Capítulo 8
Camila
No, claro que esto no estaba normal, jugar así no estaba bien y sabía que esto tendría sus consecuencias. Desde pequeña había tenía millones de chicos atrás de mí, pero, no importaba todos eso chicos ya que sentía que algo me faltaba. No me llenaban en nada. Quería algo más o a alguien más. Pero nunca llegué a entender el que me faltaba.
-Eres estúpida -grito Shawn un poco enojado -, sabía que algo estaba mal en ti.
-Sabes de sobra que esto no estaba en el acuerdo que tuvimos tú y yo.
-Lo sé, pero igual tú no estás cumpliendolo bien.
Esa noche que había pasado eso con Lauren algo en mí me decía que estaba bien, que eso era algo que me llanaba este vacío, pero igual algo me decía que no debía seguir con todo esto.
-¿Ahora eres lesbiana? -preguntó con indiferencia.
-Si lo soy o no eso no te incumbe, Shawn.
Me daba asco estar con él, él me ayudaba a darme cuenta que era la peor persona del mundo, la peor persona que no se merecía ser feliz.
Todo el día me la había pasado viendo a Lauren desde lejos. Note que algo andaba mal en la relación con Lucy y supe que era por mi maldita culpa, así que ese día decidí hablar con Lucy, debía arreglar esto.
La busque en el tiempo libre y como pensé estaba viendo el entrenamiento de Lauren. Ella sonreía y apoyaba a su novia. Novia, esa palabra era demasiado para mí.
-Hey, Lucy -me senté a su lado.
-Hola, Camila.
Su sonrisa era más que dulce y supe que por algo Lauren había caído enamorada de ella. Lucy era linda.
-¿Podemos ir a tomar un café más tarde?
-Sí, supongo -sus mejilla se sonrojaron un poco, era tierna y dulce.
Seguimos viendo el entretenimiento y esperamos a que fuera la última clase para salir e irnos a la cafetería. En todo el camino no dejado de darle vueltas a lo que le diría a Lucy o como actuaría cuando se lo dijera, era la peor cosa que sentía en mi estómago. Sentí náuseas por los nervios de esta conversación.
Nos encontramos en el café más cercano y pedimos algo, ella sonreía con dulzura y nervios. Veo por qué Lauren gusta de ella; Lucy era muy tierna y demasiado dulce, los gustó de Lauren siempre fueron extraños.
-El café de acá es bueno -exclamó ella.
-Sí, oye... -ella asintió - ¿están bien Lauren y tú?
-No, quiero decir, solo nos dimos un tiempo.
Vaya no me lo esperaba, todo eso por mi maldita culpa.
-Creo que le gusta alguien más. Últimamente ya no era la misma.
-Créeme que lo noté, pero te puedo asegurar que Lauren no gusta de alguien -Lucy me miro con duda -, quizá alguien esté enamorado de ella y este insistiendo mucho, pero Lauren te quiere a ti.
Lucy sonrió y sus mejillas se tornaron carmesí.
-¿Lo crees?
-Sólo digamos que esa persona no recibe afecto de Lauren, el amor que siente esa persona hacía Lauren nunca será correspondido.
No decía mentiras, todo lo que decía era verdad. Me sentía extraña al aceptar todo esto. Quería arreglar la relación de Lauren. Relación que poco a poco iba arruinando con mis malditas hormonas.
Lucy esa tarde se fue con la mentalidad de arreglar algo con Lauren y así seguir con esa relación la cual había tardado tanto en surgir. Lauren siempre había sido muy reservada con sus sentimientos por alguien más. Siempre lo había sido.
Yo era popular pero no tenía demasiados amigos o amigas, Lauren no era popular, pero tenía más amigas que yo. Siempre habían sido sus amigas primero que su mejor amiga, nunca estaba cuando la necesitaba y me sentía celosa por sus amigas a las cuales si les hacía caso. Lauren siempre fue reservada y yo siempre me lo cayaba todo.
Lauren
-Quiero... Quiero hablar contigo -Lucy se notaba muy nerviosa.
-Si dime.
-Quizá no lo quieras pero... Quizá podamos volver a intentarlo.
Su propuesta me había dejado sin palabras. Ahora en la mañana ella había dicho que quería tiempo y el mismo día me estaba diciendo que quería intentarlo. No sabía que hacer, en este momento estaba más que insegura con todo esto que pasó anteriormente.
-Pero te noto indecisa, si quieres te daré tiempo, Lauren -ella siempre de linda y de comprensible. Yo tan idiota.
-No quiero lastimarte, Lucy, quisiera tiempo para ambas -su respiración cambió.
-Está bien.
No se escuchaba bien, a través de la línea podía sentir una tensión un tanto fría y triste. Lucy estaba triste por mi maldita inseguridad. Me odiaba tanto.
-Ten bonita noche -y terminó la llamada.
Quizá el problema no era Camila y menos mi inseguridad, el problema era yo y nada más. Me odiaba tanto que esa noche no la tuve bonita para nada.
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