Capítulo 15: Intimidación
Los gritos, la sangre, el sonido de las armas golpeándose, los cuerpos callendo al suelo.
Eso fue lo único que ví una vez que cerré mis ojos. Acababa de presenciar una verdadera masacre. Ví como decapitaron a un hombre, ví como solo dos chicos acabaron con un grupo de al menos unas diez personas, ví como sus facciones no eran para nada humanas.
¿Qué mierda está pasando en este pueblo?
Claramente Luke no es para nada un inocente, más bien es un asesino sanguinario.
—¿Estás lista? —Preguntó Lucy entre nervios cuando nos paramos frente a la puerta de nuestra siguiente clase.
Suspiré nerviosa y sentí un ligero temblor en mis manos.
—He estado mejor.
Entramos juntas en el segundo gimnasio de la escuela, solo que este no era para ensayar el baile…
Era incluso más grande de lo que aparentaba desde afuera. Desde la entrada vimos que no solo éramos los de segundo año los que estábamos aquí, también estaban los de tercero.
Desde aquí vimos a Marcos sin camisa, todo sudado, mostrando unos músculos de los cuales no tenía ni idea que fuera capaz de tener. Mi amigo estaba en una de las tres esteras practicando lucha libre con la chica pelirroja.
Mierda…
Una ola de recuerdos vino a mi cabeza, mostrándome a la chica decapitando a aquellos hombres, manchando su rostro y su ropa de sangre y sus ojos volviéndose amarillos brillantes…
La chica le devolvía todos los golpes que Marcos le lanzaba. Unas veces terminaba ella en el suelo, y otras terminaba él con ella encima de él amenazándolo con una daga en su cuello.
—¿Se pueden tener armas filosas aquí? —Le pregunté a Lucy, quien veía sorprendida todo el panorama.
—Sí… en clase de defensa está permitido portar armas, pero no se puede derramar sangre. —Respondió mi amiga mientras dirigía su mirada hacia la estera donde habían dos chicos peleando con espadas.
Se trataba de Jordan. El chico vestía con una camiseta sin mangas de color negro que le quedaba ancha y le permitía mostrar sus pectorales, sus cabellos se le pegaban en la frente producto al sudor. Estaba peleando ferozmente contra Sowyer, un chico que asiste a las mismas clases que nosotros. Ambos embestían sus espadas con tal agilidad que fácilmente pudieran rebanarse si así lo quisieran.
—Wow, esto va a ser épico —Ladislao, uno de los trillizos que molestan a Matt llegó a nuestro lado junto con sus hermanos y los demás estudiantes de segundo año.
—Hasta que por fin llegan —Un hombre alto y musculoso. Vestido con un pantalón de cuero negro y un desmangado de igual color, dejando al descubierto un gran tatuaje en todo su brazo derecho, se posicionó frente a nosotros y su rostro no era precisamente amigable.
—La próxima vez que lleguen tarde van a pelear directamente contra mí ¡¿Está claro?!
—¡Sí profesor Yarros! —Gritaron todos a la vez.
—Muy bien, hoy quiero ver qué tan habilidosos son, sé que no todos tienen un entrenamiento previo, así que serán emparejados con los más fuertes para que les muestren de qué va esta clase.
¿Ese hombre acaba de decir que nos va a juntar con los que nos pueden dar una paliza con facilidad?
Miré a Lucy y noté que ella estaba tan asustada como yo.
—Ladislao Adams —De solo mencionar su nombre fue el origen risas burlonas —Pelearás contra Matt Mc Donovan.
—¡¿Qué?! —Miré al profesor con terror.
Matt no reaccionó ante su proclama, el profesor le restó importancia y Ladislao tenía una sonrisa curvada que me causaba terror.
—Tranquila —Tomó mi mano cariñoso —Sé defenderme, tú me diste el valor —Me dió una media sonrisa y fue junto a su adversario al muestrario de las armas.
Ladislao escogió una espada, en cambio Matt escogió un cinturón lleno de cuchillos.
Esto no está bien…
—Que sea la última vez que me cuestionas, señorita Holden —El profesor me habló con rudeza.
—¿Es que no lo ve? —Señalé a mi amigo que ya estaba entrando en la estera —Ese imbécil se la pasa molestando a Matt, no dudo que lo deje hecho un desastre en el suelo —El profesor me dió una media sonrisa.
Y justo en ese instante se escuchó un grito de terror desde la estera, al mirar, no pude creer lo que mis ojos veían…
Ladislao estaba pegado a la pared, con un cuchillo debajo de cada brazo y uno entre sus piernas. El chico miraba aterrado a Matt, quien jugaba con un cuchillo en su mano mientras se acomodaba sus gafas con la otra mano, y justo en ese instante, Matt lanzó el cuchillo…
Ladislao gritó aterrado, Matt sonrió mientras me buscaba con la mirada y el cuchillo… El cuchillo quedó justo encima de su cabeza, un milímetro más abajo y la historia hubiera sido otra.
Me quedé boquiabierta, simplemente no lo podía creer.
—Matt no era el más débil, nunca lo fue, simplemente necesitaba un amigo que le diera confianza… —Me habló el profesor con una sonrisa de satisfacción en sus labios.
—Usted siempre lo supo… —Realmente estaba impactada.
—Y ahora es tu turno, señorita Holden. —Comenzó a mirar hacia todos lados, claramente buscando a alguien.
—¿Me buscaba? —Habló alguien entre la multitud.
Esa voz…
No, no, no…
—Aquí estás Luke, es tu turno. —Habló el profesor Yarros.
No puede ser…
Lo ví anoche asesinando sin piedad, ví de lo que es capaz de hacer, lo ví desmembrado a un hombre. Su rostro manchado de sangre, sus ojos amarillos, ví como lo hirieron y aún así está aquí como si nada.
Lucy me dió una palmada en el hombro, y yo simplemente me quedé congelada en el lugar, viéndolo avanzar. Su enorme tamaño era imponente, estaba vestido con unos pantalones estilo militar de color negro y un pulover entallado y con mangas cortas de igual color.
Mi corazón latía a mil por hora, porque lo único que me aterraba era que un maldito asesino iba a pelear contra mí.
—Disfruten de la pelea —Dijo el profesor Yarros —Luke es de los mejores luchadores.
—De eso no hay dudas —Dijo Luke y el estómago se me revolvió cuando ví la media sonrisa que me dió, sus ojos verdes resaltaron con cierto brillo y sólo me preguntaba una cosa:
¿Acaso lo está disfrutando?
—¡¿Y la va a dejar pelear contra él?! —La voz molesta de Marcos se escuchó en todo el gimnasio.
Mi amigo venía a toda velocidad hacia mí. Se veía todo sudado, molesto, preocupado.
—¿Desde cuándo te crees el profesor, señor Dickersons? —Dijo el profesor y mantuvo su mirada fría sobre la de mi amigo.
—No es una pelea justa —Respondió Marcos con la misma frialdad que el profesor.
—Cálmate Dickersons —Luke lo mira por encima de su hombro con frialdad —Te prometo que la voy a dejar en una pieza.
Luke caminó hacia mí y me tomó sorpresivamente por la mano, entrelazandolas, sintiendo lo duras y fuertes que eran, obligándome a caminar junto a él hacia la estera donde estaba Marcos peleando contra Nerina hacía unos minutos.
Al llegar a la estera se quitó todas las dagas que tenía en su cinturón y se las entregó a Nerina.
—El que yo no necesite armas, no quiere decir que tú no las necesites —Me miró sobre su hombro.
Corrí hacia el expositor de armas y escogí un cinturón de dagas igual al que Matt había escogido anteriormente. Me las coloqué entre nervios y movimientos torpes y subí a la estera.
—¿No crees que tengo ventaja sobre tí? —Le dije y él volvió a sonreír.
Su pecho se le marca sobre su camiseta, sus hombros eran anchos y sus brazos increíblemente fuertes. Solo podía pensar que un objetivo tan grande no podía ser tan difícil de atacar, después de todo, yo tenía la ventaja de estar armada.
—¿Crees que tienes ventaja, pequeña? —Una sonrisa sádica se le curvó en los labios y luego hizo un gesto con sus manos, doblando sus dedos en un movimiento provocador.
—Muestrame todo lo que tienes. —Volvió a decir.
Recordé lo mucho que disfrutaba lanzar los dardos en mi antigua habitación y creo que al menos esa puntería podía servirme de algo.
Lancé una daga directo a su pecho y el muy idiota la tomó con sus manos milímetros antes de que se encajara en su piel.
Él ladeó su cabeza.
—¿Eso es todo lo que tienes, pequeña?
Es demasiado rápido, pero yo lo soy más.
Creo que esa es una ventaja. Yo soy más pequeña, puedo moverme con más agilidad que su cuerpo enorme y fuerte. Así que corrí hacia él y volví a lanzarle otra daga. Luke la esquivó sin problemas y luego me agarró por una pierna haciéndome caer al suelo. El crujir de mi espalda contra el suelo fue inesperado, dejándome sin aliento, replanténadome la idea de que esta estúpida clase es porque alguien sabe de la existencia de lo que hay ahí afuera. Cuando al fin recobré el aliento me levanté lo más rápido que pude y saqué otra daga y ataqué directo a su muslo.
Él supo bloquear mi ataque con rapidez, me agarró por la muñeca y la apretó tanto que me obligó a soltar la daga, para luego caer junto conmigo al suelo. Otra vez quedé acostada y el aprovechó para inclinarse tanto a mí que su rostro quedó a escasos centímetros del mío.
—¿Te gusta dar golpes bajos, pequeña? —Susurró cerca de mis labios y sus manos estaban inmovilizando las mías.
Alejó la daga con una patada.
—Me llamo Eva. —Lo miré furiosa.
—Me gusta más decirte pequeña. —Soltó mis muñecas y se levantó, ofreciéndome una mano.
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Hola, hola.
¿Les gustó el capítulo?
¿Qué les pareció nuestro querido Matt?
¿Notaron un detalle oculto? :) Yarros es el apellido de la autora de mi novela favorita hasta el momento "Alas de Sangre"
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