Capítulo 45
Hunter Shadow
Han pasado unas semanas desde que me mudé, ya le agarre un poco más de confianza a la familia y ya congenio más con ellos. Ahora si soy yo últimamente, con mis juegos, mis burlas y mis conversaciones sin ningún sentido.
Entre Akira, Victoria y Gaston; todo ha ido mejorando, aun no somos los amigos del alma, bueno, no conmigo pero lo de ellos es algo que ha trascurrido por años. Akira, fría y cortante como siempre, tiene sus momentos en los que se empieza a reír junto a su amiga y ambas se pierden en su mundo, su actitud incluso suele ser sospechosa; Victoria no es muy normal que digamos, se la pasa siempre junto a su teléfono haciendo quien sabe qué cosa, y siempre que puede le toma fotos al aire, ¿Ósea, que le pasa a ella? Gastón, bueno, Gastón es raro, hay algo extraño en él y en ocasiones se la pasa más enojado que quien sabe, por lo que me he dado cuenta es porque últimamente ha peleado mucho con sus familiares por el tema de la universidad.
Estamos a mediados de abril, el calor de la temporada se ha empezado a acentuar de una manera sorprendente. Agradezco que todos los lugares donde transcurro tengan aire acondicionado, el instituto, el trabajo, ¿La mansión tiene? Solo en las habitaciones y salones es donde veo el aire en la pared, en otros lugares no. ¿Entonces, por qué es tan frió todo el lugar? Ni idea.
Ahora me encuentro en el comedor, estamos en el desayuno. Aunque ellos dijeron que me iban a mostrar como comer correctamente en un comedor usando los cubiertos correctos y enseñarme unas cuantas cosas que no tienen nada que ver con lo anterior; no han hecho nada de eso, cosa que me tiene relajado. Siento que alguien me llama en lo más profundo de mi conciencia pero no le presto atención, estoy completamente sumido en mis pensamientos, o en eso estaba.
—Hunter. —Parpadeo varias veces volviendo a la realidad. —Hunter, tengo rato llamándote. —Danielle se encuentra mirándome fijamente con una sonrisa en el rostro.
—A si, disculpa. Estaba...
—Estabas en tu mundo, tranquilo. —No quita su sonrisa. —Te noto diferente que de costumbre. — Ladeo el rostro hacia un lado.
—Danielle tiene razón. ¿Te sucede algo? —Sonrío y niego con la cabeza a las palabras del señor Lucas. Se me hace imposible no llamarlo por señor, su figura impone tanto respeto que siento que si no lo llamo de esa manera, me terminaría gritando o algo por el estilo.
—No, no. No se preocupe, estoy bien. —Si lo estoy realmente, ¿Por qué mi voz suena tan apagada? —He estado un poco pensativo últimamente.
—Desde hace tiempo estas así, solo que ahora se te nota más. —Ahora continúa la madre de la ojiverde. — Sabes con perfección que puedes contar con nosotros, después de todo, nosotros somos las personas encargadas de ti. —Akira mi mira por instantes.
—No se preocupen, estoy perfecto. —Mi corazón dice lo contrario y aun así, no quiero decir nada.
—Ah, —Suelta un suspiro el señor Richard. Con el sucede lo mismo, la cosa está en que suele ser muy cómico pero enojado da mucho miedo. —Supongo que no nos vas a decir nada. —Sonríe.
—Hunter, no les mientas; ellos saben todo lo que te sucede aun si no te das cuenta. — Miro a Akira sorprendido. — Anoche estuviste llorando de nuevo. —Su rostro se mantiene inexpresivo.
—Claro que no. —Niego sorprendido por sus palabras. ¿Cómo es qué se da cuenta de eso? ¿Tan obvio soy? —Ah... —Suelto un suspiro y me quedo jugando con mi tenedor. — Bueno, sí pero no es de importancia realmente.
—Eres un libro abierto. Tus sentimientos salen a flote sin ningún tipo de pena pero tú, tu conciencia los toma para encerrarlos en lo más profundo de tu débil corazón. — La albina respira hondo con una extraña sonrisa plasmada en su rostro. Hace eso muy seguido.
—Si no quieres contarnos, nosotros podemos buscar a alguien especializado que te ayude a resolver tus problemas. Claro, si tú quieres. —Miro con duda al padre de Akira.
— ¿Alguien especializado? —Pregunto acabando con la taza de frutas.
—Un psicólogo. No lo haremos siempre y cuando decidas hablar con nosotros. —Sonríe con suavidad Danielle.
Me quedo en silencio un rato mirando hacia un punto inexistente, escucho como alguien corre una de las sillas y se aleja dando suaves pasos. Una mano se posa sobre mi hombro haciendo que me sobresalte un poco.
—Mamá, nos vamos. — Levanto mi rostro hacia donde se encuentra Akira. —Hunter, apúrate o oye dejo. —Quita su mano de mi hombro y se retira.
—Lo hablamos luego. —Asiento a las palabras de la albina.
Tomo el sandwich que queda y mi mochila para salir del lugar, Akira ya se encuentra dentro del auto casi arrancando pero cuando me ve, se detiene.
— ¿Realmente me ibas a dejar? — Río nervioso.
—Si no te apurabas. — Me da una vista rápida y luego sale de la mansión.
Las palabras de la abuela de Akira me dejaron pensativo, creo que se están tomando muy enserio lo de enviarme a un psicólogo o algo por el estilo si no hablo con ellos pero... si les cuento... ¿En qué pueden ayudarme? No me van a entender ni nada porque ellos no han pasado por la misma situación que yo, todo su vínculo familiar está completo y sorprendentemente se encuentran todos viviendo en un solo sitio. ¿Un psicólogo? ¿De qué sirve uno? Para nada porque va a ser otra persona que no va a entender nada, los psicólogos solo se la pasan todo un día escuchando los problemas de las personas porque según puede ayudarlos a resolverlos. Nunca he ido a uno pero he escuchado mucho de ellos.
—No importa si tratas de esconderlo. — Dice al cabo de unos largos minutos y yo solo la observo confundido. — Tus sentimientos se reflejan en tu voz y tus ojos. Puedes sonreír pero tus ojos no lo hacen; puedes ver con felicidad pero al momento de hablar, tu voz refleja lo contrario. — Hago una mueca. Akira va disminuyendo la velocidad a medida que se acerca a un módulo policial móvil. —Ya llevan dos días al final de la carretera. —Suelta y suspiro y baja la ventanilla de su lado. La oficial se nos queda mirando extrañada y con un gesto le indica a Akira que se orille. Ninguno de los que se encuentran aquí hoy, estaba ayer. —Vamos a llegar tarde a clases. —Su gesto inexpresivo se mantiene.
—Oríllese. Solo revisaremos sus identificaciones. —Responde con toda la rabia de mundo. —Akira sube el vidrio y hace caso a la orden.
— ¿Por qué lo haces? He visto que tus padres se saltan muchas.
—Porque dejé la licencia de la familia en mi habitación, tome todos los papeles menos eso. — Retira la llave apagando el auto. —Bájate tú también. — Hago lo mismo.
Akira apenas baja del auto, todos los oficiales que se encuentran sentados bajo un techo plegable mientras otros si están haciendo su trabajo, hacen un gesto de sorpresa y gritan con falta de disimulo "Pero si es una niña quien está conduciendo" "Ese auto aun no llega aquí, de seguro es de gente adinerada" "Mucho carro para esa niña" "¿Será su novio?, la niña es una preciosura." Mucho de esos comentarios me hacen molestar y no sé porque, solo me molestan y ya pero creo que mi molestia no se compara con el que tiene Akira porque está que lanza fuego por los ojos. La oficial que nos mandó a bajar se va acercando con toda la lentitud del mundo y nosotros no tenemos todo el tiempo del universo. ¡Tenemos un maldito examen a primera hora!
—Esa perra no se apura. — Susurra con enojo.
—Son unos estudiantes quienes conducen. —La voz de la mujer está cargada de burla y la ojiverde solo la mira con odio. —Que desperdicio de dinero. —Hace sonar su lengua. —Identificaciones y licencia de conducir.
— Hunter, ¿Dame tu identificación? — Akira me mira fijamente. ¡Mierda, la deje!
—Olvide mi cartera. —Ella suelta un suspiro.
—Si no tienen sus identificaciones, tendré que llamar a sus representantes. —Esta mujer se está burlando de nosotros, literal, se está riendo.
—No es necesario. — Akira ríe hipócritamente. —Tome mi licencia, su identificación y la mía. —Saca de su billetera incluso mi cédula. ¿¡Qué demonios!? La mujer suelta un suspiro y camina hacia el interior del módulo. Akira se acerca y yo la sigo.
—Hey, busca en el sistema a ellos dos. — Le entrega ambas identificaciones a un hombre que está sentado frente a un computador.
—Podría dejar irnos, vamos a llegar tarde. —Gruñe Akira molesta.
—Cállate mocosa, estamos trabajando por si no se da cuenta. —Creo que no debió de decirle eso.
—Así que así son las cosas. —Ese tono de voz no me gusta para nada. Con el poco tiempo que llevo dándome cuenta de su personalidad, cuando la retan, les restriega en la cara a las personas todo lo que puede llegar a hacer.
— ¿Qué dijo? —La oficial la mira con enojo.
— ¿Qué fue lo que sucedió para que ustedes lleven aquí dos días?
—Eso no es de su incumbencia. —La miro para que se quede callada pero me encuentro con la gran sorpresa de que se encuentra sonriendo.
—Hubo un robo por esta zona de la ciudad, en los pueblos de la cercanía. ¿Cuál fue el robo? Una camioneta blanca Chevrolet Silverado del 2008 ¿Es necesario que le dicte la placa del automóvil? —Busca su celular en el bolsillo de su falda.
— ¿Qué sabes tú de eso chiquilla? —Ambos oficiales la miran atónitos. — ¿Cómo sabes eso? —el hombre gruñe estas palabras.
—Deberían de estar parando a los autos que cumplan con esas características o a las personas que cumplan con las características del sospechoso. —Me acerco más a ella. Me encanta la manera en la que se muestra segura, lastimosamente yo soy así cuando se trata de retos o algo en lo me familiarice.
— ¿De que estas hablando? —Le digo al oído. Gira su rostro para mirarme y luego colocar su dedo índice sobre sus labios. ¡Mierda!
—Niñata, ¿Cómo sabes eso? —La mujer amenaza con colocar su mano en el cinturón.
—Ya su servidor de búsqueda cargó, ahí pueden ver quien soy. —Da un paso hacia atrás y luego me rodea el hombro con su brazo. —Mira el monitor y aprende. Este es el poder de mi familia. —Me suelta apenas me dice eso.
—Maldición, metimos la pata hasta el fondo. — susurra el hombre.
— ¿Que sucede?—La oficial se coloca detrás de él y observa la pantalla.
En el monitor se muestra solo dos imágenes, en la superior a la izquierda se encuentra una foto de Akira con sus datos sobre un fondo blanco con un sello dorado al inferior de la imagen; debajo de la de ella, se encuentra la mía sin ningún dado, solo se lee: Sin antecedentes.
—Mierda. —Dice mientras van pasando varias imágenes confirmando lo que leen. — ¿Qué acabamos de hacer?
—Entréguenme los que les di. Necesitamos irnos. —Ambos oficiales se voltean a verla y ella les toma una foto con el celular. — ¿Pensaste que éramos unos simples "niños"?—Hace comillas con sus dedos para luego levantar de la mesa lo que es de su pertenencia. —Supongo que nos iban a pedir dinero luego de esto. Ya se los envíe a mis padres, díganle adiós al puesto que tienen ahora, serán bajados de categoría. —Me toma del brazo y sale del lugar.
Ambos oficiales salen atónitos después de nosotros mientras permanecen pálidos y con cierto susto. Subo al auto y me abrocho el cinturón, Akira arranca de una vez a toda velocidad para ganar tiempo perdido, después de todo, quedan como unos tres kilómetros de carretera y a esta hora, las vías están solas.
— ¿Me puedes decir qué demonios sucedió dentro? — Empiezo a reír a carcajadas. Ame la reacción de esos tipos. Akira ríe un poco.
—Hunter. — Me mira de reojo por unos segundos. —Ese es el poder de mi familia. Tú me buscas en los sistemas de seguridad, vas a ver el sello dorado que ese solo lo tienen las personas de poder. Si hiciste algo mal siendo de los sistemas de seguridad, teme por tu trabajo. — Ríe de nuevo.
— ¿Realmente los delataste?— Pregunto luego.
—Claro, odio a la gente así. — Moja sus labios.
— ¿Qué haces tú con una copia de mi cédula? — Pregunto con una sonrisa juguetona.
—Se cómo los Scoutts, siempre listos. — Hace un gesto con de saludo con dos de sus dedos de su mano derecha.
(. . .)
Akira Berglind
—Comamos algo. — Pide Gastón mientras caminamos a la salida. —Quiero una torta.
—Yo voy contigo. — Victoria entrelaza su brazo con el de él y camina junto a él. —Por lo que veo Akira no va. —La miro de reojo y sigo escribiendo en mi teléfono.
— ¿Cuando dije que no? —Envío el mensaje.
—Yey, me toma de un brazo y me hala con fuerza.
—No me hales así. — Me suelto de su agarre pero no me aparto. — Vamos, ya mi le escribí a mi madre.
—Hunter, ¿Vienes? —Grita la castaña justo al lado de mi oreja al ver pasar a Hunter. Suelto un gruñido.
—Tengo trabajo. —Le responde y se va.
—Que aburrido. —Hace un puchero. — ¿Aún sigue trabajando? —Me mira inquisitiva.
—Él quiso seguir haciéndolo. —Alzo los hombros y subo al auto, Victoria sube atrás y Gastón adelante. Los miro completamente extrañada ya que la última vez fue al revés y pensé que siempre sería así. — ¿Qué sucede aquí?
—Un cambio. —Gastón me mira divertido al igual que Victoria. Si no fuese porque mi amigo es gay, pensaría que quiere intentar algo conmigo. — ¿Hay algo malo en eso?
—No, no lo hay.
Al lugar que vamos es algo cerca del instituto, puede decirse que a unos quince minutos caminado y cinco en auto, si es que no hay mucho tráfico porque o si no, es mejor irse caminando. Menos mal que hoy los semáforos se apiadaron de mí y en todos llegue en verde.
Llegamos a una clase de calle donde hay muchos locales de venta de comida, es una calle angosta y solo está permitido el paso peatonal. Dejo el auto estacionado en un estacionamiento que está en toda la esquina del lugar.
— ¿Dónde vamos? —Pregunto mientras entramos a la calle.
—Mmm, ¡allá! —Victoria nos toma a Gastón y a mí de un brazo y nos hala hasta que llegamos al establecimiento. — ¡Que bello! Lo inauguraron hace unas semanas. —Se queda parada en toda la entrada.
—Me encanta el diseño del lugar, aprovechan mucho la luz de los ventanales. — Entramos y caminamos hasta el mostrador y nos quedamos mirando las vidrieras.
—Buenas tardes, ¿Qué desean? —Una chica de más o menos nuestra edad está de cajera.
—Yo voy a pedir un Pie de mora. —Se agacha hacia donde está la muestra. — Es más económico de lo que pensé.
— ¿Qué vas a pedir tú? —Dice Victoria desde el otro lado del mostrador. —Ah yo voy a pedir esto. —Se acerca hacia donde estoy. — ¿Y tú? —Vuelve a preguntar
—Un crep dulce con frutos rojos, bananas bañado en chocolate y arequipe. (Dulce de leche en otros países)—Señalo a una pared que está detrás de la cajera donde se muestra todo los tipos de creps.
—Esperen unos minutos. Pueden esperar en las sillas exteriores, tenga esto, cuando se ilumine significa que su pedido está listo. —Recibo la placa de plástico con pequeñas luces. Ella sonríe de una manera sincera y los tres se las devolvemos.
—El lugar es increíblemente agradable por dentro. La distribución está muy bien hecha, pueden tener a muchas personas dentro y no tendrían problema. —Dice apenas nos sentamos.
—Ya empezaste. —Sonrío mientras suelto mi cabello.
—Realmente te gusta la arquitectura y el diseño de interiores. —Dice Victoria entre risas.
—Es lo que me gusta, no la ingeniería petroquímica. —Hace una mueca. —Les dije a mis padres que quieran o no, voy a estudiar arquitectura, ellos se enojaron, lo mismo con mi hermano pero al él si lo mande lejos. —Río un poco por la actitud alzada que comenzó a tomar. —No creo que sea necesario decirles donde.
— ¿Tus padre siempre han sido así? — Le pregunto aun si ya se la respuesta. Suelta un suspiro.
—Toda la vida. —Apoya su cabeza sobre su mano. — Les confieso algo. —Se muerde el labio inferior y peina su cabello hacia atrás.
Escucho como varias chicas que están en la mesa de atrás comentan algo sobre el pelirrojo súper emocionadas, solo me contengo de hacer algún comentario para dejar hablar a mi amigo.
— Hace varios años atrás, no sé si se acuerdan, cuando ustedes decían que me notaban muy extraño últimamente y siempre les decía "Nada, solo estoy algo enojado conmigo" —Hace unas suaves comillas con sus dedos.
—Me acuerdo a la perfección. — Le digo y me apoyo sobre mi mano sin abandonar mi postura.
— ¿Cómo no olvidarme si mi querido y amado pelirrojo se veía muy mal? —Victoria se inclina hasta él y le pincha la nariz con un dedo.
—Bueno, como les decía. —Suelta un suspiro. —Estuve de "novio" por un tiempo con una chica que es hija de unos compañeros de trabajo de mis padres. —Sus palabras realmente me sorprenden. —Intente algo con ella por las insistencias de ambos, se la pasaban preguntándome que si era bonita y yo les respondía que si porque la tipa no es fea; que por qué no salía con ella y eso.
— ¡Me caen mal! —Grita Victoria.
—Y realmente lo intente para confirmar realmente lo que yo sentía y yo mismo me forzaba a sentir algo que no podía sentir realmente. —Hace una pausa y cierra sus manos en un puño. — Hubo un momento que no soporte más mi sufrimiento porque ya me resultaba asqueroso y termine explotando frente a la chica hasta que le confesé todo.
—Gastón, ¿por qué hiciste eso realmente? —La voz de Victoria suena preocupada.
—Quería contradecirme para ver si lograba dejar de enamorarme de personas de mí mismo sexo. —Suelta un suspiro. —No pude. —Muestra una sonrisa sincera pero en sus ojos logro percibir tristeza.
— ¿Qué te dijo? —Pregunto un poco triste también porque Gastón y Victoria son las únicas personas que logran trasmitirme estos sentimientos hasta que yo misma pueda expresarlos.
—Primero me golpeo y luego me dio un abrazo mientras que lloraba completamente rendido. —La placa empieza a iluminarse y me levanto pero espero a que Gastón termine de hablar. —En ese preciso instante me dio todo lo que yo necesitaba, un abrazo completamente sincero.
—Lo bueno es que te entendió y no te juzgo ni ofendió. — Señalo el objeto en mi mano y entro al establecimiento.
Camino hasta el mostrador y le entrego la placa a la misma chica de hace un rato, pago todo el pedido y tomo la bandeja; cuando estoy a punto de volver a la mesa, un grito súper agudo hace que no logre levantar la bandeja por completo.
Gritos de varias personas hacen que me ponga en alerta pero al no lograr ver nada me tranquilizo por unos segundos, esa tranquilidad no me duro por mucho.
— ¡Akira! —Un grito chillón proviene de Victoria.
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Holis... actualizando a primeras horas del día como siempre. XD
EN MULTIMEDIA, COMO NO TENÍA FOTO NI NADA PARA COLOCAR, PONGO UNA CANCIÓN DE UN ACTOR DE VOZ JAPONES. AMO SU VOZ.
No tengo mucho que decir por lo que no escribo nada de nota jejeje
Los quiero mucho. No se olviden de votar y comentar. Bye.
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