Capítulo 7

Camilo :

¿Qué me estaba pasando?

¿Acaso estoy loco?

¿Me pico algún bicho o es que me golpee la cabeza?

Quizás las flores de Isabela me dieron un golpe y no me di cuenta o alguna abeja me dejó inconsciente; tiene que haber una respuesta lógica al remolino de sensaciones que tengo estancadas en mi corazón, no puede ser, no debe ser y no tengo que dejar que sea.

—Soy un enfermo— susurré para mis adentros con tanta dureza que mis dientes dolieron.

Mis pupilas se cristalizaron en menos de un segundo y por un efímero instante hice caso a los latidos de mi corazón, y ahí dolió más, me lastimó con tanta fiereza la sola idea de saber que siento algo muy fuerte por Mirabel...

Mi prima...

Y es que solo recordar su mirada y esa tierna sonrisa que puede volver feliz a cualquiera, me confunde mucho.

Esa idea giró en mi cabeza repitiéndose innumerables veces, me atormentó tanto que ni siquiera tuve el valor de salir para cenar en familia, tan solo me encerré en mi habitación y apagué las luces encontrandome en una oscuridad profunda, solo quería eliminar el dolor en mi pecho.

Porque cada que lo pensaba se sentía como una punzada que me obligaba a ver la realidad, ella era mi prima y yo era un loco confundido y enfermo.

Las lágrimas cayeron más antes de lo debido y no hice nada para detenerlos, al contrario, quise liberar lo que me afectaba, lloré como nunca abrazado a mis rodillas mientras mis rulos tapaban la poca luz que reflejaba el brillo de la Luna llena que yacía entrar por mi ventana.

Cuando por fin recuperé el aliento y dejé de llorar, ya era media noche, me levanté del suelo y limpie el resto de las lágrimas con mis manos.

Había tomado una decisión para controlar este extraño sentimiento.

Primero debía buscar una buena mentira y hablar con Mirabel, tenía que convencerla de que yo no estoy sintiendo nada por ella, debo inventar una buena excusa y luego alejarme definitivamente para evitar problemas a futuro.

[...]

Cuando finalmente conseguí pensar una buena excusa, me dirigí hacia su habitación, antes asegurandome de que Dolores ya estuviese dormida y no pueda escuchar nada.

Abrí la puerta sigilosamente y para mi sorpresa no tenía seguro, todo estaba en completa oscuridad que apenas pude vislumbrar un par de sombras en el suelo, di pasos poco a poco hasta que en el momento menos esperado tropecé con una caja y caí de cara a la cama de Mirabel.

Traté de elevarme de inmediato, sin embargo me vi atrapado por unos brazos que me sostuvieron, era Mirabel quien se había despertado debido a que yo caí encima de ella.

—¿Quién eres y por qué estas en mi cuarto?— no podía verme ya que no tenía sus anteojos puestos.

Con la luz de la Luna entrando por la ventana, pude apreciar la belleza de sus ojitos dormilones, la delicada textura de su piel y hasta como sus rulos se movían de un lado para otro mientras buscaba la forma de safarse de mi.

En ese momento perdí completamente la noción del tiempo y de lo que venía a decirle, mi corazón se agitó y mi cerebro solo gritaba una cosa:

¡Bésala!

Pero no podía hacerlo, no siendo Camilo, eso sería fatal para ella. Así que hice lo que mejor me salía y aunque al inicio mi plan era hablar con ella como Camilo, ahora mentiría como Emiliano.

—Soy Emiliano...

Ella se sorprendió bastante al oírme y cuando le di espacio para levantarse, aproveche también para alzar sus anteojos de la mesita y sentarme a su lado. Coloqué los lentes en sus ojos, la trigueña al fin puso verme y lo único que hizo fue taparse el rostro como si estuviese muy avergonzada.

—Quiero hablar contigo...

—Lo siento por besarte, se que estas incómodo con todo esto...— negué de inmediato.

—¿Qué dices Bel? no te pongas así...— ella alzó la mirada y apartó sus manos.

—¿Bel?— cuestionó.

—De ahora en adelante te llamaré así, Bel— ella sonrió, y por Dios, esa sonrisa tenía un efecto tan reconfortante en mi que me hacia olvidar completamente de todo.

Olvidaba que ella era mi prima, que esto era prohibido, que era un pecado y que en algún momento todos se enterarian, lo más probable es que después de ello sería expulsado del Encanto.

Por mi propia necedad y deseo por volver a sentir sus labios en los míos.

Mirabel me tenía hechizado.

—¿Qué querías decirme?— acomodó un par de mechones que tapaban sus bellos ojos color avellana.

La miré directamente, era momento de decir lo que más me estaba torturando en las noches desde que me besó, todo lo que sentia en los más profundo de mi corazón, estaba consciente de que hacer esto sería un problema inmenso que terminarían de una mala manera, pero la idea de pasar los días a lado de Mirabel, poder besarla, abrazarla y acariciar su rostro de una diferente manera, me encantaba, ya no me importan los riesgos, yo solo quiero tenerla conmigo, al menos por ahora.

Antes de que todos noten mis enfermos sentimientos.

—Yo te amo Bel... — susurré mientras me acercaba, mis manos tomaron su rostro con delicadeza y la bese en la mejilla.

Sus mejillas tomaron un color carmesí tan hermoso que me provocaron mariposas en el estómago, al estar tan cerca de ella percibí un montón de pecas color café en sus pómulos, se veía tan bella desde este ángulo.

¿Por qué no puedo sentirme culpable por esto?

Me enamoré de alguien prohibido.

—¿En serio me amas, Emiliano?— aquellas palabras me llevaron a la realidad.

Ella pensaba que yo era Emiliano y mientras nadie más lo sepa, podré seguir amandola y besando sus labios.

—Te amo, pero debemos mantener esto en secreto, no quiero que tu Abuela piense que soy un aprovechador— mentí.

Era obvio que debía mantenerlo en secreto para que el verdadero Emiliano no descubra que estoy suplantando su identidad.

—Ella estará feliz si estamos juntos...

—Y lo estaremos, pero debemos esperar un poco— mentí de nuevo —luego podremos vivir a plena libertad nuestro amor.

La trigueña me abrazó conmocionada, sus pupilas lucían cristalizadas, ella amaba tanto a Emiliano que estaba dispuesta a vivir un amor a escondidas y yo estaba cometiendo el peor de los errores.

Pero no me arrepentiría con tal de probar nuevamente esos labios.

Y así fue, besé a mi prima por segunda vez, sin culpa alguna y lleno de deseo, acaricié su rostro jugando con sus rizos hipnotizantes, me apoderé de sus labios de tal manera que sentía mi cuerpo vibrar con cada respiración agitada que ella soltaba.

Esa noche, después de declarar nuestro amor, no pude dormir.

Estaba perdido por ella.

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Reenamoradisimo el Camilo xd ¿qué opinan de este plan?

Aprovecho el momento para decir que la historia llegó a los 1k de leídas🤗 gracias por el apoyo...

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