I: La Caida
Los seres de este mundo no tienen conexión con desconocidas criaturas del bien o del mal, pero eso cambia cuando un ángel se encuentra ignorante en un cómodo lugar que es cálido.
El cielo...
¿Alguna vez lo has imaginado?
El lugar donde se desata
La diferencia entre ángeles
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El suave viento da impulso a un par de alas que se sostenían a duras penas debido al tamaño que estás tienen, si has de imaginar que los ángeles tienen grandes alas relucientes con colores como el blanco y el dorado, no estás del todo errado pero hubo una excepción.
Una pequeña excepción de cabellos verdosos alborotados y pecas que suelen combinar con su esmeralda mirada que relucía a pesar de todo, pero era diferente.
Cuando nuestro Creador lo vió nacer se sorprendió mucho del tamaño de sus alas, un bebé con unas alas de un tamaño muy pequeño, casi todos los ángeles tenían impulso de volar a los minutos de nacer pero este sobre todo este, le costó años adaptarse incluso en esos momentos aún no era del todo seguro que vuele como si nada sus alas apenas sobresalían de su figura delicada, pero lo intentaba día a día se esforzaba para que pueda al fin ir al mundo humano eso lo impulsaba mucho porque deseaba conocer las cosas que estarían en ese lugar, seguramente serían nuevas de muy lindas formas y colores con diferentes maneras de uso, eso hacia que sus manos tiemblen de la emoción pero era con una condición, que sus alas puedan ser utilizadas cuántas veces lo necesite, que pueda ir contra cualquier tipo de viento y cualquier clima que se presente.
Nuestro ángel con apariencia de joven de 17 años estaba con los mofletes inflados mientras hacía fuerza para imaginar que sus alas fueran una extensión más de su cuerpo.
Era difícil en su caso que su estabilidad mental sea buena ya que algunos ángeles que pasaban por ahí largaban algunas carcajadas como si no les importará que el pecoso escuchará sus palabras crueles y aquel apodo que le habían puesto, marcaba aún más su camino como la determinación de su corazón, él era el "error", algo que jamás debió nacer, débil e incapaz de acatar una orden de Dios.
Sin embargo trataba de hacer oídos sordos, trataba de poner toda su atención en el movimiento de sus alas cuando el viento dejaba de soplar haciendo que caiga en la superficie suave de un algodón, una nube escuchando más carcajadas a su alrededor pero había una que sonaba de forma diferente, no como si fuera una burla o algo parecido.
Miró en la dirección donde provenía aquello, justo a su lado se encontraba un ángel, su compañero durante tanto tiempo sacando en el pecoso una sonrisa sincera, haciendo que su frustración desaparezca por completo para seguir intentándolo, por más que digan que es inútil o que nunca podrá ir al mundo de los humanos, él tenía que dar lo mejor para alcanzar aquel sueño que le parecía tan lejano pero que a la vez podía tocarlo.
La noche empezó a asomarse en el lugar haciendo que todos se retiren, ya que velaban por la tierra para que las artimañas de su enemigo no se haga relucir, pero el pecoso se quedó sentado en posición de indio sobre la nube para ver pasar una especie de reflejo donde dentro podía verse un gran paisaje, una laguna rodeada de un campo verde aunque esté no lo sabía en realidad extendió su mano hasta este para tocarlo...sin entender el funcionamiento de tal cosa se adentro para vivir una experiencia única.
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Sus ojos se abrieron poco a poco mientras sentía el pesar en todo su cuerpo, no recordaba que en aquel lugar sintiera alguna clase de esa sensación pero no le gustaba para nada aquello, el chico no conocía el dolor y ahora que estaba sobre la arena, que tampoco conocía podía verse envuelto de algo desconocido completamente, la mano que extendió hacia ese reflejo tuvo que alzarla sobre su cabeza para descubrir un tono rojizo cubriéndola entonces su mirada brillaba de curiosidad preguntándose qué era, qué le estaba pasando.
Más de sus párpados salían lágrimas, gotas de lluvia que mojaban sus mejillas sin parar terminaban en su mentón mojando su cuello o iban hacia su boca dándole un extraño sabor que reconocería como algo salado.
Sentimientos, sensaciones, tristeza, soledad.
Cosas que ha estado ignorando en los últimos 30 años sin saberlo en realidad siempre estuvieron acompañándolo junto a la ardiente determinación entonces haciendo memoria de los últimos acontecimientos llegó a la conclusión de que tal vez, sólo tal vez estuviera en el lugar que toda su existencia ha estado soñando pero sentía frío, cosa que no se esperaba porque creía que sería algo cálido.
No podía dejar de derramar aquellas gotas saladas mientras su frágil, delicado cuerpo trataba de sentarse sobre la arena que se adentraba a su vestimenta blanca ya destrozada, abrió y cerró sus manos asustado de no saber que era ese líquido rojo saliendo de ellas por los cortes que había sufrido.
Quiso levantarse del lugar pero sus rodillas flaquearon en el momento que casi pudo ponerse de pie cayendo una vez más largando un quejido de dolor, sin más agachó la cabeza dejando que su revoltoso cabello tape sus ojos entrecerrados recordando cada palabra a lo largo de su existencia, cosas que han dicho, cosas que incluso antes de caer fueron clavándose en su interior.
—¿Qué mierda eres? ¿Qué haces aquí?
De pronto como si de una salvación se tratara todos aquellos pensamientos se detuvieron de repente, su cabeza se alzo haciendo que sus brillantes ojos se abran aún más ante la figura que se presentó frente suyo, estaba totalmente sorprendido al recordar que aquel chico sin alas fuera el humano que había visto hace tan poco, pero jamás había distinguido sus facciones ni sus rasgos físicos haciendo que sus palabras murieran en su garganta.
Como si fuera magia, sus lágrimas se detuvieron sin poder controlar la voluntad de su cuerpo por lo que sólo estaba dejando que las gotas carmesí sigan tiñendo el color de la arena ante la mirada impaciente del contrario, reflexionó que decir pero en esos momentos sus sentimientos negativos albergaban en su mente gracias a las palabras recientemente dichas, escuchadas por él así que sólo repitió lo que antes desearon para él.
—Estoy esperando la muerte.
No supo su reacción, poco ha de recordar de aquellos acontecimientos pero podía destacar en él aquella mano que fue extendida de pronto, ese corazoncito dentro suyo empezó a palpitar con mucha fuerza, el rastro de lágrimas se vió reemplazado por una explosión en sus pecosas mejillas... jamás en su vida había tocado a un humano.
¿Cómo se sentirá ser tocado por uno?
Sus dedos poco a poco se acercaron a esa mano que estaba siendo extendida para él, no entendía en lo absoluto para que sería tal cosa, su curiosidad le podía en muchas formas por lo que no dudo en aceptar aquello.
Dejando que el peso se aliviane en el pecoso, el contacto ajeno fue algo nuevo, lo frío y a la vez cálido lleno al ángel de energías nuevas para que se pusiera de pie.
Pero ese aún no era consciente del todo de la pérdida que había sufrido por lo que unas palabras salieron de su boca por la educación que había recibido de su creador porque sí, porque creía en él de que iba a estar algún día en el mundo de los humanos pero no de esa forma, ni siquiera Izuku podía creerlo así que se dejó caer.
Se dejó caer en los brazos de este o eso esperaba así que sólo se entregó, a lo que jamás sentía en el lugar celestial, aquello que los humanos conocen como sueño.
Todo era nuevo, creía escuchar palabras por parte del chico de cabello rubio ceniza, sin embargo sus párpados pesaban, su cuerpo sentía el movimiento que estaba sufriendo como si este corriera a quien sabe dónde y el ángel tenía que soportar el movimiento rápido, casi brusco que el mayor le brindaba, la paciencia del humano no era su mejor virtud.
Echaba maldiciones al cielo porque claro supone Katsuki que de ahí lo dejaron caer, y ni siquiera se atrevían a dar la cara.
—Por el amor del diablo, mira Dios jamás te pido una sola cosa en esta puta vida aparte de que me liberes de mi propio infierno pero ahora necesito que te hagas cargo de tus cosas, ¡Maldición!
Resignado soltó un suspiro hacia el cielo esperando a que pase algo como las películas que de pronto del cielo de escuché una voz, bueno de la biblia mejor dicho, su fe se estaba yendo al diablo si es que tenía.
Así que contemplando al frágil cuerpo que se desangraba en sus brazos pensó en un sólo lugar el cual podría pedir ayuda, refunfuñaba por lo bajo mientras paraba un poco para llamar por celular, nunca utilizaba ese aparato pero era una emergencia.
—¡Katsubro! ¡Al fin me visitas!.
—Vete a la mierda.
—Si a eso le llamó un buen hermano dime qué....
Sus palabras murieron en esos labios al contemplar mejor la situación, sólo se guardo las miles de preguntas que le haría después pero una inexplicable sensación se alojó en su pecho al verlo pasar a su lado pero no por el rubio ceniza, sino por aquella carita brillante a pesar de estar inconsciente.
El silencio que guardo en ese momento el pelirrojo fue la mejor ayuda que tuvo el rubio pero claro, necesitaría una mano porque a pesar de verse tan angelical y esas mierdas en esos momentos está gravemente herido, tomó el botiquín que su compañero le pasó para empezar a tratar al pecoso.
Sus manos fueron lo primero en poner desinfectante, era extraño con la facilidad, con la paciencia para tratar y la delicadeza cosas que no iban con el contrario ahora se veían reflejadas en sus acciones aunque parezca que en sus ojos reflejaba que iba a matar a alguien con una explosión si eso era posible.
Kirishima sacaba todas sus conclusiones a la distancia mientras lo más grave provenía de su espalda así que ni bien sus vendas fueron a sus manos empujó al rubio ceniza para llenar su mirada de sorpresa.
Era cruel...poco masculino, quien haya hecho eso...
También tomó un poco de desinfectante a pesar de los insultos que le lanzó su compañero, sus dedos se empezaron a mover por aquellas plumas lastimadas cuestionandose que hacía él en su hogar, que era lo que había pasado y si era real un ángel tan hermoso, sin la necesidad de ver sus ojos sintió unos enormes deseos de ayudarlo, lo que estaba haciendo en esos momentos...
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Sus ojos estaban abriéndose poco a poco, la iluminación en ese cuarto era tal que tuvo que adaptarse a ello...
Una superficie igual o menos suave que la misma nube fue lo que sus dedos tocaron, sus manos estaban adaptandose al tacto del algodón, una sensación parecida a la comodidad está en él.
Movió la cabeza hacia los lados adaptandose al lugar, estaba lleno de cosas nuevas para él, cosas desconocidas que aún así no se atrevía a tocar.
Quiso sentarse en aquel lugar de donde estaba más unas manos presionaron sus hombros para que se vuelva a recostar.
Sus ojos se conectaron por primera vez, esa mirada carmesí penetró en esas esmeraldas con algo de furia, porque no entendía una mierda de lo que estaba pasando y esos tres días en donde estuvo dando vueltas del trabajo para ir a donde está la casa de su compañero, incluso había discutido con su tutor hasta mostrarle que estaba haciendo "proyectos" para presentar así pudo convencer de que se quedaría unos días ya que no podía descuidar a su prometida.
Estaba asqueado de todo eso pero lo que ahora necesitaba saber cuál era el motivo de su rescate.
—Ahora, me dirás qué te pasó.
—No puedo, no sé quién eres.
—Sólo porque Dios me castiga, soy Bakugou Katsuki.
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Criaturitas mías aquí les traigo el primer capítulo, estuve todo el día y la verdad me gustaría hacer algo más largo, seguramente en unos ratos sea capaz de empezar el segundo capítulo.
¿Qué les parece? Algo no encaja ¿Verdad?
Ya saben en mi instagram KillugonFreecss_01 pueden ver todo lo que subo de todo lo que voy a actualizar y demás
💛💚 AMOR A LOS BEBUS
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