Orígen (Extra-3)
Bosque de Aston, 29 de junio de 1023.
(Hace 1000 años)
Tarah hablando:
Era una hermosa mañana de verano, los rayos de sol se sentían cálidos al tacto con mi pálida piel, la brisa era fresca y me daba sutílmente en el rostro moviendo mis largos y ondulados cabellos, el cielo azul adornaba el día y sobre todo, lo que más me gustaba de esta época era que el bosque estaba adornado por flores y bayas silvestres.
Así que eso fue lo que hice...
Tomé mi cesta de mimbre, la cual mi madre me obsequió en mi cumpleaños número quinientos. A ella siempre le ha gustado confeccionar cosas, lo mismo vestidos, cestas, tiaras de flores, todo lo que sea crear algo desde cero, a ella le encanta, es su pasión.
Salí de nuestra cabaña y vi que afuera todo era como siempre. Las brujas mayores, sí tengo quinientos años pero esta edad es considerada una edad joven, las brujas mayores fortalecían el escudo protector de la aldea para evitar que licántropos, vampiros, y cualquier otra bestia sin control nos atacara o viniera a perturbar nuestra paz, entre esas bestias están los Blinds, aún más peligrosos que los Huargos ¿Sáben por qué? pues, un solo mordisco de ellos puede ser mortal para una bruja, ya que su saliva posee una sustancia venenosa que nos hace daño, nos hace daño solo a nosotras, es como la belladonna, pero aún más somnífera y hasta mortal si son grandes cantidades, ellos son nuestros némesis...
Pero aún así salí sin preocupaciones, pues, los Blinds salen de noche, la luz del día les molesta, los licántropos no son peligrosos, pero siempre nos mantenemos alejados para no meternos en sus problemas, los Huargos, rara vez se ven, ya que los hombres lobos los mantienen a raya y los vampiros nos tienen miedo producto a pasadas guerras contra nosotras.
***
El bosque estaba tranquilo, las aves trinaban, las ardillas subían y bajaban de los árboles con la boca llena de bellotas. Se respiraba un aire puro y fresco y lo más importante, habían zarzamoras por todos lados...
Recogí cuanta zarzamora pude, habían metros y metros de plantas llenas de esta pequeña fruta. Todo estaba muy tranquilo hasta que escuché un ruido, no era aterrador, pero sí llamó mi atención, y cuando lo vi no lo podía creer...
Escuché tantas historias sobre él, historias hermosas de cómo se alió a las ninfas para proteger el bosque, historias de que se desconoce cómo nació y sobre cuál es el orígen de su magnífico poder... Pero ahora estaba frente a mí, a unos pocos metros, comiendo zarzamoras tranquilamente, y jamás imaginé ver algo tan hermoso como él...
Akela...
Su hermoso pelaje blanco me causaba admiración, sus imponentes astas doradas brillaban con el sol, y sobre todo, sus ojos azules eran algo que jamás esperé ver en un ciervo, pero nada en él era normal.
—Y cuenta la leyenda, que si un día ves a Akela es porque estás bendecida, no es por casualidad, es porque él así lo quiso... Y si te ganas su respeto, él te obsequiará un poder que nunca hemos visto jamás... —Esa historia mi madre me la contaba cuando solo era una niña pequeña, y justamente hoy vino a mi mente mientras veía a ese hermoso animal.
Y justo en ese momento escuché otro ruido, uno más cuidadoso, uno que llamó mi atención enseguida, pues ningún animal es tan cuidadoso con sus pisadas, ni siquiera un depredador, ellos no cometen errores, así que solo significaba una cosa...
Cazadores...
Con cuidado dejé mi cesta en el suelo y miré hacia todos lados en busca de aquella amenaza. Pero la vegetación era tan tupida que no alcanzaba a ver nada, así que me agaché en el suelo, puse mis manos en la tierra y cerré mis ojos...
—Revelare mihi —Susurré y sentí como una energía invadía mi cuerpo y mi visión se hizo más extraordinaria, miré otra vez en todas direcciones, los arbustos y árboles se hicieron más transparentes ante mis ojos y lo pude confirmar...
Un cazador de sobrenaturales, pero no uno cualquiera, este pertenecía a la familia más temida de todas, una familia sin escrúpulos, una familia que caza por simple placer. Las otras familias de cazadores son las encargadas de eliminar las amenazas, solo lo hacen cuando un ser es verdaderamente peligroso... Pero no ellos, no los Ballard...
Lo rodeé cuidadosa, y pude ver que estaba apuntando con un arco hacia donde estaba Akela, ¡No lo puedo permitir! Justo cuando iba a disparar me lancé sobre él y le desvié el arco, la flecha salió volando en otra dirección, Akela salió corriendo y el hombre me miró con esos terroríficos ojos negros.
Fue ahí cuando pude comprobar en verdad que era un Ballard, pues todos ellos tienen un tatuaje tribal en un lado de la cara, un tatuaje que demuestra su compromiso a matar a todo ser inocente o culpable que se les cruce por el camino...
—¡¿Pero qué has hecho estúpida?! —Cargó su arco con una nueva flecha y esta vez me apuntó a mí.
—¡Salvarlo! ¡Es lo que hice! —Grité con firmeza, pero por dentro moría de miedo.
Un movimiento brusco y moría, nosotras somos inmortales, pero si destruyen nuestra fuente de energía, ya no lo somos, y ese dato él lo conocía perfectamente, ¡Maldita sea la hora en que escogí un colgante para guardar mi energía!
—Acabas de quitarme cinco bolsas de oro niñita —Me miró de forma siniestra y sus labios se curvaron hacia arriba formando una sonrisa terrorífica.
—Acabo de salvar a un animal inocente —discutí.
—Espera... —Caminó hacia mí con pesados pasos —¿Qué es lo que huelo? —Quedó frente a mí y pude ver la cicatriz que tenía en su ojo derecho.
Mi corazón comenzó a latir fuerte, mis manos y piernas temblaban cual gelatina.
—Una bruja... —Dijo con un tono divertido —No vales cinco bolsas de oro pero... —Sacó un cuchillo de su cinturón y lo pasó de forma amenazante por mi mejilla —Al menos vales una, así que voy a tener que matarte.
—¡¡Aléjate de mí maldito asesino!! —Lo empujé con todas mis fuerzas haciéndolo retroceder unos pasos.
—Vaya, vaya —Sonrió —Tienes agallas niñita ¡Me gusta que mi presa dé pelea! —Dijo divertido.
Volvió a apuntarme con su arco, y justo cuando iba a disparar, Akela apareció, lo empujó fuerte lanzándolo al suelo, la flecha salió volando rozando mi hombro, causándome un dolor que no pude ocultar, pero nada de eso importaba, no si mi vida estaba en juego.
Coloqué mis manos en el suelo, otra vez absorbí la energía del suelo, de la tierra, de las raíces de las plantas, fue suficiente energía como para extender mis manos y lanzar un disparo de energía, uno que no le dió oportunidad a nada, uno que lo lanzó con fuerza contra un árbol.
El hombre cayó al suelo, pero enseguida se puso de pie, obvio que iba a pasar, el tipo medía dos metros y sus músculos eran algo que jamás había visto.
—Vaya, vaya, sí que das pelea brujita —Sonrió con malicia —Pero no te sirve de nada, podemos hacer esto todo el día y no me aburriría —Lo miré aterrada —¿Sábes por qué? —Ladeó su cabeza —Porque solo eres una estúpida bruja usurpadora, ni siquiera tienes poder propio.
El hombre comenzó a correr hacia mí, yo intenté huir, pero no me dió tiempo a nada. Con sus grandes manos logró alcanzar mi cabello y me tiró de él, fue tan fuerte que me lanzó al suelo y se subió a horcajadas encima de mí.
—¿Sábes una cosa? Los Ballard estamos casi extintos, llevo meses buscando a alguien para reproducir nuestro apellido —Volvió a sonreír.
Sentí asco, miedo, rabia...
—¡Déjame! —Forcejee tratando de sacármelo de encima, logré soltar una de mis manos y lo toqué en el rostro, justo en el lado donde tiene su tatuaje.
Una poderosa energía invadió mi cuerpo, una que jamás había sentido. Los Ballard beben la sangre de todas sus víctimas, es por eso que todos son tan fuertes y poderosos, porque en sus venas corre sangre de licántropo, de brujas, ninfas, vampiros y todo ser sobrenatural... Y ahora yo estaba absorbiendo una parte de esa energía, la suficiente como para aturdirlo y quemar sus manos con las mías.
El hombre se arrastró lejos de mí.
—¡No voy a dejar que un estúpido Ballard entre a mi bosque!
El hombre miraba atento pero no decía nada, solo mantenía su cínica sonrisa mientras que yo me le acercaba cuidadosa. Cuando ya estaba muy cerca de él no me di cuenta de lo que estaba a punto de pasar...
De su bota sacó otra daga, justo cuando me la lanzó logré esquivarla, solo pude evitar que me matara porque la daga quedó incrustada en mi hombro. Me levanté rápido, saqué la daga de mi herida, grité de dolor al instante y mi herida sangró aún más. Aproveché que el hombre seguía tirado en el suelo tratando de ponerse de pie y lo apuñalé varias veces hasta que dejó de respirar...
Estaba adolorida, mis manos estaban llenas de sangre, su sangre, mi sangre. Mi vestido blanco tenía manchas carmesí y mi pecho subía y bajaba por mi respiración agitada.
Me levanté como pude, mis lágrimas comenzaron a salir descontroladas mientras veía el cuerpo de ese desgraciado. Caminé de espaldas aún mirándolo con rabia y mi cuerpo se detuvo en el instante en que sentí algo chocar con mi espalda. Se sentía gigantesco, fuerte y firme. Me di la vuelta cuidadosa ¡No puede ser un lobo! ¡Por favor no! ¡No tengo fuerzas para pelear contra uno!
Pero mi miedo se fue en el minuto en que lo ví...
Akela había regresado, pensé que había huido al bosque pero no, aquí estaba, a pocos centímetros de mí.
Lo miré fijo, mi corazón palpitaba fuerte, mis ojos se abrieron aún más. Nos vimos directo a los ojos, esos hermosos ojos azules eran brillantes e imponentes. Él sólo hizo una reverencia y con sus grandes cuernos me tocó en la frente y, todo se iluminó...
Sentí una poderosa energía apoderarse de mi cuerpo, una corriente eléctrica corrió por mis venas, un fuerte campo de energía explotó a nuestro alrededor. Mis heridas sanaron al instante, mi cuerpo se fortaleció dejando detrás todo el dolor y sentía un gran poder dentro de mí...
Lo miré atónita ¿Qué acababa de pasar? ¿Él me obsequió magia?
—¿Pero qué...? —fue lo único que dije.
—Akela te ha obsequiado parte de su magia, de su escencia, de su poder —Escuché una fuerte voz hablar, una voz ronca y áspera, la voz de un hombre, un hombre bastante mayor.
—¿Quién está ahí? —Tenía miedo pues no veía a nadie, miré a Akela y una vez que me dio parte de su poder desapareció entre los árboles.
—¿Quién eres? —Volví a preguntar.
—No soy "Qué" ni "Quién", yo soy "Todo", soy el aire que respiras, soy las plantas —Miré a mi alrededor y una brisa comenzó a mover las hojas de los árboles con sutileza —Soy la tierra que pisas, el agua que tomas, el fuego que te calienta en las noches, soy el corazón de todo...
—¿Eres el espíritu del bosque? —Volví a preguntar, mi corazón latía fuerte, mis manos temblaban de miedo, mi cabello volaba en todas direcciones gracias al viento que de repente apareció.
Existen leyendas sobre el Espíritu del bosque, todas son distintas. Unas son bonitas, y otras son un tanto terroríficas. Nadie lo ha visto, nadie sabe su forma. Unos han visto a un anciano con capucha negra rondar por los bosques y otros han visto a un árbol optar la forma de un hombre, en cambio yo no veía nada, solo escuchaba su voz mezclada con el viento.
—Akela nunca se deja ver, cuando alguien lo ve, es porque él así lo quiso. Te has ganado su respeto por salvarle la vida, te has ganado un favor mío por ayudarlo.
—No, no es necesario yo... —Intenté decir. Yo ayudé porque quería hacerlo, jamás me imaginé que algo como esto me iba a suceder, jamás me imaginé ser portadora de una poderosa magia ni de hablar con el mismísimo Espíritu del bosque.
—Un día sufrirás por haber perdido a alguien a quien amas, verás a esa persona transformarse en algo aberrante frente a ti, la verás desaparecer frente a tus ojos y no serás capaz de ayudarlo. Un día llorarás, y es ahí cuando yo te voy a ayudar, es ahí que podrás ver a esa persona una última vez para que te despidas —Comencé a llorar, no sabía de lo que me hablaba pero le creía, pues él puede ver el futuro de los sobrenaturales.
Sus palabras sonaban tristes y no pude evitar sentir un nudo en la garganta ¿Era eso lo que me esperaba? ¿Ver a alguien a quien amo morir? ¿Cómo puedo enamorarme si este es mi destino?
—Eres valiente, Tarah, eso nunca lo voy a olvidar.
Y diciendo esto el viento cesó, él desapareció y yo me quedé sola, rodeada de árboles, con mi vestido lleno de sangre, con una inmensa tristeza por sus palabras y con la magia más poderosa que ha existido dentro de mí...
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Y así culmina esta mágica aventura...
Gracias a todos por leer hasta aquí, gracias por darle una oportunidad a "Secretos de Sangre".
Fecha de publicación: 4 de octubre de 2023.
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