Extra: Navidad (2)
Akira Berglind
— ¿Hay alguien que te guste? —Aún no termina el juego y como ya estaba aburrida me puse a platicar con Josué... todo para confirmar lo de mi amiga.
Y no me molesta, que no socialice en el instituto, no significa que sea una completa asocial porque admitámoslo, cuando Gastón o Victoria no van, claro, me quedo sola pero eso no signifique que esté mirando a todos como unos engendros de... ¡Demonios! aunque eso está mal dicho porque los demonios no pueden engendrar.
Es tranquilo y buena persona, claro, con un temperamento común pero, no es malo, lo que puedo percibir a través de él me lo deja muy claro.
— Tal vez. —Ese tal vez me huele a que si le gusta alguien... literal, huele a que alguien le gusta. Miro de soslayo al chico y es tiene una diminuta sonrisa, en realidad me cae bien.
— ¿La conozco? —pregunto mientras miro el juego de Matías y Ana. La prima de Victoria se la puso difícil al pelinegro.
— Sí —dice en un susurro casi inaudible. Como no sé nada de la vida de este chico y estudia en otro lugar, la única persona que conocemos en común es Victoria.
— Mi amiga. —Con un pequeño movimiento de cabeza asiente— Ganó Lucía, ya era hora. —Suspiro retirando toda tensión.
Bajo de la supuesta torre seguida por el rubio. Matías quedó completamente cubierto de pintura, como que Lucía se quería asegurar de que fue ella quien gano... No puedo evitar reírme de esto mientras llego al lugar, ele disparó como unas seis veces. Me miran con extrañeza al llegar a cerca de ellos por la manera en la que me río, suave y es porque la contengo. Respiro hondo calmandome.
—El juego tardó una hora y media. Felicitaciones a Lucía. —Mi Abuelo, con entusiasmo, se acerca donde esta ella con una caja envuelta en papel de regalo— Ten, la abres después. —El regalo es una tablet de último modelo, una libreta de hojas blancas y rayadas y varios marcadores con lapiceros y unos cuantos bombones de chocolates importados. Ahí tiene para que disfrute por un tiempo.
— Gracias —dice de manera tímida.
—Hija, lo que queda lo dejo en tus manos, mañana tenemos que hacer una investigación temprano a colaboración del departamento de policías —dice mi madre en un bostezo.
— Está bien, vayan tranquilos. —Hago una señal con mi mano indicando que ya no necesitaré de su ayuda por hoy.
— Ah, recuerda de practicar lo que te enseñamos el lunes.
— Está bien. —Le guiño un ojo dejándole a entender que todo saldrá bien— Vamos con la próxima actividad pero... primero vamos por algo para beber y algún que otro aperitivo para ir al salón ¿Les parece? —digo mientras voy caminando delante de todo el grupo
— Claro ¿Por qué no?
—. Vayan preparando su mente para las historias que vamos a contar en el lago. — Esta noche será muy buena, espero sacarles caras de miedo... aunque sea, al ridículo de Hunter
(...)
Hunter Shadow
El intercambio fue muy dinámico y divertido a decir verdad, no estuvo aburrido. Recibí un Mp4 de una marca reconocida que me dio un chico rubio, y mi regalo, lo recibió Lucía; era una bolsa llena de dulces reconocidos con dinero que había reunido desde hace tiempo y fue lo suficiente como para hacer un buen regalo; tampoco iba a dar caramelos de piñata. La reacción de la chica fue de completa felicidad, pareció que vio el cielo cuando abrió la bolsa.
El intercambio se basó en imitar a la persona que te tocaba, luego de que hubiesen hecho el sorteo para esta actividad. Costó hacerlo pero practicamente, lo que hice, fue imitar a quien me tocó de lo poco que había observado de ella durante la noche. El lugar, el árbol que hay en el lugar es inmenso, es extremadamente grande... muy grande. Mejor ni pregunto como hacer para decorarlo.
Vamos caminando por el extenso terreno de los jardines traseros de la mansión, uno que es realmente grande; nos detenemos al llegar a una reja negra de metal que se divide por todo lo largo, al otro lado de ella, hay un camino de tierra y luego una gran cantidad de árboles.
Hay viento frío y es de esperarse por la temporada del año pero justo ahora me está molestando porque estoy temblando. Soy una de las personas de todo el grupo, que se está abrazando a sí mismo buscando calor... cosa que es inútil pero no puedo hacer nada para evitarlo.
Miro de reojo a quienes están cerca de mí ¿Hay que atravesar todo esto? Está oscuro, hay pocas luces iluminando el camino pero los árboles me dan mala espina.
— Pasen. —Akira abre la puerta— Espero que tengan buenas historias en mente. —Sonríe.
En realidad no me agrada mucho la idea que estemos a media noche en un lago solamente iluminados por la luz de luna, lo peor de todo, es que en el lugar hay muchos árboles... Esto parece un bosque. Nunca he sido amante de las cosas de miedo, prefiero los chistes o cualquier cosa que no tenga que ver historias de terror, las odio, soy demasiado temeroso y eso me hace ver ridículo, por ello las evito pero ya qué... ya estoy aquí.
Luego de cruzar la reja, el camino de piedras de la mansión desaparece, ya no existe, ahora hay es un extenso camino de tierra que luego de unos metros, se pierde en una curva. Hay árboles por todo el camino y mientras más avanzamos, más gruesos se vuelven los troncos de estos.
Después de caminar por unos largos minutos, llegamos a un claro donde se ve un lago formado por la bajada de un río.
— Ok. — La timidez que tenía se ha ido por segunda vez, la primera fue cuando estábamos jugando al paintball. No la entiendo— La historia se titula "El hombre en el bosque" —dice sonriendo— Esto lo leí en el Internet. —Toma aire y se aclara la garganta— Habían dos chicos a quienes les sucedió esta historia, era una chica y el otro era su hermano, dos años menor. Ellos solían quedarse solos en su casona familiar mientras sus padres trabajaban, vivían en el campo, en una casa grande. Un día cualquiera, decidieron salir a jugar fuera y terminaron paseando por el bosque, al norte del pueblo de donde vivían...
Ya todos acabamos de terminar de contar nuestras historias, unas dieron más miedo que otras y alguna si fueron capaces de hacerte saltar por algún sonido que repentinamente, se parecía al del relato. Conté la mía pero no les dio ninguna reacción a ellos, lo único que lograron hacer, fue reírse. La que falta es Akira.
(...)
(El resto de la "historia" que cuenta Akira está en el capítulo donde se encuentra este pequeño arco. Recordar que Akira provoca el desmayo de Hunter para permitir la llegada de un mensaje del padre de Hunter, a él mismo)
Nuestras voces se ven interrumpidas por las de dos hombres acercándose, Akira hace un gesto de alerta buscando la procedencia de esas personas que se acercan tal como si fuese un animal viendo hacia todas partes. Con una rápida seña, indica que no hablemos manteniendo un gesto de completa seriedad.
— ¿Sabes? Los troncos de estos árboles sirven para armar una cerca y así evitar que las vacas se escapen. —La ojiverde señala hacia donde se encuentran en la lejanía. Difícilmente, veo a un hombre gordo acariciando un árbol.
— ¿Qué hacen aquí en este momento y en esta fecha? Apaguen la fogata con cuidado —susurra Akira manteniendo un gesto de molestia—. No hagan ruido, quédense sentados y no se muevan.
— También podemos hacer una cabaña en esta parte. —Un hombre más joven señala en nuestra dirección pero por la oscuridad ahora presente, no nos nota— Igualmente esta área no le pertenece a nadie y estaremos cerca de una mansión, podríamos entrar en cualquier momento y llevarnos cualquier cosa, no creo que les interese y al ser gigantesca, capaz ni nos notan. —De un movimiento, lanza lo que parece ser una caja de cigarrillos.
De reojo veo a Akira y sus amigos quienes tienen una mirada y gesto de entera molestia. La de cabello obviamente teñido, dificultosamente entre la oscuridad, se puede notar como cierra los ojos por un instante.
— Tienes razón, millonarios son millonarios.
— Me harté. — murmura Akira suelta suspirando.
— ¿Qué vas a hacer? — le pregunta su amigo con apremio pero esta le calla mientras se agacha y toma con una de sus manos una rama grande.
Luego de mirarnos rápidamente, la rompe haciendo que su sonido se escuche con fuerza, cosa que me hace mirarla con sorpresa... ¡Es una rama gruesa! y... ¿¡No había dicho que no hiciéramos ruido!? ¿Por qué se contradice? Toma un ade las grandes linternas que trajimos y la enciende dejándolo a unos metros de nosostros.
— ¡¿Quién anda ahí?! —pregunta en un grito el hombre mayor acercándose a donde estamos nosotros y al deparar en nuestra presencia, hacer gesto de... ¿Pena? — Pero miren, son unos niños. Ey ¿Qué hacen ustedes por aquí a estas horas? ¿No deberían estar en cama?—Se burla mirando descaradamente a las chicas.
Gastón y Josué al ver esa reacción por parte del hombre, toman una postura de defensa colocándose delante de ellas mostrando seriedad. Victoria se aparta junto con Lucía dando varios pasos hacia atrás y Akira, no hace más que reír leve colocando una mano en el hombro de Josué para apartarlo un poco y salir de detrás de ellos.
— Quédense tranquilos —habla con tranquilidad— y, ustedes — Los señala—, recojan lo que han lanzado. — A paso lento y firme se acerca a donde están los hombres luego de haber ordenado con voz firme.
— ¿Quién eres tú para darnos ordenes? —pregunta el menor tomando del cuello a la ojiverde levantándola del suelo— Solo eres una niña. —Sonríe colocando su mano en la espalda baja.
— Tal vez para ustedes, pero he escuchado toda su conversación y evitar a toda costa todo lo han planeado. —Actúa con tranquilidad.
Instantaneamente luego de haber dicho eso, toma con fuerza la mano con la que la sujetan del cuello y hace presión, la cual, por la luz de la linterna que le apunta directamente a ella, noto la fuerza que aplica en su brazo, el hombre hace una ligera mueca que trata de ocultar.
— ¿Saben? Deberían de tener más cuidado con quien se enfrentan de esa manera. —Sonríe
¿Qué mierda con ella? ¿¡Qué tiene con sonreír en momentos así!? No, es una psicópata, definitivamente es una psicópata.
De un movimiento se libera del agarre y retrocede un paso, el hombre trata de volverla a sujetar pero ella no se deja y de manera sorprendente, al menos para mis ojos, alza una de sus piernas plantandole una patada en el pecho del tipo, este cae al suelo con facilidad. ¿De dónde saca tanta fuerza y... cómo carajos hizo eso tan rápido?
— Ni se te ocurra volverme a poner una mano encima — gruñe furiosa.
— ¡Ridícula! —grita el hombre desde el suelo con burla— Unos niños como ustedes no deberían estar en este lugar.
— ¿A sí? ¿Quién me lo prohíbe? —lo reta con altanería.
— Akira, vámonos. Por favor, no sigas. —pide asustada Lucía... ¡No la contradigo! ¡No me gusta esta situación!
Detallo con la mirada a los dos hombre tragando en seco al notar como en sus pantalones sobresale una pisto... ¡Akira, estúpida...! ¡No sé tú pero yo me voy a dar la vuelta para irme! Miro hacia atrás... solo no lo haré.
— Vámonos... —murmuro. Lucía hace para acercarse pero se detiene apenas Akira formula con completa tranquilidad un "Tranquilos, no les pasará nada" La mirada del pelirrojo y del castaño de fijan sobre mí por un momento.
¿Cómo está tan segura de ello? ¡Están armados!
— Váyanse.
—Tú no puedes mandar a alguien mayor que tú, mocosa. Mejor me deshago de ti y acabamos con todo esto. —Akira bufa.
— Drogados de mierda... —Le escucho dificultosamente— Lo acabo de hacer.
Empiezo a caminar y la prima de Victoria se acerca para seguirme y seguir el camino marcado. No, yo no me voy a quedar ahí como unos estúpidos esperando a que algo pase.
Akira Berglind
Se fue con Lucía, bueno, allá ellos, no puedo obligarlos a quedarse. Vuelvo mi vista al frente plantándome en los dos miserables humanos sin cerebro que en vez de estar con su familia están en un bosque, bosque que se encuentra a diez minutos aproximados de camino a paso tranquilo de aquí a la mansión, drogados porque les importa más otra cosa.
Relamo mis labios. Por eso los que tienen dinero son los que saben manejarlo.
El flaco palo que está en el suelo, saca de su bolsillo un arma y antes de que logra alzarla, se la arrebato de las manos colocándome en posición dispuesta a disparar al momento inmediato en el que la cargo arrebatándole el seguro. El otro a ver mi reacción, hace lo mismo pero también lo desarmo y por no entender a la primera, le haré que entiendan por las malas, por eso, les doy a los dos, un buen golpe seco en su cabeza con el cañón del arma, logrando así que sangre.
Idiotas.
Siento movimiento de parte de los tres que quedan.
— Si se quieren ir, váyanse —me dirijo a ellos—. Para ustedes no hay otra opción aparte de irse porque sí.
Apunto a quien está en el suelo.
— ¿No lo van a hacer? —pregunto con media sonrisa. Trata de levantarse pero no lo logra— ¿Qué pasa? Te doblaste el tobillo por una estúpida patada. Que mal —Hago voz inocente antes de cambiar mi apunte y disparar al suelo de manera cercana al suelo. Se levanta a trompicones
— Váyanse, tengan en claro que ese disparo lo he fallado por mero gusto. Pueden volver, pero que yo no me encuentre presente. —Y como ratas, salen corriendo.
Empiezo a caminar por donde se fueron los tres quienes tomaron sus linternas, no se quisieron quedar pero no importa, mejor así, ya no quiero estar aquí por hoy. Tomo la que está en el suelo y en poco tiempo, los alcanzó a mitad de camino.
— ¡Estás loca, pudiste matarlos! —grita Josué enojado.
— Si lo hubiese querido hacer, lo hago, pero no lo hice porque ustedes están presentes. —Me le coloco a un lado.
— Suelta el arma —pide en un susurro.
— No, se las voy a entregar a mis padres para que investiguen su procedencia. —Coloco la que tengo en mano en mi cadera, al lado contrario de la otra— No toquen el tema, nada iba a permitir que les pasase. — ¿Quién les manda de ridículos?
Gastón y Victoria se mantienen en silencio.
— Cambiando de tema ¿Cómo aprendiste a hacer eso? —pregunta curioso el rubio.
— Desde pequeña me han enseñado a manejar todo tipo de armas, así que no se asusten. Era eso o que me dispararan a mí o a cualquiera de ustedes. —Explico justo cuando entramos a los jardines de la mansión— Por favor, lleven las pertenecías de los hombres a una misma habitación y las de las muchachas a la mía y guienlos. Yo voy a hablar con mi abuelo. —hablo firme al estar en la entrada trasera de la mansión
— Sí, señorita. Su abuelo se encuentra en su habitación. —Aparecen los empleados estrella desde cualquier lugar, dos se encargan de guiarnos a las habitaciones que se nos indicaron y el restante se va a buscar nuestras pertenencias.
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