Capítulo 6

Akira Berglind

El inconveniente del aniversario del instituto estuvo en boca de todos por dos largas semanas convirtiéndome en el centro de atención como "La nueva chica mala; la decepción de muchos; la falsa..." entre otros muchos apodos, frases, palabras y pare de contar pero eso en vez de molestarme, hace que me sienta orgullosa de mi misma porque se lo merecía y más bien, fui suave con él porque no le grite, no lo golpeé, no, nada de eso, solo lo desmayé y precoupé a su amigo. 

¡No me interesa para nada lo que opinen de mí! ¡No lo hace! Me causa gracia y bastante porque las personas de aquí son estúpidas, al igual que otra persona de esta edad pero, esto es algo que caracteriza a todo el instituto, por algo que hagas, todos te caerán encima. 

Flashback

El estar libres de la clase de arte es algo que nos sirve para relajarnos antes de la siguiente porque entre tantas cosas, al ser este nuestro último año de bachillerato, tenemos bastantes presiones académicas y sociales para poder elegir finalmente nuestra carrera. Aprovechamos este tiempo para salir de los lugares usados con demasía por los alumnos y por ello, estamos en uno de los patios traseros del instituto bajo la fresca sombra de un árbol hablando de cualquier cosa pero entre ellas, están cada una de las ocasiones en las que nos intentas molestar, cosa que funciona a veces y que en otras, nos terminamos riendo en la cara de nuestro "agresores".

Un grupo de alrededor cinco chicas vienen a nuestra dirección a quien sabe qué, seguramente a insultarme ya que eso es lo que han hecho después de lo que le hice a Hunter y como seguramente vienen por mí, molestaran a los otros dos. Hasta ahora no me había dado cuenta de las seguidoras que tiene el castaño, tiene a prácticamente medio instituto femenino de ciencias a sus pies.

— Así que tú eres la famosa Akira Berglind —dice de manera despectiva una rubia del grupo mientras se acerca con un caminar molesto para la vista—, pensé que eras más bonita pero pareces una pequeña ratita. Pobresita. —Hace una mueca de burla. Relamo mis labios con desinterés y continuo con mi paquete de galletas. 

¿Cómo se verá llorando de dolor? Creo que se vería hermosa haciéndolo, el rojo que tomaría su rostro por el llanto haría resaltar el color de sus ojos y cabello.

— Y tú, eres muy guapo para estar con ellas ¿Por qué no vienes con nosotras? —Una chica pelinegra de piel ligeramente bronceada se agacha hasta estar a la altura de mi amigo y empieza a acariciarle el cabello. Ey, querida Marcela, todos sabemos que eres una puta pero tampoco sea tan obvia.

— No estoy interesado en chicas como ustedes, así que se pueden ir —gruñe mi amigo apartando a la pelinegra. Igualmente no está interesado en ninguna chica pero todo con tal de no decir que es gay, tiene mucho que cuidar.

— Qué lástima, pensé que eras más inteligente pero me equivoqué. —Ya estas estúpidas me están empezando a molestar y no pasa nada lindo por mi mente para hacerles— Y no nos vamos a ir hasta dejarle algo claro a tu amiguita.

— Vámonos de aquí —digo con molestia pero manteniendo mi rostro inexpresivo.

Me levanto del césped tomando mis cosas, Gastón y Victoria me imitan. Cuando estoy a punto de empezar a caminar, la rubia de principio me toma de la corbata del uniforme alzándome un poco; yo misma me pongo de puntillas porque no quiero volver a acomodar en nudo, es una molestia y, también es una molestia la sensación que me da cuando la corbata es halada, por eso acostumbro más a traer el lazo que la corbata.

— ¿Qué quieres? —pregunto cansada por su actitud. Estoy teniendo bastante autocontrol

— Mira mocosa, usted de aquí no se va hasta que le quede claro con quien se ha metido. —Cierro los ojos para evitar lanzarle un golpe en el rostro a mi "agresora" ¡Mírame a los ojos cuando te hablo! 

—Primeramente, mucosa tu porque eres menor que yo y de dos cursos inferiores a mí; segundo, a ustedes no les he hecho nada y tercero, ni siquiera sé quién mierda eres así que para mí, tú no eres más que una simple hormiga en mi mundo, un maldito cero a la izquierda ¿Te quedó claro intento de fuerte? —digo con rabia soltándome de su agarre.

— Antes me parecías tierna y adorable pero ahora me doy cuenta que eres un lobo disfrazado de oveja —dice una de las chicas del fondo— Tú parecías una chica indefensa pero con una buena boca para insultar, pero parece que me equivoqué, no era más que una...

— Nunca aparenté ser alguien opuesto a lo que soy, ustedes solo vieron algo erróneo de mi persona. —interrumpo. 

En realidad ¿Para qué mostrar mi verdadero ser sino me traerá beneficios? Prefiero mantenerme calmada, serena y alejada de problemas que estar metida en cada uno de ellos. 

Empiezo a caminar para retirarme del lugar junto con mis amigos pero siento como se acerca una de las chicas con la intención de golpearme. Sonrío de lado antes de girarme.

— ¿Qué ganas con hacerme eso? —digo encarando a la pelinegra y tomando su mano en el aire— Solamente ganas quedar en ridículo. —Empiezo a ejercer presión provocando una mueca de su parte... una hermosa mueca. 

— Suél-tame —dice de manera entrecortada... "Akira, controla tu fuerza o le vas a partir la mano" 

— Con gusto. —Agudizo mi voz ante esa frase para sonreír cínicamente— Ya déjenme en paz, no quiero hacerles daño. —Marcela está masajeando su mano, tiene suerte de que me controlé porque de aquí iba a salir llorando. Las otras chicas se acercan colocándose detrás de ella viendo que le pasó en la mano, la cual está roja pero no se nota mucho por su color de piel. 

Me da risa las personas así, que buscan molestar a los demás solo para intimidar con su porte de súper fuerte, que nada les hace daño pero, cuando las enfrentas, se vuelven las personas más frágiles del planeta... Personas así hay muchas, hasta en el bajo mundo pero claro, son más peligrosas, por suerte, para mí, nada de eso me da miedo. 

— Maldita bruja de mierda ¿¡Cómo te atreves a...? 

— ¡Ya cállense, ridículas! —exclama Victoria caminando delante de nosotros—. Vámonos que estamos perdiendo nuestro tiempo, si nos siguen, Akira, yo me hago cargo que yo si no tengo problema en golpear a una de ellas; el pasar tiempo desde pequeña contigo me ha enseñado mucho. —Sonrío. Lo básico de defensa le fue enseñado a Victoria hace un tiempo por mi familia ya que a veces, no hacíamos nada. 

— ¿Saben? Me están cansando y si esto sigue, no va a tardar mucho así; no le hemos dicho nada a los directivos para no ser malos con esa gente pero creo que va siendo momento de que tengan a menos su pago en castigo. —Mi amigo está en lo cierto, lo hacemos por dejarlas quietas con lo suyo. 

— Una semana más y salimos de vacaciones navideñas —dice mi amiga en una sonrisa.

 Hagamos que las vacaciones se les hagan más lejos ¿Les parece? —Sonrío colocándome un auricular y volver a reproducir la última canción que escuche en este día— Eso es lo que quieren, salir de vacaciones, vamos a hacer que se les atrasen. Me sé los nombres y apellidos de cada uno de los que nos han molestado, tengo su número de listado y su curso con sección anotados en el teléfono por esta misma razón, solo hace falta imprimir la carta y hacer que uno de nuestros representantes la firme. 

No quiero actuar con violencia y Victoria tampoco pero ella también se está hartando, la castaña tiene fuerza en las manos y Gastón, aunque no le guste andar en peleas, es capaz de molestarse y él, digamos que no controla bien la ira. 

Fin del flashback

(...)

Disparo nuevamente, otra vez y el último balin que me queda en el cartucho es disparado de manera inmediata por mi avance; bajo mi brazo para abrir los ojos y observar cuantos fallos he tenido. Suelto un suspiro ante la mira de la cámara, siete de diez acertados, voy mejorando pero aún no es suficiente y necesito seguir mejorando en mi puntería aun si es impecable... con los ojos abiertos, ahora necesito tenerla con los ojos cerrados para no depender tanto de mi vista. 

Tercer intento de tres, cierro los ojos otra vez para mentalizarme en el espacio, alzar mi brazo para apuntar hacia el frente y disparar; doy varios pasos rápidos para cambiar de panel y volver a disparar a la diana, sigo caminando con calma para continuar disparando por cada panel yendo de uno al otro y devolviéndome uno atrás para tener así movimiento y no tener mi espacio memorizado por hacer el mismo cambio. Quedo en blanco al no saber donde me encuentro exactamente, no sé si estoy en medio del panel o entre dos y así no puedo disparar, me concentro en mi lugar para descifrar y sí, avanzo dos pasos a la izquierda, vuelvo a apuntar y...

— Señorita Akira. —Doy un salto en mi lugar por la sorpresa que me ha causado la voz, disparo de manera inconsciente y, por último, abro los ojos luego de haber reaccionado— ¡Disculpe, no la quise asustar! —exclama preocupada la mujer.

— No se preocupe, no fue su intensión. —No la sentí por la concentración. 

Mojo mis labios para dejar el arma que tengo en mano sobre la repisa y cerrarla, volver frente la pantalla y observar la vista de la cámara de nuevo; suelto un suspiro, ocho de diez acertados, me falta práctica para perfeccionar la técnica pero ya estoy perfecta ante este modo. Falle el disparo número tres y el último.

— ¿Qué necesita? —pregunto quitándome las gafas.

— El Sr. Lucas la llama, quiere verla en su oficina —informa la empleada.

— Dígale que ya voy para allá.

— Sí señorita. —La mujer se retira a paso rápido del lugar cerrando la puerta detrás de ella.

Tomo foto a las dos últimas imágenes generales de la práctica que he hecho hoy y dejo todo como antes, completamente organizado para salir del lugar apagando las luces y activando la alarma. Camino por toda la mansión hasta llegar a la oficina de mi abuelo, esto va por buen camino y me encanta por la llegada de este.

— ¿Abuelo, me llamabas? —pregunto entrando a la oficina.

— Sí, siéntate, querida. —Señala las sillas que están frente a su escritorio y hago caso inmediato— Te mandé a llamar para darte una información. —Con esto confirmo todo. 

Sonrío de lado de manera imperceptible.

— ¿Una misión? —pregunto para confirmar lo ya confirmado en mi cabeza.

— Sí, sí es una misión —Afirma—. Y tú te verás involucrada en ella. —Me encanta cuando dicen eso, tenían tiempo que no lo hacían.

— ¿De qué manera? —Sonrío emocionada por la idea.

— Te ves emocionada —Sonríe con gracia.

— Claro que lo estoy. —Logro escuchar pasos por el pasillo seguidos del sonido de la manija de la puerta.

— ¡Hasta que llegan! ¿Por qué tardaron tanto? —Llega el resto de la familia con tranquilidad— Pónganse cómodos que están en su casa. — Bromea... lo primero tambié fue broma.

— Muy chistoso Lucas —dice con sarcasmo mi abuela Danielle mientras sonríe falsamente—. Ahora sí ¿Para qué nos llamaste? —Una palmada se escucha inmediatamente... El japonés de la familia acaba de golpear su frente.

— ¿No es obvio? —pregunta—. ¿Para qué otra cosa nos llamaría?

— Una misión —dice al darse cuenta de la razón por la que estamos aquí.

— Ya hagan silencio, no tengo tiempo —ordena nuestro convocante. Nos entrega a cada uno una hoja con la información— La misión es la siguiente: Se ha descubierto que el sobrino del presidente de comercio exterior está consumiendo narcóticos, por ende, nos han dado la obligación de buscar a la persona quien vende estas sustancias; luego de una larga investigación sobre el vendedor, se ha descubierto que trabaja buscando a chicas jóvenes para ponerlas a prostituirse en un burdel que se encuentra escondido en un restaurante familiar del centro de la ciudad —explica colocando sus manos en forma de casa sobre el escritorio.

Chicas jóvenes... Ya sé por dónde va esto... espero que no me toque actuar de más.

— ¿Cuándo será el día del movimiento? —pregunto mientras cruzo mis piernas.

— Mañana a horas del medio día —responde levantándose de su lugar y caminando hacia el ventanal que se ubica detrás de él—. Irás al instituto como lo haces normalmente y nosotros te iremos a buscar. Tu papel se encuentra en la hoja que te entregué. —Con una de sus manos, toma las cortinas que se encuentran abiertas y las cierra con fuerza— Ya se pueden retirar.

Soy la única que queda en la oficina y cuando estoy a punto de cruzar la gran puerta para salir del lugar, la voz de mi abuelo me detiene.

— Termina tus asignaciones para la semana, cuando termines, te vas a practicar con los objetivos desplazables; el hombre con quien nos encontraremos mañana tiene muchos guardaespaldas en el lugar y puede que eso se ponga feo, así que prepárate bien.

— No te preocupes he estado practicando estos días días. —Le regalo una sonrisa despreocupada y salgo.

Empiezo a leer la hoja entregada mientras voy hacia mi habitación para cumplir con lo de mi abuelo. 

Ubicación del objetivo: Al entrar te encontrarás con varias mesas grandes, en ella estarán sentados de manera aleatoria los guardaespaldas del sujeto. Pedirás una bebida en caja, cuando ya la tengas, caminarás hacia la mesa del final del restaurante; allí aparecerá un hombre mayor de traje, ese hombre tiene un tatuaje en su cuello con una serpiente sujeta a un candelabro, sus ojos son de color marrón y su cabello es completamente plateado.

Apariencia: Vestirás con un vestido que te tendremos preparado y unos guantes de la misma tela, debajo de este, tendrás dos armas para que en cualquier emergencia, puedas defenderte sin tener que exponerte completamente. Tendrás tu cabello sujeto en una coleta alta y portaras lentes sin marco, también usaras lentes de contacto marrones.

Papel: Actuarás con completa inocencia como si no supieras nada, fingirás ser una persona frágil y delicada. Sé cómo una mariposa, astuta.

Espero que con esto te quede bien claro lo que tienes que hacer.

Tomo mis libros, enciendo la computadora y me siento frente a ella. Esto no es nada.

(...)

Suspiro nuevamente al no saber que mierda debo responder en la pregunta del examen de historia, estoy confundiendo términos pero es por error mío; muerdo mi labro inferior, debo apresurarme porque no sé cuando llegue mi familia. Lo más difícil es la definición de términos, ya que todo hay que responderlo tal cual como esta en el libro... muerdo mi labio inferior y perfecto, ya me llego a la mente lo que debo responder; reviso de nuevo la hoja para comprobar que todo lo he respondido de manera correcta y me levanto para entregárselo al profesor quien lo guarda en una carpeta.

— "Señorita Akira Berglind, es solicitada en la coordinación del bloque 3." — Anuncian por los altavoces que hay en cada aula. ¡Menos mal que me apuré! Y yo que pensaba borrar algunas cosas para corregirlas pero las dejé así porque resumí contenido del libro— "Repito. Señorita Akira Berglind, es solicitada en la coordinación del bloque 3" — Sonrío de lado.

Tomo mis cosas ignorando las risas y burlas de parte de los "seguidores" de Hunter... me están molestando y ya, esto no pasa de la semana que viene. Ya, pobre por esos que me molestaron y provocaron, saldrán dos semanas luego de vacaciones generales de navidad ¿Quien les manda? 

Algo de acerca golpeando mi cabeza, me agacho tomándola para lanzársela en el rostro a quien lo hizo, con bastante precisión estampándole así la bola de papel en la frente.  Le sonrío y hago gesto inocente para luego voltearme observando al profesor que me acaba de llamar la atención con solo mi nombre. Alzo los hombre como gesto desinteresado manteniendo mi gesto. No va a venir él a anotarme. 

— ¿A dónde vas? —pregunta mi amiga con los labios.

— Tengo un trabajo que hacer—respondo en un susurro. 

Cierro la puerta al salir para empezar a correr por los pasillos, aunque no se debe hacer pero me vale un comino, y así llegar más rápido a la coordinación a la cual me llamaron ¡Tenían que hacerme correr a la otra punta del lugar ¿No podían mandarme a llamar para el bloque donde estudio, tenía que ser este!? Llego tocando la puerta de manera inmediata pero no responden sino que mi padre sale de una vez tomándome del brazo para empezar a correr y yo que le tengo que seguir a trompicones para no caer, tomo el ritmo metros después. 

Apenas en el estacionamiento, veo la camioneta que usamos en algunas misiones, la cual es de color plateado con vidrio polarizados y blindados. 

— Súbete a la parte trasera —ordena con rapidez mi padre—, ahí te están esperando tus abuelas. —Él, sin esperar respuesta de mi, parte se sube al asiento de copiloto.

La puerta trasera está abierta antes de que llegue a tocarla, suelto un suspiro antes de subirme y cerrar la puerta detrás de mí; ya dentro, me encuentro con cada uno de los equipos de seguridad, cada uno cumpliendo sus funciones al máximo.

— Acércate —pide mi abuela Danielle—, ahora quítate el uniforme. —Hago una mueca pero luego suspiro. Siempre he sido penosa en ese aspecto, siempre lo he sido y debo de superarlo porque sé que de ahora en adelante, me esperan demasiados trabajos. 

Empiezo a retirarme el lazo, la camisa y la falda quedando solo en una franela de tirantes y un short; mi abuela Camila me alcanza un vestido de color rosa pastel, los guantes y unas zapatillas blancas. Me coloco el vestido y lo detallo bien, el cuello es alto por lo que me cubre parte del collar, es justo en el torso pero al llegar a la cintura empieza a formarse una especie de falta tipo campana que me llega al nivel de las rodillas, un poco más arriba; en el pecho, a nivel de este, está decorado con un encaje y, aparte de todo eso, tiene un aspecto descuidado; simplemente no se ve nuevo sino muy usado y eso es bueno. Es un vestido bastante sencillo, nada llamativo. Me coloco los guantes que es de un material transparente, solo es para cubrir mis huellas por si acaso y así evitar confusiones; me los acomodo y me cambio de calzado.

— ¿Ya está lista? —pregunta mi abuelo Richard desde el asiento del piloto.

— Sí, ya lo está —responde la mujer de cabellos blancos.

Dicho esto, mi abuelo arranca el móvil y empezamos nuestro viaje al centro de la ciudad que tomará alrededor de media hora. Me siento en uno de los asientos que se encuentran frente de la puerta.

— Toma. —Mi abuela materna me entrega un cepillo y una banda para el cabello— Hazte una coleta alta y luego te colocas los lentes que se encuentran a tu lado.

Y eso hago, entre una gran pelea con mi cabello por lo enredado que se encontraba pues, gracias al viento que no me dejaba quieta, es obvio que iba a pasar. Luego de unos minutos donde sigo con lo mismo, logro realizarme la coleta para así, terminar colocándome los anteojos sencillos.

— ¿Dónde está mi madre y mi abuelo? —pregunto notando su ausencia.

— Mitsuki está en un seminario en la ciudad vecina y Lucas está en el hospital atendiendo una emergencia por lo que no estarán presentes —informa el albino parcial volteando así acá—. Madre, entrégale a Akira las dos pistolas y la funda.

Lo ojiazul pálido, me alcanza las dos pistolas Glock 17 y la funda, la cual ajusta a la cintura como si fuese un cinturón y esta, desde los laterales, se extiende una tira gruesa donde se encuentra el bolsillo para cada arma. Lo que me agrada de esta funda, es que no posee broches por lo que solamente cuento con alzarme un poco la falta y sacarlas de su lugar. Me las acomodo de manera en las que no me molesten y no deformen la estructura del vestido, dejándolas ocultas a la vista.

— ¿No te falta nada? —pregunta mi abuelo Richard con la vista fija en el camino.

— Eh... Déjame pensar. — Me imagino el contenido de la hoja que me entregaron ayer y nada, no me falta nada— No, ya estoy lis... —¡Y ya me acorde!— Los lentes de contacto —digo asegurándome de mis palabras.

— Sabía que faltaba algo. —Mi abuela Danielle toma una cajita y me la pasa— Cuando lleguemos, te los colocas.

(...)

Observo la calle y estudio el lugar por cualquier emergencia que llegue a ocurrir, detallo la calle y el restaurante. Sí, ya estoy mentalizada en lo que debo hacer.

— Ya tienes bien claro todo, actúa con inocencia pero siempre ten la malicia presente, ya sabes como una muñeca —dice mi abuela Camila a mi espalda— ¿Ya tienes los lentes de contacto puestos? —Asiento con un ligero movimiento de cabeza— A las 12: 30 estaremos en la calle de enfrente —dice mirando el reloj que tiene en la muñeca— ¡Vamos! —me da unas cuantas palmadas en los hombros.

Me bajo de la camioneta con cuidado evitando caer de golpe debido a que terminó empujándome para que me apresurara; antes de empezar a caminar, me coloco el dije debajo del vestido para que no sea visto y reviso si no se nota la funda del arma porque tendría que tener más cuidado. Avanzo a lo largo de la acera pensando en cada una de las órdenes que me dieron.

Entro en el restaurante observando detenidamente cada una de las mesas con extremo disimulo y justo como decía en la hoja, hay hombres sentados de manera aleatoria en las mesas quienes me miran atentamente. Me acerco a la barra a pedir una bebida.

— Buen día ¿Qué se le ofrece jovencita? —pregunta una mujer mayor con la sonrisa más falsa del mundo... Guardaespaldas. 

— Por favor, quiero un batido de naranja —pido entregándole el dinero. 

— Tome asiento, ya se lo entregamos. —Sin dudarlo, doy media vuelta y me ubico en una de las mesas el fondo.

Observo con atención el lugar, las mesas son de madera rústica y las sillas son de piel; las paredes están pintadas de un color arena y el suelo es de tabloncillos de madera. Soy la única persona aquí exceptuado a los hombre que se encuentran mirándome fijamente ya que estamos en hora laboral y ellos, no les falta mucho para cerrar por almuerzo. 

Me es entregado lo que pedí por uno de los hombres que trabajan en el lugar que luego se retira de formular un "Gracias" de mi parte. Todos aquí son trabajadores del hombre, que ni nombre tengo de él porque no me lo dijeron. 

Me mantengo detallando el lugar con disimulo, ya tengo cada uno de los puntos de escondite y salida memorizados. De reojo, logro ver que uno de los guardaespaldas hace un comunicado mediante un pequeño micrófono que tiene en el cuello de su franela, imperceptible para muchos, pero para mí no. Sonrío porque es inevitable el no hacerlo, solo me dieron la orden de matar a uno pero si las cosas se complican, lo haré con todos. 

Empiezo a tomar el contenido de la bebida, una puerta se abre cerca de mí luego de aquel llamado dejando ver a un hombre vestido de traje; levanto mi mirada para poder detallar bien al hombre y quedo sorprendida al ver a la persona que se encuentra caminando enfrente de mi mesa ¡Imposible! ¿¡Por qué no me dijeron que se trataba de esta persona!? Así las cosas son mejores y más divertidas, amo cuando son misiones que lo involucran y este será su final definitivo. 

Me trago las ganas de reirme con el jugo. Pobre. 

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¿A quién se habrá encontrado Akira?

Anoche iba a subir el capitulo pero no pude terminarlo porque mi papa me pidió la computadora, cuando ya termina de usarla se levanta de la silla  escucho el típico sonido de cuando tu apagas un computador, en ese momento entre en pánico porque ya tenía medio capítulo escrito y pensé que lo había perdido pero no fue así, antes de darle la computadora a mi papa guarde el capitulo y no me acordaba. Casi me ponía a llorar XD

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