Capítulo 38

Edelyn

"Pocos son lo que ven con sus propios ojos y sienten con sus propios corazones"
Albert Einstein

Gire para observar a Dina llegar con otro ramo de flores no pude evitar soltar un largo suspiro si las cosas seguían de esta forma podría poner mi propia florería, desde que había terminado con Leví el enviaba flores cada tercer día y me visitaba los fines de semana en busca de mi presencia la cual le negaba, al principio pensé en que se cansaría de insistir y volvería a su vida normal pero esto no parecía tener fin, mis padres no dejaban de preguntar si estaba todo bien pero yo solo me limitaba a responder que si y que no quería continuar una relación donde no me sentía cómoda por la diferencia de sociabilidad, ellos no quería presionar, ni querían cuestionar, incluso mi hermano se mantenía al margen pero por otro lado mi hermana era diferente sabía que la situación ya le había cansado.

—Ya han pasado tres meses y el sigue ahí afuera como cada fin de semana,al menos deberías hablar con él.

—Ya lo hice, pero no entiende mis razones.

—Tal vez no fueron las mejores las excusas que le diste.

—Pensé que no te agradaba.

—Es cierto pero me está empezando a dar lastima.
¿Que pasó en realidad Edelyn?

Mi hermana tomó asiento a mi lado para tomar mi mano, conocía ese gesto de apoyo, quería que le contará la verdad que ocultaba pero yo solo quería dejar las cosas atrás y actuar como si nada hubiera ocurrido.

—No es nada, solo somos tan diferentes.

—¿Y eso te es suficiente para hacerlo a un lado?

—No lo hice a un lado.

—Bueno, se sintió de esa manera. Si no quieres volver con él está bien es tu decisión pero no debes actuar como si ya no existiera, no puedes simplemente desaparecer los sentimientos de alguien por completo.

Mi hermana apretó levemente mi mano en busca de mi comprensión pero yo no quería entenderlo, desvíe mi mirada de ella como si de esta manera pudiese evitar su presencia, no quería que me convenciera de ese hecho, ya había aceptado que los sentimientos de Leví no eran para mí y creía que él también debía aceptar ese hecho, antes de arreglar cualquier pensamiento conmigo estaba seguro que debía arreglar sus asuntos personales con respecto a Dayana.
Solté un largo suspiro mientras me ponía de pie.

—Tengo que prepararme, le prometí a mamá y a papá que los acompañaría a la cena de esta noche.

—Edelyn se que no quieres hablar sobre esto pero al menos piénsalo un poco, ese chico también merece algo de compasión.

Yo solo asentí para poder continuar mi camino hacia mi habitación.
Desde la ventana podía ver a Leví sentado sobre la cera esperando paciente mi presencia pero eso no iba a ocurrir al mano no el día de hoy, cerré la cortina de mi habitación para evitar el verlo para así poder continuar con los preparativos para mi arreglo personal, después de varios meses de auto confinamiento saldría para asistir a una fiesta de gala, siempre detestaba tales eventos por lo que siempre los evitaba pero si quería empezar de nuevo debía empezar por tener nuevas amistades.

—Esta lista señorita—mencionó Dina mientras terminaba de realizar mi peinado, le agradecí por lo que había hecho y ella solo asintió para poder salir de la habitación.

Me mire en el espejo y de alguna forma a mi mente vino Zulema, todas sus palabras sobre cómo una mujer debía tener confianza y el cómo era el método correcto de vestimenta de acuerdo al evento, aquello me hizo sonreír pues nunca pensé que todas aquellas lecciones me fuese de ayuda algún día pero aquí estaba totalmente lista para un evento de gala importante con algo que yo misma había escogido y por supuesto demostrando una confianza que no sabía que tenía, normalmente a estas alturas ya me habría escondido para evitar el ir pero ahora estaba segura que podía hacer esto. Me levante para salir de mi habitación para poder encontrarme con mis padres quienes me esperaban en la entrada, el primero en mirarme fue mi padre quien sonrió de oreja a oreja.

—No cabe duda que tengo un ángel por hija, estas hermosa.

—Gracias papá.

—A mi no me dijiste ningún halago—mamá se cruzó de brazos fingiendo indignarse pero al notar el nerviosismo de papá comenzó a reír.

—Cariño de todas las criaturas maravillosas tu eres la más grandiosas.

—Te tardaste en decirlo pero te salvaste, por poco.

Mi padre soltó un suspiro un tanto aliviado cuando mamá le dio la espalda tras encaminarse en dirección al auto, no pude evitar reír pues había olvidado lo divertido que era pasar el tiempo con ambos.
Durante el trayecto me sentía calmada, disfrutaba de la compañía de mis padres quienes me hacían reír más de una vez, estos pequeños momentos eran muy apreciados para mi.
Al llegar mi padre me ayudó a bajar del auto, mire el gran salón el cual era bastante elegante, mientras me dirigía a la entrada recordaba cada una de las lecciones aprendidas por Zulema, con la cabeza en alto, con un semblante de seguridad, con pasos firmes y actuando como si tuviera el control de todo aunque no fuese así.
Mire a todas las personas a mi alrededor quienes giraron para observar a mi familia y después a mi con cierta sorpresa después de todo era extraño ver a la hija menor presente en un evento social.

—Señorita debo confesar que me encuentro realmente sorprendido de encontrar aquí.

—Jung—mencioné su nombre con cierta sorpresa mientras lo miraba, gire alrededor para observar a sus padres quienes miraban con orgullo a su hijo al igual que otras chicas—veo que realmente eres bastante popular.

El soltó una risa tanto nervioso mientras se encogió de hombros.

—Tal vez solo un poco.

—Yo diría que más bien un fastidio.

—Eso dolió hermanita.

—Hola Suni—le salude un tanto nerviosa e incomoda después de todo la última vez que la vi fue cuando ayudó a Leví, ella me miro en silencio antes de abrazarme.

—Estoy realmente feliz que estés bien, ese día realmente me preocupaste mucho.

Al principio me impresionó un poco el hecho de que me abrazara pero entendía el porqué por lo cual correspondía el gesto.

—Lamento haberte preocupado.

—Pero estas bien y eso es lo que importa, sabes tengo un par de cosas que necesito hablar contigo.

—Claro.

—¿Y solo van a ignorarme y dejarme aquí sin más? —interrogó Jung con cierta ofensa.

—Varias de tus admiradoras quieren charlar contigo, solo escoge la que más te guste y déjanos en paz.

—Vaya que tu opinión sobre lo sigue siendo la misma de siempre.

—¿Acaso has cambiado?

Suni le dio la espalda antes de encaminarse junto conmigo hasta uno de los balcones, la vi cerrar la puerta para luego acercarse a la orilla.

—Primero que nada debo pedir disculpas por llevar a Leví a tu casa, el muy maldito me amenazó con decirle a mis padres sobre contarles la verdad y no tuve más opción que llevarlo.

—Esta bien, lo entiendo. La verdad es que él puede ser alguien bastante persistente—mencioné recordando los últimos meses donde el no deja de insistir en verme.

—Se que no debería decir esto pero me alegro que hayan terminado. Leví es realmente una persona obsesiva y debo decir que un tanto inestable emocionalmente.

—Suni, ¿que fue lo que sucedió entre él y Dayana que todo terminó tan mal? No lo entiendo, él parece que aún la ama con locura así que no entiendo como pudo hacerle daño.

—Como dije él es alguien obsesivo... Leví llevaba la misma vida liberal que mi hermano, fiestas, borracheras, con uno que otro problema de vez en cuando, acostandose con cualquiera por simple placer, digamos que muchas cosas cambiaron cuando Dayana llegó. Ella solía ser mi amiga, alguien con un gran futuro por delante hasta que conoció a Leví y ambicío una vida que no le era provechosa, Leví envolvió a Dayana en su mundo y las cosas se salieron de control. Resulta que a él ya no le gustó el hecho de que su novia se metiera con otros chicos así como él se metía con otras chicas... Pasaron tantas cosas que solo ocasionaron un problema tras otro y todo terminó tras aquel incidente.

—¿Hablas de cuando tu hermano perdió su pierna?

Ella asintió con brevedad aunque en su mirada podía notar que ocultaba muchas otras cosas.

—En parte fue mi culpa aquella discusión entre mi hermano y Leví.

—¿Por qué sería tu culpa?

—Me acosté con Leví, pensé que podía darle una lección a Dayana pero sólo cometí una estupidez también.

Guarde silencio ante aquella confesión pues no era algo que me esperaba de alguna forma entendía esa incomodidad y hostilidad entre ambos, ninguno quería revivir el pasado de los errores.

—Gracias por contarme un poco sobre lo que pasó.

—Digamos que sólo fue lo básico... No piensas volver a la universidad, ¿verdad?

—Creo que nunca debí haber asistido.

—Ciertamente hubo muchos sucesos extraños y malos pero también cosas buenas, sabes cambiaste un poco ya no eres aquella chica tímida que saltaba de un susto ante una simple mirada.

—Si bueno, convivir con Zulema fue realmente bueno para mí.

—Si sabes que esta fiesta elegante la organizo la familia de ella.

—¿Que?

—Entonces, ¿ella se encuentra aquí?

—Tal vez, normalmente envía a sus representantes pero puede que hoy sea una excepción.

—No te molesta si voy a buscarla, ¿verdad?

—Adelante, la verdad es que también te utilice como excusa para evitar a mis padres.

No pude evitar soltar una breve risa ante su sincero comentario, realmente era algo digno de ella, me despedí a la brevedad para salir a buscar a Zulema o al menos un rastro de ella, tras aquel día tan complicado no pude agradecerle por todo lo que me había enseñado.
Mientras caminaba por el gran salón en busca de alguna señal de ella tropecé con alguien.

—Como lo siento—me apresure a decir al hombre con el cual había tropezado, él me miró a los ojos y algo dentro de mí tembló de alguna forma se sentía tan familiar pero al mismo tiempo tan familiar. El hombre no dijo nada solo continuó su camino.

—Es realmente aterrador, ¿verdad? Que no te intimide hermanita.

—Creo que tiene un porte muy fuerte.

—El señor Engstrom solía ser alguien muy alegre pero todo se fue en picada cuando uno de sus hijos tuvo un accidente.

—Es realmente lamentable su situación.

—Si, al parecer su hijo esta en coma y el otro que le quedó solo es un problemático. Muchos rumores van y vienen sobre ellos pero nunca son buenas noticias así que no lo culpo por portar una cara así.

Gire a observar al hombre el cual había tomado asiento en una mesa lejana.

—¿Y a quien buscas con tanta prisa? —me preguntó mi hermano.

—Oh bueno.

—Edelyn, necesito hablar contigo—Suni se acercó con prisa para llevarme con ella a un lugar apartado, mi hermano me miró un tanto confundido pero aún así sonrió pues parecía que le alegraba el hecho de que tuviese una amiga.

—¿Que sucede?

—Es Leví.

—No quiero sonar grosera pero creo que no quiero saber nada sobre...

—No es lo que piensas Candy me llamo preocupada, le llamaron del hospital, Leví tuvo un accidente.

Cuando Suni me confesó aquello mi corazón latió como loco, ni siquiera le informe a mi familia que salí como loca del salón para dirigirme al hospital, en lo único que pensaba es que no fuese nada grave, quería que estuviese bien, quería conversar con él, escuchar todo lo que tenía que decirme sin reparo, no quería tener que estar lamentando esto toda mi vida.
Al llegar al hospital me dirigí hacia la recepción, la enfermera me miró un tanto sorprendida pues sabía que me encontraba hecha un desastre.

—Mi amigo, se encuentra en este hospital tuvo un accidente y no se donde esta o que paso, solo quiero saber que este bien.

—De acuerdo linda, primero cálmate—yo asentí mientras trataba de recuperar mi aliento —. Bien, ¿cuál es el nombre completo de tu amigo?

Aún me sentía un tanto nerviosa debido a la noticia pero sabía que debía mantener la calma, cerré los ojos tratando de recordar el nombre completo de Leví, lo había escuchado más de una vez en la escuela incluso en sus apuntes.

—Engstrom Coll, su nombre es Le...

—El joven Engstrom, si se quien es, lamento mucho su circunstancia es una pena que apenas te hallas enterado. Habitación 14-D, se encuentra en el segundo piso, puedes tomar el elevador y caminar por el segundo pasillo a la derecha.

—Gracias.

Me encamine con rapidez hacia el elevador para poder subir al segundo piso para así correr por el pasillo en busca de aquella habitación, fue fácil encontrar la puerta pero era difícil el tener que averiguar su estado. Entre a la habitación que la enfermera me había indicado, estaba llena de pánico, mis piernas temblaban debido al miedo que sentía mientras me acercaba a su lado, él estaba inconsciente en aquella cama mientras varias máquinas estaban conectadas en su cuerpo, no pude evitar llorar mientras lo veía, estaba tan mal, tomé su mano.

—Leví, perdón... Es solo que yo... —mi voz temblaba mientras lo veía en ese estado—lo lamento tanto, lo que dije no fue enserio, no te odio, así que por favor despierta.

Las lágrimas brotaron sin parar, peine su cabello con cuidado mientras le miraba, le sentía tan arrepentida por lo que había dicho y no quería que las cosas terminarán así.

—Voy a ayudarte, ya lo veras, no importa cuánto tiempo pase estaré a tu lado—bese su frente con delicadeza para luego marcharme de la habitación, sintiendo aquella culpa invadir mi pecho.

Dejarlo fue doloroso, quería seguir a su lado pero necesitaba actuar con rapidez, baje por el elevador busca aún en mi mente alguna manera de sobrellevar la situación, salí del elevador para caminar por el pasillo pensé en alguna manera de poder ayudarle, mis padres estaban molesto con él así que no sabía si se iban a lamentar de su estado aunque mi hermana era una persona más razonable sabía que podía confiar en ella para buscar ayuda ya que no contaba con los ingresos suficientes para mantener su residencia en el hospital.

—Edelyn.

Me estremecí al escuchar su voz, creo que ahora estaba alucinando pero cuando levante la mirada y lo observe sentí como aquel temor volvió a invadir mi cuerpo, Leví estaba frente a mi con un yeso en su brazo izquierdo y un par de raspones en su rostro.

—Leví —lo llamé con una sorpresa acompañado con temor. Él se acercó a mí pero se detuvo a un paso de mi.

—Edelyn, lo siento mucho, la verdad es que yo... No tengo excusas, ¿puedo abrazarte?

Yo solo me limite a asentir mientras ahora la confusión se apoderaba de mi mente, si Levi estaba frente a mi con apenas con un par de heridas entonces, ¿quién es la persona que está en aquella habitación?

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