto de que sus respiraciones se mezclaban—. Créeme que contigo lo menos que puedo tener es piedad luego de lo que me hiciste.
—Eres un maldito miserable, Jeon Jungkook —escupió enfurecida sin temor alguno—. Te metiste con mi padre.
—¡Y tú con mi hermano, zorra estúpida! —gritó ejerciendo presión en el agarre, lo que provocó que ella hiciera un sonido involuntario con la garganta, pero este rápidamente lo aflojó—. Descubrí tu maldita venganza, así que debía devolvértela. Y cuánto disfruté hacerlo.
—Te odio tanto. Juro que vas a pagarlo —advirtió con los ojos cristalinos.
—¿Qué pasará ahora con tu padre? Quizás debería hacer que esa información llegue más lejos, ¿no crees? —preguntó con una sonrisa burlona.
—¡No! ¡No te atrevas, Jungkook!
—Eso es. Deberías estar rogándome en vez de insultarme, golpearme y amenazarme.
—Por favor, no lo hagas —pidió tragándose el orgullo y la dignidad—. Por favor.
—Está bien que me ruegues, pero no es lo que quiero a cambio —aclaró sorprendiéndola.
—¿Q-qué quieres a cambio?
Para su sorpresa, Jungkook acercó su rostro al hueco de su cuello rozándolo con su nariz provocando que ella se estremeciera al sentir su tibia respiración chocar, pero fue más cuando sus húmedos labios rozaron su piel.
—Puedo notar todo lo que logro provocarte aún —murmuró con voz profunda, volviendo a verla al rostro—. Puedes darte cuenta de lo que quiero, ¿no es así?
—N-no...
—Si quieres que no arruine más la vida de tu padre, entonces, sabrás lo que tienes que hacer —sonrió acariciando su mejilla, Jungkook—. Sé que te mueres por volver a sentirme, por volver a gritar mi nombre —murmuró rozando sus narices—. Yo también ansío estar dentro de ti y escucharte, amor.
Lo que ninguno sabía en ese momento, es que a unos pocos metros, escondida detrás de la pared, se encontraba Aeri, la cual asomaba la cabeza, observándolos. Se sentía temblar y cómo su corazón se encogía sin comprender el motivo, pero no era capaz de seguir allí, intentando comprender bien lo que decían, cómo seguir viéndolos de esa manera.
Con su visión nublada por las lágrimas, decidió volver a dirigirse hacia las escaleras, subiéndolas rápidamente intentando olvidar lo que había escuchado y visto. Se decía que debía esperarse que Jungkook aún tuviese sentimientos por ella, porque por algo se atrevió a pelearse con Jonghyun, pero confirmarlo ahora, no podía evitar provocarle una gran inquietud que no la dejaba en paz.
Caminaba por el pasillo intentando mantener la calma, pero al sentir una presencia, levantó la cabeza encontrándose con un joven que llevaba su cabello rizado largo, flequillo desordenado, vistiendo por completo de negro. Al encontrarse con su mirada intensa, notó cómo este abrió los ojos a la par como si hubiese visto un fantasma, pero fue relajándola con los segundos a medida que miraba detenidamente su rostro.
—¿Q-quién eres? —se atrevió a preguntar con algo de dificultad, Jonghyun.
—Choi... Choi Aeri —respondió aún sintiéndose confundida por su reacción—. Tú eres Jonghyun, ¿verdad?
—Tú eres Aeri —confirmó en un murmuro, acercándose, lo que hizo que ella diera un paso hacia atrás.
—Sí.
Este siguió mirando cada centímetro de su rostro como si aún le costase creérselo, sintiendo su corazón golpear con fuerza contra su pecho. Pero al darse cuenta de cómo ella lo miraba con temor sintiéndose intimidada, sacudió la cabeza intentando reaccionar.
—Jungsuk... Jungsuk no está aquí.
—¿P-puedo esperarlo?
—Supongo que llegará en cualquier momento —respondió desviando la mirada como si no quisiera seguir observándola, ya sea por vergüenza o porque, simplemente, no podía—. Su habitación es la de la segunda puerta —notó cómo ella tenía la intención de caminar, por lo que volvió a hablar—. Cuando llegue... Dile que me busque.
Ella asintió aún sintiéndose intimidada y algo atemorizada por su manera de actuar, pero rápidamente siguió el camino. No comprendía para nada la manera de ser de los Jeon, pero en ese momento solo pensaba en que quizás lo mejor sería mantener su distancia de ellos, aunque claro, primero necesitaba descubrir lo que tanto ocultaba Jungsuk.
Al ver la puerta de la habitación de Jungsuk, la abrió para entrar y la cerró rápidamente, apoyándose en esta por un momento. Como siempre su habitación estaba ordenada, hasta podía sentir el aroma a su colonia, lo cual provocaba que sintiese su estómago revolverse de los nervios.
Aun así, se acercó a su armario para abrirlo, pero al darse cuenta de que dónde había visto la caja anteriormente era demasiado alto como para que llegase, observó a los alrededores.
Rápidamente tomó la silla de su escritorio para arrastrarla hasta que quedase frente al armario. Al subirse, empezó a buscar aquella caja negra, pero veía de distintos colores, hasta algunas apiladas, por lo que empezó a correrlas. En cuanto vio que al fondo había una negra, pero arriba otra del mismo color más pequeña, tomó la de arriba. La acercó rápidamente para abrirla, pero al ver que eran simples fotos de pequeño, la dejó a un lado, intentando alcanzar la del fondo. Cuando llegó a esta, quiso bajarse de la silla, pero perdió el equilibrio provocando que la caja cayera y las hojas se esparcieran.
Cerró por un momento los ojos por el temor, ya que había logrado escucharse como un estruendo, pero al no escuchar nada fuera de la habitación, se bajó rápidamente de la silla. Al acercarse, se colocó en cuclillas para tomar aquellas pinturas.
La primera que logró ver era sobre un joven de cabello castaño, simplemente salía su rostro y una gran sonrisa, por lo que lo hizo a un lado rápidamente. Podía ver paisajes, animales, nada que le diese importancia o que se pareciera al que había visto anteriormente. Pero al ver el rostro de una mujer rubia, sintió cómo su estómago se revolvía.
Sentía que había cierto parecido a ella, por lo que no sabía cómo reaccionar al respecto. Estaba atónita, pero aun así, tragando con dificultad tomó la siguiente hoja con sus manos temblorosas, observando boquiabierta cómo aquella joven rubia se encontraba recostada, inclinada hacia atrás, enseñando su cuerpo desnudo.
Aeri dio vuelta la hoja observando lo que tenía escrito. Era una fecha.
05/11/2020
—Sabes quién es ella, ¿no es así?
—preguntó una voz masculina detrás de ella, lo que provocó que se sobresaltara y soltara el retrato.
Al girar encontrándose con Jungkook, soltó el aire que había contenido sin saberlo mientras sentía cómo una parte de ella se aliviaba.
—N-no lo sé —respondió con voz débil.
—Es Jang Haesun.
—¿Q-qué?
—Es la exnovia de mi hermano. De Jonghyun —aclaró acercándose, pero ella se levantó rápidamente sin poder creérselo—. La de los rumores, Aeri.
—¿Por qué...? ¿Por qué él tendría retratos así de ella, Jungkook? —indagó con los ojos cristalinos y este soltó una risa amarga.
—¿En verdad no puedes darte una idea? —examinó alzando una ceja, acercándose a ella que se alejó hasta que chocó contra la pared, pero aun así, negó con la cabeza intentando reprimir el llanto—. Jungsuk se follaba a la novia de nuestro hermano, Aeri.
—No...—negó con la cabeza repetidamente mientras las lágrimas empezaron a brotar.
—Sí, ¿y sabes por qué se fijó en ti? —preguntó acariciando su cabello—. Porque tienes rasgos parecidos que lo hacen acordarse de ella. A lo que vivieron.
En ese momento, Aeri rompió en llanto cubriéndose los labios con la mano, sintiendo un profundo dolor en su pecho al darse cuenta de lo que era capaz Jungsuk. Sentía que en los meses que pasaron, estuvo al lado de alguien que no conocía para nada, que ella creía que era el mejor hombre que podría conocer en su vida. Pero ahora, finalmente, podía darse cuenta de que no era más que un completo desconocido con secretos repulsivos.
—É-él solo me quería por parecerme a ella —sollozó mientras Jungkook sentía su corazón encogerse al verla de esa manera—. Oh, Dios, por eso me miró así Jonghyun, ¡por esa razón me miraste así aquella vez en el hospital! —apuntó dolida—. También... ¡También te has acercado a mí por nuestro parecido!
Al escucharla, Jungkook sintió cómo la rabia lo envolvía, por lo que la tomó rápidamente de los brazos haciendo que lo mirase aún sollozando completamente dolida al saber de que ninguno de los dos Jeon la quería realmente.
—Escúchame bien, Aeri —ordenó sacudiéndola—. Jamás vuelvas a decir una mierda así de mí. Jungsuk es un maldito infeliz que se obsesionó con Haesun, pero yo no me acerqué a ti por ese parecido —aseguró tomándola de la barbilla, observando sus ojos enrojecidos y su rostro empapado de lágrimas—. Yo te quiero a ti. Yo te quiero a ti porque no eres ella, Choi Aeri.
La fémina sollozó aferrándose a Jungkook, el cual la estrechó entre sus brazos sintiéndola temblar por los sollozos. Sabía lo dolida que podía llegar a estar al descubrir que su hermano jamás la quiso como había demostrado, pero sintió realmente necesario abrirle los ojos, aunque ahora comenzaba a reaccionar a lo que acababa de hacer.
Le gustaba saber que ella sabía quién era en verdad Jeon Jungsuk, pero ahora era consciente del peligro que corría él. Pues, el hecho de que Jungsuk fuera amante de la exnovia de Jonghyun era tan solo una pequeña parte del secreto que escondían.
¡Hola!
Un capítulo con demasiadas emociones, ¿no?
¿Creen que Hyesoo esté comenzando a tener sentimientos por Jonghyun? ¿Va a ser capaz de aceptar estar con Jungkook para salvar a su padre? ¿Se esperaban ese secreto de Jungsuk?
Espero que les haya gustado el capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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