Cap.1 - De vuelta a París.

Al salir del aeropuerto, me coloque mis gafas de sol. Una suave brisa movió mi cabello corto y el aroma del aire de París, inundó mis fosas nasales. Hace tanto tiempo que no venía a mi tierra natal.

Se sentía tan bien estar de vuelta, aunque sólo hubieran sido 17 años. Y hoy a mis 22 años pude volver, con mi propio dinero a los que muchos llaman "La ciudad del Amor".

Pero a mi me gustaba llamar.

"La ciudad de la Moda"

Pues aquí nació mi Pasión y ahora Profesión. Me encantaba París, aunque nací aquí, mi madre me crío fuera de el, decía que la economía no estaba muy bien, pero recordaba mi infancia aquí, la mejor que pude haber tenido, incluso tenía un gran mejor amigo, al cual aun seguía viviendo aquí, y eso lo sabía porque nos hablábamos por mensajes cada día, y tenía pensado darle una sorpresa.

Me dirigía a lo que pronto sería su café, él heredaría el café de su padre que antes era de su abuelo y así. Y lo sorprendería con todo lo que he cambiado.

Hablar por mensajes no es lo mismo que hablar en persona.

Llegue a la esquina del café y mire por las vitrinas, aún era temprano, todavía estaba cerrado, tal vez me adelante dema...

Una cara se apego repentinamente a la vitrina, justo en frente de mi, era una chica con una marca muy conocida para mi en su hombro.

Era Elizabeth Copper la hermana de Ian Copper mi amigo de la infancia, la marca en su hombro era una cicatriz con forma de corazón y se la hizo cuando era casi una bebé nos siguió a mi y a Ian, corrió detrás de nosotros mientras jugábamos a las escondidas, desgraciadamente chocó con la parrilla caliente, ya que ese día el tío Peter, el padre de Ian y Ely, hacia unas hamburguesas, pero Ian la salvó de la mayoría de las quemaduras, aunque él también quedo con cicatrices. 

A ella le quedó solo una pequeña marca que la caracterísaba, mientras a Ian le quedaron cicatrices aquí y allá, pero la mayoría estaba en su hombro, yo los acompañe toda su recuperación y sabía lo que se sentía tener a alguien a tu lado mientras estas recuperando te, yo también lo sentí...

-Mia!! Mía!! -. Sacando me de mis pensamientos Ely grito mi nombre mientras venia corriendo hacia mi, creí que no me reconocería por lo pequeña que era la última vez que la vi, se nota que estaba muy equivocada.

En cuanto salió por la puerta corrió hacia mi, casi me derribó al saltar y abrazarme.

-H-Hola Ely -. Dije devolviéndole el abrazo.

-Pero que esperas!! Pasa!! Pasa!! -. Dijo arrastrándome adentró.

-Tranquila... -. Quise detener su alegre energía pero mis palabras no fueron suficientes.

-Papá!! Mira!! Mira!! -. Grito nuevamente cuando vio al Tío Peter, su padre.

-Deja de gritar Ely -. Dijo tapándose los oídos, o mejor dicho su aparato de audición, hace poco supe que estuvo cerca de una explosión y ahora escuchaba muy poco -¿Mia? ¿Mia Harrison? -. Me sorprende ser reconocida por él, siempre me vió como una pequeña niña.

-Hola -. Salude.

-Wow niña has crecido... bueno a pasado mucho tiempo después de todo -. Estaba de acuerdo, él tenía arrugas en su Morena piel y canas en su cabello negro, mientras que yo pase de mi metro cinco a mi ahora metro setenta y cinco, mi anterior pelo largo a corto y mi ancho cuerpo, ahora era delgado... una voz conocida interrumpió mis pensamientos.

-Papá!! No encuentro las servilletas... -. Era la voz de Ian, mire directamente a las escaleras, pero él se detuvo al verme, no sabía si me reconocería después de tantos años, estaba emocionada y al mismo tiempo temblaba un poco.

-Hola Ian... -. Quería saludar, pero no alcance a terminar cuando Ian bajo de un solo salto los escalones que le quedaban y corrió a abrazarme, en cuanto llegó hacia mi, logró derribarme pero sostuvo el peso de su cuerpo y el mío, al quedar inclinada hacia atrás.

Agradecía haber traído pantalones.

-Mía... -. Dijo melancólicamente en mi oído, sonreí, así se sentía exactamente sus abrazos, tan cálidos, lo abrace aún más fuerte.

Fue nostálgico por un momento hasta que escuchamos pequeñas risitas provenientes de Ely, nos separamos un poco para ver pero nos dimos cuenta de la sonrisa de el Tío Peter y Ely nos separamos.

Conocíamos esa sonrisa, siempre nos molestaban con ella desde pequeños, al parecer uno no podía tener un amigo del sexo opuesto, porque simplemente los confundían como novios.

-Me... Da gusto verte -. Dijo Ian dejándome sobre mis dos pies.

-Igualmente... Supongo que si te di una sorpresa -. Reí, su cara de sorpresa jamás me la quitaría de la cabeza.

Después de hablar un poco la campana de inicio de trabajo empezó a sonar, era de un viejo reloj que tenía de años con un pequeño pajarito que decía "Cu Cu", al cual le tenía bastante miedo a su ruido terrorífico cuando era pequeña. Me invitaron a pasar y a tomar un café, aunque quería negarme, me obligaron a quedarme hasta que empezará su primer descansó y poder hablar.

Me senté en el primer asiento que ví dejando a mi lado mi maleta y mi mochila de sobre vivencia.

¿Que porque la tengo?

Bueno tengo un cierto miedo a los viajes, en cualquiera de los medios de transporte, sea por aire, mar o tierra. De ella saque mi celular, había olvidado que lo había apagado, siempre lo hacía para evitar que al entrar una llamada a mi celular, interfiriera con la señal del avión, y provocara un accidente.

Bueno simples paranoias mías, pero aún así no me arriesgaría a probar lo contrario. Prendí mi celular, tenía cero mensajes y eso me alegraba, la mayoría del tiempo cuando trabajo, se lo pasa sonando.

Aproveche el Wi-Fi gratis de la cafetería, para ver como le iba a mis diseños en línea, al parecer le encantaban a la gente y estaban pensando exportarlo a otros países, estaba tan feliz, mientras tanto lentamente el café comenzó a llenarse. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, mi mesa estaba bastante cercana a la puerta de la entrada y al entrar varias personas dejaban la puerta abierta, y el aire entraba bruscamente, no era un buen día estaba nublado y corría viento afuera.

Parecía que llovería.

Ely se acercaba a tomar su primer descansó conmigo, pero antes de que saliera una sola palabra de su boca, se escucharon ladridos, un perro entró ladrando y Aullando, corría por el lugar, estaba bastante mal cuidado, se notaba que era callejero, su cabello estaba largo y sucio, su patita trasera estaba herida y mientras daba vueltas por el lugar asustando a todos, se noto bastante flaco de bajo de su pelaje.

Algunas personas malas querían golpear al pobre perrito, al igual que el tío Peter que por lo que sabía era alérgico a ellos, pero antes de que si quiera lo golpearan, me levante y tomando un pan lo atraje afuera.

Mientras sostenía mi mochila de salvamento en mi espalda y mi celular en mi mano izquierda, intente acariciar al perrito, pero se negaba a dejarse tocar.

Sabía que París tenía problemas de perros, París hace lo que puede pero nadie puede evitar el nacimiento de un perro vagabundo. 

Él perro se mantuvo atento a mi, luego me ladró y corrió, sin tomar el pan. Parecía no estar interesado en la comida que le daba, así que me levante, hasta que volvió en frente de mi y me volvió a ladrar. Creí que tal vez estaba algo confundido pero luego se acercó a mi y me arrebató el celular de las manos.

-Hey espera!! -. Dije mirando el perro correr con mi celular en su hocico, mire a un lado, Ely me miraba desde la puerta con mi maleta en mano -Ely cuida mi maleta por mi ¿si? Volveré pronto!! -. No espere su respuesta y corrí detrás del perro, corría con solo el peso de mi mochila de salvamento, no iba a ningún lado desconocido sin ella.

No podía dejarlo ir, toda mi vida estaba en ese celular, mi vida de trabajo, como mi vida de ocio.

Tenía que conseguirlo a como de lugar.

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