Capítulo 52

Edelyn

"Solo una vida vivida para los demás es una vida que vale la pena"
Albert Einstein

Desde que se dio la noticia de la fuga de los presos mis padres se volvieron un poco paranoicos y la verdad es que aunque yo también tuve miedo en su momento sabía que no había nada que temer, la prisión era en otro estado, eran prófugos sin ningún tipo de medio de transporte o comunicación y tampoco tenían ayuda de nadie afuera, el hermano de Zulema no contaba con su apoyo sin mencionar que el hermano de Scarlett no contaban con recursos como para ayudarlo así que solo eran dos prófugos de la ley sin ningún tipo de poder.
Las medidas que mis padres habían tomado también me hacían sentir algo segura además "estoy contigo"  aquellas palabras aún resuenan en mi cabeza, su suave tacto su mirada tan cálida y aquella leve sonrisa tan reconfortante.
Me sentí apenada ante mis propios pensamientos no podía creer que seguía recordando sin parar a Keyson, desde ese día en que nos separamos lo extrañaba a cada segundos creo que me había acostumbrado demasiado a su presencia ya que mi mayor tiempo era con él.

Escuche como alguien tocó a mi ventana, me levante de mi lugar un tanto dudosa por el repentino sonido pero si fuese alguien malo no estaría tocando me acerque un tanto temerosa para abrir la cortina y cuando mi mirada se cruzó con la suya no pude evitar sonreír de inmediato me acerque para abrir la ventana él se acercó para entrar a mi habitación.

—¿Que haces aquí?

—También me es un gusto verte—soltó con sarcasmo mientras giraba a verme por un segundo para volver su mirada a mi habitación.

—¿Como es que llegaste, literalmente mis padres tienen una fortaleza?

—Tengo mis métodos.

—¿Así?

—De acuerdo, tal vez tuve algo de ayuda.

—Tina te dejó entrar cuando ella iba a salir con mi hermano.

—Eres muy inteligente.

—¿Y a que se debe tu agradable visita?

—Quería verte— Dijo sin más tomando un libro para dejarlo en su lugar se acercó a mí sonriendo de manera coqueta —¿Que? El gato te comió ...

—Yo también quería verte—confesé un tanto apenada —desde ese día en el hospital cuando tuve que marcharme yo quería verte.

Obligándome a mi misma lo mire, su rostro estaba completamente rojo y no sabía el porqué pero aquello también me relajaba un poco, me alegra no ser la única con estos sentimientos.

—Entonces te dejaré una fotografía mia—trato de bromear pero podía notar en su voz que se sentía apenado.

—Pero yo prefiero al real. Es a ti a quien quiero ver cuando extraño.

Tome su mano la cual él alejo por un momento para entrelazar nuestros dedos le mire aún sintiendo como la vergüenza me inundaba pero aún con ello quería hacerlo, cerré los ojos en espera de su tacto pero solo sentí como soltó mi mano cuando abrí los ojos le mire para verlo tomar dirigirse al estante de mis viejos trofeos.

—Eres toda una campeona, alguna vez deberías darme un concierto en vivo pero te advierto que te dejaré en vergüenza con mis aplausos y gritos de emoción.

—Créeme estoy acostumbrada—me acerque a su lado para ver los trofeos—. En cada concierto mi familia asistía con una gran cartel, siempre eran los que más resaltaba y aunque no lo parezca mi hermano es el peor una vez tiro confeti por todos lados mientras hacía sonar un silbato cuando me fue entregado un premio.

—Hay que aprender a celebrar el éxito.

—Supongo que no estaría mal si no hubiera ganado el tercer lugar.

—Un premio es un premio sin importar el lugar que tengas.

—Eso creo, ¿que hay de ti? ¿También tienes muchos premios de tus juegos?

—Siempre gane cada partido que tuve incluso llegué a ser capitán pero mis padres no son tan intensos como los tuyos, casi siempre durante los partidos también eran los concursos de ciencias de Elijah así que le daban prioridad a él. Un partido no es tan genial ni tampoco te abre puertas a un gran futuro como empresario así que no eran prioridad.

—Yo creo que cada actividad que hace a uno feliz es importante. Si quieres volver a la escuela y volver a jugar espero que te prepares porque iré a animarte y créeme que se muy bien como ponerte en vergüenza con mis ánimos.

—Lo estaré esperando con ansias.

—Keyson, así como tu estas a mi lado yo también estaré a tu lado.

Recargue mi cabeza sobre su hombro mientras miraba aquel estante con los trofeos tenía tanto tiempo sin participar en algún concurso que de alguna forma me hacía pensar que se sentía algo vacío.
Escuche a Keyson suspirar levante un poco mi cabeza para girar a verlo.

—Últimamente me estoy volviendo loco, no puedo dejar de pensar en ideas tan equivocadas, incluso creo que alucino y no es que no quiera hacerlo pero no quiero que me odies, sabes no dejo de darle vueltas sin parar a la idea de que tal vez algo funcione pero se que es difícil y luego...

—Yo también estoy pensando en ello —aquello captó su atención, giro a verme y mire aquel rostro que nuevamente estaba tan rojo como el mío —. De hecho desde ese día quería que me besaras, yo quiero.

Keyson peinó con cuidado mis cabellos, me miró con atención se acercó lentamente y me beso lentamente antes de alejarse con cierta rapidez.

—No deberías de decir esas cosas cuando estas a solas con un chico en tu habitación.

—Jamás las dirías pero si eres tu se que estará bien. Si eres tu, Keyson, el que está a mi lado se que estará bien.

Lo vi sonreír para volverse a acercar para besarme me sentía un tanto ansiosa, sentía como un sentimiento crecía queriendo algo más, Keyson se alejo lentamente para verme.

—Yo jamás te haría daño, y lo sabes, ¿verdad?

—Si.

—Sabes creo que lo mejor será que me vaya.

—¿Por qué?

—Yo puedo ser peligroso sabes, no quiero hacerte llorar solo porque siento algo que... Solo creo que...

—Yo también lo siento—dije mientras lo detenía.

—Aún no.

—Pero quiero Keyson, yo jamás sentí esto, es decir en su momento estuve cerca de hacerlo pero siempre tuve miedo pero contigo es diferente.

Él me sonrió tomó mi mano para verlo tomar asiento sobre la cama me coloco frente a él para tomar mis manos y besar las palmas de esta.

—Será a tu ritmo, no te tienes que sentir obligada en cuanto tengas miedo o te sientas insegura vamos a parar, no quiero ser la razón de tu lagrimas.

Yo asentí mientras sentía como él me guiaba con sus manos sobre su cuerpo, cuando soltó una de mis manos tuve la confianza de dirigirla hasta su rostro él me dedico una mirada llena de ternura que me hizo sonreír me acerque un poco más tomando asiento sobre sus piernas lo vi sonreír con cierta coquetería y note su intención de decirme algo pero no le di la oportunidad pues lo bese, volvió a tomar ambas manos para llevarla hasta la orilla de su camiseta para quitársela me separe para poder verlo, observe las pequeñas cicatrices sobre su cuerpo seguramente debido al accidente, coloque mi mano sobre su pecho él se acercó un poco más a mi buscando mi mirada y fue cuando sonreí para besarlo.

Gire sobre la cama chocando contra su pecho desnudo, sus pestañas eran largas y su rostro dormido era de alguna forma tan encantador, lleve mi mano a su mejilla mientras a mi mente venían los recuerdos de lo sucedido anoche había sido tan diferente, incluso se sintió diferente, no sentía miedo ni temor, no sentía dolor y aquellos miedos desaparecieron, fue algo placentero me había sentido tan extasiada y feliz de sentirlo a mi lado incluso ahora me sentía tan calmada. Sentí como tomó mi mano sobresaltandome un poco, le mire abrir los ojos para luego llevar mi mano a sus labios para luego acercarme más a él.

—Lo lamento, te desperté.

—No... ¿Como te sientes?

—Feliz... Fue diferente, me gustó.

Aquello lo hizo reír.

—¿Te gustó mucho?

—Si —dije apenada mientras le miraba sonreír nuevamente

—Lo suficiente como para volverlo a hacer... Estoy brome...

—Si, quiero hacerlo. Si es que tu quieres.

—Siempre querré hacerlo contigo si tu así lo deseas

—Si quiero.

Su tacto suave y cálido, sus labios tan dulces, su calidez y sus besos era algo que jamás olvidaría.

🔸🔸🔸

Podía escuchar como alguien a lo lejos me llamaba cuando abrí los ojos mire a Keyson quien aún me tenía abrazada a su lado sonreí pero aquella sonrisa se borro al escuchar como alguien tocaba la puerta de mi habitación.

—Edelyn—me llamo mi hermana y me levante de un salto para comenzar a vestirme pero cuando recordé a Keyson comencé a moverlo.

—¿Edelyn?

—Ya voy—dije un tanto nerviosa—Keyson despierta, despierta.

Lo vi abrir los ojos pero de inmediato lleve mis manos a su boca.

—Mi hermana está aquí toma tu ropa y esconderte en el baño, anda. Vamos.

Él asintió de inmediato se levantó tomo sus cosas y se dirigió al baño yo me dirigí a la puerta para abrirla y ver a mi hermana quien me observaba con algo de sospecha.

—¿Por qué cerraste la puerta?

—Debió haber sido por accidente.

—Varios de tus amigos vinieron a verte, papá y mamá cree que será buena idea desayunar todos juntos.

—Me parece bien, yo voy a tomar una ducha y vuelvo enseguida.

—¿Estas bien?

—Si.

—¿Por qué tu camiseta está al revés?

—Iré a tomar una ducha, adiós—le cerré la puerta casi en la cara antes de volver a cerrar con seguro la puerta solté un suspiro de alivio para dirigirme al baño, al entrar observe a Keyson desnudo lleve mis manos a mi boca para avistar gritar para girar—¿Que te pasa?

—No íbamos a tomar una ducha.

—¿Que? No, es decir, ¿no tienes vergüenza?

—Después de todo lo que pasó anoche, no, créeme que no.

—Pues yo si tengo vergüenza.

—Bien, entonces espera a que termine.

—Bien.

Escuche como la llave de la regadera se abrió y mentiría si dijese que que no tenía curiosidad gire lentamente para verlo pero me encontré con su mirada juguetona él tomó mi mano para introducirme dentro de la regadera solté un pequeño grito debido a la sorpresa pero cuando lo escuche reír no pude evitar hacerlo también.

—Pensé que no me harías hacer nada que no quisiera.

—Si bueno, no parecía que no quisieras, por algo volteaste, ¿no es así?

—Creo que fui atrapada.

—Si, y no te soltare fácilmente.

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