Capítulo 10

Mirabel:

Esto no pudo haberme pasado, aún sigo en negación y creo que nunca podré aceptar que eso realmente pasó.

Me encuentro echada en mi cama con la vista fija en el techo, quiero llorar, me siento débil, mi cabeza da miles de vueltas y el recuerdo del beso de Camilo no me deja en paz.

Cada maldito segundo quedó grabado en mi mente y eso me tortura de una manera inexplicable.

—¿Cómo fue capaz?— murmuré abrazando a mi almohada.

Recordé nuevamente, sus manos puestas en mi cuello mientras sus labios se movían a un ritmo acelerado, la brisa del clima que me erizaba la piel, su corazón latiendo con fiereza, mi rostro impactado, también ví en él una desesperación por tomarme de la cintura y lo peor de todo...

Yo le correspondí, dejé que me siguiera besando cómo si fuésemos dos enamorados sin problema alguno.

—¿Cómo fui capaz?— me reproché golpeandome con la almohada —¿qué demonios se me pasó por la cabeza?

Mi respiración comenzó a agitarse, sentía los ojos húmedos a punto de llorar, y mi pecho dolía, dolía porque me sentía herida.

Estaba confundida, jamás pensé encontrarme en una situación como ésta, mi primo Camilo se había enamorado de mi.

Ahora todos mis pensamientos se aturdian, no podía decidir algo bueno. Fue lo mismo que sucedió en la tarde, después del beso, no supe que hacer y en vez de enfrentarlo, sólo le aventé una bofetada y salí corriendo como si él fuese un mounstro.

Tengo que tomar una decisión, no puedo permitir que Camilo siga alimentando un sentimiento obsceno, algo completamente prohibido y morboso.

Esto tiene que parar y lo mejor que puedo hacer por ahora es alejarme definitivamente de él, no hablarle y mucho menos verlo a la cara.

—Mirabel...— una voz muy baja sonó muy cerca de mi puerta.

Me asusté al instante y recurrí a la única arma que tenía en mi cuarto, la escoba.

—¿Quién es?— me acerqué sigilosamente.

Sin embargo, nadie respondió, en su lugar, un papel resbaló por debajo de la puerta y llegó a tocar mis pies.

Confundida, me incliné y tomé la hoja entre mis manos, la abrí y leí su contenido.

"Me debes una salida Bel, te veo mañana en el Bosque, quiero observar contigo el atardecer"

Con amor, Emiliano.

—Tan bello— suspiré enamorada, aquellas palabras hacían latir a mi corazón, y liberaban a mi mente de todos los problemas, al menos por ahora.

Necesito ver a Emiliano, sólo él puede hacerme olvidar los problemas.

[...]

Caminé por el pasto frondoso, el viento soplaba con fuerza, al parecer el clima cambiaría nuevamente, busqué con la mirada al pelinegro y lo encontré apoyado en el tronco de un árbol.

—Pensé que ya no ibas a venir— comentó Emiliano viéndome llegar.

—Lo siento— dije al sentarme apegada a él —antes de poder venir, tuve que ayudar a mamá con los enfermos.

—No tienes porqué disculparte— susurró dándose la vuelta para besar mis labios.

Acarició mi rostro con sus dedos mientras hundía sus labios en los míos, sentí su otra mano en mi cuello erizando mi piel, la sensación era cálida y estremecedora, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al abrir los ojos e imaginar que Camilo era el que me estaba besando.

Lo veía tan real, sus rulos, ese tono de piel, sus cejas y el color exacto de sus pecas esparcidas.

¿Qué demonios me pasa?

Cerré mis ojos con fuerza y traté de quitar esa imagen de mi cabeza, Emiliano sintió mis nervios y apartó sus labios.

—¿Hice algo malo?

Negué con la cabeza y por fin esa alucinación desapareció, nuevamente lo tenía solo a él, al amor de mi vida.

—¡No!— me apresuré a decir —Tú nunca haces nada malo.

Él sonrió y me abrazó apoderándose de mi cuerpo, me apoyé a su pecho, me sentía tan plena con su sola presencia.

Me sentía completamente amada.

Ya quería decirles a todos que estábamos enamorados, quería revelar mis sentimientos. Y aunque tenía la seguridad que Dolores lo sabía, me calmaba la idea de que no diría nada, porque esta ocupada en su boda.

¿Cuánto más debía esperar?

—Emi...— murmuré dispuesta a hablarlo.

El ojiazul volteó a mirarme, atento —Dime Bel...

Me armé de valor, ya era momento, no soportaba más esta sensación de ser enamorados en los oscuro, de ocultarnos.

—¿Cuándo le dirás a mi familia que estamos juntos?— pregunté separandome de sus brazos.

—Bueno...— alargó sus palabras mirando al frente, estaba evadiendome —Creo que muy pronto, sólo...

—¿Cuándo?— crucé mis brazos para adoptar una pose más seria.

Él no respondió, relamió sus labios como si estuviese nervioso e intentó tomar mis manos. Era obvio que trataba de calmar mi enfado, pero no tenía una buena respuesta.

—No tengo una fecha exacta, Bel— dice y acaricia mi cabello —Aún debemos esperar pero te prometo...

—No Emiliano— respondí con seriedad —sé que voy a sonar dura con esto, pero no me parece correcto que sigamos de esta manera— aparte mis manos de las suyas —mi familia debe saberlo, así estaremos juntos sin tener que fingir.

—Entiendo tu punto pero yo...

—Yo no te entiendo— confesé —¿Por qué debemos ocultar que nos amamos? estoy segura que mi familia te aceptará.

—Yo...

Observé su cara aturdida, ciertamente esa mirada indecisa me dolió, por más que lo intentaba no podía comprender su necesidad de ocultar nuestra relación. Miré a otro lado para evitar que note mis ojos aguados, me puse firme y le dijo un ultimátum.

—¿Bel?

—Tienes hasta después de la boda de Dolores para decirle a toda la familia sobre nuestra relación— advertí levantándome del suelo —Si no lo haces, ólvidate de mi Emiliano.

—¡Mirabel!— gritó él sujetando mi brazo al levantarse, no me dejó ir.

—Sueltame...— pedí girando hacia él.

—No te vayas así por favor— suplicó tomandome de la cintura —yo te amo y...

El resto de sus palabras fueron inaudibles para mi porque lo único que pude ver en ese momento fue a él, de nuevo esa maldita alucinación estaba en mi cabeza, veía a Camilo que me suplicaba un beso, comencé a temblar asustada y me alejé rápidamente.

Sacudí mi cabeza y restregué mis rizos buscando perder de vista aquella imagen.

—Bel, tranquila— Emiliano me sostuvo y cuando lo mire a los ojos pude estar en paz de nuevo.

Ya no estaba Camilo, era Emiliano.

—Esperaré hasta la boda de Dolores— repetí para luego irme.

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Lo que nadie sabía era que no muy a lo lejos, el verdadero Emiliano observaba la escena con espasmo, más aún cuando aquel falso Emiliano cayó rendido al suelo una vez que la inocente Mirabel emprendió camino a su casa, el cambiaformas retornó a su verdadero ser y sin saberlo reveló sus secretos.

Emiliano vio ante sus ojos como Camilo estaba engañando a su prima, usando la imagen de él y aprovechándose de la ingenua trigueña.

Esto era morboso.

No dejaría que siga sucediendo.

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Ya salió el peine ¿Emiliano contará la verdad? 😩😲

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