Al día siguiente Kageyama se encontraba en la casa de Hinata sin saber lo que haría a continuación.

— ¡Te haré un cambio de look! – anunció el pelirrojo para después dirigirse a su closet.

Rebuscó entre todo aquello hasta encontrar lo que quería.

— Nunca pude usarla porque me quedó grande... Yo creo que a ti si te queda – explicó sonriendo dandole aquella prenda.

— Um... ¿Me cambio aquí? – preguntó dudoso.

— ¡Claro que no, tonto! ¡Ahí está el baño! – contestó Shoyo sonrojandose demasiado.

— Uh... Pero siempre me cambio frente a ti – le recordó haciéndolo sonrojarse más.

— N-no estamos en la escuela... Ve a cambiarte allá... – le pidió nuevamente.

Kageyama había aceptado a regañadientes y regresado tiempo después con aquella falda blanca puesta.

Hinata rió un poco, estaba toda desacomodada y podía ver un poco su boxer.

— Ven, dejame acomodartela – dijo haciendo un gesto de que se acercara.

La movió un poco mas hacia abajo y acomodó la caída.

— Subete un poco el boxer para que no esté tan cerca del final de la falda – le dijo después.

Kageyama le hizo caso y lo subió un poco más.

— Um... Ojalá tuviera una blusa que combinara... Pero supongo que me conformaré con la playera que traes – aceptó el pelirrojo.

Después Shoyo fue por maquillaje.

— Me vas a picar el ojo con eso – se quejó el colocador.

— ¡Es solo delineador! No seas exagerado y deja de moverte.

Con mucho trabajo logró hacerle un lindo delineado holografico de color morado, le puso un corazón azul en la mejilla derecha y pintó sus labios con un tono rosa natural.

— Solo falta un toque final – dijo Shoyo con emoción y le colocó un lindo broche de mariposa en el cabello.

Después de terminar le acercó el espejo de cuerpo completo para que se viera.

Kageyama Tobio sintió algo extraño, le había gustado demasiado como se veía. Dió un par de vueltas para verse en todos los ángulos, se acercó para apreciar bien el maquillaje.

Hinata lo veía fascinado, reconocía esa expresión. Los ojos de Tobio brillaban y sus labios se habían puesto en una línea emocionada.

Solo había visto aquella expresión en él mismo cuando se vió por primera vez como chico...

— ¿Qué estás pensando, Tobio? – le preguntó finalmente.

— Que... Solo me había sentido así al realizar un buen pase... – contestó viéndose aún al espejo.

— ¿Te gusta como te ves? – continuó emocionado.

— ¡Demasiado! – admitió con más emoción que el pelirrojo.

— ¿Quieres que también haga tus uñas? – le preguntó Shoyo.

Asintió con la cabeza.

Mientras pintaba sus uñas color aqua como su playera Tobio estuvo más serio.

— ¿Qué significa... que me guste verme así? – cuestionó para luego explicar — No me siento como chica... Pero siempre me ha molestado la existencia del género... Si no soy hombre ni mujer... ¿Qué soy?

Shoyo sonrió, había estado en algo parecido cuando tuvo que decidir si quería su cambio o no.

— ¿Has escuchado el termino "no binario"? – dijo terminando la primer mano.

— No. Nunca.

— Investigalo. Piensalo. No tienes por qué dar una respuesta inmediata – le dijo Hinata haciendo una pausa para hacerle una caricia en la mejilla.

Momentos más tarde la madre de Hinata había abierto la puerta del cuarto.

— Shoyo, ya te había dicho que no quería que cerraras la puerta. Las reglas cambian ahora que están juntos – le recordó.

— Lo siento... Es que estaba haciendo a Tobio un cambio de look – le explicó.

Su corazón de madre también supo que algo en Kageyama había cambiado, le recordó a Shoyo cuando por primera vez lo había encontrado a escondidas intentando vendarse.

— Te ves muy bien, cariño – le aseguró a Kageyama haciendo que sus ojos volvieran a brillar.

Definitivamente nunca se había sentido tan feliz.