¿ En donde estoy?

Theodore abrió los ojos, le dolía mucho la cabeza, y veía todo borroso. Hizo el intento de levantarse. Pero ¿Dónde estaba? No conocía ese lugar, era muy extraño. El techo estaba hecho de paja reseca y el piso de madera, húmeda y vieja. Había estado reposando en una cama muy humilde con sabanas grises. La pared derecha estaba pintada de un naranja flúo, la pared izquierda de un verde manzana, la pared de espaldas al muchacho era de un color morado chillón y la pared de enfrente (la cual contenía una pequeña puerta blanca) era azul marino intenso. Pero lo más extraño allí eran los artilugios y adornos que encontró en algunos estantes viejos. Como un largavistas, el cual su lente de aumento daba vueltas cada vez que uno miraba por él. O una lámpara de zanahoria, rábanos, brócolis y otras verduras. Una muñequita oriental de porcelana desgastada por el tiempo. También había un cuerno parecido al de un unicornio, pero este era gris oscuro y estaba en espiral. Él sabía perfectamente de que criatura era ese cuerno así que procuró no tocarlo, o explotaría junto con toda la extraña casa.

Luego lo invadió un sentimiento de desesperación y tocó el bolsillo derecho de su saco para comprobar algo… Sí, ahí estaba su varita. Suspiró aliviado.

Ahora su objetivo era salir de allí ya que estaba muy lejos de creer que despertar en un lugar desconocido se tratara de algo bueno.

Salió del extravagante cuarto y contempló las figuras de dos jóvenes, no pudo reconocer sus identidades, aunque forzara la vista. Esas dos personas se acercaron a él.

_ ¿¡Longbottom! ¿¡Lovegood!_ Miró desconcertado a sus ex compañeros de Hogwarts. Estaba aún más confundido que con el cuarto multicolor, ¿Qué estaban haciendo allí? o tal vez la pregunta era ¿Qué hacia él allí?

_ ¡Theodore, ya despertaste! Toma, es una carta de Hogwars, para ti_ Habló Luna muy tranquila, él tomó la carta y sin darle ni siquiera un vistazo, la guardó.

_ ¿Qué sucedió? ¿Por que estoy aquí?_ Preguntó el Slytherin.

_ Bueno, te encontramos el en campo de batalla, inconsciente, y Hermione nos pidió que curemos tus heridas_ Contestó ella.

_ ¿Hermione? ¿Hermione Granger?_ Pregunto él asombrado, ella siempre se había preocupado por él…

Era en quinto año, Theodore resopló, tenía su mano apoyada en su mejilla derecha. No lograba concentrarse, y no comprendía del todo el encantamiento de Transformaciones que McGonagall les había dicho que practicaran. Así que, buscando paz, cosa que en su Sala Común no podía encontrar, fue a la biblioteca con el libro de Transformaciones en el brazo, y dos rollos de pergamino, una pluma y un tintero en el otro.

Se había despertado completamente mareado y con dolor en todo el cuerpo. No sabía que le pasaba. En el momento en que se sentó en una mesa apartada de la puerta de la biblioteca, comenzó a oír los murmullos de dos personas. La voz de una de ellas le resultaba muy familiar, entornó la vista, fijándola en dos figuras borrosas, las cuales a cada instante se veían más nítidamente.

Era Hermione. Ahí estaba ella, hablando con Madame Pince. la bibliotecaria. La muchacha giró la cabeza para observar al Slytherin, y lo descubrió mirándola. Cruzó unas palabras con la bibliotecaria, y se alejó de la mesa central, mientras avanzaba hacia él con una amable sonrisa.

_ Hola_ Le saludó ella_ ¿Has descansado bien? Parece que ese Desmaius junto con el moco murciélago causaron una explosión, y saliste inconcientes.

Nott quiso sonreírle como lo hacía ella, pero su desconcierto pudo más contra su alegría de verla allí. ¿De qué hablaba?

Así, todo rastro de sonrisa quedó eliminado, y su mirada proyectó solo confusión.

Y de repente le vinieron imágenes de lo ocurrido anteriormente. Se había enfrentado a Zacharias Smith por insultar a cierta Gryffindor y sus amigos. Finalmente, los dos al mismo tiempo, lanzaron un hechizo. El Hufflepuff lanzó un desmaius y Nott un hechizo de moco murciélago. Y, según Hermione, causaron una explosión donde ambos salieron inconscientes.

Se desesperó, había defendido a tres Gryffindors, siendo él un Slytherin.

_ Pero, ¿Y qué pasará con Smith? Cuando salga de la enfermería les contará a todos sobre nuestro enfrentamiento, y sobre como te defend...como los defendí_ Se corrigió Theodore, tratando de no sonar tan desesperado como realmente estaba.

_ ¡Oh, no te preocupes! Recuerda que yo estaba allí presenciando la pelea y tratando de separarlos, pero, claro está, que no me escucharon. Sino no estarían así como están ahora..._ La muchacha se disponía a contar lo escandalizada que estaba en el momento de la pelea con el Hufflepuff, cuando su amigo le dirigió una mirada asesina_ El punto es que..._ Hermione se trabó en esta parte, no se atrevía a decir lo que iba a decir_ le lancé un Obliviate a Zacharias para que no recordara nada de la pelea.

La Gryffindor temía que Theodore se enfureciera con ella, puesto que para ella el Obliviate no se debería usar, si no fuera en un caso de suma importancia. Pero lo creyó necesario en ese momento.

Él solo atinó a mirar impresionado a Granger. No daba crédito a lo que sus oídos acababan de oír.

_Sé que estás en todo tu derecho de enfadarte conmi..._Pero ella no pudo terminar, ya que Nott la interrumpió con un abrazo. Un abrazo, en su totalidad, extraño, pero tierno a la vez. No hizo falta decir más, el Slytherin estaba agradecido con ella.

_... Y por eso creo que lo mejor es tener una mandrágora cerca_ Dijo Neville.

_ ¿Perdón? ¿De qué hablas?_ Preguntó Theodore confundido, había estado tan ensimismado en sus pensamientos que no había oído ni una palabra de lo que Longbottom le dijo.

_ Sobre los distintos tipos de usos que se le puede dar a una mandrágora, con el uso número 47 fue con el cual pudiste sanar_ Contestó él.

El Slytherin, omitiendo el último comentario por parte del Gryffindor, se dio media vuelta y se dirigió hacia "su habitación".

_ ¿A dónde vas?_ Preguntó Luna, que por un segundo pareció haber salido de las nubes.

Nott se paró en seco. ¿Qué podría decirles? Quería ver a Hermione, quería escapar de allí, quería estar en su casa, en su habitación y en su cama, también quería cesar el dolor de cabeza que le producía estar parado. Quería muchas cosas. Pero, aún de espaldas, solo murmuró:

_Si me disculpan estaré en la habitación de arriba.

Tuvo que hacer un gran esfuerzo para subir. Porque una cosa era bajar. Tan sólo tenía que mover los pies y la gravedad haría lo suyo. Pero no era lo mismo para subir.

Cuando llegó al curioso cuarto multicolor se metió en la cama, y se arropó con las sábanas y frazadas.

_Hermione, Hermione ¿En qué me metiste?_ Murmuró el suspirando, antes de quedarse profundamente dormido.

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