Capítulo 3
Mirabel:
Al fin era otro día y no podía dejar de sentirme tan contenta con la presencia de Emiliano en esta casa.
Ahora mismo me encuentro preparando el almuerzo junto a mi madre y él. Es tan atento con todos que no puedo evitar sentir una conexión especial.
—Mirabel, ¿me pasas aquel recipiente?— pidió con delicadeza mientras me miraba a los ojos.
Sonreí e hice lo que dijo, cuando sus dedos tocaron los míos para sostener el recipiente, un escalofrío recorrió mi cuerpo, me alejé de inmediato buscando una forma de ocultar mi rostro nervioso y sonrojado.
—Hija, vengo en un momento, no te olvides remover la sopa— avisó mi madre saliendo de la cocina, ahora estábamos los dos solos y eso me ponía los nervios de punta.
—Claro mamá.
—Eres una muy buena hija y talentosa cocinera— habla él para romper el hielo entre nosotros.
—¿Por qué lo dices?— evito mirarlo.
—Porque al parecer ere la única que ayuda a tu madre— se acerca a mi lado —eso habla muy bien de ti.
—En realidad...— digo pausando mis palabras —debo ayudar en la cocina porque soy la única Madrigal que no tiene un don, los demás se encargan de cosas más importantes como ayudar al pueblo y sus habitantes— siento como se me forma un nudo en la garganta al decirlo —Yo no soy especial.
—¡Hey! ¿En serio crees que no eres especial solo por no tener un don?— él me anima colocando su brazo en mi hombro.
—Hace años deje de pensar así... — recuerdo lo que pasó en el Encanto —pero de vez en cuando se me viene a la cabeza ese tipo de ideas.
—Pues deja de pensar en ello— me gira hacia él, quedó frente a su rostro y de nuevo ese color rojizo se hace presente en mis mejillas —eres muy especial, sobre todo para mi porque me ayudaste.
—Gracias... — susurro formando una sonrisa mientras él me abraza.
Rodea sus brazos en mi espalda con suma delicadeza, por un momento quedo paralizada, aunque luego correspondo a su tierna acción. Una de sus manos viaja hacia mi cabeza y la refriega contra mis mechones.
—Amo tu cabello ¿lo sabias?— inquiere —siempre detesté mi cabello lacio, quisiera tener los rulos como el de tu primo Camilo.
Camilo...
—Hablando de él, quiero pedirte disculpas por lo de anoche...
—¡No! para nada— me interrumpe negando con la cabeza —yo me encargaré de caerle bien a tu primo. Se nota que te quiere mucho.
Tal vez fui muy dura con él...
—¡Mirabel, dije que revolvieras la sopa!
La voz de mi madre me hace recuerdo de la tarea que tenía encargada y no cumplí.
Observo la olla y me percato que se esta rebasando. Estoy a punto de disculparme cuando...
—Lo siento señora, es mi culpa— se apresura a decir Emiliano —yo la distraje con mis tonterías, no se preocupe la ayudo con lo que sea necesario.
Esas simples palabras me hacen sentir tan afortunada en ese momento, Emiliano es tan bueno, es todo lo que una chica puede soñar.
[...]
—Mirabel...
Escucho esa peculiar voz varonil entrar por la puerta de mi habitación. Hago una mueca de desagrado al percibir quien es y sigo con mis quehaceres como si él no me estuviese hablando.
—Mirabel... ¿puedes voltear a verme?— insiste colándose hacia el frente, así impide que yo siga guardando las prendas de mi ropa.
—¿Qué quieres Camilo? ¿Vas a pelear de nuevo?— me cruzo de brazos por un momento y al no recibir respuesta del trigueño, sigo con mis cosas.
—Quiero estar bien contigo Mirabel— dice al cabo de unos segundos —Lo siento, no pensé que ese tal Emiliano fuera tan importante para ti.
—Es una persona que necesita nuestra ayuda, además no te hizo ningún daño— digo y suelto un largo suspiro —esa desconfianza que le tienes es injustificada.
—Esta bien— él lo acepta y se acerca un poco más —Solo quiero que seamos los primos de siempre, que esta discusión se quede en el pasado ¿te parece?
—Por mi no hay problema, siempre y cuando trates de llevarte bien con Emiliano— le sonrío —Es más, saldré con él para enseñarle lo bello del pueblo ¿no quieres ir con nosotros?
—Tal vez...
—Nos vemos más tarde entonces...
Y así fue.
Yacían las 3:35 de la tarde y yo me encontraba aquí en medio de Emiliano y Camilo mientras caminabamos por las calles del pueblo en busca de algo interesante por hacer.
Emiliano lucia bastante impresionado por la belleza natural del Encanto y Camilo daba pasos con lentitud como si estuviese desinteresado.
—¿A dónde vamos?— inquiero rompiendo el silencio, el ojiazul me mira y responde.
—Quiero volver al río donde te ví por primera vez.
—No me parece buena idea— ahí estaba otra vez el negativo Camilo —yo quiero ir al bosque de guanábanas.
—Mejor yo decido a donde vamos— digo incómoda.
—¿Y bien?
—Iremos al taller de arte y costura.
Nos llevó tan solo unos minutos llegar al taller, en donde encontramos un montón de pinturas Bellas, desde bocetos a carbón y otros con pigmentos naturales.
—¡Me encanta! — fue lo primero que dijo Emiliano al entrar al lugar, su vista viajó hacia varias pinturas situadas en las paredes.
—¿En serio? — le cuestioné tambien emocionada.
—De verdad amo el arte, es más, soy muy bueno dibujando— dijo y se acercó a un pequeño escritorio donde habían varios papeles y lápices disponibles —¿Te puedo dibujar Mirabel?
—Si— dije sin pensarlo dos veces.
—Claro que no— declaró un Camilo bastante fastidiado —¿y yo qué? es como si no existiese entre ustedes dos. Si quieres dibujar a mi prima, lo harás conmigo a su lado.
Camilo se puso a mi lado y pasó un brazo por mi hombro uniendome a él, me causó gracia esa acción porque actuaba como un primo sobre protector.
—No tengo nada en contra de salir contigo en el dibujo— apoye mi cabeza en la suya y optamos por una pose más cómoda.
En efecto, pasaron un par de minutos en cuanto Emiliano comenzaba a diseñar el boceto, un tiempo más y ya casi tenía terminado el dibujo.
Apenas lo mostró quede impresionada, sin dudas cada día quedaba mas encantada con Emiliano.
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Camilo celoso ( ͡° ͜ʖ ͡°)🔥🔥
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