15; VENGANZA
𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐈𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐉𝐄𝐎𝐍
❝VENGANZA❞
—¡¿Qué carajos pasa por tu cabeza, maldito idiota?! —gritó enfurecido, Jaewook, golpeando en la cabeza a Jungkook—. ¡¿Acaso quieres matar a tu hermano?! ¡¿Eso quieres?!
—¡No! ¡Claro que no! —respondió sintiendo sus ojos arder por las lágrimas.
Ambos se encontraban en el baño del hospital luego de que el Doctor hablara con Jaewook. Este no podía creerse para nada lo que había sucedido, tampoco de que Jungkook se lo haya confesado sin necesidad de que Jonghyun lo obligara.
Había podido ver la desesperación como el dolor en sus orbes oscuros que la mayoría del tiempo lucían vacíos. También en su manera de actuar, en cómo las lágrimas escaparon de sus ojos al escuchar las palabras del Doctor, pero aún así estaba enfurecido por su manera tan impulsiva de actuar, tanto que parecía estar pasando a Jonghyun.
Se preguntaba si el único de ellos que pensaba antes de hacer algo era Jungsuk. Pues, parecía ser el único que razonaba y era tranquilo, por lo que no tenía que preocuparse por lo que hiciera. Pero aún así, ahora se encontraba en una habitación de hospital por culpa de uno de sus hermanos.
Ya no sabía cuánto más podía seguir soportando a Jungkook.
Un error tras otro.
—¡¿Por qué rayos tienes que hacer estas cosas?! ¡¿Qué está mal contigo?! —preguntó agotado.
—¡Todo! —confesó cayendo al suelo al deslizarse por la pared mientras quebraba en llanto—. Todo lo está.
Este al verlo de esa manera cubriéndose el rostro con las manos, sintió cómo su ira desaparecía y su corazón se encogía. No podía recordar cuándo fue la última vez que vio a Jungkook así, en un llanto desconsolado, haciéndose pequeño.
Creía que quizás había sido cuando era un niño, antes de que cambiara por completo su manera de ser y dejara de ser su favorito.
No comprendía para nada su comportamiento, no comprendía qué sucedió con él para que terminara siendo de esa manera, pero tampoco era como si hablaran de lo que les sucedía. Al igual que Jonghyun, era demasiado cerrado para compartir sus pensamientos y sentimientos, hasta podía asegurar que este lo era muchísimo más. Y con Jungsuk se dificultaba menos, pero de todas maneras, no sabía cómo hacerlo.
Jeon Jaewook no era de esa manera o la realidad era que dejó de serlo cuando se divorció de la madre de ellos. El hombre había comenzado a pasar más tiempo en la Empresa, ya que el trabajo no lo asfixiaba para nada.
Al contrario lo ayudaba a que dejara de pensar en sus problemas, en cambio, el haberse quedado con ellos que entraron a la adolescencia, no podía soportar llegar a su casa y escuchar sus gritos, cómo parecían desesperados por compartir tiempo con él. Aunque Jungkook en ese tiempo ya se había apartado de él, parecía haberse vuelto alguien solitario, pero Jonghyun y Jungsuk peleaban por su atención.
Eso sí lo hacía sentirse asfixiado.
Y cuando el trabajo no le pareció suficiente, empezó a pasar tiempo con mujeres que lo hicieran sentirse menos miserable. Le había dejado de importar darle la atención que necesitaban a sus hijos, porque, además, tenía a las servidumbres para que se encargaran de ellos.
Creía que eso era más que suficiente para ellos, sin esperarse que su poca presencia en sus vidas podría acabar afectándoles de alguna manera u otra.
—¿Ahora cómo carajos voy a arreglar esto? —se preguntó a sí mismo frustrado, pasando la mano por su rostro mientras caminaba de un lado hacia el otro—. ¿Cómo rayos pudiste hacer algo así, Jungkook? ¡¿Cómo?!
—Estoy jodido —dijo entre sollozos abrazando sus piernas, intentando hacerse lo más pequeño posible—. Estoy completamente jodido. Ayúdame, papá.
Este quería seguir gritándole, explotar en su contra para aliviar toda aquella ira que sentía en su pecho por el miedo que lo había invadido al pensar que podría perder a su hijo por culpa de otro, pero verlo completamente derrumbado, empezó a debilitarlo.
No podía soportar el hecho de que estuviese pidiéndole ayuda porque eso le hacía sentir culpa. Se preguntaba si era verdad lo que salía de sus labios, si se sentía de esa manera y de alguna forma eso tenía que ver con él.
Para sorpresa de ambos, se colocó en cuclillas a su lado y luego de tanto tiempo, lo rodeó con sus brazos. Jungkook al sentir su calor corporal, cómo el aroma a su colonia costosa lo inundaba, sollozó desconsoladamente, deseando que lo abrazara con más fuerza porque en ese momento se detestaba. Se sentía completamente roto.
—Tranquilo. Jungsuk estará bien —murmuró acariciando su nuca, sin saber qué decir o hacer exactamente—. Él va a estar bien.
Jungkook siguió con su llanto, sintiendo cómo este iba aflojando el abrazo hasta empezar a levantarse, lo que hizo que sintiese cómo el frío lo envolvía otra vez. Aquel vacío en su pecho se volvía mucho más intenso.
—¿Jungkook?
Aún sollozando, sorbió su nariz levantando un poco la cabeza que escondía entre sus brazos que estaban apoyados en las rodillas, permitiendo que su padre viera sus ojos inyectados de sangre. Jaewook con su semblante serio, estaba parado a un lado del umbral de la puerta.
—No permitiré que sigas así. Una más y juro que te mandaré lejos con tu madre —advirtió con frialdad antes de marcharse.
Jungkook, al escucharlo, golpeó la pared detrás de él con las manos, sintiendo como la ira volvía a invadirlo.
No le importaba el dolor que estaba sintiendo, lo enrojecidas que estaban ni mucho menos que parecía un pequeño niño haciendo sus pataletas.
Sentía que explotaría en cualquier momento. Quería gritar para liberar toda aquella ira, sentía su garganta arder y necesitaba liberar todos sus demonios, pero estaba seguro de que haciéndolo provocaría un caos.
Los minutos fueron pasando, y cuando se sintió mucho más tranquilo, se levantó. Colocó las manos en el lavabo observando su rostro húmedo por las lágrimas, sus ojos enrojecidos e hinchados, cómo su pecho subía y bajaba por su respiración pesada, su cabello corto y liso, desordenado, y su rostro algo enrojecido.
Al lavárselo y tomar una bocanada de aire, intentando olvidar todo lo sucedido para así poder volver a donde estaba su padre y hermano.
Caminaba lentamente, escondiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta negra, recordando aunque no quisiera las palabras del Doctor.
Jungsuk sufrió una conmoción cerebral severa.
Y por su maldita culpa.
¿En qué momento se le ocurrió atropellarlo sin pensar en lo que pudiera sucederle? No comprendía cómo se había permitido cegarse así por los recuerdos que lo llevaron a tenerle rencor. Y claro que se detestaba por eso, porque no le había importado dañar a su hermano.
Al ver a su padre alejándose junto al Doctor mientras que Jonghyun salía de la habitación donde estaba Jungsuk, pudo ver cómo este parecía estar afectado como también agotado por las horas que llevaban allí, pero nadie pensaba marcharse. Tiraba de su cabello echándolo hacia atrás mientras soltaba un suspiro, cerrando los ojos por un momento.
¿En qué momento la hermandad que tenían había empezado a arruinarse? ¿En qué momento permitieron llenarse de rencor y olvidarse que antes eran inseparables? No tenía ni la más mínima idea cuándo empezaron a lastimarse, a defraudarse sin importar nada, pero se preguntaba si eso fue lo que ocasionó que terminara aún más jodido.
—¿Puedo pasar a verlo? —preguntó por lo bajo, llamando su atención.
—Está sedado —respondió en seco, caminando hacia las sillas.
—Necesito verlo.
—Haz lo que quieras. Es lo que siempre haces de todas maneras, ¿no es así?
Jungkook, al escucharlo, tragó con dificultad, presionando los labios a la vez que empuñaba las manos en los bolsillos de su chaqueta, sintiendo ardor. Pero debía mantener la calma para no empezar una discusión con Jonghyun, porque lo menos que debía hacer era darle más problemas a su padre si no quería que lo mandara lejos y mucho menos con su madre. El solo hecho de pensarlo provocaba que se sintiese estremecer.
—Pues, ya no lo haré —aclaró escuchando cómo soltaba una risa amarga a la vez que tomaba asiento, apoyando los brazos en sus piernas separadas y juntando las manos.
—Como digas.
—Hablo en serio. Nuestro padre me advirtió que si vuelvo cometer otro error va a enviarme lejos, con nuestra madre, quizás.
—Quizá sea lo mejor, Jungkook —opinó conectando sus miradas.
El de piercings no pudo evitar abrir los ojos a la par por la sorpresa que le generaron sus palabras, estaba boquiabierto y su corazón dio un vuelco. Sin más, presionó los labios asintiendo, sintiéndose dolido de que este creyera que podría llegar a ser lo mejor que él se fuera lejos, pero aún así terminó volteando para tomar el pomo de la puerta y entrar a la habitación.
Al entrar pudo ver a Jungsuk que llevaba una máscara de oxígeno y una bata de hospital. Jungkook se sintió temblar con cada paso que daba y el sonido del monitor de signos vitales lo ponía de los nervios, pero aún así se acercó lentamente, observando las heridas que tenía en sus brazos.
—¿Por qué siempre debes meterte en mi camino, Jungsuk? —preguntó arrugando levemente la frente—. No quería que nada de esto pasara, pero actúas como si quisieras verme explotar y de lo que puedo ser capaz.
El de piercings suspiró observando sus manos, estirando temblorosa la suya para tomar la de Jungsuk, pero parecía no saber si hacerlo, hasta que decidió volverla a guardarla en el bolsillo de su chaqueta.
—Tú siempre dices que solo finjo ser este asco de persona, pero creo que... por primera vez te has equivocado conmigo. ¿Y si en realidad no finjo? ¿Qué pasa si soy este asco de persona hasta con ustedes? —lo miró preocupado—. No quiero serlo, pero... me han jodido tanto.
Jungkook sentía cómo aquellos recuerdos querían llegar a su cabeza, querían destrozarlo por completo. Intentaba luchar contra ellos a la vez que cerraba los ojos con fuerza, quería reprimir un sollozo aunque terminó escapando y se cubrió el rostro con la mano.
—Si tan solo pudieran estar en mi cabeza, lo entenderían, porque no soy capaz de hablar. En verdad no quiero ser así, pero no sé cómo manejar toda esta mierda que me atormenta —confesó sollozando—. Tú eres el que tiene un mejor corazón de los tres, así que, por favor, dime que todo estará bien en cuanto despiertes. Prometo intentar dejar de lado todo este rencor, porque a fin de cuentas, tú y yo somos cómplices de una mierda que nadie tiene que saber. Es nuestro secreto. Solo nuestro, Jungsuk.
Este suspiró volviendo a cerrar los ojos al ser invadido por los recuerdos de uno de sus más oscuros secretos, como también el miedo al ser descubierto volvía a él, lo que hacía que sus pensamientos se volvieran también oscuros. Demasiados oscuros.
—Aunque quizás lo mejor sería que jamás volvieras a despertar, o que olvidaras nuestro secreto porque tú eres el único peligro de que salga a la luz. Me arrastrarías contigo. Nos arruinarías y eso no puede pasar —masculló—. No puedes abrir la boca, Jungsuk. No puedes hacerlo. Es demasiado peligroso para los dos.
Jungkook tragó con dificultad volviendo a ver a su rostro, siendo consumido por los malos pensamientos. Y cuando decidió que era mejor salir de aquella habitación, vio a Jungsuk abrir los ojos lentamente.
(...)
Jimin caminaba apresurado por el pasillo, sintiendo su corazón salirse de su pecho, a pesar de que sabía que había despertado y que decía estar más que bien, pero no podía evitar desesperarse al pensar lo que pudo haber sucedido.
No entendía porqué ese día no lo había visto en la Universidad y porqué no respondía sus mensajes, hasta que Jungsuk le envió un mensaje contándole lo sucedido, lo que hizo que este le llamara enloquecido al creer que era una broma de mal gusto.
Al saber que era cierto, no dudó en dirigirse al hospital rápidamente, hasta que al llegar vio salir a Jonghyun, por lo que tragó con dificultad al sentir su intensa mirada. Pensaba en que el año anterior habían cruzado alguna que otra palabra y se le hacía agradable, porque al contrario a Jungkook parecía ser más abierto de mente, pero luego empezó a temerle cuando cambió por completo y los rumores llegaron a sus oídos.
—¿Puedo pasar? —preguntó tratando de retener la mirada.
—Pasa —asintió sin más pasando por su lado, por lo que este giró a verlo por un momento sin entender cómo podían ser tan diferentes a Jungsuk.
Jimin tomó una bocanada de aire, acercándose a la puerta y al abrirla pudo ver a Jungsuk, el cual estaba sentado en la camilla y llevaba un cabestrillo en su brazo derecho.
Al ver su gran sonrisa cuando sus miradas se conectaron, sintió su corazón brincar de emoción y no dudó en correr hacia él.
—¡Despacio, por fa...! —Jungsuk no alcanzó a terminar de hablar cuando sintió que se aferraba con fuerza a su cuerpo, lo que provocó que gimiera de dolor.
Jimin se sentía aliviado de tenerlo en sus brazos, de poder sentir su aroma inundar sus fosas nasales. No quería soltarlo para nada al pensar que algo podría sucederle, pero al escuchar a Jungsuk gemir de dolor, se separó preocupado fijando su vista en el cabestrillo.
—Mierda, lo siento.
—Está bien. Ya me he acostumbrado a tu intensidad —dijo riendo mientras acomodaba el cabestrillo.
—¿Cómo te sientes? ¿En verdad estás bien? No me mientas —apuntó mirándolo con el semblante serio.
—Estoy bien. Solo que aún me duele todo el cuerpo.
—¿Seguro que lo estás? —preguntó preocupado, acariciando su cabello que caía por su frente.
—Sí, en serio, Jimin —no pudo evitar reír al parecerle tierna la preocupación en su rostro.
—Gracias a Dios que estás bien —murmuró volviendo a abrazarlo.
—¿Te quedarás así durante toda la visita? —inquirió arrugando la frente, sintiendo cómo este asentía con la cabeza—. Entonces, ¿no es mejor que te recuestes a mi lado?
Aquella pregunta sorprendió a Jimin que alejó su rostro para poder verlo, notando cómo este pareció reaccionar a lo que había dicho porque antes no le había parecido algo malo, pero en ese momento no pudo evitar sonrojarse.
—¿Puedo hacerlo?
—Supongo que está bien.
Sin más, con una gran sonrisa en su rostro, Jimin decidió recostarse a su lado en el pequeño espacio en el que entraba perfectamente, para luego apoyar la cabeza en el hombro bueno de este. Podía sentir que Jungsuk no sabía qué hacer con su mano libre, pues la había apoyado por momentos en su cintura, pero parecía terminar en todas arrepintiéndose. Eso hizo que el rubio soltando una risilla la tomara colocándola en su cabello, haciéndole saber que quería que lo acariciara, lo cual empezó a hacer tragando en seco al pensar si estaba haciendo bien al tener a su amigo de esa manera.
—A partir de ahora no me despegaré más de ti. Es más, buscaré la manera para amarrarte a mí así puedo asegurarme en todo momento de que estés bien.
Jungsuk al escucharlo no pudo soltar una risilla, acariciando su cabello con más comodidad, hasta que este levantó un poco la cabeza para conectar sus miradas. Le gustaba poder apreciar esos orbes mieles y poder reflejarse en ellos, pero más que nada le gustaba aquella sonrisa que se formaba al verlo, era tan deslumbrándote para él que sacudía su corazón.
—Hablo en serio, Jungsuk.
—Fue solo un accidente.
—Ni siquiera me has dicho cómo ocurrió —murmuró molesto.
—Jungkook me atropelló.
—¡¿Qué?! —preguntó exaltado.
—P-pero fue un accidente —aclaró rápidamente—. Era una carrera y no dejaba de meterme en su camino. Él no quiso hacerlo a propósito.
—¡¿Cómo se supone que crea eso, Jungsuk?! —cuestionó arrugando el rostro—. ¡Tu hermano te atropelló!
—Ya te dije que fue un accidente, ¿sí? —recalcó frustrado—. Por favor, ya no sigamos hablando de eso.
Jimin suspiró observando a la nada mientras Jungsuk lo miraba rogante, deseando que pudiera olvidarse de lo que acababa de decirle, aunque sabía que estaba dándole vueltas al asunto en su cabeza. Quizás después de todo no era una situación demasiado normal y Jimin tenía sus razones para alterarse, pero Jungsuk prefería no pensar demasiado en eso.
Conectaron sus miradas y Jungsuk observó cómo fruncía levemente sus labios, lo que le daba un aspecto tierno ante sus ojos, por lo que sonrió hasta que la puerta se abrió provocando que ambos se sobresaltaran.
El rubio se levantó rápidamente, escuchando un gemido de parte de Jungsuk, el cual quiso decir algo al respecto, pero al ver una cabellera azabache, toda su atención fue hacia la joven.
Jimin se tuvo que hacer a un lado al verla correr hacia el pelinegro, observando cómo lo abrazaba, pero lo que ninguno esperó para nada fue que Aeri se atreviera a juntar sus labios.
Jungsuk abrió los ojos a la par completamente sorprendido al sentir sus labios sobre los suyos, mientras el oxígeno abandonaba sus pulmones.
El rubio tuvo que apartar la mirada al sentir cómo su pecho se oprimía y se le dificultaba respirar. No estaba celoso, no podía estarlo porque siquiera había una posible esperanza de que Jungsuk pudiese corresponderle, así que no había forma de que compitiese contra ella. De todas maneras, cuando la miraba no podía negar que era hermosa, su cabello azabache sedoso y liso que dejaba notar su rostro pálido, suave, que no hacía falta que tocara para saberlo porque a la distancia era fácil de notar para él. Sus ojos oscuros y redondos con largas pestañas, su nariz pequeña y redonda, sus labios pomposos y de un rosado pálido.
Sentía que tenía una estatura perfecta para ser abrazada por él, con una cintura que encajaba perfectamente con las manos de Jungsuk.
Jimin sentía que Aeri era demasiado hermosa, que no había competencia alguna porque los orbes tristes de Jungsuk se alumbraban cuando estaba allí. Podía ver su sonrisa y cómo este parecía tan nervioso sin saber cómo actuar, hasta estaba seguro de que su corazón quería escaparse de su pecho.
Sin más, el rubio cabizbajo decidió marcharse de allí, intentando reprimir aquel dolor que se había instalado en su pecho que sabía que era incorrecto al no ser para nada correspondido.
—Oh, ¡lo siento! —habló cubriéndose los labios por un momento, mirándolo arrepentida—. En verdad lo siento...
—Hey, tranquila. Está bien —le regaló una sonrisa tranquilizadora, sintiendo sus mejillas arder.
—En serio lo siento.
A su mente llegó el recuerdo de Jimin, por lo que miró a sus lados desconcertado al no verlo, preguntándose en qué momento se había marchado.
Había estado disfrutando de su compañía, sintiéndose realmente cómodo como siempre que estaba con él, pero en cuanto apareció Aeri, lo había olvidado completamente por los nervios, más al sentir sus labios sobre los suyos.
Cerró los ojos por un momento, intentando despejar sus pensamientos y no preocuparse porque Jimin ya no estaba allí, para volver a concentrarse en la joven que seguía disculpándose por el beso.
—Hey, Aeri...—habló tomándola del rostro, por lo que ella abrió los ojos a la par por la sorpresa, pero lo miraba atenta—, en serio está bien. T-tú también me gustas.
Se le había dificultado un poco decir lo último, hasta había bajado la voz, pero aún así tomó el valor suficiente para volver a juntar sus labios en un beso torpe y pequeño, hasta que ella se apartó bajando la mirada.
—¿Estás bien? —preguntó tímida, sentándose a su lado—. ¿Te duele algo?
—No. Estoy perfectamente. No fue nada —aseguró con una pequeña sonrisa, desviando la mirada al no ser capaz de mirarla luego del beso—. ¿Hoy fuiste a la Universidad?
—No me atreví a hacerlo por miedo de encontrármelo, además, no habías contestado mis mensajes.
—¿Querías que estuviera para ti? —preguntó ilusionado, conectando sus miradas.
—Sí. Creo que me hubiera sentido un poco segura contigo a mi lado —admitió sintiendo sus mejillas arder.
Este no pudo evitar sonreír a la vez que juntaba sus manos, llamando su atención. Aeri observaba cómo acariciaba su dorso con el pulgar, se le hacía una acto tierno, aunque sentía cómo su estómago se revolvía por los nervios, ya que una voz en su cabeza le decía que no era correcto.
Aun así, a medida que pasaron unos pocos minutos, hablaron animadamente lo que logró que ella olvidara aquel beso que le había robado, y disfrutara de su compañía. Así fue hasta que ella decidió que era hora de marcharse, levantándose y despidiéndose con un movimiento de mano, notando que parecía esperar algo más, pero la fémina estaba demasiado nerviosa para poder hacerlo.
Al salir cerrando la puerta tras su espalda, se encontró con una mirada oscura y vacía. El joven frente a ella llevaba el cabello oscuro, corto y cayendo por su frente que dejaba notar un poco el piercing en su ceja y resaltaba sus labios delgados y rosados con un piercing en el inferior.
Aeri no podía descifrar la expresión de su rostro, pues parecía haber visto un fantasma por un momento, pero luego endureció sus facciones acercándose peligrosamente a ella, lo que le hizo jadear.
—¿Quién rayos eres?
—S-soy Choi Aeri —titubeó por los nervios.
La tomó de las muñecas y ella quiso forcejear para soltarse, pero este logró aprisionarla contra la pared.
La tomaba con fuerza haciendo arder su piel pálida mientras él parecía que iba a romperse la mandíbula de la forma en que la apretaba. Tenía su respiración pesada y esta chocaba contra el rostro de ella que no lograba comprender lo que estaba sucediendo, pero no sentía miedo alguno, solo podía observar sus orbes.
—No sé de dónde diablos has salido ni porqué tienes interés en mi hermano, pero no te quiero cerca de él, ¿me entiendes? —advirtió alzando una ceja.
—¿Por qué?
Jungkook observó cada centímetro de su rostro, deteniéndose nuevamente en aquellos orbes marchitos, por lo que dejó de aplicar fuerza hasta soltarla por completo dando un paso hacia atrás.
Aeri acarició sus muñecas enrojecidas, soltando un pequeño gemido observándolo desconcertada.
—Ya nos has traído suficientes problemas. Eres libre de ese imbécil que era tu novio, así que, simplemente, aléjate —ordenó más calmado—. Si crees que puedes estar con Jungsuk, estás equivocada. Ni mi padre ni nosotros aceptáremos.
Aeri arrugó la frente completamente confundida al escuchar esas palabras, mientras que Jungkook tragó con dificultad dedicándole otra mirada antes de empezar a caminar hacia la puerta de la habitación de Jungsuk, dejando a la fémina con muchos pensamientos al respecto.
(...)
Jonghyun golpeaba la bolsa de boxeo esperando que llegase su hermano, aunque no fuera algo que quisiera, pero desde lo sucedido en la clínica el día anterior notaba que este parecía demasiado afectado. En eso no podía evitar sentir algo de culpa porque sabía que sus palabras habían logrado un poco que eso sucediera.
Siempre a pesar de lo que sea que hiciera, se mostraba de su parte apoyándolo porque sabía que a pesar de que intentara fingir que nada le afectaba, en realidad, todo lo hacía ya que al igual que él se sentía completamente solo, aunque al contrario tuviera amigos.
Su hermano parecía necesitar estar rodeado de personas que estuviesen ahí apoyándolo, a pesar de sus constantes errores, porque la soledad podía llegar a serle asfixiante. Por esa razón había intentado siempre estar ahí para él, pero el hecho de que fuese capaz de lastimar a su otro hermano había provocado que no pudiera seguir siendo el mismo.
Jungkook había cruzado un gran límite, al menos para Jonghyun.
Aún así no quería seguir distanciado de él porque sentía que era quien más lo entendía, con quien podía hablar de lo que sea sin vergüenza alguna, aunque a veces lo sentía demasiado apático, pero es que con Jungsuk se le dificultaba demasiado poder hablar otra vez. Era como si se hubiese vuelto aún más emocional y todo le afectara.
A veces por su cabeza cruzaba que podría estar escondiendo un secreto que lo estaba enloqueciendo, pero no se atrevía a preguntar por temor.
—¡Oye! —aquella voz femenina llamó por completo la atención de Jonghyun.
Este que llevaba su cabello atado con algunos mechones sueltos que se habían salido de la coleta y su flequillo algo pegado en su frente por el sudor, se detuvo tomando la bolsa entre sus manos.
Al girar se encontró con Hyesoo, que al conectar sus miradas tragó con dificultad a causa de los nervios, pues sentía que al mirarla de esa manera tan intensa podía ver todos sus pecados.
—¿Ahora qué quieres? —preguntó en seco—. Ya no tienes excusa alguna para seguir apareciendo en nuestras vidas porque Jungkook ya ha dicho que terminaron.
—Tampoco me interesa seguir formando parte de sus vidas, así que no te preocupes —sonrió amarga.
—Entonces, ¿qué rayos haces aquí?
—¿Hyeongjun está aquí?
—¿Lo ves por alguna parte? —preguntó sarcástico, mirando a sus lados y luego volvió a conectar sus miradas de manera burlona, provocando que ella sintiera su sangre hervir—. Ya no pongas excusas.
—Estoy hablando en serio. No logro comunicarme con él y lo necesito porque nuestro padre está por llegar. Sé que él quiere verlo —explicó molesta.
La expresión de burla desapareció del rostro de Jonghyun, siendo reemplazada por una que parecía interesada en lo que estaba sucediendo.
—Pues, tú más que nadie lo conoce y deberías saber dónde podría estar. Espera —se detuvo por un momento, presionando los labios como si pensara—. Olvidé que ya no te importa lo que suceda con él porque solo te preocupa follarte a mi hermano.
—¡Eres un maldito imbécil que no sabe una mierda! —alzó la voz acercándose molesta.
—Y tú una mentirosa que le gusta andar de arrastrada —quiso acercarse a ella, pero al ver una silueta detrás, levantó la cabeza observando a un lado de ella, tragando en seco, lo que provocó que se desconcertara.
—¿Qué carajos haces aquí? —preguntó aquella voz masculina que la hizo estremecer y que volteara temblorosa.
Frente a ella se encontraba el pelicorto con piercings, vistiendo de negro preparado para entrenar. Este estaba cruzado de brazos, alzando una ceja, esperando una respuesta.
Era demasiado obvio que no parecía gustarle para nada verla allí y mucho menos con su hermano, el cual estaba atento a ellos.
Hyesoo parecía ser incapaz de contestar, por lo que Jungkook al notarlo la tomó rápidamente del brazo, ejerciendo algo de fuerza para así llevarla casi a rastras fuera del gimnasio, recibiendo alguna que otra queja.
Este al cerrar la puerta tras su espalda, escuchando aún como le reprochaba para que le soltase, siguió sin importarle e hizo que fueran al callejón de al lado, empujándola contra la pared.
—¡¿Qué rayos haces aquí y con mi hermano?! —preguntó apoyando la mano al lado de su cabeza de manera brusca, inclinándose hacia adelante, lo que hizo que ella se sobresaltara.
—N-no vine por ti.
—Estás buscando llamar mi atención, ¿no es así? —una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios—. No sabes qué hacer para conseguirlo.
—¡Eres tan idiota que no te buscaría por nada! —gritó empujándolo, pero la tomó de las muñecas.
—Oh, vamos, sabes que te encantaría que volviera a joderte. Ni siquiera te importaría dónde, porque sigues deseándome como la perra necesitada que siempre has sido —aseguró acercando sus rostros—. Deseas escuchar que me arrepiento por todo...
—¡Cállate! ¡Cállate, idiota!
Hyesoo intentó forcejear a la vez que gritaba, pero él ejerció más fuerza en el agarre y bruscamente volvió a hacer que su espalda chocara contra la pared, sacándole un jadeo de dolor.
La observaba con sus facciones endurecidas dejando notar que estaba enfadándose por su comportamiento, por lo que ella tragó en seco, hasta que empezó a ver cómo este acercaba sus rostros y sus respiraciones se mezclaban.
Se decía que no podía permitirlo porque estaría dándole la razón, pero tenerlo a corta distancia pudiendo admirar cada centímetro de su rostro, como sus ojos no dejaban de ver sus labios humedeciendo los suyos como si realmente deseara volver a besarla, la debilitaba por completo. Aunque intentara ocultarlo deseaba volver a estar en sus brazos, deseaba poder volver a sentir sus salvajes besos, poder complacerlo y escucharlo.
Era realmente débil ante Jeon Jungkook. Tanto como para olvidarse de todo por completo.
Jungkook juntó sus labios siendo rápidamente correspondido en un jadeo, lo que hizo que liberara sus muñecas y ella no dudara en pasar sus brazos por sus anchos hombros, llevando una de sus manos a su cabello tirando de este, haciéndole gruñir. Él llevó las manos a su cintura apegándola más contra su cuerpo, comenzando con unas caricias que se iban volviendo obscenas a la vez que el beso iba intensificándose.
Se besaban de manera salvaje, como si ambos se estuvieran deseando intensamente. Hyesoo estaba debilitándose al sentir cómo la lengua de él recorría su boca, cómo apretaba su trasero con fuerza queriendo apegarla más. Jungkook la tenía completamente enloquecida, la embriagaba con sus besos, con sus caricias, con su sabor, con su aroma. No le importaba para nada lo que había sucedido con ellos anteriormente, cómo la había humillado y roto su corazón porque solo deseaba volver a sentirlo.
Era capaz de perdonárselo todo si él se lo pedía.
Jungkook mordió su labio inferior tirando de este, robándole un gemido antes de romper el beso. La fémina se sentía arder e intentaba recuperar el aliento al igual que Jungkook.
—¿Lo ves? —preguntó sonriente en su oído, lo que le hizo estremecer al sentir también cómo su tibia respiración chocaba contra su piel—. Puedo tenerte cuando quiera, Hyesoo.
Ella al escucharlo abrió los ojos a la par por la sorpresa, llevando las manos a su pecho para apartarlo indignada.
—¿Realmente crees que podría arrepentirme por lo que sucedió? —preguntó riendo—. Jamás, pero jamás podría fijarme en alguien como tú, aunque debo admitir que a pesar de que nada me gusta de ti, disfruté follarte. Pero solo fue eso, así que dime, ¿qué quieres para dejarme en paz? ¿Que follemos una última vez? Dime lo que quieras y lo haré, pero ya no quiero que vuelvas a acercarte.
—¡Eres un verdadero idiota! —gritó enfurecida, volviendo a empujarlo.
—Tú lo eres al creer que podría interesarme en verdad en alguien como tú. ¡Mírate, por Dios! Jamás podría enamorarme de alguien así —aseguró mirándola de pies a cabeza con una expresión de disgusto—. Ahora deja de estar de arrastrada. No me interesas. Y no te quiero cerca de mis hermanos, ¿lo entiendes?
—¡Vete al carajo, Jungkook! ¡Púdrete!
Hyesoo lo empujó para empezar a caminar, escuchando cómo soltaba una risotada como si lo sucedido se le hiciera realmente gracioso. Empuñaba las manos sintiendo un nudo en su garganta al recordar sus palabras y lo sincero que había sonado.
En ese momento sentía que su dignidad había sido pisoteada por él, y sabía que hasta hacía unos segundos tenía toda la razón que era capaz de tenerla cuando quisiera. Era como si hubiera perdido la cabeza por él y tuviera la esperanza de cambiarlo, pero ahora que había sido más sincero, que la había pisoteado como quiso sin importarle herirla, sentía el resentimiento invadirla.
Al ver el coche de Jimin aparcado, se dirigió a la puerta del lado del acompañante para subirse. El rubio anteriormente la había llamado diciéndole que necesitaba distraerse, por lo que ella aceptó sin problema alguno. Fueron a una cafetería donde conversaron logrando que se distrajera, hasta que ella recibió una llamada de su padre informándole que iba a visitarlos, lo que hizo que se emocionara y necesitara saber dónde estaba su hermano.
Jimin al verla completamente histérica, sintió demasiada curiosidad.
—Hey, ¿qué sucedió? ¿El idiota de Jonghyun te hizo algo?
—Jungkook —corrigió provocando que se sorprendiera.
—¿Estaba allí?
—¡Es un asco de persona! Juro por Dios que nunca conocí a alguien tan imbécil como él.
—¿Qué sucedió? ¡Cuéntame!
—Ya lo decidí. Voy a vengarme de ese idiota.
—¿Qué? ¿Y cómo lo harás? —indagó curioso.
—Aún no lo sé, pero juro que encontraré la manera en la que se arrepienta por humillarme. Y tú me ayudarás —apuntó mirándolo—. Dijiste que me ayudarías con la venganza, Jimin.
—Claro que lo haré. Lo que sea para volver loco al imbécil de Jungkook.
—Perfecto —asintió satisfecha, observando cómo sonreía a la vez que encendía el motor.
¡Hola!
¿Creen que Aeri si tenga sentimientos por Jungsuk? ¿Cómo piensas que Hyesoo va a vengarse de Jungkook?
Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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