Capítulo 17: "El baile"
Eva hablando:
El baile…
Hoy es el gran día… y uno muy ajetreado.
Estuve todo el día en casa de Lucy, pues ella tiene más maquillajes y accesorios para el cabello que yo. Por eso decidimos pasar el día juntas consintiéndonos para la gran noche.
Mamá tuvo que ir a la ciudad con la directora Regina para buscar algunos materiales escolares que necesitaba la escuela, por muy grande y completa que esta sea, dependemos de la gran ciudad para los materiales importantes.
Pero…
¿Justamente hoy?
Lo ví raro, pero ella me dijo que era una emergencia.
Así que iré al baile con Lucy y sus padres.
Finalmente llegó el momento tan esperado: La hora de ver nuestros vestidos…
Vaya espectáculo de telas…
Mi vestido era rojo intenso y voluminoso. Su corsé tenía bordados de ramas y flores con incrustaciones de piedras, y sus mangas eran vaporosas dándole un toque de frescura. Mientras que el de Lucy, era de color rosa claro, la capa exterior de tul era fina y brillante y no tenía mangas.
—Son hermosos, ¿Superó tus expectativas? —Dijo Lucy mientras tocaba la suavidad de las telas.
Tomé mi vestido y me lo puse delante mientras me miraba al espejo de cuerpo entero que tenía Lucy en su habitación.
—Sin dudas pareceremos princesas.
Ondulados nuestro cabello, aunque el mío no sufrió tantos cambios como el de Lucy, y luego los adornamos con unas tiaras a juego. Yo conservé mi collar en forma de corazón, y Lucy usó uno de brillantes que combinaba a la perfección con su vestido.
El baile de los fundadores se celebraría en la mansión de campo del alcalde Loockhood. Un Edén que queda a cinco kilómetros de Aston. Se trataba de un gran placer en la cima de una colina, y en el centro había una enorme y hermosa mansión de campo. Pintada de blanco, como si fuera un lienzo para así decorarla a su antojo. Y sí que lo era; un gran espacio de techos altos, cuadros delicados en sus paredes y platas naturales en cada rincón.
El baile se celebraría en una gran capilla que quedaba en el jardín trasero, era tan grande que podía albergar al menos a unas cien personas. Sus techos eran altos y de cristal y todo alrededor estaba adornado con rosas blancas y rojas, dándole un aroma delicioso al gran espacio.
Al menos, eso fue lo que vimos cuando llegamos antes que todos los invitados desde hace tres horas…
Y luego de esperar todo ese tiempo, finalmente estábamos a media hora de comenzar, y para mi desgracia, Matt aún no había llegado.
Todos estaban junto a sus parejas, menos Marcos y yo. Mi amigo estaba sentado a mi lado haciéndome compañía mientras jugaba nervioso con sus manos. Si bien no importaba tanto que un chico no tuviera pareja, era bien vergonzoso que una chica no la tuviera… y yo en este momento era una auténtica princesa sin príncipe.
—Si no llegan podemos bailar juntos. —Dijo mi amigo en voz baja.
—Me encantaría —Sonreí —Pero me parece raro que Matt no haya llegado… él es el chico más puntual que conozco.
—Sí lo es, y a este punto me estoy preocupando… —Inhaló y luego exhaló —Eva, te traje un regalo.
—¿Un regalo? —Arrugué mi entrecejo mientras lo miraba —Aún no es mi cumpleaños.
Mi amigo buscó en su bolsillo y sacó una daga con una empuñadura llena de unos símbolos raros, que a juzgar por su forma, más bien parecían runas de maldiciones.
—¿Esas son… runas? —Hablé mientras miraba cada detalle de aquella arma.
—Es una reliquia familiar, recuerdo que mi abuelo siempre me decía que no podía salir de casa sin una de estas dagas en mi cinturón, que ellas podrían salvarme de cualquier cosa.
—¿Crees que signifique algo más?
—¿Después de haber visto todo lo que vimos? —Me estudió con la mirada —Tiene que significar algo más, por eso quiero que tengas esta. —Sacó una funda negra para dagas de su mochila y me la entregó.
—Siempre llévala contigo… guárdala en tu pierna —Me pidió y luego se puso de espaldas a mí para no ver el momento en que disimuladamente levanté mi vestido hasta mi muslo derecho para colocarme la funda y guardar la daga en ella.
—¿Lista? —Preguntó mi amigo sin mirar.
—Lista.
Estábamos sentado en una esquina apartada de una habitación donde todas las parejas esperábamos la hora del baile. Al menos el resto estaban emocionados, pues caminaban de un lado a otro con sus trajes y vestidos, mientras que Marcos y yo, permanecimos juntos, sentados en un antiguo sofá tapizado con un lindo paisaje campestre.
Y justo en ese instante, Nerina hizo su entrada triunfal. Ella sin dudas estaba segura de sí misma, ya que su vestido era algo lejos de parecer el vestido de una princesa: Era dorado, con una abertura hasta el muslo en su pierna derecha, y su cabello rojizo iba suelto, mostrando sus increíbles rizos naturales difíciles de igualar. Junto a ella venía Mary, nuestra profesora de baile, y cuando ya pensé que nadie más haría una entrada triunfal, apareció él.
Vestido de traje negro y camisa blanca con los primeros botones desabrochados. Su cabello negro venía con algunos mechones en su frente dándole ese toque de rebeldía características que él suele tener, y sus ojos, sus ojos me miraban directamente sin disimulo alguno.
¿Me está mirando?
Están caminando hacia aquí…
—Eva, hubo un problema con Matt, no sabemos dónde está y no hay tiempo para esperarlo... así que bailarás con Luke. —Informó Mary una vez que llegó junto a nosotros.
Marcos no quería alejarse de mí, pero Nerina hizo lo posible por llevárselo… hasta que lo logró.
—Voy a esperar a Matt. —Hablé.
—No hay tiempo, el baile está por comenzar. —Respondió Mary y se retiró, dejándonos a Luke y a mí solos.
—Puedes irte, voy a esperar a Matt.
—Eva —Me tomó por el brazo sorpresivamente —Matt no va a llegar y nosotros tenemos que salir de aquí inmediatamente —Susurró para los dos, poniendo a mi corazón a trabajar a mil por segundo.
Matt no va a llegar…
¿Qué sabe él?
—¿Qué quieres decir? —Lo miré directamente a los ojos.
—No hay tiempo...
—¡Vengan chicos! ¡Todos a sus lugares! ¡Ya vamos a comenzar! —Gritó Mary trayéndonos a la realidad.
—Si salimos ahora, los profesores nos verán e intentarán detenernos. —Le dije mientras que él tensó su mandíbula.
—Bailemos entonces…
Luke entrelazó nuestras manos con fuerza, como no quisiera separarse de mí por ningún segundo, y luego caminamos juntos rumbo al salón de baile.
Hacía unas horas solo había pasado rápido y no me había percatado de todos los detalles de aquel hermoso espacio: Su techo de cristal permitía que entrara la luz natural, y podíamos ver a detalle el hermoso día que hacía afuera. Las rosas adornaban cada esquina del salón y los músicos estaban posicionados en una esquina mientras que los invitados estaban a nuestro alrededor.
La música comenzó a sonar y todos los chicos se acercaron con lentos pasos a sus parejas.
Estoy nerviosa por lo que me dijo Luke hace solo unos segundos y porque cientos de ojos nos están mirando en este momento.
Luke me veía fijo, esos ojos verdes eran tan intimidantes, hermosos y misteriosos.
El chico se paró justo frente a mí. Un corto espacio nos separaba, tenía que alzar mi cabeza para verlo a los ojos, y justo en se instante acercó sus labios a mi oído.
—No te pongas nerviosa, sigue mis pasos pequeña Eva, para poder irnos cuanto antes —Sentí cómo su aliento calentaba mi oído, sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, sentí cómo los vellos de mis manos se erizaron al instante.
Nuestras miradas se encontraron al instante, mis manos temblaban y cada vez estaban más frías y sudadas.
Llegó el momento de alzar nuestras manos, y fue ahí cuando pude ver la enorme cicatriz que tenía en la palma.
Eso es raro...
Su mano libre descansaba en mi cintura, y con ella me acercó lentamente a su cuerpo, ocasionándome una extraña sensación de cosquilleo en mi estómago. Por un momento me olvidé de todo y me imaginé que éramos los únicos bailando en aquel hermoso lugar.
¿Quién eres realmente Luke?
No dejaba de hacerme esa pregunta mientras me perdía en sus ojos.
Nuestros rostros estaban tan juntos, sentía ese olor a pino tan característico, probablemente había estado corriendo en el bosque esta mañana como aquella vez que me salvó del Uros.
Terminó la música...
Todos aplaudían emocionados.
Luke aprovechó la algarabía y se acercó a un lindo arreglo de rosas rojas que habían a nuestro lado.
—¿Qué haces? —Lo regañé en susurros y una risita nerviosa se me escapó de los labios mientras miraba en todas direcciones comprobando de que nadie lo estuviese viendo.
Él no me hizo caso y sacó una de las rosas sin que lo vieran y la llevó delicado a su nariz para sentir su aroma.
—¿Sábes que cuando sonríes se te forman unos lindos hoyuelos en tus mejillas? —Dijo mientras se me acercaba y yo, simplemente me quedé congelada, solo atiné a llevar un mechón suelto de mi cabello hacia detrás de mi oreja.
—Y... cuando estás nerviosa, te muerdes el labio inferior —Se siguió acercando aún más, mi corazón comenzó a palpitar aún más fuerte y mi respiración se volvió irregular.
—Eso es mentira… —Traté de imitar una fuerte voz.
—¿En serio?—Sonrió a boca cerrada y acercó sus labios a mi oído —Entonces ¿Por qué te lo estás mordiendo ahora? —Nuestros ojos se encontraron.
—Es por el baile, hay muchos ojos sobre nosotros —respondí e hice lo posible porque mi voz se escuchara firme y fuerte.
—Si claro, te creo —Sonrió —Ten, creo que es tan hermosa como tú —su voz se escuchaba suave y calmada mientras me entregaba la hermosa rosa.
—Gracias...
<< Alguien comenzó a probar el sonido del micrófono y enseguida volteamos a ver >>
—¡Vaya! ¡Hermoso baile! ¿No creen...? ¿Sabían que este baile fue inventado por los Arkala y los Wolfmoon...? Ellos también eran fundadores de Aston, hasta que... cuenta la leyenda, una maldición los alcanzó, y nunca más se supo de ellos... Pero bueno, no estamos aquí para hablar de leyendas, para eso está la clase de Folklore —Se escucharon risitas en el público —Estamos aquí para celebrar ¡Los quinientos años de Aston! —Habló el señor Monroe.
Se escucharon aplausos, gritos de emoción, todos estaban ansiosos por saber qué pareja había ganado la tan aclamada llave de la ciudad.
—¡Gracias a todos por votar! —Dijo el alcalde —¡La pareja ganadora es...!
Abrió cuidadoso el sobre blanco que tenía en sus manos, lo miró detenidamente y...
—¡Lucy Hale y Jordan Kelna! ¡Felicidades chicos!
Más aplausos, más gritos y felicitaciones se escucharon... Pero tanto Luke como yo nos dimos cuenta de algo…
Mientras que todos celebraban a los ganadores, el alcalde estaba mirando desesperado hacia todos lados, parecía estar buscando algo, o a alguien.
—Tenemos que irnos —Ordenó Luke mientras me tomaba de la mano con fuerza, y la sonrisa cálida que tenía hacía solo unos segundos había desaparecido, dando paso a un rostro tenso y triste.
—¿Por qué?
—¡¿Dónde está Matt?! ¡¿Dónde está mi hijo?! —Gritó el alcalde entre nervios y varias personas corrieron hacia él, entre ellos el profesor de defensa, el señor Yarros.
Miré a Luke al instante y fue ahí que me di cuenta de qué él sabía desde un principio que Matt no llegaría.
—Porque ni tú, ni tu madre, están a salvo.
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Y ahora, dejo esto y me retiro lentamente...
¡Nah mentira! ¿Qué les pareció este capítulo?
Aquí tienen los vestidos de Eva y Lucy
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